miércoles, 17 de diciembre de 2014

Un Ángel Negro - Capitulo 6


“Juegos Mentales”

   Dana se quedó observando lo que había hecho, tan solo por una fracción de segundo. Luego corrió hacia Ethan para poder ayudarlo.
— ¡¿Ethan?! —preguntó desesperada cuando llegó a su lado y lo tomó por los hombros, para levantar su cabeza y ver si estaba consciente, pero no hubo respuesta —demonios…
Rápidamente sacó las dagas que estaban en el cuerpo de Ethan y las lanzó al suelo, lejos de su vista, tan solo se quedó con una. Recostó al vampiro y sin pensarlo se rompió la palma de su mano para llevarla a la boca entreabierta de él.

—Despierta, despierta —decía ella mientras dejaba salir su sangre hacia la boca de él, esperando que eso fuera suficiente para despertarlo —lo siento, Ethan.
Ante la sorpresa de Dana, la mano de él se movió con rapidez. Se aferró a su brazo derecho, aquel que le proporcionaba la sangre del ángel. Ethan abrió sus ojos, pero sin liberar su extremidad.
Ella pudo sentir como la mano de Ethan se quemaba por estar tocándola.
Dana tuvo que observar aquellos ojos dorados para darse cuenta de quien estaba ahí, no era Ethan, sino Gabriel… usando nuevamente ese horrible disfraz que utilizaba para manipularla.
En un segundo logró que ella quedara en el suelo, sacó un utensilio para inmovilizarla, logrando  enterrar en el piso esa herradura de hierro sobre las manos de Dana.
—Sorpresa, sorpresa —dijo Gabriel, dejando de lado aquella imagen de Ethan y dejando expuesto su rostro.
Dana se sorprendió al darse cuenta del efecto que tenía en ella. Su corazón latió con rapidez, ansioso ante la imagen de Gabriel, sonriendo y mirándola con aquellos ojos miel que alguna vez había amado en el pasado.
—Por un momento pensé irme antes que llegarás, pero ¿para qué? Si de todas formas nos encontraríamos en algún punto. Sé que estas detrás de mi cabeza, como alguna vez yo estuve detrás de la tuya ¿tendremos el mismo final de antes? Eso esperaba en un comienzo…
Se sentó sobre ella, apoyándose sobre sus propias rodillas para no dejar todo el peso en Dana, pero si logrando inmovilizarla. Estaba atrapada.
—No dudaste ni un segundo en herirme ¿cierto? Tenía la esperanza de que pensaras en mi o algo por el estilo.
—Harás que suba Ethan, escucha todo desde abajo ¿quieres eliminarlo de una vez? —preguntó Dana, sin moverse para zafarse.
—No te preocupes del pequeño vampiro, aun no me encargaré de él. Además le será imposible escucharte porque ahora debe estar durmiendo plácidamente. Se quedó rendido ante un adormecedor que lancé justo antes que entrara. Tiene la mala costumbre de seguir respirando como un humano.
Gabriel se quedó mirando a Dana, mientras ella no escapaba de sus ojos, podía sostenerle la mirada sin problema alguno.
—Ya no tienes esa mirada tímida que me estaba comenzando a gustar cuando te volviste ángel —dijo él acerándose un poco y tomando el mentón de ella. Dana no luchó para librarse de él, ya que solo bastaron unos segundos para que la mano de Gabriel comenzara a quemarse.
—Sigo siendo parte de la Luz, Demonio, no me toques.
Ella observo si había algún estilo de contacto piel a piel en su cadera, lamentó que no fuera así, gustosa habría quemado la entrepierna de Gabriel.
— ¿Pasaste un lindo momento con Ethan? ¿Enseñándole a luchar? —Dijo Gabriel mientras tomaba el borde de la camiseta de Dana, levantándola unos centímetros — ¿Acaso crees que alguna vez logrará vencerme?
Dana sonrió.
—Gabriel…
El demonio se tensó al escuchar como ella lo nombraba, ella nunca perdería el efecto que lograba en él al nombrarlo.
— ¿Crees que soy lo suficientemente estúpida para no saber que te quitaron todo tu poder? Fuiste un real idiota al volverte en esta escoria, sabes que me desagradan los demonios… aún más los vampiros.
— ¡Aun así no dudaste en darme de tu sangre cuando creíste que era Ethan! —Le gritó enojado — ¿De verdad ya no…tu no…?
— ¿Qué no te amo? Claro que es así ¿sigues dudando de ello? —preguntó ella realmente asombrada y respondiendo sin ninguna consideración por Gabriel —solo me queda un amargo recuerdo de ti, lamento cada vez el día que di mi vida por ti.
