“Sed”
Dana iba
vestida de forma deportiva, aún tenía la ropa que usaba para preparase con
Adam, aunque esta vez planeaba ella ser la entrenadora cruel. Había modificado
la camiseta para que su espalda quedara descubierta, por si debía salir volando.
Conducía el
auto de forma tensa y mirando siempre hacia adelante, haciendo caso omiso al
ser que iba a su lado, que tampoco la miraba ya que estaba concentrado en su
celular, obsesionado con aquel aparato que Dana comenzaba a odiar. Sin embargo,
se negó a aceptar que había sido desplazada por aquella tecnología.
—No deberás
usar esa cosa cuando te esté enseñando lo que debes hacer cuando traten de
matarte —dijo ella, sin mirar a Ethan.
—No te
preocupes —dijo él, siguiendo en su trabajo. Estaba modificando unos bosquejos
de su próximo proyecto publicitario.
Dana se alegró
que él estuviera siguiendo las reglas que ella había impuesto. Hace tres días
que habían acordado aquel trato. Ella le daría conocimientos y él la dejaría
tranquila. Era un plan perfecto si no fuera porque Dana se sentía mucho más
tranquila cuando lo tenía cerca. Estos últimos días, al estar separada de él y
no seguirlo cada minuto, se había sentido constantemente ansiosa, pensando en
las diferentes formas que podría morir Ethan si ella no estaba cuidándolo, pero
el vampiro había sobrevivido sin ningún problema, sobre todo porque no había
salido con Lilia.
— ¿Estás
seguro que la casa de tu madre es un buen lugar? Nos pueden ver.
—No te
preocupes —dijo él, concentrado en su celular.
— ¡Oh deja
esa cosa! Ya son más de las doce de la noche, ni siquiera deberías seguir
trabajando a esta hora. No es sano.
Él levantó
la vista y dejó el celular.
— ¿Te
preocupa mi salud? Eso es tierno de tu parte, pero siendo un vampiro, mi
productividad ha aumentado bastante. No duermo las mismas horas que antes, ni
tampoco me canso.
Ella lo
miro con desdén.
— ¿Un
vampiro que no se cansa? Imposible, solo eres un vampiro que no se ha
enfrentado a alguien que lo agote. Recuerda mis palabras para una hora después.
Él la miró
unos segundos, dejándose llevar y disfrutando de aquella sonrisa arrogante que tenía
ella, como si supiera todos los misterios del mundo, como si ya estuviera
informada del fin del mundo y se jactara ante su cara de aquel conocimiento.
—Dijiste que
estuviste en las Puertas del Infierno, no puedo creer que Gabriel te llevara
hasta allá. Es como ayudar a tu enemigo, cuando lleguemos al bosque, debes
atacarme de verdad, nada de pensar en que soy mujer o cualquier cosa, quiero
ver que trabajo hicieron contigo.
Ethan tensó
su mordida, el tono de Dana era frio, como si estuviera hablando con cualquier
persona. No le gustaba, aceptaba que ella fuera más fría, que tratara de alejarse
de él, incluso podía aceptar que ella eligiera ayudar a la Oscuridad, pero no
le agradaba ni por un segundo que ella lo tratara con indiferencia, como si no
sintiera nada por él. Actuaba muy bien, tanto que estaba comenzando a
incomodarlo.
Antes los
ojos de ella brillaban por él, ahora ni siquiera lo miraba.
Quería a
aquella Dana que lo amaba, no le importaba que deseara ser un ángel o un
demonio, solo quería ver aquel brillo en sus ojos de nuevo.
— ¿Entendiste?
—No te
preocupes —se limitó a decir Ethan, por enésima vez en ese encuentro, lo que
estaba comenzando a irritar a Dana, pero lo ocultaba bastante bien.
Gabriel subió
por el ascensor hasta el piso de Dana, no tuvo ningún problema para entrar al
departamento y al hacerlo, se sorprendió al no sentir el aroma de Ethan en
este. Frunció el ceño y comenzó a mirar a su alrededor. Él conocía como nadie a
Dana, debía descubrir en qué situación se encontraba ahora aquel departamento.
En el
pasado, cuando ella era un ángel, el lugar se encontraba un tanto desordenado.
Faltaban ciertas cosas básica para sobrevivir, eso indicaba que estaba
preocupada en un ciento por ciento en Ethan y en otras cosas, tanto como para
no comprar alimentos, es por ello que Arial y Lilia siempre la ayudaban en ese
sentido. Cuando Gabriel abrió la despensa, todo estaba ordenado por tipo de
alimentos; los carbohidratos por un lado, las proteínas por otro y así
sucesivamente.
Luego se dirigió
hacia la habitación de ella. No había luces en la pared como antes, había
cambiado la cama y su armario estaba correctamente ordenado. Gabriel enarcó una
ceja al notar que detrás de los abrigos se encontraban todas sus armas
ordenadas.
No había
rastro de Ethan en aquel lugar y ella se había dado el tiempo de ordenar todo
como siempre le había gustado. En el pasado, cuando vivió con Gabriel, siempre
habían tenido discusiones porque él no tenía aquel trastorno obsesivo de
mantener todo estrictamente ordenado.
—Estúpida
obsesión, se pudo haber quedado en el pasado, junto con lo demás —susurró él
cuando cerró el armario.
