CAPITULO 17
—Despierta… —sentí como una mano me movía para
que despertara, pero solo me di media vuelta y seguí durmiendo –Victoria,
despierta…has dormido todo el día.
—Alex, déjame
tranquila, quiero dormir –me abracé a la almohada, pero solo sentí como de un tirón
Alex me la quitaba. Me volteé a verlo enojada.
— ¿Aun
sigues molesta conmigo?
— ¡Claro! –era verdad, anoche fue solo un lapsus –te
dije que me estaba aburriendo de tus cambios de humor.
—Pensé que
lo de anoche… —se veía confundido y no lo culpaba. Me senté en la cama.
—Me iré a
bañar —no le dije nada más y salí de la cama para ir al baño. Me bloqueé de
inmediato, me bañé sin pensar en nada, Alex me confundía más y más, estaba
furiosa y no furiosa al mismo tiempo.
Salí del
baño, pensando que Alex se había ido, pero no, estaba sentado en la cama
mirándome mientras cruzaba hacia el guardarropa. Me vestí en un segundo, curiosa
por saber que hacia ahí; solo unos short, una camiseta negra, unas sandalias y
listo. Abrí la puerta de golpe para encontrarme con Alex en la misma posición
que estaba antes — ¿Qué haces? –pregunté mientras me acercaba a él.
—Nada, solo
te esperaba.
—Nunca lo
habías hecho ¿Qué pasa? –él rodó los ojos, como si le aburriera mis preguntas.
— ¿Es que
debo tener un cronograma con mis acciones en el día?
—No, pero si
me deberías dar un diccionario para interpretar tus acciones, no me vendría
mal.
—No puedo
creer que aun estés enojada, pensé que estarías de mejor ánimo.
— ¿Por lo
que pasó anoche? –sí, había sido fantástico y lo disfruté a mil, es más quería
repetirlo ciento mil veces más, era mucho mejor a lo que había escuchado, y ni
siquiera me quería imaginar cómo era llegar al final del camino, tenía que ser
aun mejor.
—Si —me miró
como si fuera algo obvio.
—Bueno, fue
fantástico, pero aun así, no harás que mi humor se mejore con eso, quizás por
un rato, pero no olvido las cosas.
—Claramente
lo has hecho, porque estas muy tranquila siendo que me prometiste algo –lo miré
confundida –creo que ahora podrías ser mi proveedora ¿no?
— ¡¿Qué?! –Lo
miré con los ojos abiertos – ¡yo nunca…! –oh, solo tuve que tener un segundo
para recordar. “Eres exquisita…prométeme
que podre beber de tu sangre” había aceptado a aquello.
—No serás mi
proveedora, solo pido una vez —lo miré asustada –no ahora, solo te vine a
buscar para que bajes a comer, hice que te sirvieran en el salón, así no te
incomodas con Francesca y lo que sucedió ayer –me quedé unos segundos mirándolo
sin decir nada ¿Cómo era que hoy aparecía todo comprensivo? Me senté en la cama
más confundida que antes — ¿Qué sucede? –se sentó más a mi lado.
—Tu sucedes,
eso…no puedes cambiar de actitud tan rápido, me confundes y me haces todo mas
difícil, eres un engreído, luego me tratas como una mascota, para después pedir
disculpas e irte al segundo llamándome inmadura y por último, me haces sentir
cosas que nunca sentí antes y ni siquiera eres capaz de quedarte a dormir
conmigo, porque quizás que hiciste anoche para poder… —no terminé la oración,
me puse roja al recordar lo de anoche.
—No voy a
cambiar por ti Victoria, soy así –eso me dolió, él había sido diferente con las
demás, menos conmigo.
—No, no lo
eres…tu puedes ser dulce y tierno –tomé su mano que estaba apoyada en la cama
–es como si…te preocuparas por mí, como si te importara, pero ese Alex solo
sale a veces, yo lo quiero todo el tiempo.
—Eso no
ocurrirá, debes entenderlo…Victoria, eres tan inmadura y olvidadiza a veces, creí
que eso había quedado claro, pero solo bastó una palabra de Charlotte para que
no creyeras que me importas…es más… —cerró los ojos mientras negaba y soltaba
un suspiró, para luego volver a mirarme —¿es qué crees que tu actitud hacia mí
es normal? sé que te traje contra tu voluntad, deberías odiarme…no preocuparte
por mí –tragué saliva, creo que Charlotte tenía razón, Alex me daba más
información mientras estaba más cerca de él, al parecer le daba a entender que
iba confiando en él, cosa que no era verdad, porque era imposible –entiendo que
estés molesta porque no fui capaz de comprenderte anoche, fue mi error, lo admito,
apresuré las cosas, pero fue tu culpa dejarte llevar por Charlotte —con toda la
fuerza de voluntad evite suspirar al notar cómo se preocupaba.
—Entonces…eso
quiere decir que no me estas utilizando para aparentar y ¿qué hay algo especial
porque me siento atraía a ti? –se puso de pie, yendo a la puerta, me apresuré
para alcanzarlo y lo detuve –responde algo bien de una vez por todas.
—Pero si ya
lo he hecho.
—Lo quiero
escuchar, eso es lo que necesito, respuestas concretas saliendo de tu boca —Me
miró y no dijo nada, solo me acerco a él y me besó, bien, eso no lo esperaba y
me agradó bastante por lo que aferré mis manos a su camisa, pero segundos
después me separó de él.
—Ya te he
dicho todo, me importas y bueno…creo que la segunda pregunta te la puedes
responder tu sola —siguió caminando y abrió la puerta, esperándome para salir
con él. Alex tenía razón, él me lo había dicho antes, todo estaba empezando a
ser más claro, pero desde que me dijo que mi conversión tenia fecha, bueno…eso
hizo que me cegara, porque él no era capaz de comprender mi situación, pero
luego se disculpó, admitiendo que se había equivocado; Alex cada vez me iba
dando más información y en el camino lo disfrutaba más que tener un atajo como
el que Charlotte me ofrecía. Aquello me hizo pensar que lo mejor era seguir por
el camino normal, nada de caminos cortos y nada de aceptar tratos con ella.
Me acerqué a
Alex y sin que él pudiera evitarlo, entrelacé su mano con la mía.
—Creo que tendré
la labor de sacar al Alex tierno mucho más seguido –apoyé mi rostro en su
pecho. Se tensó por completo, pero cerró
la puerta y dejó que su brazo me rodeara –Elizabeth dijo que era de los pocos
vampiros fieles… espero que anoche no hayas ido a desahogarte con Charlotte
–escuche claramente su risa.
— ¿Sabes?...me
dices a mí que no me sé comportar, cuando tu también tienes reacciones
extrañas, primero te enojas y mira como estas ahora –levanté mi rostro para ver
el suyo.
— ¿Qué parte
de “me confundes” no entiendes? –él sonrió por unos segundos, pero su expresión
seria volvió a su rostro.
—Lo podemos
hacer ¿sabes? a ti solo te retiene tu familia, podemos hacer que se sientan
mejor en un tiempo más, hacer como si encontraran tu cuerpo para que estén tranquilos
o engañarlos de alguna forma, pero al final que se tranquilicen –su mano
presionó más las mía mientras me decía aquello.
— ¿Los has
visto? –él asintió, mi corazón latió con fuerza de inmediato —¿Cómo están?
