Capitulo 5
Estaba al lado
de Oliver en el maldito avión, no le había hablado desde ayer en la noche. Al
momento que salí del baño, él ya se encontraba recostado en el sofá, me miró de
forma arrogante, lo que me enfureció aun
más, así que no lo tomé en cuenta durante toda la noche y hoy en la mañana
cuando me dio los buenos días, ni siquiera lo miré.
Solo me
preocupé de estar alejada de él lo máximo posible. Ahora íbamos en el avión,
con dirección a Grecia.
—Aun estas
enojada, fue una broma Julie, ahora estamos a mano –no le presté atención,
seguí mirando hacia la ventana. Le tenía terror a las alturas, así que “mirar” hacia la ventana era dirigir mi
rostro hacia la ventanilla con los ojos cerrados –vamos, no te enojes –empujó
suavemente mi brazo, pero no lo miré. Aunque pareciera infantil, Oliver Conlan
seria atacado por la “ley del hielo”
y era muy buena en ello –Julie… —volvió a empujarme.
Le di una
mirada envenenada para que me dejar de molestar, pero su respuesta fue muy
diferente a lo que esperaba. Me quedó mirando muy serio para luego bajar su
atención…hasta llegar a mis senos ¡Él maldito me estaba imaginando desnuda! Lo
empujé y me puse de pie para ir al baño, por lo menos para escapar unos minutos
de él
— ¡Oh vamos! Es
inevitable, de seguro haces lo mismo — ¿Por qué era tan molesto y arrogante?
Llegué hasta el
pasillo, encontrándome con la mirada risueña de Dante y Melisa.
— ¿A dónde vas?
–el tono de Melisa me hacía ver con claridad
que se estaba burlando de mi.
—Mmm…no sé,
déjame pensar, tengo tantas posibilidades –ella enarcó una ceja –es obvio que
voy al baño.
—Eey… —me llamó
Dante –no te pongas de mal humor por culpa de Conlan.
—No fue a ti a
quien vio desnudo –comencé a caminar hacia el baño mientras escuchaba como Dante
molestaba a Oliver.
Entré al baño y
le puse seguro. Me miré en el espejo y estaba bastante pálida, viajar en avión
no me era nada entretenido, me hacia pésimo en realidad. Me acerqué al lavado y
mojé mi cara para refrescarme, luego saqué un papel del dispensador y me sequé.
— ¿Julie? –Miré
hacia la puerta, para después escuchar unos golpecitos –Julie, soy Oliver…
—rodeé los ojos al escucharlo — ¿eres tú? –no le iba a contestar, porque seguía
en mi plan de la ley del hielo –no contestas así que eres tú, abre… —fruncí el
ceño, era obvio que no iba abrir, no luego del traumático episodio que pase
ayer –abre o voy a gritar –inevitablemente enarqué una ceja, esa frase debí
decirla yo, creo que su nuevo apodo seria Olivercita — ¡Julie! –Gritó sin
previo aviso, golpeando la puerta del baño — ¡Julie! –volvió a gritar.
Asustada abrí
la maldita puerta y él con rapidez se metió al baño y cerró con seguro. Tensé
mi mordida al no poder gritarle por mi estúpida idea de “ley del hielo”
–No sigas enojada –lo empujé al sentir que
estaba invadiendo mi espacio personal — ¿así que no me hablarás? –Miré hacia un
lado, pero él tomó mi rostro y me hizo mirarlo –no deberías estar enojada, tú
me hiciste lo mismo –fruncí el ceño al ver como su mirada iba a mis labios — ¿sabes
que soy muy bueno haciendo hablar a las personas? –abrí mis ojos ¿estaba
hablando de tortura? – Con facilidad las hago gemir… —abrí mis ojos aun más y
lo empujé para salir del baño, pero él no me lo permitió, simplemente llevó su
mano libre a mi espalda baja y me atrajo a su cuerpo –creo que no soy tan
profesional como lo pensé ¿no? –dijo eso y antes que le respondiera exigiendo
que me soltara, sus labios se unieron a los míos.
Luché para
alejarlo, traté de empujar contra su pecho, pero me era imposible, así que tuve
que ser más extrema y sin pensarlo mordí su labio inferior. Oliver se alejó de
mí como si le hubieran arrojado agua a un gato, pero en vez de sonreír por mi
victoria, me asusté al ver su mirada.
