lunes, 15 de julio de 2013

L.M.L - Capitulo 10



Capitulo 10

Eran las diez de la mañana y esperaba a Alex al lado de la avioneta, junto a Raúl y Alanna. Íbamos a aprovechar este viaje para viajar a Santiago.
— ¿Le dijiste sobre mi financiamiento?
—No –respondí con mis brazos cruzados, sintiendo que los rayos del sol no eran nada agradable en mi rostro, a pesar de estar con gafas –se lo diré, después te devolveré todo lo que sea necesario, no quiero que en un futuro Alex se atreva a sacarme algo en cara ¿sabes?
—Buena idea, a veces puede ser muy impulsivo y decir cosas que no siente en realidad, evitemos ese problema –asentí a las palabras de Raúl, eran muy ciertas.

—Aun no puedo creer que haya permitido esto –dijo Alanna, que estaba a mi lado.
—Apropósito –dije mirándola seria — ¿Aníbal ya ha partido?
—Si –no había tenido oportunidad de agradecerle por su apoyo ayer. Ahora él ya se encontraba en Santiago, Alex lo había designado a ser mi guardaespaldas mientras hacia todos los trámites necesarios.
—A pesar de que te vas a lograr lo que deseabas, no te ves nada feliz –mire a Raúl y negué.
—Esto no se ha realizado en el contexto que hubiera deseado.
— ¿Se han enojado muy fuerte? –preguntó un tanto preocupado.
—Lo suficiente para no estar dirigiéndole la palabra desde ayer.
—Eso ha de ser difícil –susurró Alanna. La mire sorprendida, ella nunca se inmiscuía en mis problemas personales, siempre trataba de ser objetiva y estar al margen –más cuando ahora estará sin verlo por tres días.
—Me queda una eternidad con él, tres días no deberían ser nada, a todo esto ¿Dónde está qué se demora tanto?
—Estaba hablando por teléfono con el Sr. Marco –bufé, su mejor amigo que no me daba confianza porque no me tenía fe. Excelente.
Alanna me quedó mirando sorprendida por mi reacción, pero no dijo nada, ya que Alex ya estaba caminando hacia nosotros. Desvié la mirada cuando me quedó observando más de la cuenta. Me concentré en no darle importancia, aunque se viera tan guapo con esos pantalones azul oscuro y esa camiseta de hilo blanca, en cuello V.
—Todo listo –dijo sonriéndome.
No le dije nada, solo me giré y subí a la avioneta.
Era bastante extraño e incomodo, nadie decía una sola palabra, ya que personalmente había tomado unos audífonos y cubierto mis oídos con música mientras que Alex iba a mi lado sentado. Alanna iba de copiloto junto a Raúl, conversando de temas a los que no puse atención.
Cada ciertos minutos podía sentir como Alex me miraba, pero no lo tomaba en cuenta, no quería tener ninguna interacción con él, estaba molesta y quería que durara tiempo, para que así aprendiera a que no podía comportarse como un idiota cuando se le daba la gana. Quería durar enojada con él, siempre era la primera en caer.
“¿Victoria?” pude escuchar claramente su voz en mi mente. Lo miré enojada, así que no pudo seguir hablándome de esa forma, ya que solo bastaba pensar en algo que me fastidiara de él para enfurecerme y bloquear mi mente para él. Dato que el mismo Alex me había entregado.
Sin embargo, no se quedó tranquilo, como si fuera un niño tiró de mi audífono izquierdo para llamar mi atención.
—Basta –dije para después volver a ponérmelo, pero él nuevamente lo sacó — ¿Qué quieres? –estaba en realidad harta, como muy pocas veces me sucedía con él, ya que solo duraba mi furia unos minutos, pero esta vez era diferente, se había extralimitado.
—Estaba pensando que tus planes con la universidad y estudiar ingeniería comercial, pueden verse truncados, ya que no diste la prueba para…
—Eso está arreglado –lo interrumpió Raúl –yo ya la matriculé.
— ¿Qué? –Pude ver como tensaba su mandíbula — ¿Por qué no me dijiste eso ayer, Victoria?
Lo miré y solo negué con mi cabeza ¿Qué pregunta era esa? Si no pude explicarle nada. Volví a ponerme el audífono y subí el volumen de la canción, para después sacar un libro de mi bolso y comenzar a leer.
Fue uno de mis viajes más largos y estoy segura que de Alex también.
Cuando llegamos a la pista de aterrizaje, guardé mis cosas en el bolso y después esperé a que llegáramos a tierra, no era necesario mirar a Alex para saber que estaba furioso. Ya no me sorprendía, la mejor técnica era ignorarlo.
Bajamos con Alanna y pude ver como dos autos negros nos esperaban, uno se llevaba a Alex y Ezequiel, que estaba mirándonos desde las oficinas de comando, mientras que el otro auto nos llevaba a Alanna, Aníbal y a mi hasta ver el tema de las casas que íbamos a visitar, además de ir a firmar unos seguros a la Universidad.
—Que tengas buen viaje –dije cuando nos bajamos de la avioneta, dándole solo una mirada a Alex y después me dirigí hacia uno de los autos, sin esperar a Alanna, ya que ella se quedo conversando con Alex sobre algunos detalles que él deseaba para la nueva casa.
¡Estaba tan enojada! Esto debimos haberlo hecho juntos, sin estar peleados.
—Sra. Victoria –sonreí ante el saludo de Aníbal.
— ¿Cómo has estado? Gracias por lo de ayer, espero que solo haya quedado entre nosotros –él me miró alarmado.
—Claro que si, solo entre los tres, no sería capaz de traicionarlos –sonreí.
