Disclaimer: Ninguno de estos personajes me pertenece, sino a que son de Sthepenie Meyer.
Destrozada
Cerré
los ojos, respire profundo y me concentre en sentir la brisa del mar que
desordenaba mi cabello. Mi corazón se acelero al traer imágenes de él, me era
inevitable, aunque haya tratado de olvidarlo, era imposible, Edward Cullen
jamás podría ser olvidado.
—Bella…
—se acerco a mí y entrelazo su mano con la mía. Sonreí, el dolor de mi corazón
se fue al instante de sentir el calor de su piel.
—Dime
Jacob –abrí los ojos y me encontré con su mirada preocupada. Siempre la tenía
cuando me descubría pensando en personas que no deberían tener ese privilegio
en mi mente, personas que no valían la pena.
—Y
yo que pensaba que lo estabas olvidando –baje la mirada triste. Jacob me había
dicho que yo le gustaba hace más de tres meses, le dije de inmediato que no
tuviera ilusiones conmigo, que yo no estaba en condiciones de estar con nadie,
pero él era tan insistente, su respuesta había sido “Esperare lo que sea necesario” realmente me estaba dando mi
espacio, solo era mi amigo y me estaba apoyando –ha pasado más de un año –dijo
atrayendo mi atención.
—Lo
sé…
—Él
no se merece lo que estas sufriendo Bella, Edward Cullen, no se merece nada de
ti –solté su mano y mire hacia el mar, estaba atardeciendo, el sol
escondiéndose en el agua me desconectaba de extrañar tanto ese ser sobrenatural.
Dios, como lo odiaba.
—Lo
sé –respondí a Jacob.
—Entonces
ya es hora de que vuelvas a ser la Bella que eras antes… —negué.
—Eso
es imposible, y lo sabes Jacob.
—Bella….yo
sé que ahora que estas en la Universidad…puedes encontrar a quien desees, pero
yo…yo estoy aquí para ti, déjame hacerte feliz –suspire, siempre lo hacía
cuando él comenzaba a hablar de ese modo.
—Jacob
–dije mirándolo –Yo quiero tu compañía, porque eres mi amigo, no por sentir
algo más…ni siquiera sé si pueda llegar a sentir algo de nuevo, por
cualquiera….
—Dame
una oportunidad… —dijo mirándome triste. Negué, esto era un caso perdido y lo
que estaba provocando era que Jacob no se diera cuenta que podría tener a su
imprimación al lado y no se daría cuenta, porque es un testarudo que se están
enfocando en mi, era un lobo demasiado terco
–Bella… —a pesar de amar a Jacob, como mi mejor amigo, esto tenía que
cortarlo de raíz, no era sano para él y no iba hacer una egoísta que lo iba a
tener al lado, sabiendo que él no me miraba de la misma forma que yo lo hacía.
—La
otra semana vuelvo a clases...y no sé si vuelva, estuve hablando con Charlie y
bueno…comenzare a trabajar, así que creo que me quedare en Chicago…
—Ese
tema no tiene relación con lo que te estoy diciendo –Jacob tomo mis manos y me
miro serio.
—Lo
tiene y bastante….no pienso seguir con esto Jacob –dije alejando mis manos de él
–no seguiré permitiendo que tengas ilusiones conmigo, eres mi amigo y eso será así
para siempre….este es el adiós… —dije dando un paso hacia atrás.
—Alto…¿estas…?
—Estoy
terminando con esta amistad…no quiero seguir manteniéndote en pausa…
—Bella,
creo que esa decisión no es tuya, es mía, yo manejo mi vida, no tu… —lo quede
mirando soportando ese dolor en mi estomago de nuevo. Esos habían sido mis
pensamientos cuando Edward me había dejado.
—Jacob,
no me has escuchado a lo largo de estos meses –tome mis manos nerviosas por
tener que hacer esto –entre nosotros no pasará nada…y tú no estás pensando en
mi como tu amiga, no lo niegues.
—¿Es
que acaso hay alguien más? –sonreí triste.
