Un ángel traicionado - Capítulo 3

Secretos

Eric atravesó la puerta que llevaba a la oficina de Adam y se encontró con su amigo ángel caído y con Noelia, vestida de punta en blanco sentada en el sofá, tan alta y elegante, con su cabello blanco y sus ojos de un negro profundo. Era el Serafín encargado del caso de Dana. En cada categoría había una un representante manejando la situación de Dana, ya que era peligrosa.

—Buenas noches –dijo el Dominacion, saludando solo con un asentamiento de cabeza a la Serafín.

—Eric ¿todo bien? Adam me contaba que estabas con la Nephilim Arial, la chica pelirroja ¿no has terminado con su vida aun? Tú, que siempre has sido tan pro sobre acabar con los Mitad Demonio.

El Dominacion no pudo evitar tensarse, por alguna razón ya no le agradaba la idea de acabar con la vida de Arial, como tampoco le era de su gusto que alguien dijera algo parecido.

— ¿Qué haces acá, Noelia? –fue una pregunta fría y directa por parte de Eric.

—Bueno, hasta ahora no hemos podido hablar nada con Adam –dijo ella, mirando con una sonrisa al ángel caído, que le respondió de la misma forma –ya que la Nephilim Lilia, estaba espiando tras la puerta por los primeros minutos, tratando de averiguar quién soy, como sea, ya se cansó y está con los chicos Young, donde de seguro se encuentra la Nephilim Arial y el Nephilim Thomas ¿no?

—Más preciso, imposible –Eric se cruzó de brazos, impacientándose por la denominación que le daba a Arial y los otros Mitad Demonio, todos los Serafines eran iguales.

—Bien, solo he venido para entregarles las nuevas noticias. Ambos están en la tierra y no pueden subir, Adam por razones obvias y tu Eric porque corresponde que cumplas con tu misión.

—Entendido –el Dominacion caminó hasta donde estaba Adam y se apoyó en el escritorio, mientras que su amigo se quedaba sentado.

—Es toda una sorpresa verte por estos lados –dijo Adam con una sonrisa tierna, muy pocas veces se encontraba con viejos amigos que se diferenciaran de Gabriel o Eric — ¿Cómo has estado? ¿Todo bien arriba?

—Todo excelente, ya sabes, prácticamente estamos en el Paraíso, podrías volver cualquiera día ¿no?

Contestó Noelia a Adam, mirando con una ceja enarcada a Eric que la miraba sospechosamente. No le costó mucho saber porque el Dominacion la miraba de esa forma, él siempre  había sido muy protector con Dana.

—No me mires así Eric, Dana sigue creyendo que eres el mejor mentor del mundo, ahora está entrenando con Oscar y Leonardo. Tan solo he venido a decirles que todo está de maravillas con ella, que ha accedido a entrenar para recibir la ceremonia de ascensión y así poder acabar con Gabriel, ese es su único objetivo.

— ¿Y qué hay sobre Ethan? –Preguntó Adam — ¿ella recuerda a su novio?

—No lo llamaría novio en este momento, incluso creo que él la llamó Monstruo cuando ella le salvó la vida –Noelia se cruzó de brazos –y no, no recuerda a Ethan, lo que nos ha facilitado las cosas, ya sabes, los ángeles enamorados pueden ser un problema.

—Sin duda –aclaró Eric, tensando su mordida porque no le gustaba la forma que ella se expresaba sobre Dana y Ethan –pero tengo una duda ¿Qué le han dejado en su memoria?

—Bueno, eso lo descubrirás cuando vuelva.

— ¿Y cuándo sería eso? –Preguntó Adam –quiero saber cuánto tiempo tendremos para ayudar a Ethan, quien ha hecho todo esto posible, ya sabes, él se sacrificó por Dana, su novia –aclaró sonriendo.

—Lo sé, lo sé, por Dios, ustedes dos se han vuelto en unos románticos empedernidos. Tendrán exactamente tres meses, como dijo Eric. Deben ser rápidos, tienen todo ese tiempo, pero vamos… que ese chico puede rendirse a la Oscuridad en tres días.

—Pero ahora no sabemos dónde se encuentran –dijo Eric, preocupado, ya que ese era su mayor problema. Él podía luchar contra Gabriel, pero no sabía dónde se encontraba.

—Ni nosotros, está escondido en algún lugar, maldito demonio –susurró ella más para sí misma.

—Debe estar en la ciudad, eso es lo principal –aclaró Adam –ya saben, ese chico tiene madre, tiene amigos, no los dejará a la deriva sin que sepan su paradero, realizará llamadas ¿no? Y si Gabriel no ha dicho toda la verdad sobre “sus amigos” de seguro no sabe que Mia y Gaspar, son cazadores de demonios.

Noelia se puso de pie, era delgada y alta; se asemejaba a una flor de cala, muy elegante y era inevitable que los dos ángeles se la quedaran mirando con admiración. Era legendaria, había llegado ser Serafín rápidamente y eso era digno de respeto.

Ella observó la pintura de los querubines a un par de metros de la chimenea. Suspiró al notar que su antiguo amigo seguía relacionado con la mafia del arte. La pintura era original.

—He estado indagando, en diferentes… posibilidades –dijo ella, volviendo a mirar los ángeles –y puede ser que tengan que unir fuerzas con el Nephilim Thomas Santderic, él es muy importante.

—Lo sabemos, pero no tiene que inmiscuirse en estos problemas ¿no? –Adam habló de mala forma, teniendo una expresión de desagrado ante la idea.

—Te voy a aclarar algo –Noelia sonrió –Este problema no es sobre cómo te llevas tu con la Nephilim Lilia, ni los fantasmas que tienes del pasado.

Eric miró a Adam sin entender lo que el Serafín decía. No estaba enterado de las emociones y sensaciones que tenía su amigo por Lilia.

—Los problemas amorosos que puedas tener, deben quedar a un lado. El Nephilim Thomas es una excelente alternativa y tendrán más posibilidades de éxito con su ayuda –declaró ella, caminando hacia los libros que Adam tenía en su estantería, leyendo los títulos, pensando en las palabras adecuadas para proseguir con la situación de aquel Nephilim –además es un chico encantador y muy accesible.

