Capitulo 9
Me removí entres las sabanas,
buscando el cuerpo de Alex que usualmente era el segundo en despertar, pero no
encontré nada. Estaba sola en esa cama, lo que nunca era agradable. Me giré
hacia el lado contrario y abrí mis ojos preocupada.
Fruncí el ceño de inmediato al
ver que estaba solo con su bóxer, mirando por la ventana. No pude evitar
recordar lo sucedido el día anterior, fue como un latigazo en mi pecho ya que
la tristeza amenazó con volver.
—Buenos días –dije para evitar
que mi
mente fuera a esos pensamientos.
Alex se giró de inmediato hacia mí,
sonriendo al verme despierta, pero habló después de unos segundos.
—Buenos días…
— ¿Qué te sucede? –esta era la
segunda vez que lo encontraba en la misma situación. Estaba preocupado, lo que
no era una sorpresa, con todos los problemas que teníamos, pero de todas formas
parecía estar pensando en algo de lo que yo no estaba enterada.
Sin duda haber sido incapaz de
descubrir lo que pensaba en el pasado me había dado una habilidad increíble
para saber de todas formas lo que rondaba por su mente.
—Nada, solo estaba mirando hacia
afuera… llueve –caminó hasta la cama, se subió y se recostó a mi lado –no me
gusta salir cuando llueve.
Lo miré por unos segundos,
pensando en su obsesión con ser Gobernador. De verdad que aun no le encontraba
la gracia a su trabajo, pero él parecía adorarlo, tanto que incluso buscó
voluntariamente a su pareja –o sea yo –para poder seguir en el puesto, dando
por hecho que tendría que sobrellevar el sufrimiento a quedar solo una vez más.
—Tenemos que movernos, ya sabes
–dije alejándome de él para tomar mi celular, que estaba en la mesa de noche.
Era más de mediodía, pero no importó que fuera tan tarde cuando sentí los labios
de Alexander en mi espalda –tienes hombros anchos Alex ¿Qué hacías cuando eras
humano?
Nunca habíamos conversado muchos
detalles de su vida pasada, debido a lo sensible que se comportaba cuando yo
deseaba saber algo.
—De todo un poco en realidad, me
las tuve que ingeniar por un par de años ¿Por qué? –no pude evitar sonreír por
ese pedacito que había obtenido.
—Los vampiros no crean masa
muscular ¿cierto?
— ¿Los vampiros? Recuerda que tu
también eres una –me acomodé sobre la cama para poder verlo mejor.
—Es una lástima porque no puedo
mejorar a través de los años con ejercicio. Fuiste afortunado al ser convertido
así de grande –él curvo sus labios en una sonrisa.
—Tú no tienes nada que mejorar,
ya eres perfecta –negué a sus palabras, ciertamente no era una modelo como Lina.
—De todas formas deberías
enseñarme a pelear, así podría ser más ágil ¿no? –él puso atención en mi boca, a
como se movían mis labios –Alex… —dije llamando su atención.
—Sí, supongo.
— ¿Qué haremos si Cristóbal nos
espera en Francia? –pregunté, ordenando su cabello que estaba hecho un desastre
luego de dormir.
—Matarlo –susurró acercándose a
mi rostro. Me dio un corto beso en los labios –pero podríamos aplazarlo hasta
mañana, ya sabes, puede mejorar el clima y…
—Shhh… –dije cubriendo su boca
–Oh, Alexander Lenardis.
Lo miré por unos segundos, no quería
escucharlo, solo se dejaba en evidencia sobre lo mucho que me estaba
escondiendo. Estaba segura que su actitud hacia todos nuestros problemas y sus
deseos de aplazar nuestros planes, estaban completamente ligados a sus
mentiras.
—Me iré a dar una ducha y luego partiremos
¿entendido? –dije poniéndome de pie.
— ¡Pero Victoria! –dijo tomando
mi mano y provocando que volviera a la cama –podemos hacer otras cosas.