—Siempre
hay alguien más y lo sabes…. –el tenso su mandíbula, furioso.
—Solo
te has enamorado de una ilusión Bella, eran solo sueños, viendo que él era casi
como un Dios, ese mismo chupasangre solo te dejo porque se canso de ti, se
aburrió –dijo mirándome fríamente. Esquive sus ojos oscuros, él tenía razón,
Edward me había dejado porque se canso de mi, pero…aun así no lo podía sacar de
mi mente.
—Eso
es correcto, pero que lo digas no lograra que me sienta diferente a ti.
—¡Solo
te estás negando a darme una oportunidad! –tome aire, tratando de ver si así
tomaba fuerzas.
—No
quiero hacer esto, escuchar cómo me gritas y te enojas….solo he venido aquí a
mi última visita Jacob, siempre te veré como mi mejor amigo.
—Al
que estas abandonando…por alguien que no está cerca de ti…te vas arrepentir
Bella, tu ni siquiera me diste un tiempo para…
—Jake…
—dije notando que él no me había escuchado durante este tiempo –yo no estoy
hablando de oportunidades, yo no te puedo dar eso, porque estoy destrozada…no
importa si eres el mejor hombre del mundo, yo lo amo a él.
—¡Él
no se merece eso! –dijo levantando la voz considerablemente, pero segundo
después me quedo mirando arrepentido por eso.
—Pero
lo tiene….no lo puedo evitar –mire hacia el mar y el sol ya estaba
escondiéndose por completo, el cielo estaba rojo –Lo siento –me gire y me
apresure en salir de al lado de Jacob. No
me voltee a verlo y el tampoco me siguió, lo que me tranquilizo
bastante.
Subí
a la Chevrolet y salí de la Push lo más rápido que pude, lo último que vi de
Jacob es que me miraba sin expresión alguna en su rostro, lo había traicionado
y herido, pero realmente era necesario, no era sano lo que ocurría entre
nosotros, sobre todo para él.
Me
fui en un completo silencio por la carretera a Forks, mirando como los arboles
estaban a los lados de la carretera y como unas nubes más allá, sobre el
pueblo, me indicaban que estaba lloviendo.
Todo
el trayecto me fui convenciendo de lo que había hecho con Jacob era lo mejor.
Sam había hablado conmigo y me confeso de que estaba preocupado por él, porque
solo pensaba en mi y lo triste que siempre me veía, en cómo encontrar una forma
de animarme, en cómo me podía conquistar. En su vida no había otro tema que no
fuera yo, por un momento pensé que podría ser su imprimación, pero Sam me dijo
que ese sentimiento es reciproco y de eso era algo que estaba segura, yo no
estaba enamorada de Jacob Black.
Estacione
la camioneta al frente de esa mansión blanca, con jardines impresionantes,
autos maravillosos y propietarios que te dejaban los pulmones sin aire de tanto
suspirar. Esa mansión ahora solo era la prueba de cómo me sentía por dentro.
Sola, vacía e insegura.
Sonreí
al recordar cómo era todo el año pasado, antes de que viniera mi cumpleaños,
como yo era feliz con Edward y como todo se arruino en un cerrar y pestañear de
ojos.
Me
acerque a la puerta y abrí con cuidado. Nadie venia para acá, pero no por eso
no me las había ingeniado para entrar aquí. Pase tranquilamente por la sala que
estaba vacía, como toda la casa, lo que me hacía sentir cada vez peor. No era
como si venir aquí, fuera quitando el dolor que sentía, sino que lo iba
aumentando, alejándome cada vez de todo lo que involucrara tener una relación
normal o una vida.
Tome
segura la manilla de la puerta y abrí la puerta. Por un momento me imagine que
lo que estaba viendo era la habitación de Edward, exactamente como la vi por
primera vez, pero al abrir los ojos, solo pude ver la realidad. Todo estaba
completamente vacío, como si nadie hubiera vivido en este lugar. Había entrado
solo tres veces aquí, a su habitación, pero no estaba ni cinco minutos cuando
sentía ese hoyo en mi pecho y comenzaba a faltarme el aire, si, aquello era
patético.
