lunes, 29 de febrero de 2016

Invitación Peligrosa - Capitulo 36



Remordimientos 
Max

Subimos con Elizabeth en el ascensor a mi departamento, según el chofer había un vampiro esperando por mí. Aun no entiendo como esos humanos la dejaron entrar, lo más probable es que tuviera que dejarlos ir, trabajar con humanos no es muy conveniente, pero son más barato.
Las puertas de esta “caja metálica” como siempre pensaba Elizabeth, se abrieron y de inmediato un aroma envolvió mis fosas nasales. Elizabeth dio un paso para avanzar, pero la detuve dejando mi brazo delante de ella para que no avanzara, pero al sentir un movimiento en la sala me olvidé por completo de ella, me dijo algo, pero no la escuche.
Avancé por el pasillo hasta llegar a la sala. Pude ver claramente como ella estaba sentada en el sofá sonriéndome. Esto era un sueño, era imposible que Luciana estuviera viva, ella…ella se había suicidado.

—Eres tú —fue lo único que pude decir, no salían más palabras de mi boca, esto era imposible. Ella levantó su mano hacia mí.
—Querido –comencé a ver todas las imágenes que Luciana estaba recordando, desde que éramos humanos hasta cuando fuimos vampiros. Pude ver que en sus recuerdos y además por su aroma que era ella quien nos había espiado en la cabaña con Elizabeth.
Escuché que me llamaban, pero deje de lado aquello, solo la miré a ella.
—Luciana –me acerqué a ella como si estuviera en algún trance y sin ningún problema me acerque tanto que mi atención se fue a sus labios y como un impulso tomé de su cuello con una mano y eliminé la distancia que nos separaba.
La besé como lo había hecho antes, ella no conocía a este nuevo Max y no deseaba que lo hiciera, no se lo merecía. Ella entrelazó su mano libre con la mía, le respondí con la misma caricia hasta que ella se separó de mí y me sonrió.
—Ha pasado tiempo —fruncí el ceño.
—Tu deberías estar muerta –ella miró afligida hacia un lado.
—Lo sé y lo siento.
—No tienes por qué hacerlo, ya no hay motivo —ella me sonrió nerviosa.
—Lo hice para no hacerte sufrir, no te podía dejar diciendo que estaba enamorada de otro –me alejé dando unos pasos hacia atrás.
— ¿Qué ha sucedido? –me removí un tanto incómodo, me estaba sintiendo raro.
—Ha muerto —la miré extrañado –problemas con otro vampiro –ella frunció el ceño, quedando pensativa — ¿Por qué no luces sorprendido? –levanté los hombros, quitándole importancia.
Hice mi mano un puño cuando esa preocupación desagradable comenzó a atormentarme, fue en ese momento cuando recordé a Lizzie. Miré hacia un lado y ya no había nadie.
—Demonios.
— ¿Quién era esa humana? –dijo con voz suave, exactamente como la recordaba.
—Mi Elska Evige –dije yendo hacia la ventana.
— ¿Qué? Es imposible…tu mataste a tu Elska Evige –mierda, Lizzie me había visto besando a Luciana, eso no iba ayudar en nada a que deje de recriminarme por cada paso que doy.
—Mierda —dije sin saber qué demonios hacer, de seguro se fue a su departamento…lo más probable es que llegue hasta allá con Thomas.
Eso me daba tiempo para evitar que mañana fuese a la casa de su padre porque era imposible que fuera a esta hora.
—Ey —Luciana tomó mis manos haciendo que la mirara. Me alejé un poco de ella… ¿Qué había hecho? ¿La había besado delante de Lizzie?
—Alto —la alejé con mi mano para que no se acercara otro centímetro a mí — ¿Qué has hecho?
— ¿Yo? –Me miró preocupada –no sabía, yo no sabía que era una Elska Evige, menos la tuya.
— ¡Mierda! –dije caminando hacia el pasillo ¿Qué demonios había pasado? ¿Por qué mi cerebro quedo varado? Miré a Luciana enojado — ¿Es qué tienes algún don? –Tensé mi mordida para no descontrolarme y estamparla contra la pared para que me dijera lo que había hecho, estaba tratando de controlar mi temperamento hace varias semanas —Dilo…
—Puede que un poco…
¿Qué había hecho? Hice mis manos un puño al sentir a Lizzie ¡maldito lazo que había con las Elska Evige! Me senté en el sofá sin poder tener la capacidad de mantenerme sobre mis piernas.
