"Trato hecho"
Ethan llegó
hasta el punto de encuentro con Lilia, irían a visitar un nuevo club para
averiguar sobre el paradero de Gabriel. Ella había accedido a ayudarlo, porque
también deseaba saber dónde se encontraba el culpable de la muerte de Arial. Si
él no hubiese robado las memorias de Ethan, nada malo hubiese ocurrido. Lilia
se lo había explicado semanas atrás, cuando lo convenció para unirse en esta
búsqueda, era un secreto, debían ser extremadamente cuidadoso.
—Llegas
tarde —dijo Ethan, sin siquiera haber visto la silueta de Lilia. Podía sentir
su aroma. Habían pasado bastante tiempo juntos como para conocerla antes de que
se presentara.
—Sí, me
entretuve en el camino.
Ambos
estaban en la puerta trasera del Excalibur,
donde meses atrás Arial y Eric fueron atacados por cientos de demonios y seres
sobrenaturales, mientras que Azazel hería a la pelirroja.
Tanto Ethan
como Lilia, habían visitado aquel club reiteradas veces, Lilia cubriendo su
rostro para no ser descubierta. Mientras que Ethan no se molestaba en cubrirse,
le agradaba que lo reconocieran, además Lilia le había advertido que como era
un principiante en el Inframundo debía formarse cierta reputación para
mantenerse a salvo.
— ¿Qué
buscamos aquí? —preguntó Ethan, quien no estaba interiorizado en los contactos
de Gabriel.
—Mia Young
consiguió hace un tiempo atrás los contactos de Thomas, creo que pueden estar
involucrados con Gabriel también. Encontré un Contrato de Sangre de aquel
Demonio con el jefe del Mercado Negro.
Ethan
asintió, ya le habían informado quien era Thomas y lo que había hecho. Lilia no
lo perdonaría jamás, según sus palabras y se había negado a recurrir a él para
averiguar el paradero de Gabriel.
— ¿Y quién
es nuestro objetivo?
—Philip —dijo
ella, poco convencida.
— ¿Y estás
segura que Eric no lo eliminó la vez pasada?
Lilia
suspiró mientras se ponía la capucha de su chaqueta de cuero, no se podía
observar con claridad su rostro, solo relucían sus ojos.
—No tengo
la menor idea, el Dominacion ni siquiera se ha plantado ante nosotros. Dana
dijo que la había visitado, creo que volvió a ser tan pretencioso como de
costumbre. Por mí que se pierda en sus nubes y oro.
Ethan la
miró extrañado, siempre le llamaba la atención de como hablaba de Eric. Para el
vampiro era obvio que ella lo odiaba, pero no entendía el motivo, ya que Eric había
sido pareja de Arial, la eterna amiga de Lilia. No veía el motivo para que ella
lo odiara, además el Dominacion los había ayudado aquella fatídica noche cuando
él se salvó de las garras de Lucifer.
—Bien,
supongo que es mejor que entremos.
Ethan
estaba preparados como cada noche, Lilia le había enseñado ciertas reglas para
poder salir de noche. Como era un vampiro, era fácil indicarle su forma de
actuar ya que Arial había sido en parte vampiresa en el pasado, y ella había
sido su pareja de combate desde que tenían quince años y habían aprendido a
protegerse.
La
oscuridad era su amiga durante las noches, por lo tanto la ropa de Ethan era lo
más oscura posible, debía tener ropa con varios bolsillos y estos debían estar
llenos de armas, siendo seres sobrenaturales no sentían el peso de las armas,
por lo que si hubiese podido, Lilia le habían indicado llevar una bazuca en la
espalda y no su espada de ónix, la cual había usado un par de veces.
—Sé que
tienes esa bendita espada y que te entrenaron en el mismo Infierno —dijo Lilia,
tomando el pomo de la puerta trasera —pero no seas tan altanero, en la
confianza está el error ¿entendido? No te separes de mí cada vez que quieras
acabar con algún demonio, me pones nerviosa.
—Está bien —dijo
él, como siempre respondía, ya que nunca hacia caso.
Lilia puso
los ojos blancos y abrió la puerta para ingresar.
Adam fue
hasta la barra del Lucifer, donde
estaba Lucy y una chica humana, atendiendo a los clientes. Lilia le había dicho
que se tomaría ciertos días a la semana libres, porque no tenía ánimos de estar
en el Lucifer. Él no podía negarle
nada, trataba de hacer todo más fácil para Lilia, pero de alguna forma, sabía
que algo no estaba yendo bien.
Su cuerpo
se tensó al notar que cierto Nephilim caminaba hacia él sin ningún problema,
aunque estuviera rodeado de personas, que al parecer se movían para dejarlo
pasar. Era solo el poder que desprendía de su ser que alejaba a todo humano y
ser sobre natural ante la sorpresa de tenerlo cerca.
Adam no había
visto a Thomas Santderic desde la muerte de Arial; tanto Lilia como él no
deseaban encontrárselo por nada en el mundo y realmente estaba sorprendido por
la poca vergüenza que tenía al presentarse por sí solo en el Lucifer.
—Necesito
hablar un minuto contigo —dijo Thomas, tan solo a un metro de distancia de
Adam.
— ¿Qué
demonios estás haciendo aquí?
—No es por
gusto, créemelo, pero si no me recibes, en un par de días tendrás el cuerpo de
Lilia entre tus brazos, sin vida.
Adam deseó
golpear la cara del Nephilim, pero por alguna razón, se dio cuenta que no
estaba amenazándolo, era un tema aún más importante.
—Tengo
información que entregarte, Caído.
Adam se
giró y abrió la puerta para dejarlo pasar. Se quedaron refugiados del sonido
luego de unos segundos.
