CAPITULO 20
Me removí de
un lado a otro en la cama, hacia demasiado calor. No tenía idea que hora era,
ni siquiera me había dado cuenta cuando llegamos anoche. Abrí mis ojos más
cansada de lo común y pude notar que Alex me miraba sonriendo. Estaba
descubierto, podía ver como su pecho quedaba ante mi vista.
—Buenas
noches Srta. Victoria –sonreí, pero seguía teniendo demasiado calor, lo que
Alex notó y provocó que me tomara mi cintura y me acercara a él.
—Eso se
siente bien –dije al apoyar mi rostro en su pecho. Estaba helado.
—Esa es la
idea de que estés aquí a mi lado –cerré mis ojos sin tomar en cuenta sus
pesadas palabras.
Moví mi
cabeza otro poco más para acercarme a él, pero al hacer eso sentí cierta
incomodidad en mi cuello, lo que me hizo abrir mis ojos de golpe y separarme de
Alex al recordar lo que había pasado. En menos de un segundo estaba sentada en
el otro extremo de la cama.
–Yo que tú
no me tocaría el cuello –sin hacerle caso llevé mis manos a mi cuello y pude
notar algo extraño. Fui corriendo hacia el baño y ahí pude ver claramente con
tenia dos pequeñas marcas en mi cuello, eran casi imperceptibles. Me quede estática
sin saber en qué pensar ¿Cómo lo había dejado hacerme esto?
—Eso
desaparecerá en un día, es la primera marca, con mi saliva se sanará —miré a
Alex que estaba apoyado en la puerta mirándome bastante serio.
—Yo… —sentí
como a mis mejillas llegaba la sangre en un segundo, estaba avergonzada por lo
que había hecho.
—No es nada
malo Victoria.
—Claro que
si –esto no podía estar bien, lo estaba dejando avanzar demasiado para
conocerlo tan poco –esto…Alex, esto fue demasiado pronto –dije avanzando ahora
hacia la puerta.
— ¿A dónde
vas? –preguntó con el ceño fruncido, notoriamente enojado.
—Lejos de
ti…esto fue demasiado y es tu culpa.
— ¡No
recuerdo haberte puesto un gatillo en la sien! –me volteé para esquivar su
mirada, no quería verlo, como dije antes, esto había sido demasiado pronto. Estaba
entregando más ¡a Alex!
—Lo sé, pero
yo… —me apresuré en ir a tomar la manilla de la puerta.
—Estas
siendo melodramática –tomó mi mano evitando que escapara de ahí.
—No, esto no
tenía que pasar hasta en mucho tiempo más –seguí mirando hacia la puerta, no lo
podía mirar, tenía un sentimiento de vergüenza y de coraje por caer solo con
una mirada de Alex.
—Da lo mismo
en que tiempo sea Victoria, tú ya eres mía –lo miré enojada, odiaba cuando
hablaba de mi tan seguro.
— ¡Es
injusto que de más de lo que das tu! –se sorprendió por mi tono y mi rabia al
hablarle.
—Victoria.
— ¡Ni
siquiera bailaste conmigo!...y yo te lo pedí, te obligaron —soltó mi mano y por
lo que note, se veía bastante confundido.
— ¿Este
espectáculo es por eso?
—Claro que
no, eso y mucho más, siempre hay algo –abrí la puerta y decidí salir de ahí lo más
rápido posible. Miré hacia atrás y gracias a Dios, Alex no me detuvo.
Estaba solo
a centímetros de abrir la puerta de mi habitación cuando alguien me llamó.
— ¡Viky!
–miré hacia atrás y pude notar que ahí venia Elizabeth y Charlotte. Elizabeth
venia con un traje bastante elegante, color gris, se veía espectacular, ni
siquiera debo decirlo, pero Charlotte, ella, sentía envidia, no lo podía
evitar, su cabello rubio estaba tomado completamente, tenía una perfecta blusa
blanca que se ajustaba a su escultural cuerpo; sus pantalones negros hacían
juego con la chaqueta sin mangas que tenia, adornada por una pequeña flor del
mismo género, me hacía sentir realmente diminuta.
