sábado, 23 de febrero de 2013

La Maledizione Lenardis - Capítulo 1


Capitulo 1

Un año desde la conversión.

Miré desde el jet como nos esperaba nuestra mansión, no podía creer que ya estábamos de vuelta, había pasado tanto tiempo desde que salimos de aquí para recorrer todos los clanes de vampiros. Mi presentación tomó un año ¡nunca pensé que fueran tantos vampiros! Aprender los idiomas correspondientes fue horrible, me costó bastante, pero ya me manejaba bastante bien.
Puse atención a mi lado y mi asistente me sonreía feliz de que ya estuviéramos en casa, Alanna era la mejor asistente que podría encontrar en todo el mundo vampírico. Por algo era la que siempre estaba al lado de las gobernadoras.

— ¿Él ya ha llegado? –sonreí nerviosa porque no veía a Alex desde hace cinco días y estaba desesperada. Había regresado antes porque dijo que quería tener todo listo para cuando yo regresara a casa.
—No lo sé, me dijeron que fue a comprar algunas cosas a Santiago, pero no tengo la menor idea si ha regresado, Sra. Lenardis –rodeé los ojos cuando me llamó de esa forma.
— ¿Te das cuenta que te he repetido más de diez veces en el día, durante todo este año, que no me digas Sra.? ¡Si solo mírame! Tengo 18 años, prácticamente soy una niña.
—Por lógica usted ya tiene 19 años –negué ante sus palabras.
—Por lógica ahora soy una vampiro y no cumplo más años, yo no te digo nada sobre tu edad así que mejor silencio mi querida veinteañera —Ella frunció el ceño y yo sonreí victoriosa, Alanna tenía solo veintiún años humanos, pero cientos como asistente de gobernadoras –dime solo Victoria o Viky, además estamos solas, si quieres me dices así cuando Alex esté cerca.
—Está bien, Victoria.
—Ahora esta cosa va a aterrizar –arreglamos nuestros cinturones cuando el capitán dijo que lo hiciéramos… por fin estaba en casa y todo volvería a ser como antes que partiéramos en esta gira mundial.

