miércoles, 4 de febrero de 2015

Entre los dos y la luna - Capitulo 17 Final


Capitulo 17

Mire hacia el otro lado del vidrio pero Oliver no se encontraba ahí. Había pasado dos semanas desde que había acabado con Emma y que no veía a Oliver. No sabía qué hacer, aquel sádico que me había golpeado el segundo día después de la muerte de la traidora, seguía disfrutando con golpearme. Al final habían encontrado a alguien que disfrutaba con el dolor de otras personas.

Sin duda nuestros captores debían tener cierto perfil, debían ser capaces de herir para poder sacar información, pero de una u otra forma podía descubrir que ellos estaban haciendo su trabajo, si no fuera así, sus propias vidas correrían peligro. Eso no me ayudaba a que simpatizara con ellos, pero sin duda alguna me daban la capacidad para diferencian entre las personas que eran malvadas por obligación y los que disfrutaban de su trabajo.
Andy era su nombre. No lo representaba para nada, siempre había pensado que los “Andy” eran personas agradables y con un buen sentido del humor. Este en particular, era un psicópata. Mi cuerpo estaba marcado con cardenales y cada movimiento que hacia me proporcionaba dolor, tanto, que incluso me debían ayudar para caminar. Además estaba le hecho que mi fuerza vital estaba disminuida por la poca comida que ingería.
— ¿Y bien? —Preguntó el dichoso Andy, al frente de mí, justo detrás del escritorio que sostenía la laptop que estaba usando… o que debía usar —¿tendremos otra tarde entretenida? ¿Solo los dos?
Mire hacia alrededor y pude notar que estábamos solos. A ninguno de sus compañeros le agradaba ver como Andy golpeaba a un prisionero.
—Es una pena, si tenemos otro encuentro, no serás capaz de ver a tu querido Oliver Conlan.
Al escuchar que lo nombraba, captó por completo mi atención. No me habían dado noticias de él, estaba comenzando a pensar seriamente que estaba muerto. Me sorprendía que mi cuerpo fuera capaz de seguir con vida luego de creer en ese hecho. Sin él, nada de esto tenía sentido y realmente los deseos de entregarme a la muerte, eran mucho mayores. Cada día deseaba que Andy se descontrolara y acabara por completo conmigo.
Era una pena la existencia que llevaba.
—Veo que he llamado tu atención.
— ¿Está vivo? —susurré, un tanto temerosa de que se enojara. Si, era cierto que deseaba a veces que me matara, pero otra cosa era la realidad, donde se podía sentir el dolor de cada patada.
— ¿Y por qué debería responderte? Tú no me das nada a cambio. Ni siquiera has avanzado en tu trabajo.
Mire hacia un lado, sin ser capaz de observar su rostro. Sentía pánico al tenerlo tan cerca. Me había aprendido de memoria su rostro, aquellas facciones arrugadas y esa piel tan blanca, además de su cabello lleno de canas. Era robusto, musculoso, incluso para su edad. Tenía más de cincuenta y su mirada oscura dejaba en claro que las últimas décadas de su vida había disfrutado torturando a los demás. Esta vez había dejado de lado el tipo traje que llevaban aquí, solo vestía con unos jeans negros y una camisa gris. Me costaba imaginarlo como un padre de familia, abrazando a sus hijos y nietos… y los tenía, era impresionante que tuviera una esposa que lo amara.
Lo peor era pensar en que él, ese bastardo, tenía una vida que yo jamás alcanzaría con Oliver.
Mi silencio comenzó a tensarlo, me di cuenta de ello al ver como sus músculos se estiraban por la rabia que sentía.
— ¿Seguirás sin hablarme? ¿Solo obtendré gritos de tu parte?
— ¿Dónde está Oliver?
Ese maldito silencio que se estableció entre nosotros, me pareció que duró una eternidad.
—Recuperándose del balazo que recibió ¿pensaste que había muerto?
Él lo había repetido un millón de veces mientras me gritaba y golpeaba.
— ¿Cuándo lo veré?
Sentí un escalofrió al ver su sonrisa, era despiadado.
—Hoy mismo.
Cuando miró hacia un lado, hacia donde siempre dejaban a Oliver mientras yo trabajaba, mi corazón se aceleró. Imite su movimiento y casi sonreí al ver que él apariencia, acompañado de dos guardias. De un salto me puse de pie, corrí hasta aquel maldito vidrio que nos separaba y apoye mis manos en este, como si de esa forma él pudiera sentirme.
Oliver, con sus ojos azules puso toda su atención en mí. Sin embargo, estaba tan flaco y débil que ni siquiera tuvo las fuerzas para luchar contra sus captores. Se dejó guiar hasta aquella horrible silla, sin dejar de observarme.
— ¿Y bien? —Volvió a preguntar Andy, tan solo a unos centímetros detrás de mí — ¿Volverás a cooperar?
Mi agente 007 me seguía observando como si me hubiese convertido en otra persona. Creo que había confundido su expresión, no estaba débil, sino catatónico. De seguro se quedó helado al verme completamente herida y en los huesos. Estas semanas había perdido tanto peso que solo era piel y huesos. Mi corazón se aceleraba con pocos esfuerzos, mi cuerpo ya no estaba en las mejores condiciones, aunque él tampoco se veía muy bien.
Deje caer mis brazos a un costado, creo que la mejor opción era que él hubiese estado muerto. Habría estado en un lugar mejor y todo habría acabado. Deseaba que siguiera con vida solo por mí, lo que era muy egoísta de mi parte. No podía dejarlo ir, lo necesitaba mientras yo siguiera en este infierno y eso me hacía sentir la peor persona del mundo. Era deplorable.
— ¿Sra. Conlan?
Me estremecí cuando sentí la mando de Andy atrapar mi cuello, por atrás, presionando tan fuerte que por un momento pensé que rompería mis vértebras cervicales.
—Si —dije bajando la mirada.
Sin ninguna dilatación me dirigí hacia el computador. No había avanzado nada en este tiempo porque pensaba que era más fácil morir a manos de Andy que logrando que ciertas armas se dirigieran hasta donde nos encontrábamos, además que romper la seguridad de este lugar no era nada fácil.
—Muy bien… —susurró Andy, junto a mi oído.
Me senté y comencé a teclear, sin ser capaz de mirar a Oliver. Lo había esperado por tanto tiempo y ahora que él había llegado, me sentía desolada. Era como si este infierno no tuviera fin.

