CAPITULO 4
Estaba
sentada en la cama, mirando a todos lados cuidadosamente, esta habitación sin
dudas era la más hermosa que había visto en
mi vida, tenía mis colores favoritos en ella y los diseños en negros, le
daban un toque rudo, me gustaba. Viendo todo esto desde la perspectiva de ser
prisionera de un vampiro loco, que aun no me explicaba porque justo me había
tocado a mi ser su ¿Qué era de él en realidad? O que iba a ser mejor dicho.
Alex se
había ido hace más de un hora y yo no había querido salir de la habitación y me
había quedado sentada, sin hacer ni un movimiento, solo mi mente estaba
trabajando a un porcentaje nunca antes visto, había decidido que yo era
bastante inteligente como para salir de aquí, pero desde hace una hora no se me
había ocurrido nada, aunque probablemente tenía que escapar de esta habitación
para ver a que me enfrentaba.
Cansada me
puse de pie y me dirigí a la puerta, por donde había salido Alex, pero me
detuve, antes me atreví a abrir otra puerta que estaba un poco más alejada de
la del baño, así que retrocedí y lentamente mi mano fue hacia ella y la abrí.
Me quedé boca abierta mirando aquella
habitación, bueno, mejor dicho guardarropa, había muchas prendas y cuando digo
mucha, es porque el año tendría tener más de 365 días para poder utilizar toda
la ropa que había ahí. Entré de golpe y comencé a verla, no lo podía creer, mis
colores favoritos, ropa que me encantaba, era como si yo misma hubiera ido por
ella, era como haber traído una tienda a
esta habitación, pero con la diferencia que estaba todo muy ordenado, cada
prenda estaba doblada y ubicada sobre el estante, eran tres y estaban
iluminados, las luces venían desde atrás. En la parte más baja de las paredes había
gavetas delgadas de color gris, de un material extraño, como terciopelo color
gris. Abrí una que estaba a mi lado y un collar de plata salió a lucirse, ahí
note que las gavetas estaba con moldes adentro para lo que contenían, volví a
tocar el collar y me aseguré que era de un material que no conocía, claramente
no era plata.
Seguí
abriendo los cajones, mis ojos se abrían más y más al ver lo que contenían,
pero luego de ver todo supe cómo estaba clasificado su orden. En la primera
fila de cada pared, los cajones tenían joyas, las cuales nunca ocuparía porque no
era una chica de joyas. Luego la segunda tenía otro estilo de joyas, más
normales, artesanales, las cuales me encantaron; la tercera tenia ropa interior
y debo decir que no me gustó, porque era bastante atrevida, aunque habían otras
que eran normales, pero aun así me incomodó verlas porque me hizo recordar lo
que dijo Alex sobre tener que dormir con él, eso no iba a pasar y me ponía
nerviosa pensar que él deseaba eso de mi.
La cuarta
fila, tenia algunos pijamas, me alegré al verlos porque no quería usar otra vez
ese mini vestido que no me cubría como yo quería, pero me desilusioné al ver
que eran del mismo estilo o peor, no quise seguir viendo. La última fila era la
que tenía cosas impresionantes y con eso quiero decir que tenía ropa que haría
brillar los ojos de cualquier chica, incluso los míos. Tenía vestidos, pero no
cualquier vestido, sino que eran de etiqueta, como para cenas importantes y
cosas así, cada uno de ellos hacia que me sacara un suspiro, eran hermosos y
estaban todos ordenados con mucho cuidado, como estaban el resto de las cosas.
Salí
abrumada de la habitación, incluso me dio calor por la emoción, así que fui
abrir una ventana, pero no pude, seguí tratando con las otras tres, pero tampoco
abrían. Estaban selladas, me empiné un poco para ver y se notaban que las
habían sellado recientemente. Alex idiota ¿habrá pensado que me lanzaría de
este piso? por lo que notaba estaba en el segundo y tenía la sospecha que había
por lo menos otro más.