Al sentir que el jet ya había aterrizado finalmente corrí hacia donde estaba la puerta y la abrí antes de que el encargado lo hiciera. Bajé rápidamente las escaleras con estos tacos que andaba trayendo, ahora parecía toda una ejecutiva como vestía, llevaba un traje de dos piezas color negro y blanco, muy ajustado.
Miré hacia los lados y cerré mis ojos unos segundos.
“Alex…” ¡Infeliz! No me respondía, hacia días que no sentía su voz en mi mente y me sentía vacía, necesitaba tenerlo cerca.
Abrí mis ojos decepcionada de no escuchar a Alex y miré a mí alrededor. No pude evitar sonreír cuando vi de nuevo a Raúl, tan guapo como siempre, vestido con una camisa blanca, una chaqueta de lluvia verde y un pantalón de tela negro, todo un piloto. Me miraba de esa forma tan coqueta que tenia, a pesar de ser un hombre mayor.
— ¡No lo puedo creer! –en un segundo estuve al frente de él. Lo abracé con fuerza.
—Mi pequeña, por fin has retornado a casa, no sabes cuánto te hemos extrañado.
— ¡Yo igual! Solo quería volver, todo eso que me ha hecho pasar Alex ha sido un caos, tanta gente… tantas miradas, ahora solo quiero estar tranquila en casa y recostarme porque estoy cansada, mucho sol para mí por hoy.
—No lo dudo pequeña –pasó su mano por mi mejilla –No luces como nuestra Viky, ese vampiro malo te ha cambiado.
—Me ha hecho la vida un tanto imposible, pero aun así he pasado buenos momentos.
—Estoy feliz que estés de vuelta, este lugar a estado apagado sin ti… sin ambos, los extrañé.
—Ahora todo volverá a la normalidad, no te preocupes –él me guiñó un ojo — ¿Dónde está él?
—Arreglando los últimos detalles, ahora debo ir por Alex ya que ha ido muy temprano a comprar algunas cosas.
— ¿Y que ha ido a comprar? Si ya no tiene que comprarme comida –Raúl comenzó a reír por mis palabras.
—Pequeña Viky, mejor ve a descansar que yo debo ir por el ogro de tu esposo –sonreí nerviosa. Sé que habían pasado meses y que me debería acostumbrar, pero era extraño escuchar que dijeran que él y yo estábamos unidos como marido y mujer bajo las reglas vampíricas.
—Está bien, no te quiero retrasar o sino llegará de mal humor –él asintió y después besó mi mejilla.
—Nos vemos.
Miré a Alanna que estaba a mi lado con sus ojos entrecerrados producto del sol que había aquí. Creo que verla solo hizo que me diera sueño.
—Deberías darte el día libre –caminé hacia las puertas principales.
—Eso es imposible, debe tener claro lo que sucederá hoy –la miré confundida, hoy tenía planeado descansar y obligar a Alex que no saliera de nuestra habitación.
—Hoy no haré nada Alanna, ya te lo he dicho.
— ¿Cómo que nada? Si debe recibir más tarde a la Sra. Elizabeth quien quiere un informe completo de lo que ha sucedido últimamente, además de…
—Ya basta —dejé mis manos sobre sus hombros –en este momento solo dame paz ¿sí? Ve y aprovecha la casa, es increíble, ve a la piscina… ve a donde uno de los guardias, sé que conoces a más de uno –ella me miró enojada cuando dije eso –yo ahora descansaré –no dejé que me dijera nada, simplemente corrí hasta el interior de la casa, donde puse seguro para que no me siguiera.
Apoyé mi cabeza en la puerta y cerré mis ojos, sintiendo el aroma de nuestro hogar, pero cuando sentí cierto aroma especial tuve que abrir los ojos de nuevo.
—Ezequiel —él estaba de pie apoyado en el marco de la entrada a la sala de juegos, por el lado izquierdo.
Se dice que cuando un humano es convertido en vampiro su corazón ya no sirve prácticamente de nada y que no puedes sentir como lo hacías de humano. Bien, yo era una vampiro defectuosa porque pude sentir en su totalidad como mi corazón se comprimió al momento de recordar a Javier, era inevitable pensar en él cuando miraba a Ezequiel. Supongo que al ser una vampiro neófito, aun recordaba sensaciones que mi mente llevaba a mi cuerpo.
— ¿Pero si no es mi reina Victoria? Me gusta como luces, Alanna ha estado haciendo un buen trabajo contigo, llevas incluso el cabello tomado –cuando terminó de decir eso yo ya estaba abrazada al vampiro. Amaba esto de tener súper velocidad.
Ezequiel luego de lo sucedido con Charlotte, se le asignaron vacaciones para que se perdiera en algún lugar del mundo y pudiera ahogar sus penas en sangre. Luego de tres meses volvió, justo para cuando nosotros partíamos a Italia a comenzar con todo los viajes, él decidió quedarse en casa. Aquello dejó triste a Alex ya que él era uno de sus guardaespaldas favoritos, quien lo ha protegido casi toda su existencia.
— ¿Cómo has estado? No nos hemos visto durante mucho tiempo.
—Cuidando tu casa, nada más… has llamado muy seguido para saber cómo estoy —su expresión seguía igual que siempre, no demostraba lo triste o feliz que se encontraba. Se escondía como usualmente lo hacía cuando yo rondaba por estas habitaciones.
—Pero verte es diferente –él sonrió levemente. Me agradaba que siguiera con sus trajes negros.
—Tienes las ojeras que una gobernadora no debería llevar, te recomiendo que vayas a dormir un poco antes que llegue tu gobernador –me alejé unos pasos y asentí. Entendía la indirecta de que no quería hablar conmigo sobre lo sucedido.
—Dile a Alanna que me fui a África porque olvidé algo, esa mujer me volverá loca.
—Lo hace por tu propio bien, pero te recomiendo que subas que ya viene por ti.
Le hice caso y corrí a mi nueva velocidad vampírica y presioné los botones que abrían las puertas para nuestra habitación, teníamos una nueva clave: mi día de conversión. Solo tuvo que abrirse un poco pasa ingresar de inmediato mientras escuchaba que Alanna corría para encontrarme.
—Aquí no puedes entrar –dije victoriosa cuando cerré la puerta.
Me giré para ver nuestra habitación. Sonreí satisfecha, estaba exactamente como la había dejado. Las alfombra color rojo sangre mientras que ahora había cambiado las cortinas a un color blanco invierno, mientras que los muebles de madera y la cama gigantesca seguían ahí.
Avancé mientras soltaba mi cabello y dejaba atrás mis tacos. Fui desabrochando mi blazer blanco, el que arrojé al piso para después sacarme la falda tubo que andaba trayendo, la cual también terminó en el piso.
Me recosté en la cama boca abajo, solo con mi ropa interior color blanco. Estiré mis brazos, acariciando la tela.
—Por fin en casa… —mis ojos se cerraron al mismo tiempo que las cortinas, mientras presionaba el control que las manejaban. Quería  el sol lejos de mí.