Comencé a teclear rápidamente contra la laptop, para poder activar las cámaras en la noche. Nos habíamos instalado en una nueva casa y llevábamos dos semanas en ella. Por fin habíamos encontrado un lugar perdido en la nada, rodeados de árboles. Habían pasado tres meses desde las explosiones que Oliver había creado para quienes alguna vez fueron sus compañeros.
— ¿Ya está todo listo? —dijo él, haciendo girar la silla y logrando que me concentrara en él.
—Claro que sí, todo está preparado. Podemos dormir tranquilos.
Oliver me quedo mirando unos segundos y luego me llevo, con silla incluida, hasta la cama. Él se sentó en ella y luego volvió a ponerme atención.
— ¿Qué sucede? —Pregunté, un tanto nerviosa porque estuviera en silencio por tanto tiempo — ¿Nos tendremos que mudar de nuevo?
—No, no aun por lo menos, aunque nos hemos establecido en este lugar por mucho tiempo.
—Es un lugar seguro… además no quiero viajar, me da pánico pensar que nos rastrearan.
—Exacto, pero aquí estamos a la deriva.
— ¿Entonces nos mudaremos?
—No —respondió él rápidamente.
— ¿Qué sucede para que me mires de esa forma? —por alguna razón, durante el día había estado muy silencioso. No sabía lo que estaba ocurriendo por su cabeza y eso me descolocaba. No me gustaba ni un poco.
—Te amo —dijo de repente, logrando que me sorprendiera. Era cierto que ambos habíamos dejado en claro nuestros sentimientos y de cómo uno cayó en el otro con una facilidad sorprendente. Congeniábamos muy bien, pero aquella frase quería decir algo más.
— ¿Qué está pasando? —dije confundida.
Él tiró de la silla hacia él y luego me acercó para besarme. No pude evitar sonreír contra sus labios y rodear su cuello para que estuviera aún más cerca de mí. Hoy había estado demasiado lejos.
— ¿Estas bien? —susurré contra sus labios, mientras sentía que sus manos recorrían mi espalda, bajo la camiseta gigante que llevaba. Era suya.
—Hemos pasado por mucho —dijo tirando de mí, logrando que me recostara en la amplia cama.
Oliver había dicho que este lugar era suyo y se notaba. Habíamos pasado de casa en casa, sus amigos nos habían ayudado, pero ahora, nos encontrábamos en un lugar que él mismo había elegido en el pasado. Por eso, teníamos una cama gigante para los dos.
Me recosté en ella, sin dejar de mirarlo, aunque la oscuridad reinara en la casa. No prendíamos las luces de noche. Mientras que de día, no hacíamos mucho escandalo para que ningún curioso nos encontrara por casualidad entre el bosque. Llevábamos una vida difícil, pero era agradable pasarla a su lado.
— ¿Sabes? Deberías comenzar a controlarte —dije cuando sentía que estaba levantando mi camiseta. Sus dedos rozaban mi piel, justo por mi abdomen.
—Julie… —dijo contra mi cuello para después besar aquella zona — ¿te gustaría estar con alguien más en este momento?
Fruncí el ceño.
— ¿Qué dices? Claro que sí, podría reemplazarte por algún actor de Hollywood, creo que…
—Hablo en serio —dijo serio, interrumpiéndome —dime la verdad, sé honesta y responde una pregunta.
Creo que no era tiempo para bromas.
—Dime —dije atrapando sus manos que me descentraban, entrelazando sus dedos con los míos, logrando que ahora quedara apoyando su cuerpo contra el mío.
Oliver se acercó a mi oído, como si quisiera decirme un secreto.
—Si tuvieras la oportunidad de escapar y llevar una vida normal, pero sin mi ¿lo harías?
Sonreí y negué a su pregunta. Esa etapa de desear otra vida los dos juntos, había quedado superada.
— ¿A qué viene eso? Llevamos esta vida y estamos juntos ¿Qué te sucede? —dije girándome hacia él, encontrándome con sus labios a centímetros de distancia.
—Solo hazme ese favor, ponte en la situación.
Puse los ojos blancos.
—Tú lo que quieres saber, es si te amo lo suficiente como para elegir este mismo camino, escapando de la muerte ¿no es así?
Él me quedo mirando con sus ojos brillantes. Eran tan azules que incluso en esta oscuridad podía notarlo, por la luz que proyectaba el computador.
—Si.
Realmente me tome unos segundos para responder aquella pregunta, considerando lo que estábamos viviendo y lo que nos podría pasar.
—Mira, si me pusieran dos escenarios, en donde aún no te conociera, creo que elegiría sin duda vivir una vida en paz, tranquila y haciendo mí trabajo cómodamente detrás de un computador.
Él frunció el ceño.
—Pero no tiene sentido pensar en ello —dije presionando sus manos —te conozco y si ahora me dieran una posibilidad donde yo te dejo atrás y salvo mi trasero, jamás podría aceptarlo. Ni siquiera si nos atrapan podría venderte o dejar de amarte por un solo segundo, has arriesgado todo por estar a mi lado.
Le di un corto beso en los labios y continúe hablando.
