CAPITULO 15
Estaba
recostada sola en mi cama, ya estaba amaneciendo, o sea que los vampiros se van
a la cama y el vampiro con el cual me interesaba conversar, no estaba a mi
lado, seguía durmiendo en su habitación y sabia… ¡no!...estaba segura que él no
iba a llegar por si solo aquí de nuevo, menos ahora que habíamos hablado mucho
más.
Alex tenía
planeado todo aquello del secuestro, porque me conocía de antes, nunca intento
alimentarse de mí en ese primer momento, pero por lo que él había dicho, no me
daría más información sobre eso. También admitió que sentía algo por mí,
claramente eso me sorprendió, porque nunca pensé, jamás imaginé que él sentiría
algo por mí, asumí que era algo más físico o alguna locura de él, en la cual yo
no estaba poniendo mucha resistencia. Lamentaba haber hablado de las mujeres
que había perdido antes, en su vida, si no hubiera sido por eso quizás ahora él
estaría a mi lado y seguiríamos hablando.
Me revolvía
de un lado a otro en la cama, me era imposible cerrar los ojos y dormirme.
Vencida me puse de pie y salí de mi habitación. Iría a ver un hermoso
espectáculo, era mejor que estar revolviéndose en la cama.
Subí al
tercer piso, donde estaba la piscina y me fui a recostar al sofá, ese lugar me
daba una hermosa vista del amanecer. No podía sacar una estúpida sonrisa de mis
labios, aun seguía confundida, pero me sentía bien, era agradable tener esa
sensación.
— ¿Qué haces
aquí? –Me volteé asustada al notar que no estaba sola –deberías estar
durmiendo.
— ¿Qué haces
tú aquí mejor dicho?...te hace mal estar tanto tiempo despierto Alex –levantó
los hombros quitándole importancia y se sentó a los pies del sofá. Él solo
llevaba puesto su pijama, que consistía en un pantalón azul.
—Digamos que
no estar expuesto ante el sol, hace que sea más fuerte y esto de dormir solo se
haga una rutina.
—Oh…verdad,
recuerdo que dijiste algo sobre no dormir nada –él asintió –eso no te agrada.
—No…te hace
más anormal, aunque requiere un gran gasto estar al sol, hay que alimentarse
regularmente, eso es lo que te va ayudando a sobrevivir, la sangre, ya que tu
corazón no late –sonreí ampliamente a lo que dijo — ¿Por qué sonríes?
— ¿Me estás
dando una clase sobre vampiros? –él miro hacia la ventana. El sol aun no subía.
—Supongo… —dijo
con un suspiro. Se veía preocupado, supe de inmediato lo que sucedía aquí, Alex
por lo que había dicho, en estos años había cambiado a su forma original de
ser.
—Estas así
porque me diste información que no deberías hace un par de horas ¿no? –él me
miro frunciendo el ceño.
— ¿Qué te
hace pensar eso? –su expresión era dura, creo que él deseaba que
específicamente yo lo viera así, jamás había visto que mirara a otra persona de
esta manera, claro…exceptuando a John.
—Porque estas
incomodo a mi lado, se nota… —esquivó mi mirada, llevándola de nuevo a los
cerros que aun escondían al sol.
—Eres muy
perceptiva —reí despacio a lo que dijo. Eso no era cierto, jamás había tenido
esa habilidad de saber que pasaba con las personas a menos que me lo dijeran,
pero con Alex era diferente, si alguien me preguntara el porqué…no podría
responder, no tenía la menor idea.
—Supongo
entonces no está cansado, Sr. Gobernador –se volteó de inmediato a verme.
—Presumo que
quieres saber algo sobre eso igual ¿no?
—Estas en lo
correcto…todo lo que pasó esa noche de año nuevo, fue demasiado confuso, no
entendí nada, tu solo tienes veinticuatro, es imposible que seas…
—Bueno,
realmente no importa que sepas como es todo, si no llevas el anillo –me miró de
soslayo y esquivó mi mirada.
—Sigo sin
querer llevarlo Alex…eso es una locura —se
volteó más bruscamente a ver el sol.
—Te adelanto
que no tienes opción, ese día llegara más temprano que tarde, por las buenas o
por las malas ¿has escuchado? –sonreí, pareciera que no duraba nada un Alex más…tranquilo.
—No te
alteres…y si escuché, pero no opino igual que tu y en eso no puedes interferir,
incluso si me conviertes, es mi decisión a final de cuentas… —suspiró.
—Eso
realmente está fuera de mis prioridades, aceptarás de todas maneras cuando
llegue el momento, te preocupas por mi aunque no lo quieras, lo sé…— ¡maldito!
tenia la razón. Me preocupe bastante en que ese vampiro, llamado Roberto, no
humillara a Alex con mi escape el día de la fiesta.
—Cállate… —mi
vista se fue de nuevo a los ventanales y los primero rayos del sol estaban
apareciendo de una forma maravillosa. No pude evitar sonreír al notarlos –es
perfecto…
—Sí lo es —el tono de Alex estaba diferente, pero no me
fije en él. Seguí mirando hacia el sol por varios minutos, mientras iba
subiendo y subiendo.
— ¿Alex que
sucede si te expones al sol sin tener a alguien para alimentarte?
