Capítulo 3
“Noche de terror”
Abrí mis ojos por la luz que se colaba a
través de la ventana de mi habitación, me molestó, entraba directamente a mi
rostro.
Me dolía la cabeza y todo mi cuerpo se
sentía como si tuviera una gran resaca, siendo que no había bebido ni una sola
gota de alcohol. Moví un poco mis piernas y mis caderas sufrieron bastante con
ese movimiento, ya que fue como si me hubieran golpeado toda la noche. Levanté
la sabana y me vi completamente desnuda, al verme en ese estado todo volvió a
mi memoria.
—
¡No! –Dije tratando de zafarme de sus manos, pero era imposible, este Monstruo
era mucho más fuerte que yo –por favor…aléjate –tomé su muñeca que sujetaba mi
cuello, pero no pude hacer nada, me seguía presionando contra la puerta; sus
ojos rojos que me miraba sin pestañar — ¡me duele! –grité más fuerte, por si
algún vecino me escuchaba, pero era caso perdido, la persona más cerca que
tenía vivía en el piso de abajo.
—Silencio
–su voz era ronca y me asustó a tal extremo que obedecí, parecía muy molesto.
Su agarre se suavizó un poco, pero no me soltaba.
Comencé
a temblar cuando sentí que su otra mano llegó a mi cadera, al costado
izquierdo, tocando mi piel de una forma poco apropiada. Su tacto era demasiado
frío contra la temperatura de mi piel. Su mano comenzó a perderse bajo mi
camiseta negra.
—
¡Para por favor, no! ¡Para, para! ¡Debajo del sofá hay dinero!...esta todo, no
hay joyas ¡para! –sentí como su mano rodeó
uno de mis pechos.
Las
lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas.
—No
necesito dinero –susurró más cerca de mi oído –te necesito a ti –pasó su nariz
por mi cuello, haciendo que temblara aun más mi cuerpo por el miedo.
—Para…por
favor.
—Shhh
–dijo haciéndome callar –luego estarás llorando y ni siquiera va a ser de
dolor, niña –comencé a sollozar en silencio –ahora déjame ver como estas —no
suavizaba el agarre sobre mi cuello y yo no podía dejar de mirarle sus
terroríficos ojos.
Su
mano comenzó a recorrer mi pecho, de tal forma que pareciera que lo tuviera
permitido. No podía parar de llorar y todo empeoró cuando atrapó con sus dedos
mi pezón y comenzó a presionarlo.
—No
—dije con un grito ahogado por su mano en mi cuello, pero pude sentir como se
reía, era una risa ronca, malvada. Comenzó a levantar la camiseta por completo,
dejándome expuesta ante él.
Inesperadamente
sentí como algo húmedo envolvía mi pecho, tirando con sus dientes aquel pezón
que había sensibilizado con sus dedos.
—
¡No! –le grité tratando de luchar.
Comencé
a tratar de pensar en cómo salir de su agarre, pero mi corazón no me dejaba, el
maldito estaba logrando que mi cuerpo reaccionara a lo que estaba haciendo
conmigo, sin poder manejarlo.
No
sabía cómo escapar de él hasta que llegó una idea a mi cabeza y sin pensarlo
mucho flexioné mi pierna izquierda con todas mis fuerzas. Saqué de él un
gruñido profundo de dolor cuando le di en su entrepierna. Soltó mi cuello y se
apoyó en la entrada.
Corrí
hacia mi habitación ¡odiaba que esta no tuviera puerta! Mi departamento era de
solo un ambiente, gigante, solo había una habitación donde estaba el baño y la
otra donde estaba mi armario.
Tomé
mi teléfono que estaba en la mesa de noche, pero al marcar el número de
emergencias no alcancé a realizar el llamado, ya que ese Monstruo arrancó de mi
mano el aparato, rompiéndolo en cientos de pedacitos.
Me
tomó del brazo y me arrojó a la cama, de verdad pensé que me iba a sacar el
brazo.
