Capitulo 13
— ¡Vittoria! —parecía como si alguien me hablara desde muy
lejos, a metros de distancia. Sentí unas frías manos en mi rostro, lo que me
agradó bastante porque sentía que estaba a mil grados de temperatura provocando
que cada sensación de dolor se sintiera mas fuerte; luego todo se convirtió en
insultos y gritos que no podía entender ya que estaban italiano, por el tono de
voz sabia que todo lo que estuvieran hablando eran insultos.
Hubo un
silencio repentino, no sentí nada por varios segundos, hasta que las frías
manos tomaron mi mentón e hicieron que abriera mi boca, un liquido espeso y extraño
se comenzó a aglomerar en ella.
— ¡Traga! –eso lo pude escuchar claramente y
sin pensarlo lo tragué, estuve varios segundos así, no sabía qué era lo que
estaba tomando, pero de un momento a otro me volví a perder en la inconsciencia.
Me removí un
poco y sentí de inmediato como si a mi cuerpo le hubieran dado muchos golpes,
pero no era ni parecido al dolor que sentí antes. Abrí los ojos perezosamente y
sentí de inmediato que estaba en una cama….demonios, tenia grabada la sensación
de las sabanas de la cama en la mansión de Alex que hicieron que no me tomara
nada de tiempo saber donde me encontraba.
Mire a todos
lados y estaba todo bajo la oscuridad, una leve luz iluminaba tenuemente la
habitación, supuse que era la lámpara, al voltearme lo comprobé.
—No pienses
que después de esto tendré un poco de confianza en ti –me senté en un segundo
en la cama, me sorprendió mi movimiento por el dolor que tenía hace unos
momentos había desaparecido. Alex estaba al frente de la cama, su imagen me
tomo desprevenida, parecía hace mucho tiempo que no veía lo maravilloso que
era, más cuando ahora vestía elegantemente. Estaba de traje, color negro, con
una camisa blanca, sin corbata y su cabello lucia mas desordenado de lo
habitual. Lucia importante y poderoso, la misma percepción de siempre, pero
ahora su mirada hacia mí era de odio, se veía claramente.
—Eso va para
ti igual –mi voz salió ronca y tenía un sabor raro en mi boca lo que me hizo
hacer una mueca.
—No me
importan tus motivos…solo te diré que si querías que esto empeorara, lo has
conseguido…pero esta noche te tendrás que presentar ante todos como lo tenía
planeado… ¡no puedo creer lo que me haces pasar justo hoy!...cuando tengo a la
mitad de vampiros más importantes en mi sala ¡esperando! –lo miré con odio por
sus palabras, recordé de inmediato porque escape de aquí.
— ¡No me
interesa que ellos vean la mercancía Alex! ¡No seré la proveedora de nadie!
–bien, su expresión me tomo desprevenida, ya que todo el odio se fue y me quedó
mirando sorprendido.
— ¿Qué has
dicho Victoria? –su voz demostraba lo sorprendido que estaba. Me senté mejor,
porque cada vez tenía más fuerza.
— ¡Claro!...no
seré como Bianca, así que dile a tus famosos vampiros que no tendrán mi sangre
por nada en el mundo.
— ¿Bianca?
¿Cuándo la viste? ¿Hoy? –di un paso hacia mí, pero me trate de alejar desde la
cama. Alex entrecerró los ojos al ver mi reacción — ¡Javier! –gritó en dirección
a la puerta. Javier llegó de inmediato, estaba cerca –No tengo tiempo para
estas tonterías…como Ezequiel no te quiere ver porque está muy enojado contigo
—dijo mirándome— Javier accedió a ayudarte en tu vestimenta, estarás lista y
luego bajaras con nosotros, no quiero ver ninguna escena abajo ¿has escuchado?
–esquivé su mirada. Me sorprendió lo que dijo de Ezequiel — ¡te he preguntado
si me has escuchado! –lo mire con ira ¡se le hacía tan fácil hacerme enojar!