Más decidida y con mis objetivos claros salí
de la habitación y asomé solo mi cabeza, miré a todos lados, pero reinaba el
silencio, por lo que avancé. La habitación estaba ubicada a la mitad de un
largo pasillo, así que decidí a la suerte a donde iba y me giré hacia la
derecha, avancé lentamente mirando a mi alrededor, habían otras puertas y
cuadros, presentía que nunca llegaría a ninguna parte, pero cuando mis esperanzas
se estaban acabando, llegué de seguro al lado frontal de la mansión, porque
había una hermosa escalera justo al medio, miré al frente y ahí estaba la
entrada para otro pasillo, pero decidí que no quería seguir conociendo tanto el
lugar. Pronto escaparía, no quería seguir conociendo el lugar.
Baje
rápidamente mirando a todos lados, no había nadie y ahí estaba la puerta, libre
de toda guardia así que me apresuré lo más que pude y pues mis manos en cada
manilla que había y presioné para abrirlas, lo hice con bastante agilidad.
Al notar que
en la entrada había un hermoso jardín decidí dar un paso hacia delante para
salir corriendo y poder escapar. Sin embargo dos hombres, extremadamente altos,
uno con el cabello rasurado y el otro con el cabello más largo, se voltearon a
verme. Bien, no eran hombres, eran dos vampiros y se notaba por su piel y ojos
negros, vestían de traje, ambos de color negro… ¿eran alguna imitación de los
hombres de negro?
—Yo-yo… —no
sé cómo me salió la voz, pero no sirvió de nada, ya que tartamudeé.
—Srta.
Victoria ¿necesita algo? –uno me regaló una sonrisa amable, que no me hizo
sentir más cómoda porque me mostró sus colmillos, en cambio el otro me seguía
mirando serio.
—Mmm…nada —dije
nerviosa, mi corazón latía más que antes con Alex, no sabía que tan malos
podían ser estos vampiros, pero mi pensamiento fue interrumpido cuando el
vampiro más serio, con facciones más duras en su rostro y cabello rasurado.
—Nosotros
somos los guardias que resguardan la entrada, dos de varios así que no intente
salir, el Sr. Lenardis nos dio la orden de que usted todavía no está autorizada
a recorrer el territorio exterior –su voz era ruda y no me agradaba. Fruncí el
ceño, enojada.
—Bueno, para
tu información, el señor Lenardis, no es mi dueño.
—Aquí sí –me
miraba enojado, no sé si le había desagradado o él era así.
—Ezequiel, no
trates así a la Srta. –el vampiro que me había sonreído antes, le dio un suave
golpe en el brazo, para luego mirarme y sonreírme. Él era lindo, tenía su cabello
un tanto largo, lo llevaba amarrado. Era agradable que comparación con el otro
–no se preocupe, el es así, pero tiene razón, no podemos dejarla salir, lo
siento –este vampiro me caería bien, sin dudas.
—No te
preocupes, gracias –le sonreí y luego hubo un momento incomodo de silencio, así
que mejor me retiraba –bien, nos vemos por ahí –el vampiro simpático que no sabía
su nombre asintió, mientras que el otro solo se volteó. Cerré la puerta y miré
a mí alrededor, esta casa era demasiado grande para que fuera de mi agrado.
Caminé sin rumbo hacia el lado derecho,
mirando los colores, que para ser la mansión de un vampiro, no eran oscuros.
Las paredes eran de un color blanco invierno; cada rincón que observaba era
hermoso, pero yo quería estar en mi casa, con mis padres.
Avancé por
la gigante sala que tenia, con un plasma descomunal, me tenté a prender la
televisión y saber que estaba pasando en el resto del mundo, pero mi ánimo
había bajado tanto que solo seguí caminado, hasta que mi atención se fue a una
chica que salió de una puerta. Ella llevaba un uniforme, de seguro era parte de
la servidumbre de Alex.
Sonreí al
verla, era joven, no alcanzaba a tener más de treinta años, su cabello era
rubio y era bastante blanca, pero tenía un brillo en los ojos color verdes que
decían que no era vampiro, es más, según Alex, ella ni sabia para quien trabajaba
realmente.
— ¡Hola! –le
grité un poco porque no me había notado. Se detuvo con la bandeja que llevaba
sobre sus manos y me miró sonriente.
—Ciao –mi
sonrisa se borró, yo le decía hola y ella me decía ¿chao? este iba hacer un
infierno. La miré enojada y me volteé, mejor volví a donde debí quedarme, en la
habitación.