— ¿Qué sucede? –Luciana llegó a mi lado de inmediato. Tense todo mi cuerpo al sentir como esto estaba acabando conmigo, demonios se sentía exactamente como cuando Úrsula murió en mis brazos — ¡Max! — ¡mierda! ¿Es que Lizzie estaba en peligro? Tenía que llegar a ella si es era así.
Me puse de pie….pero todo empeoró, al dar un paso el rostro de Luciana fue lo último que vi antes de caer sobre el suelo y perder todo conocimiento de la realidad. Estaba en problemas, un vampiro cayendo a la inconsciencia era difícil de creer.

Abrí mis ojos y me senté de inmediato. Miré a mis lados y pude ver que estaba James mirándome sin entender lo que sucedía. Estaba Tara a mi lado y sentada sobre mi piano estaba Luciana.
— ¿Dónde está? –exigí saber. Miré a Tara, pero ella levantó los hombros — ¡¿Dónde está?! ¡La quiero aquí ahora mismo!
— ¿Dormiste? –preguntó James.
—Ni siquiera me lo preguntes, no tengo idea qué demonios pasó –los vampiro no podíamos dormir, por eso James se veía tan sorprendido.
 Le había hecho creer a Elizabeth que lo hacíamos porque…sinceramente no tenía la menor idea del porque le había mentido con eso o con todo lo demás, era claro que no le quería dar poder, si sabía lo importante que era para mí, ahora sería más rebelde de lo que ya es, pero esconderle que no dormía…dudo que le diera poder, simplemente me agradaba verla dormir.
—James, búscala –él rodó los ojos, siempre con su actitud tan relajada, con esa misma actitud tuvo la gran idea de asesinar a Noah Marshall.
Si ella se llegaba a enterar de aquello, estaría muerto…aún más, quizás averiguaría como acabar con mi existencia y lo cumpliría, de Elizabeth se podía esperar cualquier cosa y a pesar de que la noticia sobre aquella muerte me hizo feliz por varios minutos luego pensé en las repercusiones con ella, Noah era querido por ella, aunque sea a mi pesar…ella lo apreciaba y si llegaba a estar con su padre, terminaría adorándolo por haber ayudado al viejo a solucionar sus problemas de frustración y a proteger a Lizzie de mí, pero no creo que fuera a donde su padre, ella de verdad lo odiaba.
—Max, siempre puedes contar conmigo, esa información ya la tengo. Ella está en casa de su padre.
— ¿Qué?
—Siento haber provocado esto –dijo Luciana –de verdad que no tome atención a la humana, tu no deberías tener otra Elska Evige –la mire e hice un puño mis manos, pero me tenía que controlar, Luciana era una buena persona.
 Quedé pensando en que iba hacer, no se me ocurría nada, cada vez todo con Lizzie se iba arruinando, sin poder controlarlo, mis mentiras se fueron haciendo cada vez más grandes hasta que explotaron, destruyendo lo poco y casi nada que había avanzado con ella en la cabaña.
Sé que no me había comportado de la mejor manera, pero era un vampiro y todo lo que yo deseaba lo obtenía, por lo menos así había sido desde que me convertí, claro está que eso se cumplió solamente hasta que conocí a Elizabeth…demonios, esa mujer había hecho que mi mundo se diera vuelta y ahora estaba todo acabado, la última esperanza había desaparecido.
—Renuncio —miré a Tara que llamó mi atención ante lo que dijo.
— ¿De qué hablas? –se puso de pie y me quedo mirando.
—Como escuchó, renuncio. No puedo creer lo que le ha hecho a Lizzie, ella quien le dio de su sangre después saber que la estaba convirtiendo sin su consentimiento, después de haber soportado todo lo que ha pasado durante este tiempo. Ella de todas formas lo ayudó…bien, renuncio, no puedo estar al lado de alguien tan abominable como lo es usted, Sr. Max –miré a James y él asintió ante lo que dijo Tara.
—No te convertiré –la amenacé para que se retractara.