—Hola —dije
un tanto nerviosa, ya que solo estaba en pijama.
—Lindo
pijama –Charlotte me sonrió.
—Querida,
¿Dónde está mi hijo? –fruncí el ceño ¿Por qué tenía que saber eso yo?
—En su
habitación.
—Oh… —sin
entender porque Elizabeth me sonrió al tener esa expresión.
—Ya has
pasado aquella prueba, pensé que serias más fuerte Victoria –dijo Charlotte. La
miré sin entender, pero Elizabeth se dedicó a explicarme.
—Por eso no
podían dormir en la misma habitación, tú tenias que ir a buscarlo, llegar sola
a la que será tu habitación.
—Ya veo — ¿contaba
que él me haya dado todas las herramientas para llegar e incluso una indirecta?
— ¿Y qué
haces aquí? –preguntó Charlotte enarcando una ceja.
—Vine a
buscar algo ¿Por qué?
—Es que bueno,
luego de llegar a su habitación, casi te tendríamos que ver siempre por esos
lados, eres humana…y bueno, deberías estar feliz de estar con Alex y no
deberías salir en mucho tiempo de ahí —¿ella se estaba refiriendo a lo que yo
estaba pensando? o ¿mi mente era una pervertida?
—Sí, bueno —no
podía creer que ellas creyeran que ya me había acostado con él, bueno, lo hago
cada noche, pero no llevando a cabo todo lo que conlleva esa palabra.
— ¿Por qué
están interrogando a Victoria? –ambas se voltearon de inmediato y quedaron
mirando sorprendidas a Alex ¿de verdad no lo sintieron?... ¡eran vampiros por
Dios santo!
—Aquí estás
hijo –Elizabeth se acercó y le dio un beso en la mejilla.
—Elizabeth… —le
dijo ¿avergonzado? no pude evitar sonreír al verlo así, parecía un niño –los
estábamos buscando porque ya nos vamos.
— ¡¿Ya?!
–dije asustada, debo admitir que no me acomodaba la idea de quedarme
completamente sola con Alex…bueno si, pero aun así me daban demasiados nervios.
—Así es —Charlotte
me miró y sonrió otra vez. Elizabeth y Alex comenzaron a hablar cosas sin
importancia, mientras yo miraba a todos lados, quería entrar y poder cambiarme,
estar en este pijama, no era algo agradable en esta situación. Miré a Charlotte
y ella se llevó su dedo índice a su cuello, lo que hizo que mis mejillas se
pusieran de todos colores y sin importar nada, entré a la habitación.
Me dirigí a
la ducha, me saqué la ropa en un segundo
y sin pensar otra cosa, solo me quede ahí recibiendo el agua tibia, no sé
cuánto me habré demorado.
Me tomé el
cabello húmedo para tratar de controlarlo, ya me había vestido, no elegí nada
lindo, solo unos pantalones negros y una camiseta blanca. Me puse un poco de
brillo mientras miraba mis marcas en el cuello, no podía parar de tocarlas,
pero decidí que mejor salía y dejaba de ser una mal educada para poder ir y
despedirme de Elizabeth y Charlotte.
Salí del
baño y no di ni un paso más. Elizabeth estaba sentada en mi cama, esperándome
con una sonrisa.
—Me debiste
decir que estabas aquí, hubiera salido más rápido –ella dio unas palmaditas en
la cama, a su lado, para que me fuera a sentar. Lo hice rápidamente — ¿Qué
hice? –sí, ella tenía esa expresión, cuando las personas te vienen a hablar
porque hiciste algo mal.
—Entonces
sabes qué hiciste algo mal —asentí. Haberme alejado así de Alex no era lo
correcto, lo había pensando en todo este tiempo, pero no podía, en cada
discusión pensar que para él las cosas no eran fáciles, para mí tampoco lo eran
y claramente él no pensaba en mí.
—Esto sucedió
demasiado rápido y lo sabes —le mostré mi cuello y ella sonrió.