Oliver sonrió
de tal forma que me dio escalofríos y no eran de un miedo común, como por
ejemplo cuando ves una sombra extraña en tu habitación por culpa de la sombra
del árbol de afuera de tu ventana, sino que este era un miedo….agradable.
Oliver tomó mi
mano y me acerco a él y nuevamente me volvió a besar, tomando mi rostro con su
mano, era un beso invasivo y cien por ciento dominante, lo que más me llamó la
atención fue que me agrado y mucho. Era tan extraña la sensación que me
provocaba Oliver, era como si la confianza que se iba desarrollando con él ya
estuviera ahí desde siempre, como si solo
tuviera que volver a hablar con un viejo amigo, lo que me asustaba, no me había
pasado algo así con nadie, no hasta ahora.
Mis
pensamientos fueron interrumpidos cuando sentí su boca en mi cuello, mordiendo
suavemente mi piel.
—Sabía que yo
te gustaba —entrecerré mis ojos. ¡Como me desagradaba el Oliver petulante! Era
un Casanova y se sabía atractivo, como si todas las mujeres cayéramos ante él
cómo caen las mariposas nocturna al acercase a un farol.
Mordí mi labio
inferior cuando con cuidado me llevó hasta apoyarme en el lavado para seguir
besando mis labios, no pude evitar un suspiro al sentir el contacto entre
nuestras lenguas, mis manos automáticamente se fueron a su cabello, atrayéndolo
más a mí y fue en ese momento donde llegó la gota que rebalso el vaso.
La sonrisa que se formo en sus labios me
dejaba muy en claro que su lado arrogante salía a la luz, así que para bajarle
el ego tuve de inmediato un nuevo plan.
— ¿Aun no me dirás nada? –dijo cuando nos
separamos por un poco de aire, volví a
sonreír al imaginarme su expresión así que actué rápido para seguir con mi “ley del hielo”.
Lo tomé de su
camiseta gris que estaba trayendo y lo atraje a mí, mis manos se fueron al
cinturón de su pantalón. Noté la expresión de sorpresa de Oliver y me sentí aun
mejor
— ¿Es en serio?
–me acerqué a su rostro y él feliz me devolvió el beso, debo decir que el
besaba increíble, me agradaba sentir como sus labios se movían contra los míos,
exactamente como me gustaba que lo hicieran. Sin vergüenza metí mi mano por
debajo de su bóxer sacando un gemido de su boca al tocar su miembro, de forma
refleja abrí mis ojos sorprendida al sentir la longitud de Oliver — ¿Te he
sorprendido? — ¡Demonio! Si solo actuara y no dijera nada, yo ya hubiera estado
en su cama aprovechando de los dotes de Oliver Conlan, pero no…su boca
arruinaba todo.
Pude sentir
como cada vez se iba poniendo duro en mi mano, lo que me hizo sonreír ya que
aun no hacia absolutamente nada…y no lo iba hacer tampoco.
Saqué mi mano
obteniendo un gruñido de protesta, pero no dijo nada ya que ahora fui yo quiero
lo besé, moviéndome despacio sobre sus labios, despistándolo mientras nos
movíamos, dejando apoyado a Oliver en la puerta del baño.
Tuve que
concentrarme al momento que sentí sus
manos en mi trasero acercándome a su cuerpo, dejándome sentir con
claridad su erección en mi vientre, sobre mi ropa.
–Julie… —no me iba a sentir mal por hacer
esto, además que agradezca que no me había realmente esmerado para ver como su
cuerpo reaccionaba ante mí, podía hacerlo caer de rodillas ante mis caricias y
sin siquiera tocarlo tan directamente como hoy. Esta vez solo fui influenciada
por la curiosidad.
Llevé
disimuladamente mi mano hacia el seguro de la puerta y abrí esta sin previo
aviso, empujando a Oliver hacia el pasillo con sus pantalones bastante más
debajo de lo normal y con un problema entre sus piernas. Con rapidez me
escabullí alejándome de él
— ¡Julie!
