Capitulo 17
Mire hacia el
otro lado del vidrio pero Oliver no se encontraba ahí. Había pasado dos semanas
desde que había acabado con Emma y que no veía a Oliver. No sabía qué hacer,
aquel sádico que me había golpeado el segundo día después de la muerte de la
traidora, seguía disfrutando con golpearme. Al final habían encontrado a
alguien que disfrutaba con el dolor de otras personas.
Sin duda
nuestros captores debían tener cierto perfil, debían ser capaces de herir para
poder sacar información, pero de una u otra forma podía descubrir que ellos
estaban haciendo su trabajo, si no fuera así, sus propias vidas correrían
peligro. Eso no me ayudaba a que simpatizara con ellos, pero sin duda alguna me
daban la capacidad para diferencian entre las personas que eran malvadas por
obligación y los que disfrutaban de su trabajo.
Andy era su
nombre. No lo representaba para nada, siempre había pensado que los “Andy” eran
personas agradables y con un buen sentido del humor. Este en particular, era un
psicópata. Mi cuerpo estaba marcado con cardenales y cada movimiento que hacia
me proporcionaba dolor, tanto, que incluso me debían ayudar para caminar. Además
estaba le hecho que mi fuerza vital estaba disminuida por la poca comida que
ingería.
— ¿Y bien? —Preguntó
el dichoso Andy, al frente de mí, justo detrás del escritorio que sostenía la
laptop que estaba usando… o que debía usar —¿tendremos otra tarde entretenida?
¿Solo los dos?
Mire hacia
alrededor y pude notar que estábamos solos. A ninguno de sus compañeros le agradaba
ver como Andy golpeaba a un prisionero.
—Es una
pena, si tenemos otro encuentro, no serás capaz de ver a tu querido Oliver
Conlan.
Al escuchar
que lo nombraba, captó por completo mi atención. No me habían dado noticias de
él, estaba comenzando a pensar seriamente que estaba muerto. Me sorprendía que
mi cuerpo fuera capaz de seguir con vida luego de creer en ese hecho. Sin él,
nada de esto tenía sentido y realmente los deseos de entregarme a la muerte,
eran mucho mayores. Cada día deseaba que Andy se descontrolara y acabara por
completo conmigo.
Era una
pena la existencia que llevaba.
—Veo que he
llamado tu atención.
— ¿Está
vivo? —susurré, un tanto temerosa de que se enojara. Si, era cierto que deseaba
a veces que me matara, pero otra cosa era la realidad, donde se podía sentir el
dolor de cada patada.
— ¿Y por
qué debería responderte? Tú no me das nada a cambio. Ni siquiera has avanzado
en tu trabajo.
Mire hacia
un lado, sin ser capaz de observar su rostro. Sentía pánico al tenerlo tan
cerca. Me había aprendido de memoria su rostro, aquellas facciones arrugadas y
esa piel tan blanca, además de su cabello lleno de canas. Era robusto,
musculoso, incluso para su edad. Tenía más de cincuenta y su mirada oscura
dejaba en claro que las últimas décadas de su vida había disfrutado torturando
a los demás. Esta vez había dejado de lado el tipo traje que llevaban aquí,
solo vestía con unos jeans negros y una camisa gris. Me costaba imaginarlo como
un padre de familia, abrazando a sus hijos y nietos… y los tenía, era impresionante
que tuviera una esposa que lo amara.
Lo peor era
pensar en que él, ese bastardo, tenía una vida que yo jamás alcanzaría con
Oliver.
Mi silencio
comenzó a tensarlo, me di cuenta de ello al ver como sus músculos se estiraban
por la rabia que sentía.
— ¿Seguirás
sin hablarme? ¿Solo obtendré gritos de tu parte?
— ¿Dónde
está Oliver?
Ese maldito
silencio que se estableció entre nosotros, me pareció que duró una eternidad.
—Recuperándose
del balazo que recibió ¿pensaste que había muerto?
Él lo había
repetido un millón de veces mientras me gritaba y golpeaba.
— ¿Cuándo
lo veré?
Sentí un escalofrió
al ver su sonrisa, era despiadado.
—Hoy mismo.
Cuando miró
hacia un lado, hacia donde siempre dejaban a Oliver mientras yo trabajaba, mi
corazón se aceleró. Imite su movimiento y casi sonreí al ver que él apariencia,
acompañado de dos guardias. De un salto me puse de pie, corrí hasta aquel
maldito vidrio que nos separaba y apoye mis manos en este, como si de esa forma
él pudiera sentirme.
Oliver, con
sus ojos azules puso toda su atención en mí. Sin embargo, estaba tan flaco y
débil que ni siquiera tuvo las fuerzas para luchar contra sus captores. Se dejó
guiar hasta aquella horrible silla, sin dejar de observarme.
— ¿Y bien? —Volvió
a preguntar Andy, tan solo a unos centímetros detrás de mí — ¿Volverás a
cooperar?