—
¡No! –Grité haciendo temblar mi garganta –basta….no te he hecho nada.
—Has
hecho y bastante –dijo de pie a un lado de la cama mientras yo me alejaba de
él, quedando en una esquina de esta, con mis piernas flexionadas –esa maldita
sangre que llevas —escuché como gruñía ¡Demonios! ¡No lo podía ver! –no la
pienso perder de nuevo, eres exquisita.
—
¡Dios! ¿Qué eres? –no podía ver nada ahora, solo su voz era mi guía y a veces
unos ojos rojos que se movían alrededor ¡era muy rápido!
—
¿Qué crees que soy? –miré a mi lado asustada al sentir su voz en un susurro por
mi izquierda.
—
¡Vete! –dije apenas en un murmullo, aunque deseaba gritarle.
—Hoy
serás mía y te marcaré como tal para que nadie se atreva a tocarte –pude sentir
la presión sobre la cama, se estaba subiendo.
Me puse de pie antes de que fuera tarde, pero
justo cuando iba a alcanzar mi objetivo y escapar, él tomó mi pie y me acercó,
haciéndome caer, quedando sentado sobre mí, pero sin apoyar todo su cuerpo
sobre el mío. Pude sentir que tenía su torso desnudo.
—Para…por
favor —dije empujándolo, pero él gruñó.
—No
llores, así no es entretenido –comencé a golpearlo contra su pecho, pero era
inútil, su piel se sentía como de piedra — ¡he dicho que basta! –Rugió
enfadado, pero no me callé, todo lo contrario, era mi virginidad y dignidad la
que estaban en juego, así que comencé a gritar con todas mis fuerzas –te
callarás por las buenas o por las malas –dijo llevando su mano a las mías,
tomándolas y dejándolas sobre mi cabeza.
—No
lo hagas, por favor…no me ha… —no pude terminar lo que estaba diciendo porque
sin previo aviso el Monstruo plantó sus labios sobre los míos, haciéndome
callar.
Me
quedé inmóvil, sus labios eran tan fríos comparados con los míos y el clima no
ayudaba en nada, ahora parecía como si él fuera un tempano de hielo. Sin
embargo algo sucedió en ese preciso segundo cuando comenzó a mover sus labios
contra los míos, mi corazón empezó a latir rápidamente, a tal punto que sentí
que mi cabeza comenzaba a girar despacio en la oscuridad que me rodeaba.
–No… —dije ahora a penas en un susurro. Mi
corazón dio un vuelco al sentir su lengua pasar por mi labio inferior al mismo
tiempo que su mano libre se metía por debajo de mi camiseta de nuevo…yo no
podía hacer nada, me quedé quieta, sintiendo como él solo con ese beso se iba
robando toda mi voluntad ¿Qué tipo de demonio era este desconocido?
Comenzó
a recorrer mi boca con su lengua, en un momento gruñó, supuse que esperaba una
respuesta de mi parte, pero me estaba robando todas las energías con sus
labios. Presionó su boca contra la mía y soltó mis manos, las dejé ahí, en el
mismo lugar. No podía creer lo que
estaba haciendo, la forma en que me estaba comportando ¿mis manos liberadas y
no era capaz de golpear a este ser?
Sus
dientes se apoderaron de mi labio inferior y lo tironearon levemente para
después volver a presionar contra ellos.
—Elizabeth
–gruñó contra mis labios, pero aun seguía en estado de shock, concentrándome
solamente en sus labios, estaba logrando que mi sangre comenzara a hervir,
jamás había sentido algo así. ¡Me estaba volviendo loca! ¡Era un psicópata en
mi habitación tratando de violarme!
Me
besó más bruscamente y recién ahí comencé a mover mis labios como respuesta,
despacio, sintiéndome horrible por estar entregándole alguna reacción a este
ser asqueroso. Sus manos fueron a mi
camiseta y la comenzaron a subir.
Con
mis brazos levantados no hubo problema para que la camiseta desapareciera, solo
quería volver a sentir esos labios de nuevo.
