27, Julio, 3016
SALA DE INTERROGACIÓN.
Inicio de exploración mental Emma
Miller
Oficial a cargo: Eva Reed.
Emma se encontraba en la sala de aprendizaje
junto a David, quien la miraba atentamente, sonriendo como lo hacía en el
pasado. No había cicatriz en su cabeza.
—Puedo sentir el latido de tu corazón —dijo ella
—incluso desde esta distancia, como si fuera mío.
—Qué es el humano sino otro tipo de maquina…
—Si me dices eso, me concentraré para utilizarte
a mi gusto.
—Eso es lo que uno hace por amor ¿no?
Emma saltó
de su cama y respiró profundamente tres veces, luego golpeó sus mejillas y se insultó
por tener ese estilo de sueños sobre David. Le tomó varios minutos calmarse y
tratar de olvidar lo que acababa de soñar.
Hoy era un
gran día y no deseaba arruinarlo, ya que por fin David le había informado que
saldrían al exterior. Se cumplían dos semanas de su curso intensivo, desde
mañana comenzaría a compartir clases con los demás, las cuales servirían para
enfrentarse al resto de mundo. Sin embargo, David había convencido al Teniente
Stone que ella debía conocer primeramente como era el mundo.
Le habían
entregado indicaciones detalladas de cómo debía vestirse para ese día y le habían
dado los implementos necesarios para ello. Por primera vez desde que llegó a la
EBE se iba a sacar el overol blanco que llevaba. La tela de los pantalones
cortos de jeans y la pequeña camiseta azul era diferente a todo lo que había
tocado, al aparecer estaba creada para capear el calor del infernal sol, como
también las gafas que le habían entregado y una crema que la protegería de los
rayos ultravioletas.
Rápidamente
se dirigió al baño para estar lista y luego comió su desayuno sin decir una
palabra a Mei o sus compañeros. Volvió a su habitación y se puso la ropa que le
habían indicado, después se dirigió hacia la sala de David, toco rápidamente y
abrió la puerta.
— ¿Estás
listo? —preguntó ella, sin siquiera saludarlo.
David
estaba de pie mirando el cuadro que recién acababa de terminar. Era un paisaje
único, en el centro había una laguna y estaba rodeado de árboles, los rayos de
sol llegaban a cada centímetro pero no parecían destruir el lugar, sino que
lograban embellecerlo aún más.
—Pensaba
que solo pintabas tus recuerdos —dijo ella confundida.
—Así es.
Buenos días —respondió él, girándose a ella.
No fue
sorprendente para Emma ver a David vestido de una forma diferente al overol
blanco, ya que la mayoría de sus recuerdos sobre él, era con una vestimenta
diferente a la actual. Sin embargo, esta vez lucia guapo para ella, con aquel
pantalón negro y una camiseta gris que se adhería a su cuerpo.
—Te has
estado ejercitando ¿no es así? —preguntó ella.
—Hoy iremos
a un centro de compras, ya no me quedan pinturas. Sera algo tan simple como
eso, tu objetivo es observar y conocer todo lo que puedas durante el camino
¿entendido?
David tomo
un bolso que parecía de cuero y lo cruzo por su tórax.
Ambos se
dirigieron hacia la puerta y ella lo siguió unos pasos atrás ya que él iba por
nuevos caminos para ella.
—Tenemos
que tomar una salida alternativa, Emma, de esa forma saldremos a varios
kilómetros de la EBE.
Llegaron a
un nuevo ascensor que Emma no había visto jamás. No dudó en memorizar el camino
por si alguna vez usaba dicho escape para salir de la EBE.
David
mostró su placa digital y las puertas del ascensor se abrieron. Entraron y él
marcó el numero cincuenta. Para su sorpresa el ascensor no subió ni bajo, sino
que se movió de forma horizontal por varios minutos.
— ¿Estás
nerviosa? —preguntó David, sin mirarla.
—De ninguna
manera ¿Qué sentido tendría? Conozco el mundo.
—Supongo
que sí, pero no este lado del mundo. De todas formas solo debe observar ¿sí? No
quiero que digas palabra alguna.
Emma puso los
ojos blancos y se concentró en los números que marcaba el ascensor. Justo en
ese momento comenzaron a subir hasta que dos minutos después las puertas se
abrieron.
