Capitulo 12
— ¿Hola?...
¿ciao? –pregunte recordando como Francesca había hablado en Italiano…de seguro
aquí estaba la otra sirvienta de la cual Alex me había hablado, no la había
visto en todo este tiempo, creo que era hora de conocerla. Lentamente alguien
se incorporo en la cama y vi como apareció… un ángel, así podía describirlo, la
chica era hermosa, tenía su cabello rubio, largo y liso, sus ojos azules como
el cielo y su piel tan blanca como la de un vampiro, sus ojeras eran lo único
que salía de la perfección.
— ¿Hola?
–entrecerró los ojos al verme, se veía sorprendida. Su acento era italiano,
pero por su saludo podía deducir que hablaba español. Se trato de sentar mejor
y volvió a quejarse, era el mismo quejido de antes.
— ¿Estás
bien? –me acerqué bastante rápido para mi sorpresa. Ella marco una sonrisa
triste en sus labios — ¿Estás bien? –llegue a su cama en un segundo. Una leve
risa salió de su boca.
—Eres nueva…
—era como si le hubiera costado hablar –eres linda… —no podía articular palabra
al verla tan débil –mi… —suspiro cansada –mi nombre es Bianca…es tan agradable
ver a otra humana que no sea Francesca –sus ojos brillaban, realmente era
agradable a la vista, notaba que era sincera en lo que decía ¡además tenía un
rostro muy tierno!
— ¿Qué
sucede contigo? ¿Estás enferma? –trato de arreglar su cabello, moviéndolo hacia
atrás. Me quede estática, era todo lo que necesite para entender lo que pasaba
aquí, solo ese movimiento me mostró lo que sucedía.
—Se
alimentan de ti –no pude controlar lo que dije al ver sus marcas en su cuello.
—Si….no es
tan terribles como lo ves…noto que tu aun no has sido marcada ¿de quién
eres?...es la última noche del año, de seguro habrán muchos invitados, sin duda
se pelearan por ti –me quede boca abierta mirándola. No podía articular
palabra, me era imposible. Fue como si me hubieran golpeado muy fuerte en mi
estómago, incluso sentí ganas de vomitar al ver lo que me esperaba –Oh, no
luces nada bien…siéntate –ella trato de alcanzar mi brazo, pero estaba tan
débil que no pudo, fui yo quien se sentó, no supe cómo me pude mover.
— ¿Eres solo
de uno? –mi voz se quebró al decir eso. Sabiendo su respuesta no pude evitar
preguntar.
—Si…el Sr.
Lenardis, es bastante mejor que ser de los guardias, Francesca es de ese tal
John, no me agrada nada, en cambio el Sr. Lenardis es magnífico, de seguro
cuando algún otro vampiro te marque como suya sabrás lo agradable que se
siente…el costo es bastante caro, como puedes notar al verme, pero… —tomo algo
de aire para sacar fuerza, así podía seguir hablando. La mire atónita —…estoy
en lo que se podría decir, tiempo de “vacaciones”…en una recuperación –no dije
nada. No podía decir nada para ser específicos. Mis ojos se llenaron de
lágrimas, la rabia y el rencor crecían más y más en mí.
— ¿Qué edad
tienes? –no tenía idea como podía seguir hablando, pero mis lágrimas no cayeron
de mis ojos. Ridículamente ahora tenía un poco de resentimiento hacia Bianca.
—Tengo
18…estoy aquí hace un año –cada palabra que Bianca decía me dejaba aun más
asombrada –Y bien…dime ¿alguna idea de quien puedes ser? sé que Lady Elizabeth
y Charlotte, que no es nada agradable, están aquí, si conociste a Elizabeth te
debe haber encantado, ella es muy agradable con nosotros los humanos.
—Si las
conocí, tienes razón –mi voz era como de robot, era como si me hubiese puesto
una máscara en el rostro –Dime Bianca, así es tu nombre ¿no? –ella asintió
sonriendo. Parecía un ángel caído, me daba pena verla en tan mal estado — ¿Qué
te dice Al…el Sr. Lenardis? ¿Te va a convertir? –ella hizo una mueca.
—Bueno al
principio no me respondía porque me había traído aquí… —una sonrisa coqueta se
marcó en sus labios –pero el poder de seducción en aquel vampiro es
extraordinario, si no es porque yo soy suya…tendrías mucha suerte en tenerlo
–saqué una sonrisa, manejando mi ira como nunca lo imagine.