–Así me gusta –dijo contra mi boca mientras
sus manos ahora se apoderaban de mis pechos, masajeando cada uno a su antojo,
no podía creer que él estuviera provocando aquello en mi ¡un maldito
desconocido!...ni siquiera algún novio que tuve antes provocaba esto.
Mis
pensamientos desaparecieron cuando sentí que se alejaba de mis labios para
pasar su nariz por mi cuello, parecía que ¿me olía?
—Solo
un poco más —dijo más para sí mismo que para mí, segundos después rodeó mi
pecho izquierdo con su boca, haciendo que saliera un gemido más fuerte de lo
que pensé, automáticamente mis manos se fueron a su cabeza y en vez de alejarlo
como debería, hice todo lo contrario, lo acerqué más a mí.
Estuvo
algunos minutos haciendo que varios gemidos salieran de mis labios, porque su
boca estaba ahí. Ni siquiera quería pensar en lo que estaba haciendo o me
volvería loca.
Sus
manos fueron a mis pantaletas blancas y las comenzó a bajar, mientras que ahora
estaba devorando mi cuello.
—No
—dije entrando en razón gracias a sus frías manos en mi piel.
—Shhh…no
digas nada, ya todo va bien –su voz no me daba confianza ¡odiaba la gente que
no me daba confianza!...además esa maldita voz tan ronca ¡parecía un demonio!
—Yo
nunca —lo tomé del brazo e hice que me mirara, sus ojos rojos, tan profundos
hicieron que me dieran escalofríos.
—Lo
sé, yo me encargaré de ello –dijo muy pagado de sí mismo, pero no pude decir
nada porque sus labios volvieron a unirse a los míos, borrando todo rastro de
juicio en mi cerebro.
Su
mano comenzó a pasar por nuestros cuerpos, hasta que llegó a mi entrepierna,
haciendo que mi cuerpo temblara.
—Para…
—dije indecisa, no podía dejar que él me hiciera esto, no así, jamás pensé que
mi primera vez sería con alguien que no sabía siquiera su nombre y que me
forzaría a estar en esta situación ¡menos sin poder ver su rostro!
—Cállate
de una vez y no pienses —eso fue una orden.
¡Dios!…era tan desagradable, pero no pude
dejar de obedecerlo porque mi cabeza solo pensó en como él jugaba con mi
clítoris ¡Maldición! ¡Me estaba dejando llevar por lo que provocaba en mí! ¡Era
una fácil y loca por dejar que esto ocurriera y no seguir luchando!
—Ya
basta –dije sintiendo como mis ojos se llenaban de lágrimas, pero en vez de
parar introdujo un dedo haciendo que gritara, empezó a moverlo en mi interior
hasta que unos minutos después introdujo otro, provocando que finalmente mis
caderas fueran a su encuentro.
—No
quieres que pare ahora ¿ah? –dijo contra mi oído, succionando el lóbulo de
este.
No
dijo nada más, pero no pude controlar mis lágrimas, esto estaba mal y me iba a
arrepentir.
—Te dije que así no es entretenido –dijo
mientras yo seguía gimiendo y dejando que mis lágrimas escaparan.
Pude
ver como él rodaba los ojos y después besaba mis mejillas, secando todas mis
lágrimas. Volvió a hipnotizarme con sus besos hasta que tuvo que callar mi
grito cuando pude sentir como mis músculos se tensaban, atrapando los dedos de
este Monstruo y sintiendo como mi cuerpo entero temblaba bajo sus caricias.
Pude escuchar cómo rió suavemente.
Eso
se sintió magnífico, mi cuerpo entero se había estremecido producto de lo que
este sujeto estaba haciendo. Mi respiración estaba pesada y repentinamente
tenía deseos de dormir.
–Muy
bien…todavía no terminamos –dijo contra mi oído de nuevo. Se alejó de mí un
segundo y luego escuché como caían sus pantalones en algún lugar.