—Me alegra que no estés con el traje negro ¿sabes? –Dije notando que vestía con unos jeans negros y una camiseta de hilo con mangas de color gris –además te verías muy raro, con las altas temperatura de este verano, te queda la ropa de color.
—Gracias, usted se ve muy bien –sonreí. Esta vez solo había elegido una blusa sin mangas y con escote, que tenia líneas horizontales de color azul y crema, además de unos pantalones cortos de mezclilla y unas sandalias sin taco.
—Bien, mejor subamos para esperar a Alanna.
—Claro.
Me subí a la parte trasera y me acomode, mirando hacia adelante, sin caer en la tentación de mirar a Alex que seguía ahí afuera.
—Ve a buscar la maleta de Victoria –escuché claramente la voz de Alex, justo antes de abrir la puerta de mi lado y entrar al auto mientras que Aníbal salía de este.
— ¿Qué sucede? –me miraba enojado.
—Me voy por tres días ¿de verdad te vas a despedir de esta manera? –enarqué una ceja, molesta por su descaro.
— ¿Qué más quiere que haga? ¿Qué salte a tus brazos deseándote un buen viaje? No esperes eso, realmente estoy enojada –esquivé su mirada de nuevo al ver su ojos negros entristecidos.
—Ya pedí disculpas ¿Qué más quieres que haga? –me alejé un poco al sentir que estaba demasiado cerca.
—Pues me importa un comino dos palabras que dices tan frecuentemente como sale mi nombre de tus labios.
— ¡Victoria! –dijo sorprendido.
— ¿Qué? –Lo encaré — ¿debo derretirme porque me has dicho que lo sentías? ¿Por qué has accedido a que tenga una vida? te amo, pero no esperes eso de mí, te extralimitaste y mi paciencia no es milagrosa. Ahora mejor vete que perderás tu vuelo.
—Bueno, si ya estas enojada, no pierdo nada, no lograrás enojarte aun más.
Lo miré confundida por sus palabras, pero sin más se acercó a mí y atrapó mis labios sin mayor esfuerzo. Traté de alejarlo mientras lo miraba enojada pero él llevó una de sus manos hasta el costado de mi cuello, usando su pulgar para inmovilizar mi mentón y así mantenerme a su disposición.
Me hizo caer sobre el asiento por completo y sus labios ya no estaban encontrando tanta resistencia por mi parte.
Mis manos fueron a su cadera mientras que ya estaba respondiendo a sus besos, pero en ese segundo recordé lo patán que había sido conmigo la noche anterior. Así que un segundo después Alex estaba bajo mi cuerpo y yo estaba sobre él, mirándolo enojada.
—Ya dije que estoy molesta, esta vez va en serio Alexander y si no veo un cambio en tu actitud esto puede terminar mal y todos tus amiguitos tendrán razón –abrí la puerta del auto y salí de este, esperando al lado de la puerta para que Alex también saliera.
—Bueno, dije que no perdía nada si seguías enojada –sorpresivamente me dio otro beso en los labios, al frente de los demás, dejándome atónita –nos vemos el lunes, te llamaré en la noche cuando llegue al hotel.
Se fue sin decir otra palabra, dejándome un tanto inquieta, pero subí al auto sin esperar otro segundo, pensando en que estos iba a ser los tres días más largos, de nuevo.
Con Aníbal y Alanna, que iban sentados adelante, ya que el primero tenía la función de chofer, nos fuimos hasta uno de los hoteles centrales de la ciudad, donde nos registramos tras las reservaciones que mi asistente había hecho de forma mágica. Nos acomodamos cada uno en una habitación, aunque dudaba que ellos no fueran a compartir una, ahí estaba sucediendo algo extraño y lo podía saber por las miradas que Aníbal le regalaba a Alanna, aunque ella había vuelto a tener esa expresión fría.
Miré mi celular para verificar la hora cuando por fin acomodé todo en su lugar dentro de la habitación del hotel. Era espaciosa y muy cómoda, constaba principalmente de dos ambientes; uno era la recepción donde se encontraba la sala y el otro era la habitación.
La sala tenía una gigantesca televisión con sofás de cuero negro y un escritorio con una silla afín a los sofás.
La habitación tenía una cama color blanca, al igual que las cortinas; los muebles era negros. Guardé la maleta en el armario.
Me recosté en la cama, pensando en que ahora debería estar sintiendo los labios de Alex mientras me hablaba sobre qué lugares deberíamos visitar primero antes de elegir una casa definitiva.
Alex idiota, esto habría sido lindo hacerlo juntos, aunque supongo que…bueno, tampoco debía ser de su interés. Lo más probable es que ya hubiera salido con otra persona en su pasado, a hacer esto mismo.
—No –susurré enojada.
Es imposible que haya tenido la misma experiencia porque simplemente faltaría algo: yo.
Miré mi celular de nuevo, molesta por saber que él había elegido irse a hacer quien sabe que, ya que no me decía nada, a mi antigua ciudad. Tomé la almohada y me cubrí el rostro mientras gritaba frustrada.
— ¡Estupidooo! –grité con toda mi energía. De verdad ayudó un poco.
Un par de golpes a la puerta me hicieron ponerme de pie, tomar mi bolso e ir hacia la puerta.
— ¿Lista? –Dijo Alanna –primero iremos a firmar los últimos registros del contrato universitario para que usted quede matriculada sin problemas.
—Está bien.

