miércoles, 1 de mayo de 2013

La Maledizione Lenardis - Capitulo 5



Capitulo 5

Me removí entre las sabanas y sonreí al sentir que mi cuerpo estaba siendo rodeado por los brazos de Alex. Me giré hacia él, estaba durmiendo plácidamente, era agradable poder saber que no teníamos que hacer nada en el día de hoy, simplemente tener un día de vacaciones.
Me volví a acomodar, descansando mi cabeza en su pecho. Ya no tenía nada de sueño, una vez que despertaba, no podía volver a dormir, así que frecuentemente me entretenía observando a mi amado esposo, que siempre despertaba más tarde que yo. No sabía si tenía relación con que fuera más antiguo, pero sin duda era agradable, me gustaba ver su rostro tranquilo, sin ninguna preocupación, sin estar escondiendo cosas de mí, podía observar a Alexander tal y como era.

Acaricié su pecho con mi dedo índice, anoche había sido una gran noche, no nos habíamos detenidos hasta que el sol apareció entre las montañas. Era perfecto, creo que estos días no los olvidaría nunca, deseaba que siempre fueran así. Entrelacé mis dedos con los suyos, que descansaba sobre mi brazo derecho y dejé nuestras manos sobre su pecho.
Sonreí al pensar en nuestra última discusión ¿tan exagerado podía ser solo por beber de otro humano? Tendría que tener cuidado en un futuro, no quería que cada vez se sintiera amenazado, aunque según Ezequiel, eso no dependía de mi… ¿Qué habrá querido decir con eso? Hace un par de días que ellos han actuado un tanto raro, no sabía cuan cierto podía ser que la muerte de Javier estuviera involucrada en esto.
Javier… realmente me ayudaría mucho en estos momentos, ahora que tendría mucho más tiempo libre podría sentir su ausencia. Fruncí el ceño y traté de pensar en otra tema, pero fue inevitable, ahora sin reuniones u otros temas de gobernadores, mi cabeza podía dar rienda suelta a todos los problemas que habían sido cubiertos en mi mente con las responsabilidades de ser esposa de Alex. Me volví a acurrucar junto a él, para tratar de sentirme mejor, pero era inútil.
¿Cómo Ezequiel podría superar la muerte de su pareja? Sabíamos que no estaban destinados el uno al otro, que quizás en algún momento uno de ellos encontraría una nueva pareja, la verdadera, pero eso no quitaba el amor que se sentían. ¿Qué haría yo sin Alex? No sabría si podría sobrevivir, por lo visto no es del todo cierto que se mueran al perder a su mitad. Marco seguía con vida, una miserable, pero seguía en este planeta, al igual como lo había hecho Alex. La única diferencia entre ambos era que Alex encontraba una y otra vez una nueva pareja ¿Por qué él era especial? Eso lucia como una verdadera maldición, yo no podría tener una existencia donde parte de mi alma se fuera desgarrando cada cierta década por ser abandonada, como lo hacía Alex ¿Qué lo hacía sobrevivir? ¿Existirá otro vampiro con las mismas cualidades?
Volví a mirarlo, tratando de resolver ese acertijo que él no me permitía conocer, siempre era muy reacio a darme aquella información, sus antiguas parejas estaban prohibidas para mí. ¿Dónde estarán esos diarios que escondió de mí? Fui una tonta, debí leer más sobre ellos para saber lo que había ocurrido en su vida, habría sido interesante. Sería todo mucho más fácil si dejara que leyera su mente, que buscara en su pasado y que me permitiera saber sus secretos, eso es lo que él había hecho cuando tuvo la oportunidad de leer mi mente, la única diferencia es que mi vida no tenía nada de misterio ni de drama como la suya.
Fruncí el ceño y cerré mis ojos, pensando en la mente de Alex, no era posible que no pudiera invadir su cabeza ¡Era su pareja! Ese derecho no debería serme negado.
Los segundos comenzaron a ser más largos por estar concentrada en tratar de saber algo más de él… nunca pensé que podría llegar a lograrlo.
No sabía si era porque aun dormía, porque estaba indefenso o estaba relajado después de una noche bastante activa, pero la oscuridad que me proporcionaba estar con mis ojos cerrados, fue cambiando lentamente como si estuviera rodeada de espesa neblina en la noche.
Sabía que si hubiera sido humana, mi corazón estaría en mi garganta por la emoción, aunque con lo que comencé a ver, lo más probable es que me hubiera dado un infarto.
La neblina se fue disipando a medida que el tiempo pasaba, dejándome ver cómo salía a la luz un hermoso día soleado. Fruncí el ceño al darme cuenta que era un lugar que no conocía, no estaba soñando conmigo. Me concentré aun más para no dejar aquella conexión, para tratar de sumergirme por completo ante sus recuerdos.
Alexander estaba sentado al lado de un árbol, el pasto estaba seco y los rayos de sol se colaba entre las ramas de los arboles, dejando que estos chocaran contra su rostro. Podía saberlo porque prácticamente sentía los rayos de sol sobre mi piel.
Unas manos femeninas recorrieron sus brazos, la mujer estaba sentada detrás de él, sus rodillas chocaban en los costados de la cadera de Alex. Ella tenía su cabeza apoyada en el hombro de él.
— ¿Cuándo dejarás a tu prometida, Alex? Me lo prometiste.