Gabriel se quedó mirándola por unos segundos, tratando de asimilar aquellas palabras; no importaba que fuera un demonio, cada palabra de odio que ella decía, le partía su corazón. Había estado obsesionado con ella durante décadas, su amor se había vuelto enfermizo, víctima de la culpa se había vuelto en algo muy diferente al amor que alguna vez había sentido por ella. Dana estaba acabando con toda esperanza de Gabriel, terminando todo sentido que alguna vez consideró tener el vampiro para sus acciones.
Dana observó atentamente como el dolor era reflejado en el rostro de Gabriel y pudo entenderlo sin dificultad. Ella sabía cómo era ese estilo de demonios, obsesionados y logrando cometer los peores crímenes mientras profanaban su amor o una buena obra. Todo lo tergiversaban, buscaban ganar cuando todo lo que cometían los llevaba a la Oscuridad.
—Pero yo te amo —dijo Gabriel, mirando más allá del rostro de Dana. Se estaba perdiendo.
—Los demonios no aman, me lo repetiste muchas veces en el pasado, además ¿Cómo crees que podría seguir enamorada de ti si no sigues siendo tú? Ya no eres el Gabriel que alguna vez conocí… tu amor por mí se volvió en algo realmente peligroso ¿es qué acaso fue amor o simplemente fue la culpa por venderme cual mercancía barata lo que hizo que te volvieras en esto?
Aquellas palabras trajeron al presente a Gabriel, quien estaba comenzando a perder la cordura, la poca que quedaba en él. Había quedado destrozado, desde aquella noche que ella lo amenazó. Había idealizado su reencuentro y en ninguna de las opciones que había en su mente, ella lo amenazaba de muerte.
—Dilo de una buena vez ¿Qué es lo que buscas? ¿Deseas el favoritismo de Lucifer? ¿Por eso me quieres a tu lado?
—No —respondió de inmediato Gabriel.
— ¿Por qué aceptaste jugar a Romeo en el pasado entonces? ¿Para tener el favoritismo de la Luz?
—Tampoco, no entiendes.
Gabriel se puso de pie y luego se sentó al lado de Dana, apoyado en el sofá. Ambos se mantenían escondidos en una esquina de la habitación, ni siquiera con la luz se podían diferenciar, ya que los muebles los cubrían bien.
—Te vi antes de que se me encomendara aquella misión ¿recuerdas esa vez que iba con Adam? Sonreíste al verme, fue nuestro primer encuentro. Luego te observaba sin que te dieras cuenta.
—Como un psicópata ¿no? —se burló ella, bufando ante el intento fallido de Gabriel para sensibilizarla un poco.
—No te burles, tú me amaste en algún momento, vivimos juntos por bastante tiempo… no me mires como si no me conocieras.
Ella sonrió ante las palabras de él.
—A ti no te conozco, yo no amé a un Gabriel que era capaz de matar a cualquiera para obtener lo que quería, ni mucho menos me enamoré de un vampiro demonio, amigo de mi padre que busca que caiga en el mismo saco. Yo no amaría a alguien que manipula la mente de un vampiro neófito, diciéndole que descuartice a sus víctimas… ni mucho menos a quien elimina  a los padres de otros solo para arruinarle la vida.
Gabriel esquivó su mirada, hacia la ventana.
—Todo lo hice para estar cerca de ti, al parecer ya estamos juntos y sin duda alguna, no es nada a lo que me había imaginado.
— ¿Te has vuelto un maniático? ¿Crees que te podría seguir amando cuando me vendiste a la Luz, lograste que diera mi vida por ti… y luego me abandonaste para unirte a la Oscuridad? Puedo recordar claramente mis inicios en la Luz, a ti entrenándome pero al final abandonándonos… el más fuerte se rindió ante Lucifer, toda una noticia, casi logras que los demás cayeran en pánico ¿Si Gabriel cayó, que será de nosotros? Siempre se escuchaba la misma pregunta.
—Me importa muy poco los demás ángeles. En ese tiempo no ganaba nada al lado tuyo, me tenían prohibido avanzar de cualquier forma…estabas vetada para mí y yo solo quería tenerte a mi lado.
Dana había logrado derretir la herradura que estaba atrapando sus manos, al igual como lo había hecho al destruir la puerta de Adam. Sin embargo, no deseaba lanzarse contra Gabriel para acabarlo. Necesitaba escuchar más.
— ¿No se te ocurrió decirme la verdad? Decidiste desertar, creo que esa era una peor opción que revelar todo lo que había ocurrido entre nosotros cuando no era capaz de recordarlo. Incluso escondiste tus Marcas de mí, quizás si las hubiese visto te habría reconocido.
—Tú me reconocías, por eso te habías enamorado de mí… antes que te enviaran con Ethan, me quitaran todo y se lo dieran a él, tan solo por eso estás atraída a él.