—Se encarga de atraparte con favores –aclaró Adam –si nos ayuda todos tendremos que deberle algo ¿no te parece un tanto complejo?

—No –susurró ella, tomando uno de los libros que ahí se encontraba –es más, creo que la situación amerita grandes sacrificios para tener una gran victoria, incluso yo he pagado un favor a dicho Nephilim.

Ambos ángeles se quedaron mirándola como si le hubiera crecido un ala en la cabeza.

— ¿De qué mierdas estás hablando, Noelia? –Exigió saber Adam, enojado –estamos en un problema mayor, un sacrificio ya se llevó a cabo y fue tanto Dana como Ethan ¡el chico se ha vuelto un vampiro sin memoria, por todos los cielos! ¿Qué más esperan allá arriba?

Eric miró sorprendido al ángel caído. Una cosa es que tuvieran a Noelia como amiga y otra diferente era gritarle a un Serafín.

—Lo que quiere decir –aclaró el Dominacion –es que estaremos dispuestos a hacer lo necesario, de todas formas es por un bien mayor.

—Sé cómo te sientes –dijo Noelia mirando a Adam, después de asentir a las palabras de Eric –pero no puedes negar que no quieres nada relacionado al Nephilim Thomas Santderic debido a su relación con la Nephilim Lilia. Si dejas eso de lado, puede ser de gran ayuda, tiene contactos que son útiles para ayudar a Ethan.

Los tres se quedaron en silencio por unos segundos, ella leyendo de qué trataba el libro que tenía en su mano, Eric imaginando que favor tendría que darle a Thomas y Adam sopesando en las palabras de Noelia. Ella tenía razón.

—Mmm... Correr o Morir, un nombre interesante ¿no? –Dijo ella mirando el libro oscuro que tenía en su mano — ¿me lo prestas? Qué extraño libro tienes en tus estanterías.

—No todo puede ser secretos celestiales y demoniacos, y si, puedes llevártelo, pero lo devuelves.

—Como siempre –dijo ella sonriendo –ahora es mi tiempo de partir —comenzó a dirigirse hacia la puerta.

—Alto ¿esa es la ayuda qué nos darán? –preguntó sorprendido Eric.

—Sabes muy bien, como Dominacion –dijo ella, girándose hacia él –que no podemos interferir con el libre albedrio.

— ¡Pero aquí nadie es humano! –ella sonrió por las palabras de Eric.

—También sabes, como Dominacion –aquella oración irritó al ángel, se sentía tratando como un niño –que las y los Nephilim son en parte humanos.

— ¡Oh excelente! Gracias… Por la aclaración, ya sabes. Quizás por esa misma parte humana no deberían estar metidos en todo este lio –dijo Eric caminando hacia el sofá, sentándose bruscamente en el mueble.

—Buenas noches, viejos amigos, enviaré sus saludos a ya saben quién y a Dana, adiós.

Sin ningún otro preámbulo, ni palabra de aliento ella se retiró de la oficina de Adam, mientras este se quedo observando las llamas del fuego.

—Estás todo mojado Eric –dijo mirando él ángel caído a su amigo —¿de dónde demonios vienen?

—La Nephilim Arial –dijo imitando a Noelia –se le ocurrió estacionar muy lejos –no era cierto, pero no quería entrar en explicaciones, estaba enojado y cada vez que eso sucedía, Eric no podía controlarse.

—Tú necesitas una copa de un buen whiskey ¿no te parece? Sé que te gusta.

—Está bien.

Adam se acercó al pequeño bar que tenía en una de las esquinas de su oficina y le preparó una copa a Eric, quien tenía un magister en diferentes tragos ya que el abuso de alcohol había sido una de las razones para que tuviera marcas en su hombro derecho.

—Gracias –dijo el Dominacion, dejando la copa a un lado –Gabriel me las va a pagar, hacerme bajar hasta aquí por su maldita traición. Debería estar entrenando Arcángeles, no lidiando con esto.

—Pero estas aquí, en la madrugada, bebiendo con un viejo amigo.

Ambos se quedaron unos segundos en silencio, le dieron un sorbo a sus tragos y se miraron, cansados.

—Tenemos que empezar por algo ¿crees qué averiguando con la familia de Ethan sería una buena idea? La otra semana será Navidad –dijo Eric –podemos ir a su casa o al departamento de sus amigos.

—Es una buena opción, de todas formas mañana irán para saber algo con los demonios. Habrá que pedirle a Thomas que también investigue por sus lados.

Eric por un momento tuvo un estilo de revelación divina, aunque en realidad, era una pésima idea.

—Podríamos hacer que Arial se comunique con Azazel ¿no crees?

Adam lo miró por unos segundos, negando de inmediato a la idea de Eric.

—Estás enfermo, pésima idea Eric ¿de verdad te desagrada tanto Arial? Tú y Azazel son las únicas personas que le tienen tanto odio a la pobre.

— ¿De qué hablas?

—Hace poco, supe que su padre la busca… lo que tienen que ser malas noticias, quizás qué desea hacer con ella. Sabes que es un loco de remate y que solo le gusta hacer engendros del mal, inventando y mezclando genes, ya sabes.

Eric se apoyó en el respaldo del sofá, pensando que realmente Arial tenía un pésimo padre. Nunca la había investigado a profundidad, no sabía mucho de su vida, solo lo esencial y algunas trivialidades.

—Bien, no sabía eso –dijo fríamente Eric.

—Como sea, nada de demonios más peligrosos, ya nos basta Gabriel, si vamos más allá… no lo sé –dijo Adam, jugando con su mentón mientras pensaba –no las vamos a poner en riesgo, si tenemos que llegar a ese extremo, bueno, seremos nosotros quienes se encargarán de ellos.

—Muy bien.

Lilia estaba apoyando su espalda en el pecho de Thomas, había llegado hacía un rato con Arial y Eric, pero este último estaba con su ángel caído, hablando con esa misteriosa mujer de cabello blanco.

—Yo pensaba que esta iba a ser mi noche libre ¿Por qué tenían que aparecer? –preguntó Mia Young. Se había dedicado a arreglarse para la noche, tenía la ilusión de encontrar a alguien interesante.

