domingo, 30 de junio de 2013

Un Ángel Caerá - Capitulo 16

(ame esta foto *-* es muy Dana)

Padres

                Dana sentía como los primeros rayos del sol atravesaban la ventana del tren, llegando directo a sus ojos. Se encontraba sentada en uno de los últimos asientos que ofrecía el tren. A sus lados iban los pequeños, quienes le habían indicado por donde debía dirigirse para poder llegar a la casa de su madre.
El ángel estaba observando como ya estaba amaneciendo definitivamente; había decidido esconder sus alas y no usarlas para viajar ya que habían sido sobre utilizadas, no quería arriesgarse a ser atacada por algún demonio aunque el sol estuviera apareciendo. Estaba cansada emocionalmente y no dejaba de pensar en las alas de fuego que había observado.

— ¿Por qué estás triste, ángel? –preguntó el pequeño de cabello oscuro a su lado, siendo rodeado por aquella luz celestre eléctrica mientras que su hermana seguía siendo una pequeña llama de luz que daba vueltas por el vagón, jugando.
—Solo estoy cansada y a todo esto mi nombre es Dana, no es necesario que me digas ángel –ella sonrió, mirando los ojos brillantes de su acompañante — ¿de verdad no recuerdas nada después de la sombra que los atrapó?
—No, solo recordamos pedirles ayuda cuando ese hombre nos atacó, pero después fue como si robaran nuestra cabeza.
—Entiendo, es mucho mejor así –Dana se sintió un poco más aliviada cuando al preguntarles si recordaban algo, ninguno pudo darle una respuesta. Los pequeños no sabían que habían asesinado y que por momentos, habían vuelto a ser de un material tangible… un ser vivo o por lo menos algo cercano a un humano.
—No queremos molestarte, prometemos que después de esto ya te dejaremos tranquila –aquel chico volvió a sonreírle, lo que hizo sentir fatal a Dana.
—No me molestan, para mí es un gusto… ahora mejor aprovecha el viaje, pronto te reencontraras con tu padre, después de visitar a mamá ¿no?
— ¡Sí! Tienes razón –inmediatamente él se volvió otra pequeña llama de luz y jugó por el vagón con su hermana mientras que Dana entrelazaba sus manos, mirando por la ventana. Ni siquiera estaba emocionada por su primer viaje en tren, solo pensaba el peligro que estaba corriendo Ethan al ver cuán poderoso era Gabriel realmente.
“Alas de fuego” Pensó, sin dejar de observar los rayos de sol.
Jamás se había cruzado por su mente aquel acontecimiento y ahora no la dejaba tranquila, deseaba tener la información necesaria para entender porqué él las tenía, pero realmente se mantenía como una ignorante en este mundo de demonios y ángeles, los que luchaban entre sí para mantener a esos seres oscuros, alejados de los humanos.
“¿Qué habrás hecho para obtener esas alas?”
Dana no podía entender como Gabriel ahora tenía dos gigantescas alas de fuego, ni tampoco sabía lo que había hecho para poder tenerlas, sin embargo, lo que más le extrañaba, es que jamás había escuchado sobre alas de fuego, nadie le había informado bien sobre los demonios y sobre los otros ángeles durante su existencia, pero sin duda, las alas de fuego debieron ser un dato básico para todo ángel. Estaba confundida y deseaba saber si Quentin o Sophia también tenían el mismo problema ¿todo ángel de su categoría tenía el mismo conocimiento tan nulo?
Ella realmente lo dudaba, pero ya no tenía otra opción que seguir descubriendo sobre las reglas que regían este nuevo mundo que iba conociendo cada día, ya no bastaba con investigar sobre los humanos, sino que era hora de mezclarse en un mundo que no deseaba, aquel que era un peligro para su Ethan, por quien estaba luchando cada día.
“Es en la siguiente estación” sintió la voz del pequeño en su mente. Ambas llamas de luz se ubicaron a unos centímetros de su rostro y comenzaron a avanzar para que ella los siguiera.
Dana se puso de pie y fue detrás de ellos ante la mirada atónita de una mujer que iba al frente de ella, observando atenta como la hermosa mujer que miraba hacia la ventana, hablaba sola, además de llevar su abrigo manchado de un líquido viscoso, un tanto sospechoso.
El ángel ni siquiera se había preocupado de cómo lucía ante los humanos. Cansada, con ojeras y con su ropa bastante sucia ante la ultima lucha que había tenido. Se sentía como si un camión hubiera pasado sobre su cuerpo. Ahora tendría que entrenar y usar todo su tiempo libre para mejorar, sin embargo, la duda de creer ser capaz de detener a Gabriel llegó a su mente mientras seguía a las almas.
“¿Necesitare ser un arcángel para detenerlo?” no estaba segura si su Daga sería capaz de dañarlo, ni siquiera sabía si llegaría a la profundidad necesaria para traspasar su corazón o su cuello.
Los minutos comenzaron a pasar mientras que ella seguía pensando en todo un laberinto de posibilidades para sus futuros días junto a Ethan y en este nuevo mundo, es por ello que no se concentró en lo que iba a decirle a la madre de las almas perdidas, ni siquiera sabía lo que se iba a encontrar en esa casa.
—Aquí es –dijo el pequeño a su lado, ahora en su forma humana, tomado de la mano de su hermana.
Dana miró la casa, no lucia nada especial, era como un hogar cualquiera, aunque observó el jardín descuidado y la pintura descascarada de las paredes. Ella no sabía en qué sector estaba de la ciudad, pero podía hacerse la idea de que era una familia de clase media  por observar las otras casas, solo que esta lucía muy descuidada.
Sin pensarlo mucho tiempo, tocó el timbre, sin preocuparse de cómo lucía y de la imagen que podría recibir la madre de los niños cuando la viera.
Para sorpresa de ella, la mujer salió enseguida. Estaba vestida con una bata verde, su cabello rubio lucia sucio, llevaba una coleta alta, pareciendo aun más desarreglada. Las ojeras que tenía marcadas en su rostro dejaban en claro que llevaba bastante tiempo sin dormir… o más bien sin descansar como se debe.
— ¿Qué desea? –dijo de mala forma la mujer, molesta por ser interrumpida tan temprano.
Cuando Dana la escuchó dirigirse a ella, se dio cuenta del grave error al ir sin ningún plan, no sabía que decir ni tampoco sabía los nombres de los niños.
— ¿Usted es la madre de…?
—Amy y Miguel –aclaró él sin dejar de mirar la precaria imagen de su madre, que no les regalaba ni siquiera una mirada al no poder verlos –esos son nuestros nombres –Amy se acercó a su madre y tomó su mano, pero fue como desear atrapar el aire, bajó su mirada, triste de no poder tocar a su mamá.
— ¿Usted es la madre de Amy y Miguel? –la mujer asintió, manteniendo su ceño fruncido.
—Así es ¿qué desea? ¿Por qué viene? Aun no son las ocho de la mañana y me está molestando –Dana sabía que era muy temprano, pero deseaba ayudar a esos niños con todo fervor.
— ¿Podríamos hablar por un momento? –la mujer la quedó mirando, sin tener una expresión que destacara para poder intuir cual eran sus sentimientos, solo asintió y la hizo pasar.
Ambas se sentaron en la sala, Dana pudo notar lo descuidada que estaba la casa. Como los muebles estaban cubiertos por fotos de sus hijos y esposo, quien era muy parecido a Amy, en comparación a Miguel que era la fiel copia de su madre, solo que el cabello era diferente.
—Entonces ¿a qué viene usted? ¿Era profesora de alguno de mis hijos? –Dana volvió a mirar a la mujer, que usaba un tono de voz amargado, vacío… supo de inmediato que esto no podría salir del todo bien si no usaba las palabras correctas.
—Debe ser muy difícil sobrellevar este dolor usted sola –respondió el ángel, cambiando de tema, no quería mentir.
—Curioso, creo que es la primera persona en mucho tiempo que me dice eso, siendo que mis hijos murieron hace más de dos años –Dana frunció el ceño, entendiendo que Ethan no veía estas almas por primera vez, sino que ya llevaban tiempo vagando sin recibir ayuda. Observó como los dos pequeños estaban sentado al lado de su madre, mirándola con sus brillantes ojos –todos creen que me he vuelto loca.
—No sé cómo explicarle esto –susurró Dana, pensando que lo mejor era decir la verdad –pero… sus hijos han de estar preocupados por la vida que está llevando actualmente –la mujer frunció el ceño de inmediato –hay que dejar que sigan su camino.
— ¿Su camino? ¿Me estás diciendo que debería olvidar que murieron? ¿Eso te parece lo correcto? –Dana tragó saliva nerviosa, ya que los niños la miraban asustada.
—Le dije que esto era complicado de explicar.
— ¿Quién demonios eres y qué es lo que quieres? ¿De dónde es que conoces a mis hijos? –Dana cerró los ojos por un momento y decidió decir la verdad sin dudar ni un segundo más.
—Puedo verlos, ellos están sentados a su lado, me han pedido ayuda porque desean dejar de vagar para irse con su padre, pero están preocupados por usted. Miguel y Amy no pueden irse porque usted está triste y no sigue viviendo –la mujer la quedó mirando por unos segundos –debe despedirse de ellos.
— ¿Cuál es tu nombre?
—Dana Cross, señora.
—Oh muy bien, dame un segundo ¿sí? Creo que necesitaré un poco de agua para lo que me estás diciendo –ella se puso de pie bajo la mirada sorprendida de sus hijos.
— ¡Esto puede resultar! –dijo Miguel acercándose hacia Dana, quien no podía confiar aun en las palabras de esa mujer –solo debes explicarle lo que sucede, nosotros hablaremos a través de ti y todo saldrá bien, ella se sentirá mejor y volverá a ser la mujer de antes.
Dana miró una de las fotos que estaba enmarcada en un mueble y vio lo felices que eran los cuatros, sonriendo y abrazándose en un hermoso día en el parque ¿Quién podría sobrevivir a una perdida así? toda la felicidad de esa mujer se había ido hacía dos años.
— ¡¿Crees qué estoy para tus juegos?! –Dana miró con pánico al ver que esa mujer traía una escopeta en sus manos — ¿crees qué puedes venir y sacarme dinero por todo esto? ¿Lucrar con el sufrimiento de una madre al perder a sus hijos y esposo?
— ¡No, no! –la ángel prácticamente saltó del sofá al verse amenazada de esta forma.
— ¡Mamá, no! –gritaba Miguel sin ser escuchado al ver que todo se había arruinado.
— ¡Quiero que salgas de esta casa a menos que desees un agujero en tu cabeza! –le gritó a Dana, quien comenzó a retroceder al ver como la amenazaba.
— ¡No! ellos desean avanzar, no verla así… por favor, yo no quiero su dinero, solo trato de ayudar.
— ¡Mentiras, mentiras! ¡Ellos han muerto y se han ido! ¡Déjame en paz! –Dana retrocedía mientras la mujer lloraba, presa de su locura por el dolor, apuntando hacia el ángel.
Los niños trataban de empujar a su madre para que se detuviera, pero no podían hacer nada, solo traspasaban el cuerpo del ser que los había traído a la vida.
— ¡Detente mamá, detente! ¡Ella solo quiere ayudar! –gritaba Miguel.
—Por favor… —suplicó Dana, abriendo la puerta de la casa sin dejar de mirar a la mujer.
— ¡Vete de aquí, escoria, solo deseas mi dinero! ¡Y si no es así estás loca! ¡No eres la primera que viene hasta aquí inventando historias sobre mis hijos!
— ¡Dile de los dulces que nos escondía en las almohadas al llegar del colegio! ¡Dile! ¡Dile! –le gritaba Miguel a Dana.
— ¡Usted le escondía dulces en sus almohadas al llegar del colegio! –la mujer cargo la escopeta y sin dudar disparó en la parte superior de la puerta, dejando a Dana helada ante el movimiento de la mujer.
—Vete de aquí o te mato… tú eliges –volvió a cargar la escopeta.
— ¡Dile que quiero tener el corazón de una ballena azul! –tanto Miguel como Dana se quedaron sin palabras al escuchar a Amy hablar. Su voz era como la de una pequeña niña, pero hablo tan rápido que dejo alucinada al ángel.
— ¡Amy aún quiere tener el corazón de una ballena azul! –le gritó Dana, cansada de todo este juego.
—Tú te lo buscaste, psicópata.
Dana no supo si era la mirada de odio o si fue la frustración constante que tuvo durante estos días y la noche, pero se cansó de recibir malas palabras cuando ella solo estaba tratando de hacer el bien. Avanzó un par de pasos hacia la mujer, dejando que sus alas se expandieran. Eran tan grandes para la casa que botó un mueble a su lado izquierdo, donde había varias copas y fotos de los pequeños.
La mujer sintió como el suelo de su casa temblaba, haciendo que perdiera su equilibrio, peri sin caer. Al ser humana, no podía ver las alas de Dana, pero sabía que algo estaba pasando, algo que no era de este mundo.
Dana se acercó hasta la mujer y tomó la escopeta con fuerza, para después sacar su Daga, la cual tampoco podía ver la madre de los niños y sin más cortó la escopeta por la mitad y se la arrebato de sus manos. Ella no sabía que su Daga podía hacer aquello.
—Tus hijos solo quieren ser libres y verte bien, no estás haciendo nada más que negarte a vivir, dejando de lado la opción que tus hijos ya no tienen –Dana tiró la escopeta al suelo y después se acercó hasta donde había una foto de los pequeños, tomó un lápiz que había cerca y aún con sus alas extendidas, escribió sin problema alguno su dirección y número de teléfono, bajo la mirada atónita de la mujer que aun no podía creer lo sucedido con la escopeta.
Le entregó la foto de los niños con su información.
—Si deseas ayudar por última vez a tus hijos, ven a verme.
Dana se giró y se fue de esa casa, avanzando con sus pies por un par de cuadras, sin mirar hacia atrás, sin tomar atención a los niños que la miraba asustados. Cuando estuvo en un lugar seguro se dedico a volar hasta su casa, cansada y sintiendo como sus mejillas eran mojadas por las lágrimas que escapaban. Estaba cansada de la tierra.