Comencé a
caminar muy rápido, casi a correr por el lugar para alcanzar las escaleras,
pero antes de doblar hacia ella, algo me hizo detener en seco y retroceder unos
pasos, al lado de un mueble de madera había un preciado teléfono. Corrí hacia
este, lo tomé y escuché que tenia tono ¡estaba buena! Marqué rápidamente el
numero de mi casa, pero una mujer con voz de robot me dijo “Este número ha sido bloqueado por el usuario” casi rompí el
teléfono en mis manos, pero luego se me ocurrió algo más, llamar a la policía,
marqué rápidamente el número, pero antes que mi corazón latiera de emoción
escuche a la misma mujer con voz de robot “Este
número ha sido bloqueado por el usuario”…. ¡infeliz! Alex era un maldito.
Antes que
mis esperanzas se fueran por completo, comencé a marcar todos los números que
conocía, pero todos decían lo mismo ¿Cómo fui tan ingenua en creer que el sería
tan descuidado de dejarme un teléfono? Mi rabia comenzó a crecer en mi cuerpo
hasta que solo quería estrangular y gritarle a alguien, mejor si ese alguien
era Alex.
— ¡Maldito
hijo de…!
— ¿De qué? –Me
voltee dejando colgando el teléfono — ¿tratando de llamar a alguien Victoria?
–me miró sonriendo, no pude decirle nada, su llegada me tomo desprevenida — ¿Crees
que soy idiota? –asentí. Podía estar muy asustada, pero él era un idiota. Alex
rodó los ojos.
— ¿Q-que
haces aquí? –lo que me había dicho hace horas atrás, me había dejado asustada,
así que pensaba que de un momento a otro él me iba a atacar.
—Vine a
buscar unas cosas, creo que has conocido a mis guaridas, Ezequiel y Javier –Javier
era el vampiro simpático. No le respondí nada — ¿no me hablaras? –ya más
tranquila, solo le negué y seguí caminado, dejándolo solo, pero su mano tomó mi
brazo con mucha fuerza.
— ¡Auch! –lo
miré tratando de que con solo eso me soltara, pero él lucia bastante enojado.
—Una de las
cosas que más odio, es que me dejen hablando solo o que no me respondan lo que
quiero –eso me dio una idea, si no podía escapar era mejor que él me eliminara
y si lo hacía enojar mucho, no importa lo que doliera, él podía matarme.
Decidida no le respondí nada — ¿es alguna técnica de escape? –cero respuesta,
su agarre fue más fuerte, pero luego de unos segundos me soltó –no quiero
marcarte con algún cardenal –miré mi brazo y estaba normal. Lo mire curiosa ¿él
no me quería hacer daño? –No me gustan tener productos defectuosos –mi boca se
entreabrió para decirle algo, pero me lo guardé –volveré en un tiempo más, no
puedes salir afuera, Ezequiel ya te lo dijo –sin decir nada más se fue,
bastante rápido.
Fui a la
habitación, cansada de todo esto, quería desaparecer, sentía como si mi cuerpo
pesara una tonelada y que cada paso me costaba una eternidad realizarlo. Al
llegar cerré la puerta y decidí que no quería luz, era hora de tener
autocompasión por mi vida. Cerré las gigantes cortinas de los ventanales y todo
se oscureció bastante. Fui directo a la cama y me arrojé sobre ella, mientras
que no paso mucho para que mi cuerpo se relajara y comenzara a sentir los
efectos de todo lo que estaba pasando.
Mi pecho
comenzó a doler mientras sentía nauseas y mis ojos se llenaban de lágrimas y
mojaban la almohada, por lo menos estaba arruinando algo costoso de Alex. Repentinamente
las nauseas aumentaron y me hicieron correr al baño y vomitar, me quedé unos
minutos ahí, para botar todo lo que tenía en mi estomago. Me puse de pie apenas
y me lavé los dientes como pude para luego volver a la cama, ahora tenía
frío….excelente, en pleno verano y con frío.
Me metí
entre las sabanas y me quede ahí, inmóvil, mientras que las lágrimas seguían
cayendo, sin poder controlarlas, mis ojos de a poco se fueron cerrando por el
cansancio y me dormí con la imagen de mis padres y mis amigas.