Así comenzó el primer día, arreglamos todo lo referente a la universidad y antes de que fueran las cuatro de la tarde, estaba oficialmente matriculada en la Universidad de Santiago para ser una ingeniera comercial. Ciertamente no era una carrera que me apasionara, pero no era del todo algo que rechazaría, ya que de verdad pensaba que era algo que iba a ser útil por ahora, quizás más adelante iba a estudiar algo más, nunca se sabía, tenía una eternidad para averiguarlo.
Después nos quedamos con Alanna y Aníbal en mi habitación, observando todo un catálogo que ella había creado para mí.
—Wow, esto es demasiado –dije mirando la gran cantidad de casas — ¿en qué momento lo hiciste?
—Me enteré durante la madrugada sobre sus planes, es por eso que lo hice en esas horas –cada detalle estaba dentro de una hoja, que estaba plastificada y archivada. Alanna era tan eficiente.
—Ella siempre es así –dijo Aníbal –lo hace todo muy bien –ella lo miró de mala forma por unos segundos. Rodeé los ojos ¿de verdad pensaba que ellos iban a pasar desapercibidos sobre su relación? No dije nada para no inmiscuirme en peleas de parejas.
—Sin duda, siempre me sorprende –pero no por eso no iba a apoyar a Aníbal –ahora ¿comenzaremos hoy a visitar estos lugares? Pensé que solo íbamos a estar aquí hasta el viernes.
—No creo que tome más tiempo, pero si es así, no habrá problemas Sra. Victoria –respondió ella –el hotel no tendrá problemas en hospedarnos por más tiempo.
—Sí, pero es extraño estar en un hotel y no en casa durante tantos días.
— ¿Pero no deseaba salir de la mansión del Sr. Lenardis? –la miré con mala cara.
—No deberías tomar partido entre los dos, pasas más tiempo conmigo, pequeña traidora –ella sonrió al escucharme.
— ¿Entonces porque desea irse? –la miré por unos segundos, por primera vez se comportaba curiosa.
— ¿Tú has sido la asistente de cuantas gobernadoras?
—No se me está permitido decir eso –ella respondió rápidamente, pero Aníbal le dio un suave codazo para que hablara. Alanna lo miró de mala manera, pero respondió.
—Cuatro con usted incluida –la miré sorprendida, pensé que solo habían sido dos.
— ¿Y todas se quedaban en casa, esperando a Alexander hasta que él llegara? ¿Cuántas gobernadoras han pasado por esa mansión? –ella dudó un segundo.
—No, no esperaban en casa por el Sr. Lenardis, ese fue el problema, se expusieron a una situación que iba a terminar mal… esta vez él me sorprende, yo no habría dejado que usted saliera de ese lugar, aunque ya lleven más de un año juntos.
—Alanna –dijo Aníbal sorprendido por las palabras que me dirigió.
—Tú no sabes, llegaste hace poco –le respondió sin mirarlo.
— ¿Y cuántas han pasado por esa casa?
—Ninguna, usted es la primera en esa mansión, pero que existan más mansiones a través del mundo, es un hecho que no se puede negar –la miré sorprendida, pero me fue inevitable sonreír al saber que me estaba dando información que antes no me habría dado. Después de todo, Alanna si confiaba en mi, aunque fuera un poco.
—Así que crees que estoy cometiendo un error ¿no? –Ella asintió — ¿y tu Aníbal?
—No, es un derecho que usted tenga libertad, no es ninguna prisionera… además le hace mal.
—Pero Alanna cree que terminaré alejándome de Alex –él negó fervientemente.
—Cada persona es diferente y si fuera así, bueno, hay millones de personas en el mundo ¿no? nadie es irremplazable –sonreí ante su respuesta.
— ¡Eso lo dices porque tú no has conocido a tu alma gemela! –Le respondió Alanna –no sabes que si llegas a perder a esa persona, parte de tu alma muere con ella y lamentablemente el destino ha estado en contra de las parejas del Sr. Lenardis. Siempre terminan acabadas cuando se alejan.
— ¿Eso es una amenaza? –pregunté curiosa.
—No, es un dato que debería considerar para el futuro –me respondió muy seria, con esa expresión fría.
— ¿Entonces por qué tantas precauciones? Si él la llega a perder, volverá ¿no? si es su alma gemela –me quedé mirando a Aníbal como si tuviera dos cabezas, sintiendo como todo dio un giro inesperado.
—Ya basta –dijo rápidamente Alanna –mejor sigamos buscando la casa donde van a vivir.
—Alto –ella no era capaz de levantar la mirada del archivador –Aníbal, tienes razón.
— ¿Sobre qué? –dijo sonriendo levemente, con su cara de niño.
—Si Alex me llegara a perder, tendría una nueva alma gemela ¿pero sería una nueva alma? ¿Es posible que sea la misma alma que vuelve a nacer? ¿Es eso posible, Alanna?
—No lo sé –no me miró –Alanna, levanta la mirada.
—Yo no soy la persona encargada de hablarle sobre este tema, además no tengo idea sobre lo que quiere decir.
— ¿Existe la reencarnación, Alanna?
—Las gobernadoras anteriores, no tenían ningún parecido a usted –mi ánimo volvió a caer hasta el suelo. Era cierto, imposible mi nueva teoría, había visto en los recuerdos de Alexander que sus antiguas parejas no tenían relación alguna con mi apariencia física, solo estaba esa gitana… que ni siquiera iba a evocar en mi cabeza porque no me quería enojar. Aun si no fueran físicamente parecidas a mí, debería haber tenido alguna conexión o algo parecido al verlas en los recuerdos de Alex. Teoría desechada.
—Entonces ¿Por qué Alexander siempre encuentra a una nueva pareja?
—Esa es la misma duda que tengo –me apoyo Aníbal, mirando a Alanna, quien nos miró una vez a cada uno.
— ¿Y creen que yo tengo idea? Disculpe Sra. Victoria, pero esas preguntas deberían ir directamente a su esposo.
—Eso es cierto, Sra. Victoria ¿Por qué no tiene esas respuestas? La anterior gobernadora no pasó mucho tiempo entre nosotros como para enterarse de algo –miré a Aníbal con mala cara.
— ¿La anterior gobernadora?
—Sí, muy simpática como le dije, pero también termino abandonando al Sr. Lenardis y debo decir que fue muy injusto de su parte, ya que él se desvivía por ella, siempre lucía feliz a su lado y además era notorio que lo tenía a sus pies… a diferencia suya. Hay tanto dolor en el Sr. Lenardis como las gobernadoras que han pasado dentro de nuestra especie.
—No sabía que tenias una boca tan grande, Aníbal –idiota, me estaba refregando en la cara que Alex era un patán solo conmigo.