—Se breve,
mi paciencia no es infinita y los deseos que tengo de romperte la cara, son
superiores al agradecimiento por la ayuda que proporcionaste la última vez.
Lilia y él
estaban de acuerdo en que no podían eliminar del planeta de Thomas, aunque
hubiese estado involucrado con el plan de Lucifer, Gabriel y Azazel, ya que
había sido el responsable de informarles que Ethan estaba en peligro, si no
hubiese sido por él, ahora el vampiro sería un demonio de tomo y lomo.
—Lilia está
recorriendo los lugares más peligrosos de la ciudad y otros lugares, matando
demonios a destajo, en busca de Gabriel, está desarrollando aún más su lado
demoniaco y se está acercando con paso firme hacia la Oscuridad.
Adam se quedó
de una pieza, observando a Thomas como si le hubiese aparecido otra cabeza.
— ¿De qué
hablas? Eso es imposible, ella…
—Ella te ha
estado engañando de forma perfecta. Algunas personas han recurrido a mí, ya que
saben de mi antigua amistad con ella. Te está escondiendo sus acciones porque
sabe que están mal.
— ¿Pero que
pretende con esto? —se preguntó el ángel caído.
—Está
recorriendo las calles con Ethan. Solo he venido a eso, hasta luego. Ahora
están en el Excalibur.
Tan rápido
como llegó se fue, dejando a un Adam completamente confundido, pero decidido a
sacar a Lilia de donde se encontraba.
Lilia
estaba apuntando el cuello del barman con una daga violeta, filosa como
ninguna. Mientras a su lado estaba Ethan, cubriendo su rostro con el gorro de
su abrigo y mirando hacia quien tratara de dañar a Lilia.
—Dime si ha
venido hasta acá, es un cliente frecuente. Habla de una vez, Stefan.
El moreno
de ojos rojos negó ante la pregunta de Lilia, sorprendido por la actitud de
esta. Ambos eran conocidos solo por el hecho de tener el mismo oficio.
—No ha
venido hasta acá en mucho tiempo, es más, aun no nos recuperamos por el caos
que provoco tu amiga Arial y ese ángel.
Escuchar el
nombre de Arial solo hizo que Lilia se estremeciera por el odio. Con cuidado,
presionó la daga contra la piel, lo suficiente para que de esta corriera
aquella sangre oscura de vampiro.
—Debes
haber escuchado algo, lo sé.
Al sentir
el olor de su propia sangre, Stefan comenzó a ser víctima del pánico.
—Solo he
escuchado rumores, de que se ha ido, tiene a varias chicas con depresión, ya
sabes que tenía cientos de novias. Otros han dicho que ha vuelto una Nephilim
peligrosa y que escapó de ella.
—Una mierda
—susurró Lilia, presionando con más fuerza —ahora dime ¿Dónde demonios esta Philip?
He venido a por él.
Stefan la miró
sorprendido.
— ¿No lo
sabes? El ángel lo mató esa noche maldita.
—Lilia, es
suficiente —le dijo Ethan, notando como comenzaba a llamar la atención de los
demás demonios —no sabe nada.
—Cállate,
tu no conoces nada de este mundo —respondió ella enojada, sintiendo los deseos
de acabar con Stefan.
—Sé cuando
alguien ya ha hablado todo lo que sabe, detente ahora mismo, aquí hay
suficientes demonios para acabar con nosotros.
— ¿Tienes
miedo? —Preguntó ella ahora mirándolo, sonriendo de forma arrogante —debiste
decírmelo para no pedirte que vinieras.
Lilia hizo
girar la daga en su propia mano para tomarla de otra forma y atravesar el
cuello de Stefan, pero cuando su mano se dirigía hacia su nueva víctima, una
mano la detuvo. No tuvo que pensarlo un segundo para darse cuenta quien era,
solo una persona podía hacer que su piel se encendiera de aquella forma.
—Suelta a
Stefan, ahora mismo —Adam presionó la muñeca de ella, logrando que se rindiera.
Lilia soltó
al barman.
—Lo siento
mucho, Stefan, hemos estado pasando tiempos difíciles —explicó el Caído —espero
que el Excalibur vuelva a hacer lo
que era —dijo mirando hacia sus lados, notando que no estaba repleto como en el
pasado.
—Gracias
Adam, entiendo —dijo el vampiro, más por temor que por sinceridad. Sabía que el
Caído era peligroso cuando se enojaba y no quería problemas —solo pido que se
retiren, están asustando a los demás.
—No hay
problema, buenas noches.
Adam tomó
con más fuerza la mano de Lilia, quien ya no sostenía ninguna daga violeta, la
había desecho.
—Ethan, tú
también vienes con nosotros —dijo el Caído, mirando de mala forma al joven
vampiro, quien asintió sin replicar nada.
Salieron
por la puerta trasera, nadie dijo nada por unos segundos, así que Adam tomó la
decisión de comenzar con el sermón que tanto Lilia como Ethan se merecían.
—No pueden
hacer esto y ahora ni siquiera puedo encontrar una justificación para el
comportamiento de ambos. Ethan, ni siquiera has aprendido lo suficiente para
enfrentarte a un demonio real, no puedo creer que te prestes para este juego…
— ¡Vengar
la muerte de Arial no es ningún juego! ¿Eso piensas? —preguntó Lilia, dolida
por las palabras de Adam, quien le regaló una mirada fría. Aunque el Caído
sintiera compasión por ella, no podía dejar de estar molesto.
—Quien mató
a Arial, está muerto, fue eliminado a manos de Dana. Si deseas saciar tu sed de
venganza con muerte de gente inocente, estamos hablando de algo muy diferente y
que discutiremos en privado.
Lilia
esquivó su mirada, sintiéndose pequeña por la tranquilidad con la que hablaba
Adam ¿de verdad había superado la muerte de Arial? ella había sido su familia,
era un dolor que deberían llevar para siempre, los dos.