–gritó molesto, pero antes de que me girara a verlo mientras yo reía sin parar,
él ya estaba de vuelta en el baño. Creo que tendría que preocuparse de ser tan
sensible.
Me senté aun
riendo y satisfecha con lo que había hecho, pero Dante apareció desde mi lado
derecho superior, sobre el asiento de Oliver.
—Estás metida
en problemas Julie, nunca dejes a un hombre caliente porque se vengará de ti…y
ahora no puedes decir nada –levanté mis brazos aun riéndome de Oliver, no me
importaba lo que hiciera, era más lista que él, así que no iba a salir mal de
esto.
No iba a salir
mal de esto, no me iba a rendir porque había hecho una promesa. Me levanté con
más esfuerzo que los días anteriores, necesitaba un poco de luz en mis ojos,
por lo que me ubiqué en un ángulo que la luz de la ventana con rejas llegará a mi rostro, la luna me tranquilizó
un poco y más lo hizo el recuerdo de mi segunda broma para Oliver.
Aun en estos
momentos Oliver me sacaba sonrisas, siendo torturados y con la preocupación por
el otro a flor de piel, pero no iba a caer, ambos nos habíamos prometido no
caer en la locura si esto sucedía, simplemente teníamos que recordar nuestra
historia, la que sin duda había tenido altos y bajo, a pesar de que eran más
buenos momentos que malos.
Respiré hondo
mientras el dolor de mi tórax trataba de
cortar mi respiración, hoy hace unas horas atrás, me habían golpeado hasta el
punto de caer en el suelo y ser víctima de los puntapiés que recibía de parte
de un hombre, había acabado con su paciencia al insultarlo y decirle que jamás
sacaría algo de información de mi parte o la de Oliver.
Hoy no había
notas, ni tampoco lo había visto.
Sonreí al mirar
por la ventana de mi habitación. Estaba atardeciendo y no había visto a Oliver,
eso había sido una buena noticia. No me había vuelto a hablar desde la broma
que le hice ayer en la mañana, no lo había visto desde entonces y las veces que
nos cruzamos en nuestros caminos, él simplemente me había ignorado, lo que me hacía
reír, ahora si estábamos a mano.
Tocaron a mi
puerta mientras observaba el mar de Grecia y lo maravillosa que era la vista.
Nos habían mandado a un pueblo que quedaba a 45 minutos de Atenas, donde
teníamos una reunión con varios gobernadores nuevamente, pero esta vez estaba
más relajada.
—Adelante
–respondí ante el llamado de la puerta. Miré para saber de quien se trataba y
no pude evitar sonreír al ver a Oliver.
—Veo que me has
vuelto a dirigir la palabra.
—Sí, ya me
cansé, además ya no tenía sentido…me vengué –Oliver tensó su mandíbula al
escucharme — ¿Cómo se encuentra el pequeño Oliver? –no pude evitar reír a
carcajadas cuando le llame así.
—Si fuera
pequeño podría darte una respuesta, pero no es así —adiós risa. Rodee los ojos
y me giré completamente hacia Oliver.
— ¿Qué deseas?
—Muchas cosas,
entre las que estás tú, pero Melisa ha dicho que debes estar lista en 30
minutos porque debemos ir hacia Atenas ¿recuerdas que tienes una reunión?
—Sí, lo recuerdo
–mi tono serio me agradó, no iba a demostrarle a Oliver que sus palabras me
afectaban, él sabía que yo no era buena rodeada de tantas personas que no
conocía –puedes irte agente 007, que está de empleado en este momento… —sonreí
al ver su ceño fruncido. Simplemente se fue y me dejó sola, sin decir palabra
alguna.
Luego de varios
minutos estuve lista para salir con los demás. Esta reunión era diferente a la
de Italia, era menos formal y luego había una cena a la que debíamos ir, así
que tomé la elección de un vestido muy convencional ya que quería representar
la seriedad de este proyecto.
Un vestido
negro al nivel de mis rodillas, cubría por completo mi espalda, mis hombros y
mis pechos, un cinturón delgado se ajustaba en mi cintura para darle algo de
forma a mi cuerpo. Dejé desabotonado el primer botón para que no verme como una
ñoña. Tomé mi bolso con unas cuantas cosas y salí de mi habitación.