—En realidad
no, me estaba sorprendiendo de no ver esas marquitas de confianza en tu cuello —
¿Por qué ella lo estaba haciendo sonar tan tierno?
— ¿Marquitas
de confianza? ¿Estás hablando en serio? –ella se rio suavemente, como la dama
que era. Me incomodaba un poco.
—Victoria,
tienes tanto que aprender de Alex…como él de ti, ya verás que permitir a mi
hijo esas mordidas solo te abre más su corazón y pronto serás recompensada.
— ¿Quién te
dijo que quiero saber lo que siente su muerto corazón? –ella frunció el ceño.
—Haré como
que no has dicho eso, siendo que pronto entraras al club también.
—Si —dije de
mala gana.
—Sé que Alex
no es del tipo que dice o siquiera demuestra lo que siente, pero cuando lo
hace, lo hace de verdad ¿Cuántas veces lo ha hecho contigo? –la miré con los
ojos como plato –Hablarte de lo que siente Victoria, sé que no has llegado a
ese nivel con él –esto era incómodo, su madre sabe mi nula vida sexual con su
hijo, cosa que para mi sorpresa podría pasar a estar más activa y estoy segura
que ni siquiera me daré cuenta de aquello hasta que esté en el acto.
—Mmm… —dije
pensando –como dos o tres, creo –si las recordaba, cada una fue tan intensa
como la anterior, mi favorita fue cuando me dijo que yo no estaba sola en esto
¿Por qué no salía más ese Alex? ya sería completamente suya si así fuera.
—Victoria, Alex
me ha hablado de lo que sintió una vez luego de que se convirtió y soy su
madre…llevo cientos de años junto a él –la miré sin entender a donde iba con
todo esto — ¿no ves que confía mucho en ti? hay cosas que él te ha contado que
ni siquiera sus mejores amigos lo saben y llevas poco más de tres semanas.
—Eso no es
suficiente para mí —ella negó triste.
—Jamás es
suficiente, ese el problema, el cual deberás aceptar o esto terminará muy mal
Victoria –no entendí lo que dijo, pero no me dio tiempo de decir nada más, ya
que se puso de pie –vamos querida, que nos despediremos, es hora de nuestra
partida.
—Bien –me dirigí
hacia la puerta y salí con ella.
Llegamos al
primer piso y estaban todos abajo, Alex, Charlotte, Raúl y ahora nosotras. Raül
lucia solo un pantalón ancho y una camiseta negra, se veía muy bien. Alex en
cambio, se veía perfecto, pero me extraño que estuviera tan formal, siendo que
estos días solo usaba jeans, ahora había vuelto a usar pantalones de tela, tenía
unos gris claros y una camisa blanca. Me miro un segundo para luego mirar a
Elizabeth.
—Ya es la
hora —la madre de Alex me sonrió y tomó mis manos –querida, ha sido un gusto
conocerte y la próxima semana nos veremos si todo sale como esta planeado, te
deseo la mejor de las suertes –me abrazó, movimiento que me puso nerviosa, pero
luego me relajé y le devolví el abrazo sinceramente, se quedó conmigo así unos
segundos. Miré a Raúl sin saber si se iba o se quedaba pero él me sonrió
coqueto como siempre.
—Me seguirás
teniendo por estos lados, son estas dos señoritas que se van hoy, yo las iré a
dejar solamente.
—Excelentes
noticias Raúl –miré a Charlotte, ella se iba a acercar para despedirse, pero se
detuvo en seco.
—Voy y
vuelvo, olvide algo en mi habitación –dijo desapareciendo en menos de un
segundo.
—Alexander
–él miró a su madre sonriendo –ven aquí –él rodó los ojos e hizo lo que ella le
pidió. Lo rodeó con sus brazos y él hizo lo mismo, pero de forma mecánica, era
tan frio –nos vemos, haz las cosas como se deben, ya te he hablado todo ¿no?
—Sí, dejaste
todo muy claro –noté como él me miró, pero luego se separó de su madre –ya, no
seas dramática, nos veremos la otra semana ¿y dónde está el otro aro que te he
regalado? –ella tocó de inmediato su oreja.
