martes, 21 de mayo de 2013

La Maledizione Lenardis - Capitulo 7



Capitulo 7

Mientras Alex dormía plácidamente con sus tormentosos sueños, yo arreglé nuestras cosas, no tenía ganas de dormir y aunque lo deseara estaba segura que no podría hacerlo, ya que siempre necesitaba a mi vampiro al lado en la cama, pero ahora… ni siquiera quería ver su oscura mirada.
Para cuando ya eran las cinco o seis de la tarde Alex despertó, en todo momento había dejado que mi mente se liberara y pensara en todo lo que había visto, es por ello que cuando él apareció en la sala, yo estaba con las pilas recargadas para así esconderle mis pensamientos sobre lo que había espiado en sus sueños.

Sin embargo, al verlo ahí, solo con su pantalón de pijama azul oscuro, me sorprendí a mí misma. Caminé hasta donde él estaba y lo abrace, había extrañado estar a su lado al dormir. Ahora estaba cansada y sensible.
— ¿Qué sucede?
—Abrázame ¿sí? –él no preguntó nada en ese momento e hizo lo que le pedí. Apoyó su cabeza sobre la mía mientras me rodeaban con sus brazos. Cerré mis ojos un momento, pensando en el mar o la playa. Cualquier imagen servía.
Después de ese segundo de debilidad de mi parte, arreglamos los últimos detalles, él se dio un baño y nos despedimos de la casa. Finalmente no habían sido las vacaciones que esperaba tener, aunque haya descubierto parte del pasado de mi esposo.

Como no había dormido nada durante el día, para cuando llegamos a los cómodos asientos del avión, mis ojos se cerraron y no supe de nada más hasta que Alex me despertó con una mirada sospechosa.
— ¿Qué sucede? –dije mientras se daba el aviso de ponernos los cinturones.
—Soñaste algo extraño.
— ¿Extraño? no sé a qué te refieres, arregla tu cinturón, ya vamos a aterrizar… quiero llegar pronto a casa, estoy cansada.
— ¿Por qué no dormiste conmigo anoche?
—Dormí solo un poco, después arreglé todo para volver y para que no perdiéramos tiempo — ¿Por qué? ¿No te gustoó el tiempo que pasamos?
—Fue increíble, pero creo que no es correcto robarme por tanto tiempo al gobernador –él sonrió.
—Aun así has soñado algo raro.
— ¿Ahora te metes en mis sueños? ¿No crees que estas siendo un poco invasivo?
—Puede ser… los sueños son algo muy privado, aun así soñaste con Javier, le decías que no eras mi pareja realmente –bufé ante su comentario.
—Bueno, te recuerdo que hemos discutidos estos últimos días, quizás mi subconsciente aun no termina de perdonarte y tiene que buscar alguna persona de fiar para contarle mis problemas –él frunció el ceño de inmediato.
— ¿Estás hablando en serio?
—Claro que no, que yo sepa no tenemos el don de comunicarnos con los muertos ¿cierto? Aunque los recordemos siempre –por su mirada podía entender que estaba confundido –solo es un sueño Alex… nada importante.
—Señor, por favor su cinturón –le pidió una de las azafatas, ya que Alex aun no se arreglaba.