—Bianca…ha
sido un placer conocerte, vendré a visitarte en otro momento ¿sí?...antes que
me lleve algún vampiro –ella amplio su sonrisa al escucharme.
—Por favor,
así tengo alguien de mi edad para conversar…un gusto ¿Cómo te llamas?
—Victoria… —me
pare de la cama.
—Eres de
aquí, eso me sorprende, el Sr. Lenardis acostumbra a traer mujeres de Italia,
yo soy de ahí –eso fue otro golpe a mi estomago. Cerré mis ojos un segundo para
controlarme.
—Creo que
alguien quiere algo más exótico ¿no? –Ella asintió con entusiasmo –bien, nos
vemos, come lo que tienes en tu bandeja para que te mejores ¿sí? –mire su
bandeja que estaba intacta. Ella asintió de nuevo –nos vemos, adiós.
—Adiós
Victoria, un gusto conocerte –di media vuelta y me apresure a salir de ahí. Al
cerrar la puerta se me vino el mundo encima.
¿Alex estaba
probando la mercancía para mandarme a donde él quisiera con algún vampiro
extraño?... ¡mierda! ¿Cómo caí en su juego? ¿Cómo era posible que él tuviera a
esa niña en esas condiciones?...ese no podía ser mi futuro, no tengo idea como
deje que esto avanzara tan pronto, pero ahora tenía que salir de aquí como
fuera y hoy, antes que cayera la noche y con ello viniera “la última noche del
año” ahora veía esas palabras desde una perspectiva muy diferente. Era el final
de mi año como una simple humana, luego seria de algún vampiro que me drenaría
de a poco, engañándome con lo que se sintiera en una mordida de ellos.
Corrí hacia
mi habitación, Alex tendría que seguir durmiendo, no había pasado tanto tiempo.
Entré con cuidado y estaba en lo correcto, no se movió ni un poco, estaba
exhausto. Para mi sorpresa me agrado que tuviera otro estilo de vida y que
estar despierto de noche le pesara en estos momentos.
Lo mire con
asco, no sé como deje que él me empezara a…agradar. Era hora de escapar y
pronto, no sé como permití que esto llegara tan lejos.
Pasé al baño de inmediato y puse mi plan en
acción, no tenía idea cómo pero mi mente planeo todo para tener un escape
exitoso, claro…necesitaba mucha suerte en esto y esperaba que alguien allá
arriba en el cielo le hiciera honor a mi nombre y saliera de aquí con una
limpia victoria.
Tomé mi maquillaje y comencé a aplicarlo en
mi cuello. Había visto muy bien esas heridas, las marcas que deja ser mordida
por un vampiro eran horrendas, Francesca y Bianca habían ayudado como evidencia
al estar alimentando a vampiros. No me pude tomar mucho tiempo en hacerlas, ya
que me arriesgaba a que Alex despertara. Mi cuello quedo horrible, estaba
morado como el de las chicas, como si alguien te hubiera tomado una muestra de
sangre de una pésima forma y hubiera dejado morado todo alrededor de unas muy “variables” heridas. Trate de hacer la simulación
de los orificios, pero no salieron nada bien. Rendida fui al guardarropa y me
cambie de atuendo, algo más “sofisticado”
a lo que traía puesto. Unos jeans y una camiseta ajustada color azul fueron mis
aliados. Zapatillas deportivas y una chaqueta, tendría que protegerme del frío
al anochecer. Sabía que iba a estar perdida por horas, Alex había demorado más
de cuarenta minutos poder llegar aquí a una velocidad que era impresionante,
así que no tenía otra opción, era perderse en hectáreas de césped o era
perderse en los colmillos de un vampiro y la ultima realmente no debería ser ni
una opción.
Salí de la
habitación con el cabello suelto, el nuevo cambio de look ayudaría mucho esta
vez. Ni siquiera mire a Alex al escapar de ahí, no lo quería volver a ver en mi
vida. Con sigilo me fui por las
escaleras para llegar al primer piso. Ya mi suerte estaba cambiando, Javier y
Ezequiel no deberían estar de turno en la entrada, siempre que Alex estaba
despierto ellos igual lo estaban, y hoy la fiesta comenzaba de noche, ellos
debían estar descansando, realmente ahora ni siquiera sentía algo por dejarlos,
ellos me ocultaron la verdad desde un principio, aquí nadie era mi aliado.