— ¡Si
escuche Sr. Lenardis, maldito mentiroso y….y…sádico vampiro! –Alex me miro
enojado al escucharme. Cerró los ojos parecía que estaba contando hasta diez.
Me miró y sus labios estaban tan presionados que solo parecía una línea.
—No tengo
tiempo para esto –solo dijo eso y desapareció. Me quede recostada mientras
Javier se acercaba a mí, lo miré y él tenía una expresión fría hacia mí.
Perfecto
—Genial…ahora
yo soy la mala en todo esto –salí de la cama y fui al baño. Para mi sorpresa el
dolor casi ni se notaba, me sentía bastante bien, solo tuvieron que pasar
segundos luego de despertar, por lo visto la caída no fue tan mala como
pensé…aunque el dolor fue demasiado como para dejarme inconsciente.
Me duche con
rapidez sacando las marcas de mi cuello y me seque el cabello. Salí y Javier me
llevó al guardarropa sin decir nada. El vestido de esta noche estaba listo, era
plateado, bastante lindo, era entero nuevamente, pero mis hombros y espaldas
quedarían al descubierto. A nivel de mi pecho parecía que tuviera diamantes
blancos incrustados por todo el borde, mientras que luego iba cayendo a través
del vestido hasta mis caderas, de ahí la caída era hermosa, parecía de
princesa, pero no tan voluminoso. Me puse mi ropa interior, esta vez tenía un
sujetador, uno hermoso que mágicamente no se notaba con el vestido puesto.
Javier me ayudo en todo, sin decir ni una sola palabra, hasta que al final volvió a aprender el arte del
habla.
—Tus pies
–tenia los zapatos en las manos, eran de taco y eran color plateado igual, me
gustaba este color, no era fuerte…sino neutro.
— ¿Solo
porque él lo dice soy la mala? –Javier me miró y movió los zapatos. Rodeé los ojos
y metí mis pies ahí. Me miré al espejo y Javier desapareció en unos segundos
para luego volver con una silla.
—Siéntate
–lo hice y el comenzó a arreglar mi cabello, esta vez iba todo tomado.
—Muy
estratégico mostrar el cuello ¿no?...eso tienta ¿a Alex le pagan por esto?
–Javier suspiro audiblemente.
—Creo que no
es conveniente que sigas hablando ¿sí?...solo quedas como una estúpida –rodeé
los ojos al escucharlo.
—Para
ustedes los humanos son estúpidos ¿no?...puedes hacer lo que se les frunza con
ellos ¡pensé que estábamos empezando a ser amigos Javier! –me volteé a verlo,
pero él me indico con la mano que volviera a mi posición inicial.
—Yo igual
pensé lo mismo…pero tus actos de hoy demostraron que eso no es cierto, Ezequiel
ni siquiera te quiere ver.
— ¡Porque
sigo siendo la mala en todo esto! ¡Ustedes no me iba ayudar, adoran a Alex!
–mis ojos estaban empezando a llenarse de lágrimas.
—Si vas a
llorar y ser una débil hazlo ahora…porque luego te tengo que maquillar –mi
mordida se tensó y pasé mis manos por mis ojos, evitando que cayera alguna lágrimas
por todo esto –y si, nosotros somos muy fieles al Sr. Lenardis, pero por lo
menos pudiste recurrir a nosotros para saber lo que de verdad estaba pasando
–rodeé los ojos.
—Como si
fuera muy fácil contactarse con ustedes.
—Se te hizo
bastante fácil poder escapar de aquí ¿no?....eso le costó el trabajo a buenos
amigos de nosotros, amigos que no se encuentran fácilmente y amigos que
claramente tu no tendrás –después de lo que me dijo, no pude articular palabra,
lo del final había dolido.
Javier
terminó de arreglar mi cabello y luego mi maquillaje que siempre tenía un
estilo natural, no le tomó nada en terminar de hacerlo.