Gabriel ni siquiera noto lo rápida que fue Dana en darle una bofetada, solo sintió el dolor en su rostro y como su cabeza quedo dirigida hacia un lado diferente al que él la tenía.
— ¿Me crees lo suficientemente estúpida para no notar la diferencia? Como sea, es mi turno de hacer las preguntas.
Dana sin dudarlo levantó a Gabriel, tomándolo por la camiseta que estaba trayendo. Lo estampo contra pared y luego enterró nuevamente sus dagas en las extremidades del vampiro.
—Muy bien, te ves mucho más guapo de esta forma ¿no lo crees?
Gabriel tenía una expresión de dolor ya que las dagas eran armas de la Luz y le quemaban mientras lo herían.
Dana se acercó y apoyó su mano en la frente de él, empujó levemente mientras quemaba la zona por estar tocándolo. Hizo que la mirara.
—Una última oportunidad, eso es lo que te daré, por lo que vivimos en el pasado ¿te parece? Pero antes tendrás que contestar todas mis preguntas porque estoy realmente cansada de seguir teniendo estas dudas ¿sí?
Gabriel estaba asombrado, por una parte debía sentir el dolor que ella le estaba provocando, pero por otro lado estaba la ruina de todas las ilusiones que se había hecho ante el reencuentro con quien alguna vez fue suya.
— ¿Desde cuándo te dijeron que debías llevarme hacia la Luz?
—Al mes después de conocerte —respondió de inmediato él.
— ¿Por qué no tienes las Marcas de los Arrepentidos? ¿Es que acostarte conmigo también era parte de plan y por eso te lo perdonaron cuando volviste con ellos? —ella tomo la quinta daga y la apunto hacia el abdomen de Gabriel, apoyando con cierta fuerza para solo romper la camiseta pero causar algo de dolor, una señal de advertencia para el vampiro. Necesitaba que él siguiera hablando.
—No, no era parte de plan, solo debía enamorarte, luego cuando pasamos nuestra primera noche juntos, solo aparecieron las Marcas de un ángel Caído.
— ¿Y cómo supiste que el plan seguía en marcha? ¿Ah? ¿No creías que te habían expulsado por dormir conmigo, por enamorarte?
—No fue así, me contactaron una semana después para informarme que estaban contentos con mi avance y que las Marcas serian parte de mí, ya que no era parte del plan… aleja tu mano, me quemas —dijo él, mirándola destrozado. Su frente estaba quemada y estaba comenzando a decaer por las heridas en sus extremidades —no es necesario que me tengas así, puedo hablar sin tortura.
—Oh… hablas como si no me conocieras —dijo Dana, sonriendo y enterrando un poco más la daga en el abdomen de Gabriel, rompiendo la capa de piel —sabes cuánto me excita ver el dolor y placer juntos ¿no lo recuerdas? —dijo acercándose al cuello de Gabriel para darle un suave beso, que quemo la piel del vampiro, luego recorrió con la lengua varios centímetros, logrando que él se alejara todo lo que podía de ella —Oh creo que ya no me amas como decías minutos atrás, no te gustan mis besos.
Gabriel no dijo nada, pero su mirada lo decía todo. Desconocía a aquella Dana malvada, él siempre la había visto dulce y encantadora con él… o tímida y distante cuando era un ángel. Cuando ella era Nephilim y jugaba de estas formas con otros, siempre había elegido mirar hacia un lado y hacerse el desentendido.
— ¿No te gusta cómo juego? Creo que me estoy cobrando lo que hiciste aquella noche que casi me obligaste a tener sexo contigo ¿recuerdas?
— ¿Casi? —pregunto él, sonriendo de forma malvada. Había perdido toda esperanza con Dana —no te obligue a nada, tu sola te entregaste y no sufriste ni un poco ¿se te olvido?
—Como sea —dijo ella, dando un paso atrás —aceptaste seguir con el plan luego de tus Marcas, obviamente aceptaste.
—No había otra opción, tú estabas perdiéndote en la Oscuridad mientras que para mí ser un Demonio, no era una opción. No iba a perderte, así que acepté, pensando que nos dejarían estar juntos.
—Y luego que pasamos meses y meses juntos, llego el día del ataque ¿eso siquiera fue real? ¿O fue una actuación?
Gabriel se quedó en silencio unos segundos, dándole la respuesta que ella estaba buscando.
—Verte morir en mis brazos fue mil veces más doloroso que esto —dijo él, mirándola sinceramente, como alguna vez la había observado en el pasado —si pudiera borrarlo de mi memoria aceptaría encantado.
Dana se quedó helada al ver aquellos ojos miel que la miraban de esa forma. No había signo de que él estuviera mintiendo al decir aquellas palabras.
—Lindas palabras, en serio, pero me agradaría que respondieras a mi pregunta ¿sabías del ataque?