El viaje con
los demás fue tranquilo, a pesar de que Oliver no me volvió a dirigir la
palabra y mi conversación se limitaba a comentar algo de lo que hablaba Melisa
y Dante.
Al llegar a
nuestro destino Oliver se quedó a mi lado cuidado de que nada me pasara,
encontraba que exageraba en su comportamiento, aquí no nos pasaría nada.
—Oliver debes
quedarte aquí –dijo Melisa, pero al ver la expresión de Oliver decidí que era
momento de confiar en él, aunque estuviera poco tiempo junto a nosotros él
había sido designado a esta misión por ser bueno en su trabajo y además no se
iba a ir a ningún lado, así que en algún momento tendría que enterarse de todo.
—Melisa…
—ella me miró cuando la llamé –Oliver
podría entrar con nosotros, no veo que corramos algún peligro, él está para
protegernos igual que Dante, además esto ya está saliendo a la luz, una persona
más o una persona menos da lo mismo —ella me miró y asintió.
Me encantaba
que ella confiara tanto en mis decisiones. Sin decir otra palabra nos fuimos
hacia la sala donde nos estaban esperando.
—Esto no hará
que deje de estar enojado contigo —rodeé los ojos al escuchar a Oliver.
—Yo no me rijo
por lo que pienses, así que mejor quédate calladito antes que cambie de parecer
porque eres un idiota –entramos y vimos como todos nos estaban esperando, así
que tuve que buscar toda la seriedad que tenia para comenzar con la
presentación….de nuevo.
Después de
estar más de dos horas en la exposición donde me concentré en el ministro de
defensa de Grecia y en las expresiones de sorpresa de Oliver, las cuales casi
me hicieron reír a la mitad de mi presentación. Seguimos con la cena que habían
hecho para nosotros, Grecia me agradaba, en Francia no nos habían preparado
nada.
Me acerqué a
tomar un vaso de jugo de naranja, porque estaba sedienta.
—Me has
sorprendido –sonreí al escuchar la voz de Oliver a mi lado, este agente no se
separaba nunca de mi cuando estaba fuera de un hotel.
—Lo sé –sonreí
con arrogancia tomando de mi jugo.
— ¿Cómo lo
hicieron?
—Con mucho
esfuerzo…y mucho café –él sonrió al escucharme. Había pasado demasiados días
envela por este software.
—Me agrada que
hayas intercedido para dejarme entrar, ahora sé que te debo cuidar aun más
—rodeé los ojos, como dije antes, esto era una exageración.
—No mientas,
agente 007 –él sonrió –no busques más excusas para estar cerca de mi…
—entrecerró los ojos al escucharme, pero no dijo nada solo se acercó y miró
hacia los lados sospechosamente para seguir con un movimiento que me
sorprendió, pasó suavemente su dedo índice por mi brazo descubierto, provocando
que mi piel se erizara y que me tomara más trabajo tomar de mi jugo –no juegos
aquí… —me alejé y él sonrió satisfecho.
¡Tan solo con
ese roce me había provocado!
—Solo estaba
asegurándome de algo —miré hacia los lados atenta de que alguien nos hubiera
visto, pero todo seguía normal…o la otra opción era que solo para mí aquella
caricia había provocado tanto revuelo.
—Creo que mi
última jugada te ha dejado en claro que no sigas provocándome.
—No lo sé –su
tono irónico me molestó –quizás solo este esperando para devolverte la jugada…
—se acercó a mí como si estuviera diciendo algo a mi oído; tomó mi delgado
cinturón y me acercó a él tironeando de este, pero eso no provocó nada
comparado a cuando sentí sus dientes en mi oreja, mordiendo con cuidado de la
parte superior de esta, Dios…debía ser sincera y decir que mi agente 007 estaba
provocando que mi sangre ardiera, pero no podía caer ante él.
Lo empujé y lo
miré feo para que entendiera que no podía hacer ese estilo de cosas….no aquí
por lo menos.
—Deja de jugar,
hay gente importante —él sonrió de una forma que me sorprendió…otra vez, sus
labios curvados mostrando sus dientes solo provoco que me deslumbrará ¡estúpido
Oliver Conlan!