Después de aquello nos dedicamos a buscar nuestros bolsos y después no hablamos mucho cuando nos fuimos con el chofer… no sé que habré soñado, pero también lo dejó ensimismado. Para cuando llegamos a nuestra propia pista de vuelo, nos esperaba Raúl con una amplia sonrisa. Sentí que sería un respiro de tener a Alex todo el tiempo a mi lado.
— ¡¿Cómo lo han pasado los tortolitos?! –Preguntó dándome un abrazo y dos besos en mis mejillas, para después estrechar la mano con Alex, quien tomó mi bolso sin decir nada y lo llevó hasta la avioneta — ¿problemas en el paraíso de nuevo?
—No creo, solo estoy cansada.
—Ya me imagino porque –dijo moviendo las cejas sugestivamente. Solo negué a sus palabras con una sonrisa, este vampiro siempre me animaba.
Subimos a la avioneta y ajustamos nuestros cinturones. El vuelo comenzó sin mucha comunicación, pero a medida que pasaron los minutos, Raúl empezó cierta conversación que llamó mi atención.
—Alex, deberías atender las llamadas de Marco, me ha estado tratando de contactar, diciendo que hay ciertos problemas en Santiago.
—Estoy enterado de ello –dijo de forma apática, como siempre cuando se trataba de Raúl.
— ¿Qué problemas? –sabía que no me iban a contestar, pero decidí arriesgarme, no perdía nada.
—Algo de lo que deberías estar enterada, así que trata de sacarle información a tu esposo, gobernadora –mi boca se abrió ante la sorpresa que traían esas palabras. Miré de inmediato a Alex, que tenía una expresión furiosa en su rostro.
—Mejor calla esa boca, viejo.
—Solo digo la verdad, es algo importante, más cuando fue ella quien mordió a ese humano.
— ¡Cállate de una vez Raúl! –Alex de verdad se había enojado, el ambiente se volvió muy tenso y realmente desagradable. ¡Demonios! Aun nos quedaban varios minutos de viaje.
— ¿De qué…? –la mirada de Alex me hizo callar antes de poder completar mi pregunta. Su mordida estaba muy tensa y su ceja izquierda temblaba levemente… oh oh, eso no era nada bueno.
—Silencio ambos ¿sí? –fruncí el ceño.
—Ten cuidado de cómo me hablas, yo no soy una de tus subordinadas a quienes puedes tratar a través de órdenes, lo sabes bien ¿Qué tiene que ver ese humano que mordí?
—Lo hablaremos en casa –supe de inmediato que no me diría nada más. Sin embargo, Raúl no estaba nada feliz con que me escondieran información.
—Ten ojo en quien muerdes, Viky, a veces puede ser la persona equivocada.
— ¡Oh vamos! No me dejes así ¿Qué sucede con Cristóbal? –la mirada que me dio Alex causó que me incomodara aun más.
— ¿Cómo recuerdas su nombre? –sonreí ante su pregunta.
— ¿Será porque lo mordí hace un par de días? ¿Qué sucede con él?
—Nada… ¡este no es el momento para hablar! –había elevado el tono de su voz ¡odiaba cuando hacia eso conmigo!
Me crucé de brazos y miré hacia la ventanilla durante todo el resto del viaje, sin tomar en cuenta a Alex, aunque sentía que me miraba cada ciertos minutos. Raúl, gracias a Dios, no dijo palabra alguna.
Cuando llegamos a la mansión, dejé que otros bajaran mi bolso y caminé directo hacia la habitación, estaba cansada, no había dormido lo suficiente y ahora tendría que aplicarle un interrogatorio a Alex, del cual sabía que no sacaría casi nada de información.
— ¡Victoria! –dijo Ezequiel sonriendo cuando me vio llegar.
—Hola… nos vemos después –dije entrando, sin siquiera darme el tiempo de saludarlo correctamente.
Cuando miré hacia la sala antes de subir las escaleras, vi a Alanna lista con una carpeta en sus manos.
—Tu ni siquiera me hables ¿si? –ella me quedó mirando sorprendida, nunca me había comportado de mala manera, pero estaba a punto de explotar, se estaban juntando demasiados problemas en mi cabeza, que no podía resolver porque el idiota de mi esposo me estaba escondiendo algo, como siempre.
—Ey… —me llamó Alex cuando estaba poniendo la contraseña de nuestra habitación.
— ¿Qué? ¿Ahora quieres hablar o me gritarás de nuevo? –la puerta se abrió y entré sin esperar una respuesta de su parte.
— ¡Victoria! –cerró la puerta y fue ese momento cuando decidí encararlo, estábamos solos.
— ¡¿Si?! ¿Tienes alguna orden que darme, Sr. Gobernador? –Le grité sin poder controlarlo, estaba frustrada y deseaba hacerlo desde anoche — ¡Dime qué demonios está pasando!
—No es nada… —dijo ahora más calmado al verme enfurecida, pero no le serviría nada –y no me llames así, sabes que no me gusta.
— ¡¿No te gusta?! ¡Ah! que interesante ¡porque a mí tampoco me gusta que me dejes como una idiota delante de todo el mundo! Ahora me dirás que sucede con ese humano y qué demonios te dijo Albert en Bahía Inglesa.
—Es solo el humano hablando demás, no pudiste borrarle la memoria y ahora sabe que lo mordieron, solo eso –lo quedé mirando unos segundos ¿me estaba mintiendo? –claro que no te estoy mintiendo.
— ¡Sal de mi cabeza! ¡Me asfixias! No puedo tener un momento de paz porque tus estas dando vueltas en mis pensamientos ¡Sal ahora! –dije gritándole enojada. Alex me quedo mirando sin decir nada, por un segundo pude ver que estaba preocupado –odio cuando me dejas de lado, no me cuentas nada y siempre ¡soy yo la que termina sintiéndose mal por ti! ¡Trata de sacar esos traumas que tienes porque me estás cansando!
No esperé a que dijera nada, solo fui a nuestro armario y saque algo de ropa más cómoda y me fui al baño. Alex ya no se encontraba en la habitación.
Estaba tan enojada que ni siquiera me llamó la atención que se fuera, solo me di un baño y me cambié de ropa, necesitaba matar tiempo. Cuando estuve lista, ya con unos jeans y una camiseta violeta, decidí salir de la habitación. El baño ni siquiera me sirvió para calmarme, necesitaba estar lejos de esta casa, de todo lo que era ser vampiro… demonios, necesitaba una amiga o amigo que me consolara con estos problemas y no lo tenía, la persona que tendría que apoyarme en estos momentos era quien había provocado todo mi malestar.

