martes, 21 de octubre de 2014

Un ángel negro - Capitulo 1



“Mi amado es mío y yo soy suya...”
El Cantar de los Cantares 2:16



“Liberación”

Habían pasado meses desde lo sucedido junto al gran árbol, cuando la ceremonia para que Ethan se volviera en un demonio, hubiera fracasado. Ahora el vampiro se encontraba viviendo en su departamento, buscando el sentido a su nueva existencia. Todo se había vuelto cuesta arriba,  el tratar de llevar una vida normal, esconder a sus amigos todo lo sucedido en los últimos meses de su existencia, era algo realmente difícil, sobre todo porque no era bueno mintiéndoles. Sin embargo, hasta ahora no habían descubierto su condición. Bebía por las noches y trataba de llevar una vida normal durante el día. Estaba recibiendo ayuda de quienes habían salvado su alma, por lo menos desde hace un mes, cuando tanto Adam como Lilia salieron del estado catatónico que habían mantenido luego de la muerte de Arial.

No había vuelto a ver a Gabriel… ni a Dana.
Y él, no era capaz de dormir tranquilo desde que recordó todas las muertes que manchaban sus manos.
Ethan cerró sus ojos, tratando de sacarse de la cabeza a quien alguna vez fue su Ángel Custodio. Le costaba poder olvidarla, porque no deseaba hacerlo, pero interfería en su concentración y en la constante sed que sentía. Haber bebido continuamente sangre humana lo había vuelto muy dependiente a dicho brebaje, por lo que era un vampiro con una sed inagotable. Jamás estaba satisfecho y beber solo un poco de humanos, era muy difícil.
— ¿Estás preparado? —preguntó Adam con una mirada sombría.
Ethan observó al ángel caído, tan solo llevaba unos jeans oscuros y una camiseta azul. Se habían reunido en su oficina para verificar si todo seguía igual con la visión de las almas. Ethan aseguraba que podía verlas, pero no estaba seguro de poder hablarles ahora que su alma era tan oscura.
—No es necesario que lo hagas hoy —dijo Lilia, sentada en el escritorio, cerca de Adam.
Ethan había notado que ellos siempre tenían la necesidad de tocarse, como si aquella fuera la única forma de seguir en la tierra, conectados, ante lo que sucedía a su alrededor.
Ciertamente el vampiro estaba en lo correcto.
Después de lo ocurrido la noche fatídica donde murió Arial, Lilia no había sido capaz de levantarse del suelo, había quedado despedazada por haber perdido a quien fue su única amiga y hermana. Adam también había quedado en la misma situación. Era tanto el dolor de ambos, que Thaumiel tuvo que encargarse de llevar a Lilia hasta casa de Adam. La Nephilim no se levantó por una semana, no dejó de llorar cada día, durmiendo poco y teniendo centenares de pesadillas. Cada noche despertaba gritando el nombre de Arial y luego no podía seguir durmiendo. Adam solo podía abrazarla y tratar de mantenerla a su lado.
El Caído había sufrido tanto o igual que Lilia, a diferencia de ella, no tenía pesadillas, pero pensaba en Arial cada segundo, recordando todos los momentos que había vivido junto a la Nephilim y reviviendo en su mente la muerte que había tenido, cada día.
Habían trazado una herida en ambos que no podría sanar jamás. Menos cuando Eric no había aparecido desde la muerte de Arial, se decía que estaba entrenando con toda ferocidad a los Arcángeles. Nunca pudieron pedirle una explicación sobre la escena de la que fueron testigos. Jamás se habían imaginado que Eric y Arial estaban enamorados.
No fue hasta que Noelia apareció, a la semana del duelo que tenían, para informarles que Dana estaba desaparecida y que ambos habían sido favorecidos por la gracia de la Luz. Adam volvería a tener sus alas tan fuertes como en un principio pero que a medida que cometería diferentes pecados iban a tener el mismo proceso. En cambio Lilia, ella había sido desestimada de todo castigo de la Luz, no sería perseguida por los Arcángeles y le habían dado el regalo de la eternidad, no obstante, si algún demonio le cortaba su cabeza, iba a dejar de existir, como todo ser tanto Celestial como Demoniaco.
Ninguno de los dos se limitó a gritarle a Noelia, la querían fuera de sus vidas y la usaron como foco de su odio y frustración. Ella solo se limitó a asentir y explicar que los regalos de la Luz no se rechazaban. Les deseó buena suerte y se despidió, diciendo que en un tiempo más podrían ver a Eric, que él no estaba en condiciones óptimas para interactuar con ellos.
Adam sabía que Eric estaba destrozado, solo tuvo que verlo aquella noche.
— ¿No la has visto, Ethan? —preguntó Lilia, sintiendo que su corazón se aceleraba ante la esperanza. Segundos después se sintió el ser más egoísta del mundo.
— ¿A Arial? no, ella no está en este mundo —aclaró Ethan, sintiendo lastima por los dos seres que  estaba ante él.
—Lo sé…
Lilia cada vez que se encontraba con Ethan pensaba que Arial estaría como un espíritu rondando para arreglar sus asuntos pendientes con ellos. No podía evitar sentirse enojada al saber que ella se había ido sin más, en brazos de Eric, de quien nunca le había dicho nada. Todas sus inseguridades como amiga salían a flote cuando pensaba en ese romance, de cómo ella quedo fuera de la vida de Lilia, aunque también la embargaba el pesar de no haber descubierto el cambio que su amiga tuvo mientras le mentía y seguía su romance con Eric.