— ¿Otras cosas Alex? Escúchame
bien, estoy completamente de acuerdo ahora sobre mi gran error con Cristóbal.
No debí convertirlo, pero quiero solucionarlo, quiero que esté muerto porque no
voy a pasar un día por gusto, pensando que alguien te puede matar porque no lo
has eliminado ¿me entiendes?
Él sonrió al escucharme, estaba
captando mal la idea. No debía sonreír.
—Te pedí en el pasado cientos de
veces que dejaras tu cargo de Gobernador, si lo hubieses hecho en ese minuto
“podríamos haber hecho otras cosas” como quieres ahora, pero no, debemos ir
detrás de ese vampiro.
Me puse de pie, dirigiéndome al
armario para poder tomar algo de ropa. Encontré varias prendas que me
agradaron. Las llevé al baño, necesitaba una ducha rápida. Alex seguía
acostado, cubierto solo por las sabanas, dejando expuesto su pecho. A decir la
verdad, se veía muy tentadora su proposición, pasar todo un día en nuestra
habitación, quizás bebiendo uno del otro mientras escuchábamos como la lluvia
chocaba contra la ventana. Pero no, no era posible y más con un bandido dando
vueltas ¡Aun más con la extraña sensación que me causaba saber que solo vino
por mí en el pasado para seguir siendo Gobernador!
—Ey… ¿Qué estás pensando? –Salió
de la cama y llegó a mi lado en un segundo –dime.
Negué y me alejé de él para
entrar al baño. No importaba lo que él dijera, me seguía afligiendo lo que Cristóbal
había confesado.
—No –tomó mi brazos y me detuvo
–no escapes, dime… sigues enojada conmigo ¿verdad?
—No es eso –miré hacia la
ventana, no quería mirarlo. Las gotas de lluvia caían con fuerza.
—Entonces estás triste –su mano
atrapó mi mentón y me hizo mirarlo.
Tensé mi mordida, no quería
llorar más porque no sacaba nada ya que las lágrimas nunca aparecerían y no me
aliviarían. Y porque Alex a pesar de comportarse bien los últimos días, no se
merecía otras “no lágrima” de mi parte.
Cerré mis ojos un segundo y después
lo volví a mirar, controlando mis emociones. Debía ser fría, calculadora y
eficaz. Mi vida seguiría siendo al lado de este gobernador, que siempre me
ponía en segunda prioridad. Bueno, debía comenzar a conformarme con esto, ya
que por lo visto, jamás podría separarme de Alex, ni aunque quisiera.
—Victoria… —susurró él,
mirándome con el ceño fruncido, confundido.
—Estaré lista en minutos, tu también
¿sí? debemos salir en una hora –me empiné y le di un beso en la mejilla. Me
liberé de sus manos y entré al baño, dejando a un Alex inmóvil fuera de este.
Unos jeans grises, una blusa
blanca que me quedaba un poco ancha y un suéter con botones azul. Me tomé por
completo mi cabello. Fui hasta la habitación y me puse mis zapatos bajos
mientras observaba que Alex se cerraba su chaqueta de cuero. Tome la casaca
negra con gorro, que estaba forrada y tomé mi bolso. Lista para partir.
Alex hizo lo mismo.
— ¿A dónde partiremos
supuestamente? –dije antes de que nos dirigiéramos a la puerta.
—Vuelta a casa, creen que
tomaremos nuestro avión.
—Está bien… debemos salir
pronto, antes de que tu madre llegue de sorpresa.
—Sí.
Ambos salimos de la habitación y
sin ningún problema llegamos a nuestro auto, nos despedimos de los guardias que
vimos y nos subimos al jeep negro.
Miré hacia la ventana durante
todo el camino, pensando en Marco, en su esposa que no conocí y como
terminaron. Este ambiente era tragedia, si no nos cuidábamos uno de los dos
terminaría muerto y si era así, deseaba que fuera yo en vez de Alex. Yo no tenía
práctica en vivir sin el otro, él sí.