—No es el único vampiro en este planeta, permiso –se fue hacia la puerta y desapareció hecha una pequeña furia.
Miré a Luciana y me sentí de verdad incomodo de que estuviera aquí.
—Luciana ¿podrías dejarnos solos? –trataba de mantener mi indiferencia, pero cada segundo se estaba haciendo más difícil.
—Yo podría ayudar —respondió, pero negué.
—Solo vete –ella asintió y se fue con rapidez. Miré a James.
—No te vas a poner a llorar ¿verdad?
— ¡Cállate! Que si no fuera por ti –dije llegando a su lado en un segundo –esto no estaría pasando.
—No fui yo quien beso a otra al frente de su Elska Evige, acabando con el pequeño pedazo de corazón que le quedaba a Lizzie.
— ¡Cállate Staci! Que si no fuera porque mataste a Noah, sería mucho más fácil hacer que se acerque de nuevo —él rio a carcajadas.
—No pidas milagros Max, aunque no haya matado a Noah tú te hubieras encargado de arruinar a Lizzie.
— ¡Ella se llama Elizabeth, no tienes ningún derecho de llamarla Lizzie! –él negó.
—Ni siquiera te das cuenta de lo que sientes por ella Max, eres un tonto enamorado, pero el problema aquí es que eres un tonto frustrado y enamorado, eso es lo que hace que todo lo que sientes se venga en tu contra…y agradece que maté a Noah o tendrías cien por ciento la batalla perdida, él era un buen chico para Lizzie.
— ¡Se llama Elizabeth! –me giré y caminé hacia la ventana sin saber qué hacer para que todo esto se acabara.
James tenía razón, Noah era bueno para Lizzie, pero yo la quería para mí, ella tenía que ser para mí, era mi Elska Evige…su lugar era a mi lado.
— ¿Qué harás? –apoyé mi mano en la ventana.
—No tengo la menor idea…ella debe sentirse mejor ahora, no siento nada extraño.
—Querrás decir que no sientes el dolor de Lizzie, eso es lo que el lazo hace —no me atreví a contestarle —¿te das cuenta qué esto sería mucho más fácil si me hubieras escuchado?...solo tenías que aprovechar, tenías a tu Elska Evige al lado, una maravillosa mujer que no se dejó doblegar por ti, era perfecta para Max Blake, quien tiene serios problemas de dominación, pero no, arruinaste todo, le mentiste como a nadie, la trataste mal, como si fuera basura y como broche de oro te has besado con otra mujer delante de ella, olvidándola por completo ¿en qué estabas pensando? El respeto es lo más importante entre un vampiro y su Elska Evige, Ezequiel te lo ha dicho tantas veces.
—Cállate, sé que arruiné todo, ahora estoy tratando de pensar en algo para solucionarlo, quizás ella no le ha creído a su padre, debemos tener en consideración que la relación entre ellos es muy mala.
—No tan mala como la tuya con ella –me giré molesto –Solo dime por qué besaste a Luciana, quien apareció de nuevo ¿Qué demonios fue eso? Estaba muerta.
—No me importa, dijo algo sobre que se fue con su Elska Evige y nada más, sobre no hacerme sufrir, ahora que lo pienso no puedo creer que haya puesto tanta atención en ella dejando de lado a Elizabeth, jamás me había pasado, aunque estábamos hablando de la persona que amaba cuando era humano y como luego se rompió todo cuando era vampiro.
No pude seguir de pie y me senté en el suelo, apoyándome en la ventana.
—Max —James se estaba acercando, pero negué.
—Vete, solo vete de aquí, haz que todos salgan de este maldito departamento –él asintió y desapareció por la puerta. Me concentré en algo para no caer en algo humillante, de lo cual me arrepentiría — ¿Qué voy hacer? –era como si todas mis malditas energías se hubieran marchado de mi cuerpo, dejándome como un simple humano deprimido.
¿Qué mierda tenia Elizabeth Green que no me dejaba pensar bien? sé que el lazo entre el vampiro y Elska Evige va más allá de lo que puedo imaginar, pero ella estaba acabando conmigo, si pudiera tener la opción de morir o seguir siendo destrozado por ella, tomaría la opción de morir, así me ahorraría participar en todos los torbellinos que era Lizzie para mí.