Entre
con cuidado. Este día no era solamente para despedirme de Jacob o de Charlie
luego de terminar mis vacaciones de invierno, sino que también era hora de
decirle adiós a Edward Cullen. No lo podría olvidar, pero esto ya estaba
pasando los límites establecidos en los post—rompimientos entre novios, esto se
estaba convirtiendo en algo ridículo y yo iba a seguir con mi vida o por lo
menos, ya tenía un plan.
Entre
con cuidado y fui dando cada paso con cuidado, quería poder guardar esto en mi memoria
para siempre, para que este recuerdo, me hiciera volver a la realidad cuando
sentía una mano fría en mi mejilla por las noches, o cuando me sentía incomoda
cuando caminaba de vuelta a la habitación en la Universidad. Edward se había
ido y no iba a volver, ese era el pensamiento que tenía que tener claro, nada más.
Fui
hacia el lugar donde debería tener sus discos. Al pasar por ahí, mi pie se
hundió más de lo normal, comparado con mi reciente caminata. Mire hacia el
suelo y pise más fuerte y la madera se hundió. En un segundo estaba inclinada
en el suelo y comencé a mover la tabla para sacar lo que hubiera ahí, pero era
difícil, ya que este piso estaba hecho para que fisuras como estas, no
estuvieran.
—¿Qué
demonios…? –dije cuando saque la tabla, era solo un pedazo pequeño. Tome la
pequeña caja de terciopelo azul, que solo tenía un poco de polvo sobre ella y
la abrí –No… —era un maldito anillo de compromiso. Sentí como toda mi sangre
comenzaba a hervir de a poco. Maldito Edward, solo le gustaba jugar ¿Se iba a
declarar conmigo? Gracias al cielo se arrepintió de lo nuestro antes de tiempo,
ya que hubiera sido todo peor si esto se llegaba a completar. Tome el anillo y
lo guarde en mi bolsillo. Esto me serviría para recordar que tener lejos a
Edward, era mucho mejor.
Salí
como una fiera de ese lugar y llegue a mi auto y salí de ese recinto, sería la última
vez que Isabella Swan volvería a pisar este lugar.
Deje
casi la camioneta tirada en casa y entre echa como un huracán.
—Bella
¿Qué te sucede? –dijo Charlie, poniéndose de pie. Estaba mirando televisión.
—Me
voy antes a clases, ha sucedido algo, debo irme…
—Pero
¿hoy? ¿Es que ha pasado algo malo?
—Es
una oferta de trabajo, papá –mentí descaradamente. No quería pasar un segundo más
en Forks, esto era horrible y enfermizo, ya era hora de que saliera de este
lugar para comenzar a tratar de acabar con esto.
—Esta
anocheciendo… —levante los hombros quitándole importancia.
—Bella,
esto tiene que ver con…
—Con
que tengo una oferta de trabajo y me debo ir papá –el negó.
—No
seas así con tu padre Bella, puedes irte mañana, siempre hay trabajo para
estudiantes…no trates de matarme de preocupación, puedes irte mañana… —me quedo
mirando y entendí de inmediato que él sabía que yo mentía, lo que me hizo
sentir fatal. Me acerque como la mala hija que era y lo abrace. Se coloco rígido
completamente por esa acción que demostraba sentimientos.
—Esta
bien, me iré mañana… —dije cuando me separe y el volvió a respirar.
—Muy
bien…ve a descansar Bella, tu rostro no luce muy bien –suspire. ¿Por qué
demonios no puedo esconder lo que siento?...eso era sin dudas culpa de Jacob.
Al principio de que Edward me dejara, no tenia expresión alguna, luego comencé
a salir con Jacob y tampoco tenía expresión alguna, pero Jacob comenzó a tener más
confianza…y bueno, me comenzó a obligar a tener expresiones, porque
conversábamos bastante, el sabia todo lo ocurrido con Edward.
—Está
bien, buenas noches.
