Capítulo 8
“Sospechas”
Estaba ya en mi escritorio. Thomas para
mi sorpresa había hecho el viaje en completo silencio después de un saludo frío y formal. No sabía el motivo, pero presentía que el Monstruo tenía culpa sobre
esto, aunque en realidad era el responsable de todo lo malo que estaba
sucediendo en mi vida. Sin embargo no podía ser injusta con la vida, era
viernes y no había visto a Maximiliano Blake, lo que era un respiro en estos
días tormentosos, ahora me quedaban tres horas de trabajo y luego tendría que
pensar en esa ridícula fiesta donde tendría que ir disfrazada para averiguar el
rostro del Monstruo que me tenía capturada.
Le pregunté a Sophia sobre Tara Knight,
pero dijo que no tenía idea de quién era, que nunca había tratado con ella, así
que supuse que era un alcance de apellido, aunque tampoco estaba del todo
convencida. Después de lo que estaba sucediendo en mi vida parecía que nada
fuera casualidad, quizás Vladimir Knight podría responder a mis dudas…claro, no
él, sino más bien, los registros en su computador.
—Hola, Lizzie –dijo Arthur sacándome de
mis pensamientos.
—Has venido, muchas gracias –dije
poniéndome de pie. Él se sentó en mi puesto –necesito que busques los archivos
que han sido eliminados desde el miércoles ¿podrías hacerlo?
—No te preocupes, Jenn me dijo lo que
sucedió, veremos qué podremos hacer ¿tienes mucho trabajo? –dijo sonriendo.
Arthur se podría clasificar como el
típico amigo que luce como un ratón de biblioteca, pero sexy y mejorado. Por lo
menos ese cambio lo había provocado Jennifer; su pelo castaño combinaba con sus
ojos, siempre lo llevaba un poco despeinado. Tenía dos hoyuelos en sus mejillas
que lo hacían ver tiernísimo, aun más con sus gafas negras.
Personalmente lo encontraba guapo y
Jennifer se moría por él. Era su fan número uno.
—No, puedes ocupar el ordenador
tranquilo, el Sr. Blake hoy no vendrá.
—La fiesta Masquerade –dijo comenzando
a abrir ventanas en el monitor, concentrándose en lo que hacía.
—Si, Sophia me dijo que va anualmente,
no tenía idea –él me miró y asintió.
Aquella información me la había dado
durante la mañana, casi me dio un infarto al escuchar eso, tendría que ser
cuidadosa para que no me descubrieran en ese ambiente.
—Siempre, él y su esposa Teresa, incluso
el jefe de Sophia y la de Jenn.
—La Srta. Emily –ella era encargada de
las relaciones comerciales con otras empresas.
—Así es —comenzó a teclear dígitos
indescifrables.
—Puedes ir a comer algo, esto me tomará
un poco de tiempo —asentí.
—Arthur, no sé si puedes, pero ¿estas
redes están conectadas?
—Si ¿Por qué? ¿Tenías información en
otro computador?
—Sí, exacto –sonreí nerviosa, Arthur me
había dado la respuesta a su pregunta.
—En el computador de Vladimir Knight, el
Sr. Blake necesita unos archivos, pero no recuerdo el nombre.
—Bueno, te puedo dejar todo listo para
que puedas ingresar a su computador desde el tuyo, tienes las contraseñas ¿no?
–negué.
—Estaba abierto cuando entré…
—Ya veo, no te preocupes, lo solucionaré,
pero eso si me tomará tiempo ¿de verdad no tienes trabajo? –dijo confundido.
—Nada, arreglé todo ayer y lo que me
falta es lo que se perdió, así que luego me quedaré haciendo horas extras,
además el jefe no está –dije sonriendo, luego me sentí mal de llamar así al Sr.
Blake, sonaba a como Thomas denominaba al Monstruo –así que no me dejó trabajo.
—Muy bien, entonces eres libre de hacer
lo que desees –dijo sonriendo –yo me ocuparé de esto –asentí.
—Muchas gracias por venir Arthur, sé que
estás ocupado con todo el edificio.
—Dale las gracias a Jenn, ella me
convenció para venir directo aquí, es persuasiva –sonrió.
Asentí incómoda, no tenía idea como
Jennifer lo había convencido y no lo quería saber.
Me fui por las escaleras hasta que
llegué al piso cincuenta y siete, Sophia tenía que estar libre, Vladimir Knight
no debería estar, al igual que el Sr. Blake.