Al sentir que todos se fueron, me puse de pie y salí de la habitación para ir a encerrarme a otra, esto era verdaderamente humillante. Me senté en el suelo, apoyado en la cama donde dormía Lizzie.
¿Cómo había logrado hacerme caer en ese plan para escapar de mi departamento? ese había sido un acto cruel de su parte hacia Noah y era mi culpa, estaba cambiando a la original Elizabeth Green, la había alejado de sus amigos y había hecho que ahora le agradara menos su trabajo. La había herido de tantas formas desde que la conocí.
Cuando entré a su departamento la primera vez fue la misma noche que la que vi, me escabullí y vi como tambaleante por culpa del alcohol, se desnudaba ante mis ojos hambrientos, quedando solo con sus bragas, mi boca se llenó de ponzoña además de sentir como mi cuerpo respondía al ver a una mujer tan hermosa, con un increíble aroma…desnuda y eligiendo una camiseta gigante de los Chicago Bulls como pijama, jamás había visto algo tan sexy en mi existencia.
Ver lo tímida que fue conmigo cuando me presente en la empresa, tuve que usar todo mi autocontrol para no beber de ella, solo de pensar en su aroma provocaba que mi boca se llenara de toxinas, por eso ese mismo día no lo soporté, entré a su departamento de nuevo y la hice mía, aunque haya sido en contra de su voluntad al principio, ella provocaba esa sensación extraña para un vampiro…como si de un segundo a otro te sintieras un humano de nuevo, como si te agradara el sol cada mañana a pesar de que lo has visto por cientos de años, ella provocaba que mi humor estuviera mejor, excepto cuando discutíamos, Dios santo, es que no había conocido a una mujer tan terca como Elizabeth Green, sin embargo es agradable hacerla callar teniendo sexo, magnifico sexo para ser específicos, su cuerpo se amoldaba a mis requerimientos…ella era mía, sin duda alguna, pero ahora no tenía la menor idea de cómo volver a tenerla.
Era cierto lo que me dijo antes, había cruzado todo límite que había entre nosotros, lo rompí y destrocé todo en cada paso que di. Me había prometido hace muchos años que no iba a dejar que ninguna mujer en la tierra tuviera poder sobre mi forma de actuar, mis decisiones y en ningún ámbito de mi vida, pero debía ser honesto, eso se había ido al infierno cuando ella apareció, ella me había manejado como quiso desde un principio, pero actué de una forma brutal y aún lo hago.
Ella siguió aquí de todas formas, esperando, dándome de su sangre, entregándose a mí.
Me puse de pie convencido de que estaba actuando como un cobarde, ella era mía y no iba a dejar que se escapara como si nada. Tendría que arreglar lo que arruiné, pero no iba a perderla. Ella no se iría de aquí.
Miré a mi lado y vi donde dormía, fue lo necesario para convencerme aún más de que la tenía que traer de vuelta, aunque fuera en contra de su voluntad, le demostraría que no la iba a herir de nuevo, esta sería la última vez, cuando la trajera a mi lado. Le explicaría lo que sucedió con Luciana, cosa que ni siquiera yo comprendo en su totalidad. Le enseñaré todo lo que sea necesario para que aprenda de qué se trata ser una Elska Evige y en el camino aprender sobre ello.
Tenía más de mil años, pero siempre me habían cansado las discusiones y Elizabeth me tenía agotado, sin duda alguna, era momento de comenzar desde cero ya que ninguno de los dos estaba cómodo sin el otro, aunque siempre éramos como un gato y un ratón, para mi ella era un mal necesario y quizás ahora podría hacer que las cosas mejoraran entre nosotros.
Me dirigí hacia la puerta del ascensor cuando cierta música comenzó a sonar. Mire hacia atrás y vi mi celular vibrar mientras sonaba, moviéndose en la mesa de centro. En un segundo llegue a él, mis ojos se abrieron sorprendidos al notar de quien era la llamada y eso era algo que cavia destacar, como vampiro no habían muchas cosas que me sorprendieran, había visto demasiado en este planeta que ni siquiera la visita de Luciana me sorprendió del todo.
Presioné el botón para contestar y llevé el aparato a mi oreja.
—Me has tomado por sorpresa, iba justo a tu departamento.