—Muero… —mi
mirada dejó el amanecer para verlo preocupada, él ya me estaba mirando –esa es
un forma de morir, es bastante cruel si lo piensas, debe ser bastante tiempo
eso sí, sería más rápido si no tienes ni una sola gota de quien alimentarte. Tu
cuerpo se va degenerando de a poco, los vampiros más jóvenes mueren más rápido
de esa forma, no tienen tan buen control con la abstinencia de la sangre –me
quede en silencio por unos segundo. Alex no dejo de mirarme.
— ¿Cuál es
la otra forma? –tragué saliva, esta conversación se estaba poniendo muy oscura.
— ¿Quieres
ver cuáles son tus probabilidades de vencerme? –negué de inmediato, no dije
nada, solo quería la respuesta. Alex suspiro, tenía ese habito últimamente, ya
que para un vampiro un suspiro no tenía el mismo efecto de relajación como para
un humano…supongo –la otra forma de morir es…bueno, sádica, pero no cruel, sale
en los libros que has leído, es cortando…la cabeza –me miró curioso, se notaba
incluso un poco incómodo, bueno, bastante.
—Que
horrible, debes estar seguro que ninguna de esas formas usaré para eliminarte
–sonreí al decirlo, pero el no, parecía como si estuviera recordando algo. Me
preguntaba cuantos recuerdos podía haber en la memoria de Alex.
—Alguien ha
tratado de…¿asesinarte? –una sonrisa se marco de inmediato al escucharme.
—Sí,
varios…pero como ves no ha dado resultado, siempre estoy rodeado de vampiros
que son bastante fieles, ellos cuidan mi espalda cuando lo necesito.
—Pero debes
ser…así, como súper fuerte por tu edad ¿no?
—Sé lo que
quieres saber Victoria, solo te diré que son más años de los que te puedes
imaginar y solo unos poco menos que Elizabeth, ella era la antigua gobernadora…
—Me gusta más
que te nombren como Rey… —una leve risa salió de sus labios…lo quede mirando
sin sonreír, esta vez su risa por primera vez había llegado a sus ojos, jamás
lo había visto así, sus ojos brillaban.
— ¿Qué
sucede?... ¿te has dado cuenta que te nombrarían reina? –eso me trajo de nuevo
a tierra, de donde fuera que estuviera.
—Como sea… —dije
dándole termino a ese tema, ya que yo tendría que ser algo así como su primera
dama — ¿Elizabeth era la antigua gobernadora de tu especie?
—Sí, digamos
que utilizo su única conversión para poder tener a su sucesor, le cuesta mucho
confiar en las personas, claro…contigo, se le dio bastante fácil, ni siquiera
Charlotte obtuvo una Elizabeth amable en bastante tiempo –sonrió levemente, lo
estaba haciendo más seguido de lo que había hecho antes.
—Ella es
genial…me agrada mucho, me hace más fácil estar aquí.
—Supongo que
le agradas…aunque luego de un tiempo volverá a Inglaterra, ella ama Londres –me
acomodé mejor en el sofá –muévete –lo miré confusa, pero me cambié un poco más
al lado. El se recostó, lo miré sorprendida, pero de todas formas me acomode
mejor a su lado, no lo mire eso sí. El sol ya estaba a la mitad.
— ¿Por qué
dijiste algo de su única conversión? –dije recordando las palabras de Alex.
—Solo
podemos convertir a una persona en vampiro, no más, solo se puede hacer esa
conexión una vez… —me senté un poco para verlo.
—Pero tú… —eso
era imposible.
—A menos que
aquella persona o sea el vampiro muera, puedes volver a convertir a alguien otra
vez –me miró sin decir nada más.
— ¿Cuántas
has convertido Alex?... –hice mis manos puño, preparada para el numero.
—Supongo que
menos de las que crees… —esquivó mis ojos y se concentró en el paisaje –te estás
perdiendo el amanecer –tomó mi mano y me hizo recostarme. Tenía razón, era
hermoso ver como el sol salía.
Nos quedamos
así por mucho tiempo, fue agradable hasta que mi cansancio provocó cerrar mis
ojos, pero Alex no se movió ni un poco. Cuando volví a abrirlos, vi que estaba
en mis suaves sabanas, pero estaba solo…Alex nuevamente no había dormido a mi
lado.
Me quede
mirando mi reflejo, luego de haberme duchado y vestido, estaba más arreglada de
lo común en estos días, realmente no me agradaba ver tan hermosa a Charlotte.
El espejo ahora mostraba a una diferente Victoria de hace unas semanas atrás,
lucia diferente, y a pesar que no debería estar feliz, ni siquiera cómoda
sabiendo cómo estaban mis padres, lo hacía, me sentía generalmente bien, a
pesar de sentir esa espina en el corazón por perder a mi familia, pero ya no
había vuelta atrás.
Salí del
baño mientras me arreglaba mi vestido color azul, que había elegido con
bastante cuidado y note que ya estaba anocheciendo, de seguro no había nadie
levantado. Cerré mi puerta tranquila hasta que escuche una muy conocida voz.
—Buenas
noches –me voltee sobresaltada, aun sabiendo que era Alex –Te ves nerviosa.
—No es nada
–puse mis manos en mis espalda, nerviosa al recordar cómo había sido este
amanecer y como había sido el día anterior en realidad. Alex me estaba
mostrando cada vez más de él — ¿Cómo has despertado? –tuve que hablar al notar
la mirada de Alex.
