domingo, 2 de junio de 2013

La Maledizione Lenardis - Capitulo 8


Capitulo 8

Me removí sobre la cama al sentir sus labios en mi cuello mientras bajaba las sabanas, dejándome descubierta. Mis ojos se abrieron de forma lenta para encontrarme con esos ojos negros.
—Buenas tardes, Sra. Lenardis –sonreí al ver que estaba bastante animado, aunque ya vestido, de traje color negro y camisa blanca.
—Mmm… —me removí bajo su cuerpo, despertando con bastante dificultad, aun seguía cansada. No dormir era una pésima alternativa para los de nuestra especie — ¿Qué haces vestido y despertándome?
—Debo viajar, no estaré por el resto de la tarde, Raúl te llevará a Santiago al atardecer para que te reúnas con algunas de tus queridas amigas –tensé mi mordida — ¿leíste la carpeta que ahora está en el suelo?

—No.
—Entonces ahora te has de enterar que tienes una reunión con las cinco esposas de los miembros del consejo –cerré mis ojos.
— ¿Iré con Allana?
—Por supuesto, no te dejaría completamente sola –dijo ahora besando mi cuello –ahora me debo ir –tomé su corbata negra, tirando de esta para que no se fuera.
— ¿Tienes que ir? –no sé como habrá sido la forma que lo miré, pero hizo una mueca de desagrado.
— ¿Crees que si no fuera importante te dejaría aquí, sola? –tomé con más fuerza su corbata y tiré de esta.
—Pero es tu culpa, me has despertado de esta forma y ahora quiero tener un poco más de tiempo con el gobernador –él me quedó mirando unos segundos y después cerró sus ojos.
—No me digas eso, no puedo… ya estoy retrasado, si demoro más, no creo que me feliciten.
—No te vayas –dije ahora enredando mi mano libre en su cabello –por favor…
Alex pasó su mano por debajo de mi cintura y me arrastró un poco para quedar cómodamente entre mis piernas. Sus labios atraparon los míos y comenzó a besarme de una forma que fue debilitando la fuerza de mis manos y terminé por liberarlo, pero su lengua se movía junto a la mía al mismo tiempo que mis piernas lo iban rodeando.
Sin embargo, cuando me había dado por ganadora y deje escapar un gemido por sus besos y por las caricias que me daba, él con rapidez se separó de mí y ahora estaba a un par de metros de la cama.
—Veo que este día estás con mejor ánimo, me alegro –dijo llevando su mano derecha a su cabello para arreglarlo un poco, ya que lo había dejado desordenado.
Me senté en la cama, sin entender porque se iba, quería que se quedara conmigo.
— ¿A qué hora regresaras? –él sonrió.
—Creo que no nos veremos hasta la noche, tu estarás ocupada y yo debo arreglar unos asuntos… llegaré tarde. Tengo un horario que cumplir.
—Ahora me debo acostumbrar a no tenerte durante horas, cuando me tuviste prisionera aquí no tenias que trabajar.
—Eso sucede cuando se piden vacaciones.
En un segundo estuve a un centímetro de él, aun me miraba con esa mirada oscura llena de lujuria.
—Tu corbata –dije arreglándola, ya que la había dejado mal al tirar de esta. Me empiné para recibir otro beso, él esta vez me dio uno muy corto.
—Nos vemos –Se dirigió a la puerta.
— ¿Alex? –Se giró a verme –baja eso –susurre indicando su erección.
—Es tu culpa, te ves guapa al despertar –sonreí y me quedé muy satisfecha al ver que se acercaba de nuevo a mí.
Fue su turno de enredar su mano en mi cabello, me acercó a él y me volvió a besar, pero aun fue demasiado corto comparado a nuestros usuales besos. Apoyó su frente junto a la mía.
—Dejaré tu mente en paz –lo miré sorprendida, generalmente después de una discusión él no volvía a tocar el tema y siempre seguía el día como si nada hubiera pasado, pero por lo visto, no esta vez –te doy mi palabra.
— ¿Mi mente por la tuya? –dije un tanto triste.
—Por ahora sí.
— ¿Y cómo lo comprobaré? No eres muy honesto, vampiro –él rió ante mis dichos.
—Me ofendes, pero prueba con algo que no me puedo resistir, piensa… ¿Qué haríamos si no tuviera que irme ahora?
—Pervertido –lo quedé mirando y realmente mi mente comenzó a tener ciento de imágenes de nosotros juntos, ciertamente él tenía una debilidad con ver esas cosas en mi mente, ya que siempre él tomaba la iniciativa, la mayoría de las veces.
—Creo que es más excitante si no veo tus ideas y me las imagino.
—Aun así tu promesa no me da confianza –él me quedó mirando unos segundos y asintió.
—Esto lo haré únicamente porque ayer te vi muy afectada y no quiero volver a discutir. Cada vez que quieras cerrar tus pensamientos para mí, piensa en algo que te haga enojar, como un mal recuerdo sobre mí, eso creará una barrera que me alejará de tu mente –mis ojos se abrieron sorprendidos al entender aquello.
— ¿Me estás diciendo que tú piensas cosas malas sobre mí para alejarme?
—No de ti, no me has hecho nada malo… pero he vivido mucho más que tu y no quiero tocar ese tema ¿sí? –Fruncí el ceño –ahora me debo ir, no quiero empezar mal el día así que no te enojes.
—Mmm… —fue lo único que dije.
—Es más de mediodía a todo esto, haz algo útil –me guiñó un ojo en plan de broma y después cruzó la puerta, dejándome sola.