Se
encontraba ahora en un edificio abandonado, casi destrozado por el tiempo y el
clima. Cuando salieron de las ruinas de lo que parecía ser un centro comercial,
se subieron a un jeep que había a las afueras, cubierto por sabanas sucias y
destrozadas.
— ¿De esta
forma esconden sus autos? No es muy original, además es riesgoso.
—No muchas
personas tienen interés en usar un auto, nadie tiene donde ir.
Ella no respondió,
solo lo ayudó a sacar las sabanas y luego se subieron al jeep negro.
David
activo con su huella digital el motor y luego se concentró en conducir.
Comenzaron
a avanzar por las destrozadas calles, el polvo se elevaba levemente en
comparación a kilómetros de distancia, pero el sol estaba llegando con toda su
fuerza, tanto que se morían de calor en el jeep.
— ¿Cómo
sobreviviste todo este tiempo? —Pregunto David, mirando el camino —tiempo atrás
dependías mucho de tu madre y Vicente.
—Somos
animales, nos adaptamos.
—Eso no
responde mi pregunta.
—Bueno, no
estoy en mi mejor momento como puedes verlo, así que pasé bastante hambre, frio
y peligro al estar cerca de personas que han perdido todo tipo de moralidad.
David no la
miró pero ella pudo ver claramente que su expresión cambiaba.
— ¿Alguien
te hizo daño? —consultó con un tono preocupado.
—No, me
mantuve distante de las personas. No fue hasta que la EBE me encontró que hable
con alguien.
Él la miro
de reojo, claramente sorprendido por lo que estaba diciendo ella.
—Pero es
imposible no hablar con alguien durante años, Emma.
—Difícil
claro ¿imposible? Para nada.
—Bueno,
supongo que para alguien con tu personalidad no sería difícil.
—Exacto, tu
morirías por no abrir tu boca por más de una hora.
Se quedaron
en silencio, ya que cada segundo que transcurría, el ambiente se volvía más
tenso.
—Dime algo —dijo
ella, aprovechando que David estaba hablando más de la cuenta — ¿Has sabido
algo de los niños que cuidabas?
—No, desde
que me uní a la EBE no supe más de ellos, probablemente estén muertos.
La frialdad
con la que habló David logró que Emma empuñara sus manos, tratando de
controlarse para no golpearlo en la cara. Por momentos ella pensaba y tenía la
esperanza que el antiguo David siguiera escondido por algún lado.
—Ya veo.
—Entiendo
si me odias, pero no era mucho lo que podía hacer por ellos. Tenía que
encargarme de sobrevivir.
Emma decidió
que no deseaba seguir escuchando al nuevo David, por lo que no pregunto nada más
por varios minutos. Se concentró en luchar contra el calor y las horribles
imágenes de la ciudad acabada.
—La próxima
ciudad está alrededor de treinta minutos en auto así que no nos tomara mucho
llegar.
— ¿Cómo es
que puedes llegar y comprar cosas sin llamar la atención?
—Me tienen
considerado un artista, viviendo en mi propio mundo y sobreviviendo gracias a
los pedidos que me hacen o exposiciones que realizo cuando tienen cenas
importantes.
Emma lo
miró sorprendida, aunque no debido a su talento ya que para ella lo que hacía
David era prácticamente mágico, sin embargo, ella desconocía que él fuera
conocido entre las personas debido a su talento.
— ¿Te
pagan?
—Sí,
cantidades a veces sorprendentes, las cuales van directo a la EBE.
— ¿Tú no te
quedas con nada?
—Un pequeño
porcentaje, que no he utilizado, no lo necesito, la EBE me proporciona todo lo
que necesito.
Emma
suspiró agotada, el calor comenzaba a hacerle daño.
David sacó
de su bolso una botella de agua helada y se la entrego.
—Debes
hidratarte, no estás en las mejores condiciones para sobrevivir en este
ambiente. Por este sector el calor es infernal.
Emma abrió
sorprendida la botella y disfruto de la exquisita agua con sabor a limón.
—Dime —dijo
luego de beber un largo trago — ¿Cómo es que venden este estilo de cosas?
—Aún quedan
algunas empresas destinadas a darle ciertos gustos a las personas con dinero.
