sábado, 6 de abril de 2013

La Maledizione Lenardis - Capitulo 4


Capitulo 4

No había salido de nuestra habitación, ya que no me quería encontrar con Elizabeth. Así que preparé una pequeña maleta con algo de ropa y cosas esenciales para nuestras pequeñas vacaciones que tendríamos con Alex mientras que él se encargaba de hablar con su madre para avisarle que dejaríamos nuestras funciones por unos días.

Salí de la habitación, teniendo cuidado de no encontrarme con Alanna y rápidamente fui hasta la oficina de Alex, así podría preparar tranquilamente el informe que le debía a Elizabeth y entrégalo al consejo. Así que por más de una hora me quedé trabajando en eso, no tuve que avisarle a mi amado vampiro porque de seguro ya estaba enterado de lo que estaba haciendo. Leer mi mente podía ser muy beneficioso a veces.
“¿Ya terminaste?” sonreí al sentir sus palabras en mi cabeza. Me encantaba cuando me hablaba de esta forma cuando no estábamos peleados. Apoyé mi cabeza en el respaldo de la silla y cerré mis ojos.
“Lista y preparada, solo debo enviar a imprimir  y listo”
“Entonces ven a ayudarme que Elizabeth está dándome problemas por querer vacaciones” fruncí el ceño, sin entender lo que me decía.
“¿Alexander Lenardis no puede controlar a su mamita?” comencé a reír ante la posibilidad de que no fuera capaz de enfrentarla.
“Cállate y ven”
“¿Qué te hace pensar que yo podré convencerla?”
“Ven y entrégale ese informe, estoy aburrido de escucharla” no pude evitar reír de nuevo al imaginarme que ella le hablaba y él estaba conversando conmigo.
“No puedo ir, estoy desnuda en este momento” mandé a imprimir el informe.
“Imposible, no digas esas cosas que estoy con Elizabeth en este momento”
“¿Por qué? ¿Me estas imaginando?” obviamente no estaba en su oficina desnuda. Estaba lista para que saliéramos. Con unos pantalones cortos de jeans y una blusa negra transparente con lunares color rosa pálido, me encanta el cuello en V que tenia. Tomé una de las tiras que caían entre mis pechos y tiré de ellas, enrollándola en mi dedo índice mientras conversaba con Alex.
“No juegues con fuego, Victoria, sabes que puedo estar ahí en un segundo”
“¿Y qué me harías?” seguí riendo, pero ya el informe se había impreso, así que lo metí en una carpeta gris y salí caminando descalza hacia la sala principal donde se encontraba Alex y Elizabeth.
Caminé pensando en lo que le diría a Elizabeth, realmente no era buena en ello, no sabía porque Alex me estaba pidiendo tal cosa. Sin embargo, avancé hasta llegar a donde estaban.
—Buenas tardes, Elizabeth –dije al entrar a la sala, donde cada uno estaba sentado sobre un sofá, mirándose frente a frente –aquí está el informe, espero que Alanna también haya entregado uno, para que tengan más detalles –se lo ofrecí y ella lo tomó de inmediato.
—Gracias Viky, ahora por favor ¿podrías hacer que mi hijo entre en razón? –me giré a ver a Alex, que sonrió de forma seductora cuando me miró. De inmediato supe que estaba recordando nuestra reciente conversación.
Caminé hasta Alex y cuando me iba a sentar a su lado el tiró de mi brazo para que me sentara sobre sus piernas.
— ¡Alex! –reí nerviosa por cómo se estaba comportando al frente de su madre.
—Viky –llamó mi atención Elizabeth — ¿Qué es eso de las vacaciones que quiere Alex?
—Bueno, él había dicho que nos tomaríamos unos días ¿no? eso se ha extendido un poco más, queremos irnos de viaje.
—Pero ¿sin guardias? Eso es una locura, ustedes son los vampiros más importantes dentro de nuestra especie –tomé la mano de Alex, para entrelazar nuestros dedos.
—No, Alex es el más importante, ya que él es el gobernador.
—Y tú la gobernadora –dijo él frunciendo el ceño.
—Sí, pero tú fuiste quien quiso entrar en esto, yo no –respondí antes de que pudiera decir algo más –y como yo no estoy completamente entregada a este trabajo, le he pedido a Alex que necesitamos vacaciones, hemos estado muy separados durante estos meses por todos los planes que se han llevado a cabo –Elizabeth me miraba con el ceño fruncido, pero segundo después su expresión se relajo un poco más.
—Te hemos estresado mucho ¿no? –sonreí al ver que ella había entendido.
—Sí, me convertí en vampiro para pasar mi tiempo con Alex, no para trabajar por los demás y perder de vista a mi esposo –él giró el anillo de mi mano izquierda.
—Entiendo ¿pero sin guardias?
—Elizabeth –intervino él –tengo más edad que cualquier enemigo que este cerca, no necesito ningún guardia.
—Eso mismo dijiste la vez pasada, terminaron con Javier muerto y por poco ustedes también –aferré mi mano a la de Alex cuando recordé a mi amigo Javier — ¿quieren que su muerte sea en vano? –aquello me hizo enojar.
— ¿Sabes, Elizabeth? Aquí no estamos pidiendo permiso, esta decisión ha sido tomada y con Alex nos iremos por unos días, no estamos influyendo en nada con nuestro descanso. Es así de simple, estamos avisando y no pidiendo permiso, además ya estamos bastante mayores para este estilo de conversaciones, sobre todo Alex. Ahora –dije separándome de mi vampiro y poniéndome de pie –debo ir a terminar de preparar mi maleta para nuestro viaje, fue un gusto verte y que tengas un excelente retorno a Londres.
No pasó desapercibida la sonrisa que ella le dio a Alex, sin embargo, salí de ahí antes que ella me regañara por hablarle de esa manera. Antes de ir hacia nuestra habitación, donde ya tenía lista mi maleta, fui a donde estaba Ezequiel.