—Yo debería ser quien hace esa pregunta, pero no la haré porque sé que incluso darías tu vida por mí, exactamente como yo por ti. Te amo y seguiré contigo hasta el final, jamás podría abandonarte ¿capisci?
Oliver se quedó en silencio unos largos segundos y cuando pensé que no diría nada, abrió su boca de nuevo.
—Cásate conmigo entonces, si es así, dame el honor de convertirte en mi esposa.
Bien, no me esperaba eso, ni por un solo segundo.
— ¿Qué? —dije confundida, alejando mis manos de él para poder sentarme. Por un momento comencé a pensar que estaba en alguna dimensión desconocida, que estábamos entrenando nuestras mentes para controlarnos si nos capturaban y habíamos terminado en algún lugar desconocido de nuestros cerebros.
—Me escuchaste.
— ¿Por qué te quieres casar? No tiene sentido ¿sucede algo malo?
Él negó rápidamente.
—No, es solo que he estado pensando que realmente no habrá nadie más después de ti.
— ¿Por qué moriremos? —pregunte angustiada.
—No, claro que no… si no porque te amo tanto que sé que eres especial, única para mí, además soy un hombre de ciertas costumbres y si te pido esto es porque realmente lo deseo.
Enarque una ceja, incrédula.
— ¿Un hombre de costumbres? Te recuerdo que es costumbre no tener sexo desenfrenado antes del matrimonio y usted señor, ha hecho conmigo lo que ha deseado.
Él sonrió y volvió a recostarme en la cama.
—Y planeo hacerlo esta noche también, pero después de que respondas…realmente deseo hacerlo, contigo.
— ¿Tener sexo desenfrenado?
—Julie… —dijo ahora con el ceño fruncido —quiero que seas solo mía y esta es la única forma de hacerlo formal.
Suspire, nada convencida con esto.
— ¿Sabes que estamos en otro país, que tenemos documentos falsos y que no existirá nada legal? —Él asintió, entendiendo — ¿entonces que pretendes?
—Podemos hacerlo por la iglesia, a varios kilómetros hay un pueblo con una pequeña iglesia, estaba pensando que…
Cubrí su boca con mi mano, sin poder creer que él se estuviera tomando esto tan en serio.
— ¿De verdad me estas pidiendo matrimonio? ¿No es una broma?
Él negó contra mi mano.
—Quiero darte algo normal en nuestra relación.
Lo mire sorprendida, esto no tenía sentido.
—Llevamos poco más de seis meses juntos —dije dándome cuenta del largo tiempo que había transcurrido… aunque no lo suficiente para contraer matrimonio.
—Eres única para mí, no encontraré a alguien a quien ame tanto como a ti ¿tu si?
Lo pensé otra vez, unos segundos y la respuesta era clara.
—Claro que no, Agente 007…
— ¿Te casas conmigo? Sé cuál es mi lugar en este mundo y es a tu lado, Julie.
Realmente sus manos en mi cadera me desconcentraban, fueron un factor influyente para responder.
—Claro que si —dije un tanto temerosa, porque no deseaba ni un poco salir de nuestra fortaleza, pero al parecer él realmente quería hacerlo y para que mentir, jamás me habría imaginado tener este estilo de propuestas del señor casanova.
Oliver no me respondió, solo me besó de tal forma que ni siquiera me di cuenta, cuando minutos después me tenía por completo desnuda sobre nuestra cama. Sus labios ahora se alejaban de mi boca para concentrarse en mi cuello mientras se ubicaba entre mis piernas. Estaba completamente vestido, a diferencia de mí, que me tenía a su merced.
—No deberíamos hacer esto —jadee, sonriendo al sentir su erección contra mi cuerpo. Solo la ropa me protegía de él —las costumbres dicen que no deberíamos dormir juntos hasta el matrimonio.
Comencé a quitarle su camiseta blanca.
—Sí, bueno —dijo él sonriendo —olvide decir que también soy un hombre que ama romper las reglas.
Tire su camiseta lejos justo para cuando él tomo mi boca con la suya, logrando que un gemido se enredara en su lengua. Podía sentir como su cuerpo se movía contra el mío, logrando que mi corazón se acelerara al igual que mi respiración. Mis manos recorrían su espalda y sus brazos, deseosas de poder tocar cada centímetro de su piel.
—Oliver —gemí bajito, tratando de no alzar mucho la voz.
— ¿Si? —pregunta él, besando mi mejilla para luego acercarse a la comisura de mis labios.
— No me dejes —él me quedo mirando, confundido.
—Te acabo de pedir que seas mi esposa.
No me refería a que me dejara porque se aburriera o encontrara a alguien más, sino que todos los días sentía el temor de perderlo de alguna forma más violenta, acorde a nuestro contexto. Oliver tuvo que mirarme unos segundos para darse cuenta a lo que se refería.
—Nunca, estaré siempre a tu lado ¿tu?
—Te amo —dije como respuesta.
Era imposible que pudiera terminar con el de otra forma, jamás podría superarlo después de todo lo que hemos pasado juntos, sacrificándonos por el otro.