Me senté en la cama, con la carpeta en mis manos. Me recosté de nuevo, no quería ir a ningún lado y no me agradaba la idea de que Alex estuviera trabajando ¿Por qué no podía ser un millonario normal y no trabajar? Esto era ridículo, pero cierto, ahora lo vería menos.
Deprimida me volví a acostar, abrazando mi almohada y cerrando mis ojos, estaba cansada y no quería ir a reunirme con nadie para hablar trivialidades que sinceramente no me importaban. Lo mejor que nos podría pasar con Alex en este momento es que dejara ese estúpido trabajo de gobernador, que se lo diera a Elizabeth, ella lucia encantada con hacer todas esas reuniones y preocuparse por el futuro de los vampiros, a mí me importaba un bledo.
Un teléfono comenzó a sonar, hice una mueca y esperé a que cortaran, pero de nuevo volvió a sonar y rendida tuve que seguir el sonido, hasta llegar a la habitación de nuestro armario. Busqué entre las gavetas hasta que encontré mi celular, el que había arrojado ahí para no tomarlo más en cuenta.
— ¿Diga? –respondí de mala gana, ni siquiera pude ver de quien se trataba.
—Sra. Lenardis, la necesito en el primer piso para hablar sobre la reunión de esta tarde, se trata sobre los planes que se realizaran para un par de semanas más, cuando se haga la ceremonia anual de nuestra especie.
—Alanna… —suspiré cansada –ya voy.
No me preocupé de cambiarme de ropa, ya que lo más probable era que tuviera que hacerlo después para ir a esa dichosa reunión. Así que bajé en pijama y descalza hasta que llegué a la sala.
Alanna frunció el ceño al verme con esa vestimenta, pero no me podía decir nada, estamos en casa.
—Buenas tardes –dijo sentada en el sofá más grande, con una archivador gigante en sus piernas. Hice una mueca de desagrado.
—Antes de que digas algo, debo pedir disculpas por cómo me comporté ayer –me senté en el sofá del al lado.
—No se preocupe, eso es un pormenor, ahora debemos poner nuestra atención en algo más importante –me fijé que ni siquiera en esta zona ella vestía más relajada, siempre tan tensa y manejando lo que debía hacer cada día de mi existencia. Esto era absorbente.
Llevaba puesta una blusa color salmón y una falda negra de caída libre; su pelo negro iba tomado por completo, sin que escapara ni un solo cabello.
—Bien, dime que sucede entonces –ella me quedó mirando unos segundos.
—No debería caminar por casa solo con pijama –fruncí el ceño y tensé mi mordida. Ella de inmediato se dio cuenta que me había hecho enojar –disculpe, sé que no somos muy cercanas y que tenemos solo una relación laboral, pero… ¿se encuentra bien? usted no se enoja con facilidad –cerré mis ojos y deje caer mi cabeza hacia el respaldo del sofá.
—No sucede nada importante, lo siento, ya todo se arreglará ¿sí? –ella asintió sin decir nada más sobre mi estado anímico.
—Lo que tengo aquí –dijo indicando el archivador –es la información completa de la pareja de los siente integrantes del consejo ¿sí? Pero dos son mujeres y sus parejas no estarán, a Raúl usted ya lo conoce y con los demás ha compartido, sin embargo, ahora será más tiempo, eso por ello que debe leer y memorizar esto antes de las siete, luego se vestirá y partiremos junto a Aníbal y Raúl al hotel que se ha indicado para la reunión.
—Entonces esto lo tendré que hacer sola, sin Alex ¿no?
—Exacto, aunque Aníbal y yo la acompañaremos, por motivo de seguridad.
—Entiendo ¿algo más que deba saber? –dije recibiendo ese maldito archivador.
—Sí, hay una situación un tanto extraña entre estas mujeres, ya que un miembro del consejo, ante la sorpresa de todo el mundo, no siguió con su pareja eterna, por decirlo de una forma, ellos rompieron lazos amorosos y ahora él se encuentra con alguien más, esa persona irá a la reunión ya que es la pareja oficial del consejero, entonces las demás la han aislado un tanto, le recomiendo que no se acerque mucho a ella, ya que lo que necesitamos es la aprobación de esas vampiros ¿sí? Usted la ha visto antes, estoy segura que lo hará bien –sonreí desganada.
—Esto es ridículo, pero está bien ¿estoy libre para ir a estudiar esto? –ella asintió.
Le hice una seña con las manos y solo me despedí. Aunque cuando iba por al lado de la puerta principal, recordé como había saludado a Ezequiel el día anterior. No fui capaz de verle la cara, solo subí rápidamente las escaleras y corrí hasta llegar a la oficina de Alexander.
Me instalé en su gran asiento de cuero y apoyé mis pies sobre el escritorio. Comencé a pasar hoja por hoja, estaban plastificadas, tenían la foto de cada esposa y ciertos datos que podrían ser de gran importancia para que yo terminara llevándome bien con ellas.
Tiré el archivador sobre el escritorio, casi riendo por la estúpida tarea que tenia. Yo no nací para esto.
Miré el teléfono que estaba ahí y pensé en llamar a Alex, pero después me arrepentí, era un caso perdido. Lo más probable es que estuviera ocupado y no me contestara. Eso era triste.
Me apoyé en el escritorio, descansando mi cabeza en este y mirando como las esferas de aluminio se golpeaban constantemente para que la otra se moviera. Me quede ahí, mirando por unos largos minutos.
Presioné los botones que habían en el tablero del escritorio para que una suave música llenara la oficina de Alex, era lenta y parecía ser un hermoso vals que solo provocaba hundirme más en los sentimientos que me embargaban. Estaba deprimida y ahora estaba logrando estarlo aun más.
Apoyé mi cabeza ahora en el sofá de cuero y lo hice rodar con mis pies, mirando los cientos de libros que había aquí, rodeada de estos y ninguno de ellos eran los diarios de mi querido y frustrante esposo.
—Tonta… tonta –me dije al darme cuenta que había sido un grave error meterme en los sueños de Alex, ahora entendía porque me quería alejada de ellos, solo estaban logrando que mi pecho se oprimiera aun más. Que desesperación ¿Por qué lo había hecho? ¿Cómo iba a seguir mis días pensando de esta manera? ¿Iba a sentirme triste por toda una eternidad? No podía aceptarlo, como tampoco seguir en esta incertidumbre.
—Vaya… vaya –me tensé al escuchar esa voz. Giré rápidamente la silla y miré como Raúl me observaba sonriendo desde la puerta. Solo estaba con una camiseta blanca y unas bermudas caqui. Lucía muy guapo, me gustaban como le quedaban esas canas en su cabello negro.
—Me asustaste.
—Alanna me dijo que estas extraña –bufé al escuchar aquello.
—Esa chica le dice a todo el mundo lo que sucede ¿no?
—Solo está preocupada por la gobernadora ¿extrañas a Alexander que estás así de triste?
— ¿Quién te dijo que estoy triste?
—Digamos que el ambiente que hay en esta habitación es realmente deprimente –caminó hasta quedar al frente de mí, sentado en el pequeño sofá de cuero negro. Lo quedé mirando unos segundos, sin decirle nada — ¿Y bien?
—Tengo que estudiar a estas mujeres, tenemos una reunión en la noche.
—Lo sé, iré contigo y los demás. Dime ¿ya te está aburriendo el Sr. Lenardis? ¿Quieres salir corriendo? –esquivé su mirada, furiosa.
—Cállate, no quiero escuchar como otra persona más cree que lo dejaré, no hablaré de ello.
—Yo no creo eso, tus ojos brillan cuando lo miras, estoy muy convencido de que lo amas realmente, pero también sé que las relaciones necesitan de ambas partes para que funcionen –lo miré sorprendida.
— ¿Crees que Alex no me ama?
—Claro que lo hace, solo que… bueno, a veces el amor no basta para superar ciertos problemas –fruncí el ceño y volví a esquivar su mirada –ahora dime ¿Cuánto te demoraste en entrar en sus sueños?
— ¡¿Qué?! –sonreí y después comencé a reír nerviosa por lo que estaba diciendo —¡qué dices! Él no me deja entrar a su mente, es imposible, yo…
—Viky, tengo muchos más años que Alex, no soy idiota.
—Alex tampoco –lo defendí.
—Él es muy arrogante, cree que tiene todo bajo control, como si tu no fueras lo suficientemente astuta para darte cuenta de ese gran detalle –lo miré sin decir nada — ¿fue en sus vacaciones?
—No sé de que hablas, además ¿Alex te ha dicho que soy una estúpida que no me podía dar cuenta de ello?
—Claro que no, él jamás diría algo malo de ti, pero cree que por alejarte de ciertos conocimientos tú no te darás cuenta de ellos –comencé a hojear el archivador, sin saber qué hacer.
—Ha tenido muchas parejas ¿no? –dije como si habláramos del clima, sin mirarlo a los ojos.
—Más de lo que he visto en toda mi vida y de cada una de ellas se ha enamorado –tensé mi mordida, como odiaba saber que de verdad él había sentido algo importante por ellas.
—Yo creo que he cometido un error… al ver solo un par de ellas en su sueño, no estoy tranquila ahora.
—Solo lo estarás cuando sepas toda la verdad ¿esperarás a qué Alex te la diga?
—Tendría que esperar décadas para que eso ocurriera.
—Muy cierto.
— ¡No se qué hacer! –Dije frustrada, estaba tan cansada –él no… solo ¡Ah! no quiero saber más de ellas, pero ahora que conocí a esa mujer con la que me compara ¡incluso no sé si estoy aquí solo por mi nombre o por algo más!  No sé qué creer, Raúl, es tan… agotador, pensar que deje todo y que amo a un hombre que no me corresponde de la misma forma ¡no sé nada! –Apoyé la cabeza en mis manos –es como si me estuviera volviendo loca, le pido a Alex que me explique porque ya… solo, siento que no puedo con esto. Todos los viajes que hicimos los últimos meses ayudaron mucho para distraernos, pero ahora que estamos aquí, tengo tiempo para pensar…lo que no es del todo bueno.
—Debes buscar algo que mate tu tiempo libre mientras estés aquí, es así de simple… te volverás loca si sigues atrapada en esta mansión como si fueras un pajarito en una lujosa jaula –levanté la cabeza, sin entender.
— ¿Buscar algo?
—No sé, te han vuelto vampiro cuando seguías siendo joven, deberías estudiar algo o crear algún negocio, así mantendrías tú tiempo ocupado ¿Qué querías hacer cuando eras humana?
—Iba a estudiar Medicina –él sonrió.
—Claramente eso está descartado, a menos que quieras sanar a los humanos a través de mordidas –dijo moviendo sus cejas sugestivamente.
—No había pensando en ello –sonreí ante la idea de volver a estudiar, pero cuando me imaginé diciéndoselo a Alex, creo que no era una buena imagen mental –no creo que le guste la idea –él rió.
—A Alex no le gustará nada que involucre salir de aquí o siquiera tener una vida, te tiene controlada en esta mansión, rodeada de vampiros –lo miré sospechosamente.
— ¿Qué te traes entre manos, Raúl? No deberías darme estos consejos ¿cierto? Podría encontrar a alguien más y dejar a Alex, como las demás lo hicieron en el pasado, todos temen que haga eso.
—Ya te dije que confiaba en ti ¿Por qué habrías de hacer eso si amas a tu esposo? Solo debes convencerlo, tener una vida normal y de esa forma podrás esperar a que él te diga todo cuando se a el momento ¿no? –enarqué una ceja, no confiaba en sus palabras.
—Tu decías en la avioneta que Alex debería decirme todo ¿no? o por lo menos querías dejarlo expuesto.
—Aquello no era sobre el tema de su pasado, sino que del presente Viky, ahí debes seguir insistiendo, debes saber todo –fruncí el ceño, no me gustaba cuando me hablaban así.
— ¿Y por qué no me lo puedes decir tu?
—Porque no soy el encargado, quiero que Alexander se haga responsable de sus actos, lo veo como un hijo y sé muy bien que le falta mucho para crecer –asentí.
—Irónico siendo que tiene tantos años.
—Sí, pero el sufrimiento a nublado su juicio cientos de veces.
—A veces me siento mal por encararlo, al presionarlo es como si lo estuviera hiriendo ¿sabes?
—Puede ser, pero piensa que tú has hecho que olvide esas heridas, eres como el último aliento de un moribundo, lo haces feliz y por lo tanto, deberías saber todo de él. Ustedes fueron hechos el uno para el otro. Hace mucho tiempo que no veía que se complementaba tan bien con una pareja ¿sabes?
— ¿Quién es la gitana? Él me compara con ella, estoy segura –dije aprovechando ese segundo que Raúl me daba para preguntar.
— ¿Por eso crees que te ha elegido solo por tu nombre? –dijo sonriendo. Asentí de inmediato –solo ha sido una casualidad, supongo, cuando encuentras a tu pareja es como… —se quedo pensando unos segundos –es extraño ¿Qué sentiste al ver a Alex por primera vez?
—Casi me morí del susto, apareció sin más adelante de mi cerca mientras yo fumaba un cigarrillo.
—Y aun así te quedaste con él, después de que te alejó de todo ¿no? –asentí.
—Siempre me altera de una forma nueva, sacó a la luz a una Victoria que ni siquiera yo conocía.
—Si –dijo asintiendo –es eso, conocer a la pareja de una eternidad es como conocer una nueva vida, cientos de opciones nuevas, sensaciones y emociones que no viviste con nadie más –era primera vez que Raúl me hablaba tan serio.
—Aun así te alejaste de Elizabeth, aunque fuera por cuidar a Alex ¿no?
—Ella es maravillosa –dijo sonriendo –viene muy seguido, es diferente porque ambos fuimos gobernadores, ella no fue solo la esposa del “gobernador”…
—Como yo.
—Exacto, lo que no te desmerece, pero hay otro compromiso cuando tienes a todos los vampiros bajo tu control, ambos tenemos un juramento hacia ellos y seguimos cuidándolos, aunque eso quiera decir que debemos mantenernos alejados por los enemigos de Alexander.
—Entiendo ¿de qué forma podrían atacar a Alex?
—Directamente jamás, él siempre está protegido y aunque no lo estuviera, él es muy fuerte… pero como en el pasado, tiene debilidades, un de ellas eres tú –el pasado, mejor dicho cuando Charlotte nos atacó –buscan hacerle caer de otras formas.
—Ya veo.
—Pero no tienen opción, ahora no hay forma, eres su pareja, estoy seguro… nada podrá separarlos, Elizabeth también cree lo mismo, solo que le gusta ponerte a prueba, así te ayuda a tener carácter de gobernadora y poder manejar a Alex cuando sea necesario, a veces puede ser muy terco ¿no?
—Demasiado, agotador –él me quedó mirando con una sonrisa –supongo que ahora deberé estudiar a estas mujeres ¿no?
—Así es, piensa en lo que dije sobre hacer algo mas ¿sabes?
—Entiendo.
—No me gusta la nueva Viky que no ríe más seguido o que no bromea conmigo. Los vampiros no podemos llorar, pero las lágrimas no son la única respuesta existente ante el dolor que tenemos.
—A mí tampoco me gusta la nueva Viky –susurré sintiendo como mi pecho se oprimía con fuerza. Pena y frustración juntas, era desesperante.
—Ahora concéntrate en leer sobre esas viejas aburridas ¿así les dices? –Sonreí, eso no lo tenía que saber él –solo sé conservadora, así las tendrás en la palma de tu mano. Ellas son tan antiguas como nosotros, siguen atadas a ciertas creencias.
—Entiendo –se puso de pie y ridículamente también hizo esa desagradable reverencia que hacían todos –no lo hagas.
—Sra. Lenardis –sonrió y después desapareció de mi vista.
Volví a jugar con la silla mientras sentía cierta excitación ante la idea de volver a estudiar, no sería nada de malo, viendo que aquí no hago mucho. Si, Raúl tenía razón, tendría que convencer a Alex y además averiguar una carrera que fuera provechosa para ambos, así podría lograrlo. Los dos saldríamos ganando.