Ella llevaba su cabello rubio corto, tan solo unos días atrás se lo había recortado otro poco ya que no le gustaba muy largo. Le dificultaba sus batallas contra los demonios. Había elegido unos jeans grises, una blusa rosa pálido con bordados y transparencias, su chaqueta de cuero y unos tacos negros para verse más alta.

—Bueno… ha sucedido algo con Ethan –dijo Lilia mientras Thomas rodeaba su cintura. Le encantaba tener cerca al otro Nephilim, sin duda se alegró al verlo llegar –No sé si Adam les ha dicho algo, pero pronto hablaremos sobre ello.

—Ethan está pasándolo súper bien con su angelito ¿no? –dijo Gaspar, llevaba una camisa gris y unos pantalones negros, no se había arreglado ya que para él era usual salir durante la noche después del trabajo. Antes tenía a su fiel compañero de salidas, Ethan.

—No es tan así, Gaspar –Arial se sentó al lado del humano, mirando hacia la oficina donde había ido Eric –de todas formas no es seguro hablar acá.

—Está bien, de seguro nos pedirán alguna locura –aclaró Mia, mirando de soslayo a su hermano.

Ambos eran los últimos vivientes de su familia, además de una generación de humanos que se encarga de eliminar demonios. Sus padres los entrenaros hasta cumplir los doce años, después de su muerte se encargaron de seguir con el rubro de la familia. Ambos venían de Suiza, había llegado hacía más de diez años. Tenían veintinueve, eran mellizos y unidos como ningún otro, habían tenidos que sobrevivir solos desde una edad muy joven. Adam los localizó años atrás, esperando encontrarse con sus padres, pero terminó guiándolos para que llegaran a Chicago y se hicieran cargo de Ethan, tuvieron que estudiar, ir a la universidad y levantar una agencia de Publicidad, eran el cuerpo de seguridad que tenía el humano y todo debía ser perfecto para que nunca sospecharan de ellos. Eran espías, luchadores y sobrevivientes. Los hermanos Young eran perfeccionistas y se caracterizaban por entregarse por completo a sus misiones.

—No me gusta esto –dijo Gaspar, observando a los Nephilim. No le agradaba que Thomas estuviera involucrado porque eso conllevaba grandes problemas, demonios podían estar cerca.

—Buenas noches, niños –todos se giraron a ver a la misteriosa mujer de cabello blanco, tan alta y poderosa.

Thomas la quedó mirando por un par de segundos, teniendo varios pensamientos a la vez. No pudo evitar sonreír al verla.

—Buenas noches Noelia –respondió el Nephilim – ¿Qué te trae por estos lados, tan lejanos a tu hogar?

—Tú ya sabes qué ¿no, Nephilim Thomas? –Dijo ella, sonriendo y tocando la nariz del Nephilim con su dedo índice –los señores están esperando por ustedes, deben reunirse con ellos de inmediato –para nadie pasó desapercibido su tono irónico al referirse sobre Eric y Adam.

Arial y Lilia la observaron con el ceño fruncido, lo que notó Noelia, que entregó su atención a la Nephilim de ojos violetas.

—No arrugues tanto el ceño, Nephilim Lilia –le guiñó el ojo y después los dejó, sin despedirse. Todos supusieron que la volverían a ver un día de estos.

—Apuesto cien dólares a que ella era una de los ángeles cabrones –aclaró Arial, moviéndose para ir a la oficina de Adam.

Todos la siguieron, incluido Thomas que estaba convencido de que necesitarían su ayuda. No le parecía mezclar a los hermanos Young, pero supuso que alguna casería de demonios llegaría pronto. Él por el momento deseaba saber que harían los ángeles y sus amigas Nephilim para saber en qué lugar él debía estar.

Además del hecho de desear llevarse a Lilia esta noche, nuevamente.

Todos entraron a la oficina de Adam, este se sintió incómodo al ver tanta gente. Deseaba aclarar todo, pero se vió abrumado por ver como Thomas y Lilia entraban de la mano.

—Es muy tarde –dijo Lilia, observando a Adam –podemos aclarar todo rápido ¿y largarnos? ¿Quién era esa mujer?

—Una amiga nuestra –respondió Eric, sentado en el sofá, donde se le unió Mia, mirándolo confundida –nos dio un par de datos que necesitábamos para poder proceder.

—Realmente no nos dio nada, nos informó que Dana está bien, entrenando para acabar con Gabriel. Tenemos tres meses –dijo Adam de mal humor por la visita de su antigua amiga, no había sido nada provechoso.

— ¿Qué está sucediendo, Adam? –preguntó Gaspar, sin entender mucho lo que pasaba.

El ángel caído lo miró por unos segundos, pensando en un resumen conveniente para este momento.

—Ethan es un vampiro ahora y hay que buscar un antídoto para que recupere su memoria, así no se irá directo al infierno.

Los hermanos Young se miraron de inmediato y después a Adam, sin poder creer lo que él decía, pero antes que comenzaran a objetar los hechos el ángel caído levantó la mano, haciendo callar a todos.

—No tengo tiempo para esto –aclaró Adam, tensando su mordida –lo haremos rápido. Gaspar y Mia, mañana me reuniré con ustedes en la oficina para hablar con mayor detalle sobre lo sucedido, tienen que seguir actuando como siempre, de esa forma podemos pensar que Ethan puede recurrir a ustedes.

Los hermanos asintieron, confundidos, pero aceptaron las órdenes del ángel caído.

—En la noche tendrán que acompañar a Lilia y Arial para ir detrás de algunos demonios, si todo sale bien no tendrán que matar a nadie, van solo como refuerzo por si las cosas salen mal ¿entendido?

—Si –dijeron ambos.

—Thomas… —Adam le dirigió la mirada al Nephilim –ya que estás aquí, supongo que planeas ayudar ¿no?

—Si puedo, claro que si –respondió Thomas, sonriendo, regocijándose con la petición de Adam.

—Necesitamos descubrir que desea Gabriel y donde se encuentra, estoy seguro que tendrás más de algún contacto entre tus amigos ¿no? eres íntimo de los demonios.

—Trataré, pero no prometo nada, ya sabes que son muy quisquillosos.