—Buenas tardes, Max —su voz estaba ronca, lo que no me agrado nada.
Si yo me había sentido mal hasta el punto de quedar inconsciente, no quería imaginar cómo lo pasó Elizabeth.
— ¿Dónde estás, Lizzie? –sabía que ella respondía de diferente forma cuando la llamaba Lizzie, pero también entendía que ella me había descubierto, cada vez que la llamaba “Lizzie” era para poder manipularla a mi antojo, generalmente funcionaba, a pesar de que en mi mente la mayoría del tiempo la llamaba de esa forma.
— ¿Cómo estás? –dijo sin previo aviso. Tensé mi mano haciéndola un puño. Ella me insultaba cientos de veces, pero hacia algo que muy pocas personas hacían, preguntarme como estaba, jamás le respondía y le cambiaba de tema, pero eso me llamó la atención desde un principio.
— ¿Cómo crees que estoy? ¿Estás donde tu padre? –esperaba que no fuera así o si no estaría más muerto de lo que ya estaba.
—Ya estoy de vuelta ¿eso no te dice algo? –enarqué una ceja.
—Iré para allá —dije finalmente.
—No —fruncí el ceño, necesitaba saber con qué me encontraría cuando la fuera a ver –vendrás, pero aún no, quiero que llegues a las ocho de la noche –miré de inmediato mi reloj, faltaba un poco más de dos horas.
— ¿Y porque habría de hacer lo que dices? –no me agradaba su tono.
—Porque me lo debes –no le dije nada, tenía razón.
—A las ocho.
—Muy bien, nos vemos —cortó sin decir nada más y yo deje el celular en la mesa de nuevo. Por lo visto llegar a ella tendría que esperar otro poco. 
Mire hacia el sol que se escondía entre los edificios cuando alguien entró en un segundo al departamento.
— ¡Tú! –me giré cansado.
—Teresa, Ezequiel…han regresado —sonreí al ver lo loca que parecía Teresa mirándome con verdadero odio.
—Buenas tardes Max –dijo sonriendo Ezequiel –amor –se dirigió a Teresa, borrando toda sonrisa de mis labios, siempre me incomodaban la forma como se dirigían el uno al otro –tranquila.
— ¿Cómo quieres que esté tranquila? ¡Tara me dijo todo! –me miró incriminándome con sus ojos negros como la noche.
—Este no es un tema que incumba a ninguno de los dos —me iba a retirar, pero Teresa evitó que me moviera.
—Escúchame bien —sus ojos se oscurecieron por la rabia que sentía. Tuve que salir de su mente porque se estaba volviendo igual de oscura –lo que has hecho es una de las peores humillaciones que una Elska Evige puede recibir y espero con todo mi muerto corazón que tu lazo con ella se rompa y vivas por una eternidad en las penumbras de la vida… —ella se giró y miro a Ezequiel –es todo tuyo.
Desapareció tan rápido como llegó dejándome con una sensación amarga en la boca, sus palabras no habían sido de aliento realmente. Ezequiel caminó tranquilamente hasta el sofá y se sentó, cruzando sus piernas y dejando un brazo sobre el respaldo del sofá, siempre con esa imagen tan imponente, lo que él no decía en palabras como Teresa, lo dejaba claro con su lenguaje corporal.
—Esta vez sí que la has hecho enojar. Ella te quiere mucho.
—No me interesa lo que Teresa diga, Ezequiel.
— ¿Por qué no te sientas? Tenemos una larga conversación pendiente ¿no es cierto? –caminé hacia el sofá de al frente y me senté para poder escuchar su sermón –veo que no has sabido manejar a tu Elska Evige —fruncí el ceño –y no estoy hablando a que seas un maniático con ella, hablo sobre manejar la situación…
—Ella ha sido un tanto difícil —Ezequiel bufó, mostrando su disconformidad ante mi respuesta.
—Está claro que ha sido difícil, solamente por tu comportamiento hacia ella.
—Sé que no he sido el mejor –él negó haciendo un sonido desagradable al chistar su lengua.
—Realmente es el peor que he visto en toda mi existencia.
—Eso es mentira, tú no te has quedado atrás ¿o sí? –frunció el ceño molesto por recordarle como él trato a Teresa.