—Ethan, ya
estás bastante grande para darte cuenta de tus actos, entiendo que esto te haya
podido servir de entrenamiento —dijo mirando fríamente a Ethan —pero no te
ayudara en nada estar perdiendo el tiempo en peleas pequeñas si Gabriel desea
cortar tu cabeza mañana, si fuera así acabaría contigo en un segundo, es
preferible que gastes este tiempo, preparándote.
Ethan abrió
la boca para justificarse, pero luego le dio la razón a Adam, ya que su
objetivo principal durante las salidas que tuvo con Lilia, era encontrar a
Dana, además de a Gabriel. Ya tenía a una, podía quedarse tranquilo con ello
por algunas semanas.
—Entiendo,
creo que volveré a mi departamento.
Adam lo
miró sorprendido al darse cuenta lo fácil que había sido convencerlo.
—Buenas
noches —dijo sonriendo como si le entusiasmara la idea de volver a su hogar.
Ni la
Nephilim o el Caído se imaginaban lo que tenía Ethan en su departamento.
El vampiro desapareció
rápidamente de sus vistas, dejándolos a solas.
—No puedo
creer que hables de esa forma, como si ya no te interesara y lo hubieses
superado —dijo Lilia enojada, pero sin ser capaz de soltarse del agarre de
Adam.
El Caído ni
siquiera se molestó por destrozar su camiseta y chaqueta, dejo que sus alas se
expandiera, dejando que estas salieran libres, tan blancas como alguna vez lo
fueron en el pasado. Aquello había sido un regalo de la Luz, dejar sus alas tan
fuertes e impenetrables como para no ser herido otra vez por el arma de Gabriel
o quien la tuviera en un futuro. Eran blancas y brillaban, sus pecados habían
sido perdonados, lo que lograba llenar de alivio el alma del Caído.
Adam rodeó
a Lilia y de un solo movimiento se encontraban volando a varios metros de
altura, escondidos de ojos curiosos y de posibles peligros. Ella escondió su
rostro contra el cuello de él, dejando que la tristeza la embargara de una
buena vez, estaba cansada de fingir que estaba superando la muerte de Arial,
nada había cambiado desde el primer día que había pisado un mundo sin Arial.
Cuando
llegaron a la gran mansión de Adam, en silencio se dirigieron hasta el
interior. Entraron al despacho del Caído.
— ¿Quién te
fue con la noticia? —dijo ella, evitando la mirada de Adam. Estaba enojada,
pero a la vez avergonzada porque sabía que su comportamiento no era el
adecuado.
—Thomas
Santderic, estuvo en el club esta noche… puedes imaginar mi sorpresa al verlo y
más al escuchar lo que tenía por decir —dijo sacándose los restos de su ropa,
negando por perder una de sus camisetas favoritas. Se quedó solo con sus
pantalones.
Lilia lo
miró por un segundo, dejándose embelesar por su imagen fuerte e imponente de
Adam. Las Marcas en ambos brazos la atraían como siempre, llamándola para que
fuera a tocarlas en aquella piel trigueña. Esquivó aquella imagen de Adam con
su cuerpo marcado.
—Me has
mentido y lo que es peor aún, has estado llevando a cabo una serie de actos a escondidas.
Matando a seres inocentes y volviéndote más fuerte… lo que sería excelente si
no fuera porque tu alma se oscurece ¿es eso lo que quieres? ¿Volverte en un
demonio? Me debiste haber dicho de tus planes, para así evitar tener una
relación contigo.
Lilia
levanto la vista, sorprendida por las palabras de Adam.
— ¿Me estás
diciendo que si fuera un demonio te alejarías de mí?
El Caído la
quedo mirando unos segundos, los suficientes para aumentar la tensión entre
ambos.
—Claro que
si, dejarías de ser quien eres y no estoy enamorado de otra Lilia que no sea la
de ahora. No en una mujer sin corazón y sedienta de venganza, que disfruta con
la muerte de quien sea ¿no es eso lo que sucede? Estarás metida en serios
problemas y solo lograrás que Eric baje para eliminarte en persona.
—No me
hables de ese maldito.
Adam puso
los ojos en blanco, aun no seguía entendiendo porque ella odiaba a Eric, de
cierta forma solo era porque le robo a Arial. La Nephilim no lo deseaba muerto
o algo por el estilo, pero no soportaba la idea de que su amiga le hubiese
escondido su vida con el ángel, incluso lo acusaba de haberle robado el último
suspiro de ella, que todo era culpa de él, debido a que la pelirroja dio la
vida por el ángel.
—Me has
estado escondiendo muchas cosas ¿no? Aun sigues enojada con Eric, cuando me
dijiste que los entendías —dijo Adam sentándose a su lado, tomando la mano de
ella — ¿Por qué te has guardado todo esto?
Ella
presionó la mano de él, le gustaba sentir su tacto y tenerlo cerca.
—Porque tú pareces
haber superado a Arial. Siempre defiendes a Eric y ni siquiera te preguntas por
donde estará Gabriel, más que las veces necesarias, como si lo hubieses
olvidado.
Adam se
acercó un poco más a ella e hizo que lo mirara, tomando su mentón.
—Arial
estuvo en mi vida desde que ella tenía cinco años, décadas y más décadas atrás
¿de verdad que crees que seré capaz de superarla? Eso es imposible, pero no me
voy a volver en un demonio acabando con todo el mundo para vengarla, menos
cuando el causante de su muerte está acabado ¿No te has puesto a pensar lo que
te diría Arial si estuviera ante ti? Te regañaría sin filtro alguno…
Los ojos
violetas de Lilia se llenaron de lágrimas.