—Estas
lista…por lo menos no tengas esa cara abajo, hay mucha gente interesada en
conocerte, así que se mujercita para esto, exactamente como fuiste para
escaparte –se alejó de mi y no pude quedarme callada. Me puse de pie y levante
la voz al hablarle.
—Esto no es
nada fácil ¿sabes? ¡Alex me secuestra, dice que me quiere convertir y lueg…
— ¡Victoria!
–era la primera vez que Javier me llamaba así y era la primera vez que me
levantaba el tono –en este lugar no encontraras ningún vampiro que haya querido
ser convertido por su voluntad…pero todos nos adaptamos, porque eso es lo que
hay que hacer ¡deja de sentir autocompasión! –después de decir eso desapareció.
Fruncí mi labio inferior haciendo un puchero, pero solo por Javier no me puse a
llorar ahí mismo, él se enojaría más si arruinaba su trabajo.
Me miré al
espejo antes de salir y solo pude ver en el reflejo alguien que no era yo. Me
sentía digna a una chica que estaba secuestrada. Rápidamente ahora escondí la
cajetilla completa de cigarrillos en mi vestido, necesitaba más de uno.
Me fui a la
puerta de la habitación lista para tener que bajar y se expuesta para que
cualquier vampiro me tomara e hiciera lo que quisiera conmigo. Abrí la puerta y
se escuchaban a lo lejos murmullos, de seguro había muchas personas abajo,
según lo que dijeron los otros vampiros, Alex era un estilo de gobernador, era
adecuado que la “exposición” de humanos se realizara aquí.
Di un paso
hacia la luz del final del pasillo, donde me encontraría con las escaleras que
me llevarían a mi final, pero no pude. Me fui hacia el camino contrario, tenía
que hacer algo antes de bajar a mi perdición. Me apresuré en llegar al otro
extremo de la casa antes que un ejército de vampiros saliera en mi búsqueda.
Encontré la habitación que necesitaba en un par de minutos, abrí la puerta,
pero no estaba lo que buscaba…no había rastro de Bianca.
Entré a la
habitación, ahí estaba su televisión, el computador, incluso había una bandeja
en la cama con una nueva porción de comida que no había sido tocada. No había
nada que importara aquí. Rendida salí de ahí y me fui hacia las escaleras, pero
al doblar al pasillo que me llevaba a las escaleras por el lado contrario al
que salía usualmente, me encontré a cierta persona mirándome sonriente. Solo de
ver a alguien sonriéndome me dieron ganas de llorar.
— ¿Algo que
decir Elizabeth? –ella lucia fantástica, esta vez llevaba un vestido largo,
rojo oscuro, intenso, que se apegaba a su cuerpo. Ella amplio su sonrisa.
—Solamente
que envidio como te queda ese vestido…te ves preciosa, Alex no tiene que mirar
a otra persona que no seas tú cuando bajes las escaleras… —bufé a lo que dijo.
—No tengo
planes de relacionarme con Alex ni siquiera en un mundo paralelo –la miré
curiosa a cómo iba a reaccionar, ella de seguro era fiel defensora de su casi
hijo.
—Ya verás
que todo se arreglará Viky, de todas formas no te preocupes, esta noche es tu
noche para brillar –fruncí el ceño al escucharla, todos hablaban como si fuera
tan normal lo que iba a ocurrir.
— ¿Qué tiene
de especial la noche donde todos los vampiros casi apuestan por humanos para
que sean sus proveedores? –salió un pequeño grito ahogado de la boca de
Elizabeth.
—Querida
¿Dónde has escuchado eso?...Dios…estamos yendo a una fiesta muy diferente si es
así…eso no ocurre en nuestra especie… ¡Dios!...Alex me dijo que amabas los
libros sobre nosotros, pero ni siquiera eso había llegado a mis oídos ¿han
inventado algo así?
— ¿Inventado?