—Ten cuidado muchacho. Dime ahora como solucionarás todo con Lizzie.
—Se llama Elizabeth –me molestaba que otros se tomaran esa atribución con ella, como si fuera íntimos amigos.
—Responde.
—Me reuniré con ella a las ocho de esta noche, creo que será el momento de conversar todo como se debe.
— ¿O sea que le dirás cuán importante es para ti?
—No he dicho eso.
—Es la única forma para convencerla.
—No lo creo –sabía que estaba pecando de testarudo, pero no quería que Ezequiel se enterara de lo que haría o no haría con Lizzie.
—Max –me miró enojado –debes tener cuidado, tus errores se han ido sumando uno tras otro, ella ha sido leal a ti y tu solo has respondido con desilusiones, sinceramente no te mereces ni la preocupación de ella –en eso no cabía duda.
Mi pensamiento sobre Lizzie y como ella tenía que responder a mí no era el mejor de todos, esperaba que ella viviera por mí, cada paso que diera lo hiciera por mí, era claro que no funcionaba así mi Elska Evige.
—Lo repito, no eres el mejor para darme sermones Ezequiel.
— ¿Lo dices por Teresa? –asentí.
—La tomaste y la hiciste tuya. La marcaste al frente de todo ese grupo de vampiros, estaba ahí, hasta a mí me sorprendió lo que hiciste.
—Lo sé. Me he arrepentido el resto de mi existencia por ello, Teresa ha sabido perdonarme, pero tú has cruzado todo límite establecido, estar convirtiéndola sin su conocimiento además de haber besado a otra mujer al frente de sus ojos, solo haces que el lazo con ella se rompa y se quiera alejar de ti –el coraje comenzó a apoderarse de a poco de mi cuerpo.
—Me ha llamado, eso quiere decir que no me quiere alejar del todo ¿no?
—O te ha llamado para darte una patada en tus partes nobles –no pude evitar sonreír.
—No lo creo –debía ser sincero y decir que no tenía la menor idea de porque me estaba llamando Lizzie, no era una actitud propia de ella.
Cuando la desilusioné las veces anteriores su deseo por verme era nulo y ahora me ha llamado para reunirnos en su departamento, eso era algo extraño.
—Entonces ¿Qué harás cuando llegues allá?
— ¿Sabes? Creo que ese asunto es mío, no tienes por qué inmiscuirte en este problema.
—Solo deseo saber si harás bien, pero por lo que he escuchado no tienes la menor idea de lo que harás ¿o no? –miré hacia un lado enojado, odiaba cuando Ezequiel descubría mis intenciones.
—Dicen que la espontaneidad es un don.
—O un plan que te llevará a rendirte y perder ¿sabes? Tu actitud desinteresada aquí ya no puede seguir el mismo rumbo. Sé cómo eres Max, durante mis primeros años de vampiro te convertí, te conozco muy bien y sé que durante estos años has perdido las ansias de las sorpresas que te trae la vida, solo hay que mirarte, ni siquiera has hecho algún comentario o exclamación por haber visto a Luciana nuevamente ¡ella estaba muerta por Dios!
—Realmente no me interesa, me ha llamado la atención lo que hice, besarle al frente de Lizzie. Algo extraño hay ahí y no tengo la menor idea.
—No llegaras diciendo eso donde Lizzie ¿cierto? –no respondí.
— ¿Por qué?
—Porque tu historial no te acompaña Max, te has dejado llevar por la lujuria y necesidad de aplacar un vacío que comenzó desde que asesinaste a Úrsula, solo Lizzie ha hecho que despiertes de tu letargo y mira como le estas respondiendo, sé muy bien tus pasos hijo, como la engañabas al comienzo de conocerla, durmiendo con Emily y sabe Dios quien más, bebiendo de otras humanas, faltándole el respeto de una forma que no podría llegar a justificar –me puse de pie incómodo al recordar los dos meses que he estado al lado de Lizzie y de cómo me he comportado con ella.
—Si es mi Elska Evige, comprenderá —Ezequiel comenzó a reír en ese momento, lo que hizo que mi rabia se incrementara, odiaba no poder encontrar una salida fácil o rápida para el problema que estaba acabando con mi mente.