¡Demonios! Era como estar en el cuerpo de mi Alexander, por eso mismo pude sentir que su corazón se disparaba ante tales palabras que estaban en italiano… alto ¿este era un sueño de cuando era humano? ¡Ah! realmente ahora me estaban sirviendo las clases de idioma, ya que podía entender todo de una sola vez.
—Es complicado, ya lo sabes… pero lo haré –fruncí el ceño al darme cuenta de las palabras de mi Alex, estaba mintiendo, era obvio, lo podía sentir.
—Debemos tener cuidado –la voz de la mujer me era... algo extraña. Sin embargo cuando los labios de ella atraparon el lóbulo de la oreja derecha de Alex, mis ojos se abrieron, sin soportar que él se sintiera de esa forma con otra mujer que no fuera yo.
Me alejé de Alex de un solo movimiento, quedando en la esquina de la cama, mirándolo asustada por la excitación que tuvo cuando ella lo besó de esa forma.
— ¡¿Qué sucede?! –dijo él despertando asustado ante mi despertar tan repentino. Con astucia comencé a pensar en Javier para distraerlo, justo los pensamientos que había tenido segundos antes de meterme a su mente – ¿Qué estas pensando?
Recordé ese día fatídico cuando Charlotte nos atacó, solo para distraerlo, lo que para mi sorpresa funcionó maravillosamente. Me sentía mal por usar la muerte de mi amigo para distraer a Alex.
—Solo fue una pesadilla, lo siento, por despertarte así… —llevé mis manos a la cabeza, tratando de controlar mis pensamientos, no quería ser descubierta, esta era una oportunidad que no tendría dos veces.
—Victoria ¿Qué sucede? –se acercó al ver mi reacción.
—Nada… nada, iré al baño.
En un segundo estaba ahí, desnuda y mirando mí reflejo. Bien, si pensaba que los vampiros no podían volverse más pálidos, no era cierto, mi rostro reflejaba el miedo absoluto. Mojé mi rostro con agua para tratar de aclarar mi mente, debía ser cuidadosa, me estaba metiendo en territorio peligroso y sabio que si Alex se enteraba… no le iba a gustar ni un poco.
— ¿Qué no me va a gustar? –pude escuchar su voz, sabía que seguía sentado en la cama, desnudo y cubierto solo por esas sabanas blancas. Al tener esa imagen de él, me tranquilicé un poco.
—No sucede nada –dije saliendo del baño. Alex enarcó una ceja y me miró de pies a cabeza. Al darme cuenta que estaba desnuda, rápidamente volví a la cama, cubriéndome con la sabana.
—Tu estás escondiendo algo –dijo muy serio, aunque me seguía mirando de esa forma que lograba ponerme nerviosa… no sabía que pensaba hacer conmigo.
—Solo tuve una pesadilla, nada más ¿ahora comenzarás a interrogarme por ello? –fruncí el ceño, no quería comenzar una discusión, pero si era necesario para distraerlo lo haría.
—Te conozco muy bien, Victoria.
— ¿Qué hora es? Dormimos mucho –Alex se acercó hasta la mesa de noche, donde saco su celular. No me gusto ni un poco que lo haya traído, pero mejor no decir nada.
—Más de las cinco de la tarde –volvió a recostarse por completo en la cama, apoyando la cabeza sobre su mano, sin dejar de mirarme –hemos dormido bastante –miré hacia las ventanas y se podía ver que el sol estaba en todo su esplendor, aquello me dio cierta idea.
Me giré a verlo de nuevo y sin más me acerque hasta él y acaricié su brazo libre para después prácticamente dirigirme hasta su rostro y sin más atrapar el lóbulo de su oreja derecha. Sabía que tenía esa debilidad, pero quería hacerlo ahora ¿Qué le parecería que hiciera lo mismo que su estúpido sueño?
— ¿Qué haces? –dijo alejándose un poco de mi, con su mirada más oscura de lo usual y sin darse cuenta de mis pensamientos.
— ¿No puedo besarte?
—Si… pero –me quedó mirando unos segundos sin decir nada –mejor me levantaré ¿seguirás durmiendo? Yo debo arreglar unas cosas y hacer unas llamadas, podrías descansar otra hora más ¿no crees?
Sin más me dio la espalda. Magistralmente pude disimular mi asombro con una respuesta ante su pregunta.
—Creo que aprovecharé para dar un romántico paseo por la playa, sola… mientras tú trabajas.
—Está bien –abrí mi boca sorprendida cuando desapareció de mi vista ¿es qué acaso había escapado de mi?
Me recosté en la cama dándole la espalda a la puerta de la habitación, así que no lo miré cuando sentí que entró al baño a ducharse. Estaba enojada ¿de verdad iba a trabajar en un día como este? Supuestamente no íbamos a involucrarnos en nada que no fuera el otro, ese era mi plan cuando dijo que tendríamos vacaciones. Una estafa, eso era lo que estaba siendo este día.
Cuando salió del baño ya vestido, fue mi turno, me quedé bajo el agua por un largo rato. Después me puse un bikini. El sujetador era blanco, sin tiras y con una mariposa de perlas celestes en el centro de mis pechos, la parte inferior era celeste, sin ningún arreglo, simple. Me gustaba como me quedaba. Después me puse un vestido largo, con tiras que rodeaban mi cuello, dejaba mi espalda expuesta, era de diferentes tonos de azul con estampados, me gustaba, lucia como una gitana.
Tomé mi cabello en un moño y me puse unas gafas, quería salir de la casa y sentir la arena en mis pies, hubiera sido genial poder hacer eso y recorrer el lugar de la mano con Alex, pero lamentablemente para él sus estúpidas llamadas y negocios eran más importantes.