Salí de la casa por la puerta de atrás, pensando en que hasta Francesca podía servir de confidente en este minuto, pero estaba por algún lugar en Italia y nunca más volvería, ese había sido el trato para mantenerla con vida, una verdadera mierda, estaba sola.
El sol ya se estaba escondiendo cuando me metí en el laberinto de jardines, hasta que llegué al centro, donde se encontraba la fuente de agua. Este era el único lugar donde encontraba paz.
Me senté ahí por unos minutos, llevando mis manos al pecho, sintiendo como este estaba oprimido. Extrañaba a Javier, él sabría qué hacer, ni siquiera podía hablarle a Ezequiel porque no quería que pensara que las cosas con Alex estaban mal… Javier había muerto por nosotros. Cubrí mi rostro con las manos, sin saber qué demonios hacer, creo que ahora le encontraba razón a Alex, no tenía que saber nada de su pasado. Ya era complicado vivir bajo la sombra de sus antiguas parejas, peor era conocerlas a través de sus sueños. Estúpida gitana que había robado la felicidad de mis vacaciones.
— ¿Disculpe? –me tensé al saber que no estaba sola. Me giré y vi a un vampiro, vestido de traje negro: era un guardia — ¿se encuentra bien?
Si, sin duda yo había visto a este guardia, creo que era el más joven de todos, no pasaba de los veinte años. Era alto y con una espalda ancha, blanco como todos nosotros y con esa mirada oscura que me decía que bebía de sangre para sobrevivir. Su cabello muy corto y su mirada preocupada me tranquilizaron un poco. Este guardia era el que me había salvado de John en el pasado y al que había engañado cuando escapé de Alex al pensar que sería una proveedora de otro vampiro.
— ¿Cuál es tu nombre? –no podía recordarlo.
—Aníbal, Sra. Lenardis –dijo aun al lado de la muralla verde, una de las cuatro que daba a esta fuente.
—Oh el espía de mis padres ¿no? –él hizo una mueca.
—Recibía órdenes, Señora.
—No me digas Señora, si casi tenemos la misma edad—él sonrió.
—Es verdad que me engañó en el pasado con esos falsos cardinales de mordidas, pero sin duda soy mucho mayor que usted –sonreí al recordar ese momento, ahora lucia muy entretenido.
— ¿Qué te trae por aquí, Aníbal?
—Alanna –fruncí el ceño ¿me estaba llamando? –Dijo que la gobernadora no puede andar descalza entre los guardias –levantó su mano izquierda y vi dos de mis zapatos deportivos.
—Ya veo, tráelos por favor –él en un segundo estuvo a mi lado. Los tomé solo por cordialidad y me los puse.
— ¿Se encuentra bien? –lo miré triste.
—Todo bien, solo necesitaba tiempo a solas, esto de ser gobernadora me abruma un poco, no estoy acostumbrada.
—Eso dijo Alanna, dijo que nunca usted la había tratado mal en el pasado, es por eso que no quiso perturbarla de nuevo –me sentí como un gusano al escucharlo, había sido una perra con Alanna.
— ¿Eres su novio? –él negó de inmediato.
—A la eterna solitaria no le gusta tener novios, solo soy un amigo –sonreí a como llamo a Alanna, un eterno misterio.
—Ya veo, bueno, dile que estoy bien, gracias –él me quedó mirando unos segundos — ¿Qué pasa?
—Lo siento, solo la vi muy afectada hace solo unos segundos, si hay algo en lo que pueda ayudar, hágamelo saber ¿sí? –sonreí ante su amabilidad.
—Muchas gracias.
—Y por favor no abandone al Sr. Lenardis –lo miré con sorpresa, sin poder creer que me haya dicho aquello ¡hasta los guardias desconfiaban!
— ¡Oh basta, por favor! ¡No tengo ningún deseo de abandonarlo, pero estoy cansada de que nadie confié en mí! Yo no soy las demás ¿sabes? No tengo porque soportar esto cuando lo único que hago es amar a mi esposo ¡esto es estúpido! –pude ver que también él se sorprendió con mis palabras, pero decidió sentarse a mi lado.
—La mayoría aquí ha presenciado el abandono de una o más de las parejas del Sr. Lenardis, yo fui testigo de la ultima… muy simpática y también decía amarlo, pero después de un par de meses, se fue en busca de algo que él no podía entregarle, la encontramos tiempo después y terminó muerta… ella no había sido convertida aun.