Cuando observe el aparato control que había creado gracias a los materiales que me habían entregado, me di cuenta que esto, cuando terminara, sería un sacrificio, un pago por todo lo que esta gente había hecho a cientos de personas a través de los años. Habían pasado días desde que vi nuevamente a Oliver.
— ¿Cuánto te falta? —me pregunto un soldado.
—No mucho.
Solo era un control de activación, aunque ellos no lo sabían, pero enviaba una orden al computador para poder destruir el objetivo ya señalado. Era necesario para activar la seguridad del lugar y poder escapar de acá, solo tendríamos minutos.
— ¿Horas, días? —pregunto otra voz, una conocida. Luke.
—Han esperado meses, unos días más no les hará daño —respondí, manejando una pinza con mano temblorosa. Mi pulso, debido a la tortura y a la mala alimentación, era una pena.
—Bueno, supongo que debería premiarte ¿no? —dijo Luke, dándome un pequeño estimulo. Sabía que nos estaba ayudando, solo debíamos llevar a cabo el plan.
Nos quedaba poco tiempo en este lugar. Si todo salía bien y si teníamos las fuerzas para poder lograrlo.
— ¿Premio? —Andy llego a nuestro lado, sonriendo de forma desagradable —solo hemos perdido tiempo con ella.
—Esta todo arreglado, puedes ir a verificarlo si así lo deseas —dijo Luke, con el ceño fruncido. Lo miro de tal forma, que la expresión segura de Andy, desapareció —el vidrio se bajará, solo hay pequeños detalles aun que arreglar en el control de la señora Conlan, pero este será un incentivo.
Uno, dos, tres, cuatro… cinco segundos, eso tomo para convencer a Andy.
—Como sea, estaré en el comedor.
Se retiró con su caminar pedante, mientras que Luke le decía a un soldado que fuera a abrir el vidrio y avisara que todo estaba pronto por terminar.
Cuando nos quedamos solos, él me ofreció su brazo para guiarme hasta la unión de las dos salas. Fue en ese momento donde deje el control que había creado en su bolsillo, él pudo ver mi movimiento y supo de inmediato que él era mi Plan Z, ya que ninguno de los otros planes había resultado, me había quedado sin alternativas.
—Si salgo de esto, debes ir a visitarme para hacer otro pastel ¿sí?
—Sera un placer, el anterior estuvo exquisito.
Llegamos hasta la unión de las salas y esperamos a que apareciera Oliver. Cuando lo hizo, sentí que había varias posibilidades de que el plan Z no se llevara a cabo, lo que era un alivio. Si bien no estaba en sus mejores condiciones, podía notar que aún le quedaban fuerzas para luchar. Él era imparable.
Oliver le dio una mirada cautelosa a Luke, fijando su vista en donde estaba el arma de quien era su amigo. Solo teníamos que esperar a que subieran el vidrio.
Técnicamente no había ningún superior ese día que pudiera debatir las palabras de Luke, ya que era todo una farsa. Jamás me podrían haber dado un premio como este solo por terminar mi trabajo, sino que Luke estaba usando el factor suerte al inventar algo como eso, así podríamos estar con Oliver en la misma habitación y no tener el problema de buscar al otro si lográbamos escapar.
Habíamos entrado juntos y saldríamos juntos.
Al mirar a Oliver pude notar que sus ojos estaban brillantes ante la emoción de escapar.