No faltan mucho para que el reloj marcara las nueve de la mañana. Ethan ya había desayuno y se alistaba para partir de nuevo a un día más de trabajo. Tomó una bufanda para la fría mañana y su bolso, lo cruzó y tomó sus llaves como siempre lo hacía para después salir del departamento con una sonrisa, pensando en Dana y la cita que tendrían esta noche, aunque no entendía porque había permitido que la invitación de su madre, Helena, se llevara a cabo.
Negó con la cabeza cuando ya iba en el ascensor, tratado de concentrarse en su trabajo y dejar de lado la imagen sonriente de Dana. Sin duda le agradaba su vecina con la cual había conectado de una forma increíble, no iba a perder oportunidad con ella desde ahora, menos cuando sabía que era alguien especial.
—Voy bajando, Gaspar –dijo cuando respondió su celular –espérame donde siempre, a las afueras del edificio.
—No te demores, que quiero pasar a comprar un café antes de ir a encerrarme a esa oficina –su jefe jugaba con sus dedos sobre el volante el auto. Usualmente pasaba a buscar a Ethan para ir al trabajo, aunque los últimos días este haya usado su propio auto, ambos vivían cerca, así que no le molestaba a Gaspar pasar a buscar a un amigo en el camino, así el viaje no se volvía aburrido.
—Nos vemos –Ethan le cortó y suspiró al saber que tendría que esperar todo el día para poder ver a Dana, quería reírse un rato con ella, aunque por lo visto ella ya se estaba adaptando a la ciudad. No le había gustado que tuviera planes la noche anterior, planes donde él no estaba incluido. Le gustaba reírse con ella, era una criatura peculiar, todo en ella llamaba la atención de él, sobretodo el hecho de poder ser él mismo cuando la tenía cerca.
Sin embargo, esa luz que ella siempre le transmitía y que siempre lograba hacerlo sonreír en el día, se vio completamente opacada cuando la puerta del ascensor se abrió y dejó a una Dana completamente acabada al frente de sus ojos. Venía caminando como si el peso del mundo estuviera sobre sus hombros.
Ethan no dudo ni un segundo en ir por ella, quien al verlo solo se dejó caer sobre sus brazos. Habían acabado con sus energías y con su espíritu.
— ¡Dana! ¿Qué sucede?
— ¡Eh! ¡Tú! –Ethan miró hacia la entrada del edificio, viendo como dos mujeres se acercaban a él de forma peligrosa. Aferró con fuerza contra su pecho a Dana, pudo reconocer a Arial, quien lo había corrido del edificio antes –esto no es tu asunto –dijo mirándolo enojada, mientras que Lilia se ubicaba al lado de Dana, para tomarla entre sus brazos, pero Ethan no lo iba a permitir.
— ¿Quiénes son ustedes? ¡Suéltala! –cuando miró los ojos violeta de Lilia se dio cuenta que en el pasado había hablado con ella, en este mismo lugar.
—Mira, solo déjala con nosotras, estará bien… somos sus amigas –quiso aclarar Lilia, al ver la mirada preocupada del humano.
—E… Ethan –susurró Dana, cansada y queriendo ponerse de pie por sí sola. Ethan miró con curiosidad la espalda de su vecina, la cual tenía su ropa cortada en dos líneas paralelas.
— ¡Basta! –Él se puso de pie, apoyándose mejor y tomó en brazos a Dana como si no pesara nada — ¡seguridad! –de inmediato apareció uno de los guardias del edificio. Miró de mala forma a las chicas –acompañe a estas señoritas hasta la salida.
— ¡¿Qué?! –Arial sintió como sus ojos comenzaban a arder — ¿Quién te has creído?
—Y de paso, mientras salgan de aquí, díganle al chofer de ese jeep blanco, que llegaré más tarde a trabajar. Ustedes pueden volver en un par de horas, en lo que sea que Dana estuvo involucrada anoche, ustedes estaban presentes y dejaron que llegara en este estado –las miró furioso, pensando en lo peor.
Estaba seguro que esto no era un comportamiento habitual en Dana y no iba a permitir que esas chicas estuvieran cerca mientras se recuperaba de lo que fuera que tuviera.
—Deberán esperar a que se recupere.
— ¡¿Nosotras culpables?! Si no fuera porque tu n… —Lilia tomó del brazo a Arial antes de que hablara demás.
—Volveremos en dos horas, para que se recupere y puedas volver a tu trabajo ¿no? –Ethan enarcó una ceja, mirando a Lilia sospechosamente, le parecía ser la cuerda de las dos mujeres que tenia al frente. Sin embargo se quedó pensando en las palabras de Arial ¿Qué iba a decir?
—Muy bien, dile eso al tipo del auto, por favor –dijo Ethan un poco más calmado –hasta luego.
No se molestó en darles otra mirada mientras el guardia acompañaba a las Nephilim a la salida. Arial caminaba con su ego herido, jamás la habían sacado de un lugar.
—Alto –dijo Lilia mirando al chofer del auto que Ethan les había indicado –ese Jeep lo conozco.
—Y yo –Arial sonrió de nuevo y fue caminando rápidamente hasta el jeep blanco – ¿pero si no es mi humano favorito?
Sin más las dos Nephilim se metieron al Jeep, Arial en el asiento del copiloto y Lilia atrás. Gaspar sonrió al mirarlas, mostrando sus hermosos dientes blancos y esa mirada oscura que había pertenecido a todas las generaciones de su familia.
—Buenos días señoritas ¿en qué puedo ayudarlas?
—Oh… nosotros tenemos que hablar –le dijo Lilia desde atrás –ahora será mejor que manejes.
—Entendido.
Aceleró en dirección al Lucifer, Adam tendría que arreglar esto.