Abrí las puertas y no me sorprendí al verlo ahí, de pie, mirando hacia al frente. En mi mente sentí la nostalgia de extrañar la figura de Javier.
—Buenas tarde, Sr. Ezequiel –él se giró a verme y sonrió.
—Buenas tardes, Gobernadora.
— ¿Cuál es su informe de los movimientos durante esta tarde? –dije bromeando.
—Solo que la Gobernadora le ha dicho todo en la cara a una de las integrantes del consejo.
— ¡Pero qué chisme! ¿Y qué le dijo la consejera de vuelta? –me arrepentí de esas palabras al segundo que las dije, ya que tanto Alex como Elizabeth podían escuchar, estas partes de la mansión no estaban insonorizadas –no digas nada –Ezequiel entendió porque no seguí con la broma.
—A sus órdenes, Sra. Lenardis –me senté en el escalón, él me acompañó.
—Sé que no te gusta hablar de esto –se tensó al escucharme decir esas palabras –a mi tampoco porque solo me recuerda a Javier y me da pena, pero quiero estar segura de algo antes de tomar una decisión final ¿crees en lo que dijo Elizabeth? ¿Qué irnos sin guardias deja la muerte de Javier en nada? –no me respondió por unos segundos.
—Más que eso, me preocupa la forma en cómo se comporta el Sr. Alexander, no quiero que termine alejándote y acabando con su relación, eso sí sería dejar la muerte de Javier en nada.
— ¿También lo has notado?
—Claro, estuve antes que tú… dos gobernadoras antes para ser específicos y puedo notar que te ha tocado soportar mucho más las consecuencias de las pérdidas anteriores.
—Supongo que cada vez dañaron más su alma ¿no? pero no te preocupes, que no dejaré que él escape de mí –él solo asintió ante mis palabras –de verdad no dejaré que esto se arruine –dejé mi mano en su hombro.
—No depende solo de ti, ni siquiera de él –lo miré confundida –solo ten claro lo que sientes, si comienzas a dudar, estás lista para terminar como las demás.
— ¿Por qué no depende de mí?
Antes que Ezequiel me pudiera responder, la puerta detrás de nosotros se abrió, dejando a Alex expuesto ante nuestros ojos. Me encantaba como andaba vestido, unos jeans con una camiseta negra y un suéter que llevaba desabrochado, de líneas rojas y grises.
—Ya avise a Raúl que nos debía ir a dejar al aeropuerto, nos vamos en minutos para llegar allá de noche, mejor ve por tus cosas ¿sí? –a pesar de que esas palabras iban hacia mí, él se quedó mirando a nuestro amigo guardia de mala manera.
Me puse de pie, al igual que Ezequiel. Los quede mirando extrañada, no me gustaba que estuvieran siempre en tensión.
—Esto tendrá que acabar en algún punto –dije un poco enojada, hasta la situación era un tanto infantil, sobre todo por parte de Alex –y si no lo arreglan tendré que obligarlos a abrazarse y ser amigos de nuevo –ni siquiera los miré cuando les dije eso, simplemente me dirigí hasta la habitación.
Guarde las últimas cosas en mi bolso de mano y después tomé mi maleta. Para cuando estaba avanzando hacia la puerta, Alex llegó.
—Te ves muy guapo hoy –dije empinándome para darle un beso en los labios, él sonrió y me respondió por unos segundos.
— ¿Llevas todo? No quiero que a mitad de camino hacia el aeropuerto tengamos que volver por uno de tus papeles –tomó mi maleta para llevarla.
—Todo, todo –antes que saliéramos de la habitación me miró.
—Me gustó como le hablaste a Elizabeth, tienes que tener carácter con ella –sonreí orgullosa de cómo me había comportado.
— ¿Oye? ¿Tú no llevas equipaje? –él volvió a sonreír de esa manera seductora.
— ¿Crees que ocuparas algo de la ropa que llevas en esta maleta? –no pude evitar reír de forma nerviosa.
—Mientes, de seguro ya la tienes en la avioneta.
—Sí, ya la llevé… solo nos tenemos que ir, después que vuelva Raúl, Elizabeth también se irá.
—Entonces Alanna quedará sola ¿no? –Sonreí, sabía muy bien que ella se llevaba con más de unos de los guardias –estoy segura que nos extrañará –dije bromeando.
—No seas mala, es tu amiga.
—No lo es –dije saliendo ya de la habitación. Alex puso la clave para que se cerrara y después me miró confundido.
— ¿No? pensé que tanto tiempo juntas haría que fueran amigas.
—Ella solo se limita a su trabajo, a veces me apoya cuando entro en pánico o cuando me desespera todo esto, pero usualmente… pareciera ser una grabadora que me repite lo que debo hacer durante el día ¿Por qué? ¿Tus antiguas gobernadoras la tenían de confidente? ¿De amiga? –Él comenzó a caminar por el pasillo, tuve que avanzar con él –vamos, no es una pregunta del todo irreal, respóndeme –entrelacé mi mano junto a la suya.
—Algo así.
—“Algo así” –dije imitando su voz profunda –no puedes decirme solo eso.
— ¿Usaras estos días para preguntarme esas cosas? Si así nos vamos a ningún lado –sonreí ante su amenaza.
— ¿Crees que tengo cinco años? ¿Qué eres mi padre? Vamos a salir y punto, si quiero saber algo insistiré hasta cuando sea correcto –él entrecerró sus ojos.
—Me gustabas más cuando te mantenías callada –le saqué la lengua.
—Nunca me he quedado callada contigo –él resopló.
—Cierto –me llamó la atención sus palabras, pero lo deje pasar, solo por esta vez. ¿Es qué acaso me estaba confundiendo con una de sus noviecitas? Quizás le habían tocado demasiado sumisas –no es necesario que lleves el collar –dijo cuando miró mi cuello.
—No importa, estoy acostumbrada a él, no me molesta –era cierto que estaba hecho en parte de plata, pero era algo que ya era parte de mi –cuando lleguemos a la cabaña me lo sacaré, así evitamos cualquier confusión –él sonrió, pero no dijo nada.