—Excelente –se dirigió a Lilia y Arial –ustedes dos se deberán quedar un par de horas acá, necesitamos dejar todo listo para dejar el club a cargo de Lucy e Isaac, ellos se encargarán de todo mientras nosotros nos ausentamos.

— ¿Esto será a largo plazo? –preguntó Arial, junto al fuego de la chimenea, buscando algo de calor, ya que su vestido estaba húmedo. Su figura se marcaba contra la tela, llamando la atención de Eric que la observaba cada cierto segundo, tratando de optar una actitud casual para no ser descubierto.

—Máximo tres meses –declaró Adam –pero tenemos menos tiempo, si Ethan cae en alguna estupidez y entrega su alma a Lucifer, estamos perdidos. Lo saben ¿cierto?

—No, no lo sabemos –dijo Arial cruzando sus brazos –ese es el problema.

—Sin Ethan, nada de esto tiene sentido realmente… tan solo debemos recobrar su memoria, todo estará bien desde ahí y podremos lavarnos las manos –Adam se apoyó en el escritorio, pensando en aquel humano con el cual todos parecían tener algo de relación.

— ¿Podremos lavarnos las manos? –preguntó Arial sorprendida por la expresión del ángel caído — ¿pero es qué solo piensas en librarte de la responsabilidad?

—No –se trató de defender Adam –solo estoy diciendo que hasta ese punto podemos interferir.

— ¡JA! –Se burló Lilia, cruzando sus brazos, signo de molestia entre las Nephilim — ¿ahora hay un límite?

—Basta, las dos –interrumpió Gaspar, que deseaba saber más detalles de la situación de Ethan –entonces nos debemos reunir con ustedes mañana, para proteger las Nephilim ¿no?

—Así es, por si las cosas terminan mal –asintió Adam, cruzándose de brazos y mirando a Arial y Lilia con el ceño fruncido. No le agrada ni un poco cuando se unían para ir en su contra –Creo que ustedes ya deberían irse –se dirigió a los hermanos Young –yo iré por la tarde a la oficina. Les informaré de todo.

Ambos se despidieron solo con un asentimiento y desaparecieron de la oficina con rapidez.

—Tu también deberías irte –le dijo Adam a Eric –ahora nos encargaremos de dejar en orden todo con Isaac y Lucy.

—Entendido –asintió Eric, poniéndose de pie –buenas noches.

—Voy por ellos ¿no? –preguntó Arial. Él ángel caído asintió ante la idea de la Nephilim

Tanto Eric como Arial salieron juntos de la oficina, sin levantar sospecha alguna para Adam o Lilia, que se miraban con el ceño fruncido, ambos tensos por tener a Thomas junto a ellos.

—Por lo visto no saldrás hasta un par de horas más –susurró el Nephilim contra el oído de Lila, lo que causó una sonrisa en ella. Se giró para encontrarse con él.

—No, es mejor que vayas a buscar algo con tus demonios, pero ten cuidado, eres demasiado altanero cuando se trata de interactuar con ellos. Son peligrosos Tom.

—No te preocupes, nos vemos –sin más y ante la mirada de Adam, el Nephilim se acercó a Lilia y atrapó su boca con su beso.

Ella trató de alejarse ya que no quería darle un espectáculo a Adam, no a ese nivel, pero un escalofrió recorrió su espalda y no pudo evitar responder ante los labios de Thomas. Tuvieron que pasar eternos segundos para el ángel caído antes de que se separaran.

—Buenas noches –le dijo Thomas a Adam, con un asentimiento antes de atravesar la puerta de su oficina.

—Arial está demorando –dijo Lilia, incómoda por la mirada de Adam, quería escapar de ahí.

—Oh, puedes hablar, pensé que ese demonio te había comido la boca.

Ella entrecerró los ojos, molesta por el comentario fuera de lugar que él le había dado. Ya le bastaba con sentirse nerviosa por tener a los dos hombres cerca y recién se había podido relajar un poco por la salida de Thomas.

Adam cambio el tema tan rápido como dejó escapar ese comentario ácido.

—No creo que las vea mañana, debo arreglar otros asuntos, por eso mismo quiero que te controles, en la noche no irás a buscar demonios para acabarlos, sino que vas a interrogar, sabes muy bien la diferencia.

Lilia se sentó en el borde del sofá, mirando como Adam adoptaba esa actitud tan protectora. Le recordó cuando les daba clases sobre sus dones, de cómo debían matar demonios y de cómo debían siempre proteger la espalda de la otra.

—Eres la más… inquieta cuando están rodeadas de demonios, debes recordar que la seguridad de Arial estaba conectada a la tuya, debes ser cuidadosa ¿sí? irán con Eric para llamar más demonios, pero eso puede terminar muy mal.

Ella no decía nada, sabía que si comenzaba una conversación con Adam, uno de los dos terminaría enojado con el otro y no deseaba discutir, menos en una situación donde se requería toda su concentración para ayudar a Dana y Ethan.

—Espero que estén en la ciudad –Adam suspiró y recorrió el escritorio. Se sentó en su cómoda silla de cuero.

—Eso no es tan importante –dijo Lilia con sus ojos violeta brillando ante la horrible idea que vino a su mente –esperemos que Ethan no haya asesinado a mucha gente hasta ahora.

—Debe ser muy fuerte, recuerda que tiene todo el poder que Gabriel tuvo alguna vez, o bueno, parte de él.

—Ahora es un vampiro, recién nacido, debe estar perdido. Creo que Gabriel busca que preste servicios para Lucifer, ya sabes, que entregue su alma por completo a la Oscuridad, pero antes que eso suceda, Ethan debe estar bien de aquí –dijo ella indicando su propia cabeza — ¿Quién estaría bien mentalmente cuando te han mordido y vuelto vampiro? Adema no sabemos cómo funciona su memoria actualmente, puede que recuerde fragmentos  ¿Qué pasaría si lo encontramos, le hablamos de Dana y comienza a recordarla?

—Tendríamos mucha suerte si eso llega a suceder –Adam apoyó su cabeza en las manos, tratando de encontrar una solución a sus problemas, pero en todo momento giraba una y otra vez la imagen de Lilia y Thomas besándose.