Mi agente
007 me seguía observando como si me hubiese convertido en otra persona. Creo
que había confundido su expresión, no estaba débil, sino catatónico. De seguro
se quedó helado al verme completamente herida y en los huesos. Estas semanas
había perdido tanto peso que solo era piel y huesos. Mi corazón se aceleraba
con pocos esfuerzos, mi cuerpo ya no estaba en las mejores condiciones, aunque
él tampoco se veía muy bien.
Deje caer
mis brazos a un costado, creo que la mejor opción era que él hubiese estado
muerto. Habría estado en un lugar mejor y todo habría acabado. Deseaba que
siguiera con vida solo por mí, lo que era muy egoísta de mi parte. No podía
dejarlo ir, lo necesitaba mientras yo siguiera en este infierno y eso me hacía
sentir la peor persona del mundo. Era deplorable.
— ¿Sra.
Conlan?
Me estremecí
cuando sentí la mando de Andy atrapar mi cuello, por atrás, presionando tan
fuerte que por un momento pensé que rompería mis vértebras cervicales.
—Si —dije
bajando la mirada.
Sin ninguna
dilatación me dirigí hacia el computador. No había avanzado nada en este tiempo
porque pensaba que era más fácil morir a manos de Andy que logrando que ciertas
armas se dirigieran hasta donde nos encontrábamos, además que romper la
seguridad de este lugar no era nada fácil.
—Muy bien… —susurró
Andy, junto a mi oído.
Me senté y
comencé a teclear, sin ser capaz de mirar a Oliver. Lo había esperado por tanto
tiempo y ahora que él había llegado, me sentía desolada. Era como si este infierno
no tuviera fin.
Comencé a
teclear rápidamente contra la laptop, para poder activar las cámaras en la
noche. Nos habíamos instalado en una nueva casa y llevábamos dos semanas en
ella. Por fin habíamos encontrado un lugar perdido en la nada, rodeados de árboles.
Habían pasado tres meses desde las explosiones que Oliver había creado para
quienes alguna vez fueron sus compañeros.
— ¿Ya está
todo listo? —dijo él, haciendo girar la silla y logrando que me concentrara en
él.
—Claro que sí,
todo está preparado. Podemos dormir tranquilos.
Oliver me
quedo mirando unos segundos y luego me llevo, con silla incluida, hasta la
cama. Él se sentó en ella y luego volvió a ponerme atención.
— ¿Qué
sucede? —Pregunté, un tanto nerviosa porque estuviera en silencio por tanto
tiempo — ¿Nos tendremos que mudar de nuevo?
—No, no aun
por lo menos, aunque nos hemos establecido en este lugar por mucho tiempo.
—Es un
lugar seguro… además no quiero viajar, me da pánico pensar que nos rastrearan.
—Exacto,
pero aquí estamos a la deriva.
— ¿Entonces
nos mudaremos?
—No —respondió
él rápidamente.
— ¿Qué
sucede para que me mires de esa forma? —por alguna razón, durante el día había
estado muy silencioso. No sabía lo que estaba ocurriendo por su cabeza y eso me
descolocaba. No me gustaba ni un poco.
—Te amo —dijo
de repente, logrando que me sorprendiera. Era cierto que ambos habíamos dejado
en claro nuestros sentimientos y de cómo uno cayó en el otro con una facilidad
sorprendente. Congeniábamos muy bien, pero aquella frase quería decir algo más.
— ¿Qué está
pasando? —dije confundida.
Él tiró de
la silla hacia él y luego me acercó para besarme. No pude evitar sonreír contra
sus labios y rodear su cuello para que estuviera aún más cerca de mí. Hoy había
estado demasiado lejos.
— ¿Estas
bien? —susurré contra sus labios, mientras sentía que sus manos recorrían mi
espalda, bajo la camiseta gigante que llevaba. Era suya.
—Hemos
pasado por mucho —dijo tirando de mí, logrando que me recostara en la amplia
cama.
Oliver
había dicho que este lugar era suyo y se notaba. Habíamos pasado de casa en
casa, sus amigos nos habían ayudado, pero ahora, nos encontrábamos en un lugar
que él mismo había elegido en el pasado. Por eso, teníamos una cama gigante
para los dos.
Me recosté
en ella, sin dejar de mirarlo, aunque la oscuridad reinara en la casa. No
prendíamos las luces de noche. Mientras que de día, no hacíamos mucho escandalo
para que ningún curioso nos encontrara por casualidad entre el bosque. Llevábamos
una vida difícil, pero era agradable pasarla a su lado.
— ¿Sabes?
Deberías comenzar a controlarte —dije cuando sentía que estaba levantando mi
camiseta. Sus dedos rozaban mi piel, justo por mi abdomen.
—Julie… —dijo
contra mi cuello para después besar aquella zona — ¿te gustaría estar con
alguien más en este momento?
Fruncí el
ceño.