—Buenas
noches, hija –el me sonrió triste y decidí mejor dejar de ser una patética y
subir.
Lave
mis dientes y me aliste para dormir. Tome mi maravillosa pastilla para poder
descansar y por fin conciliar el sueño como lo hacía cada día y me metí en la cama,
para esperar solo unos minutos y sentir como mis ojos se iban cerrando hasta
entregarme por completo a Morfeo.
Ya
no sabía qué hora era pero sentí como algo frio pasaba por mi mejilla. Me
removí porque sabía que era mi cabeza la que me traía recuerdos de cuando
Edward pasaba su mano por mi mejilla y se sentía de la misma manera.
—Dejaste
a Jacob por mi… —abrí los ojos y suspire cansada, esto era completamente normal
para mi desde hace ya mucho tiempo.
—Eres
un maldito psicópata que se está metiendo en mis sueños…ya te fuiste, debes
dejar mi mente tranquila… —cada día por un año…bueno, no desde hace un año,
pero si desde hace seis meses, cuando comencé a tomar Zolpidem, lo que me permitía
dormir….y la maravilla de permitirme este tipo de alucinaciones.
—No
deberías tratarme así…
—No,
tienes razón, pero es inevitable, ya que estos sueños son la única oportunidad
para verte y gritarte –esquive su mirada preocupada —hoy encontré un anillo en
tu casa –el frunció el ceño levemente y esquivo mi mirada. Lucia exactamente
como lo vi la ultima vez, aunque sus ojeras estaban muchas más marcadas. Era un
Dios griego, con esa camiseta blanca y unos jeans, mirándome con sus ojos
negros, su piel pálida y suave –deberías irte…
—Y
tu deberías dejar de tomar estas –dijo moviendo mi caja de pastillas para el
insomnio. Trate de quitárselas pero evito que lo hiciera. Decidida me senté en
la cama –no te hacen bien –claro que no me hacían bien, si soñaba con él cada día,
aunque ese era un motivo para tomarlas.
—Y
tu deberías meterte en tus asuntos, como también deberías cazar, siendo mi
alucinación no te tendría en estas condiciones, aunque quizás –dije pensando
detenidamente –es un gusto que me doy a través de mi subconsciente –el sonrió,
curvando sus labios.
—Eso
quiere decir que me quieres ver sufrir ¿no? –lo quede mirando con el ceño
fruncido. Esa era una pregunta injusta.
—Es
lo mínimo, que sufras en mi mente por todo lo que me hiciste… —por sus ojos
paso una ráfaga de dolor.
—Sabes
que lo siento… —rodee los ojos.
—Eres
una alucinación, claro que no tomare eso en cuenta, es como mirarme al espejo y
pedirme disculpas… —cruce mis brazos mirándolo. La luz de la luna me daba la
vista perfecta de su rostro. Sin notarlo
me vi llevando mi mano hacia su piel, pero Edward se alejo. Gruñí frustrada,
siempre era lo mismo. Lo podía ver, lo podía escuchar, pero no lo podía tocar,
por lo menos yo a él, sin embargo el sí a mi –Hasta en mi locura tienes el
control –negué cansada de esto y me recosté de nuevo en mi cama –aunque si
tienes razón en algo…las dejare, te debo dejar Edward –me gire un poco y pude
sentir como se recostó a mi lado y se quedaba a mi lado, como antes, en esta
misma habitación lo hacía. Desde que había llegado a Forks hace tres semanas,
el había estado apareciendo en mis sueños cada día. En chicago no aparece muy
seguido.
—No
quiero que lo hagas –dijo apoyando su boca en mi oído. Debería tener pánico a
tener este estilo de visiones, pero era imposible, era lo más cerca que podría
tener a Edward y amaba estas pastillas mágicas que lo traían a mi memoria de
una forma increíble –Pero debes hacerlo…
—Lo
sé… —apoye mis manos en mi almohada para no tentarme a tocarlo, una vez trate,
lo que termino mal. Edward no me dejo hacerlo y además, no lo vi por un mes
completo.