Se acercó a
la cama y se sentó en ella, metió la mano bajo la almohada y encontró un
cuchillo bastante grande como para atravesarle la garganta de un solo
movimiento. Lo dejo donde estaba.
El cambio
de la cama era obvio y una buena noticia para Gabriel. Ella no deseaba recordar
nada de lo que había sucedido en ella, tanto lo ocurrido con él como con Ethan.
Conocía lo orgullosa que podía ser, de seguro estaba tratando de mantener límites
con aquel vampiro. Era difícil saberlo, sus contactos, en parte, habían sido
eliminados por cierta Nephilim y ahora los demonios no se relacionaban con él
debido a que Dana los tenia a todos amenazados, todos conocían su reputación.
Que haya vuelto de las cenizas, era toda una sorpresa para el inframundo.
No pudo
evitar sentirse nostálgico, por primera vez sintiéndose arrepentido por cómo
sucedieron las cosas. Le agradaba tener todo aquel poder, de cierta forma se
había acostumbrado a ser un demonio, pero estaba atrapado y su mente comenzaba
a traicionarlo con recuerdos de una vida muy diferente a la que tuvo en el
pasado.
Se recostó
en la cama de Dana, dejándose llevar por su aroma y moviendo su cabeza hacia su
izquierda, imaginándola a su lado, como en los viejos tiempos.
Gabriel se despertó del profundo sueño de aquella
noche, abrió sus ojos y miró hacia un lado, encontrándose con la hermosa
Nephilim, de cabello blanco, que en ese momento cubría su hombro desnudo. Tan
solo una sábana abrigaba en parte el resto de su cuerpo, el cual se movía
pausadamente al ritmo de su respiración.
—Es bastante espeluznante que me mires mientras
duermo —dijo ella, aun sin abrir sus ojos e inexpresiva.
Llevaban meses viviendo juntos, las cosas se
habían complicado entre ellos, tan solo por la presión de ser perseguidos. La
Luz había esperado suficiente y ahora era tiempo de atrapar al traidor y al
demonio.
—Si no te gusta, puedo ir a dormir en el sofá —ella
abrió sus ojos al escuchar aquellas palabras.
— ¿Y morir de hipotermia? Ni en sueños —dijo
acercándose al cuerpo de su ángel desnudo, acurrucándose contra él.
Gabriel sonrió, sin dejar de mirarla,
abrazándola y acercándola más a su cuerpo. No había podido dejar de pensar durante las últimas semanas en lo
que estaba haciendo la Luz. En simples términos, él no había dejado de ser un
ángel, aunque las Marcas en su brazo derecho dijeran lo contrario.
Gabriel se
puso de pie, furioso. Llevo la mano hasta su pecho, sintiendo el dolor que
constantemente lo acompañaba desde que se había separado de Dana. Su corazón no
latía, pero de todas formas el dolor se concentraba en donde estaba aquel
órgano frio y muerto. Aquella emoción siempre estaba con él, lo hacía actuar de
tal forma que cada paso que daba era para tener de vuelta a quien había perdido
por sus propias acciones. Había hecho todo lo posible, siendo un demonio, para
quedarse con ella; no había sido capaz de tenerla siendo un ángel y a su
parecer, tampoco iba por buen camino siendo un demonio.
El recuerdo
de haber tenido a Dana junto a él solo provocó que su sed de sangre aumentara.
Dana
observó a su alrededor, los arboles los escondían de ojos curiosos. A unos
metros estaba el gran árbol donde alguna vez había compartido con Ethan para
besarse. Deseó borrar ese recuerdo para reemplazarlo con el día que volvió a
ser ella, cuando despertó por completo y todo se volvió en caos.
En cambio
Ethan, no era capaz de concentrarse en recuerdos pasados, su atención estaba
atrapada por Dana, que estaba al frente de él, mirando hacia su derecha,
pensando en dios sabe qué. Deseó por unos momentos saber que cruzaba por la
mente de ella, pero luego se arrepintió, le gustaba tener algo de misterio y
sobre todas las cosas no quería saber sus pensamientos odiosos hacia él.
—Bien —dijo
ella, mirándolo y concentrándose en él —veremos cuáles son tus capacidades,
quiero saber si te entrenaron como un juego o de verdad.
—Oh ya verás
—dijo él, sonriendo, ya con su espada en la mano. Le agradaba mucho poder
usarla, era como si aquella arma fuera una parte de él, una extensión de su propia
extremidad. No sabía porque Thaumiel se la había regalado, pero lo agradecía de
todo corazón.
—Si
intentas algo, que pueda desagradarme, esto quedara hasta aquí. Estás
advertido.
Él sonrió,
aquella mujer era el antagonismo de quien había conocido en el pasado, pero por
alguna razón no podía desagradarle. La encontraba todo un desafío y estaba
entusiasmado por ver algo de debilidad hacia él. Aunque por su cabeza no dejaba
de rondar cierto temor, que ella no sintiera nada por él, que sus palabras
fueran cierta y ya no existiera nada de lo que ambos vivieron antes.
— ¿Por qué
estás sonriendo? —preguntó ella, confundida. Ethan ahora era un misterio para
ella, no sabía cómo iba a actuar o como iba a responder.
Como en ese
momento, donde el vampiro sonría de manera fría y divertida, como si ella fuera
su presa. Pensamiento que no podía distar más de la realidad.
—No quiero
ir en serio contigo ¿Qué pasa si te hago daño? No quiero hacer eso.