—Bien…pero
ahora —se acercó a mi peligrosamente, acercándose a mi rostro, mientras yo daba
un paso atrás, nerviosa, sus labios pasaron con suavidad por los míos. Mi
corazón se acelero demasiado, pero no alcancé a sentir muchos sus labios,
apenas fue un roce. Lo mire enfadada, no sé que estaba pretendiendo, pero él… ¡él
no era capaz de besarme! Alex me miraba sonriendo —Ahora estoy mucho mejor
–traté de tranquilizar mi mente, así que cerré los ojos y respiré, logrando mi
objetivo.
—Iré a comer –comencé a caminar alejándome de él,
pero llegó a mi lado sin ningún esfuerzo.
—Te
acompañaré —lo miré sorprendida, pero no le dije nada, solo sonreí, aunque
estaba descubriendo que a Alex le gustaba verme comer o besarme luego de comer.
Elizabeth me dijo que la comida luego de ser vampiro sabía asquerosa, aunque
desees comerla, así que supuse que Alex sentía otro sabor en las comidas cuando
me besaba.
Bajamos en
un silencio bastante cómodo, pero me adelante unos pasos para llegar más rápido
a la puerta. La abrí de golpe, ahí estaban mis dos vampiros favoritos.
— ¡Buenas
Noches! –dije animada, ellos me esperaban sonriendo. Saludé a Ezequiel y
Javier, pero ambos se veían un tanto nerviosos, supe de inmediato el motivo — ¿Por
qué están tan tensos?...no es como si Alex les fuera a decir algo por saludarlos
¿cierto Alex? –me giré a verlo. Estaba serio como una piedra, mirándonos.
—Eso es algo
que no sabes Victoria –su voz demostraba que estaba un poco enojado. Rodeé los
ojos y los ignoré.
—Pequeña,
creo que deberías ir a comer –dijo Ezequiel, sonriendo, no se veía tan
preocupado como estaba Javier. Suspiré derrotada, no los quería meter en
problemas con Alex.
—Está bien,
luego volveré –mire a Alex para que siguiéramos, pero él no me miró, solo
miraba a los chicos.
—Iré en unos
segundos, adelántate –mi corazón salto al escucharlo decir eso, miré a los
chicos preocupada, pero ambos me sonrieron, supe de inmediato que lo hacían solo
para no preocuparme.
Salí de ahí
rápidamente, llegue más rápido que nunca a la cocina. No podía creer que Alex
fuera así de posesivo, sabía que ellos nunca iban hacer nada que él no deseara,
Ezequiel y Javier, casi besaban el suelo por donde caminaba Alex y aun no tenía
idea del porque, ningún otro guardia se veía tan cercando a él, era raro, pero
no tenía muchas opciones para descubrir que pasaba, ellos no me dirían nada que
Alex no quisiera revelar y Alex tampoco hablaría.
Mire a todos
lados en la cocina, sin ver a Francesca, pocas veces venia aquí y ella no se
encontraba y cuando eso pasaba siempre entraba a los segundos después de mi
llegada, sin embargo no me preocupé ya que mi atención se fue al constante
ruido que había, era como si golpearan la pared con algo. Me acerqué a la
fuente de origen del sonido, la cocina ahora si se veía demasiado grande, ya
que me costó descubrir que venía de la puerta por donde siempre salía
Francesca. La abrí sin siquiera decir “permiso”….lo que fue un grave, pero grave
error al notar de donde venia aquel ruido.
Era la cama
de Francesca, esta era su habitación y yo tenía fija la mirada en lo que John
estaba siendo, sobre Francesca, el ruido venia del golpe de la cama contra la
pared. Pude ver al mirar el rostro de Francesca que no me notó, porque tenía
sus ojos cerrados, mientras salían leves gritos de su boca al ser penetrada por
John, que estaba completamente desnudo. Lo mire con pánico al notar la escena,
no podía decir que Francesca lo estaba pasando mal, pero me sorprendió demasiado
ver algo así. John me miró y sonrió mostrando sus colmillos, creo que ese fue
la gota que rebalsó el vaso a todo lo que estaba sucediendo.
Cerré la
puerta, tomé una manzana para despistar a Alex y salí corriendo de la cocina,
pero para mi mala suerte, solo al abrir la puerta me encontré con Alex, en
realidad choque contra él.
— ¿Qué te
sucede? –me miró preocupado, pero se quedo en silencio y miró hacia la cocina,
su ceño se frunció de inmediato y note que se estaba irritando.
—Ni se te ocurra…vámonos
por favor, no los molestes –lo empujé con mis manos, tratando de alejarnos,
pero como siempre, era como empujar un muro.
—Te han
incomodado, eso no me gusta, solo lo puedo hacer yo –seguía mirando hacia la
cocina.
—Alex,
vamos…ellos están ocupado, si quieres después pero no ahora…por favor —me miro
y dio un paso hacia atrás, lo que me tranquilizó. Sonreí aliviada.
—Está bien –comencé
a caminar rápido, para que él con su audición anormal, no siguiera escuchando
lo que pasaba en la habitación de al lado.
Llegamos a
la terraza de la casa, ninguno dijo nada, yo no quería que saliera algo de su
boca en este instante, porque sabía que iba a avergonzarme.