Sentí como un
frió dedo pasaba por mi espalda, lo que me hizo voltear lentamente, no sé cuanto había dormido, pero parecían días.
Abrí los ojos y me pillé con Alex recostado a mi lado y sonriendo, mostrando
sus colmillos, llevaba la misma ropa que en la mañana.
— ¿Qué
haces? –me puse a la defensiva y me quedé esperando una respuesta.
—Nada, solo
te quería tocar, me gusta que seas tibia –lo miré sorprendida.
—Bueno, no
lo vuelvas hacer… —me iba a poner de pie, para salir de la cama, pero él me
tomo del brazo y me atrajo a su lado y no fue de una forma bruta.
—Lo haré una
y otra vez…a ti te gusta –sus ojos no lucían como siempre. Alex se veía amable
¿a qué se debía este cambio? Y ¿Por qué yo no me estaba moviendo y corriendo
para escapar de su agarre? –eres hermosa Vittoria –si antes su acento estaba
marcado, ahora fue peor e hizo que mi corazón se acelerara. Nadie me había
dicho que era hermosa antes.
— ¿Qué…estas…?
–no pude seguir hablando porque él tomó mi pierna derecha y tiró delicadamente
de ella, haciendo que quedara recostada cómodamente en la cama. Podía sentir el
frío de su mano, aunque estuviera con ropa.
—Me gustaría
sentir tus labios ¿puedo? –lo mire con los ojos como plato ¿esto de verdad
estaba pasando? ¿Él estaba pidiendo permiso para algo? No le respondí y él lo
tomo como un “si” porque se vino acercando lentamente mientras mi respiración
aumentaba tanto como los latidos de mi corazón –sé que te gusto… —se fue
posicionando sobre mí con tanta delicadeza que me quede sorprendida y más por
mi actitud pasiva. Me sonrió torciendo sus labios y su mano acaricio suavemente
mi mejilla para luego llevar sus labios a los míos….eran fríos, bastante fríos
y se movían con suavidad, la siguiente sorpresa fue que yo comencé a responder
mientras mis manos iban a su cuello y llegaban a enredarse en su cabello, pero
antes que el beso pasara a algo más intenso, sentí como si me empujaran el
hombro, una….dos….tres veces y con bastante fuerza hasta que me separé de Alex
que me miraba confundido, solo tuve que pestañear una vez para ver que todo
era…¡un estúpido sueño!
Abrí los ojos como se debía y me senté de
golpe en la cama, mire a mi lado y ahí estaba de pie Alex con el ceño fruncido.
— ¿Por qué
no me dijiste que estabas enferma? ¡Tienes ojeras! –aun estaba conmocionada por
el sueño, lo miré sorprendida y aun con el corazón en la mano por todas las
emociones juntas. Miré a mi lado y la cama estaba estirada por su lado — ¡Te
estoy hablando! –volví a mirarlo y pude notar la diferencia del Alex de mi sueño
con el original ¿Cómo no noté antes que era un sueño? Así hubiera aprovechado
de golpearlo — ¡Exijo que respondas mis preguntas! –lo mire agotada de nuevo y
me recosté tapando mi cabeza con las sabanas, pero él no me dio tiempo ni
siquiera de cerrar los ojos — ¡Victoria! –Quito la sabana de mi cara y me quedó
mirando serio –No me gusta cuando no respondes, así que di lo que te sucede –lo
mire con tanto odio ¿Cómo no era capaz de comprender lo que sucedía? —cerré mis
ojos y lo ignore, no los abrí hasta dos segundos después cuando sentí que me
estaba sacando las zapatillas.
Alejé mis
piernas con rapidez de sus manos, pero él solo me miro furioso y las saco rápidamente.
–Estas con ropa, si te doy un pijama es para
que lo uses, para eso hay más de diez en tu guardarropa –no le dije nada,
realmente luego de un segundo solo me quede quieta ¿Qué caso tenia luchar
contra un vampiro? ninguno.
Alex me miro
en todo momento enojado, ni con una de esas sonrisas sarcásticas, pero no me
importo, él no tenía ninguna consideración conmigo. Cerré los ojos y solo me
quede ahí mientras sentía como me estaba desvistiendo, pero tampoco me importo,
no sé porque pero por alguna razón que no comprendo sabia que él no se iba a
propasar conmigo, lo pudo haber hecho la noche anterior.
