Un Ángel Traicionado - Prólogo

 Prólogo

“Y sobre todo, tened entre vosotros ferviente caridad, porque la caridad cubrirá multitud de pecados.”

1 Pedro 4:8

Era el año 1921 y Adam estaba sentado en su sofá marrón, mirando hacia la ventana mientras escuchaba Moonlight Sonata de Beethoven. Sonaba plácidamente desde el vinilo. Ya había anochecido y necesitaba descansar porque la noche anterior había sido bastante ajetreada. Mudarse a Londres había sido una de sus pocas decisiones correctas y estaba divirtiéndose por todos los años que había sufrido.

Sin embargo, su libertad se fue coartada cuando escuchó tres golpes en su puerta. Frunció el ceño de mala gana y se dirigió a paso lento para averiguar de quien se trataba. No era alguien que recibiera muchas visitas, trataba de pasar desapercibido mientras hacía de las suyas con diferentes mujeres.

Nunca, ni siquiera cuando fue Principado entre los ángeles se había sorprendido tanto como en ese segundo.

Al abrir la puerta no se encontró con ninguna persona… adulta, pero sin duda había un ser vivo dentro de la canasta que tenía a sus pies, con una hermosa bebé de piel trigueña, tan suave como la seda y de unos grandes y hermosos ojos violeta. Alzaba sus manos a él.

— ¿Qué demonios? –dijo mirando hacia los lados, tratando de encontrar al responsable de tal entrega, pero no fue capaz de encontrar a nadie.

Se inclinó hacia la canasta y la tomó, para resguardarla del frío de la noche. La dejó sobre la mesa de su comedor y después miró desconfiadamente al bebé que había ahí adentro. No le costó descubrir que era una niña, a pesar de que tenía su cabello completamente rapado… debía tener un par de meses. Para su sorpresa y alivio encontró una nota entre las cobijas que comenzaban a desordenarse por los movimientos del bebe.

Al abrirla supo que esta niña solo le traería problemas.

“Lo siento mucho Adam. Su nombre es Lilia, cuídala por favor, no tiene a nadie más

Cyra”

Poco a poco se fue apoderando de aquel papel en su mano hasta hacerlo trizas. Eliminó los vestigios de la nota y luego llamó a su empleada. Una mujer rechoncha y con grandes ojos azules, con su cabello cubierto de canas, pero a pesar de ello, no había arrugas en su piel. Había estado cuidando las casas de Adam desde que él había decidido tener una.

—Mory, tenemos un nuevo integrante en la casa, te harás cargo de ella –dijo él, observando los ojos violetas de la bebé.

— ¿Qué? –la mujer, que para ese momento se hacía parecer como una sirvienta común y corriente, crispó su mirada y frunció el ceño molesta por su nueva tarea –estás loco si piensas que voy a cuidar a un bebé. No estoy aquí para eso. Tenemos un trato ¿no?

Mory realmente se llamaba, Gomory, demonio maestra del sexo; había escapado de las tierras infernales para colarse entre los seres humanos, cosa que hacía muy bien, cambiando de formas y despistando a sus captores infernales. No hacía un mal mayor y no interrumpía en el desarrollo de los seres humanos de forma definitiva ya que solo se dedicaba a escuchar y a cambiar la vida sexual de las mujeres insatisfechas, pudiendo volverlas en adictas. Sin embargo, necesitaba algo de protección ya que la defensa personal no era su fuerte y accedió a ser la cuidadora oficial de las propiedades de Adam, su ángel caído favorito, ya que siempre que se encontró con él siendo un Principado él la trataba con respeto y formalidad. Pocos ángeles hacían eso, prácticamente ninguno.

Había logrado escapar del Infierno con la ayuda de Azazel, quien solo le pidió un poco de su sangre maldita a cambio de enseñarle un portal oculto para escapar del infierno. Ella aceptó encantada.

—Te harás cargo de este bebé ¿entendido? –sentenció Adam, que era más poderoso que ella, aunque Mory estaba segura de que él jamás le haría daño.