— ¿Qué me importa eso? Yo no soy ella –miré hacia el césped, tan verde y correctamente cortado.
—Cuando ella se fue, no vimos al Sr. Lenardis en cinco meses, nadie sabía que era de él… momento que los enemigos tratan de aprovechar, ciento de veces el consejo ha tenido que manejar a estas personas porque tratan de sacarlo del poder.
— ¿A dónde se iba? –dije ahora más interesada, nadie me había dado esta información.
—Mmm… supongo que a ahogar sus penas en sangre, sabe que cuando uno bebe mucho, se comienzan a atrofiar los muertos nervios que tenemos –era cierto, parecía una borrachera, se perdía la fuerza… se sufría una intoxicación –no era capaz de gobernar y todos apreciamos mucho el trabajo que él hace, es muy bueno con todos nosotros, es como si todas las ovejas se quedaran sin su cuidador.
—Supongo que todos están pendientes de mis movimientos, a pesar de llevar ya más de un año con él.
—Son muchas desilusiones, creo que nadie está dispuesto a soportar otra vez el proceso de recuperación del Sr. Lenardis, como tampoco estamos preparados para perderlo.
—Lo aprecias mucho ¿verdad? –dije ahora sonriendo, este chico lucía simpático y bastante honesto.
—Todos lo hacemos, unos antes y otros después, pero él siempre ha sido bueno con nosotros, como también con sus enemigos… excepto cuando desean lo que es suyo –hice una mueca de desagrado al recordar a Charlotte y John.
— ¿Alguno ha tratado de robar a las parejas de Alex directamente? –él asintió.
—Supongo que saben que es su debilidad, pero encuentro que es una manera cruel de dañar a otra persona –sonreí de nuevo.
— ¿Aun crees en las parejas que siguen juntas? –él asintió.
—No todos lo hacen, no todos siguen juntos toda la eternidad, incluso algunos pueden sobrevivir sin su pareja, pero sus miradas cambian ¿lo ha notado? Yo lo he visto en mis colegas, muchos han perdidos a sus parejas eternas… incluso no estando juntos sentimentalmente, cuando la pierden, parte de su alma se va con ellas o ellos.
—Debe ser horrible, ese dolor…
—Si, imagínese cuantas veces lo ha sufrido el Sr. Lenardis –lo miré curiosa.
— ¿Te envió él para que se me quite el enojo? –él abrió sus ojos con sorpresa.
— ¿Están enojado? ¿Piensa dejarlo? –reí ante sus preguntas.
—Jamás podría hacerlo, lo odio a veces, pero no puedo vivir sin él…es un mal necesario –él sonrió por esas palabras — ¿Qué haces aquí hablando de esta manera conmigo, Aníbal? No creo que a Alex le agrade y por eso dudo de ti, dime –él me quedó mirando unos segundos, sin decir nada hasta que se rindió a mi curiosidad.
—Hay cientos de rumores de cómo él ha perdido a sus parejas, pero muchas coinciden en que es por la distancia que provoca el mismo trabajo que tiene… solo quería hacerle saber que si usted necesita hablar con alguien, cuente conmigo, aun es una bebé vampiro, yo puedo ayudarla a saber más cosas o lo que necesite –Dios… sabía que si fuera humana, tendría mis ojos llenos de lagrimas por sus palabras –además sé cuán importante fue Javier para usted, las cosas no deben ser igual con Ezequiel tampoco, ya que él no es el mismo.
— ¿Sabías de su relación?
—Después de que John le dijo a todo el mundo, pero no hay problemas con ello, no estamos en el siglo uno, aunque muchos sean bastante antiguos, se han ido adaptando… es algo que ha sucedido siempre ¿sabe? No sé porque ellos lo escondían.
—Era para que no los separaran, Alex es un maniático del control y sabia que tenerlos juntos era arriesgado, pero aun así lo hizo.
— ¿Arriesgado? –preguntó frunciendo el ceño.
—Claro, porque si algo malo sucedía, ellos se protegerían… aunque no lo hicieron realmente –me puse de pie, mucho más calmada —No sabes cuánto te agradezco por conversar un poco conmigo. Ha sido muy agradable, espero que no me estés mintiendo y que Alex no te enviara –él negó fervientemente, este chico era encantador –ahora mejor me voy antes de que los envíen a buscarme.