Dana seguía
siendo un ángel, uno extraño y único, pero seguía teniendo aquellas capacidades
tan únicas en esa especie. Eric se lo había afirmado, así que no fue difícil
dejar salir sus alas negras mientras que ambas manos aparecían las espadas que había
recibido como ofrenda cuando ascendió. Técnicamente era una, pero ella las
separaba y las volvía dos armas mortales. Aquella acción era suficiente para
demostrar cuál era su poder. Manipular las armas como lo hacían los Dominacion,
siendo un Arcángel, decía bastante de cuan fuerte era.
—No creo
que tengas que soportar ese problema —dijo ella, seria y mirando fijamente a
Ethan —ahora tratarás de atacarme ¿sí?
Él la quedo
mirando maravillado, nunca se podía acostumbrar a verla con alas, fueran del
color que fueran. Simplemente era demasiado hermosa para poder contemplarla sin
dejarse llevar por ella. Seguía llevando su ropa deportiva, pero ahora había un
estilo de soporte que cruzaba su espalda para poder dejar ambas espadas. Se
veía poderosa y a él le encantaba verla de esa forma.
—He de
suponer que si me hieres, no te importará ¿no es así? —preguntó él, tomando una
postura de combate.
—Claro que
no, te regeneras —dijo ella sonriendo, de manera fría.
Sus
palabras eran mentiras, jamás podría aceptar hacerle daño a quien había
protegido por tantos años. Aquellos hábitos como Ángel Custodio, parecía que la
acompañarían por siempre.
—Trata de
alcanzarme, si puedes —dijo Dana.
Ethan no
dijo nada más, simplemente fue a por ella. Se movió tan rápido como sus
habilidades se lo permitían. Corrió y trató de golpearla, sin usar toda la
fuerza que era capaz de tener, no quería hacerle daño ni por un segundo.
Grave
error.
Cuando
Ethan llevó su espada en contra de las de Dana, ella solo tuvo que ocupar una
de las suyas y bloquear el golpe de aquella negra arma, para luego darle un puntapié
a Ethan. Justo en el abdomen.
Ethan no
supo lo que pasó, solo noto que voló por los aires un par de metros para luego
caer al suelo. A bastante distancia de Dana.
— ¡Ey! —dijo
él, apoyándose en su codo para mirarla sorprendido y un poco enojado, pensó que
ella tendría algo de consideración con él. Por lo menos había mantenido la
espada en su mano.
Ella no le
dio tiempo de reclamar, se lanzó a por él de nuevo con ambas espadas dirigidas
hacia él.
—Mi turno —susurró
ella.
Ethan trató
de levantarse tan rápido como pudo, pero fue inútil, Dana era demasiado rápida.
Un golpe en
su rostro con el pomo de la espada.
Un segundo
golpe en el costado de su caja torácica.
Un tercer
golpe en la espalda, por el pie de Dana.
Ethan
terminó en el suelo, mirándola sorprendido y poniendo ambas manos ante su
rostro para esquivar el último golpe que ella iba a darle, justo en su
atractiva cara.
—Muy bien,
eres pésimo —dijo Dana, mirándolo con el ceño fruncido — ¿Cómo sobreviviste
todo este tiempo? Saliendo a escondidas de noche con Lilia, de seguro ella
hacia todo el trabajo ¿no? Machos sobrenaturales, son expertos explotando a sus
compañeras de pelea.
Ethan bajo las
manos tras asegurarse de que no sería golpeado de nuevo.
—Para tu
información, yo me encargué de varios.
—Entonces
ellos eran muy malos —ella se giró, dándole la espalda y alejándose de él —pero
no te sientas mal, soy realmente buena. Ni siquiera los demonios pueden contra mí.
Ethan se
puso de pie, sin ningún problema ya que el dolor había desaparecido en cuanto
ella había dejado de golpearlo. Aquella era otra ventaja de ser un vampiro, el
dolor duraba una fracción de segundo, es por ello que para torturar o eliminar
aun ser vampírico, debía recibir constantemente golpes o sino, se recuperaría
demasiado rápido.
—Mírame —dijo
él, llamando su atención.
Ella se
giró justo para cuando vio la silueta de Ethan venir contra ella. Esta vez se
estaba dejando llevar por su naturaleza.
Dana
alcanzó a esquivar el arma de Ethan, para luego moverse de tal forma que era su
turno para atacar. Fue avanzando de tal forma que lo llevo hasta un árbol, para
estamparlo en él, pero Ethan se movió de forma astuta, abogando a su rapidez.
Ella fue
quien quedo contra el árbol, siendo atrapada por él y por Ethan. Podía sentir
el cuerpo del vampiro contra ella, con su rostro a centímetros.
Se quedó
conmocionada por tenerlo tan cerca, solo le faltaban unos centímetros para
poder alcanzar sus labios.
— ¿Qué
haces? —preguntó ella, haciendo uso de todo su autocontrol —te dije que si
intentabas algo yo…
—Pero no he
hecho nada —dijo él, sonriendo y dando unos pasos hacia atrás —solo te he
acorralado, exactamente como deseabas hacerlo tú conmigo.
Ella lo
quedo mirando inexpresiva, sintiendo como su corazón latía con rapidez, tanto
por la cercanía de Ethan como por el descaro del vampiro.
—Muy bien —susurró,
tratando de controlar su corazón para que él dejara de escuchar los efectos que
tenía en ella.