—Tristes…con
rabia, han creído que alguien te secuestró, jamás lo quise esconder, por eso
dejé tu casa desordenada, para que no creyeran que te habías escapado…no quería
que pensaran que todo tu comportamiento no era más que una farsa, que después
de todo eras una rebelde, no lo eres –esquivé su mirada pensando en cómo se podían
sentir mis padres y como Alex tenía todo absolutamente planeado antes de
siquiera hablar conmigo.
—Tenemos que
hacer algo…rápido –lo miré y él asintió.
—No te
preocupes, yo me encargare de eso.
—Pero estas
de vacaciones… —ahí recordé lo que me había dicho Ezequiel –las vacaciones que
pediste por mí –de inmediato el ceño de Alex se frunció y lamenté haber hablado
porque podía meter a Ezequiel en problemas.
—Claro que
tuve que pedir vacaciones por ti, si no lo hacía te podrías escapar fácilmente
engañando a estos idiotas de guardias que tengo…eres muy inteligente –sonreí
por su halago. Me solté de su mano para seguir hacia la puerta, me giré a
verlo.
—Bueno, no
volveré a escapar y gracias por pedir vacaciones para conquistarme…lo sé –Alex
entrecerró los ojos y yo abrí la puerta para poder dejarlo solo, me gustaba
sorprenderlo. Dios, estaba loca, dejar que el vampiro que me secuestró y alejó
de mi familia me conquistara.
—Un momento —solo
dijo eso, para después cerrar la puerta y dejarme atónita contra ella mirando
sus increíbles ojos — ¿así que no volverás a escapar?... ¿y ese cambio de
parecer?
— ¿Por qué
dices eso? solo escapé la vez anterior por lo de Bianca, no me gusta saber
cosas malas de ti –mis ojos se abrieron como platos, sorprendida porque lo que había
dicho, jamás lo había hecho.
—Bueno…entonces
evitaremos eso, me encargaré –en eso unió con bastante rudeza sus labios a los míos,
de inmediato dejé mis dedos entre su cabello, me encantaba hacer eso, porque levemente
lo tironeaba. Alex tomó mi pierna derecha y me hizo levantarla, quedando en su
cadera, sabía lo que quería hacer y no me iba a negar. De un salto quede enrollando
su cadera con mis piernas mientras que él me sostenía y se dirigía hacia la
cama. Me recostó delicadamente; sus labios se movían contra los míos con
bastante pasión, su lengua me estaba haciendo ver el cielo –realmente te gusta
esto ¿no? –dijo separándose de mí, no pude evitar sonreír, era verdad, él me
estaba empezando a encantar, exactamente como lo dijo Elizabeth.
—Sí.
— ¿Por eso
también estabas enojada? ¿Por qué no te había besado? Eso dijiste ayer en la
noche –no pude evitar ponerme roja como un tomate al darme cuenta de que era
cierto y que lo había dicho –Es verdad… —iba a decir algo relacionado con lo
injusto que era que él supiera mis respuestas antes de saberlas o de
omitírselas –No lo volveré hacer –volvió a unir nuestros labios.
—Alex —dije
entre besos, él se separó un poco de mí –quiero la casa solo para los dos
–bien, lo había dicho, nuevamente recordé a Charlotte mientras Alex me besaba,
eso no me estaba agradando, me desconcentraba.
— ¿Qué? –Notoriamente
estaba sorprendido –pero si estamos solos el mayor tiempo, ahora esta Elizabeth
y Charlotte, si quieres las puedo echar…eso no me haría nada de mal.
—No…yo digo todos,
solo por unos días –frunció el ceño –incluidos los guardias.
— ¿Y por qué
quieres eso? –bien, uno de los motivos era para poder sacarle información,
Charlotte tenía razón, de esta forma funcionaba bastante y la otra razón era
para no ponerme nerviosa cuando estaba con Alex, siempre pensaba que podía
haber alguien cerca y escucharnos.
—Solo para
nosotros —lo miré sugestivamente para que entendiera que era algo que no podía
decir con palabras.
— ¿Por qué?
–seguía sin entender. Me moví un poco para que no siguiera sobre mí, él se sentó
y espero a que hablara. Me senté al frente de él.
—Me da
nervios que alguien nos escuche, entonces si queda…tan poco tiempo, para lo que
tú sabes que, bueno…no quiero estar pensando en las personas que pueden escuchar
–una amplia sonrisa se marcó en los labios de Alex.
—Eso es
imposible, esta casa tiene habitaciones que tienen aislante de sonido, excepto
en las salas de abajo.
— ¿Y qué
pasa si quiero estar contigo en una de las salas? Ezequiel y Javier nos
escucharan –me lleve la mano a la boca al instante de decir aquello, lo que
hizo reír a Alex.
—Dudo que se
queden a escuchar —repentinamente la mirada de Alex se volvió más atractiva de
lo que era –no creo que sea buena idea despachar a los guardias, no me lo
permitirían, la última vez fue hace bastante tiempo.
—Oh —le había dicho a Charlotte que esto no
funcionaria, era ridículo, jamás haría que todos los guaridas tuvieran tiempo
libre al mismo tiempo.
—Pero si
quieres puedo hacer algo para sacar a Elizabeth y Charlotte –rodeé los ojos.
—No, no
serviría de nada.
— ¿Serviría?...
¿es qué tienes algo con las salas de abajo que las quieres desocupar? sin nuestras
visitas, podemos ocupar todas las habitaciones de acá —me estaba comenzando a
realmente avergonzar por lo que estábamos hablando.
—No, da lo
mismo, ni siquiera sé donde estas tú durmiendo –bien, eso lo dije con segundas
intenciones, quería saber donde estaba mientras todos dormían…por si pasaba
algo.
—Nadie sabe
dónde está, claro tu lo sabrás…cuando llegues a aceptar el anillo, aunque de
todas formas no tienes opción –rodeé los ojos, siempre trataba de poner esa
armadura conmigo, como si temiera de algo, por eso decía esas frases
desagradables.
— ¿Cómo que
nadie? ¿Ni siquiera Elizabeth? –él negó — ¿Por qué?
—Porque
podré ser el gobernador y ser bastante fuerte, tener una simpatía inigualable,
pero para tu sorpresa, no todo el mundo me ama, ha habido ciertos problemas en
distintos países, sobre revoluciones en las últimas décadas, las hemos
controlado, no es nada importante, pero aun así el consejo teme por mi
“vida”…no quieren que salga herido y dieron la idea de hacer una habitación especial
–al instante me preocupé al escuchar que Alex podía tener enemigos que
quisieran lastimarlo.
— ¿Y porque
yo lo sabré?
—Porque….supuestamente
tu eres de confianza, tendré una conexión contigo –enarqué una ceja al
escucharlo.
— ¿Supuestamente?
–él asintió.
—Digamos que
no tengo la habilidad para escoger buenas compañeras —en ese momento recordé de
inmediato lo que me había dicho Elizabeth, sobre los engaños y pérdidas que había
tenido Alex en el pasado y lo que dijo me hizo enfadar.
— ¡Bueno, no
tienes que andar comparándome con esas cualquieras que hacen lo que se les
frunce! –me crucé de brazos y miré hacia otro lado, dramáticamente ofendida.
—Eso es
gracioso, creo que es la primera vez que lo escucho.