Mi objetivo
era salir por el lado principal, si alguien quería escapar no sería por la
entrada principal. Tomé aire para ocultar el miedo que estaba acumulando, pero
solo necesite recordar a Bianca para abrir de golpe.
—Hola
chicos… —dije sonriendo. Habían dos vampiros que nunca había visto, eso
ayudaba, ellos no me reconocerían. Ambos al verme fruncieron el ceño.
— ¿Qué haces
aquí? — ¡bingo!...como lo había notado antes todos por aquí me trataban de usted
y estos dos ni les importó si quiera saber mi nombre.
— ¡Vengo a
ver como es el lugar! ¡Es una gran mansión! –mi voz era tan relajada que me
asusté por lo buena actriz que estaba siendo –esto de verdad es merecedor de
vampiros ¿no creen? –ambos se miraron y luego sonrieron.
—Sí que lo
es, el Sr. Lenardis es un gran y poderoso vampiro dentro de nuestra especie… —dijo
el de la derecha. El otro le dio un golpe en el hombro.
— ¡Claro que
lo es!..Si es nuestro gobernador, es como si fuera nuestro…
— ¿Rey?
–concluí yo, aun sorprendida por lo que estos dos estaban diciendo. Me quise
morder la lengua para no seguir sacando información —Pero…no es muy bueno
reteniendo chicas por lo que supe –sonreí y ellos borraron toda muestra de
amabilidad en sus expresiones.
—Ese tema no
se habla —ambos se veían más afectado por el tema de lo que me pude imaginar,
pero ya era mucha pérdida de tiempo.
—Bien…como
sea…tengo que recorrer este lugar –se miraron de reojo, pero levantaron los
hombros quitándole importancia — ¡excelente! –dije poniendo más emoción de la
que se requería. Avance para salir de ahí, pero uno tomo mi hombro izquierdo.
—Tú eres una
proveedora ¿no? –así es como se les llama
pensé de inmediato. Mi corazón latió de miedo, sabía que ellos podían escuchar.
Cerré los ojos un segundo y me voltee a encararlos de nuevo.
— ¡Chicos,
chicos!...—me alejé un poco de ellos –saben que esto es más complicado de lo
que parece…y bueno, ya me han dado una mordida, aunque no me molestaría hacerlo
por ustedes —ambos sonrieron al escucharme –pero debo estar lista para la noche
–saben…Raúl pide mucha sangre en poco tiempo –me arriesgué en nombrarlo, pero
si no les decía que era de alguien estaba segura que esto no iba a resultar.
— ¿Raúl?...pero
si él es el piloto del Sr. Lenardis, nosotros no podemos tener a alguien
personal, a menos que la encontremos por si solos…y la mantengamos -El de la
derecha me miro curioso.
— ¡Por favor
chicos!...saben que Raúl tiene cosas que no debería tener… —ambos se miraron e
hicieron una mueca –la vida no es justa, lo siento y hace poco fui mordida
¡miren! –moví solo un poco mi cabello evitando mostrar las malas copias de
heridas, pero los cardenales estaban muy bien hechos.
—Wow… —dijo
uno haciendo una mueca de dolor –sí que es bruto…claramente la vida no es justa
para ti, aun así han cerrado bien, no hay rastro de olor a sangre –levante los
hombros quitándole importancia –mejor ve a distraerte un poco…pásalo bien –me
voltee de inmediato con una sonrisa, la cual se borro al darle las espalda.
Avance rápido, pero el otro que se mantuvo un poco más callado llego a mi lado.
—Espera… —dijo
tranquilo — ¿sabes? por el lado izquierdo de la casa hay unos pequeños
carritos, este lugar es gigante, el Sr. Lenardis juega golf con sus amigos, así
que lo puedes recorrer en alguno de ellos…así no te cansas más de lo debido –si
no supiera que estos vampiros hacían las cosas que sabía, hubiera suspirado por
la amabilidad de este chico, que no pasaba de los veinte, era demasiado joven.
—Muchas
gracias bombón, quizás nos podemos ver por ahí sin que Raúl se dé cuenta ¿no?
–él sonrió ampliamente. Juro que si hubiera sido humano sus mejillas estarían
sonrojadas.
Desapareció
con una sonrisa y yo me dirigí a donde él me había dicho. Me apresure en
caminar al perderlos de vista. No me tomo mucho tiempo encontrar los carritos,
eso me daría bastante ventaja, había cuatro de ellos y ningún vampiro cerca. Me
subí a uno que tenia la llave puesta, en realidad todos lo tenían. Esto iba a
ser difícil, no sabía manejar.