—Eres ingenuo o verdaderamente un cabrón –fruncí el ceño a como me llamó.
—Deberías retirarte –fui hacia la ventana y me apoyé en ella, mirándolo –no quiero discutir o entrar en una pelea contigo –Ezequiel se puso de pie de inmediato y me quedo mirando, en menos de un segundo puso su brazo contra mi cuello, acorralándome contra la ventana.
— ¿En serio, Max? –Se acercó mirando fijamente mis ojos — ¿crees que podrías derrotarme? Esa es una idea un tanto loca, tanto como esperar el perdón de Lizzie. Vete preparado para la derrota –lo quede mirando con la misma intensidad, deseando que se desintegrara de a poco –no me vuelvas a amenazar muchacho, sabes muy bien que no somos inmortales y que un solo movimiento de mi parte te haría decirle adiós antes de tiempo a Lizzie –me dejó libre y caminó hacia el pasillo.
—No quiero que te vuelvas a inmiscuir en mis problemas –él se giró y me miró sonriente.
—Lizzie Green es mi problema, es mi empleada y fui yo quien la trajo a tu vida. Te llamé al tiempo de asegurarme de que tenía el mismo aroma que Úrsula, así que no vengas a decirme que ella no es mi problema —no fui capaz de responderle, él tenía razón sobre eso –de verdad espero que quede alguna oportunidad para ti Max o sino date por perdido…exactamente como dijo Teresa, en las penumbras de esta vida –al terminar de hablar desapareció rápidamente de mi vista, dejándome con menos ánimo del que ya tenía.
Recordé la vez que me llamó Ezequiel para comunicarme que había sentido el olor de Úrsula hace un tiempo y que tenía a aquella chica como su secretaria. Esa misma noche viaje a esta ciudad, sin poder creer que eso fuera cierto, claramente no le creí porque cuando llegué en la tarde me fui en busca de algo para alimentarme y poder encontrarme con algo de entretención.
Apoyé mi cabeza en la ventana y recordé esa noche, sin duda el destino jugaba de diferentes maneras.
Estaba en un callejón al lado del Irish pub bebiendo de una joven, que era bastante guapa, sin embargo al estar alimentándome de su sangre provocaba una gran excitación en ella por lo que sus gemidos no demoraron en aparecer, no me molestaba para nada, pero no pude seguir deleitándome de esta extasiada mujer ya que alguien nos interrumpió.
—Vayan a un hotel –levanté la cabeza y sentí como un nuevo aroma entraba por mis fosas nasales, aturdiendo todo a su paso.
Dejé caer a la mujer que tenía en mis brazos, provocando un desagradable sonido cuando su cuerpo choco en los contenedores de basura. Quede observando a la chica que estaba mirando desde la luz de la calle, podía notar desde aquí que no estaba del todo sobria. Mis ojos se volvieron rojos sin poder evitarlo, cada vez que mi garganta ardía por sed de sangre, estos cambiaban de color, lo extraño era que recién me estaba alimentando. Avancé unos pasos rápidamente y la expresión de la chica cambio de inmediato, se asustó, el pánico atravesó su cuerpo y pude verlo claramente, tanto en su cuerpo como en su mente.
Sonreí al pensar que solo podía ver mis ojos rojos, pero el taxista que estaba detrás de ella toco la bocina sacándola de todo aturdimiento en el que estaba. Entró al auto como un alma en pena. Escuché con claridad la indicación que le dio al chofer, aunque no la necesitaba, ese aroma lo podría rastrear hasta el fin del mundo.
Me acerqué a la velocidad que me permitía mi especie y quede mirando su rostro con más claridad. Sus ojos azules me miraron, sin embargo no a mi rostro; me agradó su cabello negro, cayendo en ondas sobre más debajo de sus hombros. Sonreí, deseaba verla otro poco más.
Seguí al taxi durante unos minutos para luego llegar a uno de los peores barrios de Chicago. Ella aunque estaba ebria subió su pobre edificio por las escaleras, aunque no la culpo, el ascensor de ese lugar corría serios peligros de caerse. Ella vivía en el último piso del edificio. En el momento donde ella entró a su departamento y tiró la puerta, aproveche para entrar, provocando que el tiempo para que esta se cerrara aumentara, llamando la atención de la chica.