— ¿Cómo
luchan contra este calor si es un sector dañado?
—Con
filtros de aire y hielo, de esa forma sus casas y salones están siempre
frescos. También han modificado las ventanas para que los rayos de sol sean
abatidos. Pueden llevar una vida común bajo un techo que los protege de los
rayos del sol y el polvo. Veras que su ciudad está cubierta, como una cúpula
donde viven sin problemas mientras que todos los demás nos quedamos fuera.
Emma abrió
su boca sorprendida, ella no estaba enterada de las ciudades que David le
relataba.
— ¿Cuántas
ciudades de esas hay en el mundo?
—No tenemos
un conteo global, pero sabemos de las más grandes, ya que hay otras comunidades
más pequeñas que son aún más exclusivas. Son alrededor de veinte ciudades en el
mundo, donde se concentran las personas con más dinero, tienen tecnología que había
sido destruida por los cataclismos.
Ella no
pudo decir palabra alguna, no estaba enterada de lo que pasaba en el mundo,
solo se había concentrado en obtener algo de comida en el mundo hostil donde
vivía. Sin embargo, saber que había personas que solo por tener dinero tenían
comodidades que jamás podría haber soñado.
— ¿No
tienes amigos entre esta clase social?
—Amigos
reales, no, aunque varios piensan que son mis cercanos.
Emma no
pudo evitar pensar en alguna hermosa chica que fuera amiga de David, pero se deshizo
de aquel pensamiento tan rápido como llegó a su cabeza. Para distraerse, se quedó
mirando por la ventana, pero observar por tanto tiempo los rayos del sol sobre
el suelo le provocó un dolor de cabeza. Tuvo que cerrar sus ojos y apoyar la
cabeza en el respaldo.
—Jamás has
tenido amigos en el pasado, Emma —dijo él luego de unos minutos.
Ella solo
pudo levantar los hombros, sin deseos de contestarle. Lo cierto era que jamás había
sido cercana a ninguno otro ser humano que no fuera su familia y David.
—Debes
comenzar a ser más sociable, es una herramienta crucial para poder cumplir las
misiones que nos dan.
Emma solo
sintió el leve golpe de David contra su brazo, le estaba ofreciendo nuevamente
un poco de agua fresca. Ella no pudo evitar recibirla agradecida.
—Supongo.
Emma no pudo
evitar recordar diferentes momentos de su vida, donde siempre estaba presente
David, si bien ella siempre había sido cercana a su hermano, el protagonista de
los momentos más significativos había sido quien estaba a su lado. Frunció el
ceño al darse cuenta que a pesar de todo, a la única persona dentro de su vida
que pudo haber llamado amigo, había sido David.
—Tú te
comportabas como un amigo conmigo, creo que eso no le agradaba a mi hermano.
No pudo
dejar escapar esas palabras de su boca. Ella amaba a su hermano, pero debía
admitir que tenía ciertas reacciones que no compartía, como lo posesivo que era
con David.
Para
sorpresa de ella, se encontró con los ojos de su compañero, mirándola
sorprendido.
— ¿Es idea mía
o recién te acabas de dar cuenta que éramos amigos?
Por el tono
de voz que estaba usando él, Emma pudo notar que no estaba nada contento con su
actual descubrimiento.
— ¿Qué
clase de problema tuviste de pequeña para comprender tan poco a los seres
humanos, Emma?
Ella lo
miró con el ceño fruncido, pero no fue capaz de responder a su pregunta.
Ciertamente no era buena reconociendo a sus pares, menos aún sus formas de
actuar o de sentir. En sus primeros años de vida, ella solo se había limitado a
existir y tratar de comprender el mundo infernal donde estaba sumergida, sin
embargo, luego de quedar sola, sus objetivos se habían ampliado a sobrevivir y
encontrar a su hermano.
—No tengo
la menor idea, pero me ha ayudado a seguir con vida ¿no lo crees?
David no
tuvo palabras ante aquella frase, solo hizo una mueca de conformidad y asintió.
Ambos se
fueron en silencio por el resto del camino. Por lo que cuando Emma dio un grito
ahogado al ver el horizonte, sorprendió a David.
— ¿Qué
sucede?
— ¿Qué es
eso? —preguntó ella, mirando por el parabrisas.