— ¿Quién crees que soy? ¿Una niñera? No sé cuidar bebés humanos, ni siquiera demoniacos.

—Ven a echarle un vistazo –Adam con una seña hizo que ella se acercara.

Vestida con un uniforme gris y delantal blanco, se acercó hasta la canasta. Abrió su boca al ver los ojos de la pequeña.

—Una Nephilim, hija de un ángel caído.

—No –aclaró Adam –hija de un demonio, de Thaumiel, ángel caído, uno de los peores después de Lucifer, incluso está gobernado por este. El demonio de la dualidad, constante lucha ¿sabes?… nunca te dediques a conversar con él, no tiene sentido, yo diría que tiene un trastorno de bipolaridad.

—A ese no lo alcancé a conocer –dijo curiosa Mory, ya que a pesar de ser del Infierno, realmente no había conocido a ese demonio — ¿por qué estás relacionado a él y a su hija?

Adam se quedó unos segundos en silencio, pero decidió que si comenzaba a hablar de lo sucedido no tendría importancia y aquella mujer que le había enseñado como era realmente la tierra, no tendría lugar en su corazón y mente.

—Tuve una relación con su madre, Cyra…

— ¿Y cómo demonios sobrevivió esa mujer hasta que la bebe tuviera meses?

—Ella murió luego de tenerla, no sé con quién la habrá dejado aquí, pero esa persona ya no quiere hacerse cargo de la bebé y por lo visto Cyra lo tenía planeado, dejó una nota –Adam negó por tener aun moral y no dejar que la bebé terminara en algún orfanato. Él conocía el crecimiento de los Nephilim —prepararé mis cosas, viajaré y tú te harás cargo de ella ¿entendido?

—Está bien –Mory lo observó reflexiva. A Adam no debía importarle mucho el bebé si la dejaba con un demonio como ella… o realmente confiaba en su juicio — ¿Cómo se llama?

Adam se dirigió hacia las escaleras para hacer sus maletas, tendría que salir de esa casa, no soportaba ver al producto de la traición de Cyra, pero se detuvo a tiempo para contestarle a Mory.

—Su nombre es Lilia. Volveré en un tiempo más, si ese bebé no está sano y a salvo, tu amistad y trato conmigo quedará anulado por completo ¿estamos claros?

—Claros como tus alas, ángel.

El tiempo que transcurrió fueron exactamente ocho años. Solo hizo visitas a Mory para ver cómo iba el crecimiento de Lilia y nunca se presentaron. Sin embargo, la que fue un bebé lo tenía completamente idealizado al saber que la había recogido de la calle.

El retorno secreto de Adam no fue nada menos que para traer a un nuevo Nephilim al cuidado de Mory, que ya estaba encantada con Lilia y no se le hizo mala idea tener a otra ya que le haría compañía a Lilia, cuando se enterara que era una Nephilim. Arial llegó con cinco años, revoltosa, hablando sin parar y con unos hermosos ojos rojos como su cabello que hicieron sentir a Lilia, de ocho años, mucho mejor. Sabía que tener los ojos violetas  no era algo normal.

Ambas fueron criadas por Mory, sin siquiera conocer a su protector real. Ambas Nephilim se criaron como hermanas hasta que cuando Lilia al cumplir los doce comenzó con su proceso de cambio. Sus hormonas casi adolescentes y demoniacas se fundieron de forma fatal.

Una noche, después de su doceavo cumpleaños, Lilia conoció cual era su verdadero poder. Mientras dormía su cuerpo comenzó a ser rodeado por una llama de fuego color violeta, como sus ojos. Comenzó a quemar toda la casa, sin poder controlarse mientras dormía, aunque cuando sus ojos se abrieron fue todo peor. La desesperación que le provocó tal hecho hizo que las llamas se dispararan por todos lados.

Mory alcanzó a sacar de casa a Arial, quien no entendía mucho lo que sucedía porque a ninguna de las dos les explicaron sus verdaderas naturalezas, incluso, dentro de los siguientes días Adam se les iba a presentar y detallar todo sobre el cambio de chica normal a Nephilim. El destino es algo complejo.