— ¿Qué
dices? Claro que sí, podría reemplazarte por algún actor de Hollywood, creo
que…
—Hablo en
serio —dijo serio, interrumpiéndome —dime la verdad, sé honesta y responde una
pregunta.
Creo que no
era tiempo para bromas.
—Dime —dije
atrapando sus manos que me descentraban, entrelazando sus dedos con los míos,
logrando que ahora quedara apoyando su cuerpo contra el mío.
Oliver se
acercó a mi oído, como si quisiera decirme un secreto.
—Si
tuvieras la oportunidad de escapar y llevar una vida normal, pero sin mi ¿lo harías?
Sonreí y negué
a su pregunta. Esa etapa de desear otra vida los dos juntos, había quedado
superada.
— ¿A qué
viene eso? Llevamos esta vida y estamos juntos ¿Qué te sucede? —dije girándome
hacia él, encontrándome con sus labios a centímetros de distancia.
—Solo hazme
ese favor, ponte en la situación.
Puse los
ojos blancos.
—Tú lo que
quieres saber, es si te amo lo suficiente como para elegir este mismo camino,
escapando de la muerte ¿no es así?
Él me quedo
mirando con sus ojos brillantes. Eran tan azules que incluso en esta oscuridad
podía notarlo, por la luz que proyectaba el computador.
—Si.
Realmente
me tome unos segundos para responder aquella pregunta, considerando lo que
estábamos viviendo y lo que nos podría pasar.
—Mira, si
me pusieran dos escenarios, en donde aún no te conociera, creo que elegiría sin
duda vivir una vida en paz, tranquila y haciendo mí trabajo cómodamente detrás
de un computador.
Él frunció
el ceño.
—Pero no
tiene sentido pensar en ello —dije presionando sus manos —te conozco y si ahora
me dieran una posibilidad donde yo te dejo atrás y salvo mi trasero, jamás
podría aceptarlo. Ni siquiera si nos atrapan podría venderte o dejar de amarte
por un solo segundo, has arriesgado todo por estar a mi lado.
Le di un
corto beso en los labios y continúe hablando.
—Yo debería
ser quien hace esa pregunta, pero no la haré porque sé que incluso darías tu
vida por mí, exactamente como yo por ti. Te amo y seguiré contigo hasta el
final, jamás podría abandonarte ¿capisci?
Oliver se quedó
en silencio unos largos segundos y cuando pensé que no diría nada, abrió su
boca de nuevo.
—Cásate
conmigo entonces, si es así, dame el honor de convertirte en mi esposa.
Bien, no me
esperaba eso, ni por un solo segundo.
— ¿Qué? —dije
confundida, alejando mis manos de él para poder sentarme. Por un momento
comencé a pensar que estaba en alguna dimensión desconocida, que estábamos
entrenando nuestras mentes para controlarnos si nos capturaban y habíamos
terminado en algún lugar desconocido de nuestros cerebros.
—Me
escuchaste.
— ¿Por qué
te quieres casar? No tiene sentido ¿sucede algo malo?
Él negó
rápidamente.
—No, es
solo que he estado pensando que realmente no habrá nadie más después de ti.
— ¿Por qué
moriremos? —pregunte angustiada.
—No, claro
que no… si no porque te amo tanto que sé que eres especial, única para mí,
además soy un hombre de ciertas costumbres y si te pido esto es porque
realmente lo deseo.
Enarque una
ceja, incrédula.
— ¿Un
hombre de costumbres? Te recuerdo que es costumbre no tener sexo desenfrenado
antes del matrimonio y usted señor, ha hecho conmigo lo que ha deseado.
Él sonrió y
volvió a recostarme en la cama.
—Y planeo
hacerlo esta noche también, pero después de que respondas…realmente deseo
hacerlo, contigo.
— ¿Tener
sexo desenfrenado?
—Julie… —dijo
ahora con el ceño fruncido —quiero que seas solo mía y esta es la única forma
de hacerlo formal.
Suspire,
nada convencida con esto.
— ¿Sabes
que estamos en otro país, que tenemos documentos falsos y que no existirá nada
legal? —Él asintió, entendiendo — ¿entonces que pretendes?
—Podemos
hacerlo por la iglesia, a varios kilómetros hay un pueblo con una pequeña
iglesia, estaba pensando que…
Cubrí su
boca con mi mano, sin poder creer que él se estuviera tomando esto tan en
serio.
— ¿De
verdad me estas pidiendo matrimonio? ¿No es una broma?
Él negó
contra mi mano.
—Quiero
darte algo normal en nuestra relación.
Lo mire
sorprendida, esto no tenía sentido.
—Llevamos
poco más de seis meses juntos —dije dándome cuenta del largo tiempo que había
transcurrido… aunque no lo suficiente para contraer matrimonio.
—Eres única
para mí, no encontraré a alguien a quien ame tanto como a ti ¿tu si?
Lo pensé
otra vez, unos segundos y la respuesta era clara.
—Claro que
no, Agente 007…
— ¿Te casas
conmigo? Sé cuál es mi lugar en este mundo y es a tu lado, Julie.