—Su majestad —me removí en la cama al escuchar cierta voz que me llamaba, solo había una persona que me llamaba de esa forma tan formal, pero era imposible que ella estuviera en mi habitación –Estamos atrasadas, todos la esperan abajo.
Me senté de un solo movimiento al darme cuenta que sí, que Alanna estaba en mi habitación.
— ¿Pero qué demonios estás haciendo tú aquí? –ella tenía en su mano un vestido y en la otra una caja, que suponía que eran de joyas y maquillaje –No… ¿Dónde está Alex?
—Le dije que me escuchara, su itinerario no termina hoy… sino mañana, hoy es la fiesta de bienvenida –llevé mis manos a mi cabeza ¡Estaba cansada de esto!
— ¿Qué haces en mi habitación?
—El Sr. Lenardis me dio la clave para que entrara, él no ha querido molestarla por eso me dijo que la dejara dormir, pero ya estamos atrasadas y tengo que arreglar su cabello –quiero llorar ¿Cómo es que Alex me hacia esto?
— ¡Y una mierda! –me puse de pie mientras Alanna dejaba todo en la cama. Comenzó a pasarme ropa interior nueva que fuera apropiada para el vestido, el cual era hermoso. Color rosa claro sin hombros, que solo se ajustaba a mis senos para después caer libremente.
Había pasado tanto tiempo con mi asistente que cambiarme de ropa al frente de ella no era nada, no me causaba vergüenza, además que no tenía otra opción. Me senté en la cama cuando ella sacó el maquillaje y comenzó a arreglar levemente mi rostro, no necesitaba más allá de un lápiz labial y una sombra para mis ojos.
Tomó mi cabello por completo para después hacer una trenza que recorriera mi cabeza para que no dejara caer ni un solo cabello sobre mis hombros. Finalmente, me paso los aros de oro, muy pequeños, para que me los pusiera.
— ¡Listo! — ¿Cuánto había pasado? ¿Tres minutos desde que comenzó?
— ¿Dónde está él? –esto ya me estaba comenzando a molestar en serio.
—La espera abajo, esta tan ansioso como usted.
— ¿Quién te dijo que estoy ansiosa? Estoy enojada –me puse los malditos tacos y caminé hasta la puerta. Mis planes de retorno solo incluían esta habitación, nuestra cama y Alex, quien debería estar rodeándome con sus brazos y no estar conversando con estúpidos vampiros importantes.
Llegué hasta donde comenzaban las escaleras que me dejarían expuesta ante todos y miré a Alanna. Ella sonrió para animarme un poco e hizo una seña con sus dedos para que cambiara mi expresión.
Llevé mi mano hasta el trébol de cuatro hojas que se ajustaba mi piel, el que estaba formado de plata y oro, que me recordaba que estaba unida al vampiro gobernador de todos los demás ¿en qué estaba pensando cuando lo hice?
Sonreí de esa forma falsa y me concentré para que no se notara ante los demás.
—Gracias, Alanna –ella asintió sonriendo y me hizo una seña con su mano para que avanzara.
Comencé a caminar hacia el centro de las escaleras, sonriendo y mirando como estaban todos los vampiros con sus ojos posados en mí, pero solo me importaba uno y no estaba en ningún lugar.
“Aquí estoy…” siempre que salía de esta forma, sin él y que tenía que buscarlo entre la multitud, él me decía donde estaba. Miré hacia mi derecha y pude ver que estaba de pie, al lado de Elizabeth, quien sonreía orgullosa.
Me controlé para bajar las escaleras lentamente y no corriendo. Saludé a quien se me cruzaba en mi camino, con una sonrisa y un “espero que lo pases esplendido esta noche” me alejaba educadamente hasta que finalmente llegué a unos metros de mi Alexander.
Estaba ahí de pie, mirándome de forma seria. Vestía con un traje negro y camisa blanca, se veía increíblemente guapo, su cabello negro estaba correctamente peinado hacia atrás. Me encanta cuando mis manos lo desordenaban.
—Buenas noches –dije a Elizabeth con un beso en su mejilla.
—Estás hermosa, querida –solo sonreí a su cumplido, ella me encantaba. Las veces que pude verla durante nuestro recorrido, ella siempre me daba ánimos para seguir con todo esto.
—Alexander Lenardis ¿es qué eres tú? –dije actuando con sorpresa. Él sonrió curvando sus labios y dejándome ver uno de sus colmillos.
—Tanto tiempo su majestad ¿Cómo ha llegado de su viaje? –lo miré tratando de controlar mi rabia.
“¿Qué como estuvo mi viaje? ¡Eres un idiota! Te estuve esperando, pero luego de cinco días te vuelvo a ver en otra fiesta más” le respondí mentalmente. Siempre andábamos en fiestas, incluso habíamos pasado navidad y año nuevo en una, nada de privacidad para ambos.
—Ha sido interesante, he llegado bien –él me ofreció su mano, la cual tomé solo porque estábamos al frente de más personas. Sin embargo eso a él no le importó ya que tiró de mí hasta que quede muy cerca de él, al punto de apoyar mis manos en su pecho.
—Cinco días alejados amor, ya no volverá a suceder –sonreí al escucharlo, con ese tono de voz tan hipnótico que aun causaba estragos en mí.
—Chicos… —nos advirtió Elizabeth que nos miraba con gracia. Alex se iba a acercar para besarme, pero miré hacia otro lado, estaba muy enojada ¿Por qué le dio la clave de nuestra habitación a Alanna?
—Victoria… —susurró en mi oído –no te enojes por esas cosas –me separé de él mirando hacia los demás, esta vez mi amado vampiro había traspasado los límites.