—Me da lo
mismo, además me tienes bastante controlada aquí, la única persona de la que no
se puede confiar es en ti.
— ¿Aunque estés
empezando a hacerlo? –Lo miré como si no me interesara lo que estaba diciendo,
pero tenía razón, estaba pecando de ingenua y estúpida al confiar aunque sea un
poco en él — ¿Y bien?
—Sí, soy
culpable de esa estupidez –él iba a decir algo, pero mi estómago sonó y eso lo
distrajo.
—Creo que
esto quedara para otra ocasión, tienes que alimentarte.
—No —no
quería, él iba a cambiar al momento que saliéramos por esa puerta.
— ¿Cómo que
no? debes comer.
—No, no
quiero bajar… ¿no nos podemos quedar aquí por un tiempo? –Alex no dijo nada por
unos segundos, pero luego sacó su celular y llamó a alguien, solo dijo que suban
la comida y pasaron unos cuantos segundos más para sentir un golpe en la
puerta, Alex fue a abrir y Javier llegó con una bandeja que dejó en la cama.
—Buenas
noches Victoria –me puse de pie y lo fui a saludar.
—Javier ¿Cómo
ha estado tu descanso?
—Bastante
entretenido –de inmediato capté que aquello estaba relacionado con Ezequiel.
—Me alegro, mi
descanso también estuvo bastante interesante —lo miré sonriendo y Javier abrió
los ojos sorprendido.
—Bien…basta,
has hecho lo que te he pedido, gracias Javier –Alex se ubicó a mi lado y Javier
asintió para después salir de la habitación.
— ¿Sabes? –Dije
mirando a Alex –me gusta conversar con Javier y Ezequiel, pero siempre los
espantas, siendo que ellos cumplen todas tus ordenes, deberías darles un
premio.
—Realmente
me da lo mismo lo que pienses sobre ellos –dejó su mano en mi espalda y me
empujó hacia la cama para que comiera. Lo mire extrañada por su insistencia,
pero después pensé que podía ser bueno comer algo, a Alex le gustaba –entonces…noto
que estas bastante cómoda con el tema de que te hare mía –casi me atragante con
el pedazo de lo que fuera que me llevaba a la boca, comida que no conocía pero
era rica.
— ¿De qué
hablas? –me puse roja como tomate, él sonrió al notar lo nerviosa que me ponía
con el tema.
—Sí, ya
hablas de aquello, lo de anoche te debió dar una idea ¿no? –muchas, muchas
ideas, eso había provocado lo de anoche.
—No sé de lo
que hablas —me hice la desentendida.
—Victoria, creo
que antes de convertirte deberías aprovechar lo que te puede ofrecer ser
humano.
—Si dijeras
eso en serio, no estaría aquí siempre encerrada.
—Bueno, que
escaparas me da desconfianza en ti, además que tenemos este nuevo estilo de
vida por ahora —eso me llamó la atención.
—Alex…cuando
yo sea, bueno, cuando me conviertas –seguía sin gustarme la idea — ¿Cómo lo
haremos? –él frunció el ceño.
— ¿Cómo lo
haremos? Fácil, se sentirá mejor siendo vampiro, solo quiero que sepas que es
estar con alguien como humano –rodeé los ojos, pensando que él solo tenía
escrito “sexo” en su cerebro.
—No hablo de
eso, me refiero a ¿Qué haré yo mientras tú estás haciendo tu trabajo?...no soy
de quedarme todo el día aquí, solo lo he soportado unas semanas, pero no podre
de por vida.
—Oh…eso,
bueno Elizabeth te iba a explicar eso mejor hoy, pero te daré una introducción,
cuando te convierta y ocurra el rito de unión tenemos tres meses para nosotros,
luego tenemos que comenzar a viajar bastante para que se te reconozca como la compañera
del gobernador.
— ¿Viajes
por todo el mundo? –él asintió — ¿y eso
toma…?
—Meses, bastantes,
hay que ir a todos los lugares posibles…no estarás tranquila en bastante
tiempo.
—Pero tú
siempre estarás ¿cierto? no es como si me fueras a abandonar en algún lugar –él
sonrió al escucharme, creo que le había gustado, pero no tengo la menor idea
del por qué.
—No, eso sería
imposible, se vería mal para los demás.
—Oh…ya veo,
los demás –Alex rodó los ojos, sabiendo que me refería también al comentario,
ahora sin importancia, de Charlotte.
—No, tampoco
te podría dejar sola entre tanto vampiro, no soy capaz de dejarte con dos que
son gay y ¿crees qué te dejaría con otros?
— ¿En serio?
–él asintió.
—No es tan
terrible como piensas Victoria, ser vampiro no está mal, el único sacrificio
que tienes que hacer es beber sangre…humana, pero no te das cuenta como te
acostumbras a ella –lo que dijo me recordó a Charlotte, con otros de sus
comentarios ácidos.
—Charlotte
me dijo que había temas que no me habías dicho sobre la conversión.
—No…no hay nada
–respondió de inmediato –que recuerde ahora, solo serás mordida y debo beber hasta
la penúltima gota de sangre, la última es la que se utiliza, pasó mi lengua por
la mordida y comienza el cambio celular…solo es eso, al otro día despiertas y
no sientes el latido de tu corazón, pero si un cambio en todos tus sentidos y
ahí está, eres inmortal –no se escuchaba tan mal como lo había pensado.
—No suena
tan mal si lo pones así ¿es doloroso? –él frunció sus labios, eso me bastó como
respuesta.
—Cuando vas
perdiendo la sangre, eso sí es doloroso tanto para ti como lo será para mí.
— ¿Qué?
–bien, tenía una idea de la conversión, pero no sobre lo que pasaba con él.
—Sí, es
demasiada sangre, tampoco podemos beber toda la sangre de un humano, si hay
muerte de ellos es porque hay vampiros poco astutos que muerden a humanos que
los pueden recordar, lo que no es bueno si rompes una regla de tu especie,
jamás deber hacer que te descubran, a menos que quieras un humano como
acompañante o proveedor, a mí se me permite tener a Francesca como
empleada…solo porque soy yo –lo que dijo provocó cientos de dudas en mi cabeza,
pero noté que dejé mi plato de comida vacio durante este tiempo y comencé a comer unas frutillas que habían
ahí.
—Ahora veo
¿pero es mucho lo que sufres? –él negó.
—Solo
durante la conversión, mientras te muerdo, luego aquello desaparece.
—Lamento que
seas un experto en conversiones –él sabia a que me refería, nadie podía tener más
información sobre las conversiones que él, ya que los vampiros solo podían convertir
una vez en su existencia.
— ¿Cuánto te
dijo ella? –“ella”, me llamó la atención como se refirió a su madre.
—Bastante
como para pensar que no existe una lista a como yo pensaba y que…bueno, eres un
Alex diferente al que ella vio de bebé, aunque no lo necesario para saber el
motivo de tu conversión, más que solo un accidente o algo por el estilo, ni
tampoco sobre tus compañeras pasadas.
—Averiguaste
bastante con tu ataque de histeria que tuviste ayer, pero… —dijo antes que me
alterara por su comentario –como dije antes, fue justificado.
—Claro que
lo fue —comí otro pedazo de frutilla, noté la mirada de Alex al hacer eso.
—Frutillas —sonreí
de inmediato al saber que significaba eso, no estaba de ánimos de discutir con él.