Nos despedimos de Alanna, Ezequiel y Elizabeth, para después irnos con Raúl en la avioneta. No hablamos mucho durante el viaje, además de las bromas que nos daba nuestro piloto sobre los días que estaríamos solos, eran apenas tres días, que sin duda aprovecharíamos. Cuando llegamos a Santiago nos despedimos de Raúl y nos fuimos con el chofer que nos esperaba hasta el aeropuerto. Me gustaba viajar a través de mi país, desde que nos fuimos hace varios meses que no podía decir que caminaba libremente por estas tierras. Aunque si lo pensaba mejor, no había podido recorrer ningún lugar sola, siempre había un guardia, Alanna o Alexander.
— ¿Qué estas pensando? –dijo Alex pasando su mano por mi brazo.
—Sabes lo que pienso –seguí mirando por la ventana, observando como todos caminaban bajo el horrible calor que hacía en esta fecha. No ser víctima de las temperaturas tenía sus beneficios.
“Tú no eres ninguna prisionera” respondió rápidamente a la duda que había llegado a mi mente.
“Entonces si lo deseo, puedo salir sola ¿no?”
“Por tu seguridad, no es la mejor opción, sabes que no les agradamos a todos los vampiros del planeta”
—Lo sé –dije mirando al chofer por el espejo retrovisor. Iba atento al camino. Era cierto que no simpatizábamos a todos, pero tampoco quería pensar que jamás volvería a estar sola, disfrutar de una caminata sin tener a alguien cerca… no era parte de ninguna realeza, no me gustaba cuando nos llamaban de esa forma, ni siquiera me agradaba la palabra gobernadora. Era algo que no debía pensar mucho o si no me desesperaría.
Nuestro viaje por Santiago no duró más de una hora, llegamos al aeropuerto y seguimos todo el protocolo. Me sorprendía que varias personas nos quedaran mirando. Por un segundo sentí pánico por encontrar a alguien que me reconociera, pero realmente había cambiado tanto que nadie podría realmente sospechar que era Victoria Guzmán caminando con el hombre más guapo de planeta, sino que… simplemente había dejado esa imagen atrás para ser solamente Victoria Lenardis.
Cuando finalmente estuvimos en los cómodos asientos de primera clase, me tranquilicé ante la idea de encontrar a alguien, pero solo ese momento hizo que viniera a mí el recuerdo de mis padres.
— ¿Victoria? –no era una sorpresa que Alex se preocupara de mis pensamientos, era un tema complicado el hecho de no poder ver a mis padres.
—No pasa nada ¿ya le enviamos el dinero? –él asintió. Sin falta cada mes Alex depositaba dinero a la cuenta de mi padre, sin tener idea que era el Sr. Lenardis quien proporcionaba aquella cuota. Solo hace un par de meses que habían comenzado a usarlo, sabían que venía de mi parte.
—Depositado hace días, sabes que no lo olvido –nadie más además de nosotros sabíamos de ese dinero.
—Lo sé… y gracias –ese tema me incomodaba por el hecho que salía del bolsillo de Alex, no me molestaba que me diera regalos, que me hiciera vivir rodeada de lujos, era agradable, no lo iba a desmentir. Además él era asquerosamente rico, pero… darle a mis padres, era algo que me había gustado hacer personalmente.
—No tienes nada que agradecer y lo sabes, es un gusto… y lo mínimo que puedo hacer –pude notar por su mirada, que algo más estaba trayendo entre manos.
— ¿Qué sucede? ¿Por qué me miras así? –él hizo una mueca de desagrado.
—Sé que no te gusta saber de ellos, para no extrañarlos.
—Y no tienes que decirme nada de sus vidas, ya lo sabes –había decidido cortar de raíz todo, no quería observarlos ni tampoco que me trajeran noticias de ellos porque inevitablemente los extrañaría y no quería discutir con Alex sobre ir a verlos, además ahora no era una inofensiva humana que podía estar a su lado.
—Lo sé, pero creo que esta noticia podría… interesarte.
—No lo quiero saber ¿alguno está enfermo? –solo eso podría captar mi interés.
—No… de una mala manera —lo miré sin entender.
— ¿Qué estás diciendo? Explícate –comencé a preocuparme al saber que él tenía información de mis padres, algo que podría ser grave.
—Tu madre…está embarazada –aquello fue como un balde de agua fría.
— ¿Qué? Eso es imposible, si tiene más de cuarenta años.
— ¿Y? eso no la imposibilita para…
— ¡Ah! tu me entiendes, ella sabe cuidarse ¿no? –Esto no era nada gracioso –además ¿Cómo sabes eso? No me digas que los has espiado, no quiero que vampiros estén cerca de ellos.
—Gracias por los que nos toca.
—Alexander –dije ahora molesta.
—Solo es para verificar que siguen bien, además quería saber si estaban ocupando el dinero, por eso envié a Aníbal, uno de los guardias a averiguar. Se enteró hace un tiempo que tu madre tiene cuatro meses de embarazo.
— ¿Hace cuanto fue esto?
—Dos meses atrás –me quedé sacando cuentas. Mi madre tenía seis meses de embarazo… tendría un hermano. Bajé la mirada hacia mis piernas, no podía entender lo que sentía en este momento. Por un lado estaba la alegría, pero también la duda de si me estaban reemplazando.
—No debiste decirme esto, menos ahora.
—Quería que estuviéramos solos y no pienses que te están reemplazando, los padres no hacen eso.
— ¿Qué sabes tú de ser padres? Ninguno de los dos lo sabrá nunca ¡además! ¿Por qué me lo dices ahora? Lo sabías hace meses –dije ahora molesta.
—No hay que tener hijos para saber que son irremplazables y quería decírtelo cuando acabara toda la gira.
— ¡No debiste decirme nada! –Lo miré frustrada –ese es un tema delicado y ahora… ¿Qué pasa si se me ocurre ir a verlos?
—No es una buena idea, considerando la forma en que te fuiste –me tragué las palabras que le iba a decir, estaba enojada. Así que solo comencé a pensar en nuestro viaje, cualquier paisaje que me sacara de la cabeza esas ideas tan feas que tenía en este momento –Victoria…
—Pésimo momento para darme esta noticia, solo eso diré, ahora por favor calla y no sigas hablando del tema —Miré hacia la ventana, observando cómo íbamos viajando entre las nubes.
Durante el resto del viaje, que duró dos horas y media para llegar al aeropuerto de Atacama, no hablé con Alexander, solo me quedé pensando en mis padres. Me fui sintiendo cada vez peor al darme cuenta que había sido una mala hija al no alegrarme por la noticia, pero solo el hecho de que Alex los nombrara… me descompensaba, era algo que necesitaba borrar de mi memoria para poder vivir tranquila. Era algo que había hecho durante todos nuestros viajes en el extranjero, solo sabía que Alex depositaba el dinero, nada más. Sin embargo, este nuevo acontecimiento me hacia recordar que tenía una vida antes de la actual, una que me había entregado un futuro muy diferente al de ahora. Solo quería pensar que mi vida empezaba desde que me había convertido en vampiro y esposa de Alexander Lenardis.
—Tu cinturón –dijo cuando ya íbamos a aterrizar.