—Raúl tenía razón sobre ti –dijo
de repente Alex, llamando mi atención. Lo miré.
— ¿De qué hablas? –nos detuvimos
en un semáforo rojo.
—Cuando te lleve a casa por
primera vez y él te vio, dijo que a pesar de tener tanta experiencia sobre mis
parejas y la Gobernación, no tendría idea de cómo me las iba a arreglar
contigo.
Fruncí el ceño, ese era un pésimo
comentario.
—Dijo también que era un idiota,
que yo no sabía que te buscaba aunque estuviera haciéndolo.
— ¿Por me estás diciendo esto?
No te entiendo.
—Porque sigues triste y quiero
que entiendas algo. Aunque te haya encontrado muy pequeña y no me agradaba que
existieras en ese momento, la primera vez que te vi y crucé palabra contigo,
fue suficiente para que me atraparas ¿crees qué cuando conversé contigo estaba
pensando en gobernar?
Me crucé de brazos, no tenía
deseos de escuchar más justificaciones para algo inexcusable. Miré hacia mi
izquierda, atenta a distraerme con los humanos que avanzaban con sus paraguas.
—Solo te quería besar –siguió
hablando –parecías tan asustada, pensando en la posibilidad de que los vampiros
existieran. Eras bastante rara, sin duda alguna ¿recuerdas cuando nos besamos
por primera vez? Oh… me tuve que controlar.
—Alex –lo interrumpí, molesta
–basta con este tema ¿sí? no importa lo que haya sucedido, tu tan solo evita
ese tema que solo me da tristeza y no hay tiempo para las emociones en este
preciso momento ¿puedes? Tan solo evita el tema, quedará marcado a fuego de por
vida. No hay solución para eso.
Escondí mis manos en mis
bolsillos tratando de hacer algo, menos mirar a Alex, si lo hacía, me
ablandaría.
— ¿En París hay algún Centro de
Proveedores que pueda ser ilegal? –teníamos que concentrarnos.
—No lo sé –respondió de inmediato
Alex –tendría que averiguarlo, llegaremos pasada las seis de la tarde, aun es
temprano.
—Quizás podamos descubrir algo,
entrando a un club, ya sabes.
—No, no haremos eso. Imposible
¿quieres qué te atrapen?
— ¿Y qué quieres hacer, Alex?
¿Ir y encontrar a ese tal Fréderic que quizás no esté cerca de París?
Giró hacia los estacionamientos
de la estación.
Lo mire enojada, seguía pensando
que la mejor opción que teníamos, siendo que no contábamos con el apoyo del
Consejo ya que todo esto era en secreto porque mi vida corría peligro, era
unirme a Cristóbal. Hacerle creer que había ganado.
—No irás con Cristóbal, sácate
esa idea de la cabeza –dijo Alex entregándome mi bolso y cerrando la puerta
trasera del jeep.
Lo miré sorprendida, por lo que tenía
entendido él no podía leer mi mente.
—No debo ser un gran genio para
darme cuenta que sigues pensando en esa posibilidad. Entiende, no es la mejor
opción, ni aunque lo fuera, no lo permitiría.
Comenzamos a caminar hacia la
estación, usaríamos el tren de alta velocidad para poder llegar a Paris, solo
nos tomaría poco más de dos horas.
— ¿Qué? ¡Solo vamos a perder el
tiempo a Paris!
— ¿Qué mujer puede decir eso?
–me respondió con una sonrisa que solo termino acabando con la minúscula parte
de mi buen humor.
—Alex, esto no es un paseo.
—Lo sé –dijo acomodando su bolso
sobre el hombro –pero es Paris, creo que es justo tener en parte un viaje por
placer ¿no?