Al regresar a casa para salvar a Lilia, Mory no pudo contra las llamas de fuego violeta que escapaban de una desesperada Lilia. Acabó con la demonio en cuanto atravesó la puerta de su habitación.

Tras llorar horas, sin recibir ayuda alguna por vivir en un lugar donde sus vecinos estaban a kilómetros de distancia, Lilia dejó de emitir dichas llamas de color violeta, lo que permitió a Arial buscar entre los escombros y llegar a la que había sido la habitación de Lilia. No tenía ni un rasguño para cuando la encontró.

Arial, con su pijama blanco corrió hasta donde estaba su amiga y prácticamente hermana y la abrazó, sin entender qué demonios había ocurrido.

—Todo está bien, todo está bien –trató de tranquilizarla Arial, acariciando la larga cabellera de Lilia.

—Mory… ella, ella está muerta ¡por mi culpa, Arial!

La pelirroja quedó mirando a su amiga por unos segundos, entendiendo de cierta forma que la vida de ambas era aun más diferente que solo ser huérfanas a cargo de un hombre con dinero que no las había visto nunca y de una empleada que a veces desaparecía sin decir a donde iba. Su vida sería diferente tan solo por nacer con unos ojos únicos. Rojos y violeta, antagonistas, pero tan unidas que se apoyarían la una a la otra por el resto de sus vidas.

Trataron de encontrar alguna explicación durante unos treinta minutos cuando sin previo aviso vieron como desde el cielo estrellado aparecía un ser con alas. Un ángel.

— ¡¿Pero qué demonios ocurrió aquí?! ¡¿Dónde está Mory?! –quiso saber Adam, exigiéndole a las niñas explicaciones. Venia vestido con un traje elegante de color gris, aun así se notaba que se había vestido con rapidez.

Las dos chicas no se quedaron sorprendidas por sus alas, ya habían tenido suficiente por una noche como para darse cuenta que pertenecían a un mundo sobrenatural.

Lilia sintió como su corazón latió desenfrenado al ver a quien había cuidado en secreto de ellas, sus ojos violetas brillaron al ver a aquel chico, que no debía representar mas de veintidós años para ese entonces, pero que realmente tenia cientos de años humanos.

—Adam –dijo ella ceremonialmente, encantada desde el primer momento que lo vio.

Sin embargo, Arial no respondió de la misma forma.

— ¡Tu, maldito bastardo que nos has dejado solas durante años mientras teníamos una bomba de tiempo en la casa! –Dijo tomando la mano de Lilia –exijo explicaciones en este mismo instante.

Para tener ocho años, Mory la había educado para que pudiera defenderse por sí sola.

Al ver a las dos pequeñas, Adam se dio cuenta de que ya se había acabado su libertad, que tendría que comenzar a educar a las chicas como Nephilim, para que se pudieran proteger de seres como él, como quien fue años atrás.

—Mi nombre es Adam y seré su protector desde ahora en adelante.

Desde ese momento comenzó el infierno para las Nephilim que al segundo de activar su parte demoniaca, su envejecimiento se volvía extremadamente lento, creciendo cada nueve años en el aspecto físico, pero madurando de una forma vertiginosa. Ese era su castigo por ser mitad demonios y mitad humanas.

Welcome, welcome... najajaja ¡ah comienza la segunda temporada de Un ángel Caerá, llamada: Un ángel traicionado, como verán comienza con la historia de como las bebés nephilim llegaron al cuidado de Adam... exacto, esta temporada nos traera la historia de otros personajes: Eric, Arial, Adam y Lilia, mientras tratan de... ¡na! no lo diré, eso se verá el viernes cuando ¡llegue el primer capitulo de la temporada! estoy animada, más con la gran cantidad de lectores que hay ¡51 personas! aah, muchas gracias a todos por leer, en serio :D espero que esta temporada sea de su agrado. 

Nos vemos el viernes para el primer capitulo de Un Ángel Traicionado