—Pero no
está y jamás podremos verla —él beso la mejilla de ella, distrayéndola por un
segundo.
—No
entiendo porque odias a Eric —susurró él, contra la boca de ella —ha sufrido
tanto como tú o yo…
— ¡No te
atrevas! —Dijo ella alejándose de él, poniéndose de pie —ni se te ocurra
compararlo con nosotros, si él la hubiese querido tanto como nosotros, habría
hecho algo para traerla de vuelta o para salvarla, pero no, ni siquiera se
volvió en Caído por ella.
Adam negó a
las palabras de Lilia, triste por los pensamientos de su Nephilim.
—Hablas
como si no conocieras a Arial ¿de verdad crees que si ella no hubiese aceptado
los términos de Eric, no lo habría seducido para hacerlo caer?
Lilia se
obligó a no mirarlo, decidida a sustentar su opinión sobre el Dominacion.
—Esto se
acabó, subiré a dormir —dijo cansada, dirigiéndose hacia la puerta, pero Adam
rápidamente se acercó a ella, apoyando su mano en la puerta y no dejando que
saliera de ahí.
—No será
tan fácil Lilia, no debes seguir con esto… necesito que me muestres, lo que
puedes hacer.
La Nephilim
sintió el cálido aliento de Adam justo en su nuca, sintiendo escalofríos por
él. Cada día que pasaban juntos, su conexión con él se hacía más fuerte, era
inevitable para ambos amarse cada vez más. Sin embargo, ella no deseaba
mostrarle nada de su poder a Adam porque él se daría cuenta cuan mal iba todo.
Se giró
hacia él, no era nada buena mintiendo directamente a Adam y mucho menos negando
algo, así que se decidió a distraerlo.
—No es
justo —susurró ella, apoyando sus manos en el pecho de él, dejando que sus
dedos recorrieran el tórax y abdomen del Caído, provocándole escalofríos —si quiero
irme de una habitación deberías dejarme ir… no es justo que seas más fuerte que
yo.
Adam la
miró sospechosamente, no era fácil engañar al Caído y aunque Lilia deseara
distraerlo, él descubriría sus intenciones de todas formas.
—Detente,
debemos conversar, esto no quedara así —dijo el Caído, no muy convencido, menos
cuando las manos de Lilia iban hacia su pantalón. Tomó las muñecas de ella con
suavidad para que no siguiera avanzando, pero al hacerlo, notó que la Nephilim
estaba usando cierta pulsera que solo lograba nublar su mente — ¿Qué haces con
eso?
—Bueno, me
sirve para los interrogatorios.
Adam
entrecerró sus ojos, molesto.
— ¿Estabas
amenazando a Stefan por nada? ¿Siempre lo haces así, sabiendo que con esa
pulsera es imposible tener secretos?
Ella liberó
una de sus manos y la llevo hasta el cuello de él, para acercarlo a su rostro.
Los ojos violetas de la Nephilim brillaron al estar tan cerca de Adam.
— ¿De
verdad te importa esto? Deberías venir conmigo, así subiríamos a nuestra
habitación —se acercó al oído del Caído —te extraño, Adam.
—Me estas
tratando de engañar ¿no? Si te siguiera ahora, de todas formas recordaría
mañana lo que ha sucedido hoy, Lilia.
Ella se
puso de puntillas para darle un corto beso en los labios mientras sus manos
recorrían el pecho desnudo de Adam.
—Bien, entonces
puedes dejarlo para mañana.
Lilia se apoyó
contra la puerta, mirándolo con una sonrisa coqueta a Adam. No deseaba discutir
con él, no quería hablar de lo que pasaba en su mente y de cómo había estado
cambiando ante sus ojos sin que él lo notara. Sabía que estaba yendo por un
camino diferente al establecido, que él se preocupaba por ella... pero no
quería conversarlo con el Caído.
—No
mientas, Caído, tú también me deseas —dijo descaradamente, apoyando sus manos
en el borde del pantalón de Adam, tirando de este para que él se acercara.
El ángel caído
la quedo observando unos segundos, entendiendo que ella trataba de distraerlo
para no discutir su comportamiento. Sin embargo, ella estaba jugando sucio, con
aquella maldita pulsera que lo hizo caer antes.
—Eres muy
astuta ¿sabes? —dijo él, mirando los labios de ella —pero aunque estés con esa
pulsera no me engañarás, mi prioridad ahora es saber que está sucediendo con mi
Nephilim.
Por un
segundo Lilia se planteó la idea de detenerse y decirle todo lo que estaba
pasando, lo triste que se sentía y lo fuerte que se había vuelto su poder. Pero
todo quedó en nada al saber que respuesta le daría Adam, a pesar de ser un
Caído y de haber cometido varios pecados en el pasado, seguía siendo alguien
técnicamente correcto. Él iba a reprochar sus acciones y no deseaba eso de Adam.
—Bueno, tu
Nephilim en este momento desea hacerlo contigo ¿Por qué te niegas? Si no
quieres me lo puedes decir.
Adam cerró
sus ojos al sentir como las manos de Lilia lograban que su cuerpo reaccionara.
Así no podía concentrarse. Aunque deseara saber lo que sucedía con ella y que
pasaba por su mente como para llegar a torturar a alguien solo por un poco de
información, no podría hacer mucho si ella se interponía de esta forma ante él.
—Lilia —jadeó
cuando ella metió una mano bajo su pantalón.
— ¿Si,
Adam?
Cuando él
la miró, no pudo seguir pensando en los problemas en los que ella estaba
metida, solo se acercó y la beso, rodeándola con sus brazos y levantándola varios
centímetros para que ella rodeara su cadera con las piernas.
En el
momento que sus labios se unieron, ansiosos el uno de otro, Lilia agradeció de
tener a Adam. Era el único que podía hacerla olvidar por momentos, la tristeza
y la rabia con la que vivía día a día.