—No te enojes –dijo Alex cuando estaba lista para salir por la escalera que había en el pequeño jardín. Ahí estaba el con una camiseta negra, con cuello, que tenía dos líneas blancas cruzando su tórax; además llevaba unos pantalones cortos color caqui. Iba descalzo, se veía guapísimo, más con esas gafas de sol. Sin embargo ese maldito celular echaba a perder su imagen.
—No quiero hablar contigo –dije caminando hasta la escalera, una brisa hizo que mi vestido largo se moviera en el mismo sentido. Pude sentir que Alex se quedo mirándome mientras le hablaban por el celular, sin embargo, él solo me observaba –te hablan –sin más cortó la llamada y caminó hasta donde me encontraba.
Alex guardó sus gafas y llevó su mano a mi rostro, también se deshizo de mis lentes de sol, para después acariciar mi mejilla con su pulgar.
—Te ves hermosa… —fruncí el ceño, no era justo que me hablara de esa forma cuando estaba enojada con él.
—Gracias –miré hacia un lado, tratando de ser indiferente –me gusta este vestido, me hace lucir como una gitana…
—Sí, lo hace –lo miré extrañada cuando se alejó unos pasos y levantó su celular en mi dirección.
— ¿Me estas sacando una foto?
—Claro, así te mantengo guardada aquí, a veces la memoria puede fallar –negué a sus palabras.
—Como tú digas, nos vemos… —iba a bajar, pero él tomo con fuerza mi brazo y me hizo girar hasta su cuerpo.
—No te vayas sin darme un beso –se acercó para que sus labios atraparan los míos, pero giré mi rostro.
—Tú te pierdes más de un beso por estar con tu celular, alias mejor amigo, así que permiso –lo empujé para que me liberara, pero él sonriendo se acercó y me besó a la fuerza.
El término “a la fuerza” se aplicaba muchas veces en nuestra relación, sin embargo, no era del todo cierto, ya que solo bastaba que sus labios rozaran los míos para que yo me derritiera y no luchara ni un poco más. Un segundo después de que nuestro beso comenzara ya estaba con mis pies empinados para poder alcanzarlo mejor. Apoyé mis manos sobre su pecho, tirando de su camiseta, pero fuimos interrumpidos por la melodía de su celular.
—Lo siento –dijo dándome un corto beso ahora en la mejilla –estoy teniendo problemas con uno de mis negocios. No demores mucho, sabes que el sol no hace bien.
—Como gustes –dije ahora caminando definitivamente hacia playa. Pude escuchar como Alex comenzó a hablar con alguien que desconocía.