Sus pensamientos volvieron a la oficina del Lucifer cuando Adam tomó su mano y entrelazó sus dedos con los de ella. Le regaló una sonrisa que la hizo sentir mejor. No se encontraba sola, Adam la comprendía a la perfección y le daba una satisfacción sin límites no escuchar palabras de lastima por parte de él. Su ángel caído la comprendía tan bien que el dolor que ambos sentían se había vuelto parte de ellos, aunque eso no quitaba que uno de ellos estuviera buscando venganza.
—Como sea, no pudimos hacer esto con Eric, ya que ahora está desaparecido, así que probaremos contigo. Agradecemos que aceptes esto —dijo Adam, muy serio, no tenía ningún deseo de llevar a cabo este asunto pendiente.
—Es lo menos que puedo hacer por ustedes —afirmó Ethan.
El vampiro había sido informado luego de dos semanas, sobre todo lo que habían hecho para ayudarlo y mantener su alma. Le dijeron todo lo que sabían de Gabriel y Dana. Estaría eternamente agradecido por la ayuda recibida, más cuando incluso se encargaban de educarlo sobre los vampiros y su don, que se había salvado por muy poco de ser eliminado de su alma al volverse en alguien tan oscuro.
—Ella está aquí, siempre contigo en realidad —aclaró Ethan —en el pasado, las veces que tuve la oportunidad de verte, Cyra siempre estaba contigo, Lilia.
La Nephilim se tensó por completo, no tenia deseos de comunicarse con su madre. Ni siquiera podría verla y eso la frustraba aún más. Ella no tenía asuntos pendientes con Cyra, solo quería cerrar el ciclo con Adam y quien fue su primer amor.
—Comencemos de una vez, por favor.
Ethan asintió y se quedó mirando la llama violeta que revoloteaba por alrededor de Lilia. Comenzó a tener cierta inseguridad de que aquella alma no se revelara ante él, pero recordaba aun como Dana le enseñó a presentarse ante ellas y a ser cuidadoso en su forma de hablar. Incluso en la actualidad, ni siquiera les seguía diciendo “fantasmas”
—Cyra, madre de la Nephilim Lilia, mi nombre es Ethan Harris —explicó el vampiro —puedes revelarte ante mí, si así son tus deseos.
Esta vez había tomado una actitud mucho más formal ya que en el último tiempo comprendió cuán importante y especial era su poder.
La esfera violeta fue dando vueltas por toda la sala hasta que se quedó al frente de Lilia, quien no podía ver a la persona que se estaba dejando expuesta a los ojos del vampiro.
Ethan se sorprendió al encontrar a Lilia, pero en una versión mayor, si no fuera por sus ojos azules, creería que será la copia mayor de la Nephilim. Cyra era un poco más pequeña, pero con la piel igual a la de Lilia, tenía un cabello largo, trenzado y de color castaño. Se giró por completo para ver a Ethan. El alma perdida vestía con un sencillo vestido marrón de lana, tan antiguo que el vampiro se sintió extrañado.
“Gracias por hacer esto, llevo años atrapada” dijo sonriendo, solo ante Ethan, que era capaz de escucharla mentalmente.
El vampiro asintió.
—No hay problema, ahora tienes toda su atención —dijo a Cyra.
— ¿Qué sucede? —preguntó Lilia, sin saber lo que ocurría.
—Tu madre está ante nuestros ojos, pero no pueden verla —dijo Ethan, sin dejar de observar a Cyra desde el sofá —dice que agradece que haga esto por ella.
Lilia sintió una tremenda desilusión al darse cuenta que ella no podía ver a su madre, ni siquiera siendo un Nephilim redimida. Adam por otra parte, agradecía al cielo por no tener que ver a Cyra, sus pecados esta vez le habían ayudado, ya que cuando era un recién Caído, aun podía ver almas perdidas.
—Creo que es hora de que comiences —dijo Ethan, aceptando su papel de mediador y comunicador de Cyra —Lilia, si quieres preguntar algo, solo debes hacerlo, ella te escucha sin problemas.
— ¿Por qué estás aquí, Cyra? ¿Por qué no te has ido?
“Porque es mi hija y no deseaba este mundo para ella, quería protegerla” Ethan se estremeció al escuchar otra vez esa voz en su mente, le parecía cada vez más extraño y no pudo evitar pensar en Dana, quien siempre lo acompañaba en este proceso, obviando parecer un loco que escuchaba voces y veía gente muerta.
Ethan repitió sus palabras, logrando que la conversación fuera de madre a hija sin ningún problema, aunque se sentía incómodo porque Lilia se dirigía a él.
—Muy tarde para hacer algo al respecto —respondió la Nephilim, sin hacerle caso a la mano de Adam que presionaba la suya. Sabía que estaba siendo dura con quien la había traído al mundo, pero no podía eliminar el resentimiento que le había guardado por tanto tiempo —te fuiste voluntariamente con Thaumiel.
—Sí, lo hice, es por eso que soy aún más responsable de ti… y por lo que mis acciones influyeron en los demás —respondió Cyra, a través de Ethan.
—Oh sí que influyeron —dijo Lilia, mirando a Adam —trajo bastantes problemas.
—Lo siento, Adam —el aludido miró hacia la chimenea, sin ser capaz de decir una palabra —pero sé que todo saldrá bien entre ustedes y me alegro que estés aquí para proteger a Lilia.
Adam sintió por un segundo que su pecho se apretaba, recordando cómo era Cyra y del buen tiempo que vivieron juntos, aunque solo era nostalgia por alguien que había acabado muy mal.
—No hay problema —susurró Adam, pensando en cómo ella le había entregado a Lilia para que la cuidara.