Ahí estaba ella, mirando el computador,
con su cabello castaño ondulado, formando un moño alto, mientras que sus
pestañas largas salían a relucir de sus ojos verdes. Vestía impecablemente con
un traje gris.
—Por fin bajas –dijo cuando llegué al
frente de su escritorio, estaba aburrida ya que también no tenía mucho trabajo
que hacer.
—Por tu rostro puedo notar lo
entretenida que estás –asintió.
—Ha estado todo muy lento, cuando los
jefes se dan el día, no hay nada que hacer, debieron darnos el día a nosotras
también.
—Si –dije sin muchos ánimos, por mí que
me dejaran trabajando hasta las doce de la noche todos los días para no tener
que salir de aquí.
—Bien, creo que has venido por voluntad
propia y no has escapado de nosotras como lo has hecho hasta hoy en la mañana,
donde no respondiste ninguna de nuestras dudas, ¿Qué sucede Lizzie? ¿Por qué te
has ido así como así de tu departamento sin decirnos nada? –me tensé de
inmediato, tendría que utilizar todos los medios para poder mentir.
—Es una sorpresa –dije casi
atragantándome al pensar en el Monstruo, había sido su idea decir aquello
cuando me preguntaran.
— ¿Una sorpresa? –asentí. Ella frunció
el ceño, confundida.
—Sí, es que no puedo decirles nada hasta
el lunes –no me estaba creyendo ni un poco y se notaba claramente en la
expresión que tenía.
— ¿Por qué?
—Porque es una sorpresa, espero que te
guste –eso no debí decirlo, quizás la sorpresa no era agradable. Había pensando
toda la mañana sobre ello, ¿Qué tenía planeado el Monstruo?
—Está bien, si no me quieres decir, lo
averiguaré de todas formas.
—Sophia –dije ahora molesta, frunciendo
el ceño –es una sorpresa, no debes averiguar nada.
—Estás actuando rara Lizzie, no puedo
pensar que estás diciendo la verdad, te quedas hasta tarde trabajando, te
preguntamos algo y te pones nerviosa de inmediato…esa no eres tú, me preocupas,
eres mi mejor amiga –me miraba afligida, sonreí triste.
Estaba haciendo muy bien en aceptar
estar con el Monstruo, no permitiría que Sophia corriera peligro, ella tenía
mucho que perder, en cambio yo no, ella estaba enamorada de su Damien, con
quien llevaba bastante tiempo, tenía unos padres que la adoraban, tenía amigas
que la amaban, aunque yo igual las tenía, pero no la iba a poner en riesgo
contándole todo lo que sucedía.
—No exageres –dije riendo, tratando de
que los ánimos estuvieran más relajados –ahora dime ¿Cómo va todo con Damien?
—Excelente como siempre –dijo sonriendo,
mientras su ojos le brillaban, estaba enamorada, sin dudas —y apropósito de eso, hoy vendrás con
nosotros para ir a ver a los desaparecidos de Nathalie y Robin, Jenn y Arthur
igual vendrán –estos últimos no conocían mucho a Nathalie y Robin, por lo que
si iban ellos, era para tener una gran junta de amigos y pasarlo bien.
—No puedo –dije recordando que tenía que
asistir a esa maldita fiesta Masquerade.
— ¿Cómo que no puedes? –su mirada se
endureció de nuevo.
—Tengo un compromiso –cambió de
inmediato la mirada.
—Lizzie ¿estás en malos pasos con
alguien? ¿Es qué acaso…? –Su sonrisa pasó de diversión a sorpresa — ¡Dios
Santo! ¡Lo hiciste! ¡Tuviste sexo! –gritó apuntándome con su dedo índice. Miré
a todos lados de inmediato, pero gracias a Dios no había nadie cerca.
— ¡Sophia cállate!
— ¡Oh Dios mío! –se tapó la boca con
ambas manos aun sorprendida — ¡Soy tu amiga me debiste decir! ¿Quién es? ¿Cómo
es? ¿Es guapo? ¡¿Donde lo conociste?! –me di cuenta que no podía responder
ninguna de sus preguntas.
—Yo…bueno, fue algo casual —sus ojos se
abrieron.
— ¡Estoy en estado de shock! ¿Casual?
¡¿Lizzie Green teniendo sexo casual?! ¡¿En qué mundo paralelo estoy viviendo?!