Realmente
sus manos en mi cadera me desconcentraban, fueron un factor influyente para
responder.
—Claro que
si —dije un tanto temerosa, porque no deseaba ni un poco salir de nuestra
fortaleza, pero al parecer él realmente quería hacerlo y para que mentir, jamás
me habría imaginado tener este estilo de propuestas del señor casanova.
Oliver no
me respondió, solo me besó de tal forma que ni siquiera me di cuenta, cuando
minutos después me tenía por completo desnuda sobre nuestra cama. Sus labios
ahora se alejaban de mi boca para concentrarse en mi cuello mientras se ubicaba
entre mis piernas. Estaba completamente vestido, a diferencia de mí, que me tenía
a su merced.
—No
deberíamos hacer esto —jadee, sonriendo al sentir su erección contra mi cuerpo.
Solo la ropa me protegía de él —las costumbres dicen que no deberíamos dormir
juntos hasta el matrimonio.
Comencé a
quitarle su camiseta blanca.
—Sí, bueno —dijo
él sonriendo —olvide decir que también soy un hombre que ama romper las reglas.
Tire su
camiseta lejos justo para cuando él tomo mi boca con la suya, logrando que un
gemido se enredara en su lengua. Podía sentir como su cuerpo se movía contra el
mío, logrando que mi corazón se acelerara al igual que mi respiración. Mis manos
recorrían su espalda y sus brazos, deseosas de poder tocar cada centímetro de
su piel.
—Oliver —gemí
bajito, tratando de no alzar mucho la voz.
— ¿Si? —pregunta
él, besando mi mejilla para luego acercarse a la comisura de mis labios.
— No
me dejes —él
me quedo mirando, confundido.
—Te acabo
de pedir que seas mi esposa.
No me refería
a que me dejara porque se aburriera o encontrara a alguien más, sino que todos
los días sentía el temor de perderlo de alguna forma más violenta, acorde a
nuestro contexto. Oliver tuvo que mirarme unos segundos para darse cuenta a lo
que se refería.
—Nunca, estaré
siempre a tu lado ¿tu?
—Te amo —dije
como respuesta.
Era
imposible que pudiera terminar con el de otra forma, jamás podría superarlo
después de todo lo que hemos pasado juntos, sacrificándonos por el otro.
Cuando
observe el aparato control que había creado gracias a los materiales que me
habían entregado, me di cuenta que esto, cuando terminara, sería un sacrificio,
un pago por todo lo que esta gente había hecho a cientos de personas a través
de los años. Habían pasado días desde que vi nuevamente a Oliver.
— ¿Cuánto
te falta? —me pregunto un soldado.
—No mucho.
Solo era un
control de activación, aunque ellos no lo sabían, pero enviaba una orden al
computador para poder destruir el objetivo ya señalado. Era necesario para
activar la seguridad del lugar y poder escapar de acá, solo tendríamos minutos.
— ¿Horas,
días? —pregunto otra voz, una conocida. Luke.
—Han
esperado meses, unos días más no les hará daño —respondí, manejando una pinza
con mano temblorosa. Mi pulso, debido a la tortura y a la mala alimentación,
era una pena.
—Bueno,
supongo que debería premiarte ¿no? —dijo Luke, dándome un pequeño estimulo. Sabía
que nos estaba ayudando, solo debíamos llevar a cabo el plan.
Nos quedaba
poco tiempo en este lugar. Si todo salía bien y si teníamos las fuerzas para
poder lograrlo.
— ¿Premio? —Andy
llego a nuestro lado, sonriendo de forma desagradable —solo hemos perdido
tiempo con ella.
—Esta todo
arreglado, puedes ir a verificarlo si así lo deseas —dijo Luke, con el ceño
fruncido. Lo miro de tal forma, que la expresión segura de Andy, desapareció —el
vidrio se bajará, solo hay pequeños detalles aun que arreglar en el control de
la señora Conlan, pero este será un incentivo.
Uno, dos,
tres, cuatro… cinco segundos, eso tomo para convencer a Andy.
—Como sea, estaré
en el comedor.
Se retiró
con su caminar pedante, mientras que Luke le decía a un soldado que fuera a
abrir el vidrio y avisara que todo estaba pronto por terminar.
Cuando nos
quedamos solos, él me ofreció su brazo para guiarme hasta la unión de las dos
salas. Fue en ese momento donde deje el control que había creado en su bolsillo,
él pudo ver mi movimiento y supo de inmediato que él era mi Plan Z, ya que
ninguno de los otros planes había resultado, me había quedado sin alternativas.
—Si salgo
de esto, debes ir a visitarme para hacer otro pastel ¿sí?
—Sera un
placer, el anterior estuvo exquisito.
Llegamos
hasta la unión de las salas y esperamos a que apareciera Oliver. Cuando lo
hizo, sentí que había varias posibilidades de que el plan Z no se llevara a
cabo, lo que era un alivio. Si bien no estaba en sus mejores condiciones, podía
notar que aún le quedaban fuerzas para luchar. Él era imparable.