—Si aún estoy aquí es solo para pedir perdón, por todo lo que causé… y para decirte que no es culpa tuya que Arial haya muerto.
Todo el mundo se tensó cuando Ethan repitió las palabras de Cyra. Adam miró sorprendido a Lilia porque no sabía que ella cargara con ese peso, mientras que la Nephilim sentía que su corazón se aceleraba sin control al mismo tiempo que sus ojos se llenaban de lágrimas.
—Yo… yo no… —a Lilia se le quebró su voz, cubrió su boca con la mano para esconder los mohines que el llanto estaba causando.
—Lo he visto todo —dijo Cyra, a través del vampiro —siempre he estado contigo y he visto como amabas a Arial. No era algo que pudieras evitar, hija, ella quería a ese ángel y lo deseaba mantener en secreto.
—Ella nunca me dijo nada, debí estar atenta, Arial había cambiado ante mis ojos y no lo noté ¿Qué tipo de hermana soy? —susurró rendida Lilia, dejando que las lágrimas cayeran por sus mejillas y el dolor se expandiera por su cuerpo. Nuevamente sentía que se destrozaba en pedazos.
— ¿Lilia? —preguntó asombrado Adam, quien había dado por hecho que el sufrimiento de Lilia era por la pérdida de Arial, no por culparse de su muerte.
—Arial no deseó decírtelo, no porque no te quisiera, era algo íntimo. Se había enamorado del enemigo, de un ángel, especie que había odiado toda su vida. La conoces muy bien para saber que si hubiese deseado decirte algo, lo habría gritado a los cuatro vientos.
Lilia se quedó pensando en ello y no pudo evitar sonreír al imaginarse a Arial bromeando con Eric al respecto. Aquello la hizo sentir feliz y triste a la vez. Por un momento dejo de pensar en ella misma y puso atención al dolor que debía sentir Eric, quien también odiaba desde un principio a los Nephilim. Era un amor imposible, que se hizo realidad.
No pudo evitar volver a llorar, ahora con más fuerza.
—Ni siquiera tiene asuntos pendientes con nosotros —dijo Lilia, molesta, dejándose llevar por las emociones que la embargaban —la extraño tanto, que a veces siento que me falta el aire.
Adam rodeó el cuerpo de Lilia con un brazo, tratando de que no se desfragmentara de dolor ante sus ojos. Era imposible, pero la entendía, la había visto cientos de veces estos últimos meses, llorando sin cesar por Arial.
—Eso es algo bueno, se fue en paz —dijo Cyra a través de Ethan —ella debe estar segura de que Adam cuidaría bien de ti.
—Mi corazón se rompe sin ella —susurró Lilia, como si diciendo eso, mágicamente aparecería Arial para reírse de ella.
—Lilia, eres una mujer que se ha desenvuelto en un mundo que algunos humanos no pueden ni siquiera soñar. Sabes que hay vida después de la muerte, que hay algo más… se encontraran de nuevo, siempre es así.
Ethan apoyó sus dedos sobre las sienes, sintiendo un dolor de cabeza por escuchar la voz de Cyra en su mente, pero se obligó a seguir ayudando a Lilia.
—Debes volver a sonreír, hija… tienes toda una vida que seguir, más ahora que estás con Adam, deseo que finalmente se cumplió.
El aludido se sonrojó, olvidando por completo que estaban hablando con el alma perdida de su ex amante. Se sentía como si fuera un adolescente hablando con la madre bruja de su novia.
—Tú lo dañaste —dijo Lilia como si solo se encontrara con Cyra.
—Sí y estaré eternamente arrepentida de ello, siempre fue un gran compañero, incluso cuando no debía serlo… gracias.
Adam recordó cuando la ayudó a tener a Lilia, fue en ese momento que la vio por primera vez. Él no estuvo en el parto, pero llevo la ayuda necesaria para que asistieran a Cyra, pensando que esta moriría de inmediato, pero duro meses, tiempo que demoró para encontrarlo de nuevo con la ayuda de demonios y así entregarle a su bebé.
Ethan notó que la mujer que estaba ante él y que solo sus ojos podían ver, comenzaba a brillar cada vez más, desfragmentándose en pequeñas luces, comenzando por los pies.
—Debo irme —dijo Ethan, repitiendo las palabras de Cyra —mi oportunidad se ha acabado. Solo quiero que seas feliz y no te hundas en la Oscuridad en la cual yo caí siendo humana, cuando no vi lo que el destino me había regalado.
Cyra observó a Adam, pero no dijo nada más respecto ya era demasiado tarde.
—No vale la pena, disfruta de lo que hay a tu alrededor y piensa que Arial está mucho mejor.
— ¿A dónde irás? ¿Te llevaran al Infierno? —preguntó Lilia, preocupada.
—No lo sé, solo he acabado esta etapa, contigo, ahora que sé lo segura que estarás.
Lilia no pudo evitar pensar en la madre de Arial, quien no tuvo la fuerza o el amor suficiente para preocuparse de ella como lo había hecho Cyra, quien había desafiado la muerte para asegurarse que estaría bien. Ella era el asunto pendiente de aquella alma perdida, solo porque deseaba verla segura y feliz.
—Gracias —dijo Lilia —por no dejarme abandonada y asegurarte de que estuviera bien. Eso lo hiciste como la mejor madre lo hubiese hecho.
Solo Ethan fue testigo de la sonrisa que Cyra tuvo, justo antes de desfragmentarse en cientos de luces y desapareceré ante su mirada.
—Se ha ido —dijo Ethan, poniéndose de pie, quería darles privacidad a Adam y Lilia, de seguro tenían mucho que conversar —y se fue sonriendo, la has hecho muy feliz Lilia.
La Nephilim de ojos violetas sonrió y sus ojos brillaron como hace mucho tiempo no lo hacían.
—Los dejaré solos, ahora debo beber un poco e ir a dormir, mañana tengo trabajo.