— ¡SOPHIA! –le grité por ser una
desatinada al estar gritando como si no hubiera nadie. Estábamos en los últimos
pisos, pero eso no indicaba que cualquiera pudiera llegar.
—Oh Dios, dime cómo fue ¡dímelo! ¿Fue
bueno? O… —su mirada me demostró que se había preocupado — ¿fue tierno contigo?
–aquello me traspasó el corazón, podía decir que mi primera vez fue casi
desastrosa.
—Sophia –dije tosiendo –solo fue sexo,
no hice el amor con nadie ¿está bien? –sus ánimos bajaron rápidamente al
escucharme.
—Claro…ya veo, pero ¿Cómo fue? Realmente
no me imagino a Lizzie, mi mejor amiga, teniendo sexo casual –tomé aire para
tener tiempo de mentir.
—Fue hace poco, el martes.
—Ya veo porque has estado extraña, fue
hace muy poco, ¿no fue bueno? –levanté los hombros para quitarle importancia.
—Salí sola…al cine —ella frunció el
ceño, esto no estaba saliendo bien –y vi a un tipo, era guapo, luego hubo unas
miradas y me invitó a tomar algo.
— ¿En qué momento hubieron miradas?
Estabas en el cine –fruncí el ceño.
— ¿Quieres que te cuente o no? –Ella
asintió –bien, conversamos, era simpático y todos se fue dando de una forma
bastante agradable y luego lo invité a mi departamento.
— ¿Cómo se llama? –tragué saliva.
—David –se me ocurrió el primer nombre
que vino a mi mente. Ella frunció el ceño.
—Ya veo ¿y cómo fue?
—Ya te dije, solo fue sexo.
— ¡Lizzie! que frío suena eso –así fue
exactamente, de una forma metafórica.
—Bueno…se sintió bien, en un momento
–segundo que estaba sintiendo algo sin mi consentimiento y donde mi voluntad se
vio disminuida a nada.
— ¿En un momento?...ah Lizzie –dijo
ahora triste, por lo visto estaba entendiendo que no fue un acto digno de
comentarios –esa sin duda es una mala
respuesta —estúpida Sophia que no le podía esconder nada — ¿Por qué lo hiciste
si era un desconocido? –tensé mi mandíbula, me estaba hablando como si me
quisiera consolar y eso era exactamente lo que había necesitado durante estos
días, ya que nadie sabía lo que me estaba ocurriendo, pero no era un lujo que
me podía permitir.
—No lo sé, no he estado pensando
adecuadamente estos días —Sophia se puso de pie y llevó su silla a mi lado.
Dejó su brazo alrededor de mi cintura y fue lo necesario para comenzar a llorar
como una idiota.
—Ya pasó, Lizzie —dijo mientras yo me
apoyaba en su hombro y ella acariciaba mi cabello. Nada había pasado y todo era
un infierno en mi vida.
—No se lo digas a Jennifer ni a Nathalie
¿sí? –dije mientras seguía llorando –me da vergüenza.
Más que vergüenza, incluso sentía asco,
solo por el hecho de rendirme a lo que ese Monstruo provocaba en mí. Solo de
recordar lo que había pasado con él mis lágrimas se aglomeraban en mis ojos.
—Lizzie, me debiste decir esto de
inmediato —me acercó más a ella mientras yo seguía llorando, pero me separé al
instante que escuché el ascensor, alguien venía.
Sophia miró quien era y frunció el ceño,
mientras yo secaba mis lágrimas con mis manos.
—Aquí tiene –me quedé helada al escuchar
esa voz, pero no pude evitar mirar el pañuelo que me estaba ofreciendo, no dudé
en tomarlo — ¿Qué está sucediendo aquí?
—Sr. Blake —dijo Sophia llevando su
silla detrás del escritorio — ¿necesita algo? El Sr. Knight no está, se fue
porque hoy…
—Es la fiesta Masquerade, lo sé –dijo Max ahora a mi lado. Ni siquiera lo miré,
me concentré en Sophia, quien lo observaba confundida –no fue eso lo que
pregunté –su voz era dura, estaba molesto –Elizabeth ¿usted no debería estar
pisos arriba? ¿Trabajando? –asentí.
—Sí, señor –dije poniéndome de pie, pero
antes de dar un paso me detuvo dejando su mano en mi brazo.
—Siga trabajando —dijo a Sophia. Giré mi
rostro para verlo, casi se me fue el aire.