Me
sentí más nerviosa y me traté de alejar, pero él tomó mi pierna y me dejó donde
estaba. Cerré mis ojos al sentir como él separaba mis piernas y se ubicaba
entre ellas, a pesar de que traté de mantenerlas juntas. Sus manos ahora
estaban sujetando mi cadera para que no me moviera.
Sentí
como se comenzó a acercar, iba a perder mi corazón por el miedo, no podía creer
que iba a perder mi virginidad con este ser.
La
punta de su miembro acarició mi entrada y no pude controlar el gemido que salió
de mis labios. Ya no había vuelta atrás, estaba perdida y había sido culpable
de esto ¿Cómo caí ante el deseo? ¿En qué me había convertido?
—No
lo hagas tan…
—Silencio
¡Demonios! eres la peor persona para hacer callar, estoy tratando de
concentrarme para poder soportar esto ¡silencio!... relájate – ¿relajarme?
No
pude pensar en nada más, ya que sin más, en ese momento comenzó a entrar,
sentía una incomodidad increíble, era raro; siguió avanzando con cuidado,
escuché como él se quejó.
—Eres
demasiado… estrecha –dijo con dificultad. Traté de relajarme para que esto no
me doliera más de lo que ya dolía, pero lo sentía completamente. Era muy grande
o yo no me estaba relajando.
Segundo
después chocó contra esa membrana que indicaba que todo esto era nuevo para mí
y de un solo movimiento traspasó mi virginidad y dolió ¡como estar en mil
infiernos!
—
¡Ahhh! –grité a todo pulmón.
—Shhh…va
a pasar, silencio –tensé mi mandíbula para controlar el dolor, pero era
demasiado.
Él
se apoyó en mi hombro, esperando a que me acostumbrara, yo solo me apoyaba con
mis manos en la sabana, enrollándola para tratar de calmarme.
Se
movió un poco pero me dolió, me quejé y él no se movió de nuevo.
–Demonios,
me faltó prepararte más, aunque… –miré hacia un lado, no quería ver sus ojos,
pero después sentí como ahora se movía y sus labios llegaron a mi pecho de
nuevo, haciendo que mi cabeza comenzara a girar otra vez, pero no era tanto
como sus labios contra los míos.
Sabía
lo que él estaba haciendo, así que decidí que si esto terminaba antes, sería
mejor. Tomé su rostro y lo llevé al mío, para apoderarme con los ojos cerrados
de sus labios, él se quedó inmóvil por bastantes segundos, hasta que tomó mi
cuello y me acercó más a él.
Sus
labios se movían de tal forma, que parecía que a causa de ello él comenzó a
moverse en mi interior, entró por completo, ya que aún no lo había hecho.
Cada
una de sus embestidas eran bastante profundas, pero me fui acostumbrado, hasta
que segundo después me vi moviendo mis caderas para que pudiera ir más profundo
y con eso sus arremetidas comenzaron a ir más fuertes y más profundas.
Mi
cuerpo de inmediato fue respondiendo al suyo y mis piernas rodearon su cadera,
atrayéndolo. Podía escuchar sus quejidos contra mi oído, haciendo que me
volviera loca. ¡Dios! estaba enferma.
—Más…
—no pude evitar decir eso, me estaba sintiendo mal por lo agradable que era
esto, pero no lo podía evitar, el placer era demasiado y me estaba tomando de
improvisto, jamás había sentido algo así.
Él
comenzó a moverse más rápido y más rápido, solo podía estar concentrada en como
entraba y salía, hasta que mi vientre se comenzó a calentar de tal forma que
pensé que me estaba quemando, hasta que el latido de mi corazón llegó a mi
cabeza, hasta que mi respiración no era capaz de mantenerme tranquila y
finalmente sentí como mi orgasmo comenzaba a arrasar con todo mi cuerpo.
Sin
embargo en ese mismo momento, este… Monstruo, llevó sus dientes a mi cuello y traspasó
la piel en una mordida fatal, haciendo que mi corazón palpitara más fuerte y provocando
que mi cabeza se perdiera cuando un segundo orgasmo llegó a mi cuerpo, mientras
él bebía de mi sangre, dejándome en claro lo que era… un vampiro ¡un maldito vampiro
era lo que tenía sobre mí en este momento! ¡No solo me había mordido sino que
estaba bebiendo de mi sangre!