—Ey, tranquilo –ella se acercó hasta que apoyó su mano en el hombro de él, presionó un poco para que levantara la vista. Él lo hizo y se encontró con la sonrisa de ella –nunca te había visto así, no te preocupes, arreglaremos esto ¿sí? de esa forma nos entregarás el camino al cielo ¿no es eso lo que siempre has querido? No te preocupes, todo volverá a su curso.

Él se quedo mirando los ojos violeta de ella, era cierto que no tenía los mismo ojos que su madre, pues estos eran demoniacos, pero sin duda tenia los mis labios que Cyra, rosados y carnosos, dispuestos a besar los suyos como nadie lo había hecho hasta ese entonces.

Transcurrieron siete años desde que Adam había dejado el bando celestial. Se había enclaustrado en un Monasterio Meteora de la Santísima Trinidad en el norte de Grecia y convertido en voluntario a los días de volverse un ángel caído. Él no se había rendido a los placeres mundanos, tan solo no era capaz de eliminar a los suyos, iba contra sus principios, única razón para dejar de servir como Principado. Dentro del monasterio, varias personas sospechaban de su verdadera naturaleza, muchos tenían la habilidad de ver más allá de la persona, de poder observar el alma.

En el monasterio podía sentir el sabor, tan solo un pizca de tranquilidad que le ofrecía su tierra de origen, pero de todas formas se sentía satisfecho por estar en ese pequeño paraíso entre aquellas montañas de rocas lisas, talladas por la erosión; parecía que la infraestructura del monasterio estuviera suspendida de el aire.

Nadie hablaba mucho, se dedicaban a orar y a encontrarse espiritualmente. Adam no lo necesitaba ya que lo había cumplido siendo un ángel custodio, si no fuera así no habría podido ascender. Sin embargo, le parecía un lugar esplendido para poder residir por un tiempo.

Era  1917 y él aun seguía disfrutando de aquella soledad.

— ¿Adam? –se giró, dándole la espalda a la ventana y a la hermosa vista que tenía. El monje más antiguo estaba en su puerta, acompañado de una mujer que vestía de negro y cubría su cabello, pero que le regaló una sonrisa que Adam no pudo evitar responder.

—Buenas tardes, Dymas –aquel anciano de cabello escaso y blanco, lo miraba de una forma que lo hacía sentir tranquilo. Adam estaba prácticamente seguro de que si dejara desplegar sus alas, el viejo monje no se sorprendería. Tenía unos ojos negros tan profundos y brillantes que sabía con precisión que estaba al frente de un ser impresionante en la tierra. Lo respetaba mucho.

—Adam, estoy enseñándole el lugar a Cyra, se encargará de nuestra comida y despensa, la presento a los demás también, la veremos con frecuencia por aquí.

—Buenas tardes –dijo ella, un poco tímida. Ella jamás habría pensado que había monjes tan jóvenes, cuando tomó aquel trabajo no dudo en aceptarlo porque estaba segura de que estaría rodeada de ancianos y sería fácil cocinar para ellos, tan solo deseaba la soledad hasta que su corazón sanada. Su prometido había muerto de forma trágica.

Adam solo asintió como respuesta, notando lo linda que era aquella chica. No debía tener más de 18 años, tenía unos ojos azules grandes y una piel tostada por el sol. No podía diferenciar su cabello pero adivinó que era oscuro.

—Y ya que eres el más joven –continuó el monje –te quería pedir un favor.

—Dime, si puedo cumplirlo, no hay problema –contestó de inmediato Adam, siempre estaba tratando de devolver el favor  de que ellos le entregaran un lugar en tierra desconocida.

Dymas sonrió y vio al joven monje por unos segundos, sabía muy bien que ese muchacho no era de este planeta, que era un ser superior a todos aunque aparentara tener 22 o 23 años. Adam no debía recibir enseñanzas, sino más bien darlas.

—El chico que se encargaba de abastecer nuestra cocina ha encontrado otro trabajo, así que nos hemos quedado sin fuerza alguna para acarrear los alimentos. Te quiero pedir si puedes ir con Cyra al mercado, una veces a la semana.

— ¡Claro! –respondió de inmediato Adam, sonriendo por ayudar en algo a sus compañeros.

Era un viaje de dos días completos, tendrían que buscar refugio en el pueblo que quedaba a un día de distancia. Deberían usar la carreta. Adam agradeció al cielo porque estuvieran creadas las escaleras, él había sido testigo de cómo usaban cuerdas en el pasado, para poder subir.

—Será un gusto poder ayudarla, Cyra –aclaró de nuevo el joven monje, mirando sorprendido los labios de ella que le sonreían. Eran rosados y carnosos, invitaban a ser besados por otros.

—Muchas gracias –respondió ella.

—Muchas gracias, por escucharme –dijo Lilia, moviendo su mano de un lado — ¿pero qué demonios?

— ¿Qué? –preguntó Adam despistado.

—Te estaba hablando, dándote ánimos y tú has estado a kilómetros de distancia –ella se alejó y se sentó en el sofá, cruzada de brazos.

—Lo siento, estaba pensando en algo más.

En alguien más querrás decir. Ese fue el pensamiento de Lilia, no le había costado descubrir con el tiempo que Adam tenía a otra persona siempre en su mente; aun estando tantos años a su lado no sabía cuál era la historia de Adam. Una mujer había roto su corazón.

Después de salir de la oficina de Eric se había detenido por un trago, en la barra; hacía muchos años que no bebía nada y ahora sentía que era necesario un trago, ya que el anterior no pudo terminarlo tranquilo. Aunque nuevamente su momento de distracción había llegado a su fin cuando una pelirroja se sentó a su lado.

—No sabía que bebías –Arial apoyó su espalda en la barra y miró hacia su alrededor. Eric aprovechó esa oportunidad para verla por unos segundos antes de tener que volver a casa de Adam.

—Se supone que debes saber todo de mí. Bebiste de mi sangre ¿no?

Arial observó el hombro derecho de Eric, estaba cubierto por el suéter que llevaba pero sabía que ahí estaban las marcas de él, solo un par, una advertencia de la Luz.

—No deberías hacerlo si antes te castigaron por ello.