—Wow… ¡Alto ahí! –me aferré a su
brazo para que no avanzara otro paso más. Mire hacia los lados, nadie nos
observaba –dime qué has hecho con Alexander, ahora mismo, lo quiero devuelta.
Bufó por mis palabras, lo que
era aun más sorpréndete. Lo miré con los ojos muy abiertos.
—Estas revoluciones nunca salen
bien Victoria, debe saberlo –volvió a caminar, lo tuve que seguir –si estoy
metido personalmente en la búsqueda de Cristóbal es por tu seguridad, sino
hubiera dejado a otros hacerlo, hubiese sido solo una piedra en el zapato.
—Lo dice quien aun no lo atrapa.
Alex estaba subestimando a
Cristóbal, sin duda alguna. O yo estaba quitándole merito a Alexander.
— ¿Qué esperas encontrar en casa
de Fréderic? –pregunté susurrando, cuando estábamos entrando a la estación.
—Simple, encontrar pistas sobre
donde se encuentra ese nido de lombrices en Paris, de esa forma —dijo girándose, mirando hacia los lados –los
haremos caer. Es de esa manera como se acaba una revolución Victoria, tomas
cada grupito, lo eliminas hasta que su seguridad se va destrozando con ellos. Cristóbal
no tendrá más guardianes a final de mes o en dos semanas más, te lo aseguro.
Deje que comprara los boletos
mientras pensaba en sus palabras. No me daban tranquilidad, esa era la
realidad, aunque no era debido a que fuera mentira o un pésimo plan ya que no
lo eran… sino que Alex hablaba de una forma extraña. Sin duda se había
enfrentado a situaciones como estas en el pasado. Me hacía pensar sobre cuán
mal estaban los rebeldes realmente.
—Vamos.
Tomó mi mano y nos dirigimos a
nuestro tren.
Con este horario y por este día,
no había mucha gente cuando nos sentamos. Nos quedamos mirando frente a frente
mientras los demás arreglaban su equipaje. Nadie nos acompañó, lo que fue
preciso ya que no estábamos en un ambiente agradable.
Cogí mi bolso más pequeño y
saqué de ahí la carpeta de cuero que había sustraído del escritorio de
Alexander. Luego los archivos que robamos en casa de Cathal y comencé a
verificar los nombres de aquellos que estaban en esos registros de Alex.
— ¿Qué haces? –dijo él, dejando
mi bolso en el suelo, entre los dos ya que se cambió de asiento. A mi lado.
—Busco traidores, no me cabe
duda de que Cathal tiene a varios que están en tu contra. Incluso he comenzado
a dudar sobre William ¿sabes? –puse atención en los nombres, sintiendo como
Alex me observaba.
—Deja eso ahí –susurró en mi
oído. Lo miré de nuevo sorprendida. Alex se distaría mucho conmigo a su lado
–debes aprender un par de cosas.
— ¿De qué estás hablando?
—No es una tontería lo que digo,
me refiero a que no puedes eliminar a todos tus enemigos porque a veces tienen
puestos importantes. Es como si descubriéramos que William es un traidor ¿crees
qué lo eliminarían los demás integrantes del Consejo? Él fue Gobernador siglos
atrás –me removí sobre el cómodo asiento ya que todas esas palabras las susurró
en mi oído. Me alejé un poco.
— ¿No? –Respondí confundida — ¿y
por qué a mí si pueden matarme? –dije muy bajito, solo para que los dos
escucháramos.
No me respondió, tan solo me dio
una mirada que lo dijo todo. Era obvio, yo había convertido a otro en
Gobernador, eso bastaba para merecer la pena de muerte.
—Ya veo –apoyé mi cabeza en el
respaldo. El tren comenzaba a moverse.