—Si me disculpan –dije asintiendo y retirándome del lado de esos dos, eran fanáticos por las apariencias. Elizabeth me encantaba, pero también tenía su lado oscuro referente a los gobernadores, siempre todo debía ser perfecto y lograba volverme un tanto loca con sus “consejos”
Me dirigí siendo cautelosa hacia el patio trasero, tratando de escaparme de toda esa fiesta, así que con mi nueva velocidad llegué hasta la pileta que había en el centro del laberinto de los jardines.
—Bien… —susurré triste, esto no era lo que esperaba o quería, pero por lo menos estábamos ya en casa, había extrañado estar en mi país y aun más tener algo de privacidad con mi esposo, pero parecía que de los dos, yo era la más entusiasmada –eres un idiota Alexander –apoyé mis manos sobre mis piernas  ¿Por qué demonios tenía que comportarse de una forma tan desagradable cuando habían invitados? Pude haber aceptado casarme con algún vampiro temerario que viajara por el mundo o un simple vampiro de la guardia, ellos lo pasaban bien, aunque ponían su vida en riesgo cada segundo que iban con nosotros.
—Estas siendo melodramática –me giré de inmediato al escuchar esa voz. Alex estaba apoyado en el centro de la pileta, sin mojarse, con esa expresión seria — ¿ahora te arrepientes de unirte a mí?
—Sí, me arrepiento, debí elegir a un vampiro más guapo –me giré molesta, no quería verlo – ¿Por qué no vuelves a tu preciada fiesta con tu mami?
— ¿Mami? –pude notar como ya se estaba tomando todo como si fuera una broma.
—A los dos les encantan estas fiestas, así pueden demostrar la fortaleza de los gobernadores, que aburrimiento –me crucé de brazos, estaba cansada y lo único que deseaba al llegar de nuevo a la casa era encerrarme en nuestra habitación para dormir, comer y tener sexo desenfrenado.
—Vittoria ¿Qué haré contigo? No debí convertirte tan joven –susurró ahora en mi oído. Cerré mis ojos por tal cercanía.
— ¿Si? Quizás no debiste tener una psicópata cerca para no tener que pedirte que me convirtieras –mordí con fuerza cuando sentí que su nariz acariciaba mi cuello, esa zona era un lugar tan sensible entre los de nuestra especie.
—No te enojes, es la primera noche desde nuestro retorno, todos nos esperan adentro –me giré a verlo cuando escuché aquello.
— ¿Es que siempre será así? –Él tensó su mordida –porque yo no dejé mi mortalidad para ser gobernadora de todos estos vampiros… lo hice por ti, porque te amo.
—Victoria, sabes que solo será por unos días, incluso, ya mañana estaremos libres y prácticamente todo volverá a ser como antes.
—Me vienes diciendo eso desde hace meses, no me gusta tener a una asistente todo el tiempo a mi lado, además no puedo creer que le hayas dado la clave de nuestra habitación.
—Eso se arregla fácil, solo debemos cambiar el numero, nada más… —miré hacia un lado. No había caso, extrañaba a Alex que trataba de seducirme para que mi mente no tuviera otra cosa que su imagen, pero este nuevo Alex me seducía para que aceptara las condiciones de ser una gobernadora.
—Supongo que hay que volver a la fiesta, Elizabeth se va a molestar si no nos encuentra allá, además de todas esas personas que esperan hablar con nosotros –no escuché nada de su parte después de haber avanzado varios pasos, pero supuse que había pensando en mis palabras. Tenía razón, teníamos un deber que cumplir.
Al volver a la sala, donde estaban todos, nos pasamos varias horas conversando con los invitados,  hablando de los planes a futuro. Cuando salimos todos de la mansión porque Elizabeth lo pidió, Alex tomó mi mano y acarició el dorso de esta con su pulgar. Lo miré un segundo, pero dejé de prestarle atención y alejé mi mano para después avanzar varios pasos.
Me mezclé entre las personas mientras todas hablaban del increíble regalo que nos había hecho Elizabeth. Eran fuegos artificiales que daban término a toda nuestra gira, ahora solo debíamos concentrarnos en temas puntuales… en realidad ese sería el trabajo de Alex, el mismo que estuvo haciendo cuando me atrapó aquí. No tenía idea de lo que yo iba a hacer con todo este tiempo libre.
—Fue un gusto –dije cuando nos despedimos del último invitado. Al momento que entró a su auto, yo me giré para ir hasta adentro de la casa, no quería saber nada de gobernadores hasta el otro día, estaba cansada y ya estaba amaneciendo.
— ¿Viky? –estaba subiendo el primer escalón de mi libertad condicional cuando escuche a Elizabeth que estaba acompañada por Raúl y Alanna.
— ¿Si?
—Sé que es tarde, pero sería perfecto si pudieras darnos el informe de los últimos clanes que visitaron –tensé mi mordida, estaba cansada.
—No creo que eso sea posible –se adelantó mi voz favorita que estaba cerrando la puerta. Los tres vampiros que me querían explotar en trabajo se giraron a ver a Alex –ha sido mucho por hoy, Victoria acaba de llegar hoy y está cansada ¿cierto? –dijo mirándome, comencé a jugar con mis dedos detrás de mi espalda. Nerviosa y asustada, no es lo que debería hacer, debería entregar ese informe.
—Cierto.
Se quedaron mirando entre ellos por unos segundos, pero nadie contradijo a Alex, así que por lo visto, tendría mi merecido descanso.
—Buenas noches –agregué antes de subir por las escaleras y desaparecer de sus vistas.