—No sabía
que los ángeles se cansaban tan rápido, por eso late desbocado tu corazón ¿no? —dijo
él, sonriendo, tomando de nuevo aquella posición de combate, con un pie
adelante y otro atrás, esperando los golpes de ella.
Dana no se prestó
para el juego de Ethan, por lo que atacó de inmediato. La respuesta ante el
descaro del vampiro se vio reflejada en los golpes que estaba recibiendo él.
Las
siguientes dos horas no cruzaron más que un par de palabras, ella lo atacaba
sin descanso mientras que él se dedicaba a recibir los golpes y a tratar de
esquivar las espadas de Dana, lo que era realmente difícil para el vampiro,
pero que no dejo de sorprender al ángel negro.
No hubo más
momentos de cercanía entre ambos porque ella no se lo permitió a Ethan. Tomaba
la precaución de mantener las distancias y de no caer en otra trampa del
vampiro, quien trato de jugar otro poco al comienzo, pero al ver que ella iba
muy en serio, se obligó a concentrarse.
—Bien, no estás
tan mal como esperaba, pero no eres ningún luchador prodigio, te hace falta
mucho trabajo. Me alegra no tener que empezar de cero.
Ahora que
ella había escondido sus alas y sus armas, lucia menos peligrosa. Su cabello
oscuro se pegaba a la frente por el esfuerzo que le provoco luchar contra Ethan
por dos horas.
Solo verla
de esa forma aumento la sed de Ethan, quien miro hacia los lados, esperando que
apareciera mágicamente alguna humana para beber de ella. No tuvo suerte.
—Hora de
volver —dijo Dana, pasando por su lado.
Ethan
respiro profundamente, deseando poder morder a Dana. Tenía la sangre más
exquisita del mundo, jamás había probado a un ángel, por lo que ella se volvió
en su plato favorito.
—Pasemos
cerca de casa, quiero ver si hay alguien cerca —dijo él, caminando unos pasos
tras ella, pensando en lo agradable que era tenerla cerca —debería agradecerte
por tomarte estas molestias conmigo.
—No es ningún
favor —respondió ella de inmediato, sin girarse a verlo —solo quiero que puedas
enfrentar a Gabriel para dejar de preocuparme de ti.
Antes de
terminar la frase ella ya comenzaba a arrepentirse de sus dichos.
— ¿Así que
te preocupas por mí?
—No seas
infantil —ella apresuro el paso, quería mantener distancia con él.
Ethan
sonrió y se adelantó para poder caminar y ver el rostro de ella. Con sus
sentidos desarrollados, no temía de chocar o caer por caminar de espalda.
—No estoy
siendo infantil, solo estoy preguntando algo que dijiste.
Dana odio
aquella sonrisa juguetona que tenía el vampiro. Se mantuvo en silencio, no
aceptaba seguirle el juego.
—Entonces,
según tú, no tendrías problemas para terminar con la existencia de Gabriel ¿no?
—Por
supuesto —dijo ella de inmediato —él es fuerte, pero yo soy capaz de mucho más.
—Porque
eres la hija de Lucifer.
Ella lo
miró, esta vez un poco curiosa ¿Cuáles eran las intenciones de Ethan?
—Sí,
exacto.
Ambos se
miraron por unos segundos. Él recordando el momento que Dana eliminó a Azazel,
demostrando cuanto poder tenía realmente. Mientras que ella, ella solo estaba
concentrada en los ojos verdes de Ethan, solo por unos segundos, era su premio
por haberse prestado para enseñarle lo mucho que le faltaba aprender.
— ¿Él te crio?
—preguntó Ethan, realmente deseoso por saber sobre la vida de Dana.
—Claro, él
y mi madre, vivíamos en una linda casa, con un hermoso paisaje y todo fue
perfecto hasta que desee matar personas, ya sabes, rebeldía de adolescentes —dijo
de forma irónica, logrando que Ethan se molestara.
—No es como
si supiera todo acerca de tu mundo.
—Eres un
vampiro, ahora eres parte de dicho mundo —dijo ella, mirando hacia el cielo,
notando lo hermosas que lucían las estrellas. Al estar alejados de la ciudad,
parecían estar solo a metros de distancia.
— ¿Siempre
estuviste sola? —Ethan no se daría por vencido tan fácilmente.
Ella miró
sus ojos por unos segundos, decidiendo sobre si darle o no respuestas al
vampiro.
—No, no
siempre —dijo finalmente, concluyendo que mejor era responder preguntas que
concentrarse en sus labios y ojos —fui criada por demonios, pero no de los
típicos que viste en las Puertas del Infierno, se puede decir que estos son
buenos comparados con otros. Nunca me hicieron daño.
— ¿Y dónde
fue eso?
Ambos sin
darse cuenta estaban bajando la velocidad de sus pasos, ahora caminaban
tranquilamente.
—Se llama
el Bosque de Demonios, es un lindo lugar —dijo ella sonriendo, relajándose por
un segundo. Se estaba dejando llevar más de la cuenta.
— ¿Cómo es?
Ella miró a
Ethan, un tanto sorprendida por tener ese estilo de preguntas. Esperaba
escuchar un interrogatorio sobre Lucifer o Gabriel, pero no sobre la vida que había
llevado cuando aún era una Nephilim de buena reputación.