—Se me ha de
haber caído –frunció el ceño preocupada –iré por él.
—No, deja
–dijo Alex tomando su mano para que no se moviera –yo voy –desapareció
rápidamente. Me quedé sola con los dos antiguos gobernadores, los quedé
mirando, como sus miradas se encontraban y pude notar que Elizabeth tenía una
expresión triste, no pude evitar lo que salió de mi boca en ese momento.
— ¿Por qué
no vas con ellas Raúl? –él desvió su mirada a la mía.
—Me voy…por
unos días, luego vuelvo al igual que los guardias, se quedaran solos, una
locura sabiendo que esta John suelto, pero sabes cómo es Alex de testarudo —sentí
como si mil baldes de agua cayeran sobre mi espalda.
— ¿Viky? –Preguntó
Raúl –no debes preocuparte tanto.
— ¿Es que
todo saben qué…? –esto me estaba incomodando de sobremanera.
—No –dijo
Elizabeth –solo con mirarte sabemos que será tu primera experiencia.
—No lo hagas
por favor, esta Raúl –dije avergonzada.
—Eso no es
nada pequeña –dijo el involucrado, lo miré y sus ojos me miraban de una forma
distinta a como lo hicieron alguna vez, ahora se veían como protectores y
dulces, como una mirada paternal.
—Viky, no
tienes que preocuparte de nada, solo te diré eso, las cosas se dan
instintivamente –sentí como mis mejillas se sonrojaban, pero ahora Elizabeth
habló.
—Y es lo
correcto, ustedes son el uno para el otro, solo debes recordar eso, ya verás
que te estás preocupando mucho por nada.
—Esto es muy
rápido, tú misma lo dijiste, un poco más de tres semanas a su lado.
—Y pareciera
que han sido meses y meses de conocerlo ¿no? –Elizabeth me sonrió, para después
tomar la mano de Raúl, creo que ambos recordaban a través de nosotros su propia
experiencia ¿Por qué ellos nos estaban juntos? Miré sus manos como si eso me
diera la respuesta y no sé si era muy obvia mi duda, pero Raúl la contestó.
—Uno se
queda cuidado a Alex y el otro cuidando sus enemigos –Raúl miró hacia la
escalera –no se lo digas, él cree que es porque uno engañó al otro, creo que me
culpa, pero no, eso de que no hay vampiros con sus almas gemelas es mentira, yo
tengo a la mía justo al lado, soy suyo –dijo sonriéndole dulcemente a Elizabeth.
Casi me puse a llorar, yo quería eso, Alex jamás seria así conmigo. Se miraban
tan intensamente que me sentí una intrusa al estar viéndolos.
—Te dije lo
mismo para que Alex no escuchara nada, nos preocupa, así podemos mantenerlo a
salvo –se excusó Elizabeth.
—Iré por los
chicos —ambos me sonrieron y asintieron, no eran los únicos que querían un
tiempo a solas.
Subí lo más
rápido las escaleras y me dirigí hacia el pasillo de la habitación de
Charlotte, que estaba por el otro extremo. Miraba por todos lados, pero no
había nada. Comencé a caminar más rápido, para encontrarlos porque quizás
habían bajado y ahora Charlotte y Elizabeth se estaban yendo junto con Raúl y
no me podría despedir de este último.
No estaban
por ningún lado, así que di la vuelta a toda la casa por el segundo piso, hasta
que termine yendo por el pasillo de mi habitación, puerta que a todo esto estaba
abierta. Me acerqué y la iba a cerrar, pero al acercarme pude notar que adentro
no estaba vacía. Solo tuve que empujar la puerta un poco para que esta se
abriera.
Él me quedó
mirando de inmediato y su expresión me hizo ver lo sorprendido que estaba. Charlotte
estaba sentada a horcajadas sobre él, sacándole su camisa, mientras que ella
solo estaba con su sujetador. Su blusa y chaqueta habían volado por algún
lugar.