—Él siempre sabe donde está usted.
—Es verdad, bueno, nos vemos Aníbal, un gusto.
—El placer fue mío, Sra. Lenardis –sonreí y le hice una seña para ir hacia una de las salidas — ¿disculpe? –me gire y él movió sus manos un tanto incomodo.
—Dime.
—Es varón –de inmediato supe que hablaba de mi madre. Me sorprendió que en vez de sentirme triste, realmente fue agradable saber esa noticia –su nombre será Vicente.
—Gracias Aníbal, una buena noticia para este momento –él asintió y después hizo esa reverencia que todos hacían, la que me ponía nerviosa. No levantó la cabeza hasta que desaparecí de su vista.
Entré a la casa por la parte de atrás, de la cocina. Lugar que estaba vacío, sin ningún alimento, nadie comía aquí. Cuando abrí la puerta para salir de ahí, supe de inmediato que en la gigantesca sala estaba Alexander.
Me apoyé en el marco de la puerta, observando a mi vampiro. Sentado en el sofá y moviendo una copa con liquido carmesí. Me miró un segundo y después volvió a concentrarse en los movimientos del elegante vaso. No se había cambiado de ropa aun, seguía con esos jeans negros y su camisa rojo como el vino.
Lo miraba sin saber qué hacer, me había comportado mal, pero sentía que no se merecía una disculpa de mi parte, él estaba jugando sucio. Me estaba escondiendo cosas del presente, algo inaceptable para nuestra relación que estaba basada en secretos, unos más nos haría explotar como lo hicieron hace unas horas atrás.
—No has dormido lo suficiente, deberías retirarte por el día –sostuve su mirada oscura que me daba, estaba enojado, realmente furioso. Se estaba conteniendo.
— ¿No irás conmigo?
—Tengo asuntos que atender –dijo bebiendo la sangre de un solo trago. Se puso de pie, dispuesto a retirarse.
— ¿A dónde vas? ¿En qué momento cambiamos papeles y ahora tu eres el enojado?
—No empieces, no tengo más paciencia para esto –sonreí, él era un arrogante cuando quería serlo.
— ¿En serio? Que mal porque estas atrapado conmigo por una eternidad.
—Eso ya lo veremos –lo miré sin poder creer en lo que decía –quizás mañana ya no quieras estar con alguien tan traumado.
— ¿Sabes? Sé que dije cosas que no debía, pero no me pienso disculpar, estoy cansada y tengo el derecho a mi momento de furia cada ciertos meses ¿sí?
No me iba a denigrar ni a disculpar con él, ya era demasiado, lo amaba pero no era una de sus súbditas que lo adoraban sin decirle lo desagradable que podía ser a veces. Caminé sin apresurarme por su lado, me iría a dormir, de verdad estaba cansada.
—Cuando se te quite el enojo me avisas –dije cuando subí las escaleras, él me miraba enojado –tienes toda una eternidad para hacerlo.
—Hay una carpeta en la cama, con cierto evento social que tienes mañana… aburridas reuniones con viejos, como las llamas tú –lo miré enojada, odiaba que me dieran trabajo en esto, más cuando él no estaba y tenía que manejar yo sola la situación, sin poder escapar.
— ¿En serio? Creo que ya me he acostumbrado –dije subiendo –tengo un viejo amargado a mi lado, todos los días –casi pude escuchar el sonido de sus dientes.
Era cierto que Alexander tenía apenas veinticuatro años, pero lucia de treinta, no sé que le habrá pasado cuando era humano, pero si lucia mayor. Tampoco sabía que habrá pasado esa noche que lo vi por primera vez y lo encontré un poco mayor que yo… estaba equivocada.
Nuevamente me cambie de ropa, por mi pijama, uno simple, de pantalones cortos rojos con lunares blancos y una camiseta de tiras también roja. Antes de dedicarme a dormir, rápidamente corrí por un libro para tenerlo en mi mesa de noche, lucia como si fuera a pasar varias veces sola en la cama. Sin embargo, cuando venía de vuelta, me encontré a Alex conversando animadamente con Alanna. Hablaban de trabajo.
No les dije nada y corrí hasta la habitación. Bajé el nivel de la luz un poco y me acomodé al medio la cama, si Alex llegaría a dormir tarde, tendría que ser en un rincón de esta, ya que cuando no estaba con él, ocupaba toda la cama, estirando mis extremidades por completo cuando dormía sola.