—Te amo —susurró
en el oído de Adam, mientras este se dirigía con ella entre sus brazos, hacia
el sofá.
Dana estaba
despierta, mirado el techo que decenas de veces había observado. Aún seguía en
la habitación de Ethan, no había deseado moverse aunque ahora tenía la
capacidad de hacerlo. Simplemente se escondió en la cama del vampiro y deseó
ser aquel ángel ignorante que no sabía nada sobre su propio pasado. Aquella había
sido una buena época, antes de que todo se arruinara.
A pesar de
estar disfrutando por un par de horas de aquella habitación, no dejaba de
reprocharse sobre la actitud que había tenido. Había sido arriesgado
convertirse en Mia Young y sobre todas las cosas, había sido infantil. De
cierta forma se dio cuenta que deseó en todo momento ser descubierta por Ethan,
que él la reconociera y le demostrara lo única que era para él.
—Estúpida —susurró.
No estaba
nada conforme con darse cuenta que Ethan aún mantenía aquel amor que había
proclamado antes por ella. Hubiese sido mucho mejor que él la odiara o todo lo
que hubiese dicho o hecho en el pasado, hubiese sido falso. De esa forma ella
solo se había desilusionado y abandonarlo habría sido una alternativa mucho más
fácil.
Se mordió
el labio inferior, tratando de que el dolor opacara la sensación que aún se
mantenía en su boca tras los besos que él le había robado… y ella respondido.
Solo de recordarlo su corazón volvía a latir con fuerza y rapidez. Era algo que
no podía controlar y la enfurecía.
—Buenos
días —dijo Ethan, irrumpiendo en la habitación. Estaba vestido con unos jeans y
una camiseta blanca. Le gustaba verlo de esa forma, mucho más casual y parecido
al Ethan humano de antes.
Ella se
giró, dándole la espalda.
—Vete…
El vampiro
sonrió ante el comportamiento de Dana. No era usual que fuera de esa manera,
siempre había estado dispuesta a conversar con él y a superar cualquier
problema que tuvieran. En el pasado siempre lo había enfrentando ante cualquier
duda o sensación desagradable que él pudiera provocarle.
Ahora Dana
se negaba a enfrentarlo, incluso a mirarlo.
—Técnicamente
eso debería decirlo yo, porque estoy en mi departamento.
—Bien,
entonces me voy yo —ella se giró y se sentó, para luego salir de la cama y
escapar del lado de Ethan.
—Te he
preparado desayuno, fui a comprar algunas cosas, ya no hay comida aquí —dijo
él, omitiendo la respuesta de Dana.
—Debo
volver a mi departamento, ahora —se puso de pie y arregló su vestido que estaba
desordenado por haber dormido así.
— ¿Dormiste
bien? —insistió él, tratando de tener una conversación normal y tranquila con
Dana.
—Apenas
dormí.
Aquello era
falso, desde que volvió como un ángel negro, ella no había podido descansar. A
veces despertaba a mitad de la noche, llorando sin saber por qué o preocupada
por Ethan. Esta había sido la primera noche que había descansando tan bien, se había
sumergido en los sueños, sin tener ninguna pesadilla.
— ¿En
serio? Cuando volví estabas durmiendo plácidamente, ni siquiera me sentiste
cuando entré a la habitación.
El sonrojo
de ella la delató, pero no se dejó intimidar por aquellas palabras. Sino que se
dirigió hacia la puerta y salió de la habitación, dejando solo al vampiro, que
no demoró en seguirla. Cuando ella pasó por la cocina pudo ver que Ethan tenía
todo un desayuno para ella. Su estómago la delato al sonar hambriento por aquel
alimento.
—Podrías
comer algo y luego irte, para no botar la comida.
Ella miró
de soslayo al vampiro y se rindió. Tenía realmente hambre y en su refrigerador
no había nada, ahora que había sido descubierta tendría que abastecer su nevera
y despensa.
—Solo un
poco —dijo malhumorada por haber sido derrotada de esa forma.
Ahora todo
se había vuelto una batalla para ella. Tratar de no ser traicionada la mantenía
a la defensiva constantemente y eso terminaba volviéndola amargada.
Ambos se
dirigieron hasta la mesa, ella se sentó y lleno su taza de café bajo la mirada
sonriente de Ethan.
—Si sigues
mirándome de esa forma, me iré —lo amenazó Dana — ¿Por qué te sonríes?
—Porque en
el pasado jamás, pero jamás pudiste quedarte a tomar desayuno, la mayoría de
las veces éramos interrumpido con alguna excusa tuya para escapar.
Dana sonrió
sin poder controlarlo, lo que la hizo enojar.
—Bueno, no
eras un caso fácil, debía ser cuidadosa contigo y con lo que decía, podía
revelar más de lo que debía. Por eso era un problema compartir tanto tiempo
contigo en un comienzo.
Ella se preparó
una tostada con mermelada mientras le hablaba a Ethan. Trataba de parecer
tranquila, pero el vampiro podía sentir como el corazón de ella estaba
desbocado.
— ¿Fuiste a
beber, anoche? —preguntó ella, despreocupada de hacer sonar su pregunta como si
exigiera la respuesta.
—No, fui a
ayudar a Lilia, estamos en busca de Gabriel. No ha sido nada fácil.
Dana dejo
caer su pan al enterarse de aquella noticia.
— ¿Qué demonios
dijiste? ¿Buscando a Gabriel?
—Claro,
Lilia quiere acabar con él porque es el culpable de lo sucedido con Arial y yo
porque no quiero que siga con vida. Me manipuló y muchas personas terminaron
muerta por ello, además de ser el culpable de la muerte de mi padre.