Cerré la
puerta y sentí como mi corazón hacia un sonido extraño, mientras que las lágrimas
comenzaban a caer, pero antes de llegar a las escaleras y encontrarme con
Elizabeth y Raúl, me concentré para que esto no se notara, ellos tenían cierta
visión de Alex y no los quería hacer infelices con lo que acaba de ver. Sequé
mis lágrimas con mis manos y bajé la escalera con una sonrisa. Elizabeth me
miro raro, pero no dijo nada.
— ¿No los
has encontrado? –pregunto Raúl.
—No… —fue lo
único que dije, al unirme con ellos.
— ¡Ahí
están! –siguió hablando Raúl, Elizabeth tenía su mirada fija en mi rostro, solo
le sonreí para despistarla. No me pude girar para ver a Alex y Charlotte
bajando.
—Victoria… —escuché
su voz detrás de mí pero no sé si fue un estilo de rescate o un homicidio,
porque Elizabeth interrumpió.
—Charlotte ve
directo a la avioneta –la miré y pude ver el enojo que había en sus ojos,
mientras que Charlotte no dijo nada e hizo lo que le ordenaron –Vamos Raúl,
Alex nos vemos, adiós querida –dijo Elizabeth tomó mi mano. Sonreí y asentí. Al
abrir las puertas principales pude notar que no estaba ni Ezequiel o Javier.
Todos
desaparecieron por aquellas puertas, dejándome sola con Alex.
—Victoria,
no es lo que estas pensando –sonreí, me giré y lo enfrente. Jamás, pero jamás
pensé que un hombre me estaría diciendo aquello, pensé que al que tuviera al lado
me iba a amar y respetar lo suficiente para no tener que engañarme.
Su expresión
estaba preocupada y al encontrarme con sus ojos volví a recordar lo que vi.
Ella arriba de él, ambos sin su camisa ¡donde yo dormía!...no pude evitar que
mis ojos se llenaran de lágrimas.
— ¿Por qué
no elegiste otro lugar? –dije dirigiéndome hacia las escaleras. Tendría que
sacar esas sabanas o buscar otro lugar para dormir.
—Victoria
detente –no hice lo que me pidió, ya que no me importaba. Seguí caminando hacia
la habitación — ¡alto! –dijo posicionándose al frente mío, sin dejarme avanzar,
lo que no me animó, ya que me sentía cansada, aquello me hacía creer en eso de
las almas gemelas, a cierto nivel, porque siempre que me desilusionaba de Alex,
era como si mi cuerpo entero dejara de funcionar o lo hiciera a batería baja –no es lo que
estas pensando, yo entré a tu habitación para buscar el aro de Elizabeth y ahí
estaba, bajo tu cama, cuando me puse de pie ya sabía que ella estaba ahí, pero
no pensé que se me iba a lanzar como una gata…rasgó la camisa –ahí note que traía
otra de un distinto color, esta era negra –ella se sacó la suya y me lanzo a la
cama ¡ni siquiera la bese Victoria! –lo quede mirando enojada, por lo menos era
distinto a sentirme apagada, pero tampoco era mejor a no poder controlar los
movimiento de mi cuerpo.
Levanté mi
brazo y abofeteé su rostro. Pasé por su lado y me dirigí hacia el segundo piso
lo más rápido que pude, sobando mi mano, me había dolido pegarle. Solo alcancé
a llegar a pasos de mi habitación.
—Como te
atreves Victoria –dijo haciendo que volteara, supuse que recién había
despertado de la sorpresa.
— ¿Cómo me
atrevo? –respiré profundo y luego fueron solo gritos — ¡Porque eres un maldito
vampiro de siglos! ¿Y me dices que no pudiste alejar a Charlotte que tiene años
menos que tú? ¡Eres un mentiroso!
— ¿Qué
querías? ¿Qué la golpeara?
— ¡Muy fácil
se te hizo presionar mi brazo como una astilla ¿no?! –dije recordando aquella
vez, me dolió bastante.
—Sabes que
eso fue solo por… ¡solo para intimidarte y traerte aquí!