—Haces trampa –dijo abriendo la puerta. Me quedé de piedra al verlo ¿Qué hacia aquí? –no puedes andar corriendo en pijama por la casa cuando estoy enojado contigo.
—No vengas con eso –dije al ver que caminaba hasta la cama, desabotonando su camisa, parecía un maldito depredador –no pienses que hare algo contigo esta noche, estoy enojada y a menos que cambies de actitud, esto… —dije indicándome con mis manos –no está disponible para ti.
— ¿No estás mas cansada que de costumbre? –dijo dejando caer su camisa, sin hacerme caso. Después siguieron sus pantalones.
—Claro, anoche no pude dormir por tu culpa y la de tu amigo –sin preguntarme, quitó el libro de mis manos y lo dejó en la mesa de al lado, apagando mi lámpara.
—Entonces no tienes ganas de leer –lo miré y me di cuenta que no era la única que estaba cansada. Discutir nos hacia mal, me preguntaba si esto pasaba con las demás parejas en el mundo vampírico.
—Ayer bebí de tu sangre ¿estás cansado? –ahora si me sentía mal.
—Un poco.
— ¡Alex! –sin más se metió debajo de la cama y apagó su lámpara, quedamos en la total oscuridad, con algo de suerte podía verlo. Tiró bruscamente de mi pierna e hizo que me recostara bajo las sabanas –sigo enojada –me giré y le di la espalda –ahora dormiré, no me toques.
—Yo decido eso –dijo tomándome de la cintura y acercándome a él. Me rodeó de tal forma, que no quise moverme de ahí, me sentía tan bien –eres realmente un dolor de cabeza, Victoria.
—Lo mismo para ti.
— ¿No estás cansada por enojarte conmigo? –escondí mi rostro en la almohada al sentir ese susurro en mi oído, no me iba a dejar manipular, no esta vez.
—Claro que si, idiota, lo sabes… nunca me ha hecho bien, no entiendo por qué sucede, pero siempre soy la que paga los platos rotos de nuestras discusiones, tu siempre andas muy bien después de pelear.
—Años de experiencia.
—Cállate, no me interesa saber tus peleas con otras mujeres –tomé su mano para que soltara mi cintura, pero no me dejó –esto es injusto –susurré frustrada.
— ¿Qué es injusto? –bufé por su estúpida pregunta.
—Que discutamos y luego llegues como si nada, eso me hace sentir que no te importa lo que te digo.
— ¿Crees que no me importa? Eso no es cierto –hundí mi rostro en la almohada al sentir sus labios en mi cuello –Es solo que no me gusta que estemos enojados –aquel susurro en mi oído solo estaba logrando que mi enojo disminuyera.
—Basta… no sigas –odiaba que solo tuviera que darme una caricia y todo siguiera como antes.
—No te escondas de mi, Vittoria –me giré para verlo, de verdad estaba enojada y no quería que él saliera ganando –sé muy bien que no te gusta dormir sin mí.
—Admite que a ti tampoco.
—Puede ser –bufé molesta, pero en ese segundo él se aprovecho para que sus labios atraparan los míos.
Apoyé mis manos en su pecho para alejarlo, no quería que me besara y todo mi enojo se esfumara, pero él, al tener sus manos en mi cintura, hizo que me acercara a su cuerpo.
—No… —dije cuando moví mi cabeza, tratando de escapar — ¡Alex! ¡No estoy jugando! –lo empujé un poco más fuerte y él me soltó.
— ¿Qué quieres entonces? –Dijo con un tono de voz que me demostraba que se había enojado — ¿quieres que siga enojado? ¿Es eso? Si quieres me largo de aquí ¿eso te haría feliz?
—Solo cállate ¿no puedes hacer eso? Siempre tratas de demostrar que soy débil ante ti.
—Lo dudo, ya que te puedes alejar muy bien de mi –sus manos me soltaron –dime qué quieres que haga para que dejes de estar enojada, se me acabaron las ideas.
—Quiero que me cuentes lo que realmente ocurrió y que me dejes entrar a tu mente cuando se me plazca ¿podrías hacer eso? –no podía verlo con claridad, pero si podía ver parte de sus ojos y como los cerro al escucharme.
—Buenas noches Victoria –se giró, dándome la espalda.