Después de varios minutos, donde me aseguré de estar sola y de que Alex para mi sorpresa, me había permitido estar sola, pude dejar que mi mente descansara. ¡¿Qué demonios había sido ese recuerdo?! ¿Habría sido uno o alguna fantasía? ¿Sueño o realidad? No sabía si existía alguna técnica para diferenciar los sueños de los recuerdos, pero aquello me era extraño, había estado en su mente cuando era humano. Sonreí al recordar como latía su corazón al sentir esa caricia tan intima, pero la emoción fue reemplazada por odio y furia al pensar en que alguien lo había tenido de humano y que había provocado esas sensaciones en él ¡ah! no era desagradable ser vampiro, pero me habría encantado conocerlo de humano, habían mil cosas que nunca podré saber de él.
Miré hacia atrás y la casa era solo un punto blanco en el horizonte. Me senté en la playa, enterrando los dedos de mis pies y manos en la arena, mirando el agua cristalina mientras la brisa hacia que la arena cayera sobre mi vestido.
—Alex… Alex… Alex –simplemente a veces provocaba que en mi mente se formara un laberinto, donde el punto final era él, pero había cientos de caminos que recorrer antes de llegar hasta la meta.
Ese sueño debía ser un recuerdo, podía sentir a través de él que había una conexión, algo que no se siente en sueños… él era parte en un cien por ciento de este, pero ¿Quién era esa mujer? ¿Por qué le pedía que dejara a su prometida? ¡Alto! ¿Había estado en planes de matrimonio cuando era humano? A este paso sería su esposa numero mil.
Me recosté, observando el cielo y sintiendo como el sol llegaba directo a mi piel, era lo más cercano a sentir algo cálido. Sentía muy bien la temperatura, pero no me afectaba como a los humanos, sin embargo, quedarse largos ratos bajo el sol, era dañino, pero no se sentía dolor, más bien se sentía como de una forma cálida, se comía tus energías.
Así empecé a dar más vueltas en el asunto, con esa imagen no podría obtener mucha información, pero de todas formas sonreí al darme cuenta de mi gran logro, debí intentarlo antes. Ahora podría aprovecharme de las noches para meterme en su mente y poder saber que tramaba… o averiguar más sobre su pasado.
Me quedé dando vueltas en ello por un largo tiempo, no sé cuanto habrá pasado, pero vi que el sol había avanzado bastante, así que antes de que Alex comenzara a preocuparse por un inminente abandono de mi parte, según sus fantasías psicóticas, decidí que era hora de volver. Avance rápidamente hasta la casa, él ya no se encontraba en el jardín, pero desde aquí podía escuchar como sus dedos chocaban contra el teclado de su laptop. Negué ante la idea de que estuviera trabajando y decidí que no quería entrar aun.
Me saqué el vestido y las gafas, para dejar todo en la arena. Caminando sin ningún apuro me fui metiendo en el agua hasta que me cubrió sobre mi cintura. Me sumergí para recorrer como una persona normal la zona, no iba a usar mis habilidades vampíricas porque nos podrían ver y eso sería un problema. Estábamos de vacaciones, cero preocupaciones.
Me quedé flotando en el agua cuando dejé atrás las olas. Sonreí al sentir que no había ningún ruido, solo los del mar y alguno que otro grito por el otro lado de la playa, alguien jugando o riendo, humanos disfrutando de sus vacaciones.
—No pude evitar acompañarte, esto luce tentador –fruncí el ceño al escuchar su voz.