Ethan dejo solos a los enamorados y se acercó a la barra, donde un ángel caído de caballo negro y largo servía tragos rápidamente. No le gustaba beber alcohol, porque no era lo mismo que antes, pero era un buen lugar para encontrar a alguna humana que sirviera para morderla.
— ¿Qué llevas en la espalda? —preguntó una chica, a su lado, sonriéndole de forma coqueta.
Ethan se giró hacia ella y le devolvió la sonrisa pícara. Metió sus manos en los bolsillos de su abrigo y se apoyó en la barra y su estuche para la espada que le habían regalado. Había sido un regalo de Thaumiel, padre de Lilia, cuando estuvo entrenando en un lugar sin tiempo. Aun no podía creer que hubiese estado en las puertas del Infierno. Aquello parecía realmente lejano.
—Soy actor —respondió él, mirando de soslayo a la mujer.
No debía tener más de veinte años y vestía jeans con una camiseta, bastante normal; lucía simpática y tenía el cabello castaño, como Dana. Sin duda alguna la podría usar para pasar la noche… si siguiera comportándose como en el pasado. Ahora se limitaba a morder.
—Ethan —dijo él, ofreciéndole la mano como forma de saludo.
La castaña lo miró por unos segundos, valorándolo. No pudo evitar estrechar la mano de aquel chico de ojos verdes.
De esa forma estuvo hablando con ella solo un par de minutos, los necesarios para encandilarla y sacarla del Lucifer. Cuando salieron la llevó de la mano y sin dejar de conversar la guio a un par de cuadras, donde supuestamente tenía su auto.
— ¿Y qué personaje estas interpretando como para llevar una espada?
—Fácil, un guerrero que salva a los pobres seres humanos —dijo él, deteniéndose, para luego quedarse unos segundos mirando a la chica.
No cruzaron ninguna palabra más. Ethan solo levantó su mano para atrapar el mentón de ella, que no pudo evitar sonrojarse. El vampiro se deleitó notando como la sangre subía a las mejillas de la mujer que mordería, el corazón de ella latía desbocado, en el punto perfecto para Ethan.
Como si hubiesen firmado un contrato solo con las miradas, él hizo que ella retrocediera, haciéndola entrar a la oscuridad de un solitario callejón. Atrapó los labios de la humana, acercándose con cuidado y dándole un beso superficial, apenas un roce, logrando que ella se derritiera ante él y lo deseara aún más.
La mujer tiró del abrigo de Ethan, para acercarlo a ella y ambos se fundieron en un apasionado beso, mientras que el vampiro presionaba el cuerpo de la humana contra el muro de ladrillos. Él debía estar constantemente controlándose, siendo parte de esta nueva especie, su libido siempre estaba a ciento por ciento, pero no pretendía ir durmiendo con cada mujer que mordía. No porque no lo deseara, sino porque cada vez que lo intentaba, aparecía la imagen de Dana, de cabello blanco y convirtiéndose en un ser de alas negras.
Ethan se separó de los labios de la humana y con cuidado fue acariciándole su cuello, hasta que su mano subió hasta la boca de ella y la cubrió para que el gritó no se escuchara y así no lo delatara ante otros humanos o seres sobrenaturales. Sus colmillos se expandieron y se enterraron en la suave piel humana para comenzar a beber de su sangre. Presionó el cuerpo de ella con el suyo, sintiendo la dolora erección que le provocaba morder a cada humana que se le cruzaba durante las noches. Siempre era lo mismo y era debido al condicionamiento que había tenido en sus días de neófito. Ahora le costaba mucho no poder apoderarse de aquellos inocentes cuerpos para calmar su excitación.
Se conformó solo con la sangre, bebió de ella por unos segundos, los necesarios para poder calmar su sed por un par de horas. Luego cogió a la muchacha y la dejó un tanto desorientada, apoyada contra un auto. Se aseguró que estuviera en sus cinco sentidos y luego desapareció, sabiendo que ella se encontraría bien.
Cuando llegó a su edificio, no habían pasado más de dos minutos desde que había dejado a su enésima víctima. Entró a este, bajo la oscuridad que le proporcionaban los humanos durmiendo y subió a su departamento.  No obstante, no pudo entrar, ya que había pocas posibilidades de poder dormir.
Rendido se dirigió donde siempre escapaba. La azotea.
En sus memorias, que aún seguían un tanto desorganizadas, siempre recordaba la noche que se enteró sobre la naturaleza de Dana. La sorpresa que le causo verla como un ángel. Por lo que siempre que se dejaba atormentar por los recuerdos y su vida actual, se dirigía a la azotea, como si de esa forma pudiera estar más cerca de ella.
Ethan se sentó sobre la plataforma rectangular de cemento, con sus piernas cruzadas y apoyado en sus manos, después de dejar la espada a su lado. No se separaba de ella, incluso cuando iba a trabajar, solo la guardaba en un amplio maletín, siempre decía que llevaba el equipo de dibujo en él. Le agradaba tenerla cerca, se sentía más seguro, sobre todo luego de que afirmaran que Gabriel deseaba su cabeza, ahora que no lo había convertido en demonio.
Nadie entendía porque el demonio aún no se enfrentaba al vampiro.
— ¿Quién anda ahí? —preguntó Ethan al escuchar un ruido.
Se giró y tomó su espada, negra como el mismo ónix. Nadie apareció… pero eso no significaba que no hubiera nadie ahí.