Gabriel solo asintió.
— ¿Sabes? Ya nada me sorprende Gabriel.
     Si pudiera revertirlo lo haría.
— Pero no puedes, ahora dime otra cosa —dijo ella ahora dándole la espalda, no demostraría cuanto le dolían aquellas palabras. Ni siquiera ella se permitía aceptar que aún le afectaba los dichos de Gabriel — ¿Qué hubiese pasado si no me interponía? ¿Si te dejaba morir?
—Esa no era una opción.
—Ya veo —dijo caminando hacia la ventana —estaban muy seguros de lo que sentía por ti.
—Si —aceptó Gabriel, rendido. No obtenía nada mintiendo —no quería verte perdida en la Oscuridad.
—Interesante —dijo ella, cruzándose de brazos —dime ¿Qué sucedió después?
—Aceptaste ser parte de la Luz, yo te prometí que estaríamos juntos sin importar nada… pero no fue así. Se me prohibió entablar un tipo de relación romántica contigo, estabas prohibida para mí, solo debía involucrarme en tu entrenamiento… esa fue mi perdición. Estar tan cerca de ti pero a la vez más distanciados que nunca.
—Que filosófico —dijo ella, burlándose —he de suponer que fue en ese momento de debilidad que fuiste atraído por Lucifer.
—Si… y acepté.
Un silencio eterno se estableció entre ambos. Todo había sido dicho y aclarado. Las memorias de Dana sobre los hechos habían sido esclarecidas, aunque no contaba con sentirse tan miserable como en ese segundo. Dana solo deseaba estar sola.
—Sabes que soy muy fuerte, Gabriel, que si deseo acabar contigo lo haré en cosa de minutos, si no lo he hecho ahora es porque no lo tengo planeado. Hablas mucho del pasado que tuvimos, pero desde esta noche no volverás a recordarlo, exactamente como lo haré yo… y para eso, te dejaré libre.
— ¿De qué estas hablando? —preguntó Gabriel, confundido.
—Aquí se acaba todo tipo de relación entre ambos. Nada nos une y no tenemos que quedarnos como idiotas esperando que uno tenga algún tipo de consideración hacia el otro. Tú eres parte de la Oscuridad y yo de la Luz, es en los únicos términos que nos manejaremos. Tienes prohibido acercarte a Ethan, si deseas hacerle daño, te buscaré y te mataré; si te cruzas de nuevo en mi camino, también te eliminaré; si dañas a cualquier ser querido tanto mío como de los demás, también acabaré contigo.
La mordida de Gabriel se tensó. Ella lo estaba desconociendo, ni siquiera se merecía la muerte bajo sus manos. Había logrado que ella ni siquiera malgastara su odio en él. Era una simple cucaracha para ella.
— ¿Qué te hace pensar que tendrás un final diferente con Ethan?
Ella se giró hacia él, enojada.
—La luz nunca te aceptara por completo, solo eres un arma para ellos. Nuevamente juegan contigo.
Las Dagas fueron saliendo una a una del cuerpo de Gabriel para volver a unirse en una espada y llegar a donde se encontraba Dana.
—Vete, Demonio…
Los ojos de ella habían cambiado a un negro profundo mientras que una de sus manos dejaba de tener aquella formación de piel, musculo, tendones, nervios y huesos… sino que comenzó a volverse en aquella aura negra, en esa sustancia etérea que demostraba que tipo de sangre corría por sus venas.
Gabriel sabía que tenía contado los segundos para salir de ahí. No supo porque lo hizo ya que sin Dana, no tenía sentido quedarse en la tierra, pero su instinto de sobrevivencia lo hizo avanzar con rapidez hacia la ventana, la cual abrió y saltó sin mirar hacia atrás.
Justo para el momento que él se desvanecía ante su mirada, la puerta de su departamento era destruida por otras manos. Ni siquiera se giró para ver de quien se trataba.
— ¡Dana! —gritó Ethan, llegando a su lado en una fracción de segundo —acabo de despertar, de seguro fue Gabriel, me quede dormido tan solo al entrar al departamento. Supe que…
Dana puso la mano sobre la boca de Ethan para hacerlo callar. Parecía realmente preocupado.
Ella cayó de rodillas, mientras las lágrimas comenzaban a caer con rapidez. Se sentía traicionada, frustrada y engañada. Había entregado todo en el pasado y habían jugado con todos sus sentimientos. Simplemente había sido el peón en un juego de ajedrez. Nada de lo que vivió antes fue realmente cierto.
—Dana, ¿Qué sucede? —preguntó Ethan, bajando a su nivel.