—Entonces… —dijo
mientras se apoyaba en la mesa y yo me sentaba, me miraba sonriendo, eso me
daba un mal presentimiento –se podría decir que estamos hablando mientras John
y Francesca están teniendo sexo ¿no? –estaba en lo correcto, un pésimo
presentimiento. Mis mejillas se sonrojaron al instante de escucharlo e imágenes
de lo que vi volvieron a mi mente y me puse aun más roja.
—Alex… —lo
miré enfadada, mientras su sonrisa se ampliaba aun más –hace un minuto estabas
enojado.
—Aun lo
estoy e iré hablar con ella —eso me asustó.
—No, no
puedes, harás que se sienta mal –su mirada solo indicaba que estaba aburrido
escuchándome y que no le importaba lo que yo dijera ¡estúpido!
—Victoria…no
le pago para que se ande revolcando con cada guardia que existe aquí.
— ¡Eso solo
uno!... ¡estas siendo muy machista e injusto! –me puse de pie para tener más
seguridad en esto, sabía que iba a ser difícil.
—Claro que
no es injusto…y está bien es solo John, pero no le pago para eso, además te
alteró –esquivó mi mirada y solo por un segundo sentí ternura por lo que dijo al
final, pero luego se me quitó.
—Alex…no
puedes ser así, tú me alteras a cada segundo con tus comentarios que me
avergüenzan.
—Eso
terminara en un fututo muy cercano, no te preocupes, es porque eres virgen,
encuentras todo con el triple de importancia que en realidad tiene…pero no te
preocupes –marco esa sonrisa coqueta que me hacia confundir en las cosas que
decía o pensaba —…yo me encargare de que te tomes todo con mucha tranquilidad
–roja, ahora si estaba aun más roja que antes, un rojo fosforescente,
nuevamente no sabía si ese color existía.
— ¡Alex
basta! –me volteé enojada, todo lo que decía lo hacía apropósito para
avergonzarme.
—Victoria —su
tono de voz había cambiado, estaba más seductor de lo normal y ahora pasaba su
dedo índice por mi cuello que estaba expuesto, bajando por mi hombro derecho.
Solo eso basto para que mi corazón se acelerara — ¿ves? –Dijo cerca de mi oído
–no me tomará mucho tiempo –noté a lo que se refería y me enojé aun más por su
confianza. Me dirigí caminando rápido hacia adentro. Estaba realmente más
alterable de lo común y debo ser lo bastante honesta para decir que era porque
¡él me frustraba!...siempre provocando y sin hacer nada, sobre todo ayer cuando
solo me tentaba pero nunca me besó.
Solo tuve
que tener ese pensamiento para notar lo mal que estaba, me estaba dejando llevar
demasiado por Alex.
–Espera –dijo tomando mi vestido desde atrás y
haciendo que retroceda –no sacas nada con enojarte, así no me manipularás
jamás, así que te conviene buscar alguna otra estrategia…ya no eres una niña
Victoria —tenía mi vista fija hacia adelante, mientras escuchaba su voz en mi oído.
—Cállate –traté de avanzar de nuevo, pero como
siempre, solo él decidía cuando me iba o me quedaba. Esta vez me acercó
bastante hasta chocar con su cuerpo, sentí como sus labios estaban en mi
cuello, respiré profundo por la sorpresa. Subió con cuidado hasta llegar a mi
oído.
—No tienes
porque enojarte porque tengo razón —ahora podía sentir su nariz por la parte
superior de mi oreja.
—Solo me
quieres matar —de verdad él quería hacerme eso y no lo decía solo por el hecho
que me quería convertir en una vampiro, donde sería una muerta andante, sino
que él quería que mi corazón explotara por su culpa, que mi respiración no fuera
capaz de sostener mi cuerpo….él me estaba matando.
—Mmm….
–pocas veces lo había escuchado decir “mmm” y me encantaba, salía desde su
cuerpo, tan profundo que me hacía temblar y él lo notó porque rodeó mi cintura
con su mano –aun así hablaré con Francesca –no estaba consciente y ahora no me
importaba lo que hiciera con ella, solo estaba concentrada en su mano en mi
cuerpo ¡Odiaba que tuviera tanto poder en mi! aun así no era capaz de decir
nada — ¿recuerdas la expresión Francesca hace un rato?
— ¡Alex! –me
traté de mover, pero él no me dejó. Sin poder evitarlo traje esas imágenes a mi
mente.
—Bien, será
mucho mejor entre nosotros –me quede helada, siempre que él hablaba de esas
cosas hacia que me cohibiera por completo, Alex tenia cero pudor –ya verás que
será completamente natural.
—Cállate,
por favor —escuché su risa en mi oído. De un movimiento Alex me hizo quedar al
frente de él, viéndolo claramente. Sonreía, sus colmillos se veían y como ya me
era costumbre, no causaban miedo, ni un poco.
—Ven conmigo
–tomó mi mano e hizo que entráramos, no tenía idea a dónde íbamos, pero luego
de unos segundos descubrí su objetivo…Francesca.
—No lo hagas
–dije deteniéndome, pero él solo me miró y me hizo seguir caminando, entrando a
la cocina. Francesca estaba ordenando y limpiando el lugar.
—Francesca… —dijo
Alex, sobresaltándola y haciendo que volteara a vernos.
—Sr.
Lenardis –su sonrisa era siempre amable, me estaba sintiendo mal por todo esto,
era mi culpa. No debí haber dejado solo a Alex con Javier y Ezequiel. Alex soltó
mi mano y dio unos pasos hacia adelante, mientras yo sentía que me hacia
pequeñita.