Nunca había pensando en el hecho
de morir, quiero decir, claro, hace más de un año era parte de la vida, pero
ahora morir… siendo un vampiro, no era nada natural. Era terrorífico porque la
lógica solo me hacía pensar que sería de una pésima forma, no de un infarto, ni
causa natural... sino que podrían cortar mi cabeza, torturarme días bajo el
sol, dejarme sin una gota para beber.
—Ey… —sentí la mano de Alex
sobre la mía. Lo miré asustada –todo saldrá bien, después nos reiremos de esto,
de cómo quisiste desaprovechar Paris.
Entrelacé mis dedos en los
suyos. No dudaba que la misma Elizabeth acabaría conmigo por venganza, ella
ahora confiaba en mí sin pestañar. La había traicionado al no decirle la
verdad. Quizás hasta Raúl tuviera problemas por mi culpa.
—Eres tan antiguo… tantos años
en la tierra, Alex.
—No por eso sé todas las
respuestas.
—Eres la prueba viviente de
ello, todos lo sabemos –sonreí, al igual que él — ¿estás tan distraído porque
quieres pasar tiempo conmigo por si… bueno, ya sabes, no encontramos a
Cristóbal y me eliminan?
—No digas eso, claro que no.
Nada malo te ocurrirá, estás muy tensa, hay mucha gente detrás de esto, no solo
nosotros buscamos a Cristóbal.
— ¿Qué?
—Ya sabes, tengo conocidos en
diferentes especies, como sea, es mejor que disfrutemos del viaje. No es el
lugar ni momento para conversar esto. Te dejaré tranquila para que sigas con lo
tuyo ¿sí?
Me aferré a su mano y después
guardé las carpetas. Lo miré asustada, no quería revisar más nada.
— ¿Quieres disfrutar del viaje?
–preguntó al ver mis movimientos.
—Si –dije apoyándome contra él,
mirando nuestras manos. Sus brazos me rodearon y poco me faltó para quedar
sentada sobre Alex.
—Quiero llevarte a cierto lugar
luego de visitar Paris. Nos tomaría uno o dos días –me removí inquieta.
— ¿No crees qué es mucho tiempo?
–sus brazos me presionaron con más fuerza.
—Él no puede hacer nada sin ti,
debes tener eso claro en tu cabeza. Volverá a aparecer cuando menos lo pienses
y te dará la opción de ir con él, Victoria –apoyó mis manos sobre las suyas –y tú
no cometerás ninguna locura ¿entendido? No voy a dejar que te vayas con él,
acabaré con Cristóbal de alguna forma, ya verás.
No me gustaba esto ni un poco,
no le encontraba lógica a su forma de actuar tan pasiva. Algo no estaba bien.
— ¿Victoria? –susurró contra mi
oído, esperando una respuesta.
—Sí, entendido, no iré detrás de
él.
No podía hacerlo, sabía muy bien
que si llegaba a arriesgarme de esa forma jamás volviera a tener al perdón de
Alex, además ¿él era un experto en esto, cierto? Ya me había advertido sobre Cristóbal
en el pasado y no lo había escuchado, bueno, ahora tan solo debería dejar de
pensar y acatar sus condiciones, como él lo había hecho conmigo… en ciertos
aspectos.
En el resto del viaje hablamos
sobre tener que mudarnos a Londres, por lo visto eso no se podría evitar por
mucho tiempo más. Esa ciudad era la capital de todos los vampiros y aunque no
era mi preferida, no podía hacer nada sobre ello.
Escuchar hablar de esa forma a
Alex tan solo me confirmó que sus ideas de dejar la gobernación, fueron
pasajeras.
—Puedes inscribirte en alguna
universidad de la ciudad –me trató de animar, pero era inútil.
—Da lo mismo –estaba bloqueando
toda esa parte de mi vida porque sabía que traería problemas hablar de ello.
No quería mudarme porque a pesar
de no ver a mi familia, me agradaba el hecho de saber que los tenía cerca. No
deseaba retirarme de donde ya me había matriculado y definitivamente no
aceptaba el hecho de ser gobernadora, pero bueno, todo este tiempo junto a Alex
me ha enseñado una cosa: Él jamás dejaría de ser el Gobernador de los vampiros.