Oliver le
dio una mirada cautelosa a Luke, fijando su vista en donde estaba el arma de
quien era su amigo. Solo teníamos que esperar a que subieran el vidrio.
Técnicamente
no había ningún superior ese día que pudiera debatir las palabras de Luke, ya
que era todo una farsa. Jamás me podrían haber dado un premio como este solo
por terminar mi trabajo, sino que Luke estaba usando el factor suerte al
inventar algo como eso, así podríamos estar con Oliver en la misma habitación y
no tener el problema de buscar al otro si lográbamos escapar.
Habíamos
entrado juntos y saldríamos juntos.
Al mirar a
Oliver pude notar que sus ojos estaban brillantes ante la emoción de escapar.
Sus ojos
estaban brillando, me sonreía mientras caminaban hacia el altar. Era una
pequeña capilla, en un lugar desierto, con tan solo dos personas como testigo.
No sé cómo los había logrado convencer, pero aparte de ellos, nos acompañaba el
cura de la iglesia.
Había
conseguido casi como un milagro el vestido que llevaba, no era nada glamoroso
ni caro, ni siquiera era mío. Lo había arrendado solo para esta ocasión. Era de
un rosa pálido, nada ajustado y que llegaba justo hasta la mitad de mis muslos.
Unos
minutos atrás había tomado mi cabello, arreglándolo lo más que pude. Solo hice
una trenza que caía sobre mi hombro izquierdo.
No usaba
tacos porque me fue imposible encontrar algunos, así que solo llevaba unos
zapatos bajos, que dejaban descubierto un poco de mis pies. Eran lindos, los
usaba siempre en casa.
Oliver había
buscado unas flores para que las llevara mientras caminaba hacia él, era un
ramo blanco, rodeado en un lazo rosa, como mi vestido. A veces él realmente
podía ser muy dulce.
Ninguno
dijo nada cuando nos quedamos mirando, solo a unos centímetros de distancia.
No dejamos
que ningún centímetro nos separa por otro segundo, pero no cruzamos palabras.
Oliver solo me abrazo mientras Luke nos observaba a unos pasos de distancia, al
igual que los otros guardias.
—Les
dejaremos unos minutos a solas, Sr. Conlan, confió en que los sabrán
aprovechar.
Aquellas
fueron las últimas palabras de Luke, ya que después de que Oliver besara mis
labios por una fracción de segundo, se lanzó a por el arma que llevaba el
guardia que había detrás de él, mientras yo hacía lo propio con Luke.
Cuando le
quite el arma me gire para dispararle al otro hombre que estaba detrás de
Oliver, dándole justo en la frente. Mi querido esposo se giró hacia mí y le dio
un disparo a Luke, solo rozándole el hombro… era necesario, por si todo salía
mal.
Todos
cayeron al suelo, Oliver aprovecho para sacar la otra arma que tenía el tercer
muerto y nos quedamos en silencio por unos segundos.
Luego
comenzamos a correr como condenados.
Nuestro
estado físico no era el mejor, no éramos muy rápidos porque habíamos
adelgazado, nos habían golpeado y torturado. Nuestros músculos estaban
atrofiados, pero aun estando en las peores condiciones que podíamos estar, la
mano de Oliver se aferró a la mía como siempre lo había hecho.
Él comenzó
a presionar las claves que Irina nos había entregado, para ir abriendo las
compuertas. Habíamos planeado esto desde que nos dejaron estar juntos por unos
segundos, en Navidad. Todo se había retrasado debido a los golpes que recibió
Oliver y las torturas que Andy me había hecho sufrir.
La salida
estaba cuatro pisos más arriba. Estábamos en una mini ciudad subterránea, de más
de doce pisos, pero a nosotros nos tenían atrapados en el cuarto. Fue deprimente
descubrir que estábamos bajo tierra y que tanto el cielo, el sol, la luna y las
estrellas que veía por los barrotes, no eran más que un espejismo para que no perdiéramos
la cordura.
Cuando la
compuerta se abrió, Oliver me dio una rápida mirada triunfal al ver que no había
nadie ante nosotros.
Seguimos
corriendo y nos dirigimos directo a las escaleras que se encontraban al final
del pasillo. Cuando pisamos el primer escalón la alarma comenzó a sonar,
avisando que nos estábamos escapando.
Cuando subí
el primer escalón del altar mis piernas comenzaron a temblar, era imposible no
estar nerviosa, aunque fuera una boda espontánea y no hubiera nadie más que
desconocidos junto a nosotros.
Mi futuro
esposo tomo mi mano con fuerza para evitar que cayera por los nervios.
—Te ves
hermosa —susurro Oliver en mi oído, mientras el cura comenzaba a hablar.
—Shh… —dije
nerviosa, sintiendo que mi corazón latía tan fuerte que lo podía sentir en mi
cabeza.