—Seré
directo, sabes que no me gustan los rodeos…llevas años trabajando para mí
–Francesca frunció el ceño, de seguro estaba confundida, más si él no le
hablaba en su idioma –solo por eso no te despido — ¡Porque ahora Alex no
hablaba en Italiano!... ¿es que acaso quería que me enterara lo que le decía?
—Yo… —ella
iba a continuar, pero Alex levantó la mano, haciéndola callar, ella asintió y
obedeció a la orden de Alex.
—No quiero
volver a saber que estas involucrándote con John en tu horario de trabajo, y
menos quiero saber que alguien abrió la puerta y te descubrió…. –la mirada de
Francesca pasó de inmediato hacia a mí, la esquivé al segundo de contacto —¿se
ha entendido? –de soslayo noté que ella asintió, mientras sus mejillas se teñían
de rojo.
Salí antes
que Alex de ahí, él se tomó unos segundos adentro para luego salir de ahí.
—No puedo
creer lo que le has hecho, no es tu problema lo que Francesca haga con su vida
Alex –él solo siguió caminando sin hacerme caso, lo que me ofendió bastante — ¿Supuestamente
no te eligieron de gobernador por ser sabio y justo y un montón de mentiras más?
–se giró de inmediato.
—Victoria,
no me gusta ni como me estás hablando ni tampoco que los empleados hagan lo que
se les apetezca bajo mi techo.
— ¡Debes ser
justo!...y no lo estás haciendo ¡oh gran gobernador! –dije sarcásticamente, él
no estaba cumpliendo su papel, por el cual fue elegido.
—Victoria,
cuidado… —me miró intensamente, pero esta era una mirada furiosa, sin embargo,
con el tiempo esas miradas no estaban causando el mismo efecto que el de antes.
—Alexander
Lenardis, si tanto dices ser un buen gobernador, te toca a alguien más a quien
humillar –de inmediato mis palabra causaron confusión en él.
— ¿A qué te
refieres? –sonreí triunfadora.
—Que tener
sexo no se hace de a uno, falta que hables con John, él también estaba en esa
cama, y estas siendo muy injusto al solo regañar a Francesca –él iba a decir
algo en contra, pero ya no estábamos solos. Elizabeth caminó tan delicadamente
hacia nosotros, lucia casual, con unos jeans y una blusa blanca, su cabello
entre canoso y rubio lo llevaba suelto esta vez, le llegaba hasta los hombros,
lucia fantástica, se veía, aun vestida así, muy importante, creo que lucir así
se lleva por dentro, exactamente como Elizabeth, ella no necesita ropa cara o
cosas por el estilo para llamar la atención cuando entra a un salón.
— ¿Qué
sucede aquí? –nos miró sonriendo, como si todo esto le causara gracia. Iba a
hablar, pero Alex se adelantó.
—Nada, no
sucede nada y no tienes porque entrometerte –me miró advirtiéndome que no
dijera nada.
—Supongo que
crees que no tengo tan buena audición como tu ¿no? –Alex rodó los ojos. Había
sido descubierto, de seguro ella hizo aquella pregunta solo por cortesía y no
parecer una imprudente –Alex, solo te diré que dos cabezas piensan mejor que
una y que nuestra pequeña Viky, está haciendo su trabajo –llegó a mi lado y
dejó su mano en mi hombro. Podía decía oficialmente que le había ganado a
Alexander Lenardis.
—No tienes
porque meterte en estos problemas –se defendió Alex, mientras su mirada iba
entre Elizabeth y yo.
—Claro que
puedo, soy parte del consejo, que esta para ayudarte en tus decisiones, y
también sabes que tengo otros dos motivos que me respaldan para decirte lo que
debes hacer, ahora…sal con Viky y haz las cosas como se deben.
— ¿Qué?
–dije mirándola. No tenia porque ser partícipe del regaño a John, ese vampiro
ya me odiaba bastante como para aumentar ese sentimiento por mí.
—Está bien
–Alex me miró sonriendo sarcásticamente, al notar que en su caída, no había ido
solo –vamos… —comenzó a caminar hacia la puerta y tuve que seguirlo, ya que
también Elizabeth me había dado un leve empujón.
Javier y
Ezequiel me miraron sonriendo, creo que me daban animo, de seguro habían
escuchado todo, pero presentía que igual les sorprendía que me dejaran salir más
allá de lo que conocía, por mi último intento de escape.
Caminaba
unos pasos detrás de Alex, mientras el no decía nada, lo más probable era que
estuviera enojado, porque termine ganándole, sin embargo su enojo no duró
mucho, ya que se detuvo en seco haciendo que chocara contra él por el brusco
movimiento que no alcancé a esquivar.
—Tenias
razón –me miró serio –dos son culpables aquí y solo me centré en una parte del
problema –evite sonreír al notar que había aceptado su derrota.
—Generalmente
tengo la razón, el problema es que no te acostumbras –orgullosa seguí
caminando, aunque no tenía idea a dónde íbamos, porque ya estábamos fuera del portón
principal de la mansión.
—Veo que
tendremos bastante problemas si mantienes esa actitud… —ahora caminaba a mi
lado, pero su mirada estaba ahora en dirección hacia las estrellas. Decidí que
mejor el tema de quien tenía o no tenía razón debía quedar en el pasado, ya que
algo más vino a mi mente en ese mismo momento.