—Es mejor que vayas a hablar con esos ángeles caídos de ahí –dijo Eric apuntando a Isaac y Lucy que estaban sirviendo tragos –a menos que quieras beber conmigo… —le dio un sorbo a su vaso.

—Solo les estoy dando tiempo –se defendió Arial –a Lilia y Adam, ya sabes que esos dos están destinados a estar juntos, pero él es demasiado terco.

Eric negó a sus palabras.

—No deberías meterte en ese problema, no sabes lo que pasó.

— ¿Y tu si? –dijo ella susurrando en su oído. Eric sonrió al notar que ella fue bastante rápida, tanto para no notar cómo se había acercado.

—No tengo deseos de discutir –dijo girando su rostro hacia ella, teniéndola muy cerca –hay problemas más grandes que ese triangulo amoroso entre Adam, Lilia y Thomas ¿estoy bien o Thomas también está detrás de ti?

Arial sonrió y se alejó del ángel, volviendo a apoyarse en la barra, dejando sus codos sobre esta, logrando que la mirada de Eric se concentrara en sus pechos, ya que quedaban más expuestos.

Él se dio el tiempo valorar los detalles de cómo ese vestido se ajustaba al cuerpo de Arial, de cómo su cabello rojo húmedo quedaba pegado a su cuello. Deseó poder sacar esos mechones que se adherían a su piel, pero tocarla no le estaba permitido, no debía porque todo en ella era tentación y él ya estaba comenzando a caer.

—No está dentro de mis gustos así que no debes preocuparte. Tu único enemigo hasta ahora, eres tú mismo –ella sonrió y lo miró.

Eric se tensó ante ese comentario, pero no respondió, solo se quedó mirándola. Era tan insolente al pronunciar que él estaba atraído por ella, sin embargo, era más humillante que fuera verdad.

Él iba a tomar otro sorbo de su vaso, pero ella puso la mano sobre este e hizo que volviera a dejarlo en la barra

—Ven conmigo, vamos a bailar –dijo ella mientras notaba una gota de lluvia que aun se mantenía en el cabello de Eric, la que cayó hasta su frente y recorrió su mejilla.

Le causó un escalofrió quedarse mirándolo por tantos segundos.

— ¿Qué? Estás loca –sacó la mano de ella y se terminó de un solo sorbo su whisky y se puso de pie para retirarse del Lucifer, pero Arial sin preocuparse de la reacción que él pudo tener, lo tironeó del brazo hasta que llegaron a la pista.

—Ven.

—No, detente –dijo Eric con el ceño fruncido cuando Arial lo tiró hasta la pista de baile.

Estuvieron rodeados de personas en un par de segundos, todos bailaban bajo los intensos cambios de luces que había en la pista. Eric tuvo que cerrar sus ojos un segundo ya que no estaba acostumbrado a ese ambiente, sin embargo, su cuerpo se tensó nuevamente al sentir que las manos de Arial iban hasta el borde de sus jeans y se metían bajo su suéter, tocando su abdomen marcado.

Eric abrió sus ojos, dispuesto a alejarse de ella, pero al verla bailando, escondiendo sus ojos rojos detrás de sus parpados y dirigiendo su cabeza hacia el cielo… no tuvo opción. Sabía que el alcohol que había ingerido estaba causando estragos en su cuerpo, ya que hacía mucho tiempo que no bebía, décadas, estaba cayendo como un ángel custodio. Lo que para él, era vergonzoso.

Las manos de Arial lo abandonaron y ella las levantó hacia el cielo mientras se movía al ritmo de la música. Eric no podía dejar de verla como si fuese la misma manzana prohibida del edén.

Pronto el club cerraría y ahora el Dj usaba una música lenta, sonaba Gods & Monsters de Lana del Rey. Causando un efecto aun mayor para Arial que estaba concentrada en bailar, aprovechando los minutos de libertad que le quedaba antes de ingresar a los planes más importantes. No pensaba cómo podría responder Eric, pero tiró de su suéter para poder acercarlo. No pudo evitar tensarse cuando las manos de él rodearon su cintura, tomándola de forma segura.

— ¿Qué estas pensando, Dominacion? –era la primera vez que ella reconocía la categoría de Eric sin bromear.

Él decidió responderle, pero no de la forma convencional. No quiso restringirse porque sentía que se volvería loco si seguía al lado de Arial solo observando sus labios, es por ello que con rapidez Eric rodeó la mandíbula de ella con su mano y sin más unió su boca a la suya. Fue como si una bomba explotara en él.

Arial sintió como un escalofrió recorrió su cuerpo, pero movió la mano de Eric ya que la tomaba con demasiada brusquedad.

Él rodeó la cintura de ella y la levantó unos centímetros para poder besarla de nuevo.

Whisky, ella podía sentir el sabor de Eric contra su lengua, había mejorado sin duda alguna a diferencia de los besos de la tarde. Era un rápido aprendiz.

Entre la música, las luces y la gente bailando, nadie fue testigo de los segundos donde Eric se deshizo de aquella carga, de ser un Dominacion, se estaba dejando llevar por lo que Arial provocaba en él mientras ella acariciaba su rostro y su cuello, soltando el cabello de Eric y enredando sus dedos en su cabello oscuro. Él la presionó con más fuerza. La fue bajando lentamente hasta que quedó inclinado para poder besarla.

—Bien –susurro Eric contra los labios de ella. Arial pudo escucharlo con claridad, aunque tuviera todo ese ruido rodeándolos –trato hecho.

Ella no alcanzó a sonreír contra los labios de él cuando Eric volvió a besarla, pero solo duró unos segundos ya que él se alejó y sin decirle adiós se apartó de ella y comenzó a caminar hacia la salida trasera, dejándola sola entre todo ese grupo de personas.

Arial entendió que debería jugar con cuidado, ya que no deseaba terminar enamorada de Eric, tan solo le gustaba y le encantaba la idea de corromperlo un poco.  Decidida se fue rápidamente hacia el camino contrario y les comunicó a Isaac y Lucy que daban ir a la oficina de Adam, que dejaran a los ayudantes a cargo de la barra. Después se dirigió hacia donde estaba su familia, tenía temas más importantes que tratar que un Dominacion en su cabeza.