—Pensaba que estabas teniendo problemas con tus negocios –no lo miré, seguí atenta al cielo.
—No te enojes, era algo que debía arreglar, salió de improvisto.
—Claro y yo tengo cinco años ¿Por qué habrías de traer el computador si no lo ibas a necesitar?
—Victoria… —dijo pasando su dedo índice por mi abdomen –me gusta este bikini.
— ¿En serio? Si quieres te lo presto mañana, te quedará fantástico, déjame tranquila, ahora soy yo la que quiere estar sola.
—Yo no quería estar solo, tú te has ido –sus manos fueron a mi cadera y me hizo apoyar mis pies sobre la arena, quedando varios centímetros bajo su mirada. Era tan alto — ¿Estarás enojada todo el tiempo? –me gustaba como se veía con ese traje de baño negro, dejando que pudiera admirar su torso.
—No, es solo que esto es una prueba de lo que será nuestro futuro, no quiero después estar rondando en la casa sin saber que hacer mientras tu estas pegado al celular o al computador trabajando… moriré.
—No digas esas cosas –dijo con el ceño fruncido, rodeé los ojos.
—Moriré de aburrimiento, es la verdad.
—Estás equivocada –negué a sus palabras, según él siempre estaba equivocada.
—No estoy de humor para discutir –me alejé de él para poder salir del mar, pero Alex tomo mi mano, deteniéndome.
—Lo siento, solo he tenido problemas… un dinero ha sido desviado y necesito averiguar quién es para poder secarlo en la cárcel.
— ¿Ahora tienes problemas de dinero? ¿Qué te importa que se desviara?
—No es eso, las personas que traicionan mi confianza… pasan a ser mis enemigos, así de simple –aquello lo dijo de una forma que pensé que estaba hablando directamente hacia mí, no pude evitar sonreír.
— ¿Me estas advirtiendo de algo?
— ¿Debería? No me gusta que me escondan las cosas Victoria, tú no tienes secretos para mí –abrí la boca sorprendida, sin poder dejar de sonreír.
— ¿De verdad esperas que nunca tenga algún secreto contigo? ¿Qué pasa si quiero darte una sorpresa?
—No estoy jugando, hoy has despertado alterada y has escondido el motivo.
—Entonces ¿ahora soy tu enemiga? –dije sonriendo, esto era insólito.
—No estoy bromeando.
—Yo tampoco, vas a tener que respetar lo que quiero mantener en mi mente si no quieres tener problemas ¿o dejarás que pueda curiosear por esos recuerdos que tienes? –Lo quedé mirando muy seria, más cuando no obtuve respuesta de su parte –no exijas que hable de mis secretos si tu no dices los tuyos.
Solté su mano y rápidamente avancé hasta la casa, miré hacia atrás cuando llegué al jardín. Alex seguía mirándome.
“No me gusta que jueguen conmigo, Victoria”  esas palabras en mi mente casi provocaron que me diera un escalofrió y eso era imposible siendo una vampiro.
No le respondí nada a mi increíble psicópata esposo que tenia. Solo fui hasta el baño, donde me duché para sacar toda la arena que tenía junto a mí. Me puse un vestido blanco con tiras que llegaba sobre mis rodillas.
Tomé un libro de mi maleta, lo había traído solo por emergencias, no pensaba que tendría que usarlo, así que como ahora Alex estaba arreglando sus problemas y además estábamos enojados, era mejor dedicarme a leer un buen libro y alejarme de las preocupaciones de mi vida.
Me acomodé en la sala de la casa, sentada en el sofá más grande, mirando como el sol comenzaba a esconderse entre las olas. Sonreí ante tan hermoso espectáculo y me sumergí entre las letras.