Sentía que
mi corazón no daba para más esfuerzos, iba a desvanecerme por subir tan solo un
piso de las escaleras debido a mi pésimo estado.
—Tu puedes
amor —dijo Oliver, mirándome preocupado. Sin duda él tenía mucha más
resistencia que yo.
—Sigamos,
sigamos —dije casi sollozando por el miedo que sentía.
Cuando
llegamos al tercer piso, Oliver se detuvo en una esquina y observo si alguien
nos seguía desde un nuevo ángulo. Solo tuve que escuchar como disparaba a
nuestros enemigos para saber que todo se estaba complicando. Sin embargo,
cuando Oliver soltó mi mano y corrió hacia los enemigos muertos, supe que tenía
un perfecto francotirador a mi lado. Con rapidez recogió las armas de los caídos
y volvió a mi lado.
Otro piso más
que subir, debíamos correr con todas nuestras fuerzas.
No solté su
mano en ningún momento mientras el cura hablaba, presionaba con tanta fuerza
que Oliver tuvo que soltarse por un segundo para dejar que la sangre irrigara
bien aquella extremidad.
—Lo siento —dije
nerviosa. Él solo beso mi mejilla para tranquilizarme, no dejó de sonreír en
ningún momento.
— Puedes
decir tus votos, Julie —dijo el cura, mirándonos con ternura.
Respire
profundo dos veces y comencé a hablar, sin poder creer que estuviéramos
viviendo este momento.
—Yo, Julie,
te quiero a ti, Oliver, como esposo y
me entrego a ti, y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la
salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida.
Mi querido
Oliver me observo sonriendo.
Oliver me
sonrió al llegar al segundo piso, a pesar de que se escuchaban pasos por todas
partes, no había forma de que esto estuviera saliendo bien. Una cosa era matar
a algunos soldados, pero otra diferente era eliminarlos a todos.
—Tranquila,
no desesperes —dijo Oliver mientras me pedía otra arma y disparaba hacia donde
estaban nuestros enemigos.
Cuando
sentí que alguien venia por el otro lado, por las escaleras inferiores, no dude
en esperar a ver sus cabezas rapadas para disparar, sin temblar. Deseaba verlos
muertos a todos, no me importaba si tenían familia o si este solo era su
trabajo. Ahora mi misión era salir con vida para tener la existencia que
estábamos soñando con Oliver.
—Vamos,
sube primero, es el último piso amor. Yo cubriré tu espalda ¿sí? Debes correr
hacia la izquierda y no te detengas por nada en el mundo ¿está bien? —me dio un
rápido beso en los labios.
Lo mire con
pánico. Él me descubrió de inmediato, sonriendo volvió a hablar.
Era
increíble que aun de esa forma, herido, con moretones por todo su cuerpo, calvo
y tan delgado que era solo piel y huesos, me pareciera atractivo. Sin duda
alguna yo estaba padeciendo de una enfermedad grave “Oliveritis” pero me era
imposible no ser encantada por esos ojos azules y esa seguridad al hablarme.
—Corre
amor, voy detrás de ti ¿sí? No pienso dejarte sola.
Otros
disparos me hicieron despertar e hice lo que me dijo, confiando en sus
palabras, no era tiempo de dudar.
Por un
momento pensé que él estaba dudando porque después de poner mi anillo en su
dedo, Oliver se quedó en silencio, mirando mi rostro como si jamás lo hubiese
visto.
— ¿Oliver? —preguntó
el cura, llamando su atención —es tu turno, hijo.
—Oh sí,
claro, disculpe padre, es solo que esta mujer me atrapa por completo —no pude
evitar sonrojarme por sus palabras —muy bien, yo, Oliver, te quiero a ti, Julie, como esposa y me entrego a
ti, y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la
enfermedad, todos los días de mi vida.
Oliver tomó
mi mano y puso el anillo en mi dedo anular, para luego darle un beso a la
alianza, logrando que me dieran escalofríos.
— El Señor, que hizo nacer entre
vosotros el amor, confirme este consentimiento mutuo, que habéis manifestado
ante la iglesia. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
—Te amo —dijo
Oliver.
—Te amo —respondí,
sintiendo que iba a desmayarme de la emoción.
La emoción
que estaba sintiendo, casi me hace caer de rodillas. Cuando subí al primer
piso, pude ver con claridad como la puerta de la salida estaba tan solo a unos
metros. Incluso entraba luz desde la ventana que había en la puerta.
Corrí hacia
ella como si nada más importara, incluso logré abrirla y sentir la brisa de la
libertad contra mi rostro, pero no podía salir aun.
Cuando me
gire para ver como venía Oliver, sentí por un segundo que toda la emoción caía
a mis pies, ya que no estaba por ningún lado.
— ¡Julie!
Toma las llaves de jeep —gritó apareciendo por las escaleras, logrando que me
emocionara otra vez por nuestra inminente libertad.
Todo iba a
salir como lo teníamos planeado… íbamos a ser libres.