Se veía muy guapo con aquel traje gris,
pero sin duda eso quedó en segundo plano cuando pude ver que por primera vez lo
veía con su cabello desordenado y además ¿con gafas oscuras?
Fruncí el ceño, estábamos en invierno
aun y no había sol.
—Venga –caminé hacia el ascensor con él,
pero se desvió hacia la puerta de las escaleras.
Comencé a subir en silencio cada
escalón. Él iba detrás de mí, lo que era demasiado incómodo.
—Deténgase —fruncí el ceño, quedamos a
la mitad del último piso — ¿Quién está en su puesto, Elizabeth?
—Arthur Cole, de informática, arreglando
mi ordenador –asintió muy serio.
Se quedó en silencio mirándome, presionó
sus labios al tal extremo que se veía una línea.
—
¿Qué le pasó a sus ojos? –no pude evitar preguntar y mantener el
profesionalismo en esto. Maximiliano curvó sus labios, haciendo que me sujetara
del pasamano y dejara de mirarlo.
— ¿Qué sucede?
—Nada –absolutamente nada, solo era él
que me aturdía más de la cuenta.
—Mis ojos están…bien –sentí como me
miraba y preferí salir de ahí rápidamente porque mis piernas se estaban
debilitando.
—No —dijo deteniéndome cuando faltaba
unos escalones para abrir la puerta y llegar al último piso.
—Esto está mal, déjeme ir, de verdad, no
he llegado al extremo de decirle algo al Sr. Ezequiel –vi como frunció el ceño
y se acercó a tal extremo que quedé contra la pared, pero dejé mis manos en su
pecho para que no se acercara más.
—A mi no me amenaces, nunca Elizabeth
–sentí un escalofrió demasiado familiar al escuchar ese tono de voz, fue como
si estuviera despertando de un sueño y recién viera lo que sucedía a mi
alrededor.
Lo miré atónita ante la idea que llegó a
mi mente, era imposible, pero en ese segundo no me importó que tuviera al
frente al hijo del Sr. Blake. Levanté la mano lo más rápido que pude para
quitarle sus gafas y ver el color de sus ojos, pero él fue más rápido y se
movió como si ya hubiera descubierto mis planes.
Maximiliano Blake tomó mi mano y la
estampó contra la pared, dejándome ahora acorralada entre esta y su cuerpo.
— ¿Qué hace aquí? Usted va a la fiesta Masquerade también ¿no? –él sonrió, no
mostró signo de sorpresa por mi pregunta.
—No voy hace años a esa fiesta —
¡demonios! Tenía que probar si aquel era…ni siquiera podría decirlo, era
imposible, era el hijo maniático de mi jefe.
—Yo voy a ir –dije sin importar que
había decidido guardar eso en secreto.
— ¿Así que va a ir? ¿Qué haría alguien
como usted en ese lugar? –sonrió de nuevo.
—Si —aun seguía sonriendo, lo que me
distrajo, ya que sus labios estaban cerca de los míos y de solo mirarlo sentí
como mis brazos se debilitaban, la sonrisa de Maximiliano se fue borrando,
hasta quedar muy serio, haciéndolo ver extremadamente atractivo con esas gafas
–¿Eres tú?
— ¿Qué cosa? –era imposible, no podía
ser él, nada cambiaria, pero… ¡era imposible! ¡Era el hijo de mi jefe! Eso
significaba que tanto él como Ezequiel eran ¿vampiros? No, esto era improbable.
Me estaba volviendo loca por culpa del monstruo que me estaba torturando.
—Tengo que trabajar.
—Ayer te tenías que ir y ahora debes
trabajar, curioso ¿no? ¿Por qué me mientes? Sé que no tienes nada que hacer y
te veo muy cómoda aquí –se acercó más a mi rostro, no podía dejar de lado la
sorpresa de su comportamiento, era demasiado audaz cuando podía demandarlo por
acoso.
Cerré mis ojos y presioné mis labios, no
podía permitir que esto sucediera y luchar era en vano ya que era demasiado
baja y débil en comparación con él si deseaba luchar para zafarme de su acoso.
Sin embargo, mi control se perdió y me desesperé al estar en esa oscuridad y
ver los ojos rojos en mi cabeza.
— ¡No! —lo traté de golpear pero fue
como darle a una pared.
— ¿Por qué no? –dijo ahora muy cerca de
mis labios, podía sentir como un escalofrío recorrió mi cuerpo y no era de
miedo, sino que era los que ese Monstruo me hacia padecer en las noches que
llegaba a mi lado.