—Hoy
me elegiste ante Jacob Black…
—No,
elegí la felicidad de Jacob antes que la mía…
—El
no te conviene, es un metamorfo Bella –rodee los ojos. Hasta en mis visiones
era un controlador.
—Y
tú un vampiro y mira como termine, debes tener razón, un vampiro me rompió el
corazón, quizás un metamorfo es aun peor…
—Él
es peligroso e inestable…. –lo quede pensando un momento, él no tenía razón.
—Estas
equivocado, Jacob jamás me haría daño…si no te conociera, diría que estas
celoso… —sonreí –aunque cuando supuestamente te conocía…te creí cuando me dijiste
que me amabas…eso fue todo mentira –el suspiro cuando escucho lo que le dije.
—No
he mentido Bella…yo te amo… —rodee los ojos.
—No
diré nada, es lo mismo que tus disculpas –me apoye más cerca de él. De verdad
estas pastillas eran demasiado fuertes, pero no quería dejarlas, era el único
momento del día o de la semana, donde me sentía tranquila, cuando Edward me
abrazaba y me acompañaba en la noche hasta que me volviera a dormir, me
mantenía cuerda…esa era la verdad, aunque suene irónico.
Edward
se puso rígido por un momento, completamente incomodo.
—Bella…
—dijo con un tono preocupado y nervioso.
—No
digas nada más, es una orden como dueña de ti, solo abrázame, ha sido un mal día
para mí–usualmente lo eran, pero este había sido especialmente malo, por Jacob.
—Lo
siento –dijo aferrándome más a él –lo siento de verdad…he sido un cobarde…y yo
te he quebrado, te he cambiado, todo por ser un maldito cobarde –cerré los ojos
con fuerza al escuchar eso.
—Si
fueras el verdadero Edward, y estuvieras diciendo esto, significaría que tú
igual estarías destrozado…
—Lo
estoy Bella… —me quede en silencio al escucharlo. Esto era enfermizo.
—Aun
así te amo…aunque sea en visiones… —sentí como se relajo al escucharme.
—Lo
sé y no me lo merezco… —no le dije nada, era verdad. Edward no se merecía nada
–duerme, amor mío –decidí que él tenía razón, mejor comenzaba a dormir en este
sueño para salir de él, quizás amanecía pronto o algo por el estilo.
Cerré
mis ojos y mi sueño fue aun mejor, durmiendo tranquila en los brazos
imaginarios de Edward.
Desperté
y mire al lado de mi cama para ver si tenía a Edward junto a mí, pero no, el nunca despertaba junto a mí,
porque él nunca había dormido a mi lado.
—Tonta
Bella –dije negando. Tome la caja de pastillas que estaban en mi mesa de noche
y suspire, aun no estaba lista para dejarlas, pero debería hacerlo y pronto,
tienen efectos secundarios importantes.
Deje
todo en el bus y quede mirando a Charlie que me miraba triste.
—No
deberías hacer esto…
—Me
quiero ir…ya no doy más aquí y lo sabes, han sido unas largas tres semanas –el
asintió triste.
—Agradezco
que vinieras por mi –sonreí.
—Papá,
claro que no te dejare aquí solo para siempre, solo que bueno…no creo que pase
las vacaciones completas aquí.
—Entiendo…muchos
recuerdos –Charlie no era de hablar
mucho de lo que me estaba pasando pero entendía todo lo que ocurría en
mi vida, relacionado con Edward, el efecto que había dejado en mi.
—Así
es…te quiero –dije abrazándolo, el respondió esta vez.
—Yo
igual te quiero hija, que estés bien –me separe de él y le di un beso en la
mejilla.
—Nos
vemos…adiós.
—Adiós
Bells –me gire y me dirigí hacia la entrada del bus.
—¡Bella!
–escuche una voz que no era de Charlie. Sonreí al ver a Jacob que venía
corriendo hacia nosotros, paso por el lado de Charlie y no lo tomo en cuenta
sino que vino directo hacia mí. Charlie hizo una seña y se despidió, sabiendo
que esto era complicado.