Traté
de llevar mis manos a su pecho para alejarlo, pero mis brazos estaban tan
pesados y esa sensación tan placentera seguía recorriendo mi cuerpo.
—No…
me mates –susurré a penas, pero él seguía bebiendo hasta que mis ojos se
cerraron por completo y solo pude escuchar un susurro de su parte.
—Oh…no
—dijo cuando se separó de mi –ahora tú serás solo mía”
Mis ojos se llenaron de lágrimas y me
cubrí con la sábana. Sin embargo al tomar mi cuello y recordar lo que el
vampiro me había hecho corrí al baño para ver cómo me encontraba.
Pude ver que mi cuello estaba de un
color morado, caí en un llanto histérico por recordar todo lo que había pasado
anoche. ¿Cómo diablos había accedido a eso? ¡¿Qué demonios iba a hacer
ahora?!....¿Eso fue real? ¿Que era él? Dios, esto tuvo que ser un sueño muy
real, nada más ¡diablos! Eso era imposible, tenía mi cuello morado en una parte
y además ¡desperté desnuda! ¿Iba a volver esta noche? ¿De verdad era un vam…?
¿Vampiro?
Corrí a la puerta y le puse los
pestillos, igualmente me aseguré que todas las ventanas estuvieran cerradas y
con seguro. Ese ser no iba a volver a entrar a mi casa, aunque pensándolo bien,
estos seguros no me iban a respaldar ¿Cómo entró anoche?
Llamé a Sophia y Jennifer, pidiéndole si
me podía ir a dormir con ellas hoy, pero ambas tenían planes para esta noche.
Me preguntaron si seguía teniendo visiones ridículas sobre Ojos Rojos y casi
comencé a llorar ahí mismo, tuve que
concentrarme para no hacerlo.
¿Qué iba hacer ahora?
Me cubrí con las sábanas y me ubiqué en
posición fetal, no quería que ese Monstruo me volviera a tocar y menos sentir
sus colmillos en mi piel.
Me quedé horas pensando en lo que había
sucedido, mientras mis lágrimas seguían cayendo. Desperté de ese estado cuando
noté que comenzaba a oscurecer, mis manos empezaron a temblar, no quería que
llegara la noche, ya no me sentía segura en mi propia casa.
El sonido del timbre me despertó del
estado en el cual me encontraba. Tragué saliva nerviosa, no creía que fuera él,
era imposible, no se atrevería a tocar el timbre. Me puse la bata y fui a la
puerta, abrí de inmediato al notar quien era.
— ¡Sophia! –dije abrazándola, ella se
quedó helada y poco a poco fue abrazándome.
— ¿Lizzie, estas bien? –Negué, no podría
decirle lo que había pasado, pero no le escondería que estaba en pésimo estado
anímico — ¡¿Qué paso?!¡¿Por qué lloras?!
—No lo sé –dije ahora separándome de
ella –estoy sensible… —ella me quedó mirando con esos ojos verdes
entrecerrados.
—Ese llanto es del tipo desesperado.
—No lo sé, de verdad… tuve un sueño
donde todos morían y acabo de despertar —ella enarcó una ceja.
— ¿Viste alguna película? –asentí.
—Una de terror –ella puso los ojos
blanco — ¿Qué haces aquí? –dije ahora secando mis lágrimas.
—Vine a buscarte, Damien tuvo que hacer
algo del trabajo…ve a bañarte ¿no querías ir a quedarte conmigo hoy? –marqué
una sonrisa de oreja a oreja y corrí al baño, tomé algo de ropa y me metí a la
ducha.
¡Esto era un milagro! así podría pasar
la noche tranquila, ahora buscaría un nuevo lugar para alquilar, no podía
seguir en este departamento nunca más.