Prendí el
motor y presione algo abajo que me dejo ahí mismo, lo volví a hacer con el
otro, pero tampoco pude ¡no sabía cómo manejar esto!
—Disculpe ¿Qué
hace aquí? –me quede helada al notar que
un vampiro estaba al frente mío ¿Esta cosa estaba llena de ellos?
—Solo
tratando de manejar esta basura –lo mire muy segura. Tampoco lo reconocía,
suspire de alivio, pero eso él lo interpretó como agotamiento.
—Tus marcas…
—me cubrí “avergonzada” con mi cabello –oh tranquila, mira, yo te enseño, si
quieres te puedo servir de chofer.
—Creo que
solo necesito un tiempo sola…es un mal momento —dije con voz de víctima.
—Ya me lo
imagino –dijo mirando mi cuello de nuevo –bien, mira, este es el acelerador –me
indico con el dedo –y este el freno, estos carritos son muy simples, pero debes
presionar fuerte, ahí estaba tu error, están hecho para fuerza de vampiro,
varios se han roto por lo mismo –sonreí al ver su amabilidad –y luego el
volante y listo…a ver prueba –dijo mientras se alejaba del carrito. Hice lo que
me dijo y funcionó a la perfección.
Avance y mire hacia atrás, aquel vampiro
desconocido me sonreía, parecía orgulloso del producto de su enseñanza. Mire
hacia adelante para ver por dónde iba, claramente ahora veía el motivo de tanto
jardín trasero si Alex ocupada esto de campo de golf. Volví a mirar atrás, pero
el vampiro ya no estaba.
Comencé a
manejar a través de los jardines, no vi ningún vampiro, quizás estaban
descansando o algo por el estilo debido la gran fiesta de hoy. Sin duda hoy era
mi día de suerte.
No paré en
ningún momento, solo manejé en línea recta, ni siquiera podía pensar en algo,
solo miraba hacia el frente y nada más, agradecía que estuviera de día para así
poder ver todo a mí alrededor y no chocar con alguna pileta o algo así.
Me tomó como
unos veinte minutos poder salir de los jardines y llegar a la línea recta del
césped, solo seguí y seguí, nada parecía que me haría parar, aun tenía mi
estomago revuelto por los nervios, pero todo lucia bien. Incluso cuando mire
hacia atrás no vi a nadie que me hiciera pensar en que esto no funcionaria.
Si que era
astuta, esto estaba siendo una victoria limpia y me agradaba, pero luego de
unos minutos mi mente trajo a flote todo lo que había pasado en menos de dos
horas. No podía creer aún que Alex estuviera haciendo todo esto, solo un juego,
me estaba mintiendo exactamente como lo hacía John con Francesca, sin dudas yo
no tenía ninguna ilusión en convertirme en un vampiro y tener que beber sangre,
pero estaba siendo engañada de la misma forma que critiqué a Francesca,
pensando que jamás podría estar en su lugar.
Gracias al
cielo que había encontrado a Bianca, ella de verdad parecía un ángel caído con
todas sus heridas, lucia tan enferma. Alex había traspasado todo límite que me
pude imaginar, pero eso solo ayudó a que yo ahora estuviera aquí, afuera de ese
lugar y escapando de su lado, ser más despreciable y malévolo que pude haber
llegado a conocer.
Esto parecía
ser interminable, no estaba llegando a ningún lugar, solo estaba viendo césped
y más césped, ya había pasado más de una hora, agradecía mi taller en el
colegio relacionado con naturaleza o no hubiera podido saber la hora por el
sol. No veía nada conocido, mi paciencia se estaba acabando, lo único que me
animaba era que iba cómoda en el carrito y que me alejaba cada minuto de Alex.
Estaba observando a todos lados por si veía una casa o alguna carretera, pero
no era más que campo y más campo ¿Cuánto se había demorado realmente Alex en
llegar a la mansión desde la ciudad?....esto no lucia bien y menos cuando mi
querido carrito por arte de magia comenzó a botar humo del motor.
Paré bruscamente,
levantando polvo. Abrí el capo del carrito, no sé para qué hice eso si no era
ninguna experta en mecánica. Mire a todos lados sintiendo como el calor me
estaba matando, no sé cuantos grados hacían, pero parecía como si el sol
estuviera lanzando rayos que se concentraban solo en mí. Luego de agudizar mi
vista note que a un par de metros había un portón, lucia de alambres.