Sus ojos estaban brillando, me sonreía mientras caminaban hacia el altar. Era una pequeña capilla, en un lugar desierto, con tan solo dos personas como testigo. No sé cómo los había logrado convencer, pero aparte de ellos, nos acompañaba el cura de la iglesia.
Había conseguido casi como un milagro el vestido que llevaba, no era nada glamoroso ni caro, ni siquiera era mío. Lo había arrendado solo para esta ocasión. Era de un rosa pálido, nada ajustado y que llegaba justo hasta la mitad de mis muslos.
Unos minutos atrás había tomado mi cabello, arreglándolo lo más que pude. Solo hice una trenza que caía sobre mi hombro izquierdo.
No usaba tacos porque me fue imposible encontrar algunos, así que solo llevaba unos zapatos bajos, que dejaban descubierto un poco de mis pies. Eran lindos, los usaba siempre en casa.
Oliver había buscado unas flores para que las llevara mientras caminaba hacia él, era un ramo blanco, rodeado en un lazo rosa, como mi vestido. A veces él realmente podía ser muy dulce.
Ninguno dijo nada cuando nos quedamos mirando, solo a unos centímetros de distancia.

No dejamos que ningún centímetro nos separa por otro segundo, pero no cruzamos palabras. Oliver solo me abrazo mientras Luke nos observaba a unos pasos de distancia, al igual que los otros guardias.
—Les dejaremos unos minutos a solas, Sr. Conlan, confió en que los sabrán aprovechar.
Aquellas fueron las últimas palabras de Luke, ya que después de que Oliver besara mis labios por una fracción de segundo, se lanzó a por el arma que llevaba el guardia que había detrás de él, mientras yo hacía lo propio con Luke.
Cuando le quite el arma me gire para dispararle al otro hombre que estaba detrás de Oliver, dándole justo en la frente. Mi querido esposo se giró hacia mí y le dio un disparo a Luke, solo rozándole el hombro… era necesario, por si todo salía mal.
Todos cayeron al suelo, Oliver aprovecho para sacar la otra arma que tenía el tercer muerto y nos quedamos en silencio por unos segundos.
Luego comenzamos a correr como condenados.
Nuestro estado físico no era el mejor, no éramos muy rápidos porque habíamos adelgazado, nos habían golpeado y torturado. Nuestros músculos estaban atrofiados, pero aun estando en las peores condiciones que podíamos estar, la mano de Oliver se aferró a la mía como siempre lo había hecho.
Él comenzó a presionar las claves que Irina nos había entregado, para ir abriendo las compuertas. Habíamos planeado esto desde que nos dejaron estar juntos por unos segundos, en Navidad. Todo se había retrasado debido a los golpes que recibió Oliver y las torturas que Andy me había hecho sufrir.
La salida estaba cuatro pisos más arriba. Estábamos en una mini ciudad subterránea, de más de doce pisos, pero a nosotros nos tenían atrapados en el cuarto. Fue deprimente descubrir que estábamos bajo tierra y que tanto el cielo, el sol, la luna y las estrellas que veía por los barrotes, no eran más que un espejismo para que no perdiéramos la cordura.
Cuando la compuerta se abrió, Oliver me dio una rápida mirada triunfal al ver que no había nadie ante nosotros.
Seguimos corriendo y nos dirigimos directo a las escaleras que se encontraban al final del pasillo. Cuando pisamos el primer escalón la alarma comenzó a sonar, avisando que nos estábamos escapando.

Cuando subí el primer escalón del altar mis piernas comenzaron a temblar, era imposible no estar nerviosa, aunque fuera una boda espontánea y no hubiera nadie más que desconocidos junto a nosotros.
Mi futuro esposo tomo mi mano con fuerza para evitar que cayera por los nervios.
—Te ves hermosa —susurro Oliver en mi oído, mientras el cura comenzaba a hablar.
—Shh… —dije nerviosa, sintiendo que mi corazón latía tan fuerte que lo podía sentir en mi cabeza.