Entré a nuestra habitación y caminé cansada hasta el espejo de cuerpo entero que había en una esquina y comencé a sacarme los pinches de mi cabello, había muchos.
Observé mi rostro, estaba cansada, no me había alimentado hace varios días y además estaba agotada mentalmente. Estar tantos días separada de Alex me había jugado en contra, pero por lo visto solo era yo la única afectada. 
Sonreí triste por un segundo y noté mis colmillos, aun no se me hacia costumbre tenerlos, eran un poco más grande que los que tenia de humana. Extrañaba tener que morder a alguien, estaba sedienta, pero podía soportar un poco más ¡como me hubiera gustado que morder a Alex no fuera en contra de las reglas!
Morder a la pareja no era del todo malo, era cierto que podía hacerlo sin que nadie se enterara, pero las consecuencias eran altas, si bebía de Alex, él se debilitaba considerablemente y después de lo ocurrido con John y Charlotte, no permitiría exponerlo de esa manera.
La puerta de la habitación se abrió cuando estaba sacando mi vestido. Me detuve cuando vi la mirada tan oscura de Alex.
— ¿Necesitas ayuda? –cerró la puerta sin problema y se acercó rápidamente hasta mí, tomó el cierre del vestido y lo fue bajando hasta que este cayó sin problemas. No miré su rostro a través del espejo porque estaba avergonzada, su mirada era demasiado para mí, aun me ponía nerviosa.
Mis parpados pesaron aun más cuando sus labios se posaron en mi cuello, mientras que sus manos rodeaban mi cintura, dejando que sus dedos acariciaran mi piel con suavidad.
— ¿Sigues enojada? –dejé mis manos sobre las de él. Ya no estaba enojada, era más bien un sentimiento de tristeza que no quería que siguiera, parecía como si hubieran pasado semanas desde que no veía a Alex, pero para él no había sido nada —¿Victoria?
—No, no estoy enojada.
—No pienses esas estupideces, claro que te extrañé igual –me giré a verlo, separándome de él.
— ¿Qué planeabas entonces? Ni siquiera me hablabas en tus pensamientos, durante cinco días, eso fue demasiado, luego espero que podamos tener un tiempo a solas y toda esta reunión logró que mi humor cayera tan bajo que no pude controlarlo ¿es qué te gusta verme angustiada por ti? –él me quedo mirando, sin decir nada, no podía ni averiguar qué pasaba por su mente ¡Era tan frustrante!
—Estoy acostumbrado a mantener mis pensamientos solo para mí.
—Bastante injusto ¿no? yo no puedo guardar nada de ti –miré hacia un lado cuando vino en un segundo una idea que estaba en mi cabeza hace meses.
—Victoria –tomó mi mentón y me hizo mirarlo –no estés triste, sabes que eres importante para mí.
—Sí, lo sé… pero tu trabajo como gobernador lo es más ¿no? –me alejé de él y fui caminé hasta donde estaba toda mi ropa, necesitaba un pijama.
—Te prometo que estaremos más tranquilos ahora, desde mañana tendremos días libres –aclaró muy seguro de sus palabras. Estaba apoyado en el marco de la puerta mientras me miraba con esos ojos tan negros.
—Estas mintiendo, Elizabeth esta aquí.
— ¿Y? le diremos a Alanna que la informe de todo, ella está siempre contigo, creo que necesitamos unos días de vacaciones ¿no? –mis ojos se abrieron sorprendidos al escucharlo ¿estaba hablando en serio?
—Debes encargarte de muchas cosas desde aquí, no puedes tomarte días libres.
—Soy el gobernador y tu mi esposa, claro que podemos hacerlo, delegaré algunos asuntos a Raúl y lo demás puede esperar, además debemos salir ¿no? puedo notar que estas sedienta.
—Mucho, es lamentable que aquí no hayan centros de proveedores.
—No somos muchos vampiros como para tener alguno, pero si quieres tenerlo.
— ¡No! –Dije adelantándome a su proposición –no harás un centro solo para mí, eso sería ridículo y polémico, no queremos problemas si recién hemos llegado a casa ¿no? –sonreí mientras elegía un pijama. Tomé uno color negro de seda, con plumas violetas impresas, tenía un escote en V, de tiras. Era muy lindo.
—Entonces estaremos libres desde mañana, supongo que tantos meses te han agotado ¿no? –me giré a verlo, sonriendo. Estaba hablando en serio.
—Nada lo arruinará ¿cierto?
—Nada –dijo muy serio, por lo visto esta vez me había entendido –permíteme –se acercó hasta mi y llevó sus manos a mi cuello, para poder sacar la cadena de trébol, la que se unía a mi pecho porque tenía extractos de plata.
Cuando la sacó me concentré en ver su mirada, estaba tan serio como siempre. Pasó su pulgar por mi piel, en la zona que quedaba la marca por el daño que provocaba la plata, aunque segundo después se regeneraba por mi nueva capacidad de sanación. 
Cuando guardó la cadena en la caja que correspondía se giró a verme. Recién en ese momento pude entender que estábamos juntos de nuevo, que estábamos solos y que nadie nos molestaría. Siempre había alguien con nosotros, ya sea aun vampiro importante con el que había que tratar o Alanna, que se encargaba de darnos nuestros itinerarios. En este segundo se me era extraño saber que habíamos regresado a nuestro origen, a nuestra casa, donde nadie nos molestaría.
Sonreí emocionada al darme cuenta que había regresado nuestra relación, solo nosotros.
—Ven a mí… —dijo con esa voz tan profunda, logrando hipnotizarme y que nada más me importara, ninguna de las dudas que tenía y ningún problema era trascendental cuando tenía a Alex solo para mí.