Después de haber vengado la muerte de Arial, Dana desapareció de todo el mundo, incluso de la Luz, que todo lo observaba. Solo supo que debía escapar y refugiarse en el único lugar seguro que podía encontrar.
Donde creció.
El ser de alas negras voló todo lo posible, hasta que casi perdió todas las energías. Pudo identificar el bosque de demonios a varios días de vuelo y se dejó caer en él como si hubiese visto una confortable cama hecha de plumas o mejor aún, de nubes. Cuando traspaso los primeros árboles, perdió la conciencia mientras sentía que su cuerpo se despedazaba por el dolor tanto físico como emocional. Se sentía rota e incapaz de ponerse en pie.
Se dejó hundir por la oscuridad de su mente.
Cuando abrió sus ojos, se encontraba sobre una placida cama hecha de cientos de hojas, mientras un extraño demonio de ojos negros y profundos la observaba. Estaba formado de musgo y madera, media alrededor de dos metros. Dana siempre agradeció que los arboles de dicho bosque, fueran gigantes, así sus amigos demonios siempre estarían bajo el cuidado de ellos. Además del hecho que quedaba localizado en un lugar donde ningún humano podría llegar, incluso estaba escondido de la mirada de su actual jefe.  La Luz no podría encontrarla en ese lugar.
—Bien, esto ha sido una sorpresa, diría que llamaras antes de visitarnos, pero creo que has perdido mi número telefónico.
Aquel extraño ser sin boca o cuerdas vocales humanas, gruñía de una forma inentendible, pero que para Dana, formaron la voz más hermosa que había escuchado en mucho tiempo. Ni siquiera pudo responderle, solo se puso a llorar, desesperada y triste a la vez. Se había vuelto nuevamente un bebé en el lugar que creció, donde la arrojaron siendo una recién nacida para que la cuidaran.
El Bosque de Demonios era un lugar conocido dentro de la sociedad Demoniaca, sin embargo, no era visitada por los típicos demonios que se alimentaban de dolor y caos, no, en este lugar habían crecido demonios que habían nacido con esa condición; algunas leyendas los llamaban como seres mágicos, en cambio Lucifer se dirigía a ellos como la Peste de los demonios, solo porque no se dedicaban a provocar dolor ni otro sentimientos que alimentaran la oscuridad del Infierno y el poder de Lucifer.
Dana había sido abandonada en aquel lugar, su peculiar madre no había encontrado un mejor lugar antes de desaparecer de su vida. Ella no sabía de quien se trataba, ni tampoco le importaba, exactamente como se sentía sobre Lucifer. Eran contadas las veces que había hablado con su padre.
Como bebé, fue acogida y amada por aquellos demonios que no habían decidido nacer de ese lado de la eterna guerra, exactamente como ella. La educaron, la criaron y le enseñaron todo tipo de secretos que ocupó cuando decidió alejarse de su hogar. Había todo tipo de demonios, algunos humanos, los llamaban hadas, elfos, duendes, entre cientos más. Para ella, eran demonios que residían en su hogar, su familia. Ninguno de ellos salía del bosque ni dañaba a humanos. Era otro mundo y a ella le encantaba.
—Me gustan tus alas —dijo el demonio de musgo y madera.
—Mi corazón está roto, Igor —susurró Dana, confundida y recordando cada vez más lo que había pasado en su vida. Tenía una mezcolanza de sucesos, todos protagonizados por Ethan o Gabriel.
—Es una pena que yo sea un demonio y no un cardiólogo. No puedo arreglar corazones roto, pequeña.
Lo difícil de vivir con demonios, es que no eran tan empáticos y considerados como otros seres. Habían nacido de la Oscuridad, eran parte de ella, aunque desearan seguir un camino alejado de esta.
Dana se recostó en aquella cama creada solo para ella, mirando las copas de los árboles y notando las estrellas que aparecían por ciertos lados. Sintió como una áspera mano de madera y musgo se apoyaba en la suya y la presionaba. Igor estaba tratando de consolarla.
—He perdido una amiga, Igor —dijo ella, sin dejar de notar las estrellas.
—Sabes muy bien que hay dos caminos luego de la muerte, deberías estar triste solo si se dirigió hacia nuestro hogar de origen.
Dana sabía que Arial había ido hacia la Luz, deseaba saber si se había convertido en un ángel como ella por dar su vida por un ángel. Ella lo había hecho, aceptó serlo por Gabriel en el pasado.
Sus ojos miel se oscurecieron al sentir el odio que le provocaba aquel demonio.
—Tienes razón —aceptó ella, entendiendo que donde estuviera Arial, sería un lugar mejor que este infierno terrenal.
—Pero eso no quita el dolor ¿cierto? —preguntó Igor.
—No… —susurró ella, dándole la espalda y ahora mirando el verde césped que había bajo la cama. Agotada se volvió a dormir, pensando en ciertos ojos verdes que la habían observado con dolor al alejarse de aquel caos.
No había podido sacarse de la mente a Ethan, ni tampoco pudo hacerlo por el resto de las semanas que se escondió en el Bosque de Demonios. Todo ese tiempo se dedicó a lamer sus heridas y a cuidar su mente, necesitaba tener claridad y saber que dones seguían en su cuerpo luego de haber sido un ángel.
Para su sorpresa, se dio cuenta que los mantenía en su mayoría, eran parte de ella, los había adquirido en algún punto de su existencia, aunque se sentía desprotegida al estar con su imagen original y no haber cambiado en alguien más para esconderse de los ángeles.