—Es
hermoso, se podría decir que para los humanos sería un lugar mágico, lleno de
demonios. Pueden llegar a ser criaturas hermosas ¿sabes?
—No, no lo
sé —respondió él de inmediato —podrías llevarme para conocerlos.
Ella se tensó
de inmediato, ni siquiera Gabriel conocía ese lugar. Es más, él nunca había
parecido tan interesado en su vida pasada.
—Eso no
pasará, lo sabes —dijo de inmediato, dejando de lado los recuerdos de Gabriel.
—Ya lo
veremos.
Dana tuvo
que mirar hacia otro lado para esconder la sonrisa que se formó en sus labios.
Le era inevitable dejarse encantar, aunque sea un poco, por las palabras de
Ethan. Sin embargo, esa sensación solo duro un par de segundos.
Al llegar
al establo, se encontraron con una chica que salía de este, sonreía y se notaba
por su vestimenta desarreglada que había tenido algún encuentro cercano de
tercer tipo con algún trabajador.
—Dame solo
un par de segundos —le dijo Ethan a Dana, dejándola atrás, pero no lo
suficiente para que ella no pudiera ver.
El vampiro
se acercó hasta la chica con una sonrisa coqueta, atrayéndola de inmediato y
atrapándola antes de que pudiera atravesar la salida del establo. Él se apoyó
en la puerta, obstruyendo el camino de ella.
—Hola.
—Sr. Ethan
¿Qué haces aquí? —preguntó la morena de ojos ingenuos. Llevaba un vestido con
flores y miraba anonadada a Ethan —es muy tarde, su madre no dijo que se
encontraría acá, ella se fue de viaje.
—Lo sé,
solo vine en busca de algunas cosas ¿Qué haces tú a estas horas en el establo? —preguntó
Ethan, sonriendo.
—Yo…yo no…
—Oh, no te
preocupes —dijo él, llevando su mano hasta el mentón de ella, acariciando con
cuidado, como si fuera el acto más normal entre ellos.
La chica se
quedó de una pieza.
Igual que
Dana, quien comenzaba a tensarse por lo que estaba viendo, no era algo que
esperara ver esta noche.
—Hoy
necesito que hagas algo por mí —dijo Ethan, sonriendo, pronto a sacar sus
colmillos antes su víctima y morderla.
Eso habría
ocurrido en un par de segundos más, si no fuera por la mano que sintió en su
nuca, tomándolo del cuello y sacándolo de ahí a tirones.
—Que vergüenza
Ethan Harris —le dijo malhumorada Dana —lo siento, bebió un poco y anda pesado,
vuelve a tu casa… pronto —la mirada que le regalo a la chica hizo que esta
saliera corriendo del lugar.
— ¡¿Qué
haces?!
—Esa chica
no tenía ni siquiera dieciocho años, Ethan —lo regaño ella —es ilegal, te vas a
meter en problemas ¿Es qué tengo que andar cuidando todos tus pasos?
Las
mejillas de ella estaban rojas debido a la furia que sentía, culpa de los celos
que le causó ver en acción a Ethan. Una cosa era ver de lejos lo que hacía, pero
no ante sus ojos, a un par de metros. Ver sus habilidades seductoras no le
agradaban nada, además era demasiado bueno en ello y le molestaba pensar que él
también estaba jugando con ella.
—Estás
celosa —dijo él sonriendo, cruzándose de brazos —debes admitirlo.
—Piensa un
poco, por favor —respondió Dana, concentrándose en Ethan —ella es empleada de
tu madre ¿Qué escandalo quedaría si ella le dijera lo que ha sucedido? No recordara
la mordida, pero sí que la abordaste de esa forma.
Comenzó a
caminar hacia la entrada principal, escapando de los ojos burlones de Ethan.
Necesitaba llegar a su auto.
—Te puedes
ir solo, a todo esto. Eres súper rápido así que vete.
—No haré
eso, vivimos en el mismo edificio —dijo alcanzándola y caminando a su lado —¿de
verdad pensaste que la besaría o algo así? ¿Al frente de ti?
Ella lo
miro de mala forma, tratando de evitar el odio que le provocaba pensar en
aquella posibilidad.
—Adiós Ethan.
Dana
comenzó a caminar lo más rápido posible sin parecer desesperada, pero antes de
que pudiera abrir la puerta de su auto, quedo apoyada en esta, observando a un
par de centímetros el rostro de Ethan. Sus manos la tomaban por los brazos, sin
presionar con fuerza pero teniendo la capacidad de inmovilizarla.
— ¿Sabes?
Deberías saber que es muy mal visto robar la comida de otros.
—No hables así
—le advirtió ella, era por esa actitud que no le agradaban los vampiros,
siempre veían a los humanos como fuentes de alimentos, no como seres —y
suéltame, no te quiero seguir golpeando, ya tuviste suficiente ¿no?
—Pero ahora
tengo sed —dijo él, poniendo atención al cuello de Dana.
—Ni
siquiera lo pienses, ve al Lucifer, estoy
segura que encontraras a varias chicas para
morder ¡Oh mejor! Pídeselo a Mia Young.
Ethan no la
soltó y tampoco respondió a las falsas acusaciones de Dana. Simplemente se quedó
observando unos segundos al ángel negro, notando lo furiosa que estaba. Era su
estado de humor crónico.
—Suéltame,
Ethan.
Él
lentamente lo hizo, no quería presionarla a nada, aunque era cierto que estaba
sediento.