—Es mejor que nos concentremos ¿sí? Pronto se hará tarde, por lo menos hay que ver una casa –asentí a las palabras de Alanna.
Elegimos la casa que podía estar más cerca, estaba a unos cuarenta minutos de donde nos encontramos. Así que fuimos con mis dos acompañantes, sería la única casa que podríamos ver hoy, ya que la burocracia que nos hizo demorar en la matrícula, nos hizo perder parte del día.
Tanto Alanna como Aníbal, hablaban temas muy triviales, ya no seguimos conversando sobre Alex, realmente había sido interesante escuchar sus opiniones, aunque lo que dijo Aníbal seguía rondando en mi cabeza.
Tan solo fue llegar a la primera casa y no desear estar ahí, no me gustaba, el jardín no estaba cuidado como en nuestra mansión, los colores eran más oscuros y no tenia tanto espacio verde como me habría gustado.
—No quiero entrar –dije antes de que nos bajáramos del auto.
— ¡¿Qué?! –Alanna confundida.
—El jardín es muy pequeño.
—No me diga eso, es de las que tiene más espacio verde.
—Entonces esto está mal.
—Como sea –dijo ella –hay que bajar –miró su celular por un momento y sonrió, tanto Aníbal como yo la quedamos mirando sin entender.
—Es una pérdida de tiempo –llamé de nuevo su atención.
—Hay que hacer acto de presencia, los dueños están aquí, así que baje.
—Está bien, bajemos –ella negó.
—No, usted irá… ya que usted será quien elija, si quiere la casa solo me llama e iré para comenzar con los papeleos ¿sí? –me molestó aquello, por lo menos quería tener a alguien para que me acompañara, si no era Alex, esperaba que fuera Alanna.
—Así ustedes se pueden quedar solitos ¿no? –dije sonriendo, acabando con el humor de Alanna, sabía que le molestaba aquello –para darse besitos y abracitos mientras yo me aburro ahí adentro –reí a carcajadas para mis adentros.
—No importa lo que diga, aunque sean calumnias, tendrá que arreglárselas sola, este era su deseo ¿no?
— ¡Esta bien! –dije enojada, abriendo la puerta de golpe y saliendo de ahí.
Espere unos segundos, mirando alrededor. Me estremecí al darme cuenta que no me gustaba la idea de tener vecinos, aunque lucieran del estilo de los que no ves salir ni siquiera durante un terremoto. En la mansión solo estábamos nosotros y los guardias, era un lugar muy íntimo.
Avancé desconfiada, mirando hacia los lados hasta que toqué el timbre. Fruncí el ceño, tampoco me gustaba la idea de que cualquiera pudiera tocar el timbre y molestarnos, ya sea vendiendo o predicando algo. Demonios, mis gustos se habían vuelto quisquillosos durante este último tiempo.
—Buenas tardes –una mujer ya mayor, con traje de dos piezas, color gris, me miraba sonriendo mientras abría el portón metálico grande y de color negro.
—Buenas tardes ¿usted es la dueña?
—No, mi nombre es Roció, soy la encargada de mostrar la casa –miré hacia el auto, ya que Alanna me había dicho que estaban los dueños.
—Victoria Lenardis –dije estrechando su mano, saludándola.
— ¡Tienes sus manos muy frías! –sonrió.
—Es de familia, ¿vamos?
Nos dirigimos hacia el interior de la casas, mientras ella me hablaba sobre las cualidades del jardín, de los servicios que se proporcionaban por estos lados para cuidarlo.
—Este es el vestíbulo….
Así comenzó el recorrido de la casa de dos pisos, no encontraba el momento adecuado para decirle que no me agradaba y que esto llegaba a su fin.
—Así que es para usted y su esposo ¿no?
—Sí, nos casamos hace poco –dije mirando la habitación principal.
—Que jóvenes, eso ya no es habitual, me alegro mucho por usted.
—Gracias… bueno, mejor bajamos –ella asintió.
— ¿Y qué le pareció la casa? –dijo mientras bajamos la escalera.
No alcancé a responderle, ya que me quede en shock mirando hacia el centro de la sala, observando cómo estaba Alex mirando a su alrededor.
—Este lugar no me agrada, vámonos –la mujer choco contra mí por haber frenado sin aviso.
—Alex –susurré, mirándolo como si fuera algún espejismo  — ¿Qué haces…?
—Permiso –dijo la mujer al darse cuenta de mi sorpresa, dejándonos un minuto a solas. Yo no me moví de donde me encontraba.
—No me gusta esta casa, es muy pequeña y los vecinos están muy cerca, además el jardín no está bien cuidado ¿Quién te trajo aquí? Alanna está haciendo un mal trabajo.
—Alex –hice un mohín al darme cuenta que no era ningún espejismo — ¿Qué haces aquí? deberías estar en…
—No, aquí es donde debería estar, viendo casas contigo ¿no dijiste que no bastaba con una disculpa? — ¡No podía creer esto! Realmente había venido para hacer esto juntos.
— ¡Ah! –grité emocionada, corriendo hasta saltar sobre él y rodear su cuello con mis brazos –no lo puedo creer, de verdad puedes dejar de ser un idiota a veces –dije besando su mejilla –me encanta que estés aquí, ya te estaba extrañando ¡no lo puedo creer! –me aferré a él mientras me abrazaba con la misma fuerza.
—No exageres –me separé de él para poder mirarlo.
—No lo hago.
Esta vez fue mi turno para poder besarlo mientras él me aferraba a su cuerpo. Estaba tan emocionada que deje de besarlo, solo para poder abrazarlo.
—No sabes cuan feliz me has hecho –susurré en su oído.
—Bien, mejor salgamos de aquí, estoy seguro que esa mujer se está esperanzando en que compraremos este lugar.
—Muy bien –dije dándole un beso en su mejilla.
Cuando me dejó sobre el suelo tomé mi bolso y salimos de esa casa. No me contuve y entrelacé mi mano a la de él, saliendo de la casa con una sonrisa de oreja a oreja. Lucía como una tonta, pero no me importó.
Nos despedimos de la mujer y después llegamos al auto, que estaba vacío. Fruncí el ceño.
— ¿Dónde están?
—No son necesario, Alanna dejó las opciones que tenemos y les dije que se fueran, me informo que por hoy tenías solo una casa que ver ¿cierto? –Asentí –podemos hacer lo que queramos.
—No quiero ir donde Marco, siempre te trae problemas.
—No estaba en mis planes, además él fue en mi lugar por estos días –abrió la puerta del copiloto, donde me senté  en un segundo –aun así, creo que podríamos ir a cenar ¿no?
Mi sonrisa desapareció y mis ojos brillaron ante la agradable idea de sentir ese elixir color carmesí en mi boca.
—Esa sería una excelente idea ¿pero a esta hora?
—Claro, te tengo una sorpresa.