Me gire
hacia un montón de llaves que estaban colgadas, conté cinco hacia la derecha y
tres hacia abajo.
Cuando tomé
la llave, escuché el disparo y un grito.
Oliver
grito de emoción en el bosque. Habíamos vuelto a nuestro hogar y se permitió un
momento de locura mientras me hacía girar entre sus brazos.
— ¡Eres muy
cursi! —le grite riendo, aun sin poder creer que ambos fuéramos esposos, era
increíble.
— ¿No estas
contenta? —me preguntó preocupado.
—Claro que
lo estoy, sorpresivamente contenta —dije
tirando de él para poder besarlo.
Sus labios
atraparon los míos con urgencia.
—Alto, alto
—dijo riendo —debemos tener nuestro primer baile ¿no? Es la costumbre.
—Y tú eres
un hombre costumbres ¿no? —dije sonriendo.
Tomó mi
mano con fuerza y me guio hacia la parte trasera de la casa. Nos costó un poco
avanzar porque ya era de noche y no podíamos ver mucho desde donde nos
encontrábamos.
— ¿Qué
haces? —dije confundida.
El bosque
estaba muy oscuro, pero si levantabas la mirada podías ver las ciento de
millones de estrellas. Era una vista maravillosa, tanto que mis ojos se
llenaron de lágrimas.
—Te amo,
Julie —en ese segundo me di cuenta que él me miraba solo a mí.
—Y yo a ti,
Oliver.
—Es tiempo
de nuestro primer baile.
Me quede estática
mirando como un soldado casi arrastrándose por las escaleras le había disparado
a Oliver desde aquella distancia. Le dio tres disparos en su pierna izquierda,
la que había salido herida semanas atrás.
En el
primer disparo, Oliver grito.
En el
segundo disparo, Oliver cayó.
En el
tercer disparo, Oliver quedo en silencio.
Mi corazón
se paró, todo se volvió en cámara lenta ante la idea de haber perdido a la
única persona que amaba más que nada en el mundo. Sin embargo, en ese estado,
no dude en levantar la pistola que tenía en mi otra mano y dispararé a quien había
herido a mi esposo.
Corrí hacia
donde estaba Oliver y lo tomé entre mis brazos. Pude sentir como el alma volvía
a mi cuerpo cuando sus ojos me miraban con preocupación y sufrimiento.
—Vete,
vamos, no puedo caminar así… pronto llegarán.
Tense mi
mordida y no le respondí. Solo trate de levantarlo para ayudarlo a caminar,
pero era imposible. No tenía las fuerzas y Oliver no podía dar un paso más,
simplemente no podía lograr que se pusiera sobre sus pies.
El ruido de
los botas pisando la lata de las escaleras, nos alarmaron.
—Por favor,
no me hagas esto… vete Julie ¡ahora! Tienes las llaves y la salida está ahí.
Solo mire
hacia atrás, para ver como lucían los rayos del sol sin los barrotes de metal. Sabía
muy bien cuales iban a ser mis acciones.
—Hazlo por mí,
por favor, vete… déjame aquí ¡Vete de una vez! —gritaba tratando de empujarme
con sus manos.
— ¡Suelta
el arma! —gritó un desconocido mientras yo no dejaba de mirar el rostro de
Oliver.
—Aun puedes
irte, por favor —sus ojos estaban llenos de lágrimas, me miraba con
desesperación mientras que yo me sentía en casa, junto a él, sintiendo su piel
junto a la mía —¡por favor! —lloraba desesperado, pidiéndome que lo abandonara.
— ¡Suelta
el arma! —grito de nuevo aquel hombre que no me conocía y que estaba
destruyendo mi vida.
—Amor, por
favor…
Era
demasiado tarde.
—Soy una
mujer de costumbres —dije sonriendo, sin llorar —me entregue a ti, por el resto
de mis días.
—No, no, no
—me pedía Oliver, desesperado para que lo dejara en manos de nuestros enemigos.
Tire el
arma lejos de nosotros. Después de todo, tendríamos que llevar a cabo el Plan
Z.
Le había
dado a Luke el control remoto para que lo activara cuando él estuviera a
kilómetros de distancia, los propios misiles de nuestra nación viajarían hasta donde
nos encontrábamos…donde sea que esto quedaba… y volarían con todo el lugar.
Luego se las tendrían que arreglar entre ellos para solucionar sus problemas.
Ya no deseaba ayudar a la humanidad, solo quería vengarme de quienes nos habían
hecho esto.
Confiaba en
un ciento por ciento que Luke lo haría.
—Bueno,
bueno —escuche la voz de Andy llegando hasta nosotros — ¿Quién lo diría? Sr.
Conlan, con tan buena puntería esperaría que usted fuera un hombre… pero al
parecer llora como un bebé.
Oliver
apoyo su cabeza en mis piernas, aferrándose a mi cintura, llorando. No pude
hacer otra cosa que acariciar su cabeza, extrañando sentir aquel cabello suave
y desordenado que me volvía loca.