No demoré nada en aprenderme los nombres de las “Esposas”, así que me quedé gran parte del día desocupada, por lo que tuve tiempo para nadar en la piscina, recorrer los jardines, investigar sobre alguna carrera universitaria. El día no se volvió eterno como había pensado y había ocupado mis pensamientos en algo que no era Alex y su pasado, bastante agradable.
Ahora estaba mirando el atuendo que Alanna había dejado para mi, ya me había duchado y arreglado mi cabello, puesto esa joya que Elizabeth me había regalado y maquillado. Era un ejemplo de gobernadora, ya que estaba adelantada.
Me puse el vestido blanco, de cuello circular, que se ajustaba a mi cuerpo y que dejaba mis brazos descubiertos, llegaba a unos dedos sobre mi rodilla. Era muy formal y conservador, así que solo por ver mi vestimenta pude saber con el tipo de personas con las que compartiría.
Suspiré al darme cuenta que tendría que pasar por esto sola. Alex era mi entretención en eventos como estos.
Estaba sentada poniéndome los tacos negros simples, bastante altos, cuando tocaron a la puerta de nuestra habitación. Fui a abrir sin ningún problema, sabiendo que era Alanna.
—Buenas tardes otra vez, Sra. Lenardis –negué.
—No me llames así, Alanna.
—Lo siento, Sra. Victoria –bufé y la hice pasar para que no se quedara de pie ahí todo el tiempo — ¿todo bien?
Indiqué con mis manos desde mi cabello a mis pies.
—Eso lo decides tú ¿estoy bien?
—Se ve perfecta –dijo sonriendo –supongo que leyó el archivador ¿no?
—Así es, no te preocupes, tú y Elizabeth me han entrenado bien.
—Excelente, ¿le parece si nos adelantamos? Raúl está preparado, al igual que Aníbal.
—Dame un segundo.
Fui hasta el baño, arreglé un poco mi flequillo y perfumé un poco mi cuello. Sonreí un poco para ver mis colmillos, a veces me ponía un poco nerviosa caminar entre humanos y que se notaran, pero realmente no eran tan grandes como para llamar la atención. Si no supiera para que sirvan, no me importaría verlos.
Al salir, Alanna se encontraba de pie, se veía muy guapa con ese traje de dos piezas color negro y esa blusa color crema, se había cambiado de ropa, pero siempre lucia muy formal y tensa… siempre trabajando. Tomé mi bolso de mano color negro y saqué el celular para ver si tenía alguna llamada.
—Nada –dije susurrando. Alanna se dio cuenta y me sonrió.
—Él ha estado llamado para saber cómo se encuentra –fruncí el ceño.
— ¿Y por qué no me llama?
—No la quiere perturbar, dijo que esperaba que tuviera un día tranquilo.
—Mejor vámonos, supongo que hoy volveremos tarde a casa ¿no? –ella asintió.
Mientras caminábamos sentía como cada vez me iba enojado más ¿Qué iba a estar más tranquila sin sus llamadas? ¿Qué estaba pensando? ¿Qué su presencia me molestaba? Negué al darme cuenta que Alex era demasiado extremista, estaba bien que dejara mi mente en paz, pero otra cosa era que cortara toda comunicación conmigo, eso era ridículo.
— ¡Wow! –dijo Raúl apoyado en la avioneta, vestía igual que hace unas horas. Nada formal –te ves guapísima.
—Gracias –miré hacia el lado y ahí estaba Aníbal, que sonreí con esa expresión tan tierna que tenia. Vestido de traje negro, como Ezequiel –Hola Aníbal.
—Sra. Lenardis –dijo asintiendo. Abrió la puerta de la avioneta y me ofreció su mano para subir, no me demoré nada en aceptarla y subí sin ningún problema, detrás mío siguió Alanna. Aníbal se sentó adelante y por ultimo subió Raúl. Era hora de partir el viaje.

—Yo estaré encargado de la parte externa, no quiero ver a esas brujas –dijo Raúl riendo mientras que Alanna negaba a sus palabras.
—Muestre más respeto, Sr. Raul, usted es parte del consejo.
—Bla bla, soy Alanna –se rio Raúl de nuevo –no tengo otro tema de conversación, bla bla.
—Ya basta ustedes dos –dijo Aníbal mirándolos reprobatoriamente. Sonreí ante la situación tan extraña.
Durante todo el viaje fuimos con Alanna repasando los puntos importantes, lo que no debía preguntar y lo que tenía que saber sobre las personas con las que me reuniría, así que fue un agrado llegar a tierra de nuevo. Ahí nos esperaba un auto negro, con vidrios polarizados. Aníbal se fue adelante con el chofer, mientras que Alanna y yo nos fuimos atrás. Raúl nos siguió después.
Recorrimos las calles de Santiago mientras el atardecer caía sobre toda la ciudad, los rayos de sol se veían en cada espacio que daban los edificios. Sonreí al ver a las parejas tomadas de las manos en esta tarde de verano. Sin embargo, mi hermoso paisaje se vio arruinado cuando en la cuadra del frente vi caminar al chico que había mordido junto a una mujer de cabello corto, de color rojo…. Lo podría identificar en cualquier lado.
— ¡Pare! –le ordené al chofer — ¡pare! –dije al ver que no lo hacía, pero busco rápidamente un lugar donde hacerlo.
— ¿Sra. Victoria? –el rostro de Alanna demostraba pánico.
Sin preguntar o decir algo, me bajé del auto y comencé a correr por la cuadra, buscando a ese humano que se me había escapado. Borraría de su memoria mi existencia y todo problema de Alexander habría desaparecido, aun recordaba que estaban preocupado porque el humano supiera que los vampiros existiéramos.
Me saqué las gafas, creyendo que podría buscar mejor de esa forma, pero no había nadie. Cerré mis ojos y dejé que su aroma me indicara donde podría estar, pero apenas dejaba una estela suave de frambuesas.
Comencé a correr entre las personas con mis tacos mientras que seguía en el sentido que había visto a Cristóbal caminar, sin embargo, una mano atrapó mi brazo izquierdo, sin dejarme avanzar.
— ¿Dónde cree que va, Sra. Victoria? –miré y me sorprendí al ver a Ezequiel ahí.
— ¡El humano que vi esta por aquí! hay que borrarle la memoria –dije ahora mirando hacia donde se pudo haber ido, pero no había rastro de él.
— ¿Me estás diciendo que bajaste del auto, exponiéndote a un peligro solo por ese humano? –enarqué una ceja y moví mi brazo para que me dejara libre. Me puse las gafas y giré hacia el auto que me esperaba, con una Alanna que parecía más pálida de lo habitual.
—Dijeron que estaba causando problemas, quería borrar su memoria, además ¿Qué haces tú aquí? –caminamos hacia el auto.
—El Sr. Lenardis me envió a vigilarla, no estaba tranquilo sin que le tuviera un ojo encima, con alguien de confianza –negué a sus palabras.
—A veces se comporta como un maniático… y otra cosa –dije mirándolo confundida — ¿Por qué me dijiste Sra. Victoria? No comiences, siento lo de ayer, peleamos con Alex y no te salude, pero no te pongas pesado conmigo –él sonrió.
—Muy bien, Victoria.
—Mucho mejor –dije ahora tomando del brazo a Ezequiel –te ves muy guapa y alta.
—Gracias –susurre en su oído, sin dejar de pensar en lo que había ocurrido ¿Dónde demonios se había metido ese humano? No podía desaparecer así de rápido.
— ¡Sra. Victoria! –Dijo Alanna enojada –no vuelva a hacer eso, por favor.
—Solo vio a un conocido –me excusó Ezequiel, sorprendiéndome por estar mintiendo –nada de importancia, ya sabes cómo es cuando encuentras a alguien de tu vida humana ¿no, Alanna? –ella esquivó su mirada y se metió al auto sin decir nada más.
—Cuidado Ezequiel –dijo Aníbal, mirando de mala manera a mi amigo y entrando al auto.
—Bebés vampiros, ya sabes cómo son –Ezequiel susurro sonriendo en mi oído. Puse los ojos en blancos, Alanna mas años que Ezequiel –te estaré vigilando.
—Nos vemos entonces –le di un beso en su mejilla y subí al auto.