—Alex… ¿a qué
se refería Elizabeth a que estaba haciendo mi trabajo? –una sonrisa se marcó en
sus labios al escucharme.
—Sabia que
eso no se te iba a escapar…—suspiró y su atención cayó sobre mi –como mi futura
compañera, tu labor también es de consejera, al igual como los integrantes del
consejo, pero a mayor escala, ellos no pueden llegar al nivel de percepción que
tengo contigo –mi corazón se aceleró al instante de escuchar aquello y él lo
notó –no te emociones, eso no significa que haré lo que se te ocurra porque si
eso fuera así, no estarías aquí –no me importaba lo que dijera, como era Alex
de seguro lo estaba haciendo para mantenerse seguro con que yo pensara que era
inferior a él o algo por el estilo.
—Eso me
gusta…
—No lo veas
como un beneficio —lo miré confundida —ya verás porque, se te culpará por
algunas cosas, no te debe afectar, nunca todos están felices –levantó los
hombros quitándole importancia. Seguí caminando con la mirada hacia el suelo,
esto era demasiada responsabilidad –te recomiendo que no sigas pensando en eso
–Alex me dio un leve codazo para llamar mi atención, no pude evitar sonreír al
verlo.
—Supongo que
no tengo porque, aun no pasa nada –sonreí con suficiencia, Alex no dijo nada.
Seguimos en silencio por unos segundos, hasta que recordé de nuevo lo que dijo
Elizabeth –oye… ¿y porque Elizabeth es especial y te puede decir lo que hacer?
–de inmediato él se sintió incomodo, lo noté por la posición de sus hombros, se
tensó de inmediato.
—Como dije,
Elizabeth habla demás…bien, lo que sucede es que ella es parte del consejo…y
como también sabes es mi creadora –asentí a lo que decía –Elizabeth era la
antigua gobernadora –mis ojos se abrieron como platos a la sorpresa –si, bien,
ella fue convertida por Raúl hace ya muchos años y cuando él se retiró…quedo
ella, ambos son parte del consejo ahora, todos los gobernadores son parte del
consejo cuando se retiran.
— ¿Hace
cuanto que ella se retiro?
—Unos 170
años… —mi boca se abrió al saber que ya tenía una pista de su edad, realmente
no me importaba, para mi él tenia veinticuatro y con sus actitudes no
demostraba demasiada diferencia, pero aun así, me gustaba molestarlo.
—Dios, si
que eres viejo –él frunció el ceño, sabía que eso le molestaba, claramente él
no tenía idea que a mí me daba lo mismo.
—No tanto, además…
—se quedó sin decir nada –en fin, por eso ella tiene cierto poder sobre mí.
—Si crees
que soy estúpida estas equivocado, la razón del consejo la dio Elizabeth y ella
dijo que faltaban dos más, me has dado solo una ¿Cuál es la otra? no te dejaré
tranquilo hasta que me lo digas o mejor,
le diré a Elizabeth que me diga.
— ¡Bien! –Negó con la cabeza, lucia bastante derrotado
–Elizabeth, además de ser mi creadora y parte del consejo…ella es mi…madre
–bien, eso jamás, pero nunca en mi vida o en mi un mundo paralelo pensé
escuchar aquello. Ni siquiera pude seguir caminando, me quede parada mirando a
Alex, que también paró y se giro un poco para verme –no hay mucho de que
sorprenderse.
— ¡Estas
mintiendo!....ella tiene acento ingles Alex.
—Lleva
bastantes años viviendo en Londres, es solo por eso, pero ella es Italiana — ¡esto
era una verdadera locura! ¿Cómo su madre fue capaz de hacerle eso? –No tengo
nada que decir, ella ha sido una gran madre y nunca le he reprochado algo
–tragué saliva, al notar que sabía lo que estaba pensando, de seguro mi cara lo
decía todo. Su mirada lucia incomoda, me llamó la atención aquello y no me
agradó, él estaba nervioso diciéndome todo esto, así que preferí ayudarlo.
—Alex…eso
quiere decir que ¿tu mamá puede estar teniendo sexo con Raúl en este instante? —
¡Ja!...no dejaría que me avergonzara cuando él quisiera, esta era mi venganza.
—Muy
graciosa…muy graciosa —a mi pesar, ni siquiera se enojó, solo curvo un poco sus
labios formando una leve sonrisa. Pero aunque no lo quisiera yo si estaba entre
un estado de confusión y enojo con Elizabeth, aun no entendía como ella le hizo
esto a Alex, no le veía el lado positivo a ser vampiro ahora que conocía a más
de uno, vivir por una eternidad, donde podías estar completamente solo, me
parecía que había sido lo más egoísta que pudo haber hecho, Elizabeth que era
su madre.
—Bien… —dijo
Alex trayéndome de nuevo a tierra –deberás subir sobre mí de nuevo.
— ¿Qué? ¿Por
qué? –él se acercó más a mí, sin evitar ponerme nerviosa esquivé su mirada.
—Porque yo
lo digo y porque debemos ir donde John y eso no es muy cerca…para ti…ahora —puso
una manos en mi cintura –arriba —lo miré un segundo y sonreí nerviosa.
Como la
ultima vez no se me hizo difícil subir a sus caderas, quede cómodamente entre
sus brazos y acomode mi cabeza en su cuello. Alex olía increíble, me gustaba, no
sé si era su perfume o su olor natural.