A varios
kilómetros podía ver como se elevaba una cúpula ante ellos. Habían diferentes
edificios en ruinas, pero en mejor estado de lo que Emma había visto jamás.
—Es una de
las grandes ciudades, son resguardadas por aquellas cúpulas, para que no sean
afectados por las tormentas de polvo. De esa misma forma tienen sus propios
conductos para el agua, alcantarillado e instalaciones eléctricas.
—Pero… —Emma
negaba ante la ciudad que estaba viendo, solo en alguna foto de algún libro
viejo, había visto algo semejante a lo que tenía ante sus ojos —es imposible.
—Esto es lo
que quería demostrarte, no todos saben de estas ciudades y mucho menos saben dónde
se encuentran. Están alejadas de las ciudades en ruinas y muy pocos son
aquellos que se arriesgan a largas caminatas lejos de sus hogares o que
sobreviven a ellas. Son el mejor secreto del nuevo mundo.
No era como
las ciudades que antes habían poblado los humanos, destacaban zonas de ruinas y
tragedia, pero comparado con el resto del mundo, no era más que una metrópolis.
Emma no
pudo decir palabra alguna, solo miraba sorprendida aquella cúpula. Parecía un
invernadero, ya que a medida que se acercaban, pudo notar que incluso había
vegetación. La tierra era fértil en ese lugar.
—Ha estado
realizando investigaciones para mejorar la capacidad de la tierra y volver a
cultivar. Son tan costosas que solo la limitan a la elite de los humanos.
—No, no
puede ser cierto —susurró ella, pensando en todos los años de hambruna, en toda
la gente que estaba en la misma condición que ellos y que un día para otro se
desplomaban en el suelo, sin vida.
—Esto es a
lo que me refería y solo es el comienzo. No hagas nada estúpido, trata de
mantenerte en silencio.
No fue una
condición que Emma tuviera dificultades para cumplir, ya que estaba tan
sorprendida que no podía articular demasiadas palabras.
Para cuando
se acercaron, pudieron notar la entrada principal. Estaba custodiada por un
hombre vestido de verde militar, llevaba un arma.
—No creas
que es el único, hay armas a un par de metros de altura. Están muy bien
resguardados porque saben que la EBE está detrás de ellos.
— ¿Han
hecho algún ataque al interior de estas ciudades?
—Es difícil
entrar en ellas, hasta ahora solo se ha destruido una ciudad, pero fue hace
años atrás. La seguridad se ha incrementado.
Emma pensó
de inmediato en las miles de posibilidades que tendría la EBE si ella conseguía
manejar bien sus poderes. Eran tan valiosa que podría abrir cualquier sistema
de seguridad que tuvieran las ciudades.
—Entiendo.
Cuando se
acercaron los suficiente, el militar levanto la mano para que se detuvieran.
David bajo el vidrio del auto, dejando que incesante calor ingresara aún más al
auto.
—Buenas
tardes —saludo el militar.
—Buenas,
vengo en busca de pinturas —explicó David, levantando una credencial que Emma
no había visto.
El militar
tomó la credencial y la registró con una máquina que sacó de su bolsillo. Un
sonido y una luz verde indicaron que eran libres para ingresar.
—Solo usted
puede ingresar —explicó el militar al momento de ver que David no iba solo —solo
lleva una credencial.
—Quizás
puede ver al reverso, tengo el permiso para ingresar con una persona. Ella es
mi invitada —dijo amablemente David, como si el militar no se estuviera
comportando de forma pedante.
El hombre
reviso una vez más la credencial y asintió, sin decir nada. Hizo un gesto hacia
las puertas principales, que eran transparentes al igual que el resto de la
cúpula. Estas se abrieron lentamente para dejar que el auto entrara.
Emma sintió
un vuelco en el estómago al traspasar las puertas, para cuando estas se
cerraron el ambiente había dejado de ser agotador, es más, sentía una leve
brisa que entraba al auto y desordenaba su cabello. Era un lugar fresco, sin
mal olor y estaba iluminado de tal forma que el sol llegaba en intensidades
adecuadas.
Para cuando
David detuvo el auto y lo estacionó al frente de una tienda de ropa, Emma se bajó
de inmediato. La brisa llego a ella de forma calmada, como si estuviera rodeada
de hielo en comparación al ambiente externo. No sentía frio, sino una frescura
que jamás había sentido en toda su vida.