Después de tomar nuestras cosas y subir al auto que Alex había dejado listo para nosotros, nos fuimos en silencio por otro par de minutos mientras él manejaba. Me era extraño verlo en esta faceta, siempre teníamos un chofer.
—Si vas a estar así todo el viaje, dímelo para devolvernos –lo miré triste –no quería que esta noticia te afectara, pero debía decírtelo, después me acusarías de no informarte.
—Lo sé y gracias… pero no me gusta saber de ellos.
—Porque los extrañas, lo sé –observé las calles por unos segundos, sin decir nada, dándome cuenta que los extrañaba mucho.
—Mejor hablemos de otra cosa, no quiero estar triste –me acerqué a la radio del auto y sintonicé una emisora. Justo estaba la canción Baby says de The Kills.
—No me gusta, pon otra –él iba a cambiarla, pero le di un golpe en su mano.
—Soy la copiloto y como tal tengo derecho a la emisora, tú te dedicas a manejar –él rió ante mis palabras, sorprendiéndome.
—Este es el primer viaje que tenemos juntos y me estas tratando como tu chofer, lo tomaré en cuenta para no sacarte más –sonreí al ver lo relajado que estaba Alex. Era demasiado agradable tener momentos como estos.
—Ya es de noche, si me hubieras dicho antes que saldríamos, me habría despertando antes para que llegáramos de día.
— ¿En qué te molesta? No tienes que gastar tiempo comiendo o haciendo algo más humanas, ya no lo eres –aquello me hizo preocuparme de un gran detalle.
—Tendremos que buscar entre los humanos para cuando tengamos sed ¿no? –pude notar lo tenso que se puso. Rodeé los ojos –no puedes comportarte de esta forma cada vez que tenga que beber.
—Por eso decidimos hacer la casa aquí, en Bahía Inglesa.
—Aun no puedo creer que hayas hecho esto ¿Por qué no me lo habías dicho?
—Una sorpresa, un lugar donde pudiéramos estar tranquilos… sin interrupciones.
— ¡Esto es emocionante! –dije ansiosa por querer saber cómo era nuestra casa de playa. Él sonrió al ver mi nueva actitud, supongo que era esto lo que esperaba –has hecho una sorpresa para mí.
—Para ambos –lo miré y negué.
—Eres un mentiroso, lo hiciste para mi ¿desde cuándo tenias planeado esto?
—No exageres, Victoria.
— ¡Oh vamos! Dímelo –él negó y me sonrió.
—Bueno… hace unos meses que te estaba viendo cansada de todo esto y realmente también odio tener que hacer todos esos viajes, es aburrido –lo miré sorprendida, no siempre Alex se relajaba para hablar mal de su actual vida laboral.
— ¿Cierto que es aburrida? Todas esas reuniones y después estar hablando con vampiros que no conoces, una verdadera lata, hasta Elizabeth se volvía más aburrida ¡todavía lo hace cuando trata cualquier tema del consejo!
—No exageres, te diste cuenta de lo beneficioso que es para nosotros tener un gobernador y su pareja ¿no? además Victoria, debes entender que eres parte de esto.
— ¡No digas eso! –Dije moviendo mi mano izquierda, quitándole importancia –yo estoy por ti, si no fuera así, estaríamos de vacaciones eternamente, te lo aseguro –él me quedó mirando un tanto sorprendido — ¿te vas a enojar ahora?
—No, solo que me sorprendes.
— ¿Por qué te sorprende? ¿Tú no querrías tener una vida relajada conmigo? ¿Sin preocuparte de tantos papeleos, crímenes y leyes? ¿Solo viviendo los dos alocadamente? –él frenó el auto. Estábamos rodeados de arena blanca y las estrellas se veían por todas partes, el lugar era hermoso.
—No sé si lo has notado, pero no soy del estilo “alocado” –dijo riendo. Antes de poder responderle que era porque se reprimía, él tomó mi mentón y me hizo mirar a través del parabrisas –debes estar bromeando, Alex…
Habíamos avanzado por la parte más central de bahía inglesa y ahora estábamos a las afueras, en un lugar más bien alejado, donde teníamos acceso privado a cierta parte de la playa. La hermosa casa iluminada que estaba ubicada en una pendiente con vista hacia el mar. Era como si fuera un rompecabezas y la casa estuviera justo donde debía estar.
—Es como si hubieran cortado en forma de L invertida para el soporte principal –me explicó, indicándome con su dedo índice a donde tenía que mirar –desde ese soporte comenzaron a construirla.
— ¡Es como una escalera blanca! –dije sin poder darle otro calificativo.
—Cuenta de cinco pisos.
—Yo veo tres –fruncí el ceño sin entender, pero no deje de mirar la casa.
—Es porque se contabiliza la parte de arriba, donde está el garaje y el último piso, donde hay un pequeño jardín. Los otros son tres pisos, el superior…  —sentí que me estaba mirando, pero no aparte la vista –es donde está la terraza, con barandas transparentes de vidrio, además puedes ver que las ventanas son del techo al piso… pero solo ahí, además tiene una piscina.  El nivel de al medio –volvió a indicar con su dedo –está la cocina, comedor y sala… eso tuve que pedirlo por las apariencias –lo miré confundido.
—Pero este es nuestro lugar, nadie vendrá ¿cierto?
—Es por la gente que construyó esto ¿no te llamaría la atención hacer una casa sin lugar para comer? –levanté los brazos.
—Puede ser que las personas no siempre necesiten una cosas donde comer, solo puede servir para tener sexo –él sonrió al escucharme. Solo estaba bromeando.