Mis ojos se
fueron del carrito al cerco y del cerco al carrito ¿cuán alto seria el cerco
para saltarlo? Rendida comencé a empujar el carrito desde atrás, era bastante
pesado, pero me lo podía, con todas mis fuerza. Me tomo de nuevo más de lo
pensado llegar al maldito cerco, por fin, completamente sudada llegue a él,
note que estaba electrificado…esto no podía estar bien, ni con la ayuda del
carrito saldría ilesa, pero al ver hacia ambos extremos solo podía ver
kilómetros de cerco, noté que mi mejor opción era dar un muy buen salto desde
el carrito al otro lado. Eso sería maravilloso de ver con mi cero habilidad
gimnasta.
Acerqué el carrito lo más que pude al cerco y
me subí con cuidado a él, no sé cómo me soporto siendo que el techo no era para
nada duro y grueso. Nuevamente miré para todos lados, para ver otra opción,
pero nada, ni siquiera un árbol cerca para treparlo y saltar, así que me di
ánimos pensando que cada vez estaba más lejos de Alex. Respiré hondo
concentrándome como veía antes que lo hacían en los juegos olímpicos y luego
miré los alambres que iban en círculos bastante grandes con púas. Dios…esto iba
a doler, solo tenía que contar y saltar.
Tres, dos, uno, y listo, nada más que eso ¡yo lo podía hacer!...si había llegado hasta
aquí, nada más me pasaría, incluso en la caída de más de dos metros que me
esperaba.
Era ya la
séptima vez que estaba flexionando mis piernas para poder saltar, pero no
podía, me daba miedo, era algo relacionado con sobrevivencia que no me permitía
saltar. Cerré mis ojos tratando de concentrarme de nuevo y solo se vino a mi
mente los ojos de Alex, anoche, cuando me miró tan tierno y dijo algo que no
tuve idea que fue, pero presentía que era lindo ¡pero luego venia la imagen de
Bianca, toda débil y herida!...quizás le dijo lo mismo que a mí. Bien, solo ese
pensamiento hizo que llegara a mí el valor que faltaba.
Flexione mis
piernas por octava vez, respiré profundo y con todo el impulso que pude tomar
salté ¡salté el cerco electrocutado que me podía matar!...y lo que vino después
no fue muy distinto a eso.
Estaba
tendida en el suelo, mientras mis manos se hacían un puño en la tierra por el
dolor en mi espalda, esto se sentía horrible, ni siquiera podía llorar porque
me dolía más. La caída había sido fatal, pero la leve corriente eléctrica que
pasó por mi cuerpo no ayudó en nada. Ni una sola palabra salía de mi cuerpo, el
cual también tenía leves convulsiones…esto había salido peor que quedarme con
Alex, por lo menos Bianca tenía un computador, televisión en su cama y le iban
a dejar almuerzo en su cama…ahora parecía que estar siendo drenada no era nada
comparado con el dolor en mi cuerpo.
Moví mi pierna
un poco, pero eso no ayudó en nada, sino que lo empeoró todo porque una ola de
dolor recorrió mi cuerpo hasta que hizo que mi cabeza doliera, haciendo que mis
ojos rodaran y me desmayara en ese mismo momento.
puxa la niñita cn mala suerte pobrecita... se saco la ctm!!!
ResponderEliminarxD
kajakajakajkjak
el wn del alex es un verdadero manipulador y mentiroso mas encima es ke cm es posible ke le aya mentido asi a vicky sabiendo ke tenia escondida a bianca en otro lugar de la casa... no me lo creo.. despues de todo me desiluciono.. u.u
y yo ke me abia encariñado cn el MIERDA!
u.u
CSM!!
ResponderEliminarcomo odie este cap!! odia a es Bianca odie a Elizabeth y a Alex (aunq presentia q no podia ser cierto o eso qeria creer) odie a todo el mundo y decie con todas mis fuerzas q Victoria saliera de ahí!! esta tan nerviosa (la primera ves crei q almenos había pasado la cerca eléctrica ... pero no, ahora cuando leeo me río )
** intento imaginarme a esta niña(la de la foto) como victoria . pero sólo me recuerda a la película del Aro jajajo ahi estaba un poco rubia no?? xD
**Kathy **
Espero cayera del otro lado, y no la culpo por asustarse, pero hay que ser consientes de que Ale necesita alimentarse y que Viky está ahí por otro motivo.
ResponderEliminar