Cerró sus
ojos y disfrutó de aquel momento por unos segundos. Estaba tan emocionada que sus
ojos se llenaron de lágrimas, jamás se había sentido tan bien.
—Es
agradable escapar del calor por unos segundos ¿no? —Susurró David en su oído,
logrando que ella despertara y se alejara de él, avanzando unos pasos —y
observa esto, hemos tenido la suerte de alcanzar la ciudad antes de la
tormenta.
Emma siguió
la mirada de David y pudo notar como se acercaba una tormenta de polvo, venia
justo detrás de ellos. La cúpula se oscureció en un segundo y todo lo que podía
ver era la tormenta que pasa sobre la cúpula mientras ellos estaban
resguardados en ella.
—Increíble…
Todos a su
alrededor parecían seguir sus vidas como si nada estuviera pasando. Si bien se había
oscurecido el cielo por la tormenta, la iluminación natural no lograba que
quedaran a oscuras, por lo que las personas seguían llevando una vida normal y
corriente, mirando las vitrinas de las tiendas, comiendo en un café, tomando
helado, recorriendo las calles, disfrutando de la vida.
Emma no era
capaz de comprender nada de lo que estaba ocurriendo, su corazón latía con
rapidez y fuerza, su cabeza estaba a punto de explotar ante la imagen que tenía
ante sus ojos.
¿Quiénes
eran ellos para tener una vida diferente? ¿Eran mejores? ¿Solo se limitaba al
dinero?
Eran las
principales preguntas que llegaban a su mente tras analizar un segundo lo que
pasaba.
—Vamos.
David apoyó
su mano en la espalda de ella para guiarla por donde debían caminar. Siguió la
trayectoria que el indicaba, hasta que llegaron a un callejón, donde se
metieron. No había nadie.
—Debes
actuar con normalidad, trata de no lucir tan sorprendida —miró por unos
segundos a Emma —o enfurecida, esa tampoco es una opción.
Se
dirigieron hacia el centro de la ciudad. Emma pudo notar que las personas de
ese lugar vestían con ropas adecuadas, sin nada de suciedad o rasgones,
incluso, llevaban bolsas con sus nuevas compras.
Sin embargo,
lo que más sorprendió a Emma fue cuando dieron la vuelta en una esquina y pudo
observar un mini mercado, donde tenían de todos los alimentos imaginados,
envasados, verduras, frutas. Todas estaban a precios estratosféricos.
—Me quiero
ir —dijo ella, sintiendo como si hubiesen golpeado su estómago.
—Falta
poco, solo debo comprar la pintura. Si llegamos a salir sin nada en las manos,
no será tan fácil volver.
Ella sintió
y siguió en silencio a David. Llegaron a una pequeña tienda, donde había un
gran cartel pintado al estilo de David. Emma no dudo que él lo había hecho.
—Me pagaron
mucho por hacerlo, incluso, aun me queda dinero de ese pago.
Ingresaron
al local, pero Emma no pudo poner demasiada atención a su alrededor. Solo podía
concentrarse en recordar su infancia y la de otros niños, casi al borde de la
hambruna, buscando por todos lados un poco de comida mientras que a varios
kilómetros se encontraban estas ciudades, con todo lo necesario para llevar una
vida grata, sin dificultades.
—Hola,
David ¿Cómo te ha ido? —pregunto una voz femenina que saco de su ensoñación a
Emma.
Era una
mujer mayor, tenía el pelo corto y canoso. Estaba vestida con una camiseta
blanca y un pantalón corto del mismo color.
— ¿Vienes
por más?
—Si, por
favor —dijo David con una sonrisa que sorprendió a Emma. Lucía tan relajado,
como si el mismo fuera parte de este pequeño mundo de comodidades — ¿Cómo ha
ido la venta?
—Bastante
bien —respondió la mujer, dándole la espalda y buscando entre diferentes
cajones las pinturas que David necesitaba —ya sabes, todo gracias a ti. Has
logrado que esté de moda pintar.
—Siempre es
un gusto ayudar en algo.
— ¿No nos
presentarás? —dijo ella con una sonrisa.