Ella llevó sus manos hasta los ojos, tratando de secar las lágrimas que caían. Se sentía furiosa consigo misma por dejar que los recuerdos de una vida que no fue real, la afectaran. Sin embargo, no había control en el dolor que sentía, no podía evitar sentirse usada y estúpida por haber caído en las palabras de Gabriel. Aunque en algún momento de su relación Gabriel había sentido amor por ella, no era comparado a lo que ella había sentido por él. Gabriel la había vendido sin pensarlo a la Luz y luego la había abandonado a su suerte, aunque dijera que la amaba, él siempre había actuado de forma egoísta. Salvando su existencia antes de decirle toda la verdad, como correspondía.
— ¡Dana!
Ella se puso de pie, sin mirar a Ethan. No era capaz de hacerlo, era a la última persona que deseaba ver en esos momentos.
Antes que él pudiera seguir llamándola, ella se alejó de él y se apresuró en llegar hasta su habitación, donde se encerró con llave.
Ciertamente Ethan podría entrar sin problemas, ya que una puerta con llave no era un obstáculo real para él, pero no deseaba presionar aún más a Dana. No sabía lo que había ocurrido, pero al menos se veía a salvo. Apoyó unos segundos su cabeza contra la puerta, deseando que las cosas fueran más simples.
Segundo después desapareció del departamento. Dana pudo sentir los pasos de Ethan alejarse, extrañamente eso no la ayudó a sentirse mejor. Se acercó como pudo hasta su cama y se recostó en ella, permitiéndose unos minutos de lastima. No siempre podía mantenerse en pie y a la defensiva.
Transcurrieron alrededor de dos horas, en las cuales ella se quedó recostada, transversalmente en su cama, mirando hacia la ventana y manteniendo la mente en blanco. No encontraba sentido para que tanto la Luz como la Oscuridad jugaran tanto con su vida. También lamentó  haber caído tan fácil en los brazos de Gabriel, siendo una Nephilim era su debilidad que cualquier ser le entregara algo de amor, ya que ninguno de ellos, en su mayoría, había tenido una vida normal.
El ángel negro estuvo tan concentrada en sus propias cavilaciones, que no sintió como Ethan volvió a entrar a su departamento, ahora con el administrador para que arreglaran pronto la ventana destruida que había dejado Gabriel y la puerta que había roto el mismo Ethan. En ese mismo periodo subió alguien a arreglar los destrozos. Luego, como jamás había hecho en el pasado por alguien, además de Dana, el vampiro se dedicó a prepararle algo de comer, para que desayunará. Pronto amanecería y esperaba que con ello, su estado de humor mejorará.
Eran alrededor de las siete de la mañana cuando el vampiro se atrevió a tocar la puerta de Dana, otra vez. Nadie le contestó, pero a diferencia de la vez pasada, no tenía la paciencia suficiente como para seguir con su día normalmente. Sin ninguna dificultad abrió la puerta sin la autorización de Dana, quien ni siquiera lo miró cuando entró.
Él pudo notar que ya no había lágrimas en el rostro de ella, pero jamás la había visto con una expresión tan triste. Lucía perdida.
Arriesgándose a que lo cortara en pedacitos, volvió a cerrar la puerta y se acercó a ella. Sin decirle nada, se recostó a su lado de forma bastante incomoda ya que tenía menos espacio. La abrazó desde atrás, rodeando en parte la cintura de ella y dejando que su nariz se perdiera en el cabello de ella.
El cuerpo de Dana ni siquiera se tensó, era como si no lo sintiera. Estaba comenzando a sospechar que ella estaba perdida en algún lugar de su mente porque no respondía a nada, era preocupante, debido a que no coincidía con el nuevo carácter de ella. Tal fue su sorpresa al ver que ella se giraba hacia él, quien se quedó sin palabras cuando Dana apoyó su cabeza, en el pecho de él.
—Ojala hubiese nacido humana —dijo enredando sus piernas entre las de él —para tener una vida diferente —Ethan la abrazó en silencio, dejando que ella siguiera hablando —me arrepiento de mis actos en el pasado, si no hubiese sido tan mala… no habría llamado la atención de la Luz o la Oscuridad.
Él se quedó en silencio, no tenía nada que decir sobre actos que habían sido parte del pasado. Dana no era humana y había sido malvada hasta decir basta. Lamentarse sobre ello no servía nada, lo que sin duda preocupaba a Ethan, era que ella no pudiera eliminar, en el presente, a Gabriel. Esperaba que no fuera porque sintiera algo por él.
—Esto no funcionara —dijo ella, llamando la atención del vampiro, que no dudo en mirarla directamente a sus ojos miel —…nosotros.
Ethan entendió de inmediato a que se refería.
—No puedo hacerlo, jamás confiaría en ti —siguió diciendo ella —estoy defectuosa.
El vampiro sonrió, negando a las palabras de quien fue su Ángel Custodio.