Me quede por unos minutos abrazando la almohada, sin poder quedarme dormida ¿desde cuándo nos íbamos a la cama de esta forma?
Moví de forma brusca las sabanas y tomé mi almohada, no me iba a ir sin ella.
—No te atrevas –escuche de su parte cuando me senté en la cama, pero no lo tome en cuenta.
Comencé a caminar hacia la puerta, no dormiría con él de esta forma ¡no me hacia bien! sin embargo, antes de abrir la puerta Alexander me tomó de los hombros de forma brusca y me giró hacia él.
— ¡Ya basta! ¡No te comportes como una niña! ¿De verdad quieres que deje tu mente en paz? ¡Bien! ¡Lo conseguiste! aléjate cuanto quieras pero no saldrás de esta habitación para ir a dormir a otro lugar. No importa cuán enojada estés o cuan herida te sientas, tu lugar es a mi lado todas las noches ¿escuchaste?
No podía ver su expresión, aunque realmente no deseaba hacerlo, lo único que quería era salir de esa habitación ¿Por qué me hablaba de esa forma?
—Déjame ir, por favor.
—Nunca –respondió sin dudar. Comencé a mover mis brazos para tratar de zafarme de él, pero era inútil, se adelantaba a cada movimiento que hacia  —pareces una maldita gata cuando haces esto ¡deja de moverte! –me dio vuelta y tomó mis muñecas, dejándola atrapadas en sus manos, después puso una de sus piernas entre las mías y me presionó contra la pared con su cuerpo.
— ¡Basta!
—Ya acepté no meterme más en tu mente, eso era lo que querías ¿no? –Sentí la presión en mi pecho, como deseaba poder llorar en estos momentos –alejarme y mantener tus secretos –dijo apoyando su frente en mi cabeza.
Hice un mohín, odiando no poder liberar la tristeza que sentía.
—No lo entiendes –susurré cansada –yo no quiero alejarte, todo lo contrario, pero tu… tu eres él que no me dice nada, ni del pasado o presente –sus manos aflojaron el agarre de mis manos y me liberó por completo, retrocediendo unos pasos.
Cuando me giré con rapidez el mundo se movió a mí alrededor. Cansada me apoyé en la puerta y me deje caer hasta sentarme en el suelo. Estaba agotada por no haber dormido.
—Debes descansar –para mi sorpresa Alex me tomó en sus brazos y me llevó hasta la cama de nuevo, dejo mi almohada donde debía ir y me cubrió con las sabanas para después recostarse a mi lado.
Me puse en posición fetal, dándole la espalda, creyendo que toda discusión había terminado y que seguiríamos enojados.
— ¿No podemos tener una relación, sin pensar en mi pasado? –dijo con aquella voz profunda y fría que utilizaba la mayor parte del día.
No le contesté, su pregunta era una estupidez. Me estaba pidiendo que olvidara siglos de su vida como si no importaran, como si no hubieran influido en el vampiro que es ahora.
—No quiero decirte nada, cuando lo hice en el pasado, cuando dije cada detalle que exigían saber… todo se volvía en caos, discusiones tras discusiones hasta que todo terminaba en muerte –me quede en silencio unos segundos, sin ser capaz de responderle… estaba sucediendo exactamente eso, nos estábamos distanciando.
Me giré hacia él, sintiendo que mis parpados pesaban más de lo que podía soportar. Había gastado mis últimas energías con el forcejo entre Alex y yo.
—Deja de… compararme –estiré mi mano para alcanzar la suya. Entrelacé nuestros dedos –no dejes que me duerma después de ti, por favor.
—Estas agotada ¿en que estabas pensando cuando no dormiste anoche? –se acercó a mí y me rodeó con sus brazos. Me acomode en él, me sentía mucho mejor que hace diez minutos atrás.
— ¿Por qué en el pasado decías te amo y ahora no? me haces sentir insegura –susurré casi durmiendo. Alex me aferró más entre sus brazos.
—Porque aquellas palabras solo hacen real cual vulnerable puedo llegar a ser y todo se va arruinando de a poco –apenas pude escucharlo, pero entendí claramente sus palabras.
—Pero yo te amo de verdad.
—Y es por eso que no te quiero perder, no lo permitiré y si debo alejarnos de cualquier riesgo… lo haré.
Cerré mis ojos, cansada y entregándome por completo a Morfeo.
—Tú eres el riesgo, Alex.