—Y pensar que antes te sonrojabas con nada, en fin –dijo muy entusiasmado con seguir explicándome, lo que me pareció excelente –también se puede ver una hermosa vista desde ahí,  hay una terraza, más pequeña que la del tercer piso.
— ¿Y el primer piso?
—Ahí esta nuestra habitación, pedí ventanales verticales de cuarenta centímetros, así no entraría en su totalidad el sol por las mañanas.
— ¡Pensaste en todo! –Dije besando sus labios por un segundo, pero después volví a mirar la casa — ¿Y el otro es el jardín?
—Exacto, no es muy amplio, fue elegido mayormente por estética, ya que esta la conexión a la escalera para llegar a la playa.
—Alex, es hermosa, ahora la quiero ir a conocer por dentro ¿Quién eligió los muebles y lo demás?
—Yo –fruncí el ceño, él siempre elegía todo.
—No sé desde cuando te gusta tanto el diseño, voy a comenzar a dudar… quizás te guste demasiado combinar colores y muebles –no obtuve sonrisa de su parte — ¡era una broma!
—Muy bien, veremos qué te parece por dentro ¿sí?
— ¡Sí! –dije emocionada.
Encendió el auto de nuevo y partimos. Subimos hasta la colina y seguimos por el camino hasta llegar al garaje de la casa. No nos tomó más de tres minutos. Alex estacionó el  BMW serie 1, color negro y me miró sonriendo.
—Ve a verla, yo bajaré las maletas, aquí tienes las llaves –negué a sus palabras.
— ¡No! este será nuestro lugar secreto, tendrás que llevarme como lo hacen los recién casados.
— ¿Estas bromeando? Llevamos ya un año juntos.
—No me importa, me lo merezco… por ser tan buena compañera ¿no? –él sonrió y negó a mis palabras, sin embargo, se bajó rápidamente del auto y abrió mi puerta.
—Muy bien… ven –me ofreció su mano y de inmediato la tomé. Segundo después estaba en los brazos de él, exactamente como lo hacían los recién casados ¡Esto era emocionante!
Antes de que entráramos, rodeé su cuello y lo acerqué a mis labios. No dejé que el beso llegara a niveles que perdiera la concentración o sino no vería nada de la casa y no podríamos hacer nuestra magistral entrada.
—Gracias por traerme aquí, necesitaba este tiempo…
—Ambos lo necesitábamos –volví a darle un corto beso.
Alex abrió la puerta también de color blanco y le dio un golpe con el pie para que se abriera, de esa forma entramos a nuestra nueva casa, solo para nosotros, para que nadie nos interrumpiera con trabajo o cosas por el estilo. Como estaba iluminada se podía ver todos los detalles, las paredes también eran blancas y habíamos accedido a un salón no tan grande, era solo la entrada.
Bajamos las escaleras y Alex me dejo en el piso cuando llegamos a la gran terraza, donde se podía ver todo el mar y como ahora podíamos apreciar la luna que estaba sobre el agua.
Caminé como una autómata hasta llegar a la baranda, pasando por al lado de la increíble piscina que había y abriendo una de las magnificas y gigantescas ventanas, que no estaban cubiertas con cortinas.
—Qué hermoso –dije observando lo hermosa que se veía la luna. Era simplemente maravilloso. Podía sentir una agradable brisa que comenzó a desordenar mi cabello. Desde aquí se podían ver las pequeñas luces del balneario, justo en la parte central, donde estaba todo el comercio y pubs.
—Guardaré esto mientras tanto –dijo Alex con las maletas en sus manos. Asentí y me quedé observando unos segundos más la vista. Como el oleaje me llamaba para poder bañarme, era simplemente perfecto.
Bajé tranquilamente hasta el segundo piso, sin perder el detalle de los sofás blancos tipo chaise longue, había dos, en dirección hacia las ventanas. Ya me imaginaba estar ahí sentada con Alex, uno en cada sofá mientras conversábamos cualquier tema, tranquilos… sin pensar en nada más. Tampoco dejó de llamar mi atención los cuadros que había en los costados de la escalera, le daban más color a la casa.
Llegué al segundo piso, donde estaba la cocina, que no ocuparíamos nunca, pero que era bastante moderna, con los muebles negros y electrodomésticos de aluminio, además de las dos sillas también del mismo estilo que rodeaban el gran mueble donde estaba el lavaplatos. Me quede sorprendida con el comedor, que tenía una mesa de vidrio y sillas negras. Combinaba muy bien con el resto de la casa y más aun la sala. Los sofás eran blancos, dos marsupiales y uno más grande, cerca de la pared.  De inmediato camine hasta las tres fotos que había en la blanca pared, que estaba sobre el blanco sofá en forma de L, con cojines de varios colores. Me arrodillé en este  y las quedé observando.
—Somos nosotros –susurré al darme cuenta que eran tres fotos, de un marco metálico negro. Eran del día de nuestra unión, en Italia. Pasé mis dedos por la de al medio, donde él estaba con aquel traje negro y yo con ese vestido rojo, mirándonos sin importar nadie más en ese gran salón –Alex –susurré, sabiendo que me estaba escuchando.
— ¿Sucede algo? –no demoró ni fracción de segundo. Estaba de pie, detrás de mí.