Sentía que mi corazón no daba para más esfuerzos, iba a desvanecerme por subir tan solo un piso de las escaleras debido a mi pésimo estado.
—Tu puedes amor —dijo Oliver, mirándome preocupado. Sin duda él tenía mucha más resistencia que yo.
—Sigamos, sigamos —dije casi sollozando por el miedo que sentía.
Cuando llegamos al tercer piso, Oliver se detuvo en una esquina y observo si alguien nos seguía desde un nuevo ángulo. Solo tuve que escuchar como disparaba a nuestros enemigos para saber que todo se estaba complicando. Sin embargo, cuando Oliver soltó mi mano y corrió hacia los enemigos muertos, supe que tenía un perfecto francotirador a mi lado. Con rapidez recogió las armas de los caídos y volvió a mi lado.
Otro piso más que subir, debíamos correr con todas nuestras fuerzas.

No solté su mano en ningún momento mientras el cura hablaba, presionaba con tanta fuerza que Oliver tuvo que soltarse por un segundo para dejar que la sangre irrigara bien aquella extremidad.
—Lo siento —dije nerviosa. Él solo beso mi mejilla para tranquilizarme, no dejó de sonreír en ningún momento.
— Puedes decir tus votos, Julie —dijo el cura, mirándonos con ternura.
Respire profundo dos veces y comencé a hablar, sin poder creer que estuviéramos viviendo este momento.
—Yo, Julie, te quiero a ti, Oliver, como esposo y me entrego a ti, y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida.
Mi querido Oliver me observo sonriendo.

Oliver me sonrió al llegar al segundo piso, a pesar de que se escuchaban pasos por todas partes, no había forma de que esto estuviera saliendo bien. Una cosa era matar a algunos soldados, pero otra diferente era eliminarlos a todos.
—Tranquila, no desesperes —dijo Oliver mientras me pedía otra arma y disparaba hacia donde estaban nuestros enemigos.
Cuando sentí que alguien venia por el otro lado, por las escaleras inferiores, no dude en esperar a ver sus cabezas rapadas para disparar, sin temblar. Deseaba verlos muertos a todos, no me importaba si tenían familia o si este solo era su trabajo. Ahora mi misión era salir con vida para tener la existencia que estábamos soñando con Oliver.
—Vamos, sube primero, es el último piso amor. Yo cubriré tu espalda ¿sí? Debes correr hacia la izquierda y no te detengas por nada en el mundo ¿está bien? —me dio un rápido beso en los labios.
Lo mire con pánico. Él me descubrió de inmediato, sonriendo volvió a hablar.
Era increíble que aun de esa forma, herido, con moretones por todo su cuerpo, calvo y tan delgado que era solo piel y huesos, me pareciera atractivo. Sin duda alguna yo estaba padeciendo de una enfermedad grave “Oliveritis” pero me era imposible no ser encantada por esos ojos azules y esa seguridad al hablarme.
—Corre amor, voy detrás de ti ¿sí? No pienso dejarte sola.
Otros disparos me hicieron despertar e hice lo que me dijo, confiando en sus palabras, no era tiempo de dudar.

Por un momento pensé que él estaba dudando porque después de poner mi anillo en su dedo, Oliver se quedó en silencio, mirando mi rostro como si jamás lo hubiese visto.
— ¿Oliver? —preguntó el cura, llamando su atención —es tu turno, hijo.
—Oh sí, claro, disculpe padre, es solo que esta mujer me atrapa por completo —no pude evitar sonrojarme por sus palabras —muy bien, yo, Oliver, te quiero a ti, Julie, como esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida.
Oliver tomó mi mano y puso el anillo en mi dedo anular, para luego darle un beso a la alianza, logrando que me dieran escalofríos.
El Señor, que hizo nacer entre vosotros el amor, confirme este consentimiento mutuo, que habéis manifestado ante la iglesia. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
—Te amo —dijo Oliver.
—Te amo —respondí, sintiendo que iba a desmayarme de la emoción.

La emoción que estaba sintiendo, casi me hace caer de rodillas. Cuando subí al primer piso, pude ver con claridad como la puerta de la salida estaba tan solo a unos metros. Incluso entraba luz desde la ventana que había en la puerta.
Corrí hacia ella como si nada más importara, incluso logré abrirla y sentir la brisa de la libertad contra mi rostro, pero no podía salir aun.
Cuando me gire para ver como venía Oliver, sentí por un segundo que toda la emoción caía a mis pies, ya que no estaba por ningún lado.
— ¡Julie! Toma las llaves de jeep —gritó apareciendo por las escaleras, logrando que me emocionara otra vez por nuestra inminente libertad.
Todo iba a salir como lo teníamos planeado… íbamos a ser libres.
Me gire hacia un montón de llaves que estaban colgadas, conté cinco hacia la derecha y tres hacia abajo.
Cuando tomé la llave, escuché el disparo y un grito.