—Es una suerte que sea creativo, ya se me ocurrirá una forma de arreglarte —dijo convencido de sus palabras —además, estuviste varias décadas arriba, rodeada de ángeles, debiste aprender a reconocer cuando alguien te ama de verdad.
—Calla Ethan, simplemente estoy cansada —dijo escondiéndose de la mirada intensa del vampiro. No tuvo las fuerzas para alejarse de él, estaba muy cómoda apoyada contra su pecho. Podía olvidarse unos segundos que tenía tantos problemas.
—Por supuesto que estas cansada, has vivido demasiado y disfrutado muy poco. No es correcto, si eres un ser inmortal, deberías aprovechar más tus días… no vivir en tanta miseria ¿sabes?
Ella se atrevió a verlo, indecisa, pero los ojos verdes de Ethan la llamaban para que lo observara. Al verlo, se creó toda una escena de fantasía donde ella no era un ser sobrenatural y él seguía siendo humano, ambos, teniendo una relación normal, sin arriesgar sus vidas ni tampoco tenían pasados oscuros.
—No quiero ser parte de la Luz, no quiero seguir siendo un ángel… odio a la Luz y lo que me hizo. Tampoco quiero ser parte de la Oscuridad.
Ethan sonrió, se sentía de cierta forma satisfecho de que ella le confesara aquellas emociones. De seguro estaban rondando en su mente desde hacía meses.
—Entonces no seas parte de la Luz, yo te puedo ayudar a que caigas de nuevo —dijo él, acercándose a los labios de Dana.
Aquella fue la alerta que ella necesitaba para darse cuenta que no debía estar tan acaramelada con quien había proclamado no amar.
—Basta, no —para su sorpresa, ella solo puso sus manos en el pecho de él. Sabía que no debía dejar que él la besara, pero eso no significaba que no deseara hacerlo. Los labios de Ethan la llamaban constantemente —la próxima vez acabaré con él y toda relación que existe entre nosotros se zanjará.
Despertando de su momento de debilidad, ella se alejó de él, notando como se encontraba y lo fácil que era dejarse llevar por Ethan. En un segundo se quedó de pie, a unos metros de la cama.
Ethan se recostó por completo, quedando con su cabeza colgando de la cama y sonriendo seductoramente, mirándola al revés. Ella desvió la mirada.
—Sabes, no tengo la paciencia de un monje, menos luego de tenerte tan cerca —dijo mirando los brazos desnudos de ella, decidiendo si jugar con ella por unos minutos… o no. Haber bebido de Dana le daba ciertas facultades como vampiro.
—Es mejor que te vayas.
El vampiro volvió a sonreír y cerró sus ojos, concentrándose y dejando que sus dedos vagaran por los brazos de ella, aunque se encontraban distanciados él tenía la capacidad de conectarse con los cuerpos de quienes había bebido. Aquel poder había sido ganado gracias a haber sido convertido por Gabriel, quien lo había obtenido gracias a Azazel.
—Detente, ahora mismo —dijo ella, tensa.
Ethan no la escuchó, sino que lentamente Dana pudo sentir como su camiseta negra iba subiendo unos centímetros, dejando parte de su abdomen al descubierto. Fue inevitable para ella estremecerse cuando unas manos que no veía rozaron su piel.
Había pasado tanto tiempo desde que había estado con alguien que su cuerpo caía con facilidad ante los juegos de Ethan.
—Para, ya…
El vampiro abrió sus ojos y en un segundo se sentó en la cama, apoyándose en la pared. Mirando frente a frente a quien una vez estuvo loca por él.
— ¿O qué? —pregunto él, sonriendo.
—Te dije que si hacías algo como esto no te iba a seguir entrenando, tan solo llevamos una clase y tú… —fue interrumpida, al sentir como una mano la hacía callar. Las mejillas de ella se sonrojaron, tanto por la furia que sentía por Ethan como por lo placentero que se sentían las caricias que le daba el vampiro.
—Solo te estoy ayudando, distrayéndote. Estoy siendo un buen alumno ¿Me castigarías por querer ayudarte? —dijo él. Sus ojos se habían vuelto rojos y con su sonrisa dejaba al descubierto los colmillos que hace un tiempo habían mordido el cuello de Dana.
Ella se sorprendió al estar poniendo tanta atención en la sonrisa del vampiro. Jamás le habían gustado esos seres, nunca había sido atraída por las mordidas vampíricas. Sin embargo, desde que Ethan se había apoderado de su cuello hace unos días, no dejaba de pensar en aquella sensación.
—Tus latidos han aumentado su frecuencia, al igual que tu respiración ¿Por qué será?
Él no dejaba que ella respondiera ya que seguía cubriendo su boca, a la distancia. Le agradaba de sobremanera usar su poder con ella, era como si por unos minutos ella fuera su marioneta, manejándola a la distancia.