Dana tensó
su mordida, molesta, debido a que ella todo este tiempo había pensando que
dejaba durmiendo tranquilamente al vampiro sin adrenalina en su vida. Además
del hecho que ella lo estaba tratando de proteger contra Gabriel.
—No sacan
nada —dijo ahora tomando su pan nuevamente —está en Francia, haciendo no sé
qué. Eric me lo dijo.
—Bueno, en
realidad mis prioridades han cambiado desde ayer. Gabriel puede hacer lo que
quiera por un tiempo, mientras se mantenga alejado cientos de kilómetros de ti.
Dana
esquivó su mirada al notar lo que trataba de decir.
—No te
confundas, vampiro. No habrá nada entre nosotros, solo nos veremos hasta que
Gabriel aparezca —dijo ella, dándole una mordida brusca a su pan con mermelada.
—Entonces
que no aparezca en mucho tiempo, así haré que te tragues tus palabras —sonrió,
divertido por la actitud de Dana.
—Eres
engreído y te tienes demasiada confianza, antes eras así, pero al parecer te
has vuelto peor. No me agrada —ella bebió de la taza, disfrutando del café —además,
Gabriel nunca se ha caracterizado por su paciencia, me sorprende que no haya
aparecido ya.
Ethan borró
su sonrisa, ya no le estaba agradando nada que Dana hablara tanto de Gabriel.
Incluso le molestaba que ella lo nombrara.
—Dicen que
fuiste muy mala siendo Nephilim —dijo él, distrayéndola por completo.
— ¿Quién?
¿Adam?
—Entre
otras personas, además de que todo este drama se ha formado porque no quieren
que seas igual de mala que antes.
— ¿Y eso qué?
—Dijo ella, levantando un poco la voz —no es como si en el pasado la Luz o la
Oscuridad se hubiese comportando como terrones de azucares conmigo.
—No me
refiero a eso —dijo él, apoyándose en la silla al frente de Dana, cruzándose de
brazos —sino que deseo saber si eres tan fuerte como dicen.
—Si
quisiera eliminarte ahora mismo sin soltar mi taza de café lo podría hacer. No
te darías ni cuenta, vampiro.
— ¿Por qué
no lo haces si te parezco tan molesto? —preguntó él sonriendo al notar la
sorpresa en el rostro de ella.
—Son los
beneficios por darme desayuno —dijo ella, esquivando su mirada. No quería ser
descubierta, no deseaba decirle que ella jamás podría hacerle daño de esa
forma, que de solo pensarlo se volvía en aquella ángel que fue una vez,
preocupada cada minuto por el bienestar de su humano.
—Entonces
hoy podrías almorzar conmigo, así sigo con vida un día más.
—Lo siento,
pero me daría asco verte con un vaso de sangre —dijo ella comiendo de nuevo —ser
vampiro es asqueroso.
—Tú has
bebido sangre de otros y ni siquiera eras vampiro, lo que es realmente asqueroso.
Ella se removió
en su asiento, inquieta. Claro que había hecho lo que Ethan decía, pero mucho
tiempo atrás, en su peor etapa, cuando le faltaba muy poco para volverse
demonio, días antes de que diera su vida por Gabriel y se volviera en un ángel.
—Entonces
quizás debería probar de nuevo, intentaré beber de tu sangre, a ver que me
parece.
—No es la
mejor opción —dijo él —me dejarías seco, soy adictivo.
— ¡Oh
Ethan! Te has vuelto en un sinvergüenza —dijo ella, sin poder evitar sonreír
por las rápidas respuestas que le daba él, dejándola desarmada. Al darse cuenta
de ello, dejo de hacerlo y se concentró en su café.
—Estas
siendo injusta —Ethan había notado el cambio en el humor de ella —nada de esto
es mi culpa, pero me estás castigando.
—Eso no es
del todo cierto —dijo ella, sin mirarlo —me vendiste, como Gabriel, cuando
dejaste que ellos me llevaran contra de mi voluntad, borraron mis memorias y me
manipularon de tal forma que ni siquiera te podía recordar. Me vendiste.
—No es
cierto, no tenías salida, te iban a encontrar de todas formas. Eric me había
dicho todo, de que eras demasiado peligrosa dejando tu lado demoniaco salir.
—Esa es mi
elección, ahora estoy bastante bien ¿no? Eres demasiado ingenuo —dijo ella,
tomando de su café —diste tu vida por nada, Ethan. Ellos no iban a dejar que
estuviéramos juntos ¿entregarte a Gabriel? Aquello tenia demasiado riesgo, solo
querían separarnos y usarnos para sus propósitos, cada uno por su lado.
Dana había
logrado que el humor de Ethan cayera al suelo, ahora estaba tenso y con el ceño
fruncido. Las palabras de ella no dejaban de tener algo de lógica.
—Ya estás
aquí y ambos recordamos lo que sucedió —se defendió él —nunca te quise hacer
daño, solo quería protegerte… alguna vez por lo menos.
Ella bebió
de su café para luego comer otro pedazo de tostada.
—Creo que
debiste preguntar antes de enviarme con los Serafines. No tenías derecho a
elegir por mí.
Ethan se quedó
en silencio, sabiendo que ella tenía toda la razón del mundo. Nunca había
pensando de esa forma lo que había sucedido. La había empujado a seguir la luz
solo porque Eric le había dicho que era lo mejor para ella ¡Era un ángel! Jamás
habría pensado que quisiera hacerle daño a una de sus compañeras, además el
solo era un humano ignorante sobre la existencia de otros seres.
—Eres
bastante hipócrita —dijo él, poniéndose de pie, muy serio —tú fuiste la que
bajo hasta acá para obligarme a ver las almas perdidas ¿no es así?
Dana abrió
la boca para decir algo, pero se retractó. Era correcto lo que decía Ethan, ella
igual había deseado imponer un camino para su humano.