—Nunca he
mordido a Mia, ni a nadie que conozcas —explico él, de forma tranquila —desde
que recobré mi memoria, he tratado de portarme bien.
Dana se mordió
el interior de su mejilla para causarse algo de dolor y concentrarse. Le era
muy fácil dejarse llevar por las palabras de Ethan.
—Súbete al
auto —dijo de mala gana y se dirigió hacia la puerta del conductor. Apenas
espero a que el vampiro entrara cuando aceleró el auto.
Adam
observaba como Lilia servía tragos, no había dejado de vigilarla durante los
últimos días, pero aun teniéndola bajo su mirada, no había tenido una
oportunidad significante para conversar sobre lo sucedido la última vez. Era
escurridiza, si bien no dejaba de verla, ella siempre tenía algo más importante
que hacer. Adam una vez trató de hablar seriamente con ella, pero de alguna
forma ella terminó escapando con alguna excusa. Ella se negaba a hablar con él
y solo había una explicación para ello.
Lilia se
estaba volviendo en alguien poderoso.
Adam sabía
muy bien que el poder iba de la mano junto a los Nephilim, pero no de una forma
positiva, sino como una relación que dejaba evidenciado cuanto estaban
perdiendo ante la Oscuridad. Le parecía irreal que ella estuviera cayendo de
esa forma, ya que ni siquiera Arial tuvo ese estilo de problemas, ella siempre había
sido leal a sus creencias y principios, tanto, que prefirió permanecer en un
frio paraíso que volverse un ángel.
—Si no te
hubieras ido —susurró Adam, apoyado en la puerta de su oficina, mirando a su
hermosa Nephilim y pensando en la pelirroja que dejó sus mundos pies arribas
después de su partida.
Adam sabía
que Lilia no podría salir de aquella Oscuridad solo con su ayuda, hasta ahora
no había bastado y no era un Caído ingenuo y egocéntrico como para creer que
solo bastaba él para hacer feliz a Lilia. Adam tenía claro que había una sola
forma para ayudar a Lilia y esa era… Arial.
Aun no sabía
cómo lo iba a lograr, pero debía dejar que Lilia y Arial tuvieran un encuentro.
Él sabía muy bien de las formas turbias para traer a los muertos al plano
terrenal, pero no era ningún experto en esos trabajos, además que podía ser
peligroso para Arial… y Eric podría desear asesinarlo por ello.
Eric, su
fiel amigo de antaño no se había presentado ni una sola vez desde la muerte de
Arial. Solo sabían rumores por Arcángeles con los cuales se habían encontrado.
Se había vuelto fiero y apático, tan frio como la nieve que caía en el mundo de
Arial. No les daba descanso a los Demonios con los Arcángeles que enviaba, no
dejaba que ninguno que haya cometido una infracción sobreviviera.
El caído no
sabía cómo ayudar a su Nephilim, pero tenía muy claro que debía actuar rápido.
—Buenas
noches, Adam —el Caído dejo de mirar a Lilia para encontrarse con Dana, vestida
con su tenida de deporte. Lo miraba inexpresiva.
Adam suspiro,
al parecer todos a su alrededor se estaba volviendo en seres de hierro que no
sentían absolutamente nada. Por unos segundos dudo que todo lo que hicieron
valiera la pena.
—Nos honras
con tu presencia ¿Qué haces aquí? —pregunto él, molesto. No tenía ánimos de
soportar a Dana, siendo tan malhumorada como lo era ahora.
—Ethan tenía
sed y no quise que me mordiera, así que lo traje aquí para que busque a alguien
—dijo ella, escapando de su mirada y buscando con sus ojos dorados a Ethan, que
ya estaba en la pista de baile, aun vestido como hace una hora atrás, pero tan
impecable como siempre.
Adam no
pudo evitar sonreír al escuchar que tanto Ethan como Dana estaban
interactuando, quizás, después de todo… si valiera la pena todos los obstáculos
que habían pasado hasta ahora.
—Gabriel
llegó a la ciudad —dijo Dana. La habían llamado hacia solo unos minutos,
informándole sobre las nuevas noticias.
—Al parecer
recargó energías ¿no? —pregunto Adam, mirando a Ethan que conversaba con una
chica, bastante guapa. Sin embargo, por su mente no dejaba de pensar en que fue
su culpa que el demonio no estuviera muerto. Gabriel había estado en sus manos,
pero no había sido capaz de matarlo —no me puedo involucrar en tus planes,
Dana.
—Hay algo
que no puedo comprender —dijo ella, mirando a Ethan — ¿también habrías dejado
libre a Gabriel, aunque hubiese estado involucrado en la muerte de Lilia?
Adam la
miro enojado. Todo había pasado antes que la pelirroja muriera en manos de
Azazel.
—No lo sé… —respondió
él.
—Claro que
lo sabes, lo habrías eliminado de inmediato. Te puedo dar una oportunidad para
resarcirte de no haber vengado la muerte de Arial, solo debes ayudarme a acabar
con Gabriel.
Adam se giró
por completo para ver a Dana. Ella estaba tensa como la recordaba en su pasado
siendo Nephilim, tenia de nuevo aquella mirada asesina y sus ojos, a pesar de
ser dorados, dejaban en claro que estaban con una gran cuota de Oscuridad.