—Ustedes se
lo han buscado —dijo Andy, con ese desagradable tono de voz —es hora de su
ultimo baile, esta vez será bajo el sol.
No podía
creer lo que había hecho Oliver. Había cientos de luces sobre nosotros,
mientras una agradable melodía comenzaba a sonar. La instalación eléctrica era
perfecta, ciento de luces pequeñas, como si las estrellas hubiesen bajado para
vernos bailar.
— ¿Me
concede esta pieza, esposa mía? —preguntó sonriendo de aquella forma tan
atractiva que tenía.
—Oh por
supuesto —respondí tomando su mano y dejándome llevar por sus movimientos,
mientras apoyaba su rostro junto al mío, podía sentir la brisa de su exhalación
en mi oreja.
—Viviremos
una larga vida, te lo prometo —susurró en mi oído, causándome escalofríos.
—Y si no es
así —dije, mirándolo directamente a los ojos —ha sido todo un placer vivir a tu
lado y amarte, debes saberlo ¿sí? Todo un placer, recuérdalo, es un secreto,
entre los dos y la luna
—Entre los
dos y la luna —repitió él mientras nos movíamos al ritmo de la melodía.
Unos meses
después, llegaron por nosotros y nuestra pesadilla comenzó.
Me
empujaron hasta la salida, a Oliver lo arrastraron. Era el final de la
pesadilla.
Era irónico
que nos llevaran hasta la salida y pudiéramos sentir el calor del desierto. Era
un lugar desconocido y no nos favorecía, nosotros nos sentíamos cómodos rodeados
de verde, árboles y estrellas.
Sin
dirigirnos palabra alguna nos llevaron hasta una pared color arena, lo que me
indicaba que sería imposible ver este gran cuartel si estaba camuflado. Nunca
nos hubiesen encontrado, si es que alguien nos buscaba.
Nos
pusieron mirando hacia la pared, yo no escuché y no estuve atenta a nadie que
no fuera Oliver. Lograron que él se mantuviera en pie, apoyando su mano en la
fuerte estructura.
— ¡Preparen
sus armas, ustedes tres!
Tomé con
bastante dificultad la mano de Oliver, ya que estaba temblando de miedo. A
pesar de que él lloraba, no temblaba, así que me apretó la mano con fuerza.
—Lo siento —se
lamentó —por no mantenerte con vida.
— ¡Justo en
la cabeza! ¿Entendido? —Pregunto Andy a sus soldados — ¡apunten!
Presioné la
mano de Oliver, aun llevaba su anillo.
—Entre los
dos y la luna —dije sintiendo como mi cuerpo estaba perdiendo las energías que
le quedaban. Aun así levante la mirada y me concentre en él, esperando que
recordara que no me arrepentía de haberlo amado.
—Entre los
dos y la luna, amor mío —repitió Oliver, mirándome con lágrimas recorriendo sus
mejillas.
— ¡Disparen!
FIN
Me tomo mil años poder terminar esta historia, lo lamento mucho, en serio. Espero que les haya gustado. Gracias a quienes leyeron y apoyaron esta historia desde sus inicios como fanfic ;)
Daniela, me has matado!
ResponderEliminar...
...
...
Que te digo, me gusto pero me saco mis lágrimas, supongo q a su manera tuvieron su final feliz. Me quedo sin palabras, la verdad es q me gusto el final pero estoy en shock, no puedo creer q todo haya terminado.
Muchassssss gracias por la historia Dani, muy buena y en este caso triste y siiii yo la seguí desde ff y me encantaba como E&B y la ame como J&O <3
Un abrazo y nos seguimos leyendo.
Hola me gusto mucho estuvo muy bueno pero me pareció muy triste como terminaron me dejaste muy triste pero bueno ya no tiene que sufrir mas .... Gracias dani por el capitulo ;-)
ResponderEliminarlograste tu cometido... llore :(
ResponderEliminarte sigo desde ff y me parecio super malvado lo que hiciste... en serio danny!! matarlos :'(... yo aun guardaba la esperanza... tantos años esperando un final feliz y pum! mi corazon se destrozo con este final, pero bueno hay q ser realistas... esto era lo que sucederia con un monton de probabilidades, igual danny aunque este triste con este final, seguire diciendo lo que ya creo uq edebes saber muy bien a estas alturas de la vida... eres la mejor!! realmente amo tus historias y la forma como escribes, no he tenido mucho tiempo debido a la universidad, pero soy alguien que seguira visitando esta pagina hasta el final!! , aproveche que termine un trabajo y de inmediato me meti aqui para ver que habia de nuevo, y bueno ya que no estoy en mi cuenta (soy michi ) igual te quiero dar felicitaciones danny, gracias por concluir esta historia.. me acuerdo de que cuando la cancelaste en ff quede como en shok... y ahora quedo feliz de que nunca la hayas abandonado, se te quiere
DTB