— ¿Quieres? –tomé
una frutilla y se la ofrecí, pero Alex tomó mi mano y movió la bandeja para
poder acercarme a él.
—No, no
quiero “esa” frutilla —me atrajo más a él
hasta que tuve que sentarme a horcajadas sobre él.
—Te gusta
besarme después de comer ¿Por qué? –dije a milímetros de sus labios.
—Fácil,
porque sabe fantástico con tu sabor —me mordí el labio inferior al recordar lo
que había hecho ayer luego de tener mi orgasmo. Solo ese recuerdo tuve para
besarlo, pero antes que sacara mi camiseta me separe de él, eso había sido
demasiado rápido, sus frías manos se colaron sobre mi piel sin siquiera poder
controlarlo.
—Hay más personas
—tomé mi camiseta y la bajé. Alex me miró serio.
—Está bien,
ellas no duran más de dos días aquí, las correré de la casa –mi boca se abrió
las escucharlo.
— ¡¿Qué?!
Elizabeth me odiará, no son ellas Alex, es todo.
—Bien, pero
ellas comienzan, dos días más y se van –iba a decir algo, pero él me calló con
un corto beso en los labios y bajándose de la cama –es mejor que bajemos porque
así recibirás las lecciones, ahora que estas más tranquila –tomé la bandeja y
asentí. Ahora si estaba más tranquila.
—Alex —dije
antes que saliéramos. Me empiné un poco, él entendió de inmediato, y me besó
–Tienes que arreglar lo que arruinaste con mis padres –dije cuando nos separamos,
el asintió y salimos de la habitación. Alex tenía esa labor, me la debía,
además que pensando en ellos, siempre me sentiría fatal por cualquier cosa que
hiciera acá.
Bajamos las
escaleras y me encontré con Javier, quien tomó mi bandeja a pesar que le
reclamé que no lo hiciera, pero se la llevó. Antes que me dirigiera a la puerta
a saludar a Ezequiel, Alex tomó mi mano e hizo desviarme para ir a la sala. No
dije nada, luego saludaría a Ezequiel, antes que llegáramos al salón Alex soltó
mi mano.
—Buenas
noches —dijo a Raúl y Elizabeth, ambos sentados en uno de los sofás.
—Se han
demorado —Elizabeth se acercó a nosotros y nos saludos.
—Buenas
noches —con Alex nos sentamos en el sofá de al frente al de ellos. Lo miré y
note que estaba en esa actitud de indiferencia, demostrando que no le importaba
nada o nadie, esa actitud era la que lo hacía verse poderoso y que hacía que a
Alex lo respetaran mucho, pero para mí solo era la máscara donde se escondía y
a pesar que me gustaba, no era bueno para nosotros, porque guardaba todo lo que
pensaba o sentía y hacia que me confundiera.
—Bien, creo
que es hora de dar información ¿no pequeña Viky? –Raúl me sonrió y asentí
segura –bueno, en esta etapa creo que la más indicada de informarte es
Elizabeth.
— ¡Exacto!
–dijo ella alegre –no hay mucho que contar en realidad, porque Alex se ha
encargado de decirte todo sobre la conversión y qué papel jugarás como la
pareja del gobernador, pero te tengo que decir sobre el trabajo que tendrás los
tres meses libres antes de salir.
— ¡¿Qué?! —
¿trabajo? no era como si estuviera contra del, pero sí, bueno, había pensado
que sería un momento de solo Alex y yo.
—Sí, deberás
estudiar idiomas, debes aprender tres, Italiano obviamente, Ruso e Ingles, con
aquellos estas más que segura — ¿idioma por mes? ¿Eso era lo que ella quería? estaba
loca, no lo iba a ser, eso me tomaría todo el día durante todos los meses.
—Tendrás tu
tiempo con Alex –dijo Raúl sonriendo,
creo que notó mi sorpresa –pero eso es durante unos días, luego deberás
prepararte, como actuar en ciertas situaciones, como socializar con los demás,
lo que debes decir y lo que no, me refiero a que hay temas que no se tocan,
puedes usar ciertas palabras y otras no, es sobre ciertos…problemas del pasado
¿sí? –asentí y lentamente dirigí mi mano hacia donde estaba Alex, todo esto me
estaba intimidando bastante, pero antes
de poder alcanzarla él la movió.
Rodeé los
ojos a lo que hizo y me tomé la libertad de tomarla descaradamente. Noté como
Elizabeth sonrió a aquello.
—Ahora —dijo
Alex –creo que debes saber sobre lo que más se acerca a nosotros respecto al
poco tiempo que tenemos, el rito de unión, es corto y simple, pero significa
mucho, se ha hecho durante siglos y espero que lo aprendas bien en su momento
para que así no quedes mal antes una especie entera –eso hizo que mi estómago
se revolviera –pronto deberás dejar de ser tan orgullosa y deberás usar el
anillo –eso aumentó mis nervios, por lo que presioné su mano y él lo único que
hizo fue cerrarla contra la mía, eso me dio más ánimos y descubrí que la
bipolaridad podía ser contagiosa. Era
imposible al recordar cómo estaba ayer a como estoy ahora, pensar que no soy
bipolar.
En cada momento
Alex estaba avanzando más y más, no me agradaba, porque era como si me sintiera
cada vez más a gusto en su compañía y que cuando él estaba lejos, era como si
fuera una agonía, esto era ridículo, más cuando pensaba en los momentos de
enojo que tenia con él, era como si se me fuera la vida en ello…ridículo.
—Lo sé, dijiste
que no tenía opción.
—Así es —siendo
que se veía molesto con todo, él no soltaba mi mano, eso me hacía pensar que no
estaba enojado o algo por el estilo.
—Bueno, no
sé que más podemos enseñarte –habló Raúl –mejor que preguntes tus dudas, ser
vampiro para mi es demasiado normal.
—Está bien
–esta era mi oportunidad para hacer mil preguntas — ¿Qué me hará daño?
—El sol si
lo tomas sin un proveedor –me contesto Raúl.
—Sí, pero
eso implica otra pregunta –aquí miré a Alex — ¿tendré más libertad contigo? o
sea ¿tendré que andar con esposas o algo por el estilo?
—Claro que
no –respondió de inmediato –para eso tengo una esposa mental, se lo que estarás
pesando en cada segundo aunque te moleste.
—Entonces tendré
la libertad de tener un proveedor y seducirlo para poder alimentarme cuando
tenga que salir.
—No, esa
parte de seducirlo esta demás, muerdes y listo.
—Pero tú
dijiste…
—Sí, se lo
que dije antes, pero ahora es diferente, no ando seduciendo a nadie –sonreí al
verlo tan a la defensiva con ese tema.
—Bien, entonces,
volviendo al tema, no tengo que temer de nada cuando sea vampiro, a menos que
me corten la cabeza o me dejen horas al sol ¿es eso? –no dejé de mirar a Alex.
—Estas en lo
correcto, pero en tu caso igual tendrás que temer o mejor dicho, tener cuidado
con las personas que no apoyan nuestro estilo de gobernar –asentí, eso lo tenía
claro igual, desde que Alex dijo que hubo veces que lo trataron de asesinar.
— ¿Cuánto
tiempo después que me muerdas estaré lista?
—Un día,
nada más, pierdes la conciencia durante un poco más de veinticuatro horas y
luego despiertas siendo completamente una nueva persona –eso me llamó la
atención.