Sentí mano
en el botón de mis jeans, pero ni por un segundo se detuvo ahí, lo sacó
rápidamente de mis piernas y luego fue a mi camiseta, no le costó sacarla, ya
que yo parecía una muñeca de trapo, en ningún momento abrí los ojos, pero sabía
que él seguía molesto conmigo.
Me puso ese pijama
que no me tapaba todo como yo quería y luego, caballerosamente, saco mi ropa
interior superior ¿Cómo? no tengo la menor idea, pero se le dio muy fácil,
supongo que ha tenido bastante practica en eso como para sacarlo sin ningún
movimiento brusco. Me cubrió con el cobertor y se fue.
Paso un largo momento luego de que me
desvistió, me puso el pijama y me tapo con un cobertor, cuando volvió a la
habitación, sin decir nada, exactamente como se había ido. Fue al baño, estuvo
unos segundos y luego salió, no lo vi, porque seguí con mis ojos cerrados, no
tenia ánimos de estar luchando contra él. Se recostó en la cama y se quedó ahí,
sin decir nada, pero yo era lo bastante estúpida como para sentirme mal por no
hablarle ¿Cuál era mi problema con él? ¿Por qué me hacía sentir culpable?
Me voltee hacia él, sin decir nada aun, no
quería y no sentía ánimos. Alex estaba recostado mirando hacia arriba, ni me
miró al ver el movimiento que hice. Sorpresivamente mis mejillas y la almohada
comenzaron a ser humedecidas por mis lagrimas, jamás fui de las que lloraban de
forma exagerada, solo caían sin siquiera hacer un ruido.
Alex se
volteó y me dio la espalda, no lo culpaba de eso ¿a quién le gustaba ver a
alguien mirándote y cayéndole lagrimas? era incómodo y como si fuera una película
de terror, pero finalmente mis ojos se cerraron, haciéndome olvidar todo lo que
ocurría a mi alrededor, resguardándome en la oscuridad.
Desperté y mis ojos se abrieron en un
segundo. Me quedé sentada en mi cama y miré a los lados, Alex ya se había ido,
me preguntaba qué mal le podría hacer andar en pleno sol, dudaba que ese mito
no haya salido de algo de verdad.
Mire a mi
lado al notar que algo estaba fuera de lugar, había una caja con pañuelos
desechables y una nota, la tome con rapidez.
“Victoria:
Deja de
llorar porque esas cosas no me sensibilizan. Come, abajo esta Francesca con tu
desayuno o quizás almuerzo.
P.D: Puedes
salir al patio trasero, pero no trates de escapar, los guardias te están
vigilando.
Con aprecio
Alex”
Saque una sonrisa por el final de la nota “con
aprecio” en la otra nota me dijo lo mismo, era mucho mejor que “con deseo” o
“con hambre”.
Me levante y
fui al baño para darme un largo baño en la tina, que era gigante, así que me
quede ahí por más de una hora, sin pensar en nada en especial, solo mirando un
punto fijo mientras el agua se enfriaba.
Luego me
seque el cabello y me puse los mismo jeans de ayer, pero otra camiseta, esta
era color azul rey. Baje a donde me encontré con una chica de la servidumbre
ayer, que supuse que era Francesca y avancé hasta encontrarme con la puerta por
donde había salido, entre y ahí estaba, la cocina, maravillosa, pero no me
sorprendió, no tenia ánimos de ser curiosa hoy.
Francesca me
estaba dando la espalda, mientras trataba de alcanzar una caja de cereales de
un mueble, pero no podía, era más baja que yo, así que me apresure sin decir
nada y me empine para alcanzarla, ella me miró asustada por unos segundos, pero
luego se relajó.
—Hola –dije
nuevamente, tratando de sonreírle.
—Ciao — ¡¿Qué
diablos le pasaba a ella?! ¡No le había hecho nada y ya me decía chao! Pero
antes de poder enojarme, me di cuenta de algo — ¿Ho-la? –su acento, ella no era
de acá ¡era italiana!...Ciao, Ciao… ¡Ciao era hola!