— ¡Porque usted es mi jefe y además ya
tengo a alguien! –él frunció el ceño –ya me escuchó y si no se aleja ahora
mismo, lo denunciaré por acoso, créame se podría meter en serios problemas.
No me importaba que estuviera mintiéndole
respecto a que estaba con alguien, no iba a estar involucrada con dos hombres,
aunque el otro fuera un vampiro… simplemente no era correcto, además no tenía
cabeza para estar pensando en alguien con el infierno que estaba llevando a
cabo estos últimos días.
—Elizabeth —fruncí el ceño.
—Solo aléjate, no soy ese tipo de chicas, consíguete a alguien más
para tus juegos, porque yo no voy a aceptar ¡nunca!
— ¿Nunca? ¿En toda tu vida? –lo dijo
tratando de ser gracioso, pero estaba enfadado.
— ¡No! –en ese momento se abrió la
puerta del piso y Arthur nos quedó mirando sorprendido, para después fruncir el
ceño.
— ¿Todo bien, Lizzie? –asentí para
después mirar a Maximiliano.
—El Sr. Blake solo que está un poco
resfriado y no escucha bien, por eso se debe acercar tanto. Su padre no dejó
los papeles de las negociaciones con España, podría venir el lunes, muchas
gracias –dije segura, no tenía idea como salió esa mentira de mi parte, era
pésima creándolas.
Maximiliano me quedó mirando unos
segundos sin decir nada.
—Gracias Elizabeth, me ha quedado claro
ahora.
No dijo nada más, solo se retiró hacia
los pisos inferiores con el ceño fruncido. Sus palabras por un momento me
dieron miedo ¿Qué iba a hacer ahora? Quizás perdería mi trabajo.
— ¿Estás bien? ¿Te hizo algo? –dijo
Arthur preocupado.
—Sí, no me hizo nada —mi voz seguía sin
quebrarse, eso era un mérito de mi parte que desconocía.
—Lizzie, si te ha hecho algo, con los
chicos le damos una paliza –sonreí por su buena disposición.
—Gracias, eso no será necesario –además
de ser imposible, Maximiliano Blake estaba en los círculos de poder, jamás
alguien le tocaría un pelo en su vida y si eso fuera así, él se encargaría de
dejar con cuatro cadenas perpetuas a los responsables.
—Bien, buenas noticias, esa chica Mary
solo pasó a eliminar algunos archivos. Referente a la conexión con Vladimir
Knight todo ha sido resuelto.
— ¿Es en serio? Me has levantado el
ánimo, en serio.
Con Arthur fuimos y vimos lo del
ordenador, me dio las indicaciones de cómo debía proceder para entrar al
computador de Vladimir y después se retiró, haciéndose el desentendido con este
tema, ya que era obvio que yo estaba haciendo algo incorrecto.
Comencé a meterme en el computador de
Vladimir Knight desde el mío, pero no había nada de importancia, estaba todo en
orden y además solo había archivos relacionados con la empresa, así que decidí
meterme al historial de su navegador de internet y poder conseguir su dirección
electrónica, Arthur me dio el “dato” de cómo hacerlo.
Pude entrar a su correo y mi boca se
abrió al ver que habían varios correos de una tal “Tara_K” sonreí triunfante
¿Qué relación tendrían?
— ¡Mierda! –dije asustada al escuchar el
teléfono sonar. Lo tomé rápidamente –Buenas tardes, Blake Ltda. ¿Con quién
hablo? –dije con el tono que empleaba al teléfono, amable.
—Srta. Lizzie –me quedé helada al
escuchar la voz, era Tara –Con Thomas la estamos esperando abajo, son más de
las tres de la tarde y debemos arreglar todo para esta noche, son órdenes del
jefe —me estremecí al pensar en ese Monstruo, pero aun así, mis dudas se
mantuvieron sobre quien podría ser.
Sin embargo ¡era imposible! No podía ser
Maximiliano ¿de qué se trataba todo esto? No sabía que pensar.
—De inmediato bajo.
—Está bien –dijo ella y ambas cortamos.
Cerré todas las ventanas, extrayendo
todas las contraseñas que necesitaba y las guardé en mi escritorio, dentro de
un cajón con llave. Justo para cuando estaba tomando mi bolso, Jenn y Sophia
entraron, sonreí aliviada de verlas.
—Tres y un minuto mi amiga, es hora de
irnos —dijo Jenn.