—Mmm… —fue lo único que pudo decir Dana.
Ethan no se detuvo, ya no podía. Su paciencia ciertamente había disminuido al estar tan cerca de Dana por unos minutos. Por lo que sin dificultad alguna hizo que ella se apoyara contra la otra pared, la que estaba al frente de él. Luego como si estuviera tocándola directamente pasó su dedo índice por la camiseta de ella, justo entre sus pechos, rompiendo la prenda y dejando el sujetador deportivo de ella al descubierto. No fue problema para él romper los costados, logrando que esta cayera al suelo y dejando a Dana solo con su sujetador.
Solo por diversión el vampiro liberó la boca de ella. Quería escucharla.
—Basta —dijo ella de inmediato — ¿Qué? ¿Ahora te has vuelto en un violador? ¿Ah?
Ethan ya no sonreía, pero no por las palabras de Dana, sino porque cada vez estaba más concentrado. Volvió a llevar su mano hasta la boca de ella, pero esta vez acarició su labio inferior.
Cada segundo que pasaba tocándola, perdía más las ganas de dejarla tranquila.
—Ethan —ella movió su cabeza hacia la derecha, escapando del tacto del vampiro, pero él no la dejó, sino que la tomó de su mandíbula e hizo que lo mirara mientras que ahora iba rompiendo los costados del pantalón de ella.
La dejo solo con su ropa interior.
—Detente ahora o realmente saldrás herido —dijo ella, dejando que sus ojos dorados cambiaran a un negro tenebroso.
—Mentirosa…
Ella iba a responder ante la falta de respeto por parte de Ethan, pero nuevamente fue silenciada. Esta vez no fue una mano la que cubrió su boca, sino que el dedo pulgar de él se coló entre sus dientes, logrando que ella abriera sorprendida sus ojos oscuros.
Segundo después trato de morderlo, pero solo obtuvo las carcajadas de Ethan.
—No me puedes hacer daño de esa forma —dijo para luego volver invadir la boca de Dana, pero esta vez con su dedo índice y anular. Moviéndolos como si se tratara de una felación.
— ¡Ya! Estás siendo vulgar —dijo ella, mirando hacia un lado.
Ethan sonrió ampliamente esta vez, como si se tratara de un niño inocente, aunque sus ojos rojos brillaban por la lujuria que sentía por su ángel negro. No se detuvo, quería entretenerse otro poco, ya que su objetivo había sido logrado. Distrajo por completo a Dana, obteniendo un estado de ánimo diferente a la melancolía. La prefería enojada que triste.
—No mientas, si fuera así me habrías atacado de inmediato ¿no? —dijo esta vez bajando unos centímetros las bragas de Dana, sin poder evitar presionar un poco su trasero.
La gota que rebalso el vaso.
—Tú te lo buscaste, vampiro —dijo ella enojada.
Solo alcanzó a dar dos pasos en busca de Ethan para enseñarle como tratarla, cuando este se puso de pie y se acercó a ella. Tan rápido que ni siquiera pudo diferenciar sus movimientos. La acorraló contra la pared donde estaba apoyada, segundos antes y presionó su cuerpo con el suyo. Esta vez pudo sentir y ver las manos de Ethan sobre su cadera. Le parecía que emitían fuego ya que la quemaban, de una forma para nada desagradable.
— ¿Si? —preguntó él, inclinándose un poco, sin dejar de mirarla y logrando que ella perdiera todas las ganas que tenia de acabar con él.
Solo fue capaz de apoyar sus manos en el pecho de él, agarrándose de su camisa.
— ¿Mmm? —preguntó él, absorbiendo la mirada de ella — ¿querías hacer algo?
Ella cerró sus ojos un segundo cuando sintió los dedos de Ethan recorrer su cintura, solo rozando su piel, causándole escalofríos. Presionó un poco más fuerte la camisa de él.
El vampiro se acercó a su cuello, donde recorrió la piel del ángel con su nariz para luego acariciarla con sus labios.
—Jugar contigo me ha provocado sed —dijo él, ahora dejando que su lengua recorriera la piel que había acariciado, obteniendo un gemido bajito por parte de ella. Ethan presionó con fuerza sus manos sobre la cintura de ella, haciéndola chocar otra vez contra la pared para luego sin ninguna consideración enterrar sus colmillos en el cuello de Dana.
El ángel solo se removió un segundo entre los brazos de Ethan para luego dejar que él se apoderara de ella. Se sentía que todo su cuerpo estaba rodeado de llamas, lo que se intensifico al sentir como la mano de Ethan se metía entre sus bragas. Sin poder controlarse, rodeó el cuerpo del vampiro al sentir que él estaba en la parte más íntima de su cuerpo, incluso, ni siquiera se dio cuenta cuando metió las manos bajo la camisa de él, buscando el contacto de su piel.