— ¿Qué sucede
aquí? –me tensé al escuchar la voz de Melisa, pero al ver su expresión me di
cuenta que estaba bromeando –Julie, por allá –miró hacia un grupo de hombres
que había en una esquina –desean hablar un poco más con nosotras, así que dejen
de coquetear y vamos… —no dije nada y ni siquiera miré a Oliver por exponerme a
esto.
Seguí a Melisa,
pero Oliver tomó mi vestido desde la espalda y me hizo retroceder, lo volví a
mirar feo por hacerme chocar con su cuerpo de una forma descarada.
—Solo te estoy
protegiendo, debes estar cerca mío para hacer bien mi trabajo.
—Sigue jugando
y olvídate de seguir siendo el agente 007 porque te convertirás en el agente
Perry… —seguí caminando mientras escuchaba las carcajadas de Oliver.
Estuvimos un
largo tiempo en la cena, conversando con más personas del gobierno greco,
gracias al cielo que Oliver se digno a dejar de molestarme porque me
desconcentraba.
Ahora estábamos
de vuelta en el hotel, era ya pasada media noche.
—Buenas noches
–le dije a todos en el vestíbulo, estaba cansada. Miré a Oliver como me siguió
pero antes de traspasar mi puerta lo miré seria –tú te quedas en tu habitación,
está al frente de la mía si me pasa algo gritaré así que deja de comportante
como un psicópata.
—Estoy haciendo
mi trabajo.
—¡JA!...mi
toalla de antes de ayer opina diferente, así que buenas noches –con rapidez
entré a mi habitación y cerré la puerta en su cara, puse seguro y me quedé con
la oreja pegada a esta hasta que escuché que él entró a su habitación.
Fui en busca de
una toalla y esperé un tiempo mirando desde mi ventana el mar, me encantaba la
vista desde aquí y no iba a perder la oportunidad de sentir el mar de Grecia,
así que cuando sentí que era seguro salir sin ser descubierta me escabullí
sigilosamente hasta salir del hotel.
No me tomó más
de diez minutos llegar a la desolada playa, me saqué mis tacos y los dejé arrojados
a metros de la orilla, miré hacia mis lados y no había nadie, exactamente como
lo había pensado.
Me deshice de
mi vestido aburrido y deje caer mi cabello, quedé solo con mi ropa interior,
pero aun así me seguía molestando, siempre había deseado bañarme desnuda en una
playa…y esta era perfecta, con seguridad deje caer mi sujetador y saqué mis
bragas. Esa sensación de libertad se apodero de mi cuerpo y corrí al agua.
— ¡Mierda!
–estaba bastante helada, aun estaban en primavera aquí pero no me importó, me
metí hasta que el agua cubrió mis senos, esto era increíble, me sumergí por
completo y el frio de a poco fue desapareciendo.
Aquí no habían
olas lo que me facilitaba todo, nadar era agradable y se sentía maravilloso,
estaba de espalda dejándome llevar por la marea, mirando como la luz de la luna
iluminaba todo, en ese momento de forma inevitable mi rebelde cerebro trajo a
mis pensamientos a Oliver, sonreí al pensar en los últimos acontecimientos del
día, sin duda agente 007 estaba haciendo mis días más entretenidos, a pesar de
llevarme al límite en mi autocontrol disfrutaba de nuestros instantes de
juegos.
Tomé mi oreja
que aun sentía que ardía ante la mordida de Oliver.
—Esto es
demasiado irresponsable de tu parte –grité al escuchar esa voz y al tratar de
quedar en posición vertical entró agua por mi nariz, lo que dolió mucho.
— ¡Idiota! –de
inmediato me cubrí mis senos cruzando mis brazos mientras tosía. Miré a Oliver
que sonreía — ¿Qué haces aquí?
—Soy el responsable
de que sigas con vida, no te puedes escapar de mí.
—Oh Dios Santo
¿es que acaso tienes poderes? –Di unos pasos hacia atrás al ver que se acercaba
a mi –es imposible que tu…
—Tengo un sueño
muy frágil de romper —volvió a acercarse a mi – ¿Por qué te cubres? No es como
si no te hubiera visto antes –sonrió de forma coqueta, miré hacia un lado
sonrojada –te he avergonzado…
—Deja de
bromear, ahora sale y vístete –recién me di cuenta de que estaba con su pecho
descubierto y no tenía idea si llevaba algo debajo –te girarás y esperarás a
que me aliste.