— ¿Nueva
persona? ¿Voy a ser otra?
—Claro, pero
solo físicamente, lamentablemente no podremos mejorar tu mal humor –no le hice
caso a su comentario acido y seguí pensando en más cosas que preguntar.
— ¿No debo
correr de la plata o cruces? –Alex negó — ¿y del ajo? –eso lo hizo sonreír,
recuerdo cuando dijo que su mentira favorita sobre los vampiros era la del ajo.
—Creo que
estas divagando, no hay mucho que debas aprender en realidad, solo unas pocas
cosas claves, como las reglas que hay en nuestra especie.
— ¿Reglas?
–él asintió.
—Si no fuera
por ellas, creo que ya no habrían humanos…y eso no le conviene a nadie –lo miré
confundida –como notaras los vampiros, en su mayoría los jóvenes tienen cierto
rechazo a los humanos, es más resentimiento, pero aun así los odian y si no
fuera porque las reglas se deben cumplir, matarían a los humanos que utilizan
para alimentarse y eso no favorece a nadie porque, primero se revelaría que
existen los vampiros y segundo, comenzaría algún estilo de guerra por ambos
lados y al final acabaríamos con los humanos…y no tendríamos de que
alimentarnos.
— ¿Acabarían
con los humanos? –Pregunté un poco escéptica por su confianza –los humanos son
mucho más que ustedes.
—Sí, pero no
tienen la fuerza, ni la rapidez que nosotros.
—Bueno, para
eso tienen armas —me estaba comenzando a
molestar por su arrogancia –no somos estúpidos, lo más probable es que alguna
gobierno ubique donde hay mayoría de ustedes, por ejemplo, las casas de los
guardias, son muchas…las descubren y lanzan bombas o… —no se me ocurrió nada más
–en fin, los matan.
—Bueno, pensé
que ibas a suponer que nos podemos regenerar –bien, podía tener la idea en mi
cabeza, pero era raro poder saber que de verdad existía.
—Aun así, no
creo que puedan contra los humanos, es una ilusión, una bomba los destruye a
todos, imposible de regenerarse –Alex rodó los ojos, creo que esta discusión no
avanzaría nada, aunque sabía que yo tenía la razón — ¿es qué acaso tienes todo
planeado?
—No…bueno
si, pero no pasará porque no le conviene a nadie, así que no hay que
preocuparse, además no tienes idea de las personas que son vampiros, dominamos
este mundo, ahora haz otra pregunta –por
lo visto ahora estaba más dispuesto a hablarme sobre los vampiros.
—Tengo una
duda, cuando tú me conviertas…y pase el tiempo ¿yo podre convertir a alguien?
—No —esa fue
una respuesta rápida.
— ¿Por qué? ¿Qué
pasa si te quieres retirar? Me dejarías el cargo a mí y yo no lo quiero,
tendría que convertir a un humano.
—No, eso no
pasará, no tienes de que preocuparte.
— ¿Pero qué
pasa si no quiero seguir teniendo una conexión contigo? –está bien, esa
pregunta solo la hice porque me había desagradado su respuesta, me obligaba a
hacer todo.
—Porque yo
me encargare de que eso no ocurra –se veía más molesto de lo normal, creo que
de verdad le desagradaba el tema, aunque era algo obvio sabiendo que él había
perdido a sus compañeras por irse con otro.
—Está bien,
no tienes para que enojarte —esquivé su mirada, cada día me tenía que amoldar
mas a él, todo para que no se enojara y tener que empezar a sacarle información
se convirtiera en algo más difícil.
Delicadamente
saqué mi mano de la suya, ya que aun la había dejado entrelazada. Miré a hacia
donde tenía que estar Elizabeth y Raúl, pero no se encontraban.
— ¿Dónde se han ido?
—Vieron que
no servían de nada, por eso se han ido –lo miré de soslayo, él lo notó –daría
todo para que tu conversión fuera en dos o tres años, eres demasiado inmadura
–tuve que contar hasta diez para poder controlarme y actué como lo hubiera
hecho antes, Alex tenía el poder de sacarme de quicio fácilmente.
—Solo me
molesta que creas que puedes controlar mi vida a tu gusto, eso es todo.
—Pero Victoria,
yo controlo tu vida a mi gusto –lo miré sorprendida.
—No, no es así,
no puedes controlar lo que siento —sonreí con suficiencia.
—Claro que
puedo —sin más tomo mi camiseta desde atrás y me hizo quedar aun más cerca de él,
haciendo que mi corazón latiera con rapidez — ¿Ves? –Alex sonrió
arrogantemente.
—No —apenas
salió la voz de mi boca, ya que me estaba perdiendo en la mirada de Alex.
Idiota, se le estaba haciendo todo más fácil ahora.
—Si –se
acercó a mis labios y los besó con cuidado, lentamente. Cerré mis ojos respondiendo
a él. No había caso siempre haría que me alterara con sus besos, haciendo que
todo mi cuerpo se viniera en mi contra, sin poder controlarlo — ¿ves? –se
separó sonriendo.
—Bueno, no
–no me respondió nada.
— ¿Nunca?
–repentinamente su expresión cambio a algo más preocupada, eso no me gustó,
debo admitir que soy una tonta a que me importe su estado de ánimo, siendo que
a él no le importaba mucho el mío. No pude evitar pensar que recordó a las
demás que lo dejaron.
—Eso
depende, si sale más el Alex tierno no te podría asegurar que me negaré.
—Suena bien,
pero creo que tomare el camino largo, no tengo otra opción –tomé su mano de
inmediato.
—Si la
tienes y lo sabes, solo que no quieres porque te sientes más seguro de esta
manera, siendo que cada mujer es diferente.
— ¿Me estas
psicoanalizando? –tenía su ceño fruncido.
—Claro que
no, solo te digo lo que pienso.
—Bueno,
estas equivocada, cada mujer es igual, aunque tú tienes ciertas actitudes
bastante extrañas, pero sigues siendo igual a todas –rodeé los ojos, pero en mi
cerebro hubo un “clic” Alex estaba hablando de las parejas que tuvo antes, eso
me daba alguna libertad para hacer más preguntas.
— ¿Por qué
te enojaste tanto cuando encontré tus diarios? –de inmediato se tensó.
—No hablaré
de eso contigo, ya te lo dije antes –como siempre hacia cuando yo sacaba este
tema, se puso de pie y comenzó a alejarse.
—Me lo tendrás
que decir si quieres que confié en ti –no dio un paso más y se giró a verme,
mirándome enarcando una ceja –lo digo en serio.
— ¿Eso es
una amenaza? –negué.
—Te doy una
pista para un camino más corto, solo eso –me quedó mirando sin decir nada,
supuse que estaría pensando en las alternativas que tenia.
—Es algo
privado, por eso no quiero que lo leas.
—No tenías
porque esconderlos, si me decías, en buenas palabras que no lo hiciera, no lo
iba hacer.
—Lo dudo,
eres bastante curiosa —negué de nuevo.
—Entiendo
que es algo importante, que no quieras compartir, todos tienen secretos Alex, tú
los tuyos y yo los míos.
—No, tu no,
los sé todos –no había forma de ganarle.
—Aun así, no
todo, pero entiendo que no quieras que lea aquellos cuadernos, tengo dudas
–desde que había leído esos trozos de sus cuadernos y desde que Elizabeth había
hablado conmigo, vinieron bastantes preguntas a mi mente.