Nos subimos al auto y Alexander comenzó a manejar mientras me hablaba de cosas triviales, nada interesantes, trataba de cambiarle el tema para que me diera una explicación ante su cambio de opinión, pero él se limitaba a quedar en silencio unos segundos y después a seguir con otro tema sin importancia. Era un orgulloso. Aun así, cuando llegamos al club de Marco, no pude evitar preguntar.
— ¿Qué hacemos aquí?
—Te tengo una sorpresa –enarqué una ceja –vamos.
Sacó una llave de su bolsillo y abrió el club, lo mire confundida, pero de todas formas entré con él.
—No hay nadie, hoy no piensan abrir, pero he pedido que arreglen todo aquí — ¿pedido? ¿A quién? Era cierto que era el gobernador de vampiros, pero generalmente Alex arreglaba todo lo que deseaba, por sí solo. No le gustaba dejar nada en manos de otro.
Cuando bajamos las escaleras no supe a donde ir, así que tomé la mano de Alex para que me guiara, estaba bastante oscuro sin ninguna luz prendida.
—Solo falta otro poco –volvió a abrir otra puerta y esta se encontraba complemente iluminada.
Cuando entramos, había un estilo de sala de estar mezclada con una de juegos, mesas de billar y de póker cerca de nosotros, pero eso dejo de tener importancia cuando note que habían dos personas, una mujer y un hombre, sentados con los ojos cubiertos.
—Alex –susurré sin entender lo que estaba pasando y menos cuando vi a una mujer, que creía conocida, aparecer de la nada con una agenda en sus manos ¿ella había preparado esto?
—Todo listo, Sr. Lenardis.
Una mujer alta y delgada nos miraba con una expresión muy seria. Tenía su cabello rubio muy corto y sus ojos eran de un negro profundo; traía puesto un vestido gris con un cinturón negro. Le quedaba increíble y realmente el vampiro parecía una modelo rusa.
—Mi nombre es Lina, un gusto conocerla, Sra. Lenardis, ahora si no necesitan nada más.
—Retírate Lina, gracias por todo –dijo Alex sonriendo, lo que me causó extrañeza, no era frecuente que él le sonriera a sus empleados.
—Gracias –dije sin sonreír.
La vampiro se fue sin decir nada más, solo una reverencia y desapareció.
—Es hora de cenar –negué de inmediato al escuchar las palabras de Alex, esto no me parecía bien.
Los humanos se encontraban en el sofá más grande, uno a cada extremo, hombre y mujer, vestidos con su ropa de calle, nada especial. Tenían sus ojos cubiertos con seda negra y descansaban sus manos en las piernas, esperando a algo.
—No me parece correcto ¿de qué trata todo esto?
—Es nuestra cena, es como en Italia ¿no recuerdas? –di un paso hacia atrás.
—Alex, aquí no mantienen centros donde los humanos se ofrecen y se han perdido por darnos sangre, esto no es correcto.
—Vamos, ellos son para nosotros, están acostumbrados –lo miré no muy convencida de acceder, pero me estaban dando ganas de sentir algo de sangre por mi garganta.
—Está bien, si dices que no hay nada malo en ello…
—Tranquila, solo es para beber, después Lina se encargara de ellos y nos iremos al hotel ¿sí? Solo hemos salido a cenar.
—Cállate –susurré –hablas de forma irónica “salir a cenar” eso es feo y lo sabes –no me gustaba cuando se ponía en ese plan, como con un aire de superioridad que le daba derecho a jugar con vidas humanas.
—Bien.
Finalmente, sonriendo fui hasta el humano y me senté a su lado, podía sentir su corazón latir con fuerza, eso siempre era bueno, así la sangre saldría en su máximo esplendor.
—No te asustes, te haré sentir bien –susurré al hombre, no debería pasar los veinticinco años. Estaba jugando con sus manos, nervioso… esa sensación no era agradable sentirla en la sangre, por eso había que seducir a los humanos, encantarlos para que se relajaran y prácticamente dieran de forma voluntaria su sangre, eso sí era agradable y el sabor se volvía perfecto.
Pasé mi nariz por su cuello, suave y tibio; sonreí y mi lengua recorrió su piel causando un escalofrió en el humano.
— ¿Te sientes mejor? –susurré en su oído. Aquel hombre se iba relajando.
—Victoria –mire a Alex que tenía su ceño fruncido.
—Tú a lo tuyo y yo a lo mío –dije volviendo a concentrarme en mi humano.
Siempre había encontrado una mala educación llegar y morder a una persona, si ningún preámbulo; me gustaba sentirme una cazadora, por eso siempre trataba de seducir a mi presa.
Mi mano subió por la camisa blanca que llevaba hasta llegar a su manzana de Adán. Mis colmillos ardían por morderlo, pero solo rozaron su piel, logrando que él soltara un gemido.
—Agradable ¿no?
—Si –pude notar como la mujer de al lado estiraba su mano para alcanzar la de él ¿es qué acaso eran pareja? Esto podía ser más entretenido.
Tome la mano de él e hice que la entrelazara con su conocida o pareja, lo que fuera. Después me senté a su lado y volví a concentrarme en su cuello mientras aquel hombre acariciaba la mano de ella con el pulgar. Sonreí al ver que esa era una caricia común entre enamorados.
Mis colmillos se clavaron de forma lenta en su piel, nada muy brusco, así no perdía una gota de sangre ni tampoco manchaba su camisa. Comencé a beber de él, sujetando su cuello y sintiendo ese magnífico sabor, era algo dulzón y cítrico a la vez. No pude evitar gemir despacito por esa sangre.
Fueron unos magníficos minutos donde bebí y me dediqué a borrar su memoria a través de mi veneno, fue agradable, aunque nada comparado a beber de Alex que su sangre me revitalizaba… y también estaba la sangre de ese humano, tenía un buen sabor, como el primer humano que cayó en mis colmillos, aunque no quería recordarlo. Sin embargo, esa sensación de calidez que se expandía por mi cuerpo, era magnifica.
— ¿Lista? –dijo Alex cuando nuestras victimas dormían plácidamente en el sofá.
—Lista.