—Sé lo que
intentas y no es necesario, no voy a caer en aquel juego. Además ¿Por qué me
pides ayuda? Tu eres lo suficientemente fuerte como para acabar con él —ambos
se quedaron en silencio unos segundos, hasta que Adam notó lo que estaba
pasando —No puedes con Gabriel ¿cierto?
—No es eso —dijo
ella, esquivando la mirada de Adam.
—Claro que
lo es, ya me parecía raro que pudieras matarlo de una sola vez. Ustedes
tuvieron algo, es obvio que no es fácil asesinarlo.
—No —respondió
Dana, ahora con una mirada más triste —lo que hubo en el pasado con Gabriel,
fue sepultado por todo lo que él hizo.
—Entonces
¿Qué es? —pregunto él, insistente.
—Quiero
acabar con él, es lo que más deseo, tanto por lo que me hizo como por como dañó
a Ethan —dijo ahora mirando al vampiro —mintió y lo hizo hacer cosas horribles,
no lo demuestra cuando está conmigo, pero a veces tiene esa misma mirada
perturbada que me preocupaba cuando él estaba bajo mi protección. Gabriel
destruyó algo dentro de Ethan… y quiero que pagué por ello, pero…
Ella miro a
Adam, el Caído se sorprendió al notar lo preocupada que estaba. Tan solo por
unos segundos parecía ser la Dana que ellos habían conocido como ángel.
—Ya veo —dijo
Adam —temes de que cuando llegue el momento, no seas capaz de hacerlo. Es por
ello que le dijiste que escapara ¿no? Ya me parecía extraño que lo dejaras ir
aquella noche, si hubieses estado realmente descontrolada por el odio que le
sientes, no lo habrías dejado ir.
—Esa vez
estaba agotada por haber matado a Azazel, ya que ninguno de ustedes, inútiles,
pudo hacerlo —dijo ella, notando como Ethan se dirigía hacia la salida del
Lucifer. Odiaba ver aquellas escenas del vampiro.
—Como sea,
no te puedo ayudar, estoy en temas más importantes.
—Ya me he
enterado, Lilia la justiciera —dijo mirando hacia la Nephilim de ojos violetas —si
no le pones un freno, terminara sentada al lado de mi padre.
—Tu podrías
hablar con ella —quiso probar Adam, pero solo obtuvo una mirada fría de Lilia.
—Ella ya es
lo suficientemente mayor para decidir por sí sola, no voy a intervenir.
—Pero es tu
amiga.
—No, ahí
tenemos una diferencia. Los amigos no sacan provecho de los demás para ganar
puntos ¿no?
—Dana… —Adam
quiso explicarle que aquello no era así, pero ella levanto una mano, haciéndolo
callar.
—No hay
nada más que decir Adam, ahora me retiro porque no quiero que ese estúpido
vampiro se pegue alguna infección de transmisión sexual.
Ella le dio
la espalda y se dirigió hacia la salida.
—Sin Lilia
no habrías tenido a Ethan de vuelta, ella protegió a Arial y a tu vampiro para
que recuperara su memoria, exponiéndose ante Azazel —dijo malhumorado Adam.
Dana solo se
giró solo un poco, permitiéndole solo ver su perfil a Adam.
—Y ganó la
inmortalidad por ello, excelente para pasarla con su Ángel Caído…
Sin más se
fue para atrapar a Ethan, quien ya estaba bebiendo de una humana.
Ethan se subió
al auto satisfecho y tranquilo por haber bebido sangre. Nuevamente iba en el
auto con Dana, quien estaba sosteniendo el volante con tanta fuerza que sus
nudillos estaban blancos.
—Hay dos
posibilidades —dijo Ethan, sonriendo —Adam se negó a tu propuesta o estás
celosa porque estuve bebiendo de una humana.
Ella lo
fulminó con la mirada.
—Tomaré la
primera opción como la correcta.
Dana le había
informado parte de su plan a Ethan mientras viajaban al Lucifer. Solo pequeñas
partes, para no tener que soportar el silencio que se había formado entre
ambos, además odiaba verlo con el celular en las manos, más atento a esa
pantalla que a ella.
—Ni
siquiera me dejó explicar mi plan, simplemente se negó.
—Te dije
que no lo necesitabas, que podías apoyarte en mí. Yo no dudaría ni un segundo
en asesinar a Gabriel, créeme.
Dana
agradeció que apareciera ante ella un semáforo en rojo, porque le fue imposible
quedarse mirando anonadada a Ethan. Ella no le había dado ese estilo de
detalles a Ethan.
—Te escuché
mientras conversabas con Adam, recuerda, ahora soy un vampiro —dijo apuntando a
sus oídos para que ella recordara sus nuevas capacidades —debiste haberme dicho
que Gabriel ha vuelto.
—No es lo
que parece, yo no siento nada por Gabriel…
Ethan sonrió
al escucharla.
— ¿Por qué
me das explicaciones? —preguntó él sonriente, ya que al parecer ella no se había
dado cuenta de sus palabras.
—No quiero
que me relaciones con un ser como Gabriel.
—Ser que
temes no poder matar por lo que tuviste con él.
Dana
aceleró ante la luz verde y se quedó en silencio por unos segundos.
—Deseo
aclarar unas dudas, solo eso.