Salí de la ducha con el cabello mojado y
completamente desastroso.
— ¿No te puedes arreglar un poco más?
–miré hacia afuera por la ventana, ya había anochecido. Miré a Sophia y negué.
No iba a perder tiempo en ese estilo de
cosas, de todas formas mañana no tenía que trabajar, lo que me podría servir
para buscar un nuevo departamento y para escapar de este lugar más rápido.
—Vamos –tomé mi bolso con las cosas que
mi linda amiga Sophia había preparado y salimos del departamento. Cerré con
llave, pensando en alguna solución a mis problemas.
Cada una se fue en su auto hasta la casa
de Sophia, vivía como a unos cincuenta minutos de mi edificio. Todo el camino
lo pasé con los nervios a flor de piel pensando que ese Monstruo podía volver a
atacarme en cualquiera momento, pero no pasó nada. Sonreí triunfante al darme
cuenta que tanto Sophia como yo, estábamos sanas y salvas.
Entramos a su casa, ella no tenía
departamento, decía que odiaba que no tuvieran un jardín y que parecieran
ratoneras.
—Ahora dime ¿Qué soñaste que quedaste
tan mal, Lizzie? –estábamos sentadas en el sofá, comiendo de un gran pote de
helado. Recién cuando lo vi me di cuenta de que no había comido nada y mi
estómago pidió que lo alimentara.
—Nada importante, creo que estoy más
sensible de lo normal –ella me quedó mirando sin decir nada por unos segundos
hasta que por fin la bruja de Sophia tuvo que salir a la luz.
—Estás distinta Lizzie –me seguía
mirando, como si así pudiera descubrir lo que de verdad había pasado. ¿Es qué
acaso tener sexo te cambiaba la expresión de la cara? es más probable que mi
expresión fuera postraumática debido al vampiro que había abusado de mí.
—No, estoy como siempre, quizás es
porque ando más desaliñada de lo normal –sonreí para despistarla.
—No, no es eso, estás rara, cambiada
–rodeé los ojos para quitarle importancia.
—No es nada Sophia, te estás volviendo
loca, creo que seguirás con tu título –ella sonrió.
— ¿Tienes hambre? –asentí, mi estómago
me estaba exigiendo algo de comida solida.
—Muy bien ¿te parece si hoy nos portamos
mal y pedimos una pizza? –sonreí ampliamente ante su gran idea.
—Feliz –dije finalmente.
La noche con Sophia se pasó rapidísima
para mi sorpresa, conversamos lo de siempre, Jennifer nos había contado hace
poco que tenía ganas de casarse pero el despistado de Arthur no entendía sus
indirectas.
También sacamos el tema de que no vemos
hace siglos a Nathalie y Robin, esos dos eran solo trabajo; hace un año que se
habían ido a vivir juntos y hace dos años que tenían un pub, en cada visita que
les hacíamos tenían miles de planes que contarnos sobre como harían surgir más
su negocio, ya que era uno de los más nombrados de Chicago.
—Creo que es hora de dormir ¿lo harás
conmigo o irás a la habitación de huéspedes? –negué.
—Contigo, además hace frío –mentí.
Sophia sonrió como siempre.
Fui al baño para lavar mis dientes y
ponerme el pijama. Sophia había sacado mi pijama de verdad, ese de la camiseta
del toro rojo era mi preferida porque era cómoda, jamás la volvería a usar.
Ahora tenía mis pantalones cortos y camiseta con tiras, color azul, de seda,
era lindo, me lo había regalado Sophia hacía ya tiempo.
—Bueno, que descanses Lizzie –dijo
Sophia girándose para quedar más cómoda en la cama.
—Buenas noches Sophia –me giré hacia el
lado de la ventana y cerré los ojos para no ver a través de la cortina, ya me
imaginaba que iba a aparecer una sombra gigante. Gracias a Dios nunca fue así.
Me comencé a mover inquieta en la cama,
tenía calor, no sabía qué hora era, pero al abrir mis ojos noté que aun era de
noche.