–mis ojos se abrieron a la sorpresa de lo que decía –Bianca me dijo todo…
— ¿La niña
loca obsesionada con Alex que estaba atrás? – ¿niña loca? ¿Obsesionada? eso no
era posible, Bianca se veía muy cuerda –Oh…aquí hasta Francesca estará en
problemas, ella había tenido tanto cuidado de que no la descubrieras –su
expresión se sorprendió a un más un segundo después –por eso estabas hoy en la
mañana en mi cuarto… —negó con su cabeza –Cariño…tendrás mucho que hablar con
Alex, hoy luego de todo…o mañana –la miré curiosa.
— ¿Por qué
nadie me dice nada?...siempre hacen que le saque todo a Alex, pero él jamás
dice nada tampoco –una amable sonrisa se marcó en sus labios nuevamente,
haciendo que leves arrugas se marcaran en su piel, lo que la hacían ver aun más
bella, si es que eso fuera posible.
—Lo supe
desde que te vi…eres un poco lenta en deducir otras cosas, tu mente es muy
estratégica, piensas en lo que necesitas y lo obtienes, hoy lo demostraste…pero
con Alex…bueno, es muy especial…más ahora, antes era más accesible…solo te diré
que es diferente.
—Sé a lo que
se refiere, leí sus diarios…él era tierno y preocupado, me basto leer un poco
de sus diarios para enterarme.
— ¿Los
leíste? –en su voz se mostró la sorpresa. Asentí.
—No
mucho…solo algo de una Vanesa, leí que perdió a dos mujeres…una más de la lista
supongo –una cantarina y relajada risa salía de su boca.
—Pequeña…tienes
mucho que saber, ahora… —me mostró su mano y la estiró, exponiendo el hermoso
anillo que Alex me había regalado la noche anterior.
— ¿Cómo
pudo…? –dije sorprendida. Volvió a reír.
—Lo vi en la
mente de Alex, está muy perturbado así que bloquear sus pensamientos no es su
principal objetivo y te vi a ti sin el…toma –lo puso en mi dedo y me sonrió
–ahora, solo te daré un pista Viky….si nadie te dice nada –la mire fijo a lo
que estaba diciendo –es para que crees una relación con Alex y no le
temas…aunque eso no sucede contigo ¿no? –pasó su mano por mi mejilla
amorosamente –pero es para que converses mas con él y…otra pista que te doy es
que aquí no se venden proveedoras, Alex no lo permitiría…todo humano que ayuda
en la alimentación permanente de un vampiro lo hace voluntariamente, pero si entras
no sales…y mi querida –tomó mi mano con el anillo –tú no eres una proveedora…ni
nunca lo serás, recuerda que esta noche es para ti, al última noche de este
año, de tu año… —demasiada información para ser solo pistas, pero eso solo
quiso que me revelara más y más cosas –ahora…basta de conversaciones aburridas
y ve a conquistar a esos vampiros y vampiras, recuerda que no tienes porque
sentirte mal, todos hemos sido humanos…¿sí? –Asentí y ella se acercó y me dio
un beso en la mejilla –suerte –dijo eso desapareciendo.
Ahora estaba
más confundida que hace cinco minutos. No entendía porque esta era mi noche y
lo de Bianca me perturbó demasiado, pero no sabría nada hasta hablar con Alex,
eso me recordó que mejor me ponía a caminar antes que se preguntaran donde
estaba.
Corrí para
llegar al final del pasillo, había música clásica, de seguro había toda una
orquesta, esto parecía ser importante. Asomé mi cabeza y note que estaba todo
decorado con colores oscuros, estaba hermoso, unas preciosas y gruesas cintas
adornaban la escalera, eran color rojo vino, se veía espectacular y solo había
visto la escalera.