—No me había dado cuenta que hasta ahora no había visto foto alguna de nuestra unión, están hermosas –miré las otras dos. Había un plano cercano hacia mí, cuando estaba riendo por algo que decía Raúl, pero estaba entre los brazos de Alex y la otra salía él, observándome de esa manera tan seria.
Dejé de mirar las fotos y me giré a verlo. Acaricié su rostro, esta vez me miraba sonriendo, pero sin dejar de tener esa mirada oscura, tan misteriosa.
— ¿Qué pasa? No puedo descifrar con claridad tus pensamientos.
—Claro que no, estoy abrumada… estar aquí solo los dos, esta hermosa casa… que debo decir que cada cosa que hay aquí me encanta, no sé como lo haces, siempre adivinas mis gustos, aunque le falta algo de color.
— ¿Color? –dijo el bastante sorprendido por mi idea.
—Si… no todo puede ser blanco y negro ¿cierto? –Pasé mi pulgar por sus labios –estoy feliz de que estemos aquí, no me gustaría estar en ninguno otro lugar si no es contigo, quiero que lo sepas.
— ¿Por qué me dices eso? –su expresión seria me desconcentró por un momento.
—Por los feos pensamientos que tuve ayer, no me arrepiento de estar a tu lado como vampiro… hay veces que me frustro porque no me dices todo, pero no digo la verdad –él sonrió esta vez.
—Creo… que estás hablando demasiado –rodeó mi cintura con sus fuertes manos –te falta la parte más importante de la casa, donde estaremos más tiempo.
— ¿Cuál es? –con la facilidad que lo caracterizaba, me levantó unos centímetros e hizo que mis piernas rodearan su cadera.
—Ahora te la mostraré.
Esta vez no avanzó con su velocidad vampírica, sino que fue caminando paso a paso sin apresurarse mientras sus labios devoraban los míos al mismo tiempo que sus brazos me presionaban con fuerza contra su cuerpo.
Bajamos de esa forma hasta el casi último piso y de inmediato pude observar nuestra habitación.
Blanca como toda la casa, a los pies tenía un color negro. No era tan amplia como la cama de nuestra casa, pero me gustaba más así, ya que podía dormir con él más cerca. Las mesas de noches con lámparas en cada una, eran las únicas que iluminaban la habitación.
Alex me recostó en la amplia cama mientras besaba mi cuello, me aferré a sus hombros al mismo tiempo que sus manos recorrían mis piernas hasta llegar a mi muslos, de donde se apoyó para dejarme de mejor forma sobre la cama, quedando él sin problemas entre mis piernas.
— ¿Qué haces? –dije al notar que su mano iba a la pared, justo al lado de la cama.
—Te quiero ver de nuevo con la luz de la luna, nada más… estas luces artificiales no me dejan ver cuán hermosa eres realmente –en ese momento la luz de la habitación se apagó y dejo entrar por las ventana, toda la luz de la luna que nos iluminaba por segmentos. Podía ver con claridad la mirada de Alex –ahora… serás toda mía –susurró cuando su mano aflojó una de las tiras de la blusa que andaba trayendo, justo entre mis senos, permitiendo ver bastante de mi sujetador gris de encaje.
—Soy tuya… —dije dejando caer mis manos a los costado de mi cabeza mientras que sus labios ahora estaban sobre mi pecho, jugando… tentándome, sin siquiera bajar la prenda. Sin embargo, subió mi blusa hasta sacarla por mi cabeza y brazos, para después tirarla al suelo.
— ¿Si? ¿Toda mía? –pasó su dedo índice por entre mis pechos, cruzando por mi abdomen hasta llegar al comienzo de mis pantalones cortos. Los desabotonó rápidamente, solo con su mano derecha.
—Siempre –susurré, cerrando mis ojos y dejando que sacara la prenda. Bajó un poco mis bragas cuando lo hizo –Alex… —sus dientes rozaron el costado izquierdo de mi cadera, justo donde sobresalía aquel hueso.
Sin ningún problema se deshizo de mis bragas grises con encaje y comenzó a besar mi pantorrilla, subiendo lentamente, besó mi vientre de tal forma que era como si mi cuerpo volviera  a sentir escalofríos, aunque sabía a la perfección que esa sensación solo eran todas mis terminaciones nerviosas volviéndose locas por el vampiro que me estaba tocando.
Abrí mis ojos cuando sin previo aviso su boca se concentró en mi entrepierna. Arrugué las blancas sabanas bajo mis manos y mi espalda se arqueó ante tal caricia. Tensé mi mordida y simplemente me dejé caer de nuevo en la cama.
Alex con fuerza sujetó mis piernas, rodeando mis muslos con sus brazos. Comenzó a mover su lengua de tal forma que mi cadera deseaba moverse contra él, pero lo evitaba.
Mis gemidos no demoraron en escapar de mi garganta, pronunciando su nombre como si fuera lo único que mi mente podía dejarme articular. Inevitablemente mis manos cubrieron mis pechos, sobre el sujetador, aumentando, si es que eso era posible, el placer que estaba sintiendo.
Cuando comencé a mover mis piernas, tratando de que se Alex se detuviera, él me tomó con más fuerza, inmovilizándome. Me giré hacia un lado para silenciar un poco mis gemidos, desesperada.
— ¡Alex! –grité contra el cobertor cuando sentí que todo mi cuerpo se tensaba al tener ese inesperado orgasmo.
— ¿Si? –dijo separándose de mí y mirándome con una sonrisa de suficiencia. Había liberado mis piernas. En ese momento sentí como si ya no tuviera control de mi mente, solo quería tenerlo en mi cuerpo.