—Lizzie…deja de moverte, si quieres ir
al baño no seas floja y anda –dijo Sophia soñolienta –algunas tenemos que ir a
trabajar mañana.
Le hice caso a pesar de que no tenía
ganas de ir al baño, llegué a este y decidí ir a dar una vuelta a la cocina por
un vaso de agua, quizás así se me quitaba el calor, me estaba incomodando.
Prendí todas las luces mientras iba
avanzando, no quería volver a andar en la oscuridad desde lo sucedido ayer.
Entré a la cocina y saqué un vaso del
mueble, lo llené de agua y me lo tomé de un trago. Me sentía rara, llevé mi
mano a mi cuello y recién ahí me di cuenta que Sophia no me había dicho nada
sobre el color de este ¿habría desaparecido? No lo creo, era demasiado notorio,
pero ella me hubiera dicho algo.
Decidí ir al baño para poder ver mejor
mi cuello. Apagué la luz de la cocina y me fui por la sala hasta apagar la luz
de esta e ir al baño, pero al momento de hacerlo, un escalofrió recorrió mi columna y en un segundo sentí como unas
manos se apoderaban de mis brazos y me plantaban en contra de la pared.
—No grites o sino tu amiga pagará las
consecuencias –dijo en mi oído, haciendo que mi respiración comenzara a
aumentar su frecuencia por… ¿miedo? –Así que pensaste que podías escapar, aun
sabiendo que ahora eres mía.
¡Dios! estaba perdida.
jjajaja ahora me gustaria saber que opinan de estos hechos en el mismo personaje pero con otro nombre, para ver si influyó que haya sido nuestro Edward Cullen o no xD
Como habia dicho antes, siento que es una historia completamente nueva. A mi parecer el cambio de nombre influye un monton ya que en mi cabeza es una persona completamente diferente
ResponderEliminarpara mi, aún esta el recuerdo de edward (vikingo) en esta historia pero creo que es sólo porque viene empezando. Ya con más capítulos me acostumbrare más a Max. Es tan potente el personaje que creaste dani... joder! me eriza la piel leerlo xD jajajaja es genial volver a leer esta historia, la memoria es frágil y uno se acuerda de pocas cosas (la edad/viejazo) asi que estará entrete volver a conectar con la historia original <3 Saludos! Patty D.
ResponderEliminarAyyyy no... bueno, por lo menos ahora está Sophia, pero Lizzie debe protegerla... sabemos que Max es totalmente capaz de hacer lo que sea para que ella esté con él, así no quiera!!!
ResponderEliminarBesos gigantes linda!!!
XOXO
Espero no decepcionarte...pero no, el hecho de que cambies el nombre de estos personajes no influye en nada en mi, yo adoro esta historia, solo tengo la duda de si poder seguir llamándolo Vikingo....ese apodo me gustaba.
ResponderEliminarEn fin, respecto al capitulo, me acuerdo que cuando comence a leer esta historia en ff ya ibas como en el capitulo 10 entonces pude ir leyendo de corridito, fue un martirio tener que esperar de ahi en adelante,ahora...Max recuerdo una polémica que hubo hace un tiempo respecto a porque las lectoras adorábamos a personajes como el...con un genio de los mil demonios, la verdad no lo se, pero tiene algo que me encanta, Elizabeth...Liz la adoro, pero pobre ingenua pensando que un VAMPIRO no la iba a localizar donde fuera que ella escapara, en fin, ahora muchas cosas tienen sentido respecto a detalles del vikingo como eso que dijo "no la pienso perder d enuevo" aaa que cosas, bueno ya empiezo a divagar asi que mejor lo corto aqui.
saludos¡¡¡
Aaaaashhhhhh y pensar qe este ser al rato se rinde
ResponderEliminarEska
Ask era verdad
Sinceramente en un principio es algo horrible (en mi opinión si influye un poco que fuera EC) pero despues Max tiene unas actitudes que hace u tanto difícil odiarlo...
ResponderEliminarEn fin muy bueno!