Le sonreí
ampliamente, ella hizo lo mismo y de nuevo se me paso por la mente si ella no sabía
nada sobre los vampiros de aquí, pero de todas formas no diría nada. No quería
pensar en lo que me podría hacer Alex.
— ¡C-omoda!
–la miré confundida ¿Qué estaba diciendo? Me mostró y movió los cereales y
apunto a la leche.
— ¡Comida!
–dije riendo, ella hizo lo mismo. Me indicó que me sentara, lo que hice y luego
me sirvió. Lamentaba no poder hablar con ella, se veía muy agradable y sin
dudas me animó un poco, me preguntaba ¿Dónde estaría la otra chica? Alex había
dicho que eran dos.
Terminé de
tomar desayuno bastante rápido para mi sorpresa y luego fui a lavar el bol
donde me habían servido, pero por lo visto fue un gran error, ya que Francesca
se alteró y no me refiero a que comenzó a insultarme en otro idioma, sino que
se puso histérica, hablándome algo que no podía entender.
— ¡No! tu nada
hacer –era como estar viendo una troglodita, pero de seguro me vería igual si
me pusiera hablar en italiano. La mire esperando por más de lo que decía –novia
¡señor Lenardis! –si mi mandíbula podía llegar al suelo lo haría en este
momento. Me quede boca abierta al escuchar lo que dijo ¿novia del señor
Lenardis? Alex era muy inteligente, por algo tampoco a Francesca le llamó la
atención que llegara una desconocida de un día para otro. Le pasé el bol y ella
suspiró tranquila.
—Gracias
–ella asintió y luego me fui.
No sabía qué
hacer, no me gustaba esto, no tenía nada de tecnología y tampoco tenía nada que
hacer, pero recordé la nota de Alex y decidí salir, me fui directo a la salida
principal porque no conocía otra y me encontré con Javier y Ezequiel, este
ultimo me miro igual que ayer, mientras que Javier se vio sorprendido al verme
por ahí otra vez.
—Hola –le
sonreí a ambos, al final se notaba que Ezequiel era desagradable con todos,
hasta pensé que con Alex, así que eso le dio un punto al guardia petulante.
—Srta.
Victoria –Javier sonrió luego de unos segundos. No me gustaba que me llamara
así.
—Dime Viky, no
muchos me llaman Victoria –él asintió, mientras que Ezequiel se enderezo y
siguió mirando hacia adelante –tu igual Ezequiel –no me miró, pero asintió
¡punto para Victoria!
— ¿Qué
necesita señ…Victoria? prefiero llamarla así, el señor Lenardis se puede
molestar –asentí, Alex era su jefe después de todo.
—Quiero
salir, Alex dijo que podía —Javier se puso incomodo y antes que Ezequiel se
volteara a decirme que no podía por la parte frontal, me adelante –sé que no es
por aquí Ezequiel –no sé si fue idea mía, pero mientras seguía mirando hacia
adelante, pude ver una leve sonrisa. De seguro me estaba volviendo loca.
—Bien, eso está
mejor, acompáñeme por favor –Javier entró y cerró la puerta, mientras se
dirigió por el otro lado de la casa.
Fui atrás de
él mientras seguía asombrándome con la casa, tenia de todo, una mesa de pool,
un bar, lo que llamó mi atención ya que podía servir para mis momentos de
autocompasión. Creo que este era el lado
de entretenimiento y recibimiento de visitas…más personales.
Seguí por
todos lados a Javier, quien no me dijo nada en todo el camino, hasta que
llegamos a otra puerta.
–Es aquí
–abrió dos puertas que no eran tan hermosas como las principales pero no
dejaban de ser increíbles. Nuevamente mi boca se abrió por la sorpresa.
— ¿Qué es
eso? –di un paso adelante, escuche la risa de Javier.
—Sí,
impresionante ¿no? al Sr. Lenardis le gusta pasar tiempo afuera por eso
mantiene su patio trasero hermoso –lo miré sorprendida y salí.
Primero el
sol no te encontraba por varios metros porque había un pasillo que llegaba a la
terraza, que tenía varias mesas y sillas blancas, hermosas, esta terminaba con
un cerco de hierro con distintos diseños marcados al doblarse ese material.