Comenzó a
correr a una velocidad increíble, mientras mantenía mis ojos cerrados, pasó más
de uno dos o tres minutos cuando se detuvo.
—Hemos
llegado —me bajó con cuidado y abrí mis ojos. Al frente de nosotros habían
varias casas, todas iguales y algunas mantenían sus luces prendidas.
— ¿Aquí
viven los guardias? –pregunté asombrada, ahora veía que era bastante favorable
trabajar para Alex después de todo, te daba todo lo que necesitabas.
—Si…todos,
este es su lugar cuando terminan su turno –comenzó a caminar hacia las casas,
lo seguí sin titubear. A pesar que no me gustaba que John me odiara aun más
porque me daba más desconfianza de la que ya le tenía, debía admitir que verlo
humillado y regañado me animaba bastante.
— ¿También
provees a los guardias? –“proveer” ahora en mi vida tenía un significado
completamente diferente; quería saber si Alex también se encargaba de que
tuvieran una humano de quien los guardias pudieran alimentarse.
—Claro que
no, sería un gasto enorme, además que no es como si los humanos se ofrezcan
fácilmente, para eso tendríamos que revelar nuestra existencia y eso está
completamente fuera de nuestras leyes, es algo que sabrás más adelante.
— ¿Entonces
de quienes se alimentan?
—Lo hacen
como todos los vampiros en el mundo, solo buscan, muerden y se van, tener una
humano voluntariamente es un privilegio que algunos se dan, lo que me hace
sospechar que eso es lo que quiere John de Francesca, estas en lo correcto
sobre sus malas intenciones, pero no puedo hacer nada, es su vida –él levantó
los hombros haciendo que no tuviera tanta importancia.
—Pero él…él
estaba en la cama con Francesca, eso es importante ¿estás diciendo que aun así
él está jugando con ella? –un leve ardor comenzó en mi cabeza debido a la rabia
que se estaba formando al darme cuenta que John no se rendía nunca, solo quería
utilizar a Francesca.
—Si…seducción,
así es como se conquista a un proveedor, pero no me agrada que esa proveedora
sea Francesca, su trabajo se tornaría mediocre por la pérdida de sangre a largo
plazo.
— ¿Solo por
eso? –enarqué una ceja al notar lo que decía Alex, no podía creer que ni
siquiera se preocupara por la vida y estado de salud de Francesca.
—Claro, es
solo una humano, y no te sientas identificada con aquello, ya te dije que es
diferente en tu caso –era imposible que él pensara de esa manera.
—Aun así está
mal Alex, son personas, no es como si fueran un objeto.
—Lo son para
nosotros, es como…una bebida para ti, dudo que te preocupes de lastimar una
botella al abrirla ¿no?
— ¡Alex! –Él
me miró sin ninguna preocupación a mi enfado –tu igual fuiste humano.
—Eso fue
hace mucho tiempo y está en el pasado, olvidado…eso te lo aseguro.
—Suenas como
si de verdad hicieras mucho esfuerzo para olvidar aquello ¿no?
—No hablaré
de ese tema contigo y menos aquí donde hay más de una decena de vampiros quizás
escuchándonos…así que controla tu boca por un momento.
— ¡Me da lo
mismo que…!
—Victoria —ahora
si estaba enfadado, su voz me fue intimidante. Esquivé su mirada y me calle, no
tenía otra opción.
Llegamos en
silencio hacia la puerta de una de las casas, era una de las que estaba más
atrás. La luz estaba prendida y Alex ni siquiera tuvo que tocar para que
saliera nuestro objetivo de ahí…aunque como lo hizo si fue realmente
sorprendente.
—Sr.
Lenardis –John se apoyó en la puerta, mientras tenia puesto solo su ropa
interior, unos bóxer…mire hacia otro lado de inmediato.
—John —Alex
se veía molesto por la particular vestimenta de John. Me miró y luego habló
–tienes menos de tres segundos para vestirte apropiadamente –él involucrado
asintió y desapareció. Alex me miro serio en todo el momento.
— ¿Qué?
–susurré, pero no alcanzó a responder cuando ya había vuelto John con
pantalones y una camiseta.
—Señor ¿A qué
debo su real presencia? –estaba segura de que John era del tipo rebelde, no tenía
idea porque Alex lo mantenía, tenía que ser muy bueno en lo que hacía, ya que
siempre tenía esa actitud arrogante con él. John me dio una rápida mirada la
cual esquivé de inmediato, él de verdad me intimidaba, mucho, pero mucho más
que Alex.
—John ¿tiene
alguna apuesta? –la expresión de Alex era de completo enfado, con John lo
miramos confundidos por su pregunta.
— ¿A qué se
refiere?
—Hablo sobre
si tienes alguna apuesta con alguien para ver que tan rápido estas despedido,
porque si quieres te puedo ayudar a ganar y te saco de aquí de inmediato.
—No sé de qué
habla, su actitud conmigo está siendo injustificada –el ambiente se torno tenso
de un segundo a otro. Se sabía que John estaba al tanto de todo.
—Creo que
sabes muy bien sobre que hablo, has desobedecido mis órdenes y sabes que eso no
lo soporto –John solo me miro a mí, ¿creería que no le iba a decir a Alex lo
que vi?...bueno, no lo iba a ser, él me había descubierto, pero mi odio hacia
John no era un secreto, él pudo haber deducido lo que iba a pasar.