Ethan recostó en la cama a Dana, quien se mantenía con sus ojos cerrados, estaba muy consciente de lo que estaba pasando pero no tenia las fuerzas para abrirlos, solo quería estar recostada en un lugar donde hubiera paz, no quería demonios de mala apariencia ni tampoco a humanos apuntándole con un arma.
— ¿Dana, has tomado alguna droga? –escuchó muy cerca de su oído. Ella negó cansada, pero feliz de que estaba cerca de Ethan, quien estaba a salvo — ¿Bebiste mucho? –esta vez no respondió, solo se concentró en sentir como el aliento de Ethan contra su oreja le causaba escalofríos.
Ethan comenzó a desabotonar el abrigo de Dana, pudo notar aquel líquido oscuro que empapa la tela, pero pensó que era algún tipo de bebida. Tensó su mordida, molesto al pensar que lo más probable era que no hubiera terminado la noche con las mujeres de abajo, sino que con algún amigo u otro hombre que no era él.
Dana mientras tanto estaba entregada a las manos de Ethan que ahora le quitaban en el abrigo para tirarlo en algún lugar de la habitación. Después le sacó los botines sucios que andaba trayendo.
— ¿Dónde estuviste metida? –Ethan esta vez llevó sus manos al botón del pantalón que llevaba Dana y sin ninguna otra intención, lo desabotonó y lo saco rápidamente, dejando expuesta sus blancas y largas piernas. Esta vez él trago saliva y comenzó a pensar en cualquier otra cosa, aunque no fue difícil distraerse cuando desabotonó la blusa de Dana y vio como llevaba una Daga adherida a su cuerpo, en una revolverá que lucía especialmente adecuada para ella — ¿Pero qué es esto?
A diferencia de cualquier otro humano, él si podía ver la Daga, en todo su esplendor, el oro brillaba ante sus ojos, pero no lo cegaba ni le causaba otra extrañeza, además de ser un arma que traía su vecina favorita.
— ¿Dana?
—Déjala ahí… soy paranoica, nada más, me cuido.
— ¿Con una Daga?
—Estoy cansada, no quiero hablar –él la quedó mirando extrañado, pero ella ni siquiera se preguntó cual tenía que ser la expresión de su humano. Tenía el corazón latiendo con fuerza y rapidez al sentir como las manos de Ethan iban eliminando prenda por prenda.
Finalmente la dejó con su blusa y la revolverá con la Daga, ya que ella misma le dijo que no la sacara. Ethan la recostó bajo las sabanas, dejándola con su camiseta blanca y sus bragas, le soltó su cabello para que quedara más cómoda, sin embargo, no se fue de ahí, sino que se sentó a su lado, ya que ella no soltó su mano.
— ¿Qué bebiste? ¿Qué demonios hiciste anoche para que estés así? –ya habían pasado minutos donde Dana se fue recuperando un poco. Abrió sus ojos para observar la mirada furiosa de su humano.
—No he bebido nada, solo estoy muy, pero muy cansada.
—Acepto cierto nivel de rareza en ti, pero esto es demasiado ¿sabes? ¿Andas armada por la calle? –Dana suspiró al darse cuenta que tendría que mentir nuevamente.
—No me crié en un lugar donde pudiera tener a alguien que me defendiera ¿Sabes? Siempre estoy protegida con esto, ya sea si lo use o no –se sintió miserable por mentirle de esa forma y con una situación que realmente pasan muchas personas en el mundo.
Ethan en cambio, se sintió patético al pedirle explicaciones a Dana, ella era inusual, pero dudaba que fuera alguna loca paranoica. Él realmente no se podía imaginar la supuesta vida que tuvo Dana en un orfanato, no cuando él se crió en una familia que lo amaba y siempre lo cuidaba.
—Lo siento ¿pero por qué estas así? –Dana presionó la mano que tenía entrelazada con su humano, ser que estaba prohibido para ella, sin embargo, no tomó atención en la caricia que él le daba con su dedo pulgar, sino que los recuerdos llegaron a su mente.
La forma que manejó las cosas con la madre de Miguel y Amy, no habían sido las adecuadas, había roto una escopeta al frente de los ojos de un humano, de una forma inexplicable ya que ningún ser mortal de la tierra podía ver las Dagas, a diferencia de las armas de los arcángeles; había jugado con fuego y pudo haber quemado a esa mujer, pudo haberla trastornado aun más de lo que estaba. Había abandonado a dos almas que dependían de ella, había defraudado de nuevo a los dos pequeños.
Sus ojos se llenaron de lágrimas de nuevo y la almohada no demoró en sentir las primeras, ante la mirada atónita de Ethan, que no estaba comprendiendo nada.
— ¿Qué sucede, Dana?
—Fui a ayudar a esos niños –ella comenzó a pensar en cómo iba a modificar la historia para no asustar a Ethan y retroceder lo poco que habían avanzado –ella se negó a creerme, solo me sacó de la casa y esos pequeños ahora siguen con ella, no pudieron ser libres… yo, fracasé otra vez –esto último no lo pudo decir sin llorar, sentía tanta rabia por no ser capaz de llevar a cabo una simple misión, que la frustración podía con ella –yo lo intente… yo.. Ethan, yo…
Dana abrió sus ojos sorprendida al sentir los labios de Ethan sobre los suyos. Fue como si alguien le inyectara algún tipo de medicamento que la sanó de cualquier malestar que estuviera sintiendo. Aunque él se alejó antes que ella pudiera reaccionar, como siempre ocurría.
—Pensé que te habías perdido con algún tipo que conociste –ella frunció el ceño, sin entender lo que él decía.
— ¿Con algún hombre? ¿Crees qué me pude ir con algún humano? –él sonrió al escucharla referirse de esa forma a las personas.
—Sí, otro humano.
—Eso es imposible, realmente imposible, algo así no debería pasar por tu cabeza ¿sabes? –Esta vez fue el turno de Ethan para estar confundido, tiempo que aprovecho Dana –pero eso no importa, quiero más –dijo ella secándose sus lágrimas con el dorso de su mano para después tirar suavemente de la bufanda que llevaba Ethan.
—Más entonces –con un cuidado que sorprendió hasta a Ethan, se acercó a ella y la besó. Sin duda le causaba gracia como ella le pedía ser besada.
La mano de Dana se movió por cuenta propia para poder llevarla hasta la mejilla de su humano, donde acarició suavemente mientras él la besaba. Todo malestar se fue esfumando de ella como si Ethan le traspasara algún tipo de energía que ella desconocía.
Dana no entendía que él la estaba haciendo feliz solamente con un beso. Poco a poco ella se fue apoyando en su otro brazo para poder sentir aun más los labios de Ethan, quien sonrió contra la boca de ella al ver como estaba reaccionando. Le gustaba saber que a Dana le encantaban sus besos.
—Wow… —dijo ella apoyando su frente contra la de él, sonriendo, sorprendida por como Ethan la hacía sentir. Lentamente se sentó en la cama, separándose de él por un momento para dejar su Daga a un lado, le estaba molestando –es mejor que te vayas, se te hará tarde para ir a trabajar –él se sentó en la cama, mirando a su hermosa vecina, que lo observaba de esa forma que lo hacía sentir extraño, como si fuera realmente especial para ella.
Cuando ella se iba a dirigir nuevamente a él, la tomó con menos cuidado que antes para que sus labios volvieron a unirse. Esta vez de una forma más pasional y entregada que hace un minuto atrás. Dana no dudó en responderle de la misma manera, dejando que él tomará posesión de lo que ya era suyo, si él deseaba besarla así, lo aceptaría encantada.
Como si sus mentes estuvieran conectadas, Ethan no dejaba de pensar que ella era solo de él, no sabía porque tenía esos pensamientos, pero no podía dejar de lado la sola idea de perderla por estar con otro. Aunque le pareciera extraño y un tanto psicótico, él no quería que otro hombre o tan solo otro ser, se atreviera a tocar a su Dana.
—Ethan –ella lo alejó con el dolor de su alma, aun podía controlarse y no quería terminar en una situación de la cual no podría escapar.
—Está bien, es mejor que ahora duermas un poco, luces como si hubieras estado despierta toda la noche.
—Tienes razón –ella volvió a recostarse, sintiéndose cansada al recordar todo lo que había pasado en la noche.
— ¿Te sientes bien?
—Mucho mejor, puedo quedarme sola, puedes irte –él la quedó mirando unos segundos antes de responder.
—No es necesario, descansa, ya he avisado que llegaré un poco tarde, tus amigas llegaran pronto, ahí me iré.
—Esta…bien –susurró ella, ahora abrazando una almohada, sintiendo como ahora podía entregarse a Morfeo por completo al saber que Ethan estaría a su lado por ese tiempo — ¿puedes acompañarme, pero comportarte como un caballero? –él sonrió, pensando en que había vuelto a la adolescencia o algo por el estilo, ya que nunca había dormido con alguien sin hacer realmente algo y Dana ya obtendría su segunda vez de esa forma.
Ethan puso la alarma en su celular y después se acomodó para estar junto a Dana. No sabía qué demonios le ocurría a la mujer que tenía entre sus brazos y que se aferraba a él, pero le parecía que valía la pena recorrer todos esos momentos extraños para averiguar más sobre Dana Cross. La única mujer que parecía entenderlo a la perfección, la única mujer que le daba la esperanza de quizás, poder llevar una vida normal.