Le comentó a Igor y a los demás, como su vida había dado giros y más giros desde que se había ido del Bosque de Demonios. Fue un perfecto ejercicio para poder aclarar su mente y desechar aquellas memorias que habían puesto en sus recuerdos. Tenía demasiadas dudas respecto a lo sucedido con Gabriel luego de convertirse en ángel, sabía que ya no era el hombre que alguna vez logró atrapar su corazón, pero una gran cantidad de dudas aparecieron a medida que pensaba en el pasado.
Luego estaba el momento de pensar en Ethan, todo el odio que lograba acumular hacia la Luz y la Oscuridad, quedaban en nada cuando pensaba en quien una vez fue humano. Cada centímetro de su piel se tensaba, preocupada por cómo se encontraría. Una costumbre que no podía abandonar luego de haber ejercido el trabajo de un Ángel Custodio. Ahora Ethan se había vuelto un vampiro y ni siquiera podía enfrentarse a dicho problema, simplemente no estaba preparada para poder verlo y mucho menos hablarle, ni siquiera estaba segura de desear tener algún contacto con él.
Dana sentía que solo había confusión en su mente, además del desconocimiento. Ni siquiera sabía quién era o mejor dicho, qué era. En parte tenía su sangre de demonio y por otro lado se había vuelto un ángel. Nada parecía tener sentido, lo único que tenía claro era que todo rastro del ser humano que alguna vez fue, había desaparecido.
Es por ello que se refugió las primeras semanas con los demonios que le daban seguridad y que no la juzgaban por lo que era, aunque tampoco supieran en que ser se había convertido.
No fue hasta que cierto día, alguien interfirió en su vida. Era cierto que nadie por parte de la Luz podía observar o entrar al Bosque de Demonios, pero eso no incluía a seres de la Oscuridad. Es por ello que cuando se encontraba, una noche, junto a una hermosa laguna rodeada de árboles, observando como las estrellas se reflejaban en el agua, recibió una peculiar visita.
Dana notó de inmediato que no se encontraba sola y debido a que su lado demoniaco había aflorado en toda su plenitud, supo enseguida quien viajó desde la Oscuridad para poder verla.
—No eres bienvenido en el Bosque de Demonios, Lucifer ¿Qué haces aquí?
Ella siguió sentada sobre una gran roca, dándole la espalda a su progenitor.
—Técnicamente este es mi territorio, así que puedo recorrerlos como se me plazca —respondió él con una voz profunda.
Lucifer, con su forma humana se acercó a Dana hasta quedar al frente de ella. Su hija observó atenta los ojos completamente negros que tenía él, destacaban de forma maravillosa contra su blanca piel. Esta vez llevaba el cabello de color negro y corto, además vestía con una armadura negra que parecía adherirse a su cuerpo, llevaba las manos descubiertas y sin ningún arma… ya que no lo necesitaba. Tenía una apariencia joven, de unos treinta y tantos. Representaba una imagen poderosa y fuerte, como si nada pudiera herirlo.
—Entonces te dejo solo para que puedas recorrerlo a tu antojo.
—Sigue sentada, Dana —dijo con tal tono de voz, que dejaba en claro que era una orden.
Ella era lo suficientemente inteligente para obedecerlo. No obstante, no lo miraba, siguió concentrada en las estrellas atrapadas en la laguna.
—Sí que te has metido en problemas estas últimas décadas, de todos mis hijos eres la más problemática ¡incluso te has involucrado con el enemigo! Me causó gran pesar verte con aquellas alas blancas y brillantes, comportante como una tonta detrás de aquel humano.
Ella tensó su mordida, no le gustaba que Lucifer hablara de Ethan.
—Bueno, deberías considerar que casi todos tus hijos se han vuelto por completo en demonios, según mis cuentas, tan solo te queda Thomas como Nephilim y tengo entendido que maneja muy bien su lado demoniaco y que no entregará su alma a tu grupito de rebeldes.
Lucifer se acercó unos pasos, mirando con soberbia a Dana. No le gustaba en lo que se había convertido, sobre todo cuando ella había sido tan grandiosa en el pasado.
— ¿Y en qué te has convertido tú?
—No sé qué haces en este lugar —respondió ella de inmediato, enfrentando su mirada —jamás te has sentido preocupado por mi existencia. Las veces que nos hemos encontrado ha sido por casualidad o porque deseas que elimine a ciertos ángeles. Deberías entender que en el presente, ya no podré hacer ese tipo de trabajos.
Él la valoró por unos segundos, notando que no sería nada fácil incluirla a sus tropas, no cuando había sido parte de la Luz por tanto tiempo.
—Bueno, he venido a eliminarte, te encargaste de asesinar a Azazel, uno de mis mejores demonios. No tenías ninguna orden de la Luz para hacer aquello.
Ella bufó, para sonreír por aquella justificación tan insignificante.
—No lo maté siendo un ángel, así que no puedes hacer justicia sobre ello. Ni siquiera sé lo que soy ahora, no soy parte de la Luz.
—Pero aun así, si me tocas, me quemaré… fuiste purificada por segunda vez ¿Cómo lo harás para tocar a Ethan? Él ahora es un vampiro.
Dana lo miró por unos segundos, ofendida por tratar de jugar sucio con ella. Sobre todo porque aquella protección no había sido probada del todo, no sabía si funcionaba en su ciento por ciento.
— ¿Crees de verdad que soy tan estúpida para creerte? Ethan es un vampiro, pero sigue teniendo su alma, que es mas parte Luz que Oscuridad. Debes esforzarte un poco más si has venido a manipularme, Lucifer.