Tara era una exagerada, diciendo que ya
era tarde sin tan solo había pasado un minuto. Quedé mirando unos segundos a
mis amigas sin saber cómo lo iba a hacer para subir a un auto de último modelo
sin levantar sospechas, además ¿a qué se
refería el Monstruo con “una sorpresa”? así no podría engañarlas hasta el
lunes, además no sabía qué me tocaría hacer para sorprenderlas.
Para mi alivio ellas no comentaron nada
sobre mi misteriosa actitud y llegamos en minutos al primer piso, conversando
solo estupideces, me disculpé con ambas por no poder asistir a la reunión de
amigos, pero Sophia asintió al igual que Jennifer.
Llegamos a la calle y me quedé helada.
—Wow…eso si es un auto –dijo Jennifer
mirando. Asentí, al igual que Sophia.
— ¿Dónde está tu auto Lizzie? –dijo ella
confundida.
—Vine en taxi, está en el mecánico, en
revisión.
—Ah bueno, yo me voy —dijo Sophia, se
despidió de ambas, me dio un abrazo fuerte y se fue al estacionamiento del
edificio por su auto.
—Bien, a esperar taxi –dijo Jennifer a
mi lado, agradecía que viviéramos en diferentes barrios, así no compartiríamos
el viaje ahora ya que no sabría qué inventar.
— ¡Ahí viene uno! –Dije alegre –tómalo
—ella me miró confundida por mi ánimo.
—Tú lo viste primero.
—No digas eso, así me aseguro que estás
bien, además te lo debo por mandar a Arthur antes de tiempo, chica persuasiva
–se rió fuerte al escucharme.
—Está bien, acepto por eso, aunque no
fue ningún sacrificio –dijo riendo, mientras me daba un beso en la mejilla y se
metía al taxi que se había detenido.
Miré suspirando hacia la derecha y vi
que el auto se acercaba, estacionándose al frente de mis ojos. Thomas salió de
este y se dirigió hasta la puerta, la cual abrió para mí.
—Buenas tardes Srta. Elizabeth.
Asentí cansada, entrando al auto, pero
cometí el grave error de mirar hacia atrás. Pude ver claramente como Sophia
salía del estacionamiento y me miraba asombrada por estar entrando a un auto de
este tipo.
—Buenos tardes Srta. Lizzie se ve un
tanto agitada –dijo Tara.
—Mi amiga me acaba de ver –dije mirando
hacia la ventana, Sophia pasó por el lado aun mirando hacia el auto. De esta no
me salvaba.
—No se preocupe, el señor… —se tomó un
segundo, parece que se cansaba de no poder decir su nombre.
—No hay nadie quien te delate Tara, me
puedes decir –ella sonrió.
—No podría, y no se preocupe de su amiga, ya el lunes
todo estará resuelto y yo podré hablar con tranquilidad –mi estómago se
revolvió al escucharla –ahora tiene un largo día, dónde deberá cumplir varias
citas –dijo abriendo su agenda de cuero negro, buscando todo para indicarme lo
que tenía que hacer.
— ¿Qué eres de Vladimir Knight, Tara? Vi
unos correos electrónicos entre ustedes –ella se quedó helada, levantó la
mirada y me enfrentó. Le tomó unos segundos.
—Es mi padre, pero eso no importa ahora,
ya no averiguó nada a tiempo, más adelante le puedo contar lo que sucedió,
ahora usted, debe ir al salón de belleza y pasar un tiempo ahí, tiene a una
fiesta a la cual asistir y una identidad que descubrir, gracias al cielo para
nosotros dos –dijo mirando a Thomas.
Miré al chofer y asintió, como si
estuvieran cansados de seguir ocultando la identidad del Monstruo.
Por lo visto, me esperaba un largo día.
Yo solo deseaba que ya acabara de una buena vez.
:D espero que les esté gustando.
Pobre Lizzie... No sabe que todo hasta ahora comienza... Y espero que pueda aguantarlo ;)
ResponderEliminarBesos gigantes!!!
XOXO
Quieri maaaaas xd..que averigüe luego todo.. Sube más seguido Dani Dani n•n ..no recordaba lo maldito que era este vampiro
ResponderEliminarYa sospwcha, no puefo creer que no haya relacionado la rapidez de max con su monstruo
ResponderEliminarEstoy entrando en desesperación!
ResponderEliminarCreí que la fiesta estaría aquí D:
Ni modo... un capítulo exquisito como siempre!
Besos!