Sin decirle palabra alguna me arrodillé sobre la cama y sin reparo me deshice de su ropa como si fuera una salvaje. Nunca me gustaba romper su ropa porque tampoco me agradaba que rompiera la mía, pero no fue de gran importancia en el segundo que rompí tanto su cinturón como su pantalón, llevándome también su bóxer.
Él tomó mi cuello con fuerza y llevó sus labios a los míos. Fue un beso que me hizo perder aun más la cordura. Sin preocuparme de romper el beso, hice que se recostara sobre la cama. Me encantaba cuando no ponía resistencia alguna. Tenía a Alex desnudo y con una gran erección, todo para mí.
Dejé mis piernas a los costados de su cadera y sin más fui bajando, ahora lentamente, sobre mi vampiro, sintiendo como ingresaba en mi cuerpo. Las manos de Alex se posaron sobre mi cadera y me hizo bajar por completo de un solo movimiento. Un gemido volvió a salir de mi boca.
— ¿Es posible que cada vez me hagas sentir mejor? –dije aun sin moverme, dejando que ese momento, donde estábamos siendo solo una persona, se prolongara… antes de permitir que todo mi ser se perdiera en placer que me regalaba.
—Sí, lo es –no me dijo nada más, solo frunció su ceño cuando me moví hacia adelante y atrás.
Dejé que mis manos, quedara una al costado de su rostro y otra por el de su tórax, de esa forma comencé yo a tener mando de cuando deseaba moverme y de cómo quería hacerlo.
Podía notar como sus ojos brillaban diferentes… algo muy parecido a los míos, presos de la lujuria que me provocaba Alex.
Me acerqué a sus labios y mientras me movía su lengua se unía a la mía. Realmente era agradable en estos momentos no tener la necesidad de respirar, ya que mejoraba en un cien por ciento poder sentir como su miembro entraba y salía de mi cuerpo, al mismo tiempo que nuestros labios estaban unidos.
Sin embargo, dejamos de besarnos cuando él se sentó sobre la cama y comenzó a guiar mis movimientos. Apoyé mi cabeza sobre su hombro al sentir que cada embestida era más profunda y más rápida. No podía evitar gemir y sabía muy bien que eso le gustaba mucho. Alex tenía muy claro que me volvía loca cuando hacíamos el amor, pero le encantaba el detalle de estar nombrándolo en susurros contra su oído.
—Alex –enredé mis dedos en su cabello negro, tirando un poco de este, lo que hizo que mí vampiro me empujara con más fuerza contra su cadera.
—Fuera esto –dijo tirando de mi sujetador y arrojándolo al suelo. Su boca se apoderó de uno de mis pechos y tiró de mi pezón mientras ahora me movía circularmente.
—Ya… yo… —no me dejó terminar lo que iba a decir cuando me recostó sobre la cama nuevamente. Salió de mi cuerpo y tiró de mis piernas para quedar en la orilla de esta. Él de pie dejó que mi pantorrilla descansara sobre su hombro y volvió a penetrarme con fuerza. Todo sucedió en menos de una fracción de segundo — ¡Ah! –grité cuando sus embestidas comenzaron a ser fuertes, casi salvajes.
Se podía escuchar en la habitación como su cuerpo chocaba con el mío, como escapaban mis gemidos y como cada ciertos segundos el dejaba escapar un gruñido de satisfacción. Volví a cubrir mi rostro contra la cama cuando parecía que el placer se desbordaba por mi cuerpo.
—Hazlo, Vittoria… —al escuchar esa voz ronca, siempre que me llamaba así su acento se marcaba aun mas, provocó que me derritiera.
Traté de mover mi pierna derecha, la que estaba sobre su hombro cuando sentí que estaba alcanzado el clímax por sus movimientos, pero él tomó con fuerza mi tobillo y siguió embistiendo.
Callé el grito donde lo nombraba con la almohada, la atraje a mi rostro y sentí por unos segundos como mi mente quedaba en blanco. Solo podía tener conciencia de sus movimientos mientras yo alcanzaba mi orgasmo. Solo bastaron unas embestidas más de su parte para también alcanzar ese nirvana que el sexo nos regalaba.
—Dios… —dije ahora con mis piernas liberadas, recostada de lado en la cama. Alex de un movimiento se recostó en la cama y rodeó mi cintura para después girarme a él. Sus labios atraparon los míos.
Era cierto que no nos cansábamos, ni tampoco teníamos las mismas reacciones post sexo como los humanos, pero esa corriente de placer que recorría nuestros cuerpos después de alcanzar el orgasmo era suficiente para que mi mente no fuera capaz de hacer sinapsis por unos segundos.
—Definitivamente soy adicto a ti –dijo contra mi boca. Me giré completamente hacia él y no le respondí. Solo comencé a besarlo mientras que con mi dedo índice hacia círculos en sus pectorales.
Estuvimos varios minutos de esa forma hasta que recordé que estábamos de vacaciones y que teníamos la casa solo para nosotros, ya que nadie más vivía aquí, ni teníamos guardias cerca como en la mansión.
Llevé mi mano hasta el lóbulo de su oreja y tiré un poco de esta, llamando su atención. Él me quedó mirando con una sonrisa, descubriendo mis pensamientos.
—Creo que hay que inaugurar muy bien esta casa ¿no? –dije ahora bajando mi dedo índice por su cuerpo.
—A sus órdenes, Gobernadora –dijo volviendo a atacar mis labios.
Esta noche sería una gran inauguración, celebraríamos toda la noche.