Él sonrió y negó, no era tan fácil engañarla, menos cuando sabía que los conocimientos actuales de Dana, eran prácticamente infinitos. Solo estaba confundida y atemorizada tanto por Gabriel como por Ethan. Lucifer lo entendía muy bien, solo debía cuidar que su hija, tan poderosa, no volviera a unirse a la Luz y que terminara entregándole su alma.
—Mientras Gabriel siga siendo parte de la Oscuridad ¿Cómo volverás con él? La última vez que verifique el pasado, me habías gritado, explicándome que estabas profundamente enamorada de aquel Arcángel.
—Tú mismo lo has dicho —dijo tensa por estar hablando de Gabriel —eso fue en el pasado.
— ¿Y qué harás ahora con él?
—Matarlo —respondió de inmediato, sintiendo un dolor en el estómago al pronunciar aquellas palabras. Aun se le hacía difícil entender que él la había traicionado.
—Es triste Dana, porque él realmente te sigue amando.
Dana comenzó a reír, los dichos de Lucifer sin duda la pusieron de buen humor, tanto que tuvo que obligarse a silenciar las carcajadas que le provocaban.
—Realmente se te ha olvidado como tratar conmigo —dijo ella, dejando que sus alas se expandieran. Se estaba aburriendo de aquella conversación y deseaba alejarse de Lucifer — ¿piensas engañarme, Lucifer? Estoy segura de que estarías encantado de verme involucrada con Gabriel, pero el problema es que todo el mundo sabe que los demonios no son capaces de amar y este en especial, se ha vuelto loco por la obsesión que tiene conmigo. Puedo ver claramente la diferencia y si estoy confundida es debido a que sigo sorprendida por la capacidad de traicionar que tienen los seres, incluido los Ángeles.
— ¿Entonces no te acercarás a Ethan porque crees que te traicionará, igual que Gabriel?
—Lo que haga o deje de hacer, jamás ha sido tu asunto. No te atrevas a ingresar al mundo de los humanos, sabes muy bien que lo tienes vetado —ella disfruto ver la expresión de odio en Lucifer —por lo tanto, dejarás de lado a Ethan.
— ¿Y si no deseo hacerlo? ¿Qué harás?
Ella sonrió, de la misma forma perversa que su padre. Sus ojos se volvieron negros, tan profundos como los de Lucifer.
—Si no te alejas de él, permitiré que tu querido amigo de la Luz, guie mi vida. De todas formas, los años que me dieron ellos, fueron mucho mejores de los que tuve como Nephilim ¿quieres competir contra eso, Lucifer?
Su padre cerró sus ojos y movió su cuello de un lado a otro, incómodo con la forma humana que llevaba. Deseaba volverse en el demonio que era y enseñarle un par de clases de Dana. Sin embargo, no era algo que pudiera permitirse.
—Entiendo —dijo él, más tranquilo — ¿sabes? No hay otra persona que me pueda amenazar de esa forma, porque no hay nadie que desee más tener a mi lado que tú. Eres mi hija, la más poderosa que he engendrado y no te quiero ver con la Luz de nuevo.
—Y estoy segura que tampoco quieres ver a Ethan junto a mí, sabes que no soy nada discriminador.
—Si lo vuelves en demonio, ambos serían bienvenidos.
— ¿Y por qué querría hacer eso? —preguntó ella, cruzándose de brazos.
—Porque no quiero que se vuelva parte de la Luz, si eso ocurre, toda esta peste y cientos de demonios elegirán unirse al bando enemigo. El equilibrio se acabará Dana y nosotros, los demonios, iremos cayendo poco a poco, hasta ser exterminados, incluso tus amigos de este Bosque, si deciden no unirse a la Luz.
Dana volvió a sonreír, de manera astuta.
— ¿Y quién te dijo que soy un demonio como tú?
—En el pasado te falto muy poco para lograrlo y tu alma está tan manchada con tus memorias que pronto volverás a mi lado, otra vez. Deja de seguir actuando, sabes que no eres parte de la Luz. Te pueden purificar mil veces, pero si recuerdas lo que has hecho, estarás tan sucia como al principio, tan sucia como yo. Eres parte de nosotros.
—Ni de la Luz o de la Oscuridad, soy libre de ambos bandos, como si fuera una humana. Ahora déjame paz y vuelve al caribe del Infierno, dicen que las temperaturas son cada vez más altas.
—No pareces muy libre si estás en este lugar, escondida.
Dana se quedó en silencio. Lucifer estaba en lo correcto, estaba escondida para no tener que lidiar con nada del caos que estaba sucediendo en su existencia, simplemente esperando que el tiempo lo solucionara todo.
—Gabriel quiere la cabeza de Ethan. Ahora que no lo volvió demonio, desea acabar con su existencia, si tanto dices amarlo, deberías comenzar a protegerlo como alguna vez lo hiciste en el pasado.
— ¿Qué? —preguntó ella, recién dándose cuenta del peligro que corría Ethan con Gabriel cerca.
—Deja de lamentarte y comienza a moverte, es patético verte de esta forma. Resuelve pronto tu caso de identidad desconocida y haz algo con tu vida, me aburre mucho estar viéndote en este bosque.
Dana no le contestó, solo estaba pensando en algún plan para proteger a Ethan si tener que haber contacto alguno entre ambos. No quería volver a caer en la misma trampa, pero tampoco podía controlar lo que sentía por aquel vampiro… o demonio.
—Es hora de irme, tengo un mundo que destruir.
Ninguno se miró a la cara, siguieron por caminos diferentes y cuando Dana estaba pronta a mezclarse con los árboles, dejo que sus alas se expandieran y voló de vuelta a casa, tan rápido como pudo.