— ¿Cuáles?
— ¿Todas han
muerto? –frunció el ceño, pensé que no me iba a contestar nada, pero su
movimiento me sorprendió. Se volvió a sentar pero de una forma que demostraba
que estaba cansado, literalmente se arrojo en el sofá, hundiéndose en el.
—Si, por eso
puedo hacer la conexión contigo –no era capaz de mirarme, solo tenía sus ojos
fijos hacia al frente.
— ¿Cómo
todas murieron, tú…?
—No, jamás
haría eso, sé que crees a veces que soy un monstruo, pero no, no las mandé a
matar…solo pasa, no lo puedo controlar.
— ¿Eso quiere
decir que si me separo de ti voy a morir? –mi boca se abrió sorprendida dándome
cuenta ahora de verdad de lo que estaba sucediendo. Alex me miró son decir nada
— ¡debes estar bromeando! ¿Cómo mueren?
—No lo sé, solo
pierdo la conexión y luego me informan que la han encontrado o algo por el
estilo.
— ¿Qué es
esto Alex? –me comencé a asustar. Me quedó mirando sin decir nada por varios
segundos, hasta que suspiró como si se estuviera rindiendo.
—Bien…tu
ganas, te diré todo, ya me cansé de tus preguntas todo el tiempo, además que el
reloj esta en nuestra contra –esto no me estaba gustando, quizás no quería
saber la verdad después de todo –siempre un vampiro encuentra a un humano para
que sea su compañero, Raúl lo encontró con Elizabeth, y así muchos otros, bien,
tu eres esa humano para mí, es un estilo de unión bastante fuerte, por lo que
al verse separados, las cosas se ponen complicadas, nunca he estado presente en
la muerte de una mitad, pero se dice que la vida se les va desvaneciendo de a
poco, hasta que solo se desmayan cayendo sin vida.
— ¿Estás
hablando de almas gemelas? ¡Eso no existe! –me miró sin decir nada, ahí supe
que me tenía que mantener callada –sigue…
—Gracias, bueno,
esta unión claramente no está hecha por amor, yo soy la prueba viviente –lo que
dijo hizo que me diera una punzada en el pecho, él decía algo, pero yo sabía
que pensaba diferente, en sus cuadernos podía sentir el dolor de Alex al
escribirlas, fue extraño, pero eso fue lo que me enfureció en su momento –al
principio todos pensaban que lo era, por lo cual tu encontrabas tu conexión y
eso era todo, podías estar una eternidad con ella, todavía hay vampiros que
tienen sus parejas de hace miles de años, pero ahora ultimo…y hablo de unos
siglos atrás, las cosas cambiaron, Charlotte tenía razón en que hay pocos
vampiros fieles, nadie se opone a que se engañe a su conexión, porque bueno así
sigue aumentando la cantidad de vampiros, tu eres mi conexión, por eso estas
aquí –tragué saliva nerviosa, mientras mi labio inferior temblaba.
—Estas
mintiendo, es imposible, tú has convertido a varias personas y sigues vivo,
aunque te hayas separado de tu conexión.
—Si…bueno no
soy yo el que se aleja –esto lo dijo enojado mientras me miraba –no soy yo el
que encuentra mágicamente otra conexión ni tampoco soy yo quien convierte a
otro humano solo por capricho y luego muere, dejando a un vampiro demás –tensó
la mordida mientras me miraba y decía todo esto.
—Me lo
debiste decir el primer día Alex ¡Ahora entiendo porque me canso cuando me
disgusto contigo! ni siquiera la primera noche que me trajiste aquí lo sufrí más
que cuando te odie por lo de Bianca.
— ¿De qué estás
hablando? –me senté mejor en el sofá.
— ¡Diablos! esto
no me puede estar pasando, ¡vamos! ¡Esto es la vida real!..las almas gemelas no
existen ¡y menos si me entero de esta manera!
— ¿Por qué
estas siendo tan melodramática? ¿Querías que te lo escribiera en una carta? ¿Qué
te lo dijera mientras tú estabas en un balcón?...te dije que estas eran las
lecciones.
— ¡Es
imposible que tú seas mi alma gemela! Si ni siquiera me conoces bien, no me
comprendes y tampoco me amas –me miró sin decir nada, espere varios segundos
pero no fue capaz de decir una palabra –Alex…te has equivocado de persona.
— ¿Crees qué
esto es a la suerte? ¿Qué lo elijo yo? –esto era demasiado para mí.
—Alex…estas
mintiendo, Raúl y Elizabeth siguen vivos y están separados, me estas mintiendo.
—No lo estoy
haciendo, ellos se ven bastante seguido.
— ¡No puede
ser!...hay miles de vampiros que no están con sus creadores, además tú fuiste
convertido por tu madre ¡esto no cuadra!
—Cuando
encuentras a tu conexión solo eso basta, si conviertes a alguien más no importa
que conviertas a otro humano, sigue teniendo tu conexión, el humano que
convertiste queda libre para encontrar a su otra mitad –se puso serio al decir
lo último, como si le incomodara hablar de “mitades” “almas gemelas” o cosas
por el estilo.
— ¿Y
Ezequiel y Javier?...ellos son ambos vampiros y ¡hombres!
—Eso no
importa, puede ser que puedan estar juntos o puede ser que ambos encuentren a
alguien más.
— ¡Me estas
mintiendo! –me puse muy nerviosa, trataba de encontrar el “pero” a todo esto.
—No
desesperes… —se notó que se estaba preocupando, porque incluso se acerco a mí y
dejó su mano en mi hombro, mientras yo respiraba agitadamente — ¿A qué te
refieres con que te cansas cuando te enojas conmigo? –me quede mirándolo unos
segundos, pensando que todo esto era una locura.
—Es como…si
me cansara demasiado, sin ganas de hacer nada cuando te odio, no es una
sensación agradable.
—Eso es
nuevo —llevé mis manos a mi rostro.
—Si todo
esto es cierto ¿Por qué eres tan idiota conmigo?
—Eso es
ahora ultimo…realmente no recuerdo como era las primeras veces, pero si no era
como ahora.
—Esta
conexión es una farsa —dije cansada –has sido capaz de tener más de una, esto
es una locura.
—Soy el
único, no se conoce a alguien más que pierda su conexión y pueda reanudar otra.
—El
afortunado —no fui capaz de mirarlo al decir eso.
—No es nada
bueno, si cada vez que se van… —se notó la tristeza en la voz de Alex. Levanté
la mirada y suspiré derrotada, odiaba preocuparme por él.
—Lo siento —se
sorprendió al escucharme y me volvió a mirar —tienes razón, actúo bastante
inmadura contigo a veces, pero esa fue demasiada información en muy poco
tiempo.
—Lo sé, por
eso no te lo quería decir…aun.
—Esto
explica muchas cosas —sonreí nerviosa.
— ¿Cómo lo
fácil que estas cediendo a mi?...porque anoche cediste bastante –le di un golpe
en el hombro.
— ¡Alex! –me
puse roja como tomate.
—Creo que la
sesión de lecciones ha terminado por hoy ¿no? –asentí.
—Por favor, eso
fue demasiado, nunca me dices nada y ahora sin más me dices que tenemos
alguna…conexión, estoy aun confundida.