Ambos se
quedaron en silencio. Ethan comprendía muy bien sobre cuales dudas se refería
Dana. Todo se centraba al enredo que hubo cuando estuvieron unidos Dana y
Gabriel. Él en simples palabras la había traicionado para hacerla un ángel y
atraparla al lado de la luz, lo más probable es que ella deseara saber si en
algún momento Gabriel la amó.
—Te puedes
bajar aquí, iré a estacionar el auto —dijo ella, mirando hacia al frente —mañana
a la misma hora ¿entendido?
—Sí, señora
—dijo Ethan, sin sonreír.
Salió del
auto, dejándola sola a Dana, quien hizo partir el auto tan rápido como pudo. No
le tomo nada dejar estacionado el auto para luego subir a su departamento. No
tuvo ni siquiera que acercarse a la puerta para saber que alguien había
entrado, tampoco le tomó mucho tiempo descubrir de quien se trataba. Solo una
persona estaba interesado en saber que había ahí adentro y ese era Gabriel.
Cuando
entro al departamento, tenía en sus manos dos espadas, preparadas para atacar
si era necesario.
Dana iba
cruzando la sala cuando vio una sombra en la esquina de la habitación. No dudo
ni por un segundo. Lanzo sin ningún problema la espada de su mano derecha,
logrando que esta se dividiera en cinco dagas, lo suficientemente largas como
para acabar con un demonio.
Una en cada
brazo.
Una en cada
pie.
Y la última
en el pecho.
Sorpresa
fue cuando ella prendió la luz de la sala, para así poder ver el rostro de
Gabriel y se encontró con un rostro completamente diferente.
— ¡Ethan! —gritó
Dana, corriendo hacia el cuerpo inconsciente y sangrante del vampiro.
Gracias por leer, espero que les haya gustado el capitulo ;)
CSM!!!! O_O Ethaaan qe miercale hacias ahí!!! por copuchento nomá te pasa! >:c tonto leso! Dana estará con la culpa :x esperemos qe le haga algunos nanais por lo menos xD qe se deje de ser tan pesá! >:c ... y Adam! qiero saber qe hará para qe Arial y Lilia puedan hablar u_u si no lo lográ nuestra Lilia qizas como terminará :c ... extraño tanto a Eric y Arial u.u
ResponderEliminarGracias por el capi Dani :D espero qe subas pronto el otro :x pa asegurarme de qe Ethan no qedo mongolico ni nada xD hsgajdhsagdjh
Nos leemos :3
No puedo creer k Gabriel siga utilizando ese truco y mas k Daña haya caído pensando k era Erhan
ResponderEliminarGracias por el cap
Ahhhhh Dana fíjate en lo que haces que me andas matando a mi vampiro T____T
ResponderEliminarEsos 2 luchando se me apetecen bien sexys jaja Me gusta que tengan esa relación estira y afloja, me estreza, pero me gusta. Gabito, Gabito... uno cosecha lo que siembra así que espero te pongas las bragas de niña grande (XD) y te aguantes con todo lo que pueda pasar en todo este embrollo.
Hum hum no me gusta que Adam quiera traer a Arial de entre los muertos, yo entiendo que se necesita de mi nephilim para hacer entrar en razón a la sonsa de Lilia pero no creo que sea buena idea, además de que mi pobre Eric si se entera arma la de Troya. Esperaré para ver que pasa.
Espero que con un poco de sangre Ethan se recupere.
Muchasssss gracias por el capitulo Dani, un encanto leerte como siempre.
Un beso y nos seguimos leyendo!
Ola el capitulo estuvo muy bueno me encanto gracias por el capitulo.
ResponderEliminarPd:esperó el otro con ansias
Literalmente estoy con cara de WTF??? como nos dejas con ese final haaaaaaa que desesperante ... estoy con duda si realmente es Ethan o puede ser Gabriel...haaa que dilema... hay mucho problemas que resolver por lo que estamos leyendo y ninguno es nada fácil .. me siento mal por Gabriel por muy demonio que sea y que haya traicionado a Dana que al principio a lo mejor a si fue pero pensándolo bien no creo que haya sido traición pero mejor no entro en detalles por ahorita jejeje el la ama aun y creo que ese es parte del castigo que le dieron el seguir sintiendo algo por Dana ..me cae bien Ethan pero Gabriel es otra cosa jejeje creo que me inclino un poco mas hacia el que igual casi estoy segura que Gabriel no creo que sobreviva en esta historia.. Dana es quien lo eliminara pero solo espero que logre ver que a pesar de todo lo que se equivoco Gabriel si la amo o mas bien que la sigue amando .. Lilia esta muy mal y quien sabe que le espere xq al parecer no quiere aceptar las cosas espero que Adam pueda hacer algo y pronto ..muchas gracias por el cap Dani super cap y que final nos dejas ..
ResponderEliminarDiooooos, yo que tengo que estudiar y me encuentro con un cap nuevo! Bueno, lo primero es lo primero verdad? Jajaja. Daniii, me encantó el capítulo y ya quiero saber que chachu estaba haciendo Ethan en el departamento de Dana. Espero con ansias el otro :) :)
ResponderEliminarNo mates a Ethan por favor no me quites al protagonista y mas q Dana tenga cargo de consiencia por favor siiiiiii y quiero saber de Arial y Erick si porfiiiissss saludos
ResponderEliminar:O! Todos se volvieron tan fríos :'( me siento como ADAM! Aunque los entiendo a todos! Ahora Dana sentirá penita y se dará cuenta que siente muuuchisimo mas por Ethan :3
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