   Dana se escondió rápidamente, cubriéndose con sus alas para aumentar la oscuridad con la que se cubría.
— ¿Quién anda ahí? —preguntó Ethan que estaba sentado, observando el cielo, pensando en algo desconocido para el ángel negro.
Ella se mantuvo escondida por el tiempo necesario, hasta que rendido por el cansancio el vampiro bajó hasta su departamento. En cambio ella se sentó donde había estado él, suspirando y sintiéndose completamente desesperanzada sobre el intento para alejarse de Ethan.
Llevaba los últimos meses cuidando su espalda, teniendo cuidado en no ser descubierta. Había estado en contacto con diferentes demonios que conocía en el pasado y les hizo prometer que le darían cualquier información de Gabriel.
Necesitaba acabar con él, para liberarse de Ethan.
Era la única manera para poder alejarse del vampiro.



Bieeenvenidos (a quien quede xD) a la tercera y ultima temporada de estos angelitos y demonios, veremos como ya termina todo. Espero que les haya gustado este primer capitulo ;)

7 Lectores:

  1. aaaaaaaaaaaah :C me encanto! estuve a punto de llorar por lo de Lilia y Adam :c sufrieron tanto por Arial ;__; cositos :c Dana tiene qe matar a Gabriel, pero qe no se aleje de Ethan :ccccccccccccccc él es como Fatmagul :c ... Que culpa tiene? :c qe se lo lleve al bosqe y no pesqen ni luz ni oscuridad :c y sean felices y coman perdices (?) XD

    Gracias Dani por el capi *-* nos leemos :D

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  2. DANI, te has lucido realmente!!!!! me encantoooooo muy buen cap. Pobre Adam cuanto sufrio por saber q cyra estaba alli. Se que arial murio pero espero q no la saques definitivamente, yo adoraba la pareja de arial y eric. en fin espero ansiosa el proximo cap y ojala muera pronto gabriel cuando lo odioooooo ¬¬

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  3. Dani gracias apenas ayer tercia k si no querías subirlo lo mandaras por email, pero volviste
    Volví s leer la historia y en la primera temporada a Gabriel se le había ocurrido lo de alas negras pero también había dicho k no sería de nadie
    Mmm no entendí como es k ethan recuperó la memoria si el "odiaba" a dana
    Me alegra k haya vengado a Arial
    Pero con k armas lo hizo?
    Gracias de nuevo y nos seguimos leyendo

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  4. Wii wiii llegue tarde pero llegue jaja.
    Hello Mariposa, muchos días sin leernos.
    Primer capitulo y se vino cargadito. Cargadito pero necesario para poder iniciar todo, no sé, me dio gusto leer a Ethan y Dana otra vez pero ah como extrañe a Eric y Arial. Me siento un poco como Lilia, algo falta en esta historia y son mis 2 favoritos del mundo mundial sniff sniff.
    Pasando más a la trama, debo decir que siento feo por la pobre de Dana que anda ahora más sola que nunca y solo espero que sus amigos ángeles la visiten y la ayuden, porque puede que ella tenga el alma manchada, pero también es verdad que ya no es tan malvada como antaño. Por otro lado mi Ethan que no esta solo pero esta perdido, este capitulo me dio tristeza leerlo, la verdad. Creo que las cosas van a estar un poco lúgubres por aquí pero ni modo, antes de que todo mejore todo tiene que empeorar.
    Me da muuuchooooo gusto leer la nueva temporada, ya sabes que vamos a estar aquí al pendiente Dani.
    Un beso y nos seguimos leyendo.

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  5. Ahhhh que bueno q estamos de vuelta ahora si ya vemos q lilian pudo despedirse de cyra y q tal ethan tiene nueva custodia jajajjajaja vamos a ver cuanto tarda en caer asi es el amor quiero a mi otra parejita en serio por fiiiissssss

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  6. Dani estuvo muy bueno me encanto espero el otros con muchas ancias gracias

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  7. Dani muchas gracias por esta 3ra temporada..
    Me gusto mucho el cap muchos sentimientos encontrados por parte de Adam y Lilia era logico que estuvieran asi o mas por la muerte de Arial .. con respecto a Dana, Gabriel y Ethan no es nada facil lo que se viene creo que Gabriel es quien dejara de exitir y si es asi sera Dana quien lo mate si esto seda a finales del cap porque no creo que los 3 vivan Dana tiene una platica pendiente con Gabriel porque quiera o no creo que la debe haber al igual lo hara con Ethan .. la situacion de Ethan esta de cuidado Gabriel es muy inteligente y cuando menos lo piense le dara una sorpresa no se quedara agusto Gabriel sin hacer nada con respecto a el .. respecto a Lilia y Adam ahora tienen el apoyo de la luz y me da gusto por eso .. Dana si que esta mas sola que nunca pero creo que es normal y si quiere ayudar a Ethan y eliminar a Grabirel creo que debe empezar por quitarse toda esa confusión que trae y que alguien hable con ella y le diga las cosas como son desde que estaba con Gabriel cuando el era un Arcángel creo que alguien debe quitarle todas esas dudas creo que es lo primordial antes que decida hacer algo ..Dani muchas gracia y nos leemos en el sig capitulo

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