Oliver grito de emoción en el bosque. Habíamos vuelto a nuestro hogar y se permitió un momento de locura mientras me hacía girar entre sus brazos.
— ¡Eres muy cursi! —le grite riendo, aun sin poder creer que ambos fuéramos esposos, era increíble.
— ¿No estas contenta? —me preguntó preocupado.
—Claro que lo estoy, sorpresivamente contenta  —dije tirando de él para poder besarlo.
Sus labios atraparon los míos con urgencia.
—Alto, alto —dijo riendo —debemos tener nuestro primer baile ¿no? Es la costumbre.
—Y tú eres un hombre costumbres ¿no? —dije sonriendo.
Tomó mi mano con fuerza y me guio hacia la parte trasera de la casa. Nos costó un poco avanzar porque ya era de noche y no podíamos ver mucho desde donde nos encontrábamos.
— ¿Qué haces? —dije confundida.
El bosque estaba muy oscuro, pero si levantabas la mirada podías ver las ciento de millones de estrellas. Era una vista maravillosa, tanto que mis ojos se llenaron de lágrimas.
—Te amo, Julie —en ese segundo me di cuenta que él me miraba solo a mí.
—Y yo a ti, Oliver.
—Es tiempo de nuestro primer baile.

Me quede estática mirando como un soldado casi arrastrándose por las escaleras le había disparado a Oliver desde aquella distancia. Le dio tres disparos en su pierna izquierda, la que había salido herida semanas atrás.
En el primer disparo, Oliver grito.
En el segundo disparo, Oliver cayó.
En el tercer disparo, Oliver quedo en silencio.
Mi corazón se paró, todo se volvió en cámara lenta ante la idea de haber perdido a la única persona que amaba más que nada en el mundo. Sin embargo, en ese estado, no dude en levantar la pistola que tenía en mi otra mano y dispararé a quien había herido a mi esposo.
Corrí hacia donde estaba Oliver y lo tomé entre mis brazos. Pude sentir como el alma volvía a mi cuerpo cuando sus ojos me miraban con preocupación y sufrimiento.
—Vete, vamos, no puedo caminar así… pronto llegarán.
Tense mi mordida y no le respondí. Solo trate de levantarlo para ayudarlo a caminar, pero era imposible. No tenía las fuerzas y Oliver no podía dar un paso más, simplemente no podía lograr que se pusiera sobre sus pies.
El ruido de los botas pisando la lata de las escaleras, nos alarmaron.
—Por favor, no me hagas esto… vete Julie ¡ahora! Tienes las llaves y la salida está ahí.
Solo mire hacia atrás, para ver como lucían los rayos del sol sin los barrotes de metal. Sabía muy bien cuales iban a ser mis acciones.
—Hazlo por mí, por favor, vete… déjame aquí ¡Vete de una vez! —gritaba tratando de empujarme con sus manos.
— ¡Suelta el arma! —gritó un desconocido mientras yo no dejaba de mirar el rostro de Oliver.
—Aun puedes irte, por favor —sus ojos estaban llenos de lágrimas, me miraba con desesperación mientras que yo me sentía en casa, junto a él, sintiendo su piel junto a la mía —¡por favor! —lloraba desesperado, pidiéndome que lo abandonara.
— ¡Suelta el arma! —grito de nuevo aquel hombre que no me conocía y que estaba destruyendo mi vida.
—Amor, por favor…
Era demasiado tarde.
—Soy una mujer de costumbres —dije sonriendo, sin llorar —me entregue a ti, por el resto de mis días.
—No, no, no —me pedía Oliver, desesperado para que lo dejara en manos de nuestros enemigos.
Tire el arma lejos de nosotros. Después de todo, tendríamos que llevar a cabo el Plan Z.
Le había dado a Luke el control remoto para que lo activara cuando él estuviera a kilómetros de distancia, los propios misiles de nuestra nación viajarían hasta donde nos encontrábamos…donde sea que esto quedaba… y volarían con todo el lugar. Luego se las tendrían que arreglar entre ellos para solucionar sus problemas. Ya no deseaba ayudar a la humanidad, solo quería vengarme de quienes nos habían hecho esto.
Confiaba en un ciento por ciento que Luke lo haría.
—Bueno, bueno —escuche la voz de Andy llegando hasta nosotros — ¿Quién lo diría? Sr. Conlan, con tan buena puntería esperaría que usted fuera un hombre… pero al parecer llora como un bebé.
Oliver apoyo su cabeza en mis piernas, aferrándose a mi cintura, llorando. No pude hacer otra cosa que acariciar su cabeza, extrañando sentir aquel cabello suave y desordenado que me volvía loca.
—Ustedes se lo han buscado —dijo Andy, con ese desagradable tono de voz —es hora de su ultimo baile, esta vez será bajo el sol.