Luego todo era un sueño, jardines y más jardines, no sé cuantas hectáreas había
ahí, con distintos arreglos y piletas, lo único más cercano que había visto a
esto, fue cuando vi una película sobre la reina Antonieta. Mire a Javier y
sonreí animada –el Sr. Lenardis pensó que le iba a gustar –lo miré frunciendo
el ceño.
— ¿A qué te
refieres con eso? –él se puso serio e hizo una mueca.
—No le diga
que dije eso por favor –se puso bastante nervioso, lo que no me agradó.
— ¿Qué
sucede? ¿Es que acaso él los tortura? –por la reacción de Francesca y ahora de
Javier, no me sorprendería de Alex.
—No es eso, pero
por favor no le diga que dije eso –iba a decirle, pero luego de ver la
expresión de Javier, que para ser un vampiro, tenia expresiones muy humanas.
—Bien ¡pero!
–Dije levantando un dedo –me acompañas un momento, aquí no puedo conversar con
nadie, hablan en otro idioma o me miran feo.
—Ezequiel es
muy agradable, ya verá… —sonrió y como me respondió, supuse que tendría alguien
con quien conversar. Así que nos fuimos a sentar a una de las hermosas sillas
de hierro con diseños, mientras miraba esos hermosos jardines.
—Ahora
Javier, dime la verdad… —él se puso nervioso y trago saliva — ¿desde cuándo tú
y Ezequiel son pareja? –él enarcó una ceja.
—Bueno, el
Sr. Lenardis nos puso de guardias hace unos veinticinco años, hemos estado
acompañándolo a varios viajes, mientras ahora la cuidamos a usted –ahora fue mi
turno de enarcar una ceja.
—Javier me
refiero a estar juntos de verdad, ustedes son homosexuales –mi nuevo vampiro
favorito abrió la boca sorprendido.
— ¿A qué se
refiere?
— ¿Por qué
me lo niegas? Se nota —él abrió aun más los ojos.
—No, no lo
es…nosotros tenemos una relación meramente profesional Srta. Victoria –ahora se
puso serio y supuse que Alex no lo sabía, aunque dudaba que fuera así.
— ¿Es por
Alex? ¿Te da miedo que él sepa? –Javier estaba en shock, no tenía ninguna
expresión en su rostro, más que de asombro.
— ¿Cómo
usted…? solo nos ha visto dos veces, somos precavidos. El Sr. Lenardis no se
puede enterar –sus ojos estaban siendo atacados por el pánico.
—Por favor,
él debe saberlo Javier, te lo aseguro –ahora sus ojos se abrieron aun mas si
fuera posible, se puso de pie y comenzó a moverse de un lado a otro, no pude
evitar sonreír al verlo así.
—Oh Dios,
quizás ahora nos cambie los turnos o algo peor, despida a uno… esto ha sido un
error –me puse de pie y tome su brazo para dirigirlo a la silla de nuevo.
— ¿No crees
que ya hubiera hecho eso antes? una pareja de homosexuales es perfecta para
cuidarme, es lo que él necesita –mi voz era segura. Esto lo había notado desde
ayer, según todo lo que había leído, presentía que los vampiros se alimentaban
del sexo opuesto, muy pocas veces leí que lo hacían de alguien de su género,
por lo que me llamo la atención que cuando me encontré con estos dos guardias,
hubieran actuado como ver a uno de los suyos, no importaba que fuera de Alex,
en mi venas corría sangre.
— ¿Cómo lo
hizo Victoria? ¿Cómo sabe que el Sr. Lenardis no se enojará?
—Javier, hablas
de Alex como si fuera un dios…—hasta podía decir que le brillaban los ojos con
respeto, aunque podía ser que le gustara, después de todo mi secuestrador era
extremadamente guapo y sexy, quizás tenía hasta su lado encantador.
—Lo es
Victoria, entre nuestra especie lo es… —enarqué una ceja.
— ¿A qué te
refieres con eso? –él frunció los labios.