—Ethan —suspiro ella, disfrutando de las caricias de él.
Dejo de morderla y ahora miraba los labios de ella, ansiando poder besarla, pero no lo haría. No estaba dentro de sus planes. Retiró su mano de las bragas de Dana con una sonrisa.
—Eres una mentirosa —dijo llevándose dos de sus dedos hasta la boca.
Dana abrió su boca sorprendida, sin palabras. No era como si su experiencia sexual fuera nula o algo por el estilo, había sido muy activa durante su vida como Nephilim, además del tiempo que estuvo con Ethan siendo su Ángel Custodio. Sin embargo, eso no evitó que ella se quedara completamente aturdida por la acción del vampiro.
—Ahora me tengo que ir, tengo unos detalles del trabajo que arreglar.
Se alejó de ella en un segundo mientras le guiñaba el ojo y se alejaba. Cerro la puerta detrás de él, dejando a una sorprendida Dana en la habitación mientras el sentía como su cuerpo reclamaba un estilo de liberación por haber estado jugando de esa forma con ella. Aun así, no cayó en la tentación, debía ser cuidadoso, ya había presionado bastante su suerte. Como premio de consuelo solo se relamió sus labios.
—Dulce… —dijo antes de salir del departamento, con una gran sonrisa.

Dana se quedó apoyada en la pared, respirando con dificultad y sintiendo que su cuerpo estaba completamente descontrolado. Aun no podía creer que Ethan se hubiera ido, solo había logrado que se excitara para luego dejarla a su suerte.
Lentamente se fue sentando en el suelo, mirando hacia donde había estado Ethan sentado, jugando con ella como si fuera una marioneta. Ni siquiera tuvo la fuerza para seguir en esa posición, sino que se fue recostando, esperando que el frio del piso que se colaba por la alfombra llegara a su cuerpo  que estaba por sufrir una combustión espontánea.
No era capaz de pensar en nada diferente a Ethan y sus caricias. De su mente habían escapado sus preocupaciones sobre la Luz, la Oscuridad o Gabriel. Simplemente deseaba tener a Ethan cerca, para que acabara lo que había comenzado, cosa que estaba fuera de sus posibilidades, tanto por su meta de mantenerse alejada del vampiro… como porque él no estaba con ella.
—Necesito una ducha fría… —susurró contra el piso, llevando su mano a la boca, sus labios estaban deseosos de poder sentir los de Ethan.

 Muchas gracias a las chicas que comentan siempre ;) Espero que este capitulo igual les haya gustado :D :D

5 Lectores:

  1. Pufff claro que me gusto jajaja
    De regalo de Navidad quisiera pedirle al señor Santa o en su defecto a la señorita Daniela que me sea enviado Ethan de regalo vestido solo con un grannnnnn moño rojo por favor >_<
    Oh Por Dios lo adoro jaja.
    Primero debo decir que de cierta manera me da lástima Gabriel, como bien dice Dana él la amo menos, su amor enfermizo solo logra hundirlo más y me da pena porque en UAC me caía bien.
    Turututtu pobre Dana, de verdad q le lluevo sobre mojado. Ya no se quien sufre más si ella o mi Eric y su Nemphilim, espero que ya le de su chance a Ethan porque el vampiro es su verdadera otra mitad. Por cierto que ese poder me recordó a cierto vampiro Vikingo psicópata que conozco jaja tuve un flashazo IP cañon, aunque desde luego Ethan siempre hace todo más caliente.
    Muchaaaaaas gracias por el capi Mariposa, me encanta que andes de vacaciones porque así descansas, lees mucho y de paso te acuerdas de nosotras y actualizas.
    Espero que disfrutes mucho tus tiempito libre mujer, un beso y nos seguimos leyendo!!!!

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  2. estuvo super caliente el capitulo... me encanto. ya dana estará solo pensando en lo q podra hacer con ethan q estar pensansdo en el pasado q tan triste la pone....

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  3. Me encanto el capitulo estuvo BUENISIMO lo que paso entre dana y ethan .... Gracias dani. ;-)
    Pd: espero el otro con ansias :-)

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  4. lo sabía , sabía k era Gabriel, créeme k m dio lastima y no se si creerle pork como dice Danna los demonios no aman
    Y el k será lo k tiene lujuria y pues lujuria nada mas vdd

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  5. OMG!!! Alerta hot jajajajajajajaja No esperaba que fuera Gabriel! Pobre de el :( esta loco y ahora no tiene nada, ni el odio de Dana! Awwwwwww pero que bello Ethan! Asi me gusta mas jujujuju tan lujurioso 1313

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