—Jacob,
no hagas esto…
—Me
quería despedir…solo eso –dijo triste, pero sonreí.
—Gracias
–dije empinándome y abrazándolo.
—Te
quiero mucho… —él me abrazo más fuerte.
—Yo
igual –me quede así unos segundos hasta que el chofer me dijo que me apresurara.
Nos separamos y levante los hombros sin nada más que hacer –Adiós Jacob… —él me
quedo mirando y sin previo aviso, me tomo de mi cuello y me acerco a su rostro.
Plantó sus labios contra los míos, yo me
quede helada, sin poder responderle, y él lo entendió.
—No
te podía dejar ir sin hacer esto…ahora sí, adiós Bella –dijo mirándome triste.
Yo me quede mirándolo sin saber que decirle, me había sorprendido.
—Adiós…
—dije entrando al bus para salir por fin de Forks. Mire a través de la ventana
y Jacob estaba ahí, me hizo una seña de despedida y el bus se alejo de
terminal, alejándome de todo mi pasado y de toda mi vida.
Era
de madrugada e iba caminando por el campus para llegar a las habitaciones de la
Universidad. No había nadie, hacia frio y me comencé a asustar, por lo que
apresure el paso para llegar pronto a los edificios. Ya no buscaba el peligro
como meses atrás, pensando en que Edward me podría salvar.
Entre
a la habitación y esta estaba vacía, claramente Carla estaba de vacaciones con
sus padres. Deje mi bolso de ropa al lado de la cama y fui a buscar un vaso de
agua al baño, lo deje en mi mesa de noche.
Me
cambie a mi pijama color azul, sin evitar recordar de quién era ese color
favorito.
Me
senté en la cama y suspire, sabía que esto no estaba bien, pero tampoco estaría
peor. Tome la caja de Zolpidem y saque todas las pastillas que quedaban en
ella. Había más de treinta.
—Lo
siento –dije pensando en mis padres, Jacob, Ángela, Mike, todas las personas
que estaban ahí para mi, las que me querían.
Fui
llevando a mi boca las pastillas, tomaba cada tanto un poco de agua para poder
tragarlas. Mis ojos estaban llenos de lagrimas, pero me convencí de que no iba
a llorar más por Edward, nunca más, el no se lo merecía.
Me
recosté con frio bajo los cobertores y me quede mirando hacia el techo hasta
que mis ojos se fueron cerrando de a poco, para siempre.
—¡¿Qué
demonios has hecho?! –dijo Edward mirándome enojado, al final de mi cama.
—Lo
que debí hacer hace mucho… —dije sentándome en la cama –esto es tu culpa, que
te quede claro.
—Lo
sé…sabes que lo siento –rodee los ojos.
—Tú
eres yo, eres parte de mi conciencia, deja de decir eso, porque es como si yo
lo estuviera diciendo.
—Bella…
—dijo mirándome triste y preocupado, pero no se movía.
—Se
acabo, por fin… —dije un poco más alegre, ya no tendría que seguir con mi vida.
Había pensando en hacerlo, eso era cierto, pero este era mi objetivo, seguir mi
vida, salir de Forks, para terminarla, acabar con ella.
—Te
pedí que no hicieras nada como esto, me lo prometiste –dijo con el ceño
fruncido.
—Yo
no lo habré pedido –dije sorprendida por su desfachatez –pero creo que
terminaras conmigo no era algo que deseaba, menos que me refregaras en mi
rostro que no me amabas y que no era suficiente para ti.
—Eso
es mentira Bella… —sonreí. Creo que mi conciencia no entendía que sabía que era
yo misma haciendo que Edward hablara de esa forma –yo te amo… —baje la mirada
triste, esto era cruel, de mi parte, provocar esto. Era enfermo y masoquista,
pero me era inevitable, era la única forma de sentirme bien, volver a sentirme
como antes.
—Yo
igual te amo –dije ahora mirándolo.
Creo
que siendo el último sueño de mi vida, él me permitiría que lo tocara. Saque
los cobertores y me acerque a Edward, él se tenso y dio un paso hacia atrás,
pero no se alejo más, lo que fue una buena señal.