El viaje no se detuvo hasta que llegamos a un lujoso hotel, donde nos bajamos y seguimos a Alanna que sabía todo lo que debíamos hacer. En ese punto comencé a sentirme nerviosa, pero mi expresión se mantenía fría. Comenzamos a llamar la atención de los demás, así que nos dispersamos un poco mientras que Alanna hablaba con una de las recepcionistas.
¡Demonios! ¿Cómo se me puso escapar? Solo habían sido segundos desde que lo vi hasta que el auto se estaciono. Ahora no tendría una nueva oportunidad para sacarnos esa piedra del zapato. Esperaba que Alex no se enterara de esto o sino… habría problemas, lo conocía muy bien, era demasiado sobreprotector.
Mientras estaba alejada, miré a mi alrededor, el vestíbulo era increíble, amplio  y luminoso, todo en un tono rojo oscuro, como en nuestra habitación.
—Debemos subir –dijo Alanna, fruncí el ceño al escucharla.
— ¿No es en uno de los directorios? Supuestamente es una reunión ¿Por qué hay que subir a las habitaciones?
—No deben existir riesgos innecesarios para ser descubiertos, por favor, sígame –miré a Aníbal e hice una mueca de desagrado, lo que lo hizo reír.
Llegamos en el ascensor hasta el último piso, que quedaba bastante alto y alcanzamos la suite presidencial. Negué, los vampiros a veces podían ser demasiado obvios.
—No crear riesgos, hacer una reunión en una suite presidencial, no es muy conveniente –dije malhumorada.
— ¡Sht! –Alanna se puso el dedo índice sobre los labios, haciéndome callar –sus gafas –dijo estirando sus manos, se las entregue, después comenzó a arreglar mi cabello como si fuera mi madre.
— ¡Ya basta! Dios… hay cierto límites que debes respetar, no soy tu muñeca –puse los ojos en blanco y después presioné el timbre para que nos dejaran entrar.
Una mujer bastante joven de mirada oscura abrió la puerta y nos sonrió dándonos la bienvenida. Todas estaban reunidas alrededor de la mesa de centro que tenia la sala principal, sonriendo y conversando animadamente.
Dios… estás serian las horas más largas de mi vida.