Eso fue todo lo que hicimos antes de volver al hotel donde me estaba hospedando. Aun así, ese leve momento, me había traído ciertas revelaciones.
—Así que esta es tu forma de disculparte ¿no? –dije cuando ya estábamos en el auto. Alex me miró por un segundo y siguió manejando.
—Una ofrenda de paz podría ser un mejor término.
—Interesante, aunque parar que haya paz debe haber agitación ¿no?
—Está bien, sí fue una forma de disculparme ¿quieres qué ahora me humille? –negué a sus palabras ¿Por qué el tenia tan poca paciencia conmigo?
—No es eso, solo que después te haces el desentendido como si nada hubiera ocurrido.
— ¿Quieres recordar nuestras discusiones? ¿Es eso mejor?
—No me estas entendiendo –fruncí el ceño al notar como el presionaba con más fuerza el volante –muy bien, cálmate, no quiero que termines chocando con otro auto.
Sin dirigirle otra palabra respecto a lo sucedido, hasta que llegáramos al hotel obviamente, decidí poner algo de música. Su disculpa no estaba yendo por buen camino y yo ya no era tan indulgente como para seguirle el juego y olvidarme de grandes detalles que seguían rondando en mi cabeza, como el hecho de tener que pedir prácticamente permiso para algo y no conversarlo como gente civilizada. Amaba que estuviera a mi lado, pero no podía olvidar lo que hizo.
Al momento de llegar al hotel, Alex entregó las llaves del auto y después subimos hasta donde estaba mi habitación.
—Es algo pequeño ¿Por qué pediste esta habitación?
—No necesito más, además no te tenia incluida en mis planes –dije sentándome en el sofá que había al frente de la cama, indicándole con mi dedo índice que se sentara en la cama. Alex me miró con su ceño fruncido, sorprendido por mi petición, que más lucia como una orden, pero ahora que estábamos solos, no iba a permitir que siguiéramos quedándonos en silencio.
—Ya estoy sentado, su majestad –dijo presionando las manos en el cobertor, no pude evitar sonreír por ese gesto de nerviosismo –ahora quieres discutir tranquila ¿no? –me apoyé en el sofá, mirándolo cansada, sin perder la tranquilidad.
— ¿Crees que viniendo aquí y dándome un humano para beber todo está arreglado? –él tensó su mordida.
—No –sonreí.
—No debería ser, pero soy tan penosa que parte de mi enojo se ha esfumado solo con verte, lo que no está bien, ayer me hiciste sufrir mucho.
—Ya dije que lo sentía ¿Qué más quieres? –apoyó sus manos detrás de él, mirándome desafiante, como si yo estuviera loca y él siempre tuviera la razón.
—Deseo que no creas que eso basta para obtenerme ¿de verdad es suficiente?
—Por lo que veo no, he accedido a pasar los siguientes cinco años en una casa que está hecha por alguien más, en un lugar que no me agrada porque hay demasiados humanos y hay que tener más cuidado del necesario  –dijo enojándose, frunciendo su ceño, sin dejar de darme esa mirada oscura que no me agradaba, ya que tenía otra tonalidad cuando estaba enfurecido.
Suspiré, sin tener esa sensación de alivio que obtenía al ser humana. Lo quedé observando por unos segundos, tomando atención a sus palabras y a su expresión.
—Así es difícil pensar que me amas –él tensó su mordida.
— ¿Difícil? He venido hasta aquí, soportando las normas que ahora has…
—Alex cállate –dije tranquila, sintiéndome mal por dentro, mi pecho se comprimía al escuchar las palabras que salían tan impulsivamente de él –estás hablando sin pensar.
—Si te molesta tanto ¿Por qué has aceptado todo este cambio que está por venir? –dije solo para escuchar su respuesta.
—Porque no quería verte molesta todo el día, siendo apática y dándome esa patética ley del hielo –sonreí al escuchar ese término tan infantil salir de su boca –no sé a dónde quieres llegar con todo esto.
—Sé que a veces puedo sacarte en cara ciertas cosas que no van en serio, pero quiero que sepas que hace más de un año, cuando estabas tirado en el césped, a merced de Charlotte, no dudé en dar mi vida por ti, lo volvería a hacer solo porque te amo ¿y tu estás reclamando por haber dejado de lado tus negocios por tres días? –esquivé su mirada, poniendo atención a la ventana, el sol ya estaba escondido, todas las luces de la ciudad brillaban.
—Victoria…
—Esto de ser vampiro ha sido genial, pero si hubiera un antídoto para ambos, no dudaría en tomarlo si me acompañas, no olvides que dejé mi vida entera por ti… —mi mentón tembló, aun mirando hacia la luces de la ciudad –no hagas que me arrepienta de ello, solo porque te comportas como un idiota, no vale la pena.