Respiré
profundo y recordé lo que dijo Elizabeth, todos habían sido humanos alguna vez
y no me tenía que sentir mal. Claro, excluyendo la parte donde me podían drenar
a su antojo porque eran más fuerte, rápidos y quien sabe que otra habilidad
tenían. Boté el aire y me armé de valor. Comencé a caminar hasta llevar al
centro, o sea las escaleras. No sé porque, pero todas las conversaciones
pararon y las miradas se concentraron en mi…Dios santo ¡esto era peor de lo que
me hubiera imaginado! ¡Había mucha gente!...me iba a poner histérica como me
pasó con Elizabeth y Charlotte. Busqué rápidamente solo unos ojos que me podían
tranquilizar en estos momentos y los encontré al final de la escalera.
—Alex… —me salió
en un suspiro. Él tenia un sonrisa levemente marcada en sus labios y su
expresión se veía suave, pero solo pasaron unos segundos para que me volviera a
mirar enojado, o peor…con odio, a como me había mirado cuando desperté hace un
tiempo atrás. Esta iba a ser una noche muy, pero muy larga.
Alex llegó a
mi lado en menos de un segundo, su expresión me demostraba lo enojado que
estaba conmigo, siendo que aquí yo no era la culpable de nada. Miré a nuestro
alrededor y todos, pero cuando digo todos, es hasta la planta de la esquina
estaba dirigida hacia nosotros, esto era ridículo, demasiada atención en una
simple humana.
— ¿Qué
esta…? –Alex solo me negó con la cabeza haciendo que me callara y se dirigió a
los demás.
—Ella es
Victoria Guzmán…prontamente un miembro más en la familia Lenardis –mi boca se
abrió ¡¿Qué había dicho?! Todos aplaudieron con sonrisas en sus labios.
Alex me miró y llevó su mano a mi cuello para
acercarme más a él. Sus labios estaban solo a milímetros de los míos, no me
importo ni un poco estar rodeada de vampiros, como siempre él tenía cierto
poder sobre mí.
Unió
nuestros labios, pero este beso no era nada en comparación a los otros, era
frió y podía sentir lo molesto que estaba Alex conmigo, no respondí a tal beso.
Se separo de mí a los pocos segundos y su mordida estaba tensa. Esquivé su
mirada, sintiéndome asqueada por aquel beso. Comencé a bajar sin esperarlo, no
me importaba tener que estar rodeada de vampiros, era preferible que estar a su
lado.
De inmediato
al llegar abajo Elizabeth llego a mí y
tomó mi brazo mientras me regalaba otra de esas sonrisas amables que ella tenía.
Agradecí un millón su gesto, ya que varios vampiros se vinieron a mi lado y me
saludaron a lo cual solo respondí a todos “un gusto en conocerlo” con una
sonrisa cortés.
Estaba llena
de vampiros la casa, para cada lugar que iba había gente que me saludaba y me
conversaba como si fuéramos íntimos amigos, debo decir que agradecía que
Elizabeth fuera vampiro, porque cada vez que alguien se nos acercaba,
presionaba con mucha fuerza su brazo, ella solo sonría a mi reacción.
—Entonces… ¿Cómo
te has lo has tomado? –una hermosa
vampiro, se veía como de unos veinticinco años. Su expresión estaba mezclada
con preocupación — ¿todo esto del mundo vampiro? tu aun sigues siendo humana, debe
ser difícil.
—Sí, lo es,
pero creo que me estoy adaptando –o no tenía otra opción esa era mi respuesta.
—Oímos que
había problemas contigo en el atardecer ¿te sientes mejor? –no tenía idea si se
había sabido mi escape frustrado.
—Claro…por
eso estoy aquí –sonreí nerviosa.
—Y
hermosa…te ves increíble –sentí como mis mejillas se sonrojaban, no era como si
recibiera este tipo de halagos muy seguido.
Quería
escapar de aquí, además no veía Alex en
ningún lado y ya había pasado mucho tiempo, me preguntaba dónde podía estar.
Con Elizabeth ya estábamos un poco aburridas de que nos interceptarán en cada
paso que dábamos, lo podía notar por las miradas que me daba.