—No me he
alimentado de ella, he seguido las ordenes –ahora John ya no estaba apoyado en
el marco de la puerta, se había puesto rígido, mirando casi con enfado a Alex.
— ¿Crees que
no conozco a los de tu clase?
—Eso no se
aplica a mí, pero dudo que no conozca “esa” clase, siendo que usted está dentro
de ella –me miró dos segundos para luego mirar a Alex. ¿A qué se refería con
“esa clase”?
—Cuidado
chico…no juegues conmigo, lo sabes bien –“chico” era algo bizarro ver a un hombre
de veinticuatro llamar así a otro que lucía de unos treinta más o menos,
claramente Alex era mayor que John, como vampiro.
—No estoy
jugando con Francesca… —solo con mirarlo se notaba que mentía. ¡Como lo odiaba!
—Escúchame
bien John porque esta es la última oportunidad que te daré, no quiero saber que
te andas revolcando con mi empleada bajo mi techo, no quiero que tu actitud
arrogante siga o si no serás despedido y sabes que eso no te conviene para nada
¿ha quedado claro? –John frunció los labios, lleno de rabia, pero asintió –eso
es todo.
Alex tomó mi
mano y nos hizo salir de ahí, miré hacia atrás y John aun seguía en la puerta
de su casa, eso fue incómodo y escalofriante.
Ninguno de
los dos dijo algo al alejarnos de los guardias, creo que Alex estaba cuidando
que nadie supiera nada de lo que habláramos.
—Bien, ahí está,
los dos han sido regañados… —me miró sonriendo. Noté que no soltaba mi mano, eso
fue agradable.
—John…es
especial ¿no? Porque aun lo mantienes aquí siendo que es muy desagradable
–soltó un suspiro, como si estuviera cansado.
—No es eso,
con John jamás había tenido un problema, no me interesaba que hiciera con
Francesca, pero desde que te proclamaste como su nueva defensora…he notado otra
perspectiva, Francesca puede bajar su rendimiento –bufé sin poder evitarlo, lo
que decía Alex era mentira.
—Estas
mintiendo, lo más probable que esto tenga que ver con Bianca ¿no?
— ¿Ella?...no
sé porque la traes a colación, ella debió quedar en tu olvido –sonreí al notar
que yo estaba en lo correcto. No decía que Alex podía tener una preocupación
sentimental, pero hasta un vampiro siente remordimiento y haber dejado en tan
mal estado a Bianca tenía que pesarle en su conciencia de alguna manera, y
cuando yo defendí a Francesca la primera vez, de seguro le trajo a su mente
aquella chica, que había perdido hasta la cordura por él, quien no fue capaz de
saber cuándo parar de alimentarse de ella….y bien, luego ella no supo cuando
dejar de alimentar a los demás.
—Alex, no
tienes que mentirme, lo sé, tienes cargo de conciencia, además Francesca por lo
que supongo lleva años trabajando para ti, es imposible que no sientas algo de
cariño y preocupación por ella, al igual como lo sientes por Ezequiel, Javier, Raúl…no
me lo puedes negar –cuando termine de hablar, él solo estallo en risas,
soltando mi mano.
—Creo que
has pasado demasiado tiempo sola Victoria ¿tanto me extrañas por las noches?
— ¡¿Qué?!....eso
¡eso es mentira! además no estamos hablando de aquello, así que no trates de
cambiar el tema –con una amplia sonrisa Alex me quedó mirando, mientras ahora
caminaba de espalda hacia adelante, quedando al frente mío.
—No te
preocupes, poco faltara para que compartas mi habitación, donde serás una más
de nuestra especie y serás completamente mía –me confundí a lo que decía, sabia
cual era sus propósitos conmigo, cosa que se le estaba haciendo mucho más fácil
cada día, sin embargo, jamás había dicho una fecha o algo por el estilo.
— ¿A qué te
refieres? –dejo de caminar, para quedar al lado mío, ya no estaba sonriente.
—A que al
final de este mes, serás mía, tendrás que ser convertida y pasar por el rito de
unión para ser mi compañera de por vida… —me detuve en seco –y espero que no
hagas un gran drama ahora porque sabias lo que te esperaba –no pude evitar que
mi corazón latiera con rapidez y esta vez podía decir segura que no era por
emoción o por Alex.
— ¿Cuándo?
–mi mirada quedo fija en el suelo.
—En unos
veinte días, esta todo preparado, será en Italia….te dije que ese anillo lo
usarías por las buenas o por las malas –todo mi ánimo llego hasta mis pies, yo
no me quería convertir en un vampiro, quería seguir con mi vida, vivir de
verdad, incluso tener una familia, para luego envejecer…pero ahora solo me
quedaban veinte días donde podría seguir sintiendo el latido de mi corazón.
wuau 20 dias???
ResponderEliminarno puede ser...u.u
y justo cuando se estaba ganando la confianza de ella... xq el es asi??
ke le icieron???
u.u
la niña q comenta allá riba me cae mal, siempre tiene algo malo q decir de mi Gatito ...
ResponderEliminar*Kathy*
Jajaja, el rebelde de John en paños menos... que esperabas Vittoria?!
ResponderEliminar*Anapi*
No puede hace eso... bueno, sí pero no así.....
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