En un segundo me acerqué y de un salto rodeé su cadera para poder apoyarme y besarlo. Mis brazos rodearon su cuello mientras su lengua se unía a la mía, provocando que un gemido escapara de mi boca ¡Había pasado muchos días que no podía tenerlo!
Tiré de su cabello cuando sus manos fueron a mi trasero, para acercarme aun más a su cuerpo, desordené todo su pelo, me gustaba cuando lo llevaba natural. Aquel beso se volvió primitivo, como dos personas que ansiaban por estar el uno con el otro.
—Te extrañé tanto –susurré en su oído cuando él avanzó hasta nuestra cama, donde me recostó, quedando sobre mí. Mis piernas lo atrapaban sin darle oportunidad de escaparse. Mis manos mientras tanto acariciaban su cuello al mismo tiempo que sus besos lograban que todo mi cuerpo ansiara tenerlo por completo.
—Nunca más, amor –esas palabras solo fueron un afrodisiaco, siempre me llamaba de esa forma cuando estábamos solos o cuando estaba muy enojada con él.
— ¿Lo prometes? –me contestó besando mi cuello, dejando que sus colmillos rozaran levemente mi piel, lo que me hizo gemir, esa zona era muy sensible en mí.
Comencé a desabotonar su camisa, pensando en lo guapo que lucía hoy, aunque así eran todos los días, la diferencia radicaba en que no todas las noches o días era yo específicamente la encargada de desvestirlo, pero no quise pensar en lo ocupados que estábamos que ni siquiera teníamos tiempo para hacer el amor.
Volví a exigir sus labios mientras su cadera se movía suavemente sobre la mía, logrando que me impacientara ¡como le gustaba desesperarme! Siempre lograba lo mismo.
Sus manos fueron a mis pechos y sin preocuparse del broche, rompió mi sujetador, logrando que un nuevo gemido escapara de mi boca, más cuando sus labios atraparon uno de mis senos y pasara su lengua para después morder suavemente. Me removí bajo su cuerpo y mis manos como si tuvieran vida propia fueron hasta el botón de su pantalón para desabrocharlo y comenzar a bajarlo con la ayuda de mis piernas.
— ¡Alex! –gemí cuando sentí su erección entre mis piernas, lo único que nos separaba era nuestra ropa interior. Me era imposible no moverme con él sobre mí. Mis piernas ya no lo atrapaban con fuerza, sino que solo estaban en sus costados mientras atrapaba uno de mis pechos con su boca al mismo tiempo que se movía como si estuviera entrando en mi cuerpo.
Mi espalda se arqueó cuando él tomo de forma dominante mis manos y las alejó de su cuerpo, para apoyarlas al lado de mi cabeza, entrelazando nuestros dedos.
Sin embargo cuando pensé que las cosas iban perfectas, su celular comenzó a sonar. Detuvo sus besos. Lo miré con pánico en mis ojos ¿de verdad iba a contestar?
—Dame solo un segundo –dijo para sacar el celular de su pantalón. Me quedó mirando de pie al frente de la cama y sin más destrozó aquel aparato en su mano y dejó que cayeran los restos al suelo. Lo miré con la boca abierta, pero eso solo duró una fracción de segundo.
Me arrodillé en el final de la cama y lo acerqué a mí, rodeando su cuello con mis manos y volví a besarlo. Ahora con él de pie y yo arrodillada en la cama, no se le hizo difícil deshacerse de mis bragas, me daba lo mismo que las rompiera, tenia cientos y no me molestaba ir a comprar más, me gustaba cuando se mostraba tan desesperado como yo cuando estábamos juntos y habían pasado demasiados días separados como para darnos el lujo de ser pacientes.
Mis manos fueron a esos bóxers negros y me deshice de ellos de la misma forma mientras sus labios apresaban los míos, al igual como mi mano atrapaba su miembro y comenzaba a darle una suave caricia que lo hacía gruñir contra mi boca.
Con fuerza lo tomé de sus hombros e hice que quedara recostado en la cama, conmigo encima, besando su cuello para después ir bajando por su abdomen. Alex cerró sus ojos cuando me concentre en sus pectorales.
—Vittoria –gruñó tensando su mordida, dejándome ver como su cuerpo se marcaba aun más cuando se tensaba por mis caricias.
Mis manos fueron acariciando su pecho mientras mis ojos no dejaban de mirarlo, era irresistible ver los efectos de mis caricias en él. Tomé con seguridad su erección y pasé mi lengua por el glande. Sonreí al recordar que la primera vez que lo hice fue un fracaso, estaba tan nerviosa que no sabía qué hacer, pero como dicen, la práctica hace al maestro y ahora era muy buena en darle placer a Alex de esta forma.
—Mmm… —gimió de esa forma que me encantaba. Me miró cuando pasé mi lengua por toda su longitud. Le sonreí al ver eso ojos oscuros que brillaban producto de la lujuria –jugas conmigo  ¿no? –Su ceño fruncido, hablándome de esa forma, era irresistible para mi, así que sin más, para poder ver los efectos de mis caricias llevé su miembro a mi boca –Vittoria… —susurró dejando caer su cabeza sobre la cama mientras yo comencé a jugar con mi lengua. No podía cubrir con mi boca toda su erección, era demasiado grande, así que tuve que utilizar mi mano para tener ayuda. La primera vez que le di sexo oral, solo pensé que nunca podría haberlo hecho con otro hombre que no fuera él… y ahora seguía pensando lo mismo. Era un acto de entrega y confianza total y como yo lo ama con toda mi alma, era agradable hacerlo, yo era la responsable del placer que él sentía en este momento.