—Entonces… —ahora
fue un hombre mayor que venía a hablarnos, su cabello era negro y era de
contextura gruesa — Alex te ha elegido específicamente a ti ¿no? –miré a
Elizabeth nerviosa. La actitud de ese hombre no era ni un poco amable.
—Eso es lo
que he dicho, Roberto –me quede helada al escuchar la voz de Alex a mi espalda.
No me voltee a verlo, solo como me estaba acostumbrando en este último tiempo,
sonreía amablemente a todos.
—Pero
escuche rumores que no la puedes controlar –su voz era burlona y miraba a Alex
como si tuviera una trampa lista para él. Eso no me agradó ni un poco –tanto
que hasta escapó de tu lado –no era necesario ver el rostro de Alex para saber
lo enojado que tenía que estar. Todos se voltearon a ver el espectáculo. Estaba
claro, era un secreto a voces. No me gusto que haya expuesto así a Alex.
—Aun sigo
aquí ¿no? –mi respiración comenzó a acelerarse porque me estaba enojando –y ese
no es un problema donde usted este invitado ¿no le parece? –la expresión de
Roberto era tanto de desprecio hacia mí como de ira.
—Deberías
controlar la boca de tu humana –sentí como Alex se ubicó a mi lado.
—No debo porque,
cuando tiene razón en lo que dice –por lo que notaba Alex no estaba
acostumbrado a que lo retaran de esa forma, porque no le importaba nada que
estuviera rodeado de sus propios invitados. Así que no sé de donde salió esta
actitud de mi parte, pero ya había arruinado bastante la fiesta hace un momento
como para que por mi culpa empeorara.
—Bueno…todo
ha quedado claro, espero Sr. Roberto que pase un agradable momento ya que
pronto será medianoche –le sonreí amablemente. Él frunció el ceño al ver mi
actitud y me sonrió falsamente.
—Que tengan
una agradable velada –rendido Roberto se alejó. Sentí como Elizabeth presionaba
mi brazo, la miré y me observaba bastante emocionada, supuse que mi forma de
afrontar esta incómoda situación había sido exitosa.
Mire a Alex
para ver su reacción pero ni siquiera me miró, solo dio media vuelta y se alejo
de nosotras.
—Necesito
aire –miré a Elizabeth y ella asintió. Solté su brazo y me apresure a salir de
entre la multitud por la puerta trasera. Pude notar antes de salir que solo
faltaban cinco minutos para las doce.
Llegué a
fuera y di un gran suspiro, eso me relajo un poco. Mire a todos lados y estaba
desierta la terraza. Metí mi mano por debajo de mi vestido y saque mi preciada
cajetilla de cigarros. Saque rápidamente uno y me quede con él en la mano, sin
hacer ningún movimiento al notar algo.
— ¡Diablos!...no
tengo fuego –susurré cansada de mi mala suerte. Me senté en una de las sillas
que me gustaban tanto, rendidos. Miré hacia los jardines y recordé de inmediato
cuando me estaba escapando, no pude evitar sacar una sonrisa, le había ganado
de cierta forma a Alex y a un montón de vampiros.
— ¿Recordando
grandes hazañas? –miré a mi acompañante que se sentaba al frente mío.
—No lo puedo
evitar Raúl, siento haberte metido en el problema…
—Oh, no te
preocupes…toma –lo miré y saco un encendedor, sin pensarlo dos veces acerqué mi
cigarrillo y le di una larga sorbida, para luego botar el humo.
—No sabes cómo
me has ayudado en este momento –nuevamente sorbí el cigarro como si fuera el
mayor de mis tesoros.
—A veces
fumo…solo para recordar viejos tiempos, ya de vampiro no sientes mucha
diferencia en el efecto que hace el cigarro, pero aun sientes el sabor –lo
quede mirando sonriendo.
—Elizabeth y
tu son geniales…ningún ha reprochado nada…ha sido un largo día.