Eran las once de la noche y estas mujeres no dejaban de hablar sobre trivialidades, estaba cansada de escucharlas. El motivo de la ceremonia era debido a la festividad que se llevaba a cabo el 25 de julio, que era un encuentro entre los vampiros más importantes, en Italia, en términos simples, era como si celebrara el día de los vampiros.
Si pensé que esto sería fácil, debido a que no hay comida real como cuando se era humano, estaba muy equivocada, ya que estaban eligiendo desde el color de las cortinas hasta como seria el lugar donde estarían los humanos de lo que beberían… insólito.
Sin embargo, eso no fue lo que más me sorprendió. Ahora entendía porque había elegido una habitación gigantesca, más parecía un departamento que un hotel. Había exactamente tres humanos que estaban en disposición para ser bebidos, eran como las mascotas de esas mujeres.
Aun no podía creer que eso no fuera lo más desagradable de todo, había cuatro mujeres con las que me tenía que reunir a conversar como si me importara, pero solo hablaban tres. La cuarta, llamada Tessa estaba mirando hacia la ciudad desde la terraza.
—Creo que las cortinas no combinan con los sofás –dijo la pelirroja, sabía que si tocaba en su cabeza, sonaría hueca. ¿Quién dijo que todos los vampiros eran interesantes, cultos e inteligentes? Eso no era cierto.
—Si me disculpan, tomaré un poco de aire ¿sí?
Sonreí educa mente, bajo la mirada preocupada de Alanna, que no decía palabra alguna, más parecía un cuadro que un vampiro.
Cansada y aburrida me dirigí hacia la mujer que estaba en la terraza, todas estas horas la habían ignorado, así que no me costó identificarla.
Me ubiqué al lado de ella, mirando la ciudad iluminada.
—Disculpe –dijo dándome una de esas reverencias desagradables –la dejaré sola para que pueda relajarse.
—Si te mueves me harás colapsar –susurré lo bastante bajo para que las demás no escucharan.
—No sé nada de combinaciones, me interesa muy poco, no soy de ayuda –dijo frunciendo el ceño y mirándome extrañada.
Tessa tenía 34 años, mucho mayor que yo, pero había sido convertida hace un par de meses. Había conocido a la mujer anterior a ella en el pasado. Era de origen alemán, pero hablaba sin problemas español con un acento muy marcado. Tenía su cabello rubio que había dejado suelto y una piel muy blanca, era guapísima, sin duda alguna se notaba porque el consejero de Inglaterra había dejado a su esposa.
—Si escucho la palabra “color” otra vez, mi inmortalidad se verá en duda –ella sonrió al escucharme. Hablé en susurros para que nadie escuchara, ella captó mi idea.
—William me obligó a venir, no es nada cómodo cuando todas te miran mal –susurró.
—Créeme, no es nada comparado con las miradas de odio porque creen que dejaré a su gobernador –ella sintió.
—Eso es cierto, lo siento, no sé toda la historia, pero Will siempre espera que los meses pasen rápidos para que todos estén seguros que te quedaras con él –sonreí, por lo visto aquí tenía un aliado.
— ¿Viajan hoy de vuelta?
—No, tengo mi habitación reservada unos pisos más abajo, estoy cansada, parto mañana a mediodía, ni siquiera pude encontrar vuelo antes –me apoyé en el respaldo de la terraza, mirando hacia abajo –odio los hoteles, además no encuentro sentido a todo esto, venir aquí obligada, es desagradable ¿sabes? –sonreí, mirando hacia las personas que se veían como hormigas.
—Si te molestan los hoteles puedes volver conmigo, en la mañana regresas con Raúl y tomas tu vuelo… después de todo, soy responsable de que vinieras ¿no?
—Oh… no quería decir eso, Sra. Lenardis –la miré, sonriendo.
—Nada más que decir entonces, puedes venir a casa ¿mejor? Es una invitación de mi parte.
—Gracias.
Ambas sabíamos que invitándola a nuestra casa, ella podría quizás se aceptada por el resto de los vampiros que estaban en contra de su unión con el consejero Ingles, así que no me arrepentí, a pesar de no ser una idea que me agradaba del todo, ya que me gustaba tener la casa para Alex y para mí.
—Sra. Lenardis… la necesitan –dijo Alanna interrumpiéndonos.
—Vamos –animé a Tessa que sonrió y asintió.
Nos fuimos a sentar a los sofás otro tiempo mientras ya los detalles iban disminuyendo ¡Gracias a Dios!
—Creo que habrá otras cosas que tendremos que hablar –dijo Laura, la más antigua de las mujeres que habían ahí –es complicado tener que venir aquí –hizo una mueca –deberías convencer a Alexander de irse a vivir a Italia, sería perfecto para todos –sonreí ante su horrible idea, ya que estaría aun más sola que acá.
—Claro que no, yo soy de aquí, vivimos en este lugar por mí –sonreí de manera amable. Estaba siendo cínica y me estaba cansando de esto.
—Oh ya veo –me respondió la mujer de cabello negro, ella era joven, de unos cuarenta, pero lucia increíble. Samantha, era su nombre.
—Ya es bastante tarde, creo que debemos darle fin a esta reunión ¿Qué les parece? –todas asintieron, satisfechas de que esto ya haya terminado.
Nos pusimos de pie y me despedí de cada una de ellas, menos de Tessa que estaba al lado de Alanna, quien me miraba con el ceño fruncido.
—Espero que todas tengan un viaje tranquilo a casa, si necesitan de mi presencia para algo, no duden en decírmelo, yo puedo viajar si es necesario –todas sonriendo ahora, más sinceras que hace cinco minutos.
— ¡Eso sería esplendido! –Dijo Laura –gracias, por comprender.
—No es un problema –tomé mi bolso, caminando hacia la salida –hasta luego –dije haciendo una seña.
Atravesamos la puerta y cuando escuché que esta se cerraba sonreí tranquila. Sin embargo no pude saltar de felicidad, es por ello que caminamos en silencio los cuatro, Aníbal, que esperó en todo momento afuera, Alanna que estaba enojada por haber terminado la reunión y Tessa, que estaba con una expresión de relajo, igual a la mía.
Cuando entramos al ascensor y las puertas se cerraron pude ser completamente feliz.
— ¡Por fin! –solté mi cabello y me saqué los tacos bajo la mirada entretenida de Tessa.
— ¡Sra. Lenardis! No puede hacer eso aquí –me regañó Alanna.
—Puedo hacer lo que quiera, ya cumplí ¿sí? Tuve que ver como tenían a esos humanos ahí, como mascotas para beber.
— ¿Tú no tienes uno? —Preguntó Tessa, negué de inmediato –yo lo encuentro atroz, cuando Will me pregunto si quería uno, lo miré pasmada ¡solo llevo meses como vampiro! Esto es extraño, debo ser honesta.
—Dímelo a mí, me toco el vampiro premiado –dije sonriendo.
—Basta ambas –dijo Alanna –no pueden hablar así del Gobernador o de un Consejero –ella negó ante nuestro comportamiento mientras que Aníbal reía.
Cuando llegamos al vestíbulo me puse de nuevo mis tacos y salimos ahora, yo más relajada porque sabíamos que volveríamos a casa.
—Hay dos autos, Sra. Tessa, usted se irá con Raúl y conmigo, ya nos estamos encargando de su equipaje, así que no se preocupe  –mi nueva conocida asintió feliz –Aníbal tu te irás en un auto, adelante, solo.
— ¿Y yo? –Dije frunciendo el ceño – ¿me dejaran sola? No me porte mal.
—Por supuesto que no –dijo Alanna justo cuando miraba hacia la entrada del hotel. Ahí estaba uno de nuestros autos negros, esperando por mí y con una sorpresa, mi Alex apoyado en el, con sus brazos cruzados y sonriéndome.
Sin poder soportarlo ni aguantarme las ganas, tiré mis tacos y corrí hasta lanzarme sobre él.
— ¡Te extrañe! Esto fue un infierno –dije rodeando su cuello con mis brazos.
—Buenas noches, gobernadora –susurró el contra mis labios. Sin importarle, rodeó mi cintura con sus manos y me giró de tal forma que quede apoyada en el auto mientras que sus labios se unían a los míos.
Me empiné para poder sentir aquel beso de mejor forma, pero antes de poder avanzar un poco más, escuchamos como alguien tosía a nuestro lado.
—Disculpen, Señores, pero aun siguen en público –Alanna nos miraba enojada.
—Bien, bien… lo siento –dijo Alex al momento que abría la puerta para que entráramos, pero se quedo mirando a Tessa –tenemos visita.
—Si –dije ya dentro del auto, sacando solo la cabeza –Tessa odia los hoteles, así que la invite para que se quede con nosotros, es solo hasta mañana.
—Bienvenida –dijo Alex con un tono tan serio e inclinando su cabeza.
—Gracias por la invitación, su esposa es encantadora –sonreí como una niña ante tanto halago.
—Ya lo sé –dijo él –mejor entremos para llegar pronto ¿sí? Ustedes se irán en la avioneta, nosotros tomaremos otra ruta.
—Entendido –dijo Alanna asintiendo.
Todos ingresaron a los respectivos autos, pero a mí me dijo que me sentara en el copiloto, mientras que le entregaba algo de dinero al chofer, para que se fuera de otra forma ya que él manejaría.
—Así vamos a llegar en horas a casa –dije cuando ya íbamos entre las calles.
—Dejaremos el auto en cierto sector y alguien lo vendrá a buscar, no te preocupes, llegaremos minutos después que los demás, ahora dime…
— ¡Sí! Fue tan aburrido como lo pensé ¿Por qué me haces pasar por estas cosas? –dije sin dejar que terminara su pregunta.
—Eso ya lo sé, quería saber porque saliste corriendo detrás de un humano cuando venias con los demás –mire hacia la ventana.
—Ezequiel es un chismoso.
—Ezequiel trabaja para mi, antes de ser tu amigo –lo miré enojada.
—Solo fue para tratar de borrarle la memoria, quería ayudar.
—Eso no es de tu incumbencia y no quiero que vuelvas a hacerlo.
— ¿Pero si soy buena con las telas de las cortinas? Que ridículo, en serio.
— ¿Quieres discutir? ¿Es en serio? –me crucé de brazos.
—No.
—Bien, porque yo tampoco, ha sido un día difícil… estoy aburrido y cansado, lo único que quiero es distraerme –sonreí ante cierto recuerdo que vino a mi mente.
—Hoy a mediodía fuiste un maldito ¿sabes? –pude ver como sonrió levemente ante mis palabras.
—Estás cambiando de tema, no quiero que te acerques de nuevo a ese humano ¿sí? Olvídalo.
—No veo porque exageras con Cristóbal, de verdad, ni siquiera lo conozco.
— ¿Por qué lo llamas por su nombre? Eso no ayuda en nada –lo miré sin poder creer en sus palabras.
—Como sea ¿Qué quieres que haga? Parece ser la única forma de que estés satisfecho, tener una esclava sumisa a tu lado –él negó.
—Solo salgas corriendo de un auto detrás de un humano, es peligroso… te pudo reconocer, no es algo gracioso o tierno lo que quisiste hacer ¿sí? Fue un riesgo para todo.
—Está bien, no pienso ayudar en nada, como ordenes –dije mirando hacia un lado.
—Parece que no hay otra forma de hablar contigo que no sean discusiones ¿cierto? –No respondí — ¿ahora no me hablarás?
—Está bien ¿sí? Estoy cansada también, solo… deja de hablarme y todo estará bien.
 Alex tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos mientras me observaba.
— ¿Qué nos está sucediendo? –dijo con una sonrisa triste. Lo miré enojada.
—Maneja rápido, estoy demasiado tensa Alex –me miró confundido, ahí pude darme cuenta que no se estaba metiendo en mi cabeza.
Manejó sin soltar mi mano, lo que me fue calmando bastante, realmente fue impresionante. Cuando llegamos al final de la ciudad, Alex llamó por teléfono para que vinieran a buscar el auto que quedó estacionado en un lugar oscuro, pero antes de salir, tiré de su mano.
— ¿Qué sucede?
—Estoy… estresada –dije nerviosa –él frunció el ceño.
—Bajemos para que así volvamos a casa pronto ¿no? –negué de inmediato, no quería volver aun.
—Esas mujeres hicieron que casi mi cabeza explotara –saqué su cinturón de seguridad y rápidamente moví el asiento de Alex hacia atrás.
— ¿Qué haces? –Dijo sonriendo cuando me vio sentada sobre él — ¿quieres hacerlo aquí? Pensé que estabas enojada.
—Nunca lo hemos hecho en un auto y si, sigo enojada pero eso no tiene nada que ver con esto.
Sin demorar otro segundo se sentó mejor y me acomodó sobre sus piernas, para después tirar del cuello de mi vestido y atrapar mis labios mientras que sus manos viajaban por mis muslos hasta meterse  bajo mi vestido blanco y tirar de mis bragas para esconderlas en su bolsillo.
—No –dije cuando su celular comenzó a sonar –no respondas, por favor, ya es tarde, no más trabajo —Tenia sus labios a milímetros de distancia, su nariz rozaba con la mía.
—Debo hacerlo, puede ser urgente…
Contestó, dejándome con la boca abierta ante la sorpresa ¿Qué nos estaba pasando? ¡Dios! Esto era frustrante.
Volví a mi asiento justo para cuando Alex ya había cortado.
—Debemos irnos, en un par de minutos estarán aquí para recoger el auto –estiré mi mano izquierda hacia él.
—Dame mi ropa interior –estaba tan enojada que ni siquiera lo miré.
—No, ahora baja y vámonos.
Lo miré sorprendida mientras se bajaba del auto y comenzaba a correr, desapareciendo de mi vista. Me tomó un par de segundos darme cuenta de lo que había ocurrido.
— ¡Idiota! –dije cerrando de un golpe la puerta, no me importaba que se fuera primero, en estos momentos no era mi persona favorita.
Me quité los tacos que Alanna me había entregado antes de partir y comencé a correr con ellos en mis manos, además de mi bolso pequeño. No me apresuré mucho, a pesar de ir a una velocidad vampírica, iba mucho más lento que Alexander.
Realmente me sentí muy incómoda corriendo sin parte de mi ropa interior, ya que debía tener cuidado con mi vestido, a pesar de que nadie podría verme, no era una forma agradable de correr y no le iba a pedir a Alex que me las devolviera, ya que sabía que no lo haría, solo para molestarme.
Contestar una llamada, que ridiculez, esto se estaba saliendo de mis manos, finalmente tendría que exigirle que cumpliera con su labor como esposo, inaudito. Me quedé pensativa mientras corría ¿es qué acaso ya no tenía el mismo efecto en él? ¿No me encontraba atractiva? Eso podía ser una alternativa… ¡no! me rehusaba a pensar que era la única que se derretía en sus brazos, él también debía tener esa reacción conmigo. Idiota, maldito vampiro adicto al trabajo que me hacía dudar de mi capacidad para seducirlo.
Alex se detuvo un par de kilómetros más adelante para esperarme, pero pasé de largo, no le dije nada, sin embargo, él corrió a mi lado en silencio y con una desagradable sonrisa de arrogancia en su cara. Infeliz, estaba al tanto de mi enojo.
Cuando llegamos a la mansión blanca, con mis pies sucios y mi cabello un tanto desordenado porque lo había dejado suelto, lo único que deseaba era volver a mi habitación, ducharme y meterme en la cama para dormir.
—No te enojes –dijo Alex rodeando mi cintura desde atrás y besando mi cuello, antes de llegar a la puerta trasera de nuestro hogar.
—Suéltame, no me hace gracia.
— ¡Vamos! No podíamos quedarnos ahí, alguien llegaría y no voy a permitir que alguien te vea de esa forma, esa Victoria es solo para mí –su seriedad me causaba sorpresa ¿Cómo podía decir eso tan serio?
—Deja de tocarme –me giró hacia él.
—Te recompensaré ¿sí? –lo miré con la boca abierta.
—Tú no tienes que recompensarme nada, hablas como si estuviera recibiendo un premio… ¡Ah! –Lo empujé y gracias al cielo que me soltó –a veces puedes ser un verdadero pendejo ¿sabes?
No lo esperé y entré a la cocina, sintiendo los deseos de poder ir a ducharme. Crucé la sala corriendo, no había nadie, pero antes de subir las escaleras, Alanna me detuvo.
—Su invitada bajará en unos minutos, se fue a refrescar ¿sí? –asentí.
—Hare lo mismo, también bajaré.
—No vista tan… cómoda ¿está bien? –sonreí y negué a sus palabras, estaba tan cansada de esto que aceptaría lo que me dijera.
—Entendido, nada de andar descalzas cuando hay visita ¿cierto?
—Gracias por entender –dijo Alanna sonriendo. Pocas veces la veía con esa expresión –Sr. Lenardis –hizo esa estúpida reverencia cuando vio a Alex y después desapareció.
—Vamos, que ahora nuestro día de trabajo no ha terminado gracias a ti –subió los escalones, dejándome confundida.
— ¿A qué te refieres? –avancé rápidamente para llegar a su lado.
—A que ahora tenemos una visita, que no debiste traer ¿no te diste cuenta que no es aceptada por las demás esposas de los consejeros? –bufé a lo que dijo.
— ¿Y eso me importa? La invite porque es simpática, mucho más que las demás y porque no le gustan los hoteles… si sigues hablando, terminaré por irme, escapar de este troglodita que tengo a mi lado. No pensé que te importaran las apariencias de esa forma, pero creo que lo heredaste de Elizabeth –negué y me adelanté, hoy no era el día de Alex.
—No es eso, solo que esa reunión realmente se hace para ver como interactúas con esas aburridas vampiros, como las llamas tú.
—Déjame en paz, fui hasta allá y si hice las cosas a mi manera, ya están hechas –lo miré curiosa cuando noté que no me respondía, solo me miraba con su ceño fruncido — ¿Qué sucede ahora?
—Nada, tienes razón –mis ojos se abrieron ante la sorpresa de sus palabras ¿me estaba dando la razón?
—Creo que ha llegado el día del apocalipsis, es imposible que me digas que estoy en lo correcto –tensó su mordida.
—Solo me molesta que hayas traído a alguien, pensaba que ahora estaríamos libre… y podríamos terminar lo que empezamos esta mañana –presionó los botones del tablero para poder entrar a nuestra habitación.
— ¡Ja! –dije irónica –ni en tus sueños, ya tuviste tu oportunidad.
Entré a la habitación, directo al armario donde tendría que buscar algo que ponerme después de darme un baño.
—No te iba a dejar expuesta ante cualquier empleado –estaba apoyado en la puerta mientras yo miraba que ropa ponerme, sonreí ante cierto recuerdo.
Me giré hacia él y caminé lo suficiente para dejar apoyada mis manos en su pecho.
— ¿Es en serio? –él asintió, mirándome con esos ojos negros.
Rápidamente metí mi mano en su bolsillo y recuperé mis bragas. Lo miré con suficiencia, orgullosa de mi logro.
— ¡Ey! –alegó ante su sorpresa.
—De verdad no estás leyendo mi mente –comencé a sacar el resto de mi ropa. Un vestido azul, con pequeños estampados en diferentes tonalidades. Dejaba mis brazos expuesto y era más corto que el blanco. Era muy cómodo, además tenia como accesorio un cinturón marrón. Tomé las ballerinas negras y me dispuse a ir al baño.
—Te di mi palabra ¿no?
—Eso espero –dije mirándolo por unos segundos, notando como sus ojos volvían a ese oscuro que conocía muy bien — ¡Ni lo pienses!
Corrí rápidamente al baño y cerré con seguro, riendo, nuevamente había engañado a Alex para que no me atrapara… Dios, me estaba volviendo en alguien bipolar. Parece que después de todo, no era tan agradable que no leyera mi mente.