Habían pasado horas, donde había terminado el resto que me quedaba del libro, Alex aun no me hablaba a pesar de haber vuelto hace ya tiempo, se había dedicado y dispuesto a manejar su computador, un piso más arriba. No se comunicaba de ninguna forma conmigo, cero… ni siquiera una broma o algo que me dejara ver su mente. Así que cerré mi libro y me dirigí hasta la habitación, donde me puse unas sandalias bajas y tomé mi bolso, no pensaba quedarme encerrada cuando tenía que disfrutar de mi libertad.
Vi si tenía dinero y tomé las llaves del auto que estaban en la mesa de noche de Alex. Subí las escaleras, me sorprendió no verlo en el tercer piso, pero no fue para nada algo nuevo encontrarlo apoyado en el auto, con sus brazos cruzados y mirándome serio.
—No sé tú, pero yo no me pienso quedar aquí encerrada, puedes seguir trabajando a tu antojo, pero yo no lo voy a soportar –caminé hasta la puerta del piloto del auto, pero Alex se ubicó antes ahí, sin dejarme abrirla y estirando su mano.
—Dámela… no voy a dejar que salgas sola.
— ¿No vas a dejar que vaya sola o quieres acompañarme? Eso tiene un significado diferente –él suavizó su mirada al escucharme.
—Quiero acompañarte… además tengo sed.
—Muy bien entonces –le pasé las llaves y avancé rápidamente hasta la otra puerta del auto. Entramos sin decir nada por unos segundos – ¿Dónde piensas beber? El lugar no es tan grande para poder ser cuidadoso.
—Tengo un amigo que me proporcionará un poco de sangre –lo miré sorprendida.
—Nunca había estado en tus planes que bebiéramos directamente de la fuente ¿cierto?
—Exactamente –negué a sus palabras, personalmente no me molestaba que bebiéramos en copas, pero esto solo me dejaba expuesta su nula confianza en mí.
—Pensé que no habrían vampiros aquí.
—Nada de guardias, pero un amigo no se considera como tal –rodeé los ojos y negué. Ya no quería discutir.
—Bien, entonces maneja, aun me sorprende que tengas más amigos además de Marco.
—Tú no me conoces como ellos –dijo comenzando a manejar. Sonreí y me dediqué a mirar por la ventana, aunque estuviera oscuro, podía ver con detalle el paisaje.
¡Ah! era desesperante cuando discutíamos porque ninguno daba su brazo a torcer y era agotador. Todo el viaje nos fuimos en silencio, gracias al cielo que no era largo y solo en unos diez minutos estuvimos en el centro de la bahía inglesa, donde había comercio, pub, gente riendo y sangre a nuestra disposición.
Alex estacionó el auto y nos dirigimos hacia uno de los restaurantes que había por ahí, era de dos pisos y tenia terrazas, para ambos lados en el segundo piso.
Al entrar Alex me dijo a donde tenía que ir, ya que él pasaría a saludar a su supuesto amigo, que más creo que era un conocido. En fin, subí hasta el segundo piso y fui hasta la terraza más lejana, estaba apartada y era un ambiente muy íntimo. Agradecía ser vampiro en este momento, ya que la brisa era bastante fuerte como para tener frio.
Me apoyé en el soporte de la terraza, que era de madera y miré hacia arriba. Observando las estrellas y respirando profundamente, no era una necesidad fisiológica, pero la costumbre me hacía sentir bien, un mal habito, pero necesario para pasar desapercibidos entre los humanos.
Se podía ver lo gigante que estaba la luna esta noche, realmente hermosa, me quede varios minutos observándola, sin preocuparme de Alex hasta que sentí su aroma. Me giré y ahí estaba, con dos copas bastante grandes llenas de ese esquicito trago color carmesí.
— ¿Todo bien? -dije apoyada en la baranda –este lugar es hermoso.
—Todo muy bien, toma –me ofreció la copa y sin más la llevé a mi boca, tenía un sabor muy dulce, de ese que provocaba que mi boca se llenara de veneno — ¿Cómo esta?
—Justo lo que necesitaba –él me quedó mirando unos segundos mientras bebía de su propia copa. Sin embargo no le pude preguntar qué demonios le ocurría ya que mi cuerpo comenzó a sentirse diferente, era extraño, nunca había pasado con otro trago de sangre, era como si mis músculos estuvieran aumentando su temperatura — ¿Qué está sucediendo?
—Es un regalo de mi parte –dijo él, ahora sentado en la única mesa que había justo en el centro –hoy no debí sumergirme en mis negocios o trabajo, como sea, y como tú nunca quieres beber de mi sangre… —abrí mi boca sorprendida por lo que estaba diciendo.
— ¡No! dime que esto no es lo que estoy pensando –dije ahora mirando la gran copa, se veía un poco más oscura que la sangre normal de humano — ¡Alex! No, es peligroso, ahora te sentirás débil –volví a beber.
—Me estás subestimando, esto se está convirtiendo en un insulto.
—Alex… —dejé la copa vacía a un lado apoyada y me acerqué a él para ver su cuello –dime que nadie te ha mordido, dímelo –él sonrió al ver que me estaba poniendo celosa.
—Bueno… de alguna forma alguien tenía que sacar la sangre si tu no querías morderme –abrí ampliamente mis ojos.
— ¡Mentiroso! –Le di un golpe en su pecho –dime la verdad.
—Es una broma –dijo él ahora riendo. Siempre me gustaba cuando se reía de verdad, relajado, sin estar pensando en todos los problemas que había, pero no me agradaba cuando yo era el producto de su risa, mejor dicho, cuando se reía de mi –es mi sangre, pero nadie me mordió –cubrí su boca con mi mano.