Habían pasado alrededor de dos horas cuando la alarma de Ethan sonó, rápidamente el apagó el celular y miró a Dana, que dormir plácidamente. La noche anterior la había dejado agotada y él se preguntaba qué era lo que había estado haciendo realmente para dejarla en ese estado.
Se alejó de ella con cuidado para no despertarla y volvió a prender su celular. Al ver que no tenía llamadas perdidas o mensajes de texto, se dio cuenta que su ausencia no había sido de importancia en el trabajo. Aun así se sintió bien al escuchar el timbre, ya sabía de quien se trataba.
Cerró con cuidado la puerta de la habitación y rápidamente atravesó la sala para poder abrir la puerta principal. Se encontró de inmediato con dos mujeres increíbles, una de cabello rojo al igual que sus ojos, que reconocía por ser muy mal educada con él y la otra, la de ojos violeta y tener un rostro increíble.
Arial miró de la cabeza a los pies a Ethan, pensando en la conversación que había tenido con el jefe de este, Gaspar, su hermana Mia y Adam, nada le parecía lógico en este momento.
— ¿Dónde están tus zapatos? –le exigió saber Arial.
—En la habitación de Dana, ella quiso que me quedara con ella –Ethan ni siquiera se dio cuenta que le estaba dando explicaciones a esa mujer que no le agradaba del todo.
—Como sea, desde ahora nos encargamos nosotras –Arial pasó sin tomar en cuenta la mirada molesta de Ethan. No se iba a detener un segundo de su vida por un humano.
—Buenos días –dijo Lilia sonriendo, aun en la puerta.
—Pasa…
—Gracias –Ethan se sintió extraño dejando pasar a esas dos mujeres, como si fuera su departamento y viviera con Dana, cosa que no era así. Se sintió un poco ansioso, no le estaba gustando eso — ¿Dónde está ella? –dijo Lilia cuando se estaba sentando en el sofá, junto a Arial mientras él cerraba la puerta.
—Sigue durmiendo ¿me podrían explicar que estuvo haciendo anoche?
—Tuvo una noche muy movida, créenos –sonrió Arial de forma malévola, tratando de hacer picar al humano.
Ethan se sentó al frente de ellas. Lilia lo miraba sonriendo, pensando en lo que sentía Dana por aquel humano, era algo contradictorio si pensaba en las palabras de Gaspar y Adam.
—Gaspar ha dicho que vuelvas tan pronto te desocupes –dijo la de ojos violetas –no te preocupes de Dana, nosotras la cuidaremos.
— ¿Cómo anoche?
— ¡Ey! Humano, no te preocupes, ella es nuestra amiga –él frunció el ceño al escuchar a Arial, no le gustaba como lo llamaba.
—Como sea… es mejor que me vaya –se puso de pie, no muy contento de tener a esas dos hermosas mujeres cerca de él.
—No te vayas aun –dijo Lilia, dulcemente. Siempre que comenzaba a conocer a alguien, trataba de dar su mejor impresión para que después pudieran comprenderla cuando se enojaba, además entre Arial y Lilia, alguien de las dos debía llevar el carácter más dulce –queremos hacerte unas preguntas.
— ¿Qué preguntas? –él se estaba comenzando a aburrir.
— ¿Qué intenciones tienes con Dana? –Arial esta vez no tenía algún tono sarcástico ni trataba de burlarse, ella solo quería que su nueva amiga no saliera herida por un humano que solo la tenía como un capricho.
Ethan la quedó mirando y pensó unos segundos en lo que estaba sucediendo. Finalmente se sentó al darse cuenta que estaba al frente de la familia de Dana, ella no tenia padres. Se sintió un poco agradecido y tranquilo al saber que había alguien detrás de ella, apoyándola.
— ¿A qué se debe esa pregunta? ¿Dana les ha dicho algo?
—Lo necesario para pensar que estas detrás de ella –Arial esta vez llevó sus manos al abrigo negro que traía, con una falda del mismo color que dejaba expuestas sus largas piernas. Esta vez había decidido lucir más formal.
—No tengo planeado hacerle daño ni nada por el estilo…
—Entonces tu secrezorra ¿Qué es? ¿Estás jugando con dos mujeres al mismo tiempo? Eso no se considera como no planear herir a alguien –Ethan abrió levemente su boca, sorprendido por esas duras palabras que había recibido por parte de Arial.
—Eso es algo del pasado y creo que te estás pasando, es mejor que controles esa boca –Lilia sonrió al ver las agallas que tenia Ethan de hablarle así a su amiga.
—Solo quiero que te quede claro que si veo llorar a nuestra pequeña angelito por tu culpa, te haré pedacitos y se los entregaré a los demonios, que tanto te desean –Ethan frunció el ceño, confundido y sin entender ni una sola palabra.
—En simples palabras –dijo Lilia al ver la expresión de él –sabrás que podemos ser un tanto locas cuando hieren a una amiga, ten cuidado, Dana no es para jugar.
Ethan se puso de pie molesto.
—Iré por mis cosas, permiso.
Ni siquiera les dio un comentario sobre las palabras que le regalaron. Le había molestado que lo hicieran pasar por un maldito sinvergüenza… cosa que no era del todo falso, pero que no planeaba ejercer con Dana, nunca había encontrado a alguien como ella. Lo confundía y lo hacia reír por lo especial que podía ser, no quería dañarla, como tampoco quería permitir que otra persona llamara la atención de ella, a tal nivel que sus ojos brillaran. Le gustaba la forma de cómo ella lo observaba, no quería ser egocéntrico pero le parecía que por un momento… a Dana no le importaba nadie más que él.
Se puso sus zapatos mientras observaba como ella dormía plácidamente, se acercó a ella y tomó su cabello por un segundo antes de acariciar su mejilla y salir de su habitación con cuidado para no despertarla.
—Hoy tengo planes con Dana, para que eviten salir con ella… —las dos se quedaron mirando al humano —creo que no hay nada más que hablar, que tengan buen día –Ethan se detuvo antes de salir del departamento cuando vio que una luz violeta giraba alrededor de Lilia. Decidió rápidamente que no tenia deseos de ayudar a nadie por ahora, menos a Lilia.
Cerró la puerta, dejando a las Nephilim un tanto desconcertadas por su actitud.
—Por lo visto nadie le ha hablado duro en su vida ¿cierto? –dijo Arial sonriendo y mirando a Lilia.
—No seas tonta, se te ha pasado la mano, está bien que queramos proteger a Dana, pero no de esa forma, lo has ofendido.
—Me importa muy poco como se sienta ese humano, aun no puedo creer que sea tan importante para las almas, deben haber más como él –Arial sentía que algo estaba faltando en este extraño rompecabezas.
—No tenía idea que estaban tan escasos de humanos que puedan mirar las almas.
—Como sea, creo que Dana debería aprovechar su tiempo aquí y aprovecharse de ese humano, debe conocer más para poder vivir más… tiene más años que nosotras juntas y no tiene idea de nada, hay que empezar a enseñarle.
—Es verdad, pero por ahora, es mejor concentrarnos en que descanse, coma y se prepare para conocer a la madre de Ethan.
—Mejor dicho su suegra –dijo riendo Arial –esperemos que no la esté esperando en la puerta con los rulos en la cabeza y pensando que le quitara a su preciado hijo.

Estaba nublado, el viento hacia que sintiera frio, aunque estuviera sumergida en un profundo sueño Dana sentía que de un momento a otro, su cuerpo había bajado de temperatura. Lo que ella no sabía, era que justo en ese segundo Ethan se había alejado de ella en la cama.
— ¿Pero qué manera de dormir es esta? –dijo Sophia sonriendo, mirando desde unos metros atrás a su amiga, que estaba apoyada en la antena de la segunda torre más alta de Chicago, mirando la ciudad, como estaba bajo la penumbra de un cielo nublado.
—No tuve tiempo de ponerme un pijama –rápidamente bajo un par de escalones para abrazar a su rubia amiga, que seguía con su cabello muy corto –se me hace extraño verte con esta túnica blanca, pareciera hace mucho tiempo que la usé.
—Ya ha pasado más de dos meses, eso es bastante en nuestra dimensión ¿no? –Sophia frunció el ceño al darse cuenta que Dana no la soltaba de su abrazo y seguía aferrada a ella mientras comenzaba a sollozar –No, no hagas eso… detente, no llores que lloraré contigo.
—Lo siento, solo abrázame por uno tiempo más ¿sí?
—Dana –susurró Sophia, acariciando el cabello largo y castaño de su amiga –no te exijas tanto, no todo puede salir bien, menos cuando no has sido preparada para un mundo como la Tierra, es un lugar violento, ya lo sabes.
—Sí, pero de todas formas debería saber temas que no sé ¿es qué tu sabes todo sobre demonios y jerarquías? –Dana retrocedió unos pasos, mirando con su rostro enrojecido a Sophia.
—Bueno, es algo complicado de explicar.
—Es si o no la respuesta, así de simple.
—Es que ya sabes que Quentin es muy curioso, entonces a veces me hablaba de esos temas y accedí a conocer más de ellos.
— ¡¿Por qué no me dijeron nada?!
—No seas injusta –dijo ella al ver a Dana alterada –tu siempre has estado concentrada en Ethan, en un ciento por ciento, arriba no hay ninguna escuela, tú te interesas en temas que estén relacionado con tus objetivos, lo sabes.
—Aun así… pudieron orientarme un poco más para cuando bajara.
—En tu misión no estaba incluido luchar contra demonios, no teníamos idea de Gabriel y supusimos que teniendo a Adam como guía… estarías bien.
—Bueno, no estoy bien –Dana se sentó, sentía frio por el viento que había, ella solo llevaba puesta sus bragas blancas y una camiseta sin mangas que se ajustaba a su cuerpo –he quedado más de una vez como una ignorante.
— ¿Es qué acaso quieres ahora ser un Arcángel? –Dana levantó la mirada, mantenía su cabeza apoyada en las rodillas mientras rodeaba estas con sus brazos.
—No, es solo que no puedo estar así de desprotegida… como tampoco puedo dejar de la misma manera a Ethan, no tiene un ángel custodio y con Gabriel rondando, no me puedo quedar tranquila.
Sophia se acercó a su amiga, inclinándose y sentándose en el cemento, cubierta por su túnica blanca.
—Estás siendo muy impulsiva últimamente.
— ¿Crees que no me doy cuenta? –Dana levantó la voz. Se dio cuenta que con Sophia podía hablar como ella deseara, de todas formas su amiga la conocía y no debía ser cuidadosa en lo que decía o dejaba de decir, ya que la rubia tenia la misma información que ella. Podía liberar su frustración.
—No tienes para que enojarte conmigo, solo te estoy informando, realmente te pasaste con liberar tus alas en la casa de esa humano Dana, al frente de esos niños.
—Ni me lo digas –susurró apoyando su cabeza en las rodillas –espero no haberle dejado un trauma, rompí su arma por la mitad.
—Debes ser cuidadosa con tu fuerza, no eres una humano, eres mitad de este y solo temporalmente.
—Lo sé, pero las cosas se están saliendo de control –aquello lo dijo sin mirarla –Gabriel me está volviendo loca ¡tiene alas de fuego, Sophia, de fuego! No tengo idea que quiere decir eso.
—Las alas de fuego tienen la misma funcionalidad que tus alas, es solo la muestra del pacto celestial que has hecho, en cambio él tiene un pacto demoniaco con ya sabes quién, es solo el regalo de Satanás, como las tuyas son un regalo de Dios.
—Pero las alas se van modificando, las de Adam o Eric son diferentes, más fuertes.
—Sí, pero esas son alas de arcángeles, ni siquiera eso, Dominaciones… esa jerarquía no corre para los demonios, ellos se van volviendo más fuertes según la maldad que van absorbiendo, como también de los sentimientos oscuros de los humanos, de todo eso se alimenta un demonio. Nosotros en cambio nos hacemos más fuerte a través de la fe y de la sabiduría, eso lo sabes muy bien.
—Lo sé, es solo que no sé qué busca Gabriel y me frustra, además Ethan con sus arranques infantiles… ¿Por qué no es como Gandhi que le hizo caso a su Ángel Custodio cuando le habló?
—No todos los humanos son iguales.
—También sé eso, estoy cansada, nada está saliendo bien aunque tengo toda mi fe enfocada en ello, simplemente no sale bien ¡no sé qué hacer Sophia! –miró a su amiga desesperada, pidiendo algo de ayuda, cosa que era extraña para ambas, ya que usualmente la situación se daba al revés.
—Realmente no sé qué sucederá con la madre de esos niños… ni en todo lo demás, lo único que puedes hacer ahora es aprender lo que no sabes. Si entiendes más sobre los demonios, entenderás más sobre Gabriel y así podrás proteger a Ethan –dijo ella sinceramente, tratando de consolar a su amiga.
—Creo que no hay otra opción.
— ¿Por qué odias tanto ese tema? De verdad ha de ayudar saber más sobre los demonios –Dana miró hacia un lado.
—Gabriel se convirtió en uno, lo tendré en mi cabeza todo el tiempo cuando comience a averiguar sobre él –Sophia hizo una mueca de desagrado ante sus palabras.
— ¿Qué estás diciendo? ¿Ahora estás entre Gabriel y Ethan? ¿Cómo un triangulo amoroso humano?
—No, claro que no, pero tampoco es agradable recordarlo –Sophia esta vez la miró con mayor seriedad.
— ¿Qué pretendes con Ethan? ¿A qué estás jugando con él?
—Yo no juego –se excusó ella de inmediato.
—Lo conozco muy bien, Quentin también, vimos crecer a esos tres niños y también nos preocupamos por Ethan, aunque no sea nuestro humano.
— ¿Qué quieres decir? –Dana no comprendía las palabras de su amiga. No entendía porque ella estaba siendo tomada como la que jugaba con el otro, siendo que lo más probable para ella era que fuera al revés.
— ¿Qué harás si Ethan se llega a enamorar de ti? ¿Qué harás cuando tengas que volver? No puedes tener una relación con un humano, menos con el tuyo Dana, entonces quiero saber ¿a qué estás jugando? Me encanta verte feliz cuando estas con él, pero he estado pensando ¿Qué harás cuando lo dejes?
Al igual como reaccionaba Ethan en sus sueños y su humor cambiaba, Dana comenzó a tener un cambio de ánimo al escuchar las preguntas inquietantes de Sophia. Se puso de pie lentamente cuando las nubes se volvieron negras y la lluvia comenzó a caer, mojando sus rostros, ropa y piel expuesta, aunque realmente no la sentían como real, solo era un sueño.
—No tengo la menor idea –susurró mirando hacia el horizonte –me estoy volviendo egoísta, quiero ser completamente feliz, aunque sea por un tiempo.
— ¿Acosta de romperle el corazón a Ethan? Eres un ángel por Dios Santo, eres un ser celestial… harás que se aferre a ti ¿crees qué eso no provocara marcas en ti?
— ¿Te refieres a los tatuajes? –Sophia negó.
—No, me refiero a las marcas que quedaran en tu alma al romper el corazón de alguien conscientemente, pero si quieres ser feliz por un momento… anda ve, solo será un segundo en el universo ¿no? –Dana cerró sus ojos al sentir como el agua corría torrencialmente, mojando con fuerza su rostro — ¡no sacas nada con comportarte de esta forma! Si te he visitado es porque estoy preocupada.
Dejó que sus alas se extendieran, no quería escucha una verdad que solo Sophia podía decirle a la cara, ni siquiera sus guías o las Nephilim le hablaban de su relación con Ethan ¿Por qué? Ella no sabía porque ahora la había dejado libre sobre aquel tema, sin embargo,  no servía de nada cuando Sophia le estaba diciendo un par de verdades.
—No puedes seguir jugando con fuego, saldrás quemada, Dana… ¿te volverás un ángel caído por Ethan? ¿Seguirás el camino de Gabriel para estar al lado de tu humano? Tu misión es darle protección.
Las alas de Dana, blancas como ningunas, estaban comenzando a mojarse en su sueño, aunque como nunca había sentido realmente de esta forma la lluvia, la percepción del golpe que le daba cada gota, solo era parte de su imaginación. Se cubrió con sus alas unos segundos.
—Mi sueño ha llegado a su fin, creo que debo despertar… nos vemos Sophia –no había emoción en las palabras de Dana, solo estaba siendo cordial.
—No te comportes de forma testaruda, no te vayas –Dana dejó que sus alas se extendieran por completo, llamando la atención de Sophia que las admiraba tanto como lo hacía Quentin –Dana… piensa las cosas antes de hacerlas.
—Nos vemos –Sophia rodó los ojos.
—Te vendré a ver pronto.
Dana se dio impulso con sus piernas y comenzó a volar hacia las nubes, buscando una salida, quería escapar de ese sueño, de Sophia que le había planteado una realidad que ella no había pensado. ¿Qué sucedía si Ethan se enamoraba de ella?