Después de unos minutos de escuchar los gemidos de Alex mientras él acariciaba mi cabello pude sentir que pronto iba a tener su orgasmo, pero él no tenía planeado terminar de esta forma, por lo que sorpresivamente me tomó de los hombros y sin más terminamos en suelo de nuestra habitación.
Su boca atrapó la mía con urgencia, sin darme tiempo de reaccionar cuando sus manos separaron mis piernas y entró en mi cuerpo sin mayores preámbulos. Logrando que un grito se escapara de mi boca.
— ¡Alex! –Apoyé mis manos en sus hombros cuando comenzó a embestirme profundamente, podía sentirlo por completo — ¡Dios! –dije cuando sus labios me liberaron un poco.
Apoyó su mano al lado de mi cabeza mientras que con la otra atrapaba mi trasero y me levantaba unos centímetros para que así pudiera penetrarme con mayor profundidad. Mi espalda volvió a arquearse. Todo mi cuerpo estaba ardiendo por su culpa, era como si no lo pudiera controlar, estaba a su merced.
— ¡Como te necesitaba! –dijo mientras se movía. Mis manos cayeron rendidas sobre mi cabeza mientras él seguía con sus arremetidas.
Cerré mis ojos con fuerza cuando volvió a acunar unos de mis pechos con su mano al mismo tiempo que su boca atrapa el otro.
—Alex… Alex –repetía una y otra vez mientras él entraba en mi centro de esa forma, tan fuerte, tan… primitiva.
—Eres mía, solo mía –dijo para mi sorpresa, aquellas palabras estaban demás.
—Claro que soy solo tuya –mis manos rodearon su cuello para atraerlo a mis labios y poder besarlo –no hay nadie a más… a quien ame –dije contra su boca.
El beso que me dio después dejó toda mi mente a su disposición. Su lengua se movía junto a la mía, tratando de dominarme, pero su cadera no siguió moviéndose contra la mía.
—Demuéstramelo… —sonreí cuando dijo aquello, siempre lo decía cuando quería que yo me moviera.
Rodeé mis piernas en su cuerpo y comencé a moverme, haciendo que él entrara en mí. Cerré mis ojos, absorta de todo lo demás, solo podía concentrarme en como provocaba que su erección entrara y saliera de mi cuerpo una y otra vez. Mis gemidos iban en aumento, solo faltaba un poco más para alcanzar mi propia liberación.
—Alex… yo.
—No amor, todavía no –lo miré con mi ceño fruncido. Alex amaba que nosotros llegáramos al clímax juntos, el problema era que siempre él tenia mucho más aguante que yo, así que su obsesión por ello lograba que sufriera una tortura de su parte. Una dulce tortura.
— ¡Alex! –Dije cuando comenzó a moverse en sincronía a mis propios movimientos — ¡ah! ¡Maldición! –se sentía tan bien que sentía que me faltaban más manos, que me faltaba todo para poder sentirlo de mejor manera.
Cuando estaba a punto de poder obtener mi orgasmo, él con rapidez me tomó entre sus brazos y salió de mi cuerpo para después recostarme en la cama, quedando con mi rostro apoyado en la almohada mientras el acariciaba mi espalda. Lo miré enojada por no dejarme obtener mi liberación, pero no me dio tiempo de decirle nada, ya que sin más, volvió a separar mis piernas y entró en mi cuerpo.
Aferré mis manos en el cobertor marrón cuando su cadera comenzó a chocar contra mi trasero. Me estaba penetrando tan profundo que pareciera que volvía a sentir mi corazón latir desbocado por todas las sensaciones que provocaba en mi cuerpo.
En la habitación solo se sentían nuestros gemidos y el choque de nuestros cuerpos, hasta que nuevamente él volvió a girarme como si fuera una muñeca. Volvió a besarme, pero esta vez más suave mientras su glande recorría toda la extensión de mi centro, concentrándose en mi clítoris y provocando que mis gemidos llegaran directo a su boca.
—Alex… —gemí por enésima vez. Sin previo aviso volvió a entrar en mi cuerpo, pero esta vez era la definitiva, sabía que no podría durar más y también sabía que él estaba en su límite.
Apoyó su cabeza en mi cuello cuando comenzó a moverse realmente rápido, mi espalda se arqueó otra vez, pero producto de la expansión completa de aquel fuego que formaba Alex en mí.
Grité mientras sentía sus gruñidos tan profundos en mi oreja, al mismo tiempo que él encontraba su propia liberación. Mis uñas se enterraron en su espalda cuando sentí su orgasmo.
Se quedó apoyado sobre mí unos segundos. Cuando mordí su oreja él levantó su cabeza para mirarme. Sus ojos se apoderaron de los míos con aquella mirada.
—Eres única para mí, lo sabes ¿cierto? –ese tono de voz que usaba para decirme que era única, siempre causaba que toda duda en mí, desapareciera.
Alex en todo este tiempo nunca me había dicho con palabras que me amaba, siempre eran miradas profundas en respuesta u otras palabras que me hacían entender que él correspondía a mi amor, pero de un tiempo hasta ahora, cada día me pregunto si llegará el momento que él me responda con la simple frase: te amo.
—Te amo –respondí a sus palabras para volver a besarlo.
Era claro que mi Alex aun desconfiaba de mi amor por él, temía que desapareciera con alguien o algo por el estilo, aunque él no me lo digiera, yo lo sabía. Después de un año de estar juntos, él seguía escondiéndose de mí.