— ¡Debiste
usar esa intimidación con ella Alexander!
—Victoria… —dijo
sorprendido. Me giré para irme, pero no pude, me volví a girar para aclararle
otras cosas más.
—Ella no te
puede tocar ¡¿me has escuchado?! La habrás utilizado tiempo atrás, pero
mientras tú seas mío, nadie te podrá tocar –me giré de un movimiento y me fui
hacia la habitación, cerré la puerta con llave y me dirigí al ropero, donde cerré
con llave mientras las lagrimas corrían por mis mejillas, extrañada al notar
también que no había nada en el ropero.
¿Qué había
hecho? ¿“mientras tú seas mío, nadie te
podrá tocar”? ¿De dónde salió eso? Dios ¿había abofeteado a Alex? Todas
esas preguntas quedaron atrás, cuando mi corazón latió aun más fuerte al
escuchar un ruido extraño en la habitación y luego escuchar pasos que se
acercaban hacia mí.
Alex tocó a la puerta pero no la abrí. Me puse
de pie para que no me vea derrumbada por su culpa. Rompió la manilla y abrió la
puerta, estaba serio, pero al verme sonrió un poco, sin embargo esa sonrisa no
llegó a sus ojos. Se acercó decidido y tomó mis manos para acércame a él y unió
sus labios a los míos sin ninguna advertencia, me quise alejar de su agarre, pero
me tomó de los brazos y se detuvo, al ver que no tenia respuesta de mi parte me
soltó y me quedó mirando.
—Estabas en
la cama donde duermo… ¡con esa arpía! –dije finalmente, pero él ahí sonrió de
verdad y pasó sus manos por mis mejillas, limpiando los rastros de lágrimas.
—Si te digo
que no paso nada es por algo, no me interesa besar otros labios que no sean los
tuyos. Victoria, ella vino a mí –no lo seguí escuchando después que dijo que no
le interesaba besar otros labios que no fueran los míos. No lo pude evitar, mi
labio inferior formo un mohín, mientras mis lágrimas volvían a caer –Ya lo has
dicho, Vittoria –dijo con ese acento que tanto amaba en él.
—Tú eres mío
—dije nuevamente. Él sonrió curvando sus labios y dejó sus manos en mi rostro y
me acercó a él, haciendo que nuestros labios nuevamente se unieran. Su nariz
rozaba con la mía, mientras sentía sus labios y como su lengua segundos después
paso a tener contacto, haciendo que el frio de esta aumentara mi deseo por
sentir sus besos. Sentí como sonreía –Alex… —dije separándome de él, mirándolo
seria y recordando las palabras de Elizabeth, somos el uno para el otro, bien,
era hora de probarlo –tú serás completamente mío –dije finalmente, pasando mis
manos por debajo de su camisa.
Alex me miró
sorprendido, pero nuevamente unió nuestros labios, llevando su mano derecha
a mi mejilla, acariciando mi piel con
mucho cuidado, pero segundos después de hacer que mi cabeza comenzara a volar,
se separo de mí.
OMG!! PERRA!!!
ResponderEliminarCHARLOTTE ES UNA RAMERA DE PRIMERA!!!!
ajakjakajkajk
me encanto el cap, aunque una caxetada a la ramera esa no hubiese estado nada de mal!!!
:P
me encanto!!!
Charlotte esto va con todo mi amor para ti .l.
ResponderEliminarinsisto , como desearía ser Victoria aveces sólo para tirarme encima de esa yegua !!!
Raúl y Elizabet ... me dan la razón sobre lo q pienso de Victoria, respecto a Alex...
y Victoria ... es tan dramática aveces!! tanto le cuesta ver razones!! aunq sean sutiles !! Elizabet me da la razón en ese punto !!
**Kathy **
este capitulo me encanto estuvo buenisimo
ResponderEliminarbesos
maru
Ésa perra no va a dejar de joder hasta que le den lo que se merece
ResponderEliminarMe huele que la ave de rapiña de la Charlot y el chupóptero de John están compinchados.
ResponderEliminarY me huele muy mal!
*Anapi*