—Jamás
te dejaría de amar, aunque quisiera —dije llevando mi mano a su rostro. Sonreí
al sentir su piel, era exactamente como lo recordaba, mi mente estaba haciendo
un buen trabajo.
Me
acerque más y cerré los ojos antes de poder sentir sus labios nuevamente,
sonreí al apreciarlos, tan suaves pero tan dominantes al momento de responder
el beso. Edward rodeo mi cintura y me acerco mas a él, haciendo que mi cabeza
comenzar a sentirse aturdida por todo esto, mi corazón se acelero de
sobremanera, no sabía si era por lo que estaba sucediendo o si mi cuerpo estaba
muriendo.
Con
cuidado me fue recostando en la cama, mirándome con sus ojos oscurecidos.
—Tus
ojos están siempre tan negros….y tu ojeras –dije pasando mis pulgares por esas
marcas.
—Estoy
muriendo contigo, solo es eso… —dijo para volver a besarme.
Quedo
recostado sobre mí, mi corazón ya estaba
a otro nivel de latidos, estaba latiendo desbocado.
Suspire
al sentir las manos de Edward por mis piernas, subiendo lentamente, como si de
verdad disfrutara sentir mi piel. Lo mire y él solo me miraba como siempre lo
había hecho, como si fuera lo único que había en el planeta. Mirada que también
tenía yo hacia él.
—¿Crees
que esto…?
—Esto
es lo mejor –dije sintiendo sus manos meterse bajo mi camiseta azul. El estaba
siendo cuidadoso y se sentía increíble.
Edward
fue sacando mi pijama de a poco, para después deshacerse de su ropa, la cual
había sido la misma durante seis meses. Se veía glorioso.
Era
increíble como besaba mi piel, como si fuera adorando cada segundo de este
momento, exactamente como yo lo había hecho. Cerré mis ojos al sentir como él
iba uniendo nuestros cuerpos. Edward me estaba haciendo el amor de una forma
maravillosa, mientras besaba mi rostro, estaba siendo tan delicado, exactamente
como mi subconsciente había deseado esto.
En
un momento sentí como mi corazón comenzaba a latir más y más rápido. Fue ahí
cuando sentí una ola de placer que recorría mi cuerpo. Edward me había enseñado
el cielo.
Me
recosté lentamente en la cama, me sentía extraña.
—Edward…
—dije tomando su mano.
—Aquí
estoy… —dijo envolviéndome con sus brazos como lo hacia todas las noches.
—Ya
está ocurriendo… —dije un poco asustada. Sentía como si mi corazón hubiera
explotado en mi pecho.
—¿Qué
pasaría si te dijera que esto es real? –sonreí triste.
—Seria
aún más patética… —me quede quieta, aferrándome al brazo de Edward que envolvía
mi cintura.
—No
lo serias…
—No
eres frio…ni tampoco has evitado esto, tú no eres por completo mi Edward… —dije
ahora teniendo la mirada fija hacia el piso. Sintiendo como ya mi agarre no era
tan fuerte como cinco segundos atrás –me tengo…que ir…
—Lo
sé… —el me aferro más a su cuerpo –lo siento…
—No
eres él…. –mis pies se fueron durmiendo, quedando sin vida, y acabando conmigo
lentamente, mis piernas le siguieron, mi tórax, ya no tenía fuera para tomar a
Edward –Adiós… —dije sintiendo como me quedaba sin vida en un sueño.
Por
fin esto había acabado, por completo, y él había ganado. Edward se había ido y
me había dejado destrozada, el era lo que mi vida siempre había necesitado. Un
pilar que no fuera menos inmaduro que yo como mi madre, o que no fuera capaz de
saber ser un padre completo, como Charlie. Edward era mi felicidad, mi pasado,
presente y mi futuro, ahora solo se podría decir que fue mi pasado. Había
acabado conmigo, y no había logrado volver a tener mi vida sin él. Estábamos destrozados.
0 Lectores:
Publicar un comentario