—Como sea —dijo
bebiendo otro poco de su café — ¿quieres saber cuan mala puedo llegar a ser?
¿Por qué me haces ese tipo de preguntas?
—Quiero
saber cuan fuerte eres —ella lo miró curiosa, sin entender —deseo saber cuánto
puedo aprender de ti.
— ¿De qué
demonios hablas?
—Adam dijo
que era demasiado débil para enfrentar a Gabriel, quisiera aprender de alguien.
En las puertas del infierno me entrenaron, me dieron una hermosa espada, pero aún
me falta mucho por aprender. Deseaba saber si tú serias tan amable de ayudarme.
Dana casi escupió
el café que había en su boca. Lo tragó con dificultad.
—Debes
estar realmente enfermo para pedirme algo como eso ¿crees que te ayudaré?
—Claro,
fuiste mi ángel custodio una vez y por tu culpa me quede sin ninguno, así que
debes hacer todo lo posible para ayudarme a mantener mi seguridad. Si dices que
Gabriel llegara en un tiempo, me encantaría poder darle un golpe en la cara sin
salir herido.
Dana no
pudo evitar pensar que Ethan decía más de una verdad. Ella había sido la
encargada de cuidarlo y por su culpa se había quedado en el inframundo y sin ángel
custodio.
—No —respondió
ella, preparando otro pan con mermelada.
—Me lo
debes.
—No lo haré
Ethan, punto final —dijo ella, sin mirarlo.
Claro que
no podía entrenarlo, Dana ya había imaginado aquella escena. Juntos, tan cerca
el uno del otro; tenerlo de esa forma, podía ser demasiado para su autocontrol.
Debía mantenerse alejada de él, lo máximo posible.
—Si me pasa
algo, será tu culpa.
—No soy tu
madre —le dijo de inmediato ella —deberás aprender solo, a cuidarte.
Ethan se sorprendió,
sin demostrarlo. No contaba con que ella le negaría su ayuda. Estaba comenzando
a sentirse desesperado, no deseaba tenerla lejos, no de nuevo ahora que había
vuelto a su vida, aunque sea tan malhumorada y molesta.
—Hagamos un
trato, debes enseñarme todo lo que sabes…y a cambio, no te molestare más.
Incluso me iré de la ciudad, buscaré empleo en otro lugar. Desapareceré.
Ella lo
miró, realmente interesada.
—Ethan, estás
jugando con fuego. No me gusta que falten a su palabra cuando prometen algo y
debes tener en claro, que no caeré ante ti en el tiempo de entrenamiento. Luego
de enseñarte, tendrás que partir.
—Lo
entiendo, trato hecho —él estiró su mano para que ella la estrechara.
—No dije
que lo haría, solo te aclaro que no me agrada la gente que promete cosas que no
cumple.
—Tampoco
eres tan irresistible para faltar a mi promesa, he estado con otras mujeres, no
eres la única en el planeta.
Sin filtro
y sin ninguna consideración Ethan dijo aquellas palabras, dándole donde más le dolía
a Dana. Ella se puso de pie, dejando su desayuno a medio terminar.
—Eres muy
bueno dejando que las palabras fluyan por tu boca ¿no? Solo te interesa poder
tener poder como a todos, esa es la verdad.
Ethan la
miró unos segundos, inexpresivo, sin poder creer que ella pensara aquello. Dana
estaba completamente refugiada en muros que ella misma había creado para
mantenerlo alejado. La podía comprender, sabía que todo se había escapado de
sus manos y que sería muy difícil conseguir que ella lo viera como alguien que
estaba de su lado. Ni siquiera sabía si eso era posible.
Ambos se
habían convertido en personas muy diferentes desde que se habían conocido,
habían vivido cambios que podían romper cualquier tipo de relación, sobre
Ethan. Sin embargo, él no podría dejar de luchar por ella mientras supiera que
Dana sentía algo por él.
—Me tendrás
fuera de tu vida si me das lo que pido —dijo él, con el ceño levemente
fruncido, no podía ocultar la molestia que le causaban las palabras de Dana.
—Si solo
deseas mejorar tus destrezas como vampiro, no hay problema. Si quieres algo más
o si te comportas como la noche pasada, todo se acabara. Esas son mis
condiciones.
Dana noto
como la mordida de Ethan se tensó.
—Puedo dar
por hecho entonces que no quieres ningún otro tipo de relación conmigo.
—Sería un
alivio que lo notaras de una buena vez —respondió ella de inmediato.
—Bien, lo
entiendo, por lo tanto, ambos podemos rehacer nuestras vidas sin causar
problemas hacia el otro ¿es así?
Aquellas
palabras fueron como un golpe en el estómago de Dana. Le molestaba de
sobremanera tan solo ver como mordía a otras mujeres y como era capaz de
besarlas. Imaginarlo con una pareja era aún peor, pero debía cortar toda relación
romántica con Ethan. Debía sacarlo de su vida para siempre y acabar con todo lo
que habían vivido en el pasado.
—No te
preocupes, no es como si fuera a hacer una escena de celos cuando encuentres a
alguien —dijo ella, sintiendo un sabor amargo en su boca.
—Tus ojos están
negros, Dana.
Ella
comenzaba a sentirse furiosa con él, por demostrar tanta facilidad al aceptar
sus condiciones. Tenía una confusión en su cabeza, no quería caer en Ethan de
nuevo, no deseaba amarlo de nuevo —aunque en realidad seguía enamorada de él —no
quería que tuvieran un arma contra ella. Amarlo era tan peligroso tanto para
ella como para él.
—Es un
trato entonces, vampiro —dijo ella estirando su mano y dejando de lado el
comentarios de Ethan. Estaba tan enojada que por ello sus ojos se volvieron
negros.