—Ooh no, eso no
está dentro de mis planes esta noche.
—Basta, no es
momento para juegos, alguien puede llegar.
—No pensaste en
eso cuando te metiste desnuda al mar.
—Es diferente,
estaba sola –él de un movimiento se acerco a mí y tomó mi cadera entre sus manos para llevarme hacia él –No…
— ¿Cuánto me
costará convencerte? Has sido la que se ha hecho rogar más tiempo –me estremecí
al sentir su cuerpo contra el mío, me abrace más fuerte para que él no pudiera
ver nada.
—Días, agente
007 solo han pasado días, así que deja esto y vámonos…alguien nos puede ver y
estaríamos en problemas.
—Vamos Julie,
esto es solo entre los dos y la luna, nadie más —me reí ante su frase.
—No creo que
seas tan ingenuo al pensar que caeré ante esa frase ¿a cuántas se lo has dicho?
–él pensó un segundo.
—Creo que a
ninguna, tengo otro repertorio –“repertorio” ¡maldito Casanova que se
especializaba en hacer caer a las mujeres de este planeta!
—Eres asqueroso
¿sabes? –traté de darle un rodillazo en sus partes nobles, pero él con astucia
tomo mi rodilla y luego pasó su mano a mi cadera hasta que me hizo girar en el
agua y mi espalda quedo pegada a su pecho…demonios, en esa posición me di
cuenta que no llevaba nada que lo cubriera, estaba igual de desnudo que yo.
—Sabes que no
es así –su voz en mi oído hizo que mi cuerpo comenzara a responder al suyo –no
supondré el motivo del porque estas temblando Julie –cerré los ojos tratando de
buscar mi autocontrol, pero era imposible, no en esta situación.
— ¿Dejaras de
molestarme si acepto? –él rió de forma ronca en mi oído.
—Eso depende…
—fruncí el ceño, pero mi molestia desapareció cuando sentí que los brazos de Oliver
me rodeaban, lucían tan fuertes como si te pudiera proteger de cualquier cosa.
— ¿De…qué
depende? –apoyé mi cabeza en su hombro al sentir como ahora besaba mi cuello.
—De cuanto me
encante estar contigo.
— ¿Y si sigo
diciendo que no? –sus manos se fueron a mis brazos y los fueron bajando de a
poco.
—Tengo muy
buenas técnicas de convencimiento…
Abrí mis ojos
casi saltando al escuchar como la puerta se abría y entraban dos hombres. Uno
le dijo algo al otro algo que no pude entender pero el más grande le respondió
unas palabras que causaron escalofríos en mi cuerpo.
—Tengo muy
buenas técnicas de convencimiento –me estremecí al escuchar la misma frase de Oliver
en aquel monstruo, pero no tuve tiempo de pensar en nada más ya que ambos me
tomaron de los brazos y me levantaron un poco, mis piernas ya no tenían las
fuerzas de antes, por lo que me llevaron arrastrando hasta la sala de los vidrios,
donde vi por última vez a Oliver en esa
maldita silla.
Cuando entramos
a ese lugar esta vez estaba todo iluminado lo que hacía que mis ojos dolieran,
me había acostumbrado a solo percibir la luz de la luna, ya que el sol para mí
era imperceptible, de día estaba inconsciente.
Miré hacia la
sala de al lado y vi como también estaba entrando Oliver mientras forcejeaba
con los hombres que lo llevaban, como reflejo me puse de pie sin saber de dónde
saque la fortaleza, empujé a los dos tipos que me cargaban y me logré zafar de
ellos como por un milagro, Oliver al verme también de forma milagrosa se liberó
de sus captores.
Corrí con lo
poco de energía que me quedaba hasta que llegué al vidrio, él hizo lo mismo.