—Mi nombre
es Emma —respondió, dando un paso hacia adelante. Su presentación fue un tanto brusca
y forzada.
—Amalia —respondió
la mujer —un gusto, al parecer no estás muy acostumbrada a estar rodeada de
personas ¿no?
La mirada
que le dio Emma a la mujer solo confirmo sus sospechas.
—Mucho
tiempo a solas ¿no? Tendrás que ayudarla David.
Emma no
pudo evitar sorprenderse al darse cuenta que aquella mujer, también era parte
de la EBE.
—Han de ser
cuidadosos, la seguridad ha sido reforzada.
David
asintió, aun manteniendo una cordial expresión que hacia recordar a Emma
tiempos del pasado.
—Gracias
por tu compra —respondió ella, recibiendo el dinero que David le entregaba.
Se
dirigieron hacia la salida y caminaron por diferentes calles mientras Emma iba
absorbiendo lo recién sucedido y como estas personas disfrutaban de una vida
llena de lujos en comparación al resto de los seres humanos.
Fue una
larga hora, ya que David le mostro diferentes puntos donde la EBE tenía
infiltrados. La tienda de pinturas era uno de ellos.
—Es tiempo
de volver —susurro él, mirando preocupado a Emma.
Ella solo
asintió como respuesta y luego se dirigieron hacia la salida. Se despidieron
del militar con un gesto y subieron al auto. Emma no podía decir palabra
alguna, seguía pensando en su niñez, adolescencia… y la del resto de los
humanos que no habían tenido la suerte de nacer en una familia con recursos.
—Hay
hospitales también —dijo David, adivinando los pensamientos de Emma.
—Pudimos
llevar a mamá a ese lugar… incluso a Vicente si lo hubiésemos encontrado.
David no
respondió, solo se concentró en manejar mientras quedaban resto de la tormenta
de polvo.
—Estoy
comenzando a entender lo que quieres decir —susurró ella, deseando poder acabar
con todas esas organizaciones que diferenciaban a los mismos seres humanos —están
acabando con nosotros, solo por no ser parte de esas ciudades.
—Creo que
lo comprendes.
—Hay que
acabar con esos gobernantes, terminar de una buena vez con esta pesadilla. Si
todos pudieran ser parte de estas oportunidad, habría otro mundo —respondió
Emma, mirando el tablero digital del auto, concentrada en como cambiaban de
número.
—Para ello
debemos alcanzar las estrellas, Emma —susurró él, mirándola de soslayo.
—Está bien,
estoy dentro.
Levantó su
mano al tablero e hizo que los números cambiaran frenéticamente, sorprendiendo
a David por el avance que había tenido. Por lo visto, Emma había encontrado un
nuevo estímulo para lograr el máximo nivel de su poder.
Ninguno de
los notó como en el reflejo del espejo retrovisor se forman rayos en la
tormenta de polvo.
oohh que me costo subir este capitulo, estaba listo hace semanas, pero no tenia tiempo para poder editarlo. Por fin ya pude hacerlo, espero que les haya gustado ;) Gracias por leer.
por fiiiiin!!!! llevaba como un año esperando el capi :x hahahaha! xDDDD me intrigan los poderes de Emma >o< siento qe será tan bacanosa >:D espero poder leer más de esta gente pronto >o< no nos dejes tan botadas Dani~ <3
ResponderEliminarPor fin creí que te habías olvidado de la historia
ResponderEliminarMe extraña el poder de Emma
Será posible que se un arma
Por fin!! DIOS! Como un año esperando el capítulo! Jajajaja mentiras Dani, haces lo que puedes
ResponderEliminarMe encantó! Pero... Emma ya sabía de su poder o ha ido mejorando? Si esta mejorando, como lo hace dentro de la EBE para sorprenderme a Daniel!? O.o
Bah! Ya quiero leer más /-\
Gracias Daño ^-^
aleluya!! jajaja esta super, pero solo fue como de transicion... quiero accion ya! jajaja porfa no tarde una eternidad en actualizar... se te quiere, eres lo maximo!!
ResponderEliminarfelicitaciones DTB
Dani, tocaya!
ResponderEliminarTe extrañó, echo de menos leer tu mente, SÉ que estarás ocupada o en un nudo de inspiración pero quisiera poder volverte a leer.