No me demoré muchos minutos, dejé mi cabello un tanto húmedo y salí lista y preparada para hacerle algo de compañía a Tessa. Alex estaba mirando por la ventana, sonreí al recordar la primera mañana que desperté con él, era la misma situación.
—Voy a bajar –él se giró y me miró, ahora apoyado en el ventanal –basta –dije cuando noté esa mirada preocupada. Me acerqué a él, aunque estuviera enojada o más bien dicho molesta, no lo iba a dejar de lado cuando me miraba de esa forma — ¿Qué estas pensando?
—Que no es entretenido ser un ignorante de tus pensamientos –tiré de su corbata que estaba bastante desecha. De esa forma se inclinó para que pudiera alcanzar sus labios. Me empiné un poco y de inmediato sus brazos rodearon mi cintura –te atrapé, eres muy fácil de engañar ¿sabes? –abrí mis ojos sorprendida cuando escuche aquel susurro en mi oído.
— ¡Ay! Alex ¡no! –dije empujándolo, pero era inútil, hasta desesperante, de cualquier forma que me moviera no serbia para liberarme.
Caminó conmigo hasta recostarme en la cama, pero me giré para poder avanzar por la cama y escapar. Podía escuchar con claridad su risa mientras yo le gritaba que me dejara, sin embargo, tiró de mi pie y me hizo retroceder lo poco que había avanzado. Como si fuera una muñeca me giró de nuevo para que lo mirara.
Levanté mis brazos para dejar mis manos sobre su pecho y evitar que avanzara. Solo tuvo que agarrar mis muñecas con rapidez y dejarla sobre mi cabeza para inmovilizarme de nuevo.
—Te gusta jugar al gato y al rato, Victoria –sonrió de una forma que me causo escalofríos.
— ¡Basta, basta, basta! –le repetí, mirando hacia un lado cuando note que se acercaba a mí.
Mordió suavemente mi cuello, sin traspasar la piel. Toda mi fuerza desapareció, mis brazos dejaron de luchar y solo me convertí en una muñeca de trapo, dispuesta a que él hiciera conmigo lo que deseara. ¡Dios! Era tan fácil.
—Estas muy tensa –susurró — ¿es qué acaso estas enojada? –tiró del lóbulo de mi oreja, provocando que mis ojos se cerraran con fuerza.
—Quiero arriba –dije malhumorada.
—Esta vez no –lo miré con el ceño fruncido.
—Me lo debes por el auto… —él se quedó pensativo.
—Está bien –se recostó sin ningún problema y yo me senté sobre su cadera –ahora si –por su expresión lucia bastante feliz de que pudiéramos hacerlo, ya que estábamos siendo interrumpidos a cada momento, pero para su desagracia, yo era alguien vengativa.
Me acerqué para besarlo, pero antes de poder sentir sus labios, saqué el celular que había en el bolsillo de su pantalón y lo hice tira al frente de sus ojos. Dejé que cayeran los restos sobre su rostro y salí corriendo a la puerta, la que abrí de inmediato.
— ¿Creíste que iba a olvidar que me dejaste en el auto sola? Esto es para que aprendas a no contestar el celular cuando estás conmigo… en ciertos planes que no se pueden interrumpir –Alex estaba sentado en la cama, apoyado en sus manos y mirándome con la boca abierta –no demores, Tessa nos espera.
Cerré la puerta, riendo, orgullosa por mi gran hazaña. Sabía muy bien que esto traería consecuencias, como cada vez que hería su ego, pero lo más probable es que saliera beneficiada. No pude dejar de reír mientras caminaba hacia la sala.
—Tu humor a cambiado, te ves más alegre –me giré a ver como Tessa caminaba hacia mí.
—Espero que aquí te sientas más cómoda que en un hotel.
—Muchas gracias por la invitación –para mi sorpresa, la rubia despampanante solo vestía con unos jeans y una camiseta blanca, además de unos zapatos deportivos, muy casual. Estúpida Alanna que hacia preocuparme de cómo lucia en momentos como estos.
— ¿Tienes sed? –pregunté cuando bajábamos las escaleras.
—No, antes bebí de un humano que había en la reunión, me lo ofrecieron –sonreí. Eso se escuchaba pésimo en mi mente.
Caminamos hasta que llegamos a la sala principal, donde nos sentamos cómodamente, una al frente de la otra, me sorprendió ver como ella se sentaba con sus piernas cruzadas, como si estuviera meditando.
—Me sigo preguntando porque me has invitado, no soy la favorita de las demás ¿sabes?
— ¿Y eso porque habría de importarme? Tampoco soy la favorita de muchas –ella asintió entusiasmada.
— ¿Sabes? Nunca he podido entender que sucede entre tú y el gobernador ¿es que él ha tenido más de una pareja definitiva? –sonreí.
—No sé más que tu, te lo aseguro, pero si, Alexander ha tenido más de una gobernadora a su lado, a través de los tiempos claro ¿William no te ha hablado de eso?
—No y no debería tampoco, es algo privado ¿cierto? –sonreí, esta mujer me agradaba.
—Exacto, pero no todos tienen tu pensamiento, menos cuando han observado y compartido con las demás mujeres.
—Eso debe ser horrible, es como yo… vivo bajo la sombra de la primera esposa de William, pero lo tuyo es a un nivel extremo.
—Algo así.
—Pero aun así todos tratan de buscar tu aprobación, vi como lo hacías cuando visitaste Londres, supiste manejar a los invitados muy bien, pero manteniendo tu personalidad, por lo visto no te han manipulado del todo.
—No, solo fui convertida en vampiro…
—Debes hacer muchas cosas que no te gustan ¿cierto? –levante los hombros, quitándole importancia.
—Eso no es lo importante, puede volverse aburrido, pero tengo a Alexander a mi lado, así que… eso es lo principal –ella sonrió satisfecha.
—Realmente estas enamorada de él.
—Claro que lo está –me tensé al escuchar la voz de Alex. Miré y pude ver como caminaba hacia nosotras. Solo con unos pantalones negros de tela y una camisa que llevaba dentro del pantalón; caminaba tan recto y cuando me miró… me dejo paralizada, si, estaba en problemas por lo que había hecho minutos atrás.
—Me alegro de ello –dijo Tessa sonriendo — ¿debo hacer ese saludo con reverencia? No estoy acostumbrada, no le encuentro sentido –comencé a reír cuando escuche aquello.
—Por fin alguien que piensa como yo ¿me podrás creer que todo el mundo la hace?
—Yo lo he hecho –dijo Tessa –pero es tan incomodo, es como si estuviéramos en el siglo uno.
—No es necesario –Alex se sentó a mi lado, sonriendo –son trivialidades ¿deseas algo para beber?
—No, muchas gracias. Estábamos conversando de tus antiguas parejas –para mi sorpresa, él ni siquiera se tensó al escucharla –es muy extraño, que sea usted el único vampiro que puede tener más de una pareja.
—Y muy frustrante –respondió Alex, dejándome con la boca abierta ¿Por qué estaba hablando del tema tan relajado?
—William no me cuenta mucho de ustedes, a pesar de ser muy importantes no quiere hablarme de cómo sucedieron las cosas.
— ¿En serio? –Susurre cuando escuche a Tessa –tenemos algo en común ¿cierto, Alex? –él solo se rió, estaba fingiendo porque cuando tomó mi mano la presionó más de la cuenta para que dejara de hablar.
—Bien, bien… supongo que no estoy siendo un tanto ¿desagradable? Me dicen que hablo demás, cuando sea así, por favor solo díganmelo, estos meses ya me lo han repetido tanto que me he acostumbrado –ella había notado el cambio en el ambiente.
—No te preocupes, si yo estuviera en tu posición –dije presionando de igual forma la mano de Alex –tendría las mismas dudas ¿Cómo es que este gobernador de todos los vampiros puede seguir estado con una y otra mujer?
Antes de que ella pudiera contestar, su celular comenzó a sonar. Se disculpó y se alejó hacia la sala de juegos para contestar a su amado William.
— ¿Qué pretendes? –Alex tiró de mi mano para acercarme a él –no juegues conmigo, de ninguna forma.
—No puedes hacerme nada –dije mostrándole la lengua –no estoy mintiendo, Tessa no es para nada de mi desagrado, hasta pensamos parecido –me tensé por completo cuando Alex tomó mi mandíbula con fuerza, sin dejar que me alejara de él.
—No me refiero a eso –sonrió de tal forma que mis brazos perdieron un poco de fuerza — Estaba hablando por lo sucedido en nuestra habitación y deberás solucionar esto –sin más llevo mi mano libre a su entrepierna. Comencé a moverla al sentir su erección.
—Basta… —traté de mirar hacia atrás y observar si Tessa venía de vuelta, pero estaba animada conversando con William –suéltame ahora, ella lo notará.
—Rompiste el maldito celular sobre mi cara –sin más me acercó a su rostro y sus labios se apoderaron de mi boca y ahora su mano que sujetaba la mía, fue a mi cuello, atrapándome para no escapar de aquel beso.
No tenía idea porque no me alejaba, ni tampoco porque mi mano seguía donde la había dejado. De a poco me fui acercando hasta él, quien no soltaba mi cuello y me besaba de una manera que en el pasado habría dejado mi corazón sin latidos. Sin embargo, un segundo después de dejar mi mente en blanco, me liberó y se movió varios centímetros lejos de mí, cruzándose de piernas y saludando a Tessa que regresaba.
—Y dime ¿Cómo va todo en Londres? –dijo Alex como si nada hubiera pasado.
No fui capaz de aportar nada más que monosílabos a la conversación.