— ¡Julie! –dijo
mirándome con un dolor que traspaso mi cuerpo, provocando que deseara que esto
no siguiera, quería decir todo y que ambos fuéramos liberados de esta tortura
–amor se fuerte, me lo prometiste –levanté mi mano para poder tocarlo pero era
imposible, él hizo lo mismo, nuestras manos quedaron al mismo nivel, pero
separadas por ese maldito vidrio –te amo ¿sí?... ¿Julie? –mis lágrimas
comenzaron a escapar de mis ojos, sentía una puntada en el pecho al ver como su
rostro estaba herido, mi Oliver, el amor de mi vida estaba sufriendo por algo
que yo cree, jamás me perdonaría esto. No podía decir palabra alguna, lo que me
enfurecía ya que él estaba esperando una respuesta de mi parte –Amor… —miro
detrás mío, sabía que me venían a separar de él —Te amo.
—Lo siento…
—dije entre lágrimas.
—Piensa en
nosotros ahora, solo eso —los ojos de Oliver estaban rojos y una herida muy fea
traspasaba su ceja izquierda, sus manos tenían restos de sangre y su cuello
tenia marcas de una cadena –piensa en la playa Julie, piensa en Grecia…yo estoy
ahí —sus palabras solo me hacían llorar aun más –sé fuerte –terminó de decir
eso y me tomaron de los brazos con brusquedad mientras el segundo vidrio bajaba
con rapidez, aquel tenia la función de evitar que nos escucháramos.
Un hombre del
otro lado le dio un golpe en la espalda a Oliver haciéndolo caer de rodillas al
suelo, pero él no se quejó, solo me quedó mirando. Me concentré en hacer lo
mismo, no tomé en cuenta lo que me decían, solo me quedé mirando los ojos
verdes de mi agente 007, tenía que ser fuerte.
—Cada vez
quiebras más mi paciencia –sentí la voz de alguien, pero no importó ya que una
mano se estampó en mi rostro.
Vi como la
mirada de Oliver se enfurecía mirando aquel hombre ¡esto era horrible! Solo
cerré mis ojos no escuchando nada, como me había enseñado Oliver, escapar de la
realidad había sido su especialidad, Oliver había estado en estas condiciones
antes, en Irak, por eso habíamos planeado esto, de pensar en nuestra vida
juntos si nos atrapaban, gracias a Dios que puse atención durante todos estos
meses ante sus lecciones.
—Eres muy arrogante
Oliver… —sentí como mordió mi cuello suavemente.
—Sí y sé que te
gusta eso porque eres igual… —llevé mi mano a la suya como reflejo al sentir
que rodeaba uno de mis pechos, no pude evitar gemir ante aquel contacto. Mis
piernas ya no eran tan fuertes como hace un minuto, las caricias de Oliver
estaban acabando conmigo.
—Puedo utilizar
esto en tu contra, dejarías de trabajar con…nosotros –mordió mi hombro. Me
removí sin saber qué demonios hacer, pero fue peor ya que pude sentir su
erección sobre mi trasero.
—Eso lo dudo,
le agrado a Emma… —su mano comenzó a moverse tomando completa atención en
acariciar aquella zona, trate de detenerlo con mi mano, pero fue inútil, se
sentía increíble.
—Oliver… —un
suspiro revelo lo que el agente 007 provocaba en mi cuerpo –claro que le
agradas a Emma si, si dormiste con ella.
—Irrelevante
–su otra mano dejó mi abdomen para dirigirse a la parte más intima de mi
cuerpo, pero lo detuve con mi mano libre, dejándome expuesta en la parte
superior de mi torso.
—No… —me quejé,
tanto por como él seguía tocándome y por cómo estaba quedando a la deriva en
este momento.
—Julie, vamos,
te gusta ir contra las reglas, esto será agradable, para ambos —demonios,
siempre dije que dormir con alguien que es tu compañero de trabajo iba en contra
de mis propias reglas…pero ¡Mierda! ¿Qué hacia ahora? Aun tenía escapatoria
¿no?
Como sea, el
agua ya no se sentía ni un poco fría.
Estos terminaran evaporando el agua xD
jajajajajaja estuvo bueno :D
ResponderEliminarajoajoajoaoao evaporaron el agua xDDDD
ResponderEliminaragente 007 y agente Perry ajjojsojaja amo cuando le dice así xDD
wn que me pena la parte del vidrio >.< siempre la recuerdo, es tan triste :(
y falta una mas, donde uno de los tipos le da una palmada en el trasero para que Oliver se enoje ... ajojsjjajaoa T.T