Recorrió la distancia bajo la mirada de su padre, que bebía un trago a varios metros de distancia. No la había dejado de observar en todo momento, pensando en alguna estrategia para obtener su sangre, necesitaba una candidata optima para poder crear nuevos seres que fueran capaces de obtener los secretos de sus víctimas, serian perfectos para venderlos a gobiernos interesados en abandonar las torturas, que no tenían eficacia alguna. El único ser que conocía con esa capacidad era su hija, su propio lado demoniaco le había dado dicho don. Sin embargo ella parecía más acompañada que nunca y no deseaba enfrentarse a un Dominacion o a un ex Principado.

El club Lucifer se fue quedando vacío mientras todos arreglaban las nuevas normas para poder llevar manejar el club. Isaac y Lucy se sentaron en el sofá y asintieron a todos los requerimientos de su jefe y de las Nephilim, ya que ellos tres se encargaban de que el lugar funcionara. Los ángeles caídos no debían representar más de veinte años, pero ya llevaban más décadas que Adam en la tierra, ambos habían dejado su naturaleza para poder estar juntos en la tierra, tan solo esperaron a obtener sus alas para hacerlo, ya que si no serían presas fáciles para los demonios. Siempre habían sido fieles a Adam, quien les dio un trabajo y protección, sin juzgarlos por haber elegido escapar para estar juntos.

—Entonces nos deberemos hacer cargo hasta que arreglen todo lo sucedido con Ethan y Dana ¿es eso? –preguntó Isaac, que vestía de negro con la camiseta del mismo color que descotaba por llevar el nombre del club en rojo, a diferencia de meses atrás que lo llevaba color rosa.

— ¿No necesitaran de nuestra ayuda? –Lucy tomó las carpetas que tanto Adam y Lilia habían entregado para ella.

—No, contaremos con la ayuda de los hermanos Young, eso debería bastar, pero si algo sucede, no dudaré en llamarlos, saben que esto se puede volver complicado –respondió Adam, aun sentado en su silla de cuero –si pudieran descubrir algo durante estas próximas noches o si ven a Ethan, deben dar aviso a alguno de nosotros.

—Y no se aprovechen ahora que serán jefes –dijo Arial sonriendo, mientras buscaba su abrigo que estaba en el colgador –no se anden besuqueando sobre el sofá de Adam o sobre la barra.

—Usaré cloro para limpiar la barra –respondió Lucy, riendo por el humor de Arial. Siempre habían congeniado muy bien.

—Oh, excelente, excelente –Arial le guiñó un ojo –muy bien ¿hay algo más que decir? Estoy muy cansada y quiero dormir para poder recuperar fuerzas.

—Nada más, buenas noches –dijo Adam, la Nephilim se acercó y le dio un beso en su mejilla, como hizo con cada uno, menos su amiga Lilia, que también se puso de pie y se despidió de todos, pero solo con una seña ya que estaba agotada.

Las dos se fueron en el auto de Arial, sin hablar mucho ya que ambas estaban sumergidas en sus propios pensamientos. No era una situación incómoda, ya que tantos años juntas había logrado que se sintieran unidas hasta en el silencio.

Cuando llegaron a su departamento, cada una se fue a su dormitorio después de despedirse. Estaban agotadas por el día recién pasado. Las nuevas noticias, los nuevos planes, esos ángeles caídos que las estaban volviendo locas además de cierto Nephilim que rondaba en la cabeza de Lilia, simplemente lograron que sus energías llegaran a cero y que prácticamente tuvieran que arrastrarse hasta sus habitaciones.

Lilia se durmió en un instante, pensando por enésima vez en su existencia, sobre la mujer desconocida que Adam pudo amar tanto como para romperle su corazón. La odiaba.

En cambio Arial, no pudo dormir, tuvo que dedicar otro poco a Eric debido a su curiosidad por él. Luego de cambiarse a un pijama de camiseta crema con un estampado de león rojo y unos pantaloncillos del mismo color, aseguró su puerta y se recostó en una completa oscuridad en su habitación que estaba llena de ropa tirada en el suelo.

Arial a pesar de sentirse tan unida con Lilia o Adam, nunca le había dicho a nadie sobre su segundo poder. Lo había descubierto a los días que apareciera su capacidad de volverse en una especie de vampira que no necesitaba sangre para sobrevivir, pero que si era capaz de robarte todos tus secretos. Después de décadas aun no era capaz de perfeccionarlo, pero si lo manejaba un poco más. Era perfecto para descubrir el pasado de Eric.

Cerró sus ojos y se concentró en la imagen del Dominacion, a medida que pensaba en él y en los recuerdos que había compartido sin consentimiento con su sangre, cierta luz comenzó a traspasar los parpados cerrados de Arial. Fue lo necesario para saber que ya estaba sumergida en la mente del ángel.

Cuando abrió sus ojos seguía en su habitación, pero tuvo que sentarse para estar más cómoda y poder ver con claridad como estaba rodeada de luz y grandes burbujas que transmitían imágenes con los recuerdos de Eric, flotaban en todo el lugar. Ella observó cada una por unos segundos, eligiendo cual sería la más adecuada para ver, solo podía observar una secuencia de recuerdos cuando usaba esta habilidad, aun no podía manipularla a su antojo ya que prácticamente estaba trasladándose a una dimensión desconocida. Si alguien entraba en ese preciso segundo a su habitación, solo la encontraría recostada, con sus ojos cerrados.

—Veamos.

Empujó hacia los lados algunas burbujas, estaba buscando una especial, una que le entregara algo de información sobre a lo que se enfrentaba con Dana o Gabriel. Para su sorpresa, lo primero que encontró y que llamó su atención fue una mujer de cabello blanco que le estaba dando la espalda. Sintió su cuerpo frio como el hielo cuando esa chica se giró y vio los ojos miel de Dana.

No lo pensó dos veces, se fue con rapidez hasta ese recuerdo y comenzó a verlo todo como si fuera una especie de película.

Estaba Eric, Gabriel y Dana en la tierra donde habitaban los ángeles, un piso bajo el cielo y varios sobre la tierra. También se encontraba Noelia, la Serafín que había borrado la memoria de Dana y que estaba pronta a hacerlo… por primera vez.