—Que duermas bien –dije sonriendo y despidiéndome de Tessa. Ya era muy tarde, eso era lo malo de convivir con vampiros acostumbrados a la noche, que lograban que mi horario diera un vuelco.
—Muchas gracias por la increíble conversación, que duerman bien –ella nos hizo una seña y después desapareció.
Finalmente nos quedamos solos con Alex, nos miramos sin decir nada  y después avanzamos un par de pasos. Estábamos poniéndonos al límite ¿Quién caería primero? No sería yo esta vez, ese era el precio que debía pagar Alex por rechazarme en el auto.
— ¡Alex! –dije cuando sin más tomó mi mano y abrió la primera puerta que estaba a nuestro lado derecho. Era mi antigua habitación.
Sin prender la luz me llevó hasta la pared, dejó abierta la puerta unos centímetros, permitiendo que solo la luz del pasillo nos iluminara. Antes de poder exigirle una respuesta, sus labios fueron hasta los míos, mientras que su cuerpo me aprisionaba contra la pared.
Realmente no tenía fuerzas para poder alejarlo, no ahora.
—Ya no quiero jugar –susurró en mi oído, provocando que mis ojos se cerraran levemente.
Tomó mis manos y las apoyó en la pared, sin dejar que pudiera tocarlo. Las fue moviendo hasta que llegaron sobre mi cabeza. Sus labios solo estaban a milímetros de distancia.
Traté de besarlo, pero Alex se alejó, sonriendo y mostrando parte de sus dientes, que podía ver claramente por la luz del pasillo que se colaba por la puerta. Hice un mohín por la frustración y enterré mis uñas en sus manos que me apretaron más fuerte.
Alex al ver mi expresión, no se contuvo, simplemente me besó. Su lengua se unió a la mía, jugando de tal forma que seguía tentándome hasta que por fin se decidió a darme un beso que durara más de cinco segundos. Mis ojos se cerraron por completo y mis piernas fueron perdiendo fuerza, flexionando solo un poco mis rodillas.
Mi vampiro se dio cuenta de los efectos que estaba teniendo, es por eso que sus manos liberaron las mías para después levantarme unos centímetros y así poder rodear su cadera con mis piernas. Quedé mucho más cómoda para poder seguir sintiendo sus besos mientras iba desabotonando mi vestido y yo acariciaba su cuello.
Avanzó conmigo hasta llegar a la cama, donde me recostó, pero sin soltarme en su totalidad, es por eso que mientras seguía besándome, cada vez mas intensamente, yo me dedique a desabotonar su camisa, lo cual hice bastante rápido.
—Alex… —susurré cuando sus labios llegaron a mi cuello. Bajé mis manos para poder desabotonar su pantalón. Él se separó un poco de mí y se sacó la camisa blanca, sin dejar de mirarme con una sonrisa que me encantaban. Sus colmillos se podían ver claramente.
Cuando volvió conmigo, se fue acercando de forma lenta, sus manos recorrían mis piernas hasta llegar a mis muslos, fue subiendo el resto de mi vestido con aquellas caricias. El género se acumuló bajo mis pechos, dejado mi abdomen desnudo, él se acercó y besó mi costado derecho, causando que mis ojos se cerraran por el placer que me daban sus labios. Finalmente me recosté por completo sobre la cama, entregando mi cuerpo ante el ser inmortal que tenía sobre mí.
Levanté mis brazos cuando siguió subiendo mi vestido hasta tirarlo a un lado, dejándome solo con mi ropa interior color azul.
—Espera –dije antes de que siguiera.
Rápidamente me giré y avancé hasta la mesa de noche para poder prender la lámpara que ahí había.
—Nunca lo habíamos hecho aquí –realmente no había vuelto a entrar a esta habitación desde hace mucho tiempo. La última vez fue para recoger algunas de mis cosas y llevarlas a donde Alexander.
—Después de todo, si lo haremos en un nuevo lugar –tiró de mi pie para volver a él, pero esta vez me senté mientras él eliminaba mi sujetador, también arrojándolo a un lado. Mis manos en cambio iban bajando su pantalón.
Alex tomó mi mentón para que lo mirara y después se acercó para besarme. Me gustaba poder ir despacio, podía aprovechar a mi esposo por todo el tiempo que no había estado conmigo, era increíble. Sin embargo él no estaba muy dispuesto a esperar, ya que rápidamente se deshizo de sus pantalones, quedando solo con sus bóxer negros, dejando expuesto cuan excitado estaba, me fue inevitable sonreír.
— ¿Por qué te ríes? –su expresión se volvió seria.
—Tienes permiso de entrar a mi mente si deseas saberlo –él me quedó mirando unos segundos y después negó.
“Ya veremos quién está más excitado por el otro” no puedo explicar lo agradable que fue sentir su voz en mi mente, era como si pudiera sentirme rodeada por él de todas las formas posibles.
Me recosté en la cama de nuevo y le indiqué con mi dedo índice a que viniera por mí. Él enarcó una ceja ante mi desafío, sabía muy bien como terminaría esto, pero era entretenido molestarlo un poco.
No se demoró ni un segundo en besarme de nuevo, pero cuando lo hizo también arrancó mis bragas ¡sin importarle nada! Solo las tiró y las destrozó, tirándolas al suelo.
Giré mi rostro hacia un lado al sentir su mano entre mis piernas. Con rapidez me aferré a sus hombros. Alex tenía una sonrisa en sus labios.
— ¿Por qué no sonríes ahora? –escondí mi rostro en su cuello, presa del placer que me daban el movimiento de sus dedos. Tensé mi mordida, evitando que se escaparan gemidos de mi boca tan luego.
—La puerta… esta… abierta –alguien podía aparecer. Alex me miró unos segundos, sin detenerse.
—Está bien, solo porque quiero escucharte gritar por mi –en un segundo cerró la puerta, no pude siquiera encontrar algo de calma cuando ya se había colado entre mis piernas, volviendo a la tortura de hace un momento atrás mientras  me besaba.
Podía sentir como su erección estaba contra mi cuerpo, mis caderas se movían por cuenta propia contra las de él.
—Alex… —susurré desesperada por sentirlo completamente.
Mi vampiro se ubicó a mi lado, tomando mi pierna izquierda y acercándose más a mi cuerpo. Mi mordida se tensó cuando sentí que su mano recorría uno de mis senos mientras que su erección recorría en toda su extensión entre mis piernas.
— ¡Ya basta! –Dije enojada, solo me estaba tentando –solo hazlo –él sonrió al escucharme.
Con fuerza su mano se apoderó del costado de mi cadera para inmovilizarme y su erección entró en mi cuerpo de un solo movimiento, al mismo tiempo que sus labios se apoderaban de mi boca. Un largo gemido fue silencio por aquel beso.
Me las arreglé para poder rodear su cuello para seguir besándolo mientras que su cadera se movía junto a la mía lentamente, extendiendo el placer que cada uno provocaba en el otro. Tomé su mano que no liberaba mi cadera para que rodeara mi cintura con ella, sentía que me estaba desmoronando en sus brazos y necesitaba sentirme rodeada por Alex completamente, era como si en cualquier momento fuera a desvanecerme.
—Más… —gemí presionando con fuerza su mano, pero él simplemente no me hacía caso, quería hacerme perder la cabeza, es por eso que comencé a moverme contra él, lo que no fue suficiente.
Solté su mano y me alejé de él, mirándolo enojada. Antes de que me dijera algo lo empujé de los hombros para recostarlo en la cama y sin más me subí sobre él, tomando su erección y la lleve directo a mi interior. Me apoyé en su pecho para poder moverme a mi gusto.
— ¡Demonios! –gruñó mi vampiro, cuando aumenté la frecuencia, solo estaba concentrándome en mi placer. Eso le pasaba por estar jugando conmigo, por querer llevarme a la desesperación pura.
Alex de forma brusca me tomó de las caderas y nos hizo girar sobre la cama, quedando sobre mí. No jugó más.
— ¡Espera! No tan… —un grito se escapó de mi boca cuando sus manos usaron más fuerza y se movía con la misma intensidad, logrando que mi cuerpo volviera a estar a su voluntad.
— ¿No… querías más? –aferré mis manos en el cobertor, sobre mi cabeza mientras que las embestidas de Alex se volvían profundas y bastante rápidas.
— ¡Oh!... ¡Dios! ¡Alex detente! Me voy a… —él no dejaba mis piernas, no me podía mover ni un poco mientras mi cuerpo era atacado por aquellas arremetidas que me estaban volviendo loca.
—No importa, que no será el último de la noche –dijo bastante rápido, justo para cuando mi espalda se arqueaba y sentía que mi cuerpo ardía. Estaba rodeada de fuego, siendo consumida por él.
Alex se acercó y comenzó a besarme mientras que seguía moviéndose así de rápido. Pensé por un segundo que la inmortalidad en nuestra especie era una mentira; besarlo mientras sus embestidas no se detenían era como si mi cuerpo no fuera a soportarlo. No pude hacer nada más que aferrarme a él, gimiendo entre su boca, susurrando su nombre…me estaba volviendo loca.
— ¡Ah! –grité cuando por fin alcancé aquel nirvana, esa sensación que dejaba mi cuerpo completamente satisfecho. Sonreí contra el cuello de mi vampiro mientras que sus movimientos se volvían más lentos — ¿aun no has…?
—No –dijo ahora tomándome entre sus brazos, sentándose en la cama y dejándome a horcajadas sobre él, aun sin salir de mí. Esta vez era mi turno de tener el control.
Sonreí mirando su rostro, acaricié sus mejillas al ver que él estaba muy concentrado mirándome, tan serio como siempre. Me apoyé sobre mis rodillas, rodeando su cuello con mis manos, para así moverme despacio sobre él, aun no me recuperada en su totalidad del reciente orgasmo.
Por un momento, mientras estábamos en nuestra pequeña burbuja, pasó por mi mente el hecho de que Alex había estado en esta situación muchas veces, con diferentes mujeres. Lo único que pude hacer fue abrazarlo, él no podía ser de nadie más, toda esa historia sobre perder a sus parejas se acababa conmigo, no iba a dejar que ese pasado se metiera más en mi cabeza, de esa forma solo esto acabaría muy mal. Iba a descubrir todo de una vez, lo iba a enterrar en el pasado como debió estar durante este tiempo y Alex no volvería a pensar o desconfiar de mí. Estaba cansada de vivir de esta forma.
—Tú eres solo mío ¿sí? –dije posesivamente, sin dejar de moverme  sobre él.
—Y tu mía –sonreí al escucharlo, lo necesitaba –tengo sed… —me tensé cuando sus colmillo rozaron la piel de mi cuello.
Tomé mi cabello para hacerlo a un lado cuando sentí su mordida traspasar mi piel. Alex aferró sus manos en mis caderas y dirigió mis movimientos mientras bebía de mi sangre. Volví a caer en un rápido torbellino que hizo girar mis sentidos, logrando que alcanzara aquella sensación que solo él había obtenido de mi parte. No pude hacer nada más que entregarme para que él obtuviera lo mismo.
Besó la herida que se estaba regenerando y después pude ver como las dos gotas de sangre que caían entre mis pechos, eran absorbidas por su lengua.
Me recosté en la cama, cansada por haber estado expuesta al sol y además porque Alex bebió de mí. Mi vampiro se apoyó a mi lado, acariciando mis labios con su pulgar.
— ¿Me he reivindicado por lo sucedido esta mañana? –esta vez sonreía, no pude responder el gesto porque mis parpados pesaban demasiado.
—Con creces… —me acurruqué a su lado, sintiendo como su mano acariciaba mi brazo. Pensé en lo sucedido esta mañana y como se llevó a cabo el resto del día, donde casi me vuelvo loca por el aburrimiento que sentía además de pensar asuntos indebidos sobre Alex. Sonreí al recordar la sugerencia de Raúl — ¿Alex?
—Dime –lo observé directamente a sus ojos oscuros.
—Creo que volveré a estudiar, es hora de que salga de aquí un poco ¿no?