Ethan no
dudo en estrecharla sin dejar de mirarla.
—No dudes
de mis palabras —dijo ella, con el ceño levemente fruncido —el amor no es para
siempre, si una vez deje de amar a alguien, puedo hacerlo otra vez.
Esta vez
fue el turno de Ethan. Sintió como sus pequeños cuchillos atravesaran su pecho.
No pudo evitar presionar con más fuerza la mano de ella.
—Buena
suerte esta vez —dijo él, sin dejar de mirarla de forma desafiante.
Dana se soltó
de forma brusca, liberándose de la mano de Ethan y luego se fue rápidamente del
departamento sin mirar hacia atrás, pero sintiendo como su mano a pesar de
haber tocado a Ethan, ardía como nunca.
Dos chicas
humanas, adolescentes, se quedaron observando descaradamente al hombre que recorría
el aeropuerto de Chicago, sin ningún equipaje y vestido prolijamente. Él solo
les regalo una mirada con aquellos ojos miel que tenía y luego siguió su
camino, dejando sin aire a ambas chicas, encandiladas por aquel ser.
Para cuando
Gabriel salió por las puertas principales, sabía que cada paso que diera desde
ahora, serian informados a Dana. Ella podía sacar cualquier tipo de información
cuando esta se encontraba disponible.
El demonio
se había refugiado en un lugar tranquilo en Francia, tratando de enfría su
cabeza luego de las frisa palabras que le dijo Dana cuando volvió por completo.
Aun le parecía una extrañeza e incluso una pesadilla lo que había ocurrido
aquella noche. Nada de lo planeado había terminado como él deseaba.
¿Es que
acaso su pequeña angelito había dejado de amarlo? ¿Estaba confundida? No podía
comprenderlo. Él la había amado toda una eternidad, su vida se convirtió un
infierno luego de perderla. Ahora todo parecía seguir igual o peor que antes,
ya que ella tenía sus memorias, pero aun así deseaba su cabeza, andaba en su
búsqueda y no dejaba en ningún momento a Ethan solo. Lo habían informado bien.
Sin embargo, aquellas noticias no tenían nada de importancia, ya que él no
estaba preparado para enfrentarla… como una enemiga, no existía un nuevo plan.
Estaba
perdido y desesperado por el dolor que le provocó Dana. Aun no sabía que iba a
hacer, solo tenía claro que debía hacer algo.
Solo tenía
dos caminos.
Muchas gracias por leer ;) a quienes comentan mil veces gracias :)
Ohhhh por favor que alguien golpeé a Lilia por mi.
ResponderEliminarBuenos días Dani!
Esa Lilia de verdad dan ganas de estrangularla, ella dice y hace cosas que son infantiles, yo entiendo q esta triste y todo pero la tonta no piensa en lo que Arial sentiría se se enterara de lo que esta haciendo y además odio que piense así de Eric. Si, le doy el beneficio de que su amiga nunca le dijo nada de su relación cn el Dominación pero eso es todo, ella no esta honrando la memoria de mi pelirroja y como deje, que alguien la golpeé por mi. Más le vale a Adam ponerse las pilas con esta niña y evite que caiga en la oscuridad.
Ahhhh mi Ethan terrón de azúcar jaja Él ahora es más lindo que cuando era humano. Yo se que va a saber como ganarse de nuevo a Dana, esa mujer no lo va resistir por mucho tiempo. Cuando hay amor es más difícil todo, también entiendo que Dana no se quiera acercar mucho a Ethan porque como bien dice ella, los podrían utilizar como armas uno contra el otro. Yo sigo diciendo que a la fregada la luz y la oscuridad y que se vayan a vivir felices lejos de esos 2 bandos >_<
Uyyyy ahora que ya llega Gabriel esto se pone mejor, Ese demonio me confunde porque a veces parece que la ama y adora y otras que la odia y la desprecia. Lo único que tengo claro es que él no es tan inocente o victima como alguna vez creí y espero que pague por lo que le hizo a Dana porque si, él se enamoro de ella pero también es verdad que fue mandado por la luz para manipularla, no por nada o tiene las marcas de arrepentimiento que una vez comentaron.
Ajaja me acuerdo de todo :)
Muchas gracias por el capitulo Dani, es lindo despertar sabiendo que ahí tenemos a nuestros ángeles para leerlos.
Un beso y nos seguimos leyendo!!!
Ola me encanto en capitulo estuvo muy bueno
ResponderEliminarGracias dani espero el otro con ansias
Super Cap Lilia si que anda muy mal y que mal que quiera manipular a Adam por asi decirlo con sexo y con el amor que el siete por ella , ella esta mal y creo que debe entender y aceptar las cosas creo que solo esta por complicar mas las cosas.. Dana y Ethan si que tendran mucho problemas Dana esta demasiado confundida ... y nuestro querido Gabriel ya llego de nuevo ahora si viene lo bueno .. ancio saber cuales son esos 2 caminos que tiene Gabriel y se que nos dara muchas sorpresas jejejeje gracias Dani BlackButterfly por este cap .
ResponderEliminarAaahhhh se nos.vienen ek.infjerno ya llego gabriel
ResponderEliminarK caminos sin esos
Quiero saber
Gracias por el capitulo
Uhhhhh la cosa se esta poniendo de color de hormiga jajajjajaj las parejitas estan sufriendo y mucho, linda dale a lilian un rato para q hable con arial y q ella la regañe por hacer algo q no debe y bueno q digo mas q. Quiero q Ethan y Dana se den un besito pues solo para q ella caiga en sus brazos, si soy romantica y no me averguenzo de eso jajajakakak quiero a mi arial linda y a erick q por lo q leo esta mal el dominacion mmmmm lo quiero y mucho por fiiiiisssss saludos
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