—Lo agradezco, me siento diferente, pero no… no lo hagas de nuevo, me asustas, no debiste. Solo bastaba con decir “Lo siento, Victoria, no volveré a dejarte de lado por mi computador y mi celular”
—Exageras sobre morderme ¿de verdad no te tienta mi cuello? –volví a cubrir su boca y apoyé mi cabeza en su pecho. Claro que deseaba morderlo, beber de él, pero no quería arriesgarnos a estar en una situación peligrosa.
—Claro que si –tomó mi mano para alejarla de su boca.
—Si me dices que te puedo morder, lo haría, es más… lo he hecho y no me da ningún cargo de conciencia, es bastante agradable sentir como te estremeces cuando lo hago.
—Calla… —me aleje de él, apoyándome de nuevo en el soporte de madera –si hubiera sabido que estabas empecinado en darme de tu sangre, te habría mordido, sabes que es mucho mejor que beber de una copa, aunque ha sido el mejor trago de mi existencia –ahora sonreí, Alex a veces podía ser tan tierno, viéndolo de una perspectiva de vampira, ya que de humana fue asqueroso recibir su sangre.
—Lo siento –dijo ahora más serio, sonreí al ver que estaba realmente arrepentido. Mis enojos con él no duraban mucho en realidad.
—Perdonado, ahora ven… —dije atrayéndolo con mi dedo índice. El bebió de un trago su copa y se acercó hasta que lo traté de rodear con mis brazos, él apoyó sus manos en el respaldo, acercándose lentamente hasta mis labios.
Mi sonrisa fue desapareciendo poco a poco, sentía que mi cuerpo ardía después de beber de su sangre, lo único que quería era sentir su boca. Tuve que buscar apoyo en su cuerpo cuando su nariz rozó la mía, mis piernas se volvían de gelatina cada vez que él está cerca de esta forma.
Sus labios atraparon los míos, tiró suavemente del inferior y su lengua se unió a la mía. Cerré mis ojos, permitiendo que la sensación de su beso se intensificara. Mis manos se metieron bajo su camisa para poder sentir su piel.
—Victoria… —susurró contra mi boca, pero no le respondí, solo pude empinarme para alcanzar sus labios de nuevo.
Unos chicos que iban pasando por afuera pudieron vernos, ya que gritaron algo que no tome mucho en cuenta, pero hicieron que Alex se separará de mí y los mirara enojado para después tirar de mi mano y esconderme de sus miradas.
—No te enojes –dije cuando los seguía observando –eres muy celoso ¿sabes?
—No me gusta que te miren por tanto tiempo, no sé qué pasa por sus pervertidas cabezas.
—Tú también eres un pervertido, no lo niegues.
—No lo niego, pero solo contigo… eres mía –me encantaba cuando se volvía así de posesivo, claro que era solo suya.
—Tuya por siempre –levanté mi mano izquierda, mostrando mi anillo. Él tiró de esta para volver a besarme, pero antes de poder seguir, tocaron a la puerta, interrumpiéndonos.
—Adelante –dijo él cuando ya estábamos en condiciones de recibir a alguien.
La puerta se abrió y quedó expuesto un vampiro ya mayor, de unos cincuenta años, rubio y con sus ojos negros. Era tan alto como Alex y por lo visto bastante fuerte, sin embargo, se veía joven con esos pantalones anchos de color gris y una camisa azul que llevaba parte de esta fuera del pantalón. Se arregló su cabello con su mano antes de hablarnos.
—Buenas noches, señores –Alex se rió cuando escuchó aquel saludo.
—Victoria, este es Albert, el amigo que te comenté antes… lo conozco hace varios años.
—Buenas noches –dije sonriendo, un tanto nerviosa, me costaba conocer a los amigos de Alex, en Italia pasó lo mismo, no era agradable porque todos me regalaban una mirada no muy amistosa… simplemente creían que lo dejaría. Llevaba un peso que no me correspondía sobre mis hombros y aun no me acostumbraba a manejar esas situaciones.
—Sra. Lenardis, un gusto poder verla por estos lados.
—Un gusto para mi, este lugar es hermoso ¿hace mucho que vives aquí?
—Sí, un par de décadas, aunque lo del negocio empezó hace poco –sonreí nerviosa — ¿ha estado todo bien por aquí?
—Claro –respondí ante su preocupación –hermosa vista.
—No podemos opinar de la comida que das aquí, ya sabes –Albert se rio ante las palabras de Alex.
—Hace mucho que no venias, así que debo aprovechar este minuto para hablar ciertos temas contigo –mi expresión cambio, no quería que hablaran nada relacionado a vampiros y problemas.
—Muy bien, solo unos minutos ¿sí? –esto lo dijo mirándome a mí. Fruncí el ceño.
—No hay problema en que hablen aquí, puedo escuchar ¿no? –pude ver la expresión de Albert ante mis palabras.
—No quiero arruinar su velada con preocupaciones  –trató de excusarse.
—Ya la has interrumpido, así que se pueden quedar aquí ¿cierto, Alex? –dije ahora cruzando mis brazos.
—Volveré pronto –Alex se acercó y besó mi mejilla sin más para después irse con ese amigo de él.
Hice mis manos un puño con ganas de golpear algo por dejarme sola ahí, pero no podía decirle nada, esto era parte de ser su esposa. Me senté en una de las dos sillas, sola y mirando el cielo estrellado.
Jodido trabajo de Alexander Lenardis, debió ser cualquier cosa menos gobernador.