— ¿Gabriel? No me olvides ¿sí?

El entonces arcángel se encontraba entre las manos de Eric, que evitaba cualquier avance de su parte hacia la Nephilim.

—Es hora de comenzar con la ceremonia –aclaró Noelia. No había tiempo para declaraciones de amor cuando una Nephilim había aceptado la Orden para volverse un ángel, logrando estremecer las leyes angelicales.

—No te olvidaré jamás, tu tampoco… te amo –dijo Gabriel, tratando de zafarse del agarre de Eric.

Él para entonces Dominacion, observó como Dana y Gabriel se miraron. Les dio un segundo más de ese amor que profetizaban el uno por el otro. Tratando de hacerlo parecer un accidente, dejó que su antiguo amigo corriera a encontrarse con Dana. Ante todos los presentes, la besó.

Gabriel enredó sus dedos en el cabello blanco de ella, lo llevaba hasta los hombros en ese tiempo y no estaba escondiendo su imagen de nadie, no usaba truco alguno y de esa forma solo parecía más niña, pero todos sabían que ella llevaba décadas en la tierra… décadas matando tanto ángeles como demonios.

Por primera vez Eric sintió curiosidad sobre cómo se sentiría realmente los labios de otra persona contra los suyos, como sería amar a otra persona con esa intensidad. Él jamás podría entender cómo Gabriel dejó todo por aquella Nephilim, un ser mitad demonio, de la peor clase posible.

Dana estaba llorando cuando Noelia comenzó con una larga oración que no muchos ángeles sabían. Era en un idioma desconocido que limpiaba de todo pecado al ser por el cual se orara, se le perdonaba todo error y su alma era purificada, como si naciera de nuevo. Sin embargo, en el caso de Dana para que fuera digna de aceptar la Orden, sus pecados debían ser perdonados y borrados de su memoria y eso conllevaba robar toda su vida de sus memorias.

La Nephilim comenzó a irradiar luz, como si de alguna forma todo dentro de ella lo fuera y ahora comenzara a escapar de su cuerpo. Dicho cambio era parte de la ceremonia, pero hizo que Gabriel se alejara un poco. Él también lloraba, pero volvió voluntariamente al lado de Eric mientras veía como el amor de su vida perdía toda memoria de lo que vivieron juntos.

Eric miró de soslayo a Gabriel y solo dejó su mano sobre el hombro de su amigo.

—Esto será como estar muerto en vida si no vuelve a enamorarse de mi –fue lo único que dijo Gabriel.

Eric supo que en ese momento habían perdido a un excelente ángel… solo por amor.

Arial se sentó en la oscuridad de su habitación, con lágrimas corriendo por sus mejillas. Aun no podía creer ver en una faceta celestial a Gabriel y mucho menos a Dana como Nephilim, casi pudo sentir su energía demoniaca antes de volverse ángel… sin duda había sido poderosa.

Se recostó de nuevo en la cama, sintiendo frio por culpa de ese recuerdo. Era demasiado triste y la había confundido, pensando que había visto algo tan hermoso como Gabriel dando todo para que Dana fuera salvada. Abandonándose a sí mismo para que ella sobreviviera ¿Por qué estaban en el lado de Ethan? Ese humano y ahora vampiro, no había hecho un sacrificio digno para igualarse a Gabriel.

—No… —susurró ella ante las ideas que estaba teniendo. Se metió bajo el cobertor azul y se abrazó a su almohada, pensando en lo que había visto.

Sus conclusiones llegaban a que no deseaba ser Dana, ni por un segundo le habría gustado estar en sus zapatos. Gabriel había dejado todo por ella, dos veces contando cuando se volvió un ángel caído y cuando ambos volvieron al bando celestial. Ethan había dejado toda su naturaleza humana para poder reencontrarse con Dana.

Sin duda comenzaba a coincidir con Eric, si había sido testigo de lo que el amor provocaba. Era una emoción peligrosa para los de su especie, tanto para los demonios como ángeles, te hacía perder la razón y solo por unos minutos de felicidad.

—Esa oración… —dijo pensando en cómo hicieron olvidar a Dana –debe haber una versión demoniaca, algo que deshaga esa protección.

Borrarle la memoria a una Nephilim que se volvió ángel, tan solo era entregarle un escudo para defenderse de su parte demoniaca. De esa forma no caería en el pecado y en ensuciar su alma.

—Que tragedia… —susurro contra su almohada.

Arial a diferencia de Lilia era una romántica, ella creía en las relaciones y en entregarse a una persona por completo, pero no creía en el amor entre seres diferentes. Ella no creía que Gabriel y Dana pudieran amarse tanto, pero ahora había sido testigo de que eso había sido real, algo casi palpable.

—Te voy ayudar, amiga –dijo mirando hacia su techo oscuro, como si Dana pudiera escucharla –haré que tu Ethan recobre su memoria y podrás tener por lo menos la balanza equilibrada. Tanto Gabriel como Ethan tendrán las mismas posibilidades y nadie jugará sucio.

Abrazó de nuevo la almohada, decidida a buscar una alternativa por sí sola, ya que este sería un secreto que se guardaría por toda una eternidad. Uno, porque se había metido en un momento muy íntimo entre Gabriel y Dana, a pesar de que Eric estuviera ahí. Y dos, porque no podría dar una justificación lógica sin confesar su otro don.

—Yo ayudaré…

Sus ojos se cerraron y se entregó por completo al agotamiento que sentía, sin antes ver en la oscuridad la sonrisa de Eric después de besarla en el Lucifer.

¡Waaaa! millones de a;os luz que no subía capítulo, lo siento, ando sin inspiración, pero ya volvió parece, es una caprichosa esa Inspiración. Como sea, este capítulo estoy emocionada de subirlo,. uno porque me encantan Arial y Eric :3 y dos porque este es mi segundo capítulo a capela por decirlo, yo lo revise, solo yo asi que lamento todas las faltas que han de tener. Tambien quiero agradecer a Iria por haber revisado tantos capítulos y por entender que quiero avanzar solita para ir mejorando muaaak :D

Gracias si es que aun quedan lectores por estos lados :P