Sentí como con su dedo índice sobre mi mejilla hacia que lo mirara de nuevo. Estaba sobre sus rodillas mirándome verdaderamente arrepentido, no como ayer u hoy en la mañana.
—Lo siento, tienes razón, cinco años no son nada comparado con una eternidad.
—De verdad no quiero sacarte en cara nada, porque lo haría de nuevo, pero quiero que pienses antes de hablar, puedes ser tan desagradable Alex… ayer colapsaste mi paciencia. No soy tu esclava o prisionera, soy tu esposa ¿Por qué no puedes amarme y adorarme como yo lo hago contigo? Siempre trato de que estés bien y me adapto a tu estúpido genio y prejuicios conmigo.
A pesar de estar al mismo nivel, aunque él estuviera de rodillas, su mirada me esquivó por unos largos minutos, solo se concentró en mis piernas, sin decir nada, supuse que no tenía nada que decirme.
—Ayer solo quería conversar contigo sobre el tema, darte los detalles y las magnificas ideas de mi plan, pero tu tan solo te cerraste, ordenándome como si fuera uno de tus guardias. Ni siquiera eso, yo no te iba a exigir nada, pero deseaba que me tomaras con seriedad y me dieras argumentos validos si te negabas.
—Victoria… –el presionó mis rodillas con sus manos, interrumpiéndome.
—Yo sé que temes por mí, que me quede sin protección o algo así.
—No –me quedé en silencio al escucharlo –no es eso, siempre tendrás guardias cerca cuando yo no estoy, eso está fuera de discusión.
— ¿Entonces? –sus ojos negros me dejaban ver al Alex del que me había enamorado, no el gruñón y mandón que a veces me sacaba de quicios.
—Siempre encuentran vida entre los humanos, algo que yo no tengo –lo miré confundida –no quiero que te encantes con otra persona.
— ¿Encuentran vida entre los humanos? ¿A qué te refieres?
—No lo sé, es una chipa, algo que siempre destaca en los humanos, que hace que prefieran a otra persona… antes que a mí –suspiré de nuevo, terminaría enviando a Alexander a alguna terapia psicológica –no te burles –dijo ahora frunciendo el ceño.
—No te metas en mi cabeza, habíamos acordado eso –cuando noté que se iba alejar, deje mis manos sobre las suyas que estaban en mis piernas –renuncie a esa chispa o lo que sea por ti.
—Pero has dicho que quisieras volver a tenerla, que te gustaría ser humana de nuevo.
—Solo si tu también pudieras –acaricié su mejilla con mi mano –en todos mis planes siempre estas incluido, yo no te podría dejar por nadie –me acerqué y le di un corto beso en los labios para después mirarlo –entiendo que estés herido y que yo tenga la gran labor de sanarte, pero debes ayudarme también.
—Trataré… de controlarme, más ahora si cambiaremos de casa. Las cosas van a cambiar, ya no estarás rodeadas de guardias y quizás no pasemos mucho tiempo juntos, ya que los estudios requieren dedicación, no quiero pasar más de cinco años aquí ¿sí? –sonreí al escucharlo.
—A diferencia de los humanos, tenemos toda la noche para nosotros, si así quisiéramos –dije dándole otro beso.
—Voy a cobrarte la palabra –tiró de mi camiseta para que sus labios volvieran a posarse sobre los míos — ¿sí? –susurró, separándose milímetros de mi boca.
—Si –hipnotizada por él, rodeé su cuello mientras me volvía a besar y sus manos recorrían mis piernas –voy a ser tan feliz cuando dejes de dudar sobre lo que siento por ti  —él sonrió y asintió a mis palabras.
—Seremos dos.
Acaricié su cuello mientras que sus labios se movían junto a los míos, despacio y logrando que me desesperara de a poco; cerré mis ojos como siempre para entregarme a sus caricias. No pude evitar sonreír al sentir su lengua en uno de mis colmillos para después unirse a la mía, logrando un suave gemido de mi parte. Cuando abrí mis ojos para ver los de él, negros y profundos que siempre mantenía abiertos cuando me besaba, me llevé la sorpresa de que esta vez estaban cerrados, con su ceño fruncido, como si estuviera muy concentrado.
Volví a rodearlo con mis brazos, justo para cuando él, sin dejar de besarme, se ponía de pie, tomando en brazos. Rodeé su cadera con mis piernas con rapidez.
— ¿Sabes? –Dijo mirándome con una sonrisa –me agrada esta habitación, es pequeña pero la cama queda cerca desde donde estés.
—Tonto.
Me recostó sobre el cobertor blanco y suave, fundiéndonos de nuevo en un beso mientras que sus manos recorrían la piel de mis piernas. Sonreí contra su boca al sentir que había algo mucho mejor que beber la sangre de un humano, y era estar con mi vampiro. Nunca podría dejarlo por la chispa de algún humano, él estaba hecho de fuego, solo para mí.