Me escondí en la oscuridad y miré a mi alrededor, tratando de buscar el nombre de la mujer con el mejor aroma que podía existir, claro…después de Úrsula. Encontré algunas cartas abiertas en su basurero y descubrí su nombre, Elizabeth Green…cosa que pasó a segundo plano cuando dejó su vaso de agua en el mesón, vaso que bebió sedienta, no era muy buena resistiendo al alcohol por lo visto.
Lizzie fue bajando el cierre por el costado de su blusa muy ajustada color negro, la dejó tirada en el suelo, quedando con su sujetador sin tirantes. Se sacó sus tacos tambaleándose en el proceso, pero se pudo mantener de pie. Sonreí al notar como sus pantalones fueron bajando, dejando al descubierto su cuerpo…bueno, en parte porque seguía con su ropa interior.
Lizzie se perdió en el baño por lo que aproveche para buscar una mejor posición ya que dejó la puerta abierta. Sonrió ante el espejo pensando en cómo demonios se había asustado por mis ojos, lo que me hizo sonreír de nuevo, esta chica era valiente. Lavó sus dientes cuidadosamente y dejo caer su cabello por completo, se deshizo de su sujetador…lo que me hizo sonreír complacido, esa chica seria mía sin duda alguna. Terminó poniéndose esa camiseta de los Chicago Bulls lo que la hacía ver muy sexy, sin embargo había algo que me llamaba la atención, además de su increíble aroma. Lizzie se recostó en la cama y comenzó a quedarse dormida luego de haber apagado la luz.
Me acerqué unos pasos a la cama para ver mejor su rostro, eran tan blanco que si no latiera su corazón podría ser muy bien una vampira, una vampira con el mejor aroma que podría haber sentido. Cerré los ojos y me concentré en sentir su aroma, era increíble, era una mezcla que me estaba volviendo loco, llenando mi boca de ponzoña, pero había algo más en su aroma, algo que no había sentido cuando estuve cerca de Úrsula.
Lizzie se removió suavemente en la cama, lo que hizo que mi mente quisiera entrar a la suya, ciertamente eso me puso en problemas porque abrió los ojos y miró directo a los míos. Supe de inmediato lo especial que tenía Lizzie, eran sus ojos…eran inocentes. Sonreí al darme cuenta que esta chica era virgen, sin duda alguna haría a Elizabeth Green mía.

Aaah tuve que cortar el capitulo o sino no subia :( mañana me toca un dia de locos en el hospital, asi que espero mañana dedicarme a subir el resto. Espero que les guste y siento la demora de tanto tiempo, pero wow, esto del mundo laboral es increíblemente absorbente, mas que la universidad

3 Lectores:

  1. Bueno... Viene la confrontación de Max y Lizzie, y espero que Max de verdad sepa lo que esta perdiendo, que le duela y que Luciana muera... Aunque se que todavía no lo hará ;)
    Besos gigantes!!!!
    XOXO

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  2. Ni siquiera puedo describir como me hizo sentir Max...si lo tuviera en frente yo se le habría dado una patasa "ahi" el pobre ingenuo no sabe lo que se le viene encima y estoy tan enojada que me alegra que sufra!!!Ahora me gusta que Lizzie piense con la cabeza fria y le de lo que se merece.No voy a mentirte muero de ganas de leer el siguiente capitulo y pienso seriamente en ofrecerte a mi primer hijo si publicas de corrido O.M (es broma....o quizás no) pero entiendo completamente que estas ocupada asi que solo me queda esperar la proxima actualizacion...mientras tanto creo que voy a releer al Sr. Lenardis y a Victoria ando pensando en ellos mucho ultimamente ��

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  3. Hola!
    No soy capaz de describirte aún la rabia que me da Max, sinceramente (y aunque lo he leido vatias veces ya) solo me provoca darle una hermosa pasta en sus bolas y luego recordarle como debería de tratar a su maldita mujer! Y definitivamente quitarse esa altaneria que posee -.-' maldito!
    Díos te juro que me sentí incompleta cuando leí el cap, y procedí a leer tu pie de página y comprendí por que razón jajajaj
    En fin, gracias Dani, y ojala puedas publicar de nuevo pronto
    Byte ^.^

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