Dana al despertar vio que las luces a su costado, en la pared, estaban prendidas. Las cortinas de su ventana estaban corridas, había una excelente ambiente para que siguiera durmiendo. Se giró sobre la cama, escondiendo su cara en la almohada. Sin embargo cuando recordó que tenía una cita importante con Ethan saltó de la cama como un resorte.
— ¡No, no, no! ya es de noche –abrió la puerta con rapidez, solo para recorrer el pasillo y ver como su sala estaba iluminada aun. Solo su habitación estaba a oscuras.
—Buenas tardes, Srta. Cross –dijo Lilia mientras ponía los cubiertos para tomar un café, tenía toda la mesa arreglada, además de diferentes dulces para comer –menos mal despertaste, pensábamos que estabas en coma o algo parecido.
— ¡Bienvenida a la tierra de nuevo! –Dana se quedó observando a Arial que estaba viendo televisión, prácticamente recostada en el sofá — ¿por qué tienes esa expresión? ¿Pensaste que te perderías tu cita con el humano?
— ¿Dónde está Ethan?... ¿Cómo sabes eso? –Dana caminó hasta el sofá más pequeño donde se sentó –no lo llames humano, aunque no lo hagas apropósito suena despectivamente.
—Te equivocas, lo hago apropósito –Lilia negó ante las palabras de su amiga –de todas formas, Ethan, tu humano, se ha ido hace un par de horas.
—Dijo algo sobre una cita que tenían ustedes –dijo la Nephilim que terminaba de arreglar la mesa –vengan a comer, está todo listo.
—Tengo hambre y tú debes estar acabada –le dijo Arial –mejor vamos a alimentarnos —Dana se puso de pie.
— ¿Cómo sabes que saldré con Ethan?
—Él nos lo dijo, para que no hiciéramos planes contigo –Dana sonrió de inmediato, aunque recordó las palabras de Sophia.
— ¿Creen qué él podría llegar a enamorarse de mí? –dijo sentándose en una de las cuatro sillas.
— ¿Estás bromeando? –Arial también se sentó –eres un ángel, dulce como el azúcar y suave como el algodón, él es un humano, claro que se podría enamorar de ti.
—A veces te vuelves tan cursi, Arial, en serio, te hace falta un novio –Lilia llenó las tazas con agua hirviendo –pero fuera de ello, tiene razón, eres un ser celestial, ante los ojos de un humano, aunque te vea sin tus alas… eres especial por lo buena que eres.
— ¿Por qué preguntas? –Arial llenó su taza con café, al igual que Dana.
—Porque hace unos minutos hable con una amiga, me hizo pensar las cosas de forma diferente, no pensé que existía esa opción para mí.
—Oh, ya veo –Lilia se sentó y miró a Dana sospechosamente — ¿quieres dejar a Ethan porque después tú tendrás que irte? ¿Por qué en algún momento tendrás que volver a arriba y lo dejaras con el corazón roto? ¿Te da miedo provocar ese dolor? –la ángel observó a Lilia.
—Claro que sí, no podría provocarle dolor a Ethan –Arial sonrió.
—Es muy tarde para eso Dana, solo piensa, eres la única persona, mujer, que tiene la misma capacidad que Ethan, él cree que eres como él, lo has engañado ¿crees qué aunque no fueras su novia no sufriría si te alejaras de su vida? –tampoco había pensado en ello, se sentía confundida y no entendía lo que pasaba por su mente y corazón, ya que no sabía qué hacer.
—Debo apresurar el proceso con Ethan, él debe dedicarse a la protección de las almas perdidas.
— ¡Oh! ¡Oh! Alto ahí –Arial la miró con el ceño fruncido — ¿a qué viene este nuevo pensamiento?
—Solo me han aconsejado, me estoy distrayendo de mi objetivo.
—Dana –Lilia sonrió un tanto triste por las palabras de su amiga –desde que te enamoraste de Ethan, dejó de ser una misión, no es un objetivo… tú estás haciendo esto porque lo amas, no porque solo eres un ángel custodio, nada cambiará si lo sigues amando.
— ¿Qué te dijo esa amiga tuya? Debes tener cuidado con los consejos de ángeles, solo recuerda lo que pensabas de nosotras –Dana se quedó recordando esos momentos –pensabas que te íbamos a matar, tus pares piensan lo mismo y por eso nos persiguen.
—Escúchala, tienes el derecho de enamorarte y luchar por ello, ahora mejor comamos y después te das una ducha para que te arregles y vayas con Ethan, Arial eligió ropa por ti, ya que pronto pasaran a buscarte.
—Gracias, chicas.
—De nada –dijo Arial –para eso están las amigas ¿no? ahora cuéntanos ¿Qué hiciste anoche? –le guiñó un ojo al ángel y comenzaron a comer.