—No le puedo
decir nada, como usted se rehusó a hablar con él, no le puedo dar ninguna
información de su vida…bueno, de su existencia, no soy tan viejo como para saber
de su vida humana –lo miré sorprendida ¿Qué edad tendría en realidad Alex? –y
no me pregunte su edad, eso también entra en “información clasificada” –rodee
los ojos al escucharlo, eso hizo reír a Javier –ahora… —dijo él, nervioso —¿me
podría decir porque cree que él nos necesita, sabiendo que somos gay?
—Para que a mí
no me llamen la atención ninguno de ustedes, es demasiado astuto como para
dejar esa posibilidad…por eso ustedes son perfectos y si los conoce de años,
confía en que si yo socializo con ambos, ustedes no me dejaran escapar porque
son fieles a él –me miró unos segundos y marco una leve sonrisa.
—Quizás le
llego competencia al Sr. Lenardis respecto a la inteligencia, usted lo noto de
inmediato.
—Gracias… —sonreí
orgullosa de mi excelente interpretación de las cosas –ojala me sirviera para averiguar
porque me quiere aquí ¿tú no me dirías?
—Ordenes son
ordenes, solo sacara esa información de él, aquí siempre se ha dicho “el Sr.
Lenardis da y el Sr. Lenardis quita” –eso hizo que en mi cerebro hubiera un
“clic”
—Eso me dice
bastante…. –dije pensativa. Podía tener aun la posibilidad de irme de aquí,
podía engañar a Alex, ganar su confianza y luego cuando gane un poco de más
libertar…apuñalarlo por la espalda.
— ¿Por qué
tiene esa mirada? –Javier se preocupo, así que lo despiste sonriendo.
—Tranquilo,
no es nada, ahora ve en paz y dile a Ezequiel que no estoy tratando de robarle
al novio –eso hizo reír a Javier y asintió para luego desaparecer en un
segundo.
Me quede sentada ahí por bastante tiempo
mientras pensaba como iba hacer para poder engañar a Alex, sin dudas tendría
que sacrificar muchas cosas, pero mi libertar lo valía sin duda alguna.
al parecer despues de todo Victoria es una gran estratega... creo ke esto se pondra muy pero muy interesante.. lo cual me ENCANTA!!
ResponderEliminaren realidad no m esperaba que la pareja de guardias fuera en toda regla una pareja pero ke observadora vicky otro punto para ti ...
dudo muxo que resulte el plan para traicionar a alex... xq cuando una mujer empieza a involucrarse mas de la cuenta cn alguien cm el arriesga muxo mas ke el cuerpo o la cabeza, algo muxo mas valioso que todo en el mundo el corazon.. la vida...
me encantaria pensar ke algo muxo mas interesante pudiera suceder.
estoy intrigada... ke rango tiene dentro de los vampiros Alex???
Ezequiel y Javier... te dire q la primera vez q leei este cap estaba tan confundida respecto a ellos xD creí q Ezequiel era Javier y Javier era Ezequiel jajajajaj ya q el Javier es tan buena y amable ... y por la foto del face q vi después me qedo claro , aunq el actor no (recuerdo su nombre ) q tu usas como Javier es más como podría ser Ezequiel ... en fin una confusión q con todas las veces q he leído está historia se fue d a poco, aunq ahora q lo vuelvo a leer después d tanto tiempo estube apuntó d caer de nuevo en ésa confusión xD
ResponderEliminaral fin Victoria se comporta como debe!! al menos a mi me parece más "normal" ya q yo en una situación así no hubiera hablando x mucho tiempo y me hubiera quedado lo mas sumisa y muerta de miedo x un tiempo... hasta q claro, me canse y comienze a planear algo ... sí es q no termino antes haciendo una pataleta rabiando y pateando cosas y así liberar tensión y de paso hacer enojar a Alex ... (q nombre más sexy )
pero está es Victoria no yo ... y esté es Alex ... gatito ... q por otra parte me encanta su actitud ... es como de niño ... aveces enojon otras sólo como un niño ... no sé pero me encanta !!
*Kathy *
Bueno así que nuestra chica salió bastante observadora y no se le está escapando nada, pero dudó un poco que lo que su cabecita está tramando le resulte pues parece que Alex va un pasó adelante.
ResponderEliminarPorque siempre lis buenorros son gays, diablos que desperdicio de humanidad... esta vicky y sus ideas locas, por eso me encanta
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