—Me lo
imagino y no tenemos nada que decir Viky –me gusto que él me llamara así —…ese
es un problema entre Alex y tú, aunque la perdida de los chicos fue triste,
ellos no se querían ir –al escucharlo me sentí mal por los vampiros que
amablemente me habían ofrecido su ayuda y había hecho que los despidiera.
—Quizás pueda
hablar con Alex –él sonrió, como si fuera lo que quería escuchar.
—Claro que
puedes…de verdad no se lo merecían, trabajar para Alex te da una paga que no
encuentras en otro lado.
—Bueno…trataré,
no me dirige la palabra, así que supongo que para él es un estilo de castigo
–levante los hombros mientras nuevamente sorbía de mi cigarrillo.
—Bien Srta.
Victoria, le dejo mi encendedor, no fumes demasiado –casi le arrebate el
encendedor de metal y él se despidió con un beso en mi mano. Raúl era un
coqueto sin dudas –iré a dar los abrazos correspondientes, ya falta solo un
minuto para las doce –asentí y el desapareció.
Me puse de
pie y decidí caminar, no quería estar cerca de toda esa celebración de
vampiros. No me podía imaginar cómo lo estaban pasando mis padres, quizás ni
siquiera habían celebrado, pensando que estaba muerta, arrojada en algún río,
porque claramente supieron que alguien me había llevado, no me tomo mucho
tiempo poder ver que Alex había destrozado la casa solo para hacer más notorio
todo.
Llegué a un
estilo de pequeño laberinto, lo había notado cuando escape, pero claramente no
me detuve a ver de qué se trataba. Iba con mi cigarro, me sentía mucho más
relajada, iba caminando hasta que encontré el centro y escuché como gritaban de
alegría en la mansión al ser ya el año 2011. Me acerqué a la banca que había y
me senté, había una linda pileta.
—Feliz año
nuevo Viky –me dije. Levanté la mirada y la luna estaba gigante, todo era
perfecto para una linda noche.
—Espero que
no estés tratando de escapar de nuevo –escuché su voz y arroje el cigarro a la
pileta, no le quedaba casi nada así que no me dolió tirarlo.
—Deberías
estar adentro Alex… —mi voz sonaba tranquila o eso quería para que no me
descubriera que estaba haciendo algo en contra de sus reglas. Escondí la
cajetilla bajo mi vestido.
—Victoria,
soy un vampiro, sé a kilómetros de distancia que estas fumando –suspiré
rendida, a Alex no le podía esconder nada, eso no me gustaba. Todos necesitan
sus secretos –no te culpo eso sí, ha sido un largo día, más con tu estúpido
escape que solo me hizo perder el tiempo.
— ¿Qué no
tienes que ir a dar abrazos? –se sentó a mi lado y saco la cajetilla de donde
estaba provocando que me exaltara. Para mi sorpresa, sacó un cigarrillo y
estiró su mano. Le pase el encendedor rodando los ojos. Lo prendió y le dio una
larga sorbida.
—Nunca será
como cuando lo fumas siendo un humano –botó el humo y el cigarro, pero aun así
no me devolvió la cajetilla –ahora…Elizabeth me dijo que tienes una muy, pero
muy buena explicación para lo que paso hoy…comienza –ni siquiera me miraba, su
vista solo iba hacia la pileta. Suspiré tratando de concentrarme para hacer una
buena narración de los hechos.
—Bien…hoy en
la mañana me levanté antes porque no tenía sueño, me encontré a Francesca y la
seguí, llegué a donde una tal Bianca.
— ¿Hermosa
con rostro de ángel? –tomé aire para su muy subjetiva opinión sobre ella, ahora
me parecía demasiado flaca con cara de muerta.
—Ella, la
encontré muy débil, tenia recientes marcas de mordidas, le costaba respirar –miré
a Alex pero él no tenía ninguna expresión –entonces me dijo que aquí, en la
noche casi se hacia una venta de humanos para abastecer a los vampiros con
sangre, dijo que ella era tuya…—mi mordida se tenso al recordar eso –y que…y
que algún vampiro me iba a marcar como de él, fue lo que necesité para hacer
las marcas en mi cuello…y engañar a aquellos vampiros…que Alex, de verdad,
ellos no pueden perder sus trabajos, no es justo…ellos fueron muy amables
conmigo.