¡helloooooooooooo! como dice mi sobrina jajaja en fin, ya hay capitulo :D espero que les haya gustado, parece que no me demore mas tiempo que con el anterior, ya no recuerdo xd pero bueno, no tengo nada más que decir ya que tengo que ir a estudiar. Muchas gracias por leer y por sus comentarios ;D

11 Lectores:

  1. ainnnss me encanto , este Alex ufff gracias niña :)

    ResponderEliminar
  2. COUDY:
    amooooo las peleas de estos dos jejejjeje... que se gastan unos geniecitos... ay mi pobre vittoria y alex... q voy a hacer con alex. mmmmm QUIERO MAS CAPITULOS :D

    ResponderEliminar
  3. waaaaaaaaaaaa!!!
    Siempre, pero siempre q pelean Alex termina deciendole la "verdad" a Vicky o almenos algo de info importante para armar el gran "puzzle" q es mi Gato, digo Alex"sexy"Lenardis xD

    Vicky es siempre tan astuda!!! y Gato es taaan tierno digan lo q digan *__*

    ResponderEliminar
  4. Me encanto de verdad, Alex se comporta tan mal no se como viky lo soporta!
    Espero el prox cap. con ansias (:

    ResponderEliminar
  5. Me dejas frita, leerme estos 3 de un jalón no hace nada por mi paz mental!!!!
    ¿Qué se supone q haga Victoria cn toda la intriga q le mandan? Me choca q me la menos precien, tengo ganas de patear traseros, pobre Vicky, tiene q se fuerte. De mi Alex solo puedo decir q lo amo pero ahora mismo tengo ganas de ahorcarlo por idiota!!
    Muchas gracias por el capitulo Mariposa.
    Un beso y nos seguimos leyendo!

    ResponderEliminar
  6. No puedo defender a Alex, no hay argumento que valga, algo tiene que hacer para satisfacer la curiosidad de Vicky sin decirle toda la verdad( hablando de su pasado) y no tiene por que estarle ocultado lo que ahora pasa, creo que por ahí debe empezar

    ResponderEliminar
  7. me encanto este capitulo espero con ansias el proximo porfaaa no te demores tanto
    felicitaciones
    DTB

    ResponderEliminar
  8. ahhhhhhhhhhhhh acabo de leerlo....divinoooooooo......alex, riesgos, peleas, vicky , mmmmm masss quiero masss

    ResponderEliminar
  9. Wawawa!!! Yo llore x vicky..... Y el dulce Alex q da ganas de golpearlo, pero es q hay q entenderlo tantas perdidas y ahora no sabe como actuar..... Seguimos a la espera de mas..... Suerte con todo

    ResponderEliminar
  10. me encanto este capitulo muy fascinante y excitante me gusta muchisimo

    ResponderEliminar
  11. haaaaay ctm!!
    leer este capitulo ... con esta musica de fondo ...
    dios que difícil, no tengo muchas teorías para este cap, solo decir que lo encontré tan maravilloso!!
    primero con el tiernito y buenito de Anibal *w* cosito!!
    luego que me hizo reír Vicky al decir que vivía con viejo amargado al lado asi qe estaba acostumbrada ajjajaaj
    toda esa discusión se me hizo un tanto cómica, pero ya después uuuuuuf que desgaste!
    al menos podría decir que les sirvió para "entenderse" mejor, llegar a un acuerdo o algo así... bueno con Alex siempre es difícil, pero Vicky ... Vicky,cada vez aprende como manejarse con Alex, para no dar su brazo a torcer y darse solita el lugar que se merece.
    vien por ella, realmente me esta haciendo bien leer de nuevo esto xD

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

© Black Butterfly, AllRightsReserved.

Designed by ScreenWritersArena