Seis y media de la tarde, Dana desbloqueaba su celular cada segundo para verificar la hora, estaba arreglada hace ya varios minutos y las Nephilim ya se habían retirado, después de regañarla por todo que hizo sin ellas. No habían elegido nada formal ni extravagante. Unos jeans ajustado de color azul y cobre, una blusa blanca con mangas, una pañoleta de color gris y unas botas del mismo color. Llevaba ajustada su Daga en su cadera, costado derecho, no le incomodaba y podía moverse con libertad.
Fue hasta el baño para mirar su cabello, el cual llevaba tomado como casi siempre, pero esta vez con una trenza que recorría un costado de su cabeza y que terminaba en el otro. Lilia se había preocupado de arreglarla mientras que Arial le ponía un poco de brillo en los labios. Un ángel no necesitaba muchos arreglos para verse increíble.
Dana estaba dando un último retoqué a sus labios cuando el timbre sonó. De un salto fue corriendo para abrir la puerta.
—Me han indicado que debo pasar a buscar a la Srta. Cross, alias, pequeña angelito, según sus amigas –Dana frunció el ceño al escuchar aquel apodo, lo odiaba, Gabriel la llamaba de esa forma cuando entrenaban, solo por él Adam debió descubrirlo.
—Te estaba esperando –dijo ella sonriendo, dejando pasar a como la llamó. Estaba jugando con sus manos, escondidas detrás de su espalda, nerviosa al ver a Ethan nuevamente, aunque le llamó la atención su vestimenta.
Dana encontraba que se veía guapísimo con esos jeans negros, una camiseta de líneas color gris y blanco, mientras que llevaba una chaqueta de cuero.
— ¿Qué sucede? –ella sonrió, dejando que él quedara hipnotizado por el brillo en los ojos de Dana.
—Te ves muy guapo.
Ethan la quedó observando unos segundos, no tenía idea como era que este ser había llegado a su vida, pero no iba a dejar que se le escapara de las manos.
—Tú te ves muy bien, ya no luces cansada –las mejillas de Dana se sonrojaron con rapidez — ¿estás de mejor ánimo? –aquello solo hizo que recordara lo sucedido con la madre de Miguel y Amy.
—Un poco mejor, si.
— ¿Solo un poco? Ya sé que te puede alegrar, lo comprobé esta mañana –de inmediato ella recordó haberle pedido que se quedara a dormir con ella.
—Siento lo de esta mañana, tenias que ir a trabajar y…
Sus disculpas quedaron en nada al notar que Ethan se acercaba a ella, tomándola de su mentón para que aquel beso no tuviera interrupciones. Aquel tacto de él hacia el ángel solo provocó que la piel de ella ardiera.
Dana apoyó sus manos temblorosas en el pecho de Ethan mientras que él lentamente se deleitaba con los labios de su vecina. Sus pies se empinaron un poco para poder sentir un poco más la boca de Ethan.
—Me encanta que reacciones así por un beso –dijo él sonriendo, pero ella negó.
—No es por un beso, es por tus besos –eso lo dijo sin pensarlo. Ethan la quedó observando sin decir nada –o sea… yo…
—Dana –sonrió él –debo confesar que he salido con muchas mujeres –ella frunció el ceño de inmediato –pero nadie me había dicho eso, agrandas mi ego.
— ¿Es eso posible? Creo que tu ego es suficientemente grande –ella sonrió y después tiró de la camiseta de hilo que andaba trayendo él –quiero más.
—A sus órdenes.
Esta vez él se acercó aun más, atrapando a una desprevenida Dana que solo se entregó a los besos de Ethan, que cada segundo iban siendo más pasionales. Ella de inmediato sintió que su espalda vibraba como siempre lo hacía cuando Ethan la besaba, pero esta vez él metió ambas manos bajo su blusa, deleitándose con su suave piel.
—No… —ella trató de alejarse pero parecía dominada por algún estilo de trance, sentía que en cualquier momento las manos de Ethan lograrían que sus alas se liberaran –para… Ethan –ella cerró sus ojos cuando los  besos de su humano comenzaron a recorrer su cuello.
Sin tener otra opción Dana tomó de la camiseta a Ethan y tiró de este para que ella chocara de forma brusca contra la pared de su costado, para así evitar que sus alas se desplegaran.
— ¿Qué fue eso? –dijo Ethan sonriendo.
—Es tu culpa, ya detente… solo uno más –se estaba volviendo en una viciosa, no se cansaba de tener los labios de él, así que gustoso su humano se entregó como sacrificio para ser besado por aquella ángel por unos minutos más.

Salieron del edificio alrededor de las siete de la tarde, en una hora estarían ya en casa de los Sres. Harris.
Dana miró de soslayo a Ethan, tenía miedo de que ella fuera a provocarle algún tipo de daño a su humano mientras estuviera en la tierra, no era su intención… ella solo deseaba ayudarlo y después desaparecer, como debía hacerlo, pero jamás pensó en la posibilidad de herir realmente a Ethan. ¿Ella se estaba volviendo en alguien importante para él?
— ¿Por qué en la mañana me encontraste en el vestíbulo del edificio? Pensé que ibas a trabajar –dijo tratando de distraer su atención en algo más trivial.
—Usualmente me voy con Gaspar al trabajo, me pasa a buscar, ya que él tiene un estacionamiento fijo y me da flojera buscar uno para mí, es más cómodo… a todo esto, quería saber si… ¿andas con esa cuchilla?
—Daga, es una Daga… y no, no la traigo –ella levanto su blusa blanca, dejando su abdomen descubierto — ¿ves?
Ethan presionó con mayor fuerza sus manos en el volante y miró hacia adelante, tratando de eliminar el deseo de poder tocar su piel.
Dana mientras tanto se sonrojaba y bajaba la blusa, mentía para no lucir como un bicho raro ante Ethan, ya que su Daga no se separaba de ella, la llevaba cómodamente en su cadera, zona que cubría en parte sus jeans.
—Solo lo hice ayer porque salí de noche, ya sabes que esta ciudad es muy peligrosa –más descubriendo aquellos callejones plagados de demonios y seres asquerosos.
— ¿Sabes usarla?
—Adam me enseñó hace ya tiempo –Dana miró hacia la ventana, no quería tener una conversación basada en mentiras de nuevo, eso la agotaba y la hacía sentir mal — ¿Cómo es tu mamá? –preguntó, cambiando el tema, ella conocía a su madre tan bien como él, le encantaba, pero deseaba que él hablara de ella.
—Solo te diré que cuando hables con ella, no salgas corriendo, puede ser un tanto… excéntrica.
—Yo soy excéntrica ¿no? ¿Quieres salir corriendo de mi lado?
—No –respondió mirándola con una sonrisa –pero es debido a que viví años con mi madre, estoy acostumbrado a gente rara.
— ¿Rara? Tu si eres un raro, yo y tu madre somos inusuales, tu eres raro… tu vida se basaba en reglas para que no pudieras ver las almas.
—Apropósito de almas –dijo frenando ante un semáforo rojo –y ahora que estás más tranquila ¿Qué fue lo qué te dijo aquella mujer? ¿La madre de esos niños? –Dana miró hacia sus piernas, sintiéndose repentinamente abatida. No había sido de ayuda.
—Ella me apuntó con una escopeta, realmente esta trastornada… ellos se quedaron con ella, no podrán ser liberados hasta que ella muera también si es que no acepta la realidad.
— ¡¿Una escopeta?! –El ceño de Ethan estaba marcado, observando a su copiloto — ¿a qué hora fue eso? ¿Por qué no me llamaste para ir por ti?
—No quería molestar, de seguro estarías durmiendo y…
— ¿Qué? –Ethan tensó su mordida y tenía una expresión de enojo que ella había visto muy pocas veces — ¿me estás diciendo que estuviste ahí sola para que yo durmiera más?
—No te preocupes, no ha pasado nada malo –el semáforo cambio  color verde, pero él seguía detenido, mirándola enojado.
—Nunca más iras sola a ayudar fantasmas, me sorprende que sigas viva después de estar tantos años haciéndolo ¿Cómo no salió un psicópata antes? ¡Te podría pasar cualquier cosa! Ya no estás sola Dana –aquellas palabras sorprendieron a Ethan, quien acelero después de darse cuenta que las bocinas iban en aumento, igual que los insultos de los conductores que los adelantaban.
—Está bien –ella asintió, sintiéndose extrañamente feliz.
“Ya no estás sola Dana” esas palabras habían calado hondo en el alma del ángel custodio.
Durante el viaje, llenaron el estanque de combustible, Ethan puso música e incluso Dana le mostró la casa/mansión de Adam, quedaban en la misma dirección, pero a varios kilómetros de distancia.
— ¿Cómo demonios Adam tiene esa casa, además del Lucifer, si se crió contigo? ¿Cómo lo hizo para conseguir toda esa fortuna? –dijo Ethan, aun sorprendido ante la mansión que había visto.
—Supongo que contactos, nunca me ha llamado la atención de cómo ha conseguido sus propiedades. –Dana sabía que lo más probable era que Adam tuviera cientos de negocios más además del Lucifer, ya que llevaban bastante tiempo en la tierra.
— ¿Y tú no le quisiste pedir ayuda antes?
—No, quería arreglármelas sola.
—Ya veo, muy valiente de tu parte, siendo que saliste del orfanato muy joven, a los dieciocho ¿no? –ella sonrió al recordar viejos tiempo, cuando realmente lucía de esa edad, había pasado alrededor de 90 años humanos si comenzaba a sacar cuentas en este mundo, ya que arriba no tenían un reloj, ni día o noche.
—Supongo que no quería seguir bajo la tutela de alguien, nada más ¿tú a qué edad te fuiste de casa?
—Dieciocho, aunque realmente iba todos los fines de semana a casa, me quedaba cerca –Dana sonrió al recordar como Helena lloró al ver que su hijo la dejaba por ir a la Universidad.
—Debemos volver esta noche ¿no?
—Es la idea, mañana debo trabajar ¿tienes planes para esta noche que quieres volver pronto hoy?
—No –ella lo quedó mirando extrañada, hace años que no veía aquella expresión en el rostro de Ethan, realmente se estaba comportando de una forma que le daba nostalgia ¿es qué acaso se estaba dejando llevar con mayor facilidad? — ¿Por qué?
—Por nada, solo quería saber, quizás ibas a salir con tus amigas de nuevo. –Ethan manejaba sin mirarla mientras hablaba, tratando de ocultar su expresión de molestia, estaba celoso y no quería demostrarlo.
Dana no podía identificar lo que sucedía con Ethan, aunque dentro de su corazón quería creer que estaba celoso, ese sentimiento en él era prácticamente inexistente, así que lo desechó de inmediato.
—Solo tengo planes contigo. –aquello hizo sonreír a Ethan, como si fuera un niño.
—A propósito de tus amigas, hoy he visto como Lilia, tiene una luz dando vuelta a su alrededor. –Dana recordó de inmediato cuando también vio aquella alma en el auto, no dijo nada en ese entonces.
—No sé muy bien de qué trata, solo la he visto una vez.
—Puede que no sea de ella ¿cierto?
—Sí, puede ser. –estaba mintiendo, sabía muy bien que debía estar conectada a Lilia, pero tenía un presentimiento sobre ello, como si esa misma alma no estuviera preparada para avanzar.