—No les pago
para que sean amables Victoria –su único comentario fue ese. Rodeé los ojos,
quizás aun era muy pronto para pedirle aquello.
—En fin, me
escape, hasta que quise saltar el cerco…y quede tendida en el suelo, hasta que
llegaste tu…creo –ahí me miró de inmediato.
— ¡Claro que
llegue yo!...estabas muy mal herida, no sé como habrás saltado, pero tu
habilidad física apesta Victoria, tuve que darte de mi sangre para que sanaras,
quizás como estarías ahora si no lo hubiera hecho –me encogí donde estaba
sentada.
— ¡Qué asco
Alex! ¿Cómo me diste eso? ¡Qué asco!...
—Estas
siendo melodramática, estoy seguro que recuerdas como fue, es un sabor raro,
pero no malo.
—Aun así…
— ¡Aun así
estarías muerta si no te lo hubiera dado! ¡Es un verdadero milagro que
funcionara tan rápido y pudieras asistir a la velada de hoy!
—Como si me
importara… —mire hacia el césped —tienes cosas que explicarme Alex ¿Cómo es que
pronto me llamaré Victoria Lenardis? –volví a mirarlo.
—Si te
hubieras quedado, si quizás por tu mente pasara la idea de preguntar todo lo
que Bianca dijo, te lo hubiera comentado antes, pero creo que…tú no tienes nada
de paciencia o un poco de inteligencia, al salir así como así de aquí…no
entiendes nada –miré atónita a lo que dijo. No era como si pudiera llegar a
cualquier persona y preguntarle qué rayos pasaba, estaba secuestrada. Siempre
lo único que salía de la boca de Alex a mi eran insultos.
—Tú no eres
capaz de entender a nadie Sr. Lenardis, por eso esta solo… —me puse de pie para
irme. Había sido un día verdaderamente agotador como para soportar que mi
cabeza explotara ahora –Feliz año nuevo a todo esto…tú ganas, haré lo que
quieras.
No lo miré y
me alejé de su lado. Ahora podía ver mejor mi situación, estaba secuestrada, no
tenía porque tener una vida placentera ahora, solo tenía que aceptar lo que se
me dijera. Había tratado de escapar y no había resultado, había tratado de
comprender a Alex y tampoco había funcionado, esto no daría resultado de
ninguna manera, esa era la verdad.
Me aleje del
laberinto y me fui hacia la mansión. Ahora había música y todos estaban
bastantes enfocados en pasar un buen momento. Cautelosamente escape de las
salas principales y subí al segundo piso. Me fui a cambiar pijama, pero no tenía
nada de sueño, así que me dirigí al tercer piso. Ahí estaría todo tranquilo y
como supuse así fue.
Me senté en
el sofá al lado de todos los ventanales y me quedé ahí recostada, mirando como
las estrellas brillaban una más que otras. Estaba verdaderamente perdida y
sentía como si mi corazón se estuviera apagando, ya ni siquiera tenía fuerzas
como para pelear con Alex. Tendría que convertirme en una más de sus empleados,
empezar a soportar que todas mis preguntas quedarían sin respuesta. Alex ni
siquiera me dio una explicación a lo de Bianca, así que supuse que todo lo que
ella dijo no era cierta, pero tampoco todo había sido una mentira.
Oh!!!! ke triste, Vicky no te des por vencida... mira ke ese idiota se tendra ke arrepentir de todo, porque si seras la señora lenardis significa ke seras su pareja, y las parejas se hacen de a 2... no permitas ke su mal humor te aga cambiar de parecer, mañana sera un nuevo dia :)
ResponderEliminarDios, lo que pasa por omitir información.
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