—Sé que te
es difícil de entender y te lo hubiera dicho en semanas o meses más, pero con
la presión del consejo por nuestra unión, bien…eso complica las cosas –lo que
dijo trajo a mi memoria el día que me escapé y les pronuncié a los guardias
sobre las “otras” y ambos se pusieron serios, como si el tema fuera un tabú.
— ¿Por qué
todos esconden el tema de tus perdidas? –solo me miró un segundo para esquivar
mi mirada.
—Si no morí
con mi primera conexión o con las demás, no significa que pasara desapercibido
aquella perdida para mi…la última vez que la perdí fueron tiempo difíciles,
para todos, necesitaban un líder y yo no estaba en condiciones de serlo, solo
eso –no fue capaz de decírmelo a la cara. Me sentí mal por él, ahora veía mejor
todo lo que Alex había sufrido, con las pérdidas de sus conexiones, él había
cambiado y no había sido su decisión.
—Quiero leer
tus diarios, eso me ayudaría mucho a comprenderte.
—Eso no
pasara, no los tendrás en tus manos nuevamente –repentinamente se volvió
molesto; odiaba cuando hacia eso, pero me controlé para que no se molestara aun
más.
—No tienes
para que enojarte, solo te lo estoy pidiendo, sé que son muy privados para
ti…no lo hagas, pero me tienes que hablar de todo lo que no sé, así entiendo
mejor porque eres tan desagradable conmigo, siendo que tenemos una supuesta
“conexión” –una leve sonrisa se marcó en sus labios.
—Estas
entiendo mal, yo no soy desagradable contigo…solo soy así, con todos.
—Eso es
mentira Alex y lo sabes, sé que me estás haciendo pagar por algo que no he
hecho, también sé que a veces sale el lado tierno de ti porque no lo puedes
evitar, pero me tratas de esta manera solamente porque perdiste a las demás, no
es difícil de adivinar.
—No es
cierto, estas equivocada –su ceño se frunció, molesto. Tenía la razón, desde
que habló esto de la conexión lo descubrí, incluso tenia las sospechas antes.
—Tienes
razón, creo que si a mí me hubiera pasado lo mismo que a ti, no confiaría en
nadie.
— ¿Me
comprendes? –me miró confundido.
—No he
esperado más de ti, porque no conozco más, tampoco lo he hecho porque no debo, tú
me secuestraste y creo que esas pequeñas partes donde eres tierno y preocupado,
completamente diferente a lo que de verdad eres, ha hecho que me…atraigas, cosa
que es enferma, notando que me has quitado todo y solo debería odiarte.
—Pero ¿no lo
haces? –negué.
—La mayor
parte del tiempo, hay partes que desearía sacarte cada hueso y quemarlos
mientras bailo alrededor de tu fogata.
—Eso es
sádico y malvado ¿Cómo me odias a ese nivel?
—Cuando eres
testarudo y no eres capaz de escuchar a nadie, me frustras…tengo derecho a
odiarte de esa manera –me sorprendía que estuviera hablándole tan relajadamente
como si estuviera hablando con un amigo de años.
—Yo no soy
testarudo –se sentó mejor en el sofá y se acomodó en el respaldo, quedando un
poco recostado.
—Claro que
lo eres, conmigo, otra prueba que lo haces apropósito.
—Victoria,
no me comporto así contigo apropósito —trataba de convencerme que eso era
cierto pero desde el primer día lo noté, él es diferente en especial conmigo.
—Si lo
haces, te ríes y eres simpático con los demás, Ezequiel, Javier, Elizabeth, Raúl,
incluso Charlotte que es una estúpida.
— ¿Es que
acaso estas celosa? –rodeé los ojos. Alex podía llegar a ser tan ególatra.
—No, solo
que se nota la diferencia que hay entre ellos y yo…a mi me tratas como si fuera
cualquier cosa, aunque claro, no dejas que me traten mal los demás, así que
estoy segura en decir que te estás vengando conmigo.
—No lo hago,
si lo hiciera no estarías tan cómodamente sentada aquí.
— ¿Daño
físico?...jamás serias capaz de golpearme y estoy segura, quizás el primer día
tomaste mi brazo para amenazarme, pero no lo hacías por ser malévolo.
— ¿Y de
donde sacas tanta información? te veo muy segura –sonreí con suficiencia.
—Solo
observo, tú podrías notar muchas cosas de mí si lo hicieras igual, pero no eres
capaz, porque parte de ti me odia, todo por lo que ha pasado antes, cosas que
no tengo idea.
—Yo no te
odio —se sentó mejor para mirarme realmente serio — ¿de dónde sacaste esa idea?
estas delirando Victoria, es mucho tiempo que tienes para hablar solo contigo
–se veía bastante sincero al decir aquello, eso me daba la idea a que ni
siquiera él se daba cuenta de lo que sentía.
Lo miré unos
segundos sin decir nada, sus ojos oscuros, sus rasgos jóvenes, Alex a pesar de
tener una personalidad de un hombre mucho mayor, solo tenía veinticuatro, seis
años más que yo, no era nada, bueno un poco, sin embargo había vivido más que
muchos ancianos juntos; su cuerpo era de un hombre alto, fuerte, pero cuando
sonreía se notaba que físicamente era joven. No podía imaginar cómo alguien lo
pudo dejar solo por capricho, más cuando en ese entonces él sonreía más.
— ¿Has quedado muda?
—No, solo
estoy cansada de decirte todo sin que me des crédito, tengo razón y algún día deberás
aceptarlo –frunció los labios haciendo que mi atención se fuera a ellos, me
encantaban los labios de Alex, eran tan suaves pero a la vez dejaban en claro quién
mandaba, haciendo que mi cerebro se volviera loco cuando decidía besarme.
—Yo igual
puedo decir mucho de ti —volví a concentrarme en él y lo miré como si hubiera
dicho lo más estúpido del mundo.
—No, no eres
capaz —me sonrió y comenzó a hablar sobre mí.
—Eres
testaruda, por eso tenemos tantos roces, pero eso mismo te prende cuando te voy
a besar y luego provocar que tengas un orgasmo.
— ¡Alex! –suspiré
derrotada, siempre salía lo más idiota de él conmigo ¿Cómo era posible que él
fuera el gobernador por su sabiduría? Comenzaba a creer que su elección fue
turbia. Me levanté del sofá, no iba a seguir escuchándolo.
—Alto –su
voz era tranquila mientras rodeaba mi cintura con sus brazos y me hacia caer a
su lado –bien, bien…te diré cosas más aburridas –lo miré desconfiada, me quise
mover de su lado, pero no me dejó, no seguí insistiendo –eres muy inteligente,
descubres cosas en mi que no todos lo hacen, te preocupas por los demás…. –no
me estaba mirando mientras decía esas cosas lindas de mí –odias las injusticias
y eres graciosa cuando te enojas conmigo, cuando me extrañas en las noches o
cuando me quedas mirando con ganas de…. –me miro sonriendo –no sé de qué, pero tienes
ganas de algo, exactamente como me estas mirando ahora –me sonrojé de
inmediato, no había notado que lo estaba mirando raro —¿Ves?...hay más cosas,
pero esas me las guardo para mí –lo quede mirando casi babeando, pero recordé
algo que me ponía bastante nerviosa.
— ¿Ves que
tenemos que estar solos? los chicos pueden escuchar ahora —sonreí confiada en
que tenia la razón. Alex se acerco más a mí.