Siguieron hablando de trivialidades, Dana quería preguntarle un montón de cosas relacionada a la posible visión de esos niños en el pasado, pero estaba tan divertida hablando con él sobre Helena, que no quiso arruinar el momento. Es por ello que el resto del viaje pasó muy rápido.
—Me gusta el jardín. –dijo Dana mirando como en esta zona no había nubes y el sol se estaba escondiendo, dejando que el antejardín de una gran casona iluminara el lugar de forma mágica.
—Siempre lo han tenido de la misma forma. –ella estaba segura de ello, pero no por eso dejaba de ser hermoso.
La casa no era gigante, siempre había sido adaptada para solo tres personas. De color blanco y con un tejado increíble, tenia piso y medio, era amplia hacia los costados y con un garaje bastante grande para las dos camionetas, blanca y negra que ahí se encontraban; la color negra no se usaba hacia ya nueve años aproximadamente, estaba destrozada y cubierta… nadie se atrevía a botarla aun.
Dos árboles gigantes se encontraban en la entrada principal, dejando la ventana de la habitación de Ethan, cubierta por ramas de antaño. Por ahí había escapado más de una vez cuando era adolescente.
El lugar en si no era extravagantemente gigante, ya que solo vivieron los Sres. Harris y su hijo, sin embargo, hacia atrás, habían cientos de hectáreas que eran utilizadas para tener a los caballos que poseían. Los cuales eran criados, vendidos y manejados para ser de carrera, trabajo que ejercía de forma esplendida su madre, quien manejaba todo aquello.
Siempre había personas en el lugar, trabajadores que tenían sus casas a unas hectáreas de distancia, con todas las comodidades que se instalaron hacía ya años. Todos llevaban décadas en ese lugar.
Dana sonrió emocionada, sacándose el cinturón de seguridad y bajando de inmediato. Cuando abrió la puerta del copiloto, respiró profundamente, cosa que siempre había deseado hacer, sentir el aroma del campo, la brisa que los arboles traían hacia ella. Como ángel custodio, ella no podía tener esas regalías, no podía sentir nada en realidad, solo observar.
— ¡Esto es hermoso! –Rápidamente se acercó al árbol más cercano y pasó sus manos por la vieja corteza — ¡Oh, Ethan!
—No sabía que te gustaba tanto el campo, te habría traído antes.
— ¡Es hermoso!
Sin importarle nada, ni siquiera que pareciera muy extraña, se arrodilló sobre el césped y pasó sus manos por este, haciendo sonreír a Ethan que la encontraba el ser más raro del mundo, pero no podía dejar de encantarlo.
— ¿Qué haces?
— ¡Tocar el césped! En la ciudad no hay de este o más bien es artificial ¿sabes cuanta vida hay aquí? es increíble –respiró profundamente –enla casa de Adam, que también queda alejada no me puedo dar estos lujos, siempre estamos ocupados –dijo aun con sus ojos cerrados.
Para ella esto era un sueño, estar en casa de Ethan y poder realmente sentir bajo su tacto las diferentes cosas. El viento, los arboles, el sol sobre su rostro… era algo con lo que había soñado y recién en ese momento se daba cuenta de ello, sus alas prácticamente deseaban escapar de la emoción.
— ¿Me vas a decir que esa es tu amiga? Un poco rara ¿no, hijo?
Dana abrió los ojos y se puso de pie en un segundo, limpiando sus rodillas cuando vio a aquella mujer, al lado de Ethan, abrazándolo de la cintura y sonriendo mientras la observaba. Su cabello rubio estaba suelto y llegaba hasta sus hombros, sus ojos verdes y su piel blanca eran como Ethan.
—Buenas tardes –dijo avergonzada, sintiendo como sus mejillas se sonrojaban.
Miró otro momento a la Helena, la madre de Ethan; vestía con unos jeans oscuros y unas botas marrón, además de una camisa a cuadros que llevaba dentro del pantalón.
— ¿Y bien? –dijo Helena sonriendo — ¿ella es tu amiga?
—Sí, mamá, ella es Dana, bastante excéntrica… como tu –la mujer soltó a Ethan y se acercó hasta la ángel. La quedó mirando unos segundos sin decir nada.
—Bien, debes ser realmente irresistible como para que él te traiga a casa, bienvenida –le sonrió de tal forma que Dana se tranquilizó –ahora mejor pasen que vienen esas nubes desde la ciudad, probablemente se pondrá a llover y quiero que Ethan vaya a ver los caballos nuevos que llegaron antes. –le sonrió y guiñó un ojo a su hijo, Dana sonrió al ver ese gesto.
—Ve a cambiarte mientras, le mostrare la casa a Dana.
—Muy bien –rápidamente ella se fue hasta dentro.
—No es buena idea que vayas a las caballerizas, no es muy limpio, puede que no te guste.
—Quiero verlas –dijo ella de inmediato. La posibilidad de realmente tocar a un caballo, no se daba todos los días –de todas formas me gustaría conocer tu casa, si pudieras conseguirme algo con que cubrirme sería perfecto, hace un poco de frio.
—Claro, ven conmigo –Dana no tenia frio, se había acostumbrado a la temperatura de la tierra hacía tiempo, además que tenía una temperatura más alta que un humano, así que no siempre era víctima del clima. Lo que realmente quería, era que entraran a la casa y Ethan tuviera que explicarle cierto acontecimiento… ella deseaba que él le permitiera entrar aun más en su corazón, aunque fuera como su confidente.
Con rapidez ingresaron a la casa, atravesando las amplias puertas de madera caoba. Dana sonrió al ver la amplia sala, muy hogareña, llena de fotografías de Ethan cuando era pequeño, pero ella se dirigió de inmediato hacia la chimenea, donde un par de metros sobre esta, había una gran fotografía en blanco y negro de Helena, Ethan y su padre.
—Tu padre ¿no? –Dana sonrió al ver a un Ethan de seis años, sonriendo con sus papás a cada lado, era una foto muy hermosa, habían llamado a pedir un fotógrafo para el cumpleaños del pequeño, así que habían más de este estilo, sin embargo, la que estaba en la pared, era la favorita de Dana.
—Si… mamá aun tiene su camioneta en el garaje, te dije que estaba un poco loca –dijo él mirando aquel retrato, teniendo varios sentimientos a la vez, pero principalmente estaba la frustración.
— ¿Qué edad tenias? –Ethan miró a Dana un segundo, pero ella no le devolvió el gesto, seguía observándolo de pequeño. Decidió que mejor era decirle toda la historia de una vez, era inminente.
—Leonardo Harris, 43 años, accidente automovilístico, tenia dieciséis años cuando sucedió, llovía mucho… perdió el control, nada nuevo.
Dana se quedó recordando aquel momento, todo era como si hubiera sucedido ayer. Las lágrimas de Ethan, las de Helena, quedaron devastados, su padre era un ángel mortal, los sostenía a ambos y simplemente hacia que la vida de ellos fuera mejor solo por estar presente. Sin embargo todo se arruinó cuando lo llamaron de Urgencias, debido a que era medico y tuvo que viajar a hospital, se volcó y murió al instante.
—Le he dicho que saqué esa chatarra de camioneta, es una locura, pero insiste en que debe guardarla, que fue lo último que tuvo contacto con él, te advertí que estaba un poco loca.
Ambos estaban muy cerca, mirando la fotografía, no se miraban, pero Dana sin pensarlo mucho, trató de darle apoyo, es por eso que sus manos se entrelazaron. Ella había deseado con toda su alma que todo fuera un sueño, que no fuera real cuando avisaron la muerte de Leo, como le decía Helena, pero simplemente el destino no funcionaba de esa forma, cuando tenias tu hora, no había nada que la cambiara.
—No te preocupes –Ethan presionó la mano de Dana –eso ya no es problema, superado y olvidado –se alejó de ella y miró hacia otro lado.
Los ojos de Dana estaban cubiertos de lágrimas, veía de forma borrosa y sentía un nudo en la garganta, no solo él había sufrido en esa fecha y este era el preciso momento para aclarar algo que daba vuelta en su cabeza hacía nueve años. Solo quería estar segura.
—Lo buscaste ¿no? –siguió mirando a Leonardo, que sonreía y juntaba su mejilla a la de su hijo.
—Si –Ethan le daba la espalda a Dana –cosa obvia ¿no crees?
— ¿Por eso empezaste a buscar una solución a las almas? ¿Por eso no quisiste verlas nunca más? –¿por eso tomaste las pastillas que te alejaron de mí?... esa era la pregunta que ella quería saber, si no hubiera sido por su ida al psiquiatra y los anti psicóticos que le recetaron, ahora no estarían juntos, ni Dana estaría metida en tantos problemas.
—Claro, no quería saber nada, ese misma noche que murió papá fue cuando ayudé a un alma, no quería que nada me recordara a esa noche…  —Dana se giró a verlo, él se dio cuenta y también la observó. Se sorprendió a ver sus ojos llenos de lágrimas –después ya se volvió algo más personal, quería una vida normal.
—Normal –susurró ella, pensando en todas las consecuencias que tuvo esa decisión, si no fuera por ello, ahora mismo él recordaría sus sueños, la recordaría a ella.
—No llores Dana, fue algo que sucedió hace mucho tiempo, ya está superado –ella frunció el ceño, nada estaba superado cuando todavía habían personas… almas sufriendo por ese acontecimiento.
—Lo siento, he sido impertinente –limpió sus mejillas con la manga de la blusa.
—Iré a buscar algo para que te cubras, así no tendrás frio.
Ethan caminó hacia la escalera de madera, que había al medio de la sala.
Dana observó la sala, seguía todo igual a como ella lo había dejado junto a Ethan hacia años, como cuando visitaba a Helena siendo un ángel. Todo estaba hecho de madera nativa, los sofás, los muebles, era un lugar amplio, pero acogedor… el lugar lo había diseñado Leonardo, era muy inteligente y le encantaba que todo tuviera algo de él, decía que la esencia de las personas se transmitía de esa forma, cuando entregabas esfuerzo en ello.
— ¿Él te dijo sobre lo que ve? –Dana miró hacia su lado y vio como ahora aparecía Helena con unos jeans claros, una camisa blanca con líneas celestes que llevaba dentro de los jeans, un blazer naranja y unas botas oscuras. Lucía muy… importante.
—Si –respondió Dana mirándola seriamente.
— ¿Y no te has asustado?
—No podría, él es encantador –la ángel sabía cómo debía manejar a Helena, ya que tenía muy claro lo que le importaba de su hijo. Estaba preocupada de que él terminara solo, como estaba ella, era la principal preocupación. Sabía que él tenía a Emma y Diego, pero ellos en un momento harían su familia y él quedaría solo. Helena vio en ese momento, una luz de esperanza en Dana.
—Es él más encantador de todos, y por lo visto tu también –dijo sonriendo, haciendo que sus ojos brillaran de emoción al ver que realmente que su hijo había encontrado a alguien valioso en su vida — ¿quieres ver a los caballos? –le mostró un suéter de ella, color gris que la cubriría del frio, aunque realmente Dana no lo sentía.
—Sería un gusto.
Se fue con Helena, sin esperar a Ethan, quien buscaba intensamente algo que pasarle a Dana en su antigua habitación, pero se distrajo al ver algo más interesante por la ventana. Se acercó y miró como su vecina, se iba junto a su madre hasta las caballerizas, conversando y riendo sobre algo que hablaban.
Ethan se sentó en su cama y apoyó las manos en el cobertor azul, pensando en Dana.
— ¿Quién eres? –susurró al darse cuenta que ella conectaba muy fácilmente con las personas. Era cierto que su madre no era ningún estilo de bruja y que era extraña, decía cosas y actuaba de una forma que parecía estar siempre sonriendo por obligación, para que nadie la notara triste, pero ahora con Dana, iba riendo como hacía tiempo no la veía reír.
Ethan cubrió su cabeza con las manos al pensar en todos los recuerdos que trajo Dana al preguntar por su padre. Sin saber el motivo, tuvo cierta imagen en su mente.