 ¡Pequeñas mariposas! aqui traigo el capitulo, varias horas adelantadas, pero mañana no podre ver nada de historias por tener que estudiar, asi que lo traje antes. Espero que les haya gustado, ahora estos dos estan disfrutando más de los dos *-* pasando una hermosa estadia en su nueva casa. Lo genial es tener un vampiro rico al lado xD Que esten muy bien. Me he leido todos los comentarios, los que estan geniales, aun Alex las tiene atrapada *w* hoy no podre devolverlos por lo corta de tiempo que estoy, asi que ya el proximo espero poder devolverlos. Abrazos :D. 
Aviso que la proxima semana no creo que haya capitulo porque no tendre tiempo para poder subir :S
Les dejó estas fotos para que se hagan una idea de donde estan los personas y de como es la casa. Para quienes no vieron en facebook.











9 Lectores:

  1. Todo muy bonito, todo muy bonito jaja.
    Ah esa Victoria, te lo juro cada actualización la amo más. Me encanto q pusiera en su lugar a Elizabeth q si bien es cierto q me cae bien, también es cierto q ya se le estaba pasando la mano con Vicky. De mi Alex no tengo nada q decir mas q ahhhhhhhhhh es hermosoooooo.
    Te juro q lo único q me estresa es ese puñetero secretismo q se traen entre todos donde nos dejan a Victoria fuera y por ende a nosotras, si ami me enfurece cuando se empiezan a hablar clave mis amigos o mi familia y yo no entiendo ni pío, es peo´r ver a Ezequiel hacerle eso a ella, me dan ganas de golpearlo, te lo juro.
    Gracias por el capitulo Mariposa y pues nos toca esperar actualización.
    Un beso y nos seguimos leyendo.

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  2. ahhh daniii tu como siempre piensas en todo...viky tiene su caracter y se puso a defender sus decisiones frente a elizabeth ..pero se que a ella le fascina qu evicky quiera pasar mas tiempo con alex-------------------------y alex divino adora a vicky casa nueva y todo .....:) y pues ya toca a mi querido alex hablar mas.....gracias por subir capi....y darte tiempo..... besos bye

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  3. me encanto este cap que te valla bn con tus estudios dani besos y suerte

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  4. Dios este gato me va a matar y tu diciendo q es Vicky la q tiene q tener paciencia con el paaaaf!
    Gato mas lindo y tierno no en cantrara jamas!!
    mira q hacer un sorpresa como esa, qien mas se preocuparia tanto por ella?? ah?
    los detalles de la casa, a mi gato le preocupa q a ella le guste cada minimo detalle y las fotos DIOS Danii q cosa mas linda y tierna!! *----------------------------------------------------*

    aparte, mientras leia el cap fue inevitable recordar q en algun momento crei q se explicaria porq se llama la historia "Lenardis Dimora" crei q tendria algun significado (y creo q aun lo creo xD) pero lo espero ... Lenardis Dimora ... sus apellidos, es como obvio pero siempre pense "y si hay algo mas" pero nunca paso XD y ahora estamos en "LML" jjajajjj

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  5. Creo que ya se de que va lo que le dijo Ezequiel a Vicky (ésa es la maldición, verdad), el que dejen a Alex sus parejas y su actitud hacia Vicky van de la mano... digo eso me explicaría mucho.
    Me encanta cuando Alex se relaja y estoy segura que estos días solos los unirá más, sólo espero que nadie les amargue el rato...

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  6. waaaaaaaaaa... yo quiero unas vacaciones de esas!!
    ese Alex me mata.. cómo puede ser tan distante a veces y planear cosas así de lindas también? dónde consigo uno así??
    pero mmm ese secretito también me está matando.. pobre Vicky que se queda fuera del chisme.. ya que le den un poquito más de información, así no va a poder con Alex!! jaja
    gracias por el cap Dani, muy muy bueno!!

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  7. increible, me encanto este capitulo, definitivamente alex cuando quiere se vuelve todo un amor, espero q alex ppronto le cuente mas sobre sus otras parejas.... esta historia es cada vez mas interesante :P

    felicitaciones que te vaya bien en tu estudio, DTB

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  8. simplemente me encanto... amo a alex...
    que sucedera en esos dias libres...

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  9. que amor de capitulo ...
    nada mas que decir, en este cap si que,en gran parte, salio muy buen y sigo amando la parte de las fotos *w*
    podría ponerme a desmenuzar cada parte de este capitulo pero eso seria abusar demasiado jajjkajaja, solo lo ame :3

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