—Dudo que
les importe.
—Pero a mi si —me puse de pie para evitar
problemas. Él frunció el ceño, pero me alejé bastante rápido, pasé por al lado
de la puerta principal y me fui directo a la salida trasera, agradecí que Alex
no me siguiera.
Llegué a la
terraza y me senté un poco más relajada a lo que estaba hace minutos atrás. Cerré
mis ojos por un segundo y después miré hacia el cielo estrellado, hacía calor,
eso hacía que toda la información que me había dado Alex se sintiera el doble
de pesada en mi cabeza. Agradecía que ahora él me diera un tiempo a solas para
poder procesar todo.
Almas
gemelas, aun no lo creía, menos por parte de él, siempre las almas gemelas de
los libros se llevan bien, son como dos piezas de un rompecabezas adyacentes,
encajan perfectamente, pero eso era claro que no se aplicaba a Alex y a mí,
menos si ahora él era diferente a lo que era, quizás antes seriamos perfectos
el uno para el otro, pero ahora…lo dudaba, aunque habían ciertas
características de ambos que teníamos en común, como lo testarudo o nuestra
bipolaridad única en los dos.
Me puse de
pie inquieta, no sabía qué hacer. Me apoyé en el hermoso diseño de madera que había
en la terraza, mirando a todos los jardines de Alex, estaban iluminados solo
por la luna. Me encantaba poder venir a pensar aquí, no sé cómo, pero todo aquí
me gustaba, tenia los colores que a mí me agradaban y…
—Muy buenas noches
Srta. Victoria –me volteé de inmediato al notar de quien era esa voz.
— ¿Qué haces
aquí John? –una leve sonrisa salió de sus labios, mostrando sus filosos
colmillos, no me gustó ni un poco. En otras personas no me acostumbrar a ver
esos colmillos, solo en Alex –no deberías estar tan cerca da la casa, Alex
tiene otras órdenes para ti.
—Solo quería
ver como se encontraba, ese es mi trabajo –dio un paso más hacia mí.
—Aléjate —me
estaba empezando a asustar, John jamás me había dado confianza.
— ¿Es qué
acaso no puedo molestarla como usted lo ha hecho conmigo?
—John, si no
te alejas gritaré y Alex me escuchará, ahí tendrás verdaderos problemas –sentí
un escalofrió a hablarle, él de verdad era un poco aterrador.
—Creo que
deberías saber que eso no me importa… —en un segundo se acerco a mí a tal
extremo que podía sentir su fría nariz en mi mejilla –Ya me has cansado, si no
puedo tener a Francesca de proveedora, bueno, lo tendrás que ser tú, tendré
bastante prestigio cuando se enteren que probé la sangre de la futura
gobernadora.
—Solo estarás
en problemas, así que déjalo ya, vete, dudo que quieras más inconvenientes con
Alex.
—El Sr.
Lenardis me importa muy poco en estos instantes, más cuando he pasado bastante
tiempo sin alimentarme –no podía creer que mi rabia cada vez aumentara con
John, él solo pensaba en Francesca como un pedazo de carne, nada más ¡y ella
era mi única humana cerca! No pude más, con toda mi fuerza trate de empujarlo,
mis manos se fueron a su pecho y con toda la fuerza trate de alejarlo, pero fue
inútil y como no tenía otra opción para salvarme de él, mi otra opción era
gritar.
—Estás
perdido –tomé todo el aire que pude para que saliera un grito bastante audible —
¡Al –John tapó mi boca bruscamente, de verdad sentí como si mis dientes se hubieran
dado un vuelco.
—No lo creo
lindura, la única perdida aquí eres tú –tomó mi cabeza y la movió hacia un
lado, dejando mi cuello expuesto, en ningún momento dejó mi boca descubierta para
poder gritar. John se acercó a mi cuello y pasó su lengua, comencé a mover mis
manos contra él para alejarlo, pero era inútil, era demasiado fuerte para mí.
Tensé mi mordida, esperando sin derramar ni una sola lágrima por este maldito
vampiro que enterraría sus dientes en mi piel, y fue ahí, en ese segundo que pasó
todo.
Sentí los
colmillos de John contra mi piel, empezando a traspasarla, pero antes de que
pudiera avanzar un centímetro más sentí que alguien me empujaba hacia atrás y
me liberaba del agarre de John. Abrí los ojos de inmediato para ver de quien se
trataba.
— ¡Srta.
Victoria ¿está bien?! –un guardia que no conocía estaba al frente mío, dándome
la espalda, solo había girado su cabeza hacia mí. Me moví un poco hacia al lado
y pude ver que otros dos guardias tenían de los brazos a John, que estaba
bastante tranquilo entre su agarre, mirándolos como si fuéramos los mas idiotas
del planeta.
—John
Fletcher estas en serios problemas –el guardia que estaba adelante mío le habló,
y creo que por su tono, no estaba tan apenado por encontrar en algo que pondría
en problemas a John – ¡llévenselo de aquí! –los otros dos guardias tomaron a
John y se lo llevaron en menos de un fracción de segundo. El otro guardia
acercó la mano a su boca, creo que tenía en su ropa algún aparato tecnológico
porque comenzó a hablar por ahí, no pude entender nada, pero no demoró mucho.
Aquel guardia se volteó a verme con su mirada preocupada.
—Sentimos la
demora Srta. Victoria, él se encargo de distraernos –lo quedé mirando sin decir
nada, el tipo me era conocido pero no lo podía traer a mi memoria completamente
en este momento.
— ¡¿Qué
diablos sucedió aquí?! –Llego Alex gritando a la terraza — ¡¿Cómo es posible
que un simple y joven guardia se las haya arreglado para hacerte un inútil?!
¡Vete en este instante!...pronto hablaremos los dos Aníbal –el guardia
desapareció en un momento. Alex se acerco a mi rápidamente — ¿Victoria estas
bien? ¿Qué te hizo? –Movió mi cabello para dejar expuesto mi cuello –no te
preocupes, solo dejó rosado, no alcanzo a hacer nada –pasó su mano con cuidado
por mi piel –di algo Victoria –no era capaz de decir nada, en mi mente se
repetía una y otra vez lo que había pasado ¿había sido cierto? Todo fue muy
rápido – ¿Victoria? –sentí como mis piernas se iban debilitando hasta el punto
que no fueran lo bastante fuerte como para poder sostener mi cuerpo. Me desvanecí
perdiendo la conciencia sin saber en dónde o como había caído.
maldito pto John!!!!!
ResponderEliminarojaa ke alex te rebane en varios pedacitos.. y aun lo tenia cm sirviente, no lo puedo creer.. cm siempre Vicky no se ekivoco, ojala aora alex se preocupe mas x ella y se vuelva mas tierno SERIA UN MILAGRO XD
Gatito quién te viera quién te ve dando tanta información!! y siendo tan " vulnerable" ... bueno sólo un poco xD
ResponderEliminarsiempre ame este cap!!
aún no me gusta mucho las reacciones q para mi son un tanto exageradas de Victoria ...
ese perro de John !!
q Mierda !! de seguro la perra de Charlotte le metio sisaña !!
*Kathy *
Esto se pone cada vez mejor.
ResponderEliminarAhora esta un poco claro todo, aunque todo es de locos .... y ese john tststs esta un poco mas que loco
ResponderEliminar