¡Hola pequeñas mariposas! aaah, si, me demore un monton pero aqui esta, sin duda no pasa mucho, pero es porque es un capitulo de transicion, esos que (personalmente) no tienen mucha accion (sea cual sea) pero que son necesarios, por ejemplo, aqui vemos que nuestro pooobre Alex, no esta yendo por un camino muy correcto jejejeje Abrazos y espero que dejen sus comentarios opinando, para ver si aun quedan lectoras, aunque esta historia se caracteriza por tener las mas pacientes de todas, muchas gracias :D 

10 Lectores:

  1. me encanto este cap espero con ansias el prox cap besos

    maru

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  2. Siii siii siii tienes lectoras!!!! Somos pacientes pero desesperamos x Alex jajaajaja... Te dire que hasta senti los celos de Victoria con el sueño! Ay! Pero me dejo unas interrongantes! Ella es la misma, desde que el era humano... Pero quiere decir q amo mas a la gitana o a ella! Noo noo noooo que celos! Por que ella si reencarna y las demas parejas no? Por la madicion? De que trata en si? Se q no diras eso pero muero x saber :p

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  3. Como siempre super... jajajajaja y rei mucho con esa ultima parte: "Jodido trabajo de Alexander Lenardis, debió ser cualquier cosa menos gobernador..." JAJAJAJAJAJAJA

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  4. Sí yo fuera Victoria me regresaba a la casa, mira que dejarle de lado por negocios, sí cala.
    Espero ahora que sin remordimiento se meta en sus recuerdos.

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  5. las interrogantes me matan!! jaja..
    ese Alex no deja de tropezar.. mal mal mal.. como no se va a enojar Victoria.. ojalá le siga sacando información a través de los sueños y que él no se dé cuenta tan fácil, porque cuando a esta pobre le va mal se le juntan una tras otra..

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  6. Aww! espero con ansias el siguiente capítulo!! Ojala vicky descubra todo en la mente de Alex (;

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  7. olis! ya quiero saber mas recuerdos de alex... ummm me imagino todo y me dan cada vez mas ansias de leer... estuvo interesante esa tecnica con tall de que a victoria no la vaya a descubrir alex... todo esta bien, porque si no... uff que pelea que se puede formar

    bueno te doy felicitaciones, espero que actualices pronto... y que te vaya bien con tus estudios

    DTB

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  8. me demore mucho ... :D
    hahahah no podia leer antes, ahora aprovecho en una clase muy fome en la q estoy xD

    eeeeeeeexelente capitulo Danniii espero el otro *---*
    con mas te este Gatito lindo y sexy !!
    y Vicky ... cada vez me cae mejor, esq se paso!!! entrar asi en la mente de gatito uuuuwww qiero saber mas !!!
    :D

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  9. Oh Dany me enamore de la historia lei el fin de semana la 1ra temporada sun parar ..... Queremos mas recurerdos aunq estos duelan xq Alex ni confue y nuestra vicky saque concluciones locas....... Un abrazo

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  10. estúpido y censual Gato que me sedujo y no me dejo ver la realidad ...
    Pobre Vicky que tiene que estar siempre a merced de las "demás", que ni siquiera puede contar con Alex SU ESPOSO, para que la apoye cuando esta frente otros vampiros que crean que se podrá comportar igual que el resto de las gobernadoras ... ¡OH! cuan equivocada estuve ... Insisto, todo es culpa del censual y sexy Gato que tiene como esposo ... xD

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