¡hello! :D hola a todas, espero que esten bien, esta espera no se hizo eterna como la anterior, ahora ya hay un poco mas de tiempo, vacaciones invierno :D no tengo mucho que decir ademas de agradecer sus comentarios, me encanta cuando se dan cuenta que nuestro querido y odiado personaje masculino, Alex, a veces necesitan que le den una fuerte patada en su trasero por idiota :D eso me hace pensar que piensan y analizan la historia o algo que se le pueda sacar a estos personajes jejejej Espero que esten bien y nos vemos en el siguiente capitulo, espero que les guste este capitulo ¡abrazos a la distancia! (perdon si hay errores, siempre me da flojera revisar los capis, de seguro se me paso mas de uno xD)

12 Lectores:

  1. aaaaaawwwww q capitulo más hermoso!!!
    ok!! me has tapado la boca con este cap, lo admito xDD
    Juro q es la cosas mas linda tierna q Leeo en mucho tiempo y viene de mano de mi pareja favorita *W*
    (hace poco estaba viendo Antes del Atardecer y ayer vi antes del amanece, pero este cap ... aaaaaaauuuuuuuwwwwwwwwwww
    me hizo envolverme en miel xDD
    muy muy muy muy lindo!!!


    (ésa parte de la "cena" fue rara ... me sentía como si estuviera viendo una orgía xD)
    (respecto a lo q dijo Aníbal ... mmmm no se me ocurre nada xD ya a pasado un tiempo y no puedo recordar bien las teorías q tenía sobre LML [apenas recuerdo las de UAC xD] qisas estudiar me este haciendo mal ... tendre q dejar de estudiar, no puedo dejar de el estudio me ocupe espacio q esta destinado a las teorías ... okno! ajaoaoajaooa)
    en fin AME esta cap y bueno la teoría estos dos siguen juntos si o SI!!
    :B

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  2. me fascino este cap.. felicitaciones, y me encanto como alex le daba esa sorpresa a viky, fue tan tierno n.n
    que te vaya bien! DTB

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  3. Awwwwww medio empieza a agarrar la onda mi Alex *-* es un inseguro traumado pero así lo amamos!
    Me gusto el capi, de verdad q veo q estos 2 empiezan a avanzar porq como dice Victoria, es su deber salvarlo pero se agradece la ayuda extra XD Por otro lado tengo q decir q no me gusta Alana, de hecho nunca me gusto pero digo como q no me gusto más hoy por la forma en q le hablo a Vicky. También tengo q decir q Aníbal me encanta, además de q estoy segura q hoy dio al clavo en su teoría de las almas gemelas!
    Espero q nuestra Vicky q es super inteligente se agarre de esa teoría para descubrir la verdad.
    Muchas gracias por el capi Danii, te mando un abrazo y nos seguimos leyendo.

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  4. Danii te quedó fabuloso. Que bien que Alex está haciendo el esfuerzo y mucho mejor que Viky se pueda explicar un poco más... chicos comunicación ese es el secreto.
    Que bien que Aníbal soltó un poco la lengua eso ayuda a Viky a comprender un poco más.

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  5. Alex como siempre ...tratando de arreglar los errores que comete......mmmmm....no se pero me encanata Anibal es tan directo y revela tantoooooooo.........incluso Alana esta hablando......quiero massssss y lo sabes

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  6. me gusto mucho este capitulo espero el próximo con ansias besos

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  7. Terapia psicologica jajajaja estoy de acuerdo: la necesita.
    Pues el nuevo caracter de Vicky me encanta. Esta claro que ella lo ama con su ser pero no por eso va a soportar la actitud reacia de Alex.
    Como siempre ame el capitulo y espero con ansias el siguiente.
    Gracias Dani por tu tiempo y tu imaginacion que son los que nos traen esta magnifica historia.

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  8. oh Daniii me encanto el capi graaaacias millonhaces que vuele nuestra imaginación... adoro ver la ternura que tiene escondida Alex sobre todo como trata de deja atras sus miedos de que lo abandone..
    Y Anibal con su falicidad para contarle a Vicky las cosas, esto de las almas gemelas de Alex sera porque solo vicky se parece a su gitana o sera q son la misma en distintos tiempos?? o Danii otro cap pooorfa:D

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  9. I love this chapter...!!!!!
    me encanto, ya quiero que se abra mas Alex con Vicki...!!!

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  10. no habia tenido tiempo de comentar, estaba estudiando para el ex de comunitaria Dani xD jajajja

    Lei el capitulo y puedo decir: QUE ME ENCANTO!!.
    Este Alex puede ser una dulce tortura pero tiene su ternura escondida jajaj

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  11. Awwww que bonito capitulo me gusta que no se deje mangonear tanto de el, pero tampoco lo culpo siempre lo dejan, y es por eso que es tan controlador
    Un abrazo

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  12. La foto de este cap siempre me llamo tanto la atención, nose si la elejiste solo por q si ( lo dudo) o por algo mas, pero algo tiene.
    me encanto este cap, leerlo por segunda vez fue muy bueno, mas teorias a mi cabeza :D

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