Un pequeño Ethan de siete años, estaba en la habitación de su casa, de rodillas apoyando sus codos en la cama, con su madre al lado. Una Helena más joven y con una mirada más jovial.
—Bien, ya es hora de dormir, comencemos –dijo de forma apacible. Ethan estaba pronto a dormirse, así que ambos comenzaron con la oración de cada noche mientras que su padre lo miraba sonriendo desde la puerta.
—Ángel de mi guarda dulce compañía, no me desampares de noche ni de día. No me dejes solo, sé en todo mi guía; sin ti soy chiquito y me perdería. Hasta que descansé en los brazos de Jesús, José y María ¡Amén! –rápidamente se metió bajo el cobertor.
—A soñar con los angelitos –le dijo Helena, besando su frente.

Al dejar de pensar en ese recuerdo, tuvo las ojos miel de Dana clavados en su mente.
—Ten cuidado, Ethan –se dijo a sí mismo –no es tiempo para volverse loco.
Sin darle mayor importancia, salió de su habitación para ir tras de Dana y de Helena. Le llama la atención saber cómo se comportaría su vecina con los caballos.
Fue inevitable salir de la casa con una sonrisa, ese era el efecto que tenia aquella persona en los demás, una sonrisa, como si fuera un ángel enviado para solucionar sus problemas.
Ethan volvió a negar con su cabeza al notar lo cursi que se estaba poniendo.

¡Hello! :D bueno... aqui hay una nuevo capi, no sé que les habra parecido, ya estoy escribiendo el nuevo, este es mas de transicion.... no sé jejeje Siento si se pasaron errores, pero nuestra quería Iria, esta un poquitin ocupada :D Espero que esten muy bien y gracias por leer. Espero ver sus comentarios :D 

14 Lectores:

  1. Tenia muchas ganas de leer otro capitulo, no he notado ningún error... la verdad es que estaba tan metida en la lectura que ni me fije.
    La madre de esos pequeños de verdad que acabo básicamente con la paciencia y la energía de Dana, entre la noche tan dura que tuvo, las cosas nuevas que se entero, que ignora muchas cosas ajenas a su cometido como ángel custodio y luego ya la mujer loca con la escopeta... no se como pudo siquiera llegar hasta el portal de su casa.
    No se que pasará, si Dana hará caso a las indicaciones de su amiga o seguirá su corazón y sus impulsos al estar con Ethan, por mucho que diga que es algo egoísta, dudo mucho que ella tenga ni un ápice de eso, solo sabe y siente que estando con él esta completa.

    Juuu siempre se me hacen muy cortos los capítulos y eso que me lleva su tiempo el leerlos, pero la verdad es que es tan entretenido y emocionante que los minutos me parecen segundos, y ya estoy deseando leer muuuchos más.

    Besitos

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  2. Maravilloso, fantabuloso, me encantó el capítulo.
    Unas se preocupan por Dana y otros por Ethan y creo que ambos en ese aspecto están en igualdad de condiciones pues ambos corren un riesgo con el otro. Aunque me quedó algo intrigada será que Ethan empezara a conectar a Dana con sus sueños y su lado angelical....
    Mi otra duda es de que hablaron Li y Ari con Gaspar ...

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  3. aaww!!! que hermoso!! Un cap muy nanai! :3
    Apuesto que Dana dominará a esos caballos 1313 aghksjdgasgda no? no? XD jajajajajajaja
    Me encanta la historiaaa Dani!! *-* Ethan se esta ganando mis respetos por esos besos XD asgdaskjdasjdak
    Sube luego :c khadhah

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  4. Ooohhh ... como dice dana quiero mas, siento q para q esten completos tendran q sufrir, Ethan parece q quiere recordar esperemos q no reaccione como loco cuando lo descubra... la misma duda de Angie de hablaron con gaspar ????... oh!!!!! Q tan relacionada lilia esta esa alma q miran nuesrtos chicos??? Un abrazo Dani

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  5. Ya anciaba leer otro cap .. lastima que Dana no pudo terminar de ayudar a los niños espero que pronto lo haga .. creo que Dana esta jugando con fuego como dice sophia le dijo la verdad de las cosas y creo que Dana no se puso a pensar en las concecuencias de sus actos con Ethan .. y como dijo Arial desde el momento que Dana se enamoro de Ethan dejo se ser una mison realmente en este cap le han hablado con muchas verdades a Dana la cuestion es que hara ella conforme mas pasa cada cap siento que sera un angel caido debido al amor que le tiene a Ethan ... nos leemos en el sig cap y espero que Gabriel este presnte en el sig cap jajaja

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  6. Aqui Elena Rivero (la loca)
    Me ha encantado el capi como siempre
    Ethan fue un encanto cuando se quedo con ella para asegurarse de que estaba bien y sus celos pensando que habia pasado la noche con otro... awwww.
    Como siga con consejos de Arial y Lilia no va a tardar en tener marcas jajaja
    Muy comica Dana cuando llega a casa de Helena ^^.
    Que pasara si Ethan recuerda a su angel de la guarda???? :O
    Esperando que el siguiente sea igual o mejor a este se despide la lunatica.

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  7. me encanta que nos regales un capitulo tan largo, toda nueva pisca de informacion me hace que mi imaginacion vuele, por ejemplo, el alma que ronda a Lilia ¿tiene algo que ver con Adam? o me estoy llendo por otro lado, no se, recuerdo que Gaspar es enviado por Adam verdad? y estos niños estan siendo una verdadera complicación, bien por ellos, que no recuerdan su minitiempo vampirico, me llamo mucho la atencion que Dana pensara en si terminara comvirtiendose en arcangel para salvar a Ethan, dado que Gabriel es mas fuerte de lo que parece, me dejas con tanto en que pensar, en fin, te mando un saludo desde Mexico, animo con los estudios¡¡¡

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  8. Lo ame!!!!! Ethan se esta enamorando!! :D Que hermosidad de cap. jajajajaja! (: Espero con ansias el siguiente!! :D

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  9. Me ha encantado el capítulo Dani, tú eres muy buena en esto.
    Pobre de Dana todo la carga que tiene en este momento, por un lado Gabriel con sus alas de fuego y toda su maldad, por el otro la ayuda que le debe de prestar a Ethan y ahora el sentirse mal con sus sentimientos y que hiera el corazón de su humano.

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  10. Ahhhh maldita sea siempre me pierdo las actualizaciones jaja siempre me digo estate atenta para poder leer y pufff resulta q también me perdí la de hace 3 semanas, soy un fraude u_u
    Primero tengo q decir q me encanto el capi pasado, lo amé aunq sufrí cn Dana T____T pobre ella es bn bondadosa y le toco hacer el trabajo sucio. Mira he de confesar q si bn me gusta Ethan tengo q decir q amo a Gabriel, como q pasan los capis y yo le voy agarrando el gusto a ese maldito demonio vampiro cn alas de fuego uffffff <3
    Este capi como bn dices es como de transición y la verdad esq me dejas tan confusa como a Dana porq cuando leo la postura de Sophia la entiendo totalmente y digo ahhh Dana, escucha a tu amiga q tiene razón pero cuando leo también la postura de Lilia y Arial ps ellas tienen su parte e razón. La verdad veo esta situación llena de secretos por parte de los de arriba y no se como va a acabar esto pero va a ser divertido leerlo.
    Gracias por estos 2 capis Mariposa, tu como siempre muy bien.
    Un beso y nos seguimos leyendo.

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  11. me fascino este capitulo, sigue asi! felicitaciones DTB

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  12. la razon por la cual este angelito me atrae tanto , k no sabe manejar sus emociones..y eso se vuelve atractivo.... kien kiere ver a un angel obediente... teniendo tantas nuevas sensaciones nunca antes vividas...aunk claro hay tantas cosas k podrian pasar, me refiero a k la razon por la k ella tendria las marcas k todos sabes k debe tener debe ser x culpa de ethan cierto?... al menos eso espero..pork ella va a caer eso es cierto...

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  13. oooooh !! sorry se me estaba olvidando dejar un comentario xDDD
    bueno, bueno mucho besito y cosas lindas y cursis xDD
    pero aun me qedo pensando en lo q dijo Sophia... :/
    pero bueno yo ya tengo una teoria sobre eso lo q si me parece raro es porq Danna nunca penso en eso? en qe pasaria depues y qe le diria??

    ahora otra cosa aun no aclarada para mi, qe rallos paso con Gaspar y las Nephilim??

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  14. Es bien lindo leer un capi tranquilo entre eso dos ... Sin eventos o planes entre seres superiores ...
    Siento decir que sophia tiene la razón al menos que ella no piense regresar ... Tiene que definir la situación con el... Aunque todos sabemos que esto nunca fue una misión.

    Creo que aunque ella no quiera tiene que ponerse a investigar sobre los demonios .. No puede estar así de indefensa ...l
    Gracias por el capi

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