 ¡hello, pequeñas mariposas! Bueno, por fin logre terminar este capitulo, me pegue en una parte y no podia avanzar :P Aaah espero que les haya gustado y disculpen las faltas ortograficas :D bueno, ya creo que del siguiente capitulo comenzamos a avanzar más en esta historia, ya que necesitamos una base para poder movernos. Espero que esten bien y muchas gracias por leer *w*

14 Lectores:

  1. OOH MI DIOS!!! Lo ameeee!!!! (: (: (:!
    Alex me esta matando, en serio! Por qué es tan idiota? Creo que se estan distanciando... ):
    Ojala que Alex no le haga un escandalo a Viky por sus estudios...
    Ya espero el prox cap :D

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  2. Uffff ps a mi me dejaste cn calor jaja.
    A mi Alex precioso a veces me dan ganas de ahorcarlo y a veces de comérmelo a besos. Estos 2 me tienen y se mantienen ellos también en una constante montaña rusa emocional, me encanta.
    También me gusto la platica q sostuvo Raúl cn Victoria, creo q le hizo bn y le realzo un poco el espíritu y Tessa esta super bn, a mi tampoco me agrada la gente muy estirada XD
    Ahhhh me dejas algo nerviosa cn eso de avanzar más la historia porq honestamente te he dicho en cada comentario q ya quiero saber más sobre estos mugres secretos pero estoy segura q me estresaran hasta dejarme cn ganas de ahorcar a alguien ;D
    Muchas gracias por el capi Mariposa y como siempre te mando un abrazo y nos seguimos leyendo!

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  3. me gusto muchisimo este capitulo me encanta como vas llevando esta historia dani te felicito

    besos

    maru

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  4. COUDY:
    ME ROBO UNA SONRISA,...ame este cap eso de jugar que si que no pobrecitos jjajajaja quiero masssssssssssssssss alex de a poco va cambiando :D

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  5. Me siento peor que voyeur ante el encuentro de Alex y Viky, además de quedar bastante acalorada. Y esperó se tomé las cosas con calma Alex (aunque lo dudó) ante la intención de Viky de estudiar.
    Danii sí te fue difícil el capítulo ni se noto te quedó fabuloso.

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  6. Solo puedp decir Dany nunca me decepcionas.... Excelebte capitulo :)

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  7. heyy dani este capi me encanto estuvo LARGOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO. Alex si la adora a vicky pero esta mal enfocado en que es lo mas importante y ademas le oculta las cosas ese es el problema que no quiere preocuparla pero eso los esta separando. La pobre vicky pues esta confundida pero me encanta la conversacion con Raul...que estudiee sip sip ..aunq comoreaccionara alex..uyyy.......chevere que la viky no se deja llevar por apariencias y como le hizo pagar a alex por sus desplantes. me encato la reconciliacion.......ahhhh amo a aalex lo sabes

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  8. como adoro los capítulos largos!!!
    adoro tanto a estos dos, pero en serio que ese Alex me saca de quicio.. pobre Vicky, nada más falta ver como reacciona él ante la idea de salir de la mansión y estudiar.. y mmm, tengo mis dudas, sobre si la amistad con Tessa le traerá cosas buenas o más problemas... ojalá sea la primera :D waaa, quiero que Raúl la siga ayudando, y quiero más de Aníbal, es como tan mono!!! jaja
    gracias por el capítulo Dani!!! excelente semana!!

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  9. Ooooo me encantan este par de bipolares destilan amor x cada poro... Me mata la curiosidad este cristobal no parece tan humano q desaparece d la nada..... Y las señoronas aburridas le complicaran mas por ser solidaria con tess.... Y el aranq q le dara al bombon de Alex x las ideas q le puso Raul ya quiero saber q pasa.... Gracias Danii x el capi una buena semana

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  10. cada vez me encanta mas la historia...
    al parecer un poco del caracter bipolar de Alex le esta pasando a Victoria...!!!

    pero cada vez lo amo mas...

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  11. simplemente... me ENCANTO!! estuvo todo super chevere lo de cristobal me deja pensando y el querer saber si alex le dara "permiso" a vicky para estudiar...
    en fin te felicito ojala te vaya bien en tus estudios!!
    DTB

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  12. me creeras q recien pude terminar de leer el cap??
    empece en una aburrida clase y con las pocas horas de sueño,con lo q se me caen los ojos cuando llego y so qiero dormir mas el ser mamá he intentar q mi pelo sea azul xD no habia podido leer u.u
    ademas mi puti note q nose q le paso no me funciona, pero bueno, aun con todo eso leeo igul a este gato Lenardis ="=

    me facino el cap ( mas omenos me imagino donde te qedaste pegada xD pero qedo exelente el cap )
    me gusto mucho el qe tenga de amiga a Tessa, espero q en cerio sea una amiga y no se convierta en una arpia ... porq entonces yo me ofresco a ir por ella xD
    ah tambien esa decicion de volver a estudiar ... nose como lo hara , si tu y yo estamos como estamos sin un Gato Lenardis... para ella sera mucho mas dificil ajoaaojoa
    sin nada mas qe decir sobre este fenomenal caaaap!!
    mas q espero q en el otro si este incluido la escena de la ducha ah 1313 xD


    aaah se me olvidaba la parte donde alfin decide descubrir todo y darle fin a esa historia del pasado de Alex ... osea porfin se le cayo la teja jaojaoao eso deberia ser lo principal ajaaapap



    p.d : te cuento q aca en antofa estan callendo muchos rayos ajahahahah al fin algo genial pasa aca xD

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  13. q buenn capi como si ira a tomar alex esto de q victoria kiere estudiat o.o me gusta como se esta desarrollando la historia presiento q se vienen cosas muy buenass ;D

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  14. leer este cap por segunda vez me deja la misma sensación de tragicómico xDD
    si mal no recuerdo fue por esta cap que pensé q Vicky era tan exagerada( pero ahora ya esta claro que entiendo toda carga que lleva Vicky a demás de la que ella solita se acumulo mirando esos sueños xD),porque yo siempre me rió en las mismas partes jajaoaj (bueno si fue muy mala onda despertarla y dejarla así, ademas de frustrante pero bueno al final los dos se dejaron de tonteras y pudieron ... estemmm "desestresarce" el uno con el otro de la mejor manera que puede haber :$ )
    jajoaoaja amo a este par de Vampiros <3






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