No podía creer lo que había hecho Oliver. Había cientos de luces sobre nosotros, mientras una agradable melodía comenzaba a sonar. La instalación eléctrica era perfecta, ciento de luces pequeñas, como si las estrellas hubiesen bajado para vernos bailar.
— ¿Me concede esta pieza, esposa mía? —preguntó sonriendo de aquella forma tan atractiva que tenía.
—Oh por supuesto —respondí tomando su mano y dejándome llevar por sus movimientos, mientras apoyaba su rostro junto al mío, podía sentir la brisa de su exhalación en mi oreja.
—Viviremos una larga vida, te lo prometo —susurró en mi oído, causándome escalofríos.
—Y si no es así —dije, mirándolo directamente a los ojos —ha sido todo un placer vivir a tu lado y amarte, debes saberlo ¿sí? Todo un placer, recuérdalo, es un secreto, entre los dos y la luna
—Entre los dos y la luna —repitió él mientras nos movíamos al ritmo de la melodía.
Unos meses después, llegaron por nosotros y nuestra pesadilla comenzó.

Me empujaron hasta la salida, a Oliver lo arrastraron. Era el final de la pesadilla.
Era irónico que nos llevaran hasta la salida y pudiéramos sentir el calor del desierto. Era un lugar desconocido y no nos favorecía, nosotros nos sentíamos cómodos rodeados de verde, árboles y estrellas.
Sin dirigirnos palabra alguna nos llevaron hasta una pared color arena, lo que me indicaba que sería imposible ver este gran cuartel si estaba camuflado. Nunca nos hubiesen encontrado, si es que alguien nos buscaba.
Nos pusieron mirando hacia la pared, yo no escuché y no estuve atenta a nadie que no fuera Oliver. Lograron que él se mantuviera en pie, apoyando su mano en la fuerte estructura.
— ¡Preparen sus armas, ustedes tres!
Tomé con bastante dificultad la mano de Oliver, ya que estaba temblando de miedo. A pesar de que él lloraba, no temblaba, así que me apretó la mano con fuerza.
—Lo siento —se lamentó —por no mantenerte con vida.
— ¡Justo en la cabeza! ¿Entendido? —Pregunto Andy a sus soldados — ¡apunten!
Presioné la mano de Oliver, aun llevaba su anillo.
—Entre los dos y la luna —dije sintiendo como mi cuerpo estaba perdiendo las energías que le quedaban. Aun así levante la mirada y me concentre en él, esperando que recordara que no me arrepentía de haberlo amado.
—Entre los dos y la luna, amor mío —repitió Oliver, mirándome con lágrimas recorriendo sus mejillas.
— ¡Disparen!




FIN


Me tomo mil años poder terminar esta historia, lo lamento mucho, en serio. Espero que les haya gustado. Gracias a quienes leyeron y apoyaron esta historia desde sus inicios como fanfic ;)

3 Lectores:

  1. Daniela, me has matado!
    ...
    ...
    ...
    Que te digo, me gusto pero me saco mis lágrimas, supongo q a su manera tuvieron su final feliz. Me quedo sin palabras, la verdad es q me gusto el final pero estoy en shock, no puedo creer q todo haya terminado.
    Muchassssss gracias por la historia Dani, muy buena y en este caso triste y siiii yo la seguí desde ff y me encantaba como E&B y la ame como J&O <3
    Un abrazo y nos seguimos leyendo.

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  2. Hola me gusto mucho estuvo muy bueno pero me pareció muy triste como terminaron me dejaste muy triste pero bueno ya no tiene que sufrir mas .... Gracias dani por el capitulo ;-)

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  3. lograste tu cometido... llore :(
    te sigo desde ff y me parecio super malvado lo que hiciste... en serio danny!! matarlos :'(... yo aun guardaba la esperanza... tantos años esperando un final feliz y pum! mi corazon se destrozo con este final, pero bueno hay q ser realistas... esto era lo que sucederia con un monton de probabilidades, igual danny aunque este triste con este final, seguire diciendo lo que ya creo uq edebes saber muy bien a estas alturas de la vida... eres la mejor!! realmente amo tus historias y la forma como escribes, no he tenido mucho tiempo debido a la universidad, pero soy alguien que seguira visitando esta pagina hasta el final!! , aproveche que termine un trabajo y de inmediato me meti aqui para ver que habia de nuevo, y bueno ya que no estoy en mi cuenta (soy michi ) igual te quiero dar felicitaciones danny, gracias por concluir esta historia.. me acuerdo de que cuando la cancelaste en ff quede como en shok... y ahora quedo feliz de que nunca la hayas abandonado, se te quiere
    DTB

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