Chan chan chan pequeñas mariposas originales que andan por aquí, ya... hemos vuelto a tener más sobre Alex y Viky, como ven aqui empezamos con todo, en cambio en la primera temporada, si que les costo llegar a la culminacion de su atraccion ¿no? Ahora ellos estan en una nueva etapa, que por el final de este capitulo, ya veran de que trata, este Alex no ha cambiado mucho :S tanto trauma sentimental xD Bueno, espero que les haya gustado, me han encantado los comentarios que dejaron en el capitulo anterior, ahi no puedo responder, pero ustedes saben que los leo y que ayudan mucho para seguir esta historia, ya que es más raro escribirla porque no tiene nada que ver con crepusculo, pero bueno, aqui estamos. Muuuchas gracias por leer :D

O______O me acabo de dar cuenta que de esta forma si se puede responder en el blog, estoy respondiendo sus comentarios debajo de cada uno :D 

Próxima actualización: 03 de Marzo ;D

19 Lectores:

  1. *------------------*
    no tengo palabras...







    *Kathy*

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  2. Estuve esperando toda la semana por este capítulo gracias me encantó como todos los demás me e leído todo lo que escribes pero nunca te había dejado un comentario pero ya comenzaré a hacerlo y felicidades por tu historia me encantan estos personajes

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  3. mi querida Dani......yo amo esta historia .....no se tiene un no se que me acalambra toda........jajjaja........sabes que sigo cada hist que creas.....pero esta es mi favorita....SIEMPRE.....:)

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  4. Mi Dios!!!
    Danii extrañaba a estos 2, juro q son la pareja perfecta. Pobre Victoria no le dan tregua a la pobre pero bueno ella se caso con MI (es mío pero se lo presto XD) Alex y si bn lo hizo por amor, también sabía q él es el jefe y tiene muchas responsabilidades. Esperemos q ya le den un poco de espacio para descansar y andar de mimosa cn su marido (q oye eso de q no les dejen tiempo ni para hacer el amor no es de Dios) q buena falta le hace. Mi Alex adorado es todo un serio pero la verdad no lo amaríamos de otra manera y ya muero por saber más de su pasado y de q va esa maldición.
    Mariposa gracias por darnos este capitulo.
    Te mando un beso y nos seguimos leyendo!!!!
    .
    .
    .
    Por cierto ¿es mi imaginación o hace mucho calo aquí? XD

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  5. Oooook creo que progresaré de mi estado de larva defectuosa y haré mi mayor esfuerzo por dejar comentarios en cada capítulo =) ... Es simplemente fantástico!!! Victoria a pesar de convertirse en vampira no ha cambiado su personalidad, me encanta XD y Alex, ay! Alex, a él lo amo desde la 1º temporada, así que mis comentario no valen por la subjetividad de ellos XD... como sea, a esperar hasta el 3 de marzo =) ... Saludos y éxito en tu nueva etapa de escritora sólo de originales, que con seguridad lo harás excelente =)

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  6. Me encanta, ahora si qe empezamos con todo! jajja me encanto, todo, qe comenzaras con la secuela d tu historia original. Aca seguiremos contigo mujer, escribes increible y eso no va a cambiar :D
    qe puedo decir de este Alex, sigue igual, pero en un año no podemos cambiar toda una vida de desconfianza, Vicky tendra qe decirle a cada momento qe lo ama y si no qiere yo lo hago!! jajaja
    Esperando el 3 de marzo!! ya no qeda nada :D

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  7. Ooooh! Fileeeete e.e..porfiin sabemos algo de alex! Excelente! Me encanto! Espero un proximk capitulo y a ver que nos depara esta historia jajja xd
    ~°Arthemiis°~

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  8. dios mujer... es ke ese ombre no aprende ni con un año de casado???
    un simple te amo... mmm o sera ke tiene ke ver algo con la maldicion lenardi??? mmm puede ke si dice te amo ...mm cosas malas sucedan???
    dios me tienes intrigada mujer...
    a parte Alex esta cm kiere... y tiene duracion :Z akjakajkajaka
    bueno... eso si ke es riko!! no lo crees??
    puxis... cuando vendra la proxima actu?? no me digas ke los aras todos los domingos xq ya no tienes ke lidiar con tantas istorias simultaneas!!
    auqnue aora aparece marzo en la escena y pare de contar u.u
    dios... intrigas intrigas intrigas...

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  9. me encanto este cap espero que alex y vicky sigan juntos

    besos

    maru

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  10. Me encantaaaaaaaaaa!!! Así que Alez conocio a Victoria en vidas pasadas, algo debio haber pasado para que no sienta una confianza total. Bueno, eso creo yo.

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  11. Dicen por ahí que una acción vale más que mil palabras, así que quisa Alex no se esconde de Viky y sea de lo que le gusta más demostrar que hablar... ya me mostrará más adelante Alex y Viky sí tengo razón o me equivocó.
    Confirmado esto está buenísimo.

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  12. dios esta historia cada dia me fascina mas... quiero saber que sucedera ahora que victoria es la gobernadora a que retos debera enfretarse... alex sera capaz de confesar su amor...

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  13. me encanto...!!!! ya quiero leer mas de esos dos...

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  14. q geniallll ;D me lei la primera temporada rapidisimo me encanto esta historia ;D

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  15. Al fin, ya extrañaba a ese par espero y Alex pueda abrirse por completo a Vittoria. Me hubiera gustado que pudieran beber entre ellos :)

    Y pobre Ezequiel extrano a Javier, espero y encuentro un humano no me gustaría que quede solo.

    Danii excelente capitulo, gracias por compartirlo con nosotras. Se te quiere <3 :D

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  16. apenas leyendo el capi uno...puedes creerlo?espere durante meses para leer acerca de Alex y apenas tengo tiempo¡¡¡va a ser dificil que se sepa la verdad sobre la maldicion de Alex?o que el le diga a victoria??
    pobrecito de Ezequiel...dejandolo para que ahoge sus penas en sangre..(XD)
    seguire leyendo dany¡¡adoro esta historia¡¡

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  17. encuentro que mi primer comentario fue tan ... nada!!
    jajoajjoaa y es que habia esperado tanto para poder leer este primer cap y fue sencillamente ... *------*
    muy , muy lindo aun que a veces pierdo un poco el raciocinio amo a esta pareja como a ninguna que eso no te qepa duda :D
    oh! y ya te lo habia dicho esa imagen que usaste es ... taaaaaan de ellos :3

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    Respuestas
    1. Estabas simplemente sin palabras Katy...es comprensible

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    2. Oh! No me había dado cuenta de esto Abi (ya que esto no avisa nada xD)

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