—La más feliz con esto será
Elizabeth –dijo susurrando. Me tensé y me separé de él, sentándome en mi puesto
definitivamente.
—Sí, supongo –dije mirando hacia
la ventana. No tenía derecho a reclamar, había convertido a un enemigo de Alex en Gobernador temporal.
Este era mi castigo a pagar.
—Ey… de todas formas podemos
viajar siempre que quieras.
—Claro, no hay problema –no lo
miré.
—Victoria… con el tiempo te darás
cuenta que no es el gran cambio. Todo el mundo comienza a pasar por tu lado.
Lo miré triste, no podía evitar
aun tener recuerdos y lazos con mi antigua vida, tampoco había pasado mucho
tiempo desde que me uní a Alex, desde que nos trataron de matar y desde que tuve que dejar mi familia y todo por
él. Supongo que eso debería ayudarme a sobrellevar todo, saber que el mundo
pasaría por mi lado y no importaría ya que ahora era inmortal y tener a Alex a
mi lado le daba sentido a todo esto.
—Entiendo –aclaré, aun sin
girarme hacia él. No estaba mirando nada ya que seguíamos bajo el túnel,
gracias al cielo faltaba poco para llegar a la superficie.
—No te preocupes, nada volverá a
ser como antes, no te volveré a dejar sola Victoria –lo miré curiosa –por eso
nos mudaremos, todo se arreglará más rápido y podremos estar juntos.
—Hablemos del presente por
ahora ¿sí? –ya que mi cabeza estaba en
manos del Consejo y eso que aun no se enteraban de toda la verdad.
Estaba cansada.
Alexander me miró unos segundos
sin decir nada, no tenía idea lo que estaba cruzando por su cabeza, pero
finalmente asintió.
No hablamos nada más hasta que
volvimos a ver la luz y nos faltaron solo minutos para poder llegar a la
estación de Paris.
Pese a que el ambiente entre
nosotros no era el mejor, no solté su mano en todo momento mientras bajábamos
con nuestros bolsos y nos dirigíamos a donde Alex creyera correcto, ya que
desde la muerte de Marco y la aparición de Cristóbal, había perdido el poder.
— ¿Sabes? Algo así debimos haber
hecho en nuestra luna de miel, recorrer todos estos lugares tomados de las
manos, sin pensar nada más que en tener sexo desenfrenado por todas partes
–dije antes de que entráramos ha arrendar un auto.
—Podríamos aprovechar esos baños
de ahí –lo miré y no pude evitar reír ante su pésima idea.
— ¡Iug!…Alex, ese no es un lugar
excitante, menos con nuestro súper olfato.
Ni siquiera pude entrar al local
por la risa que me atrapó. Para cuando Alex regresó aun quedaban vestigio de mi
risa.
—Me agrada verte así –dijo
besándome, sin más, al frente de toda la gente. Lo miré sorprendida, él no tenía
esos gestos en público.
—Lo siento si mi humor no ayuda,
estoy cansada y después de esto pediré vacaciones. Que mi existencia este a la
deriva no es muy agradable –tomé su mano.
—Deberás aprender a
tranquilizarte, estar asustada o estresada no ayuda en nada, ya verás que no
será la primera ni la última vez que tengamos problemas así de graves.
—Es cierto –dije asintiendo,
recordando lo sucedido con Charlotte.
—Soy lo bastante fuerte para
protegerte, así que no tengas miedo, no voy a permitir que te hagan daño.
Lo miré asustada, esto comenzaba
a ganarme y estaba a punto de caer en un colapso nervioso, el mismo que evite
en nuestra casa, sería mi turno de caer.
Nos dirigimos al auto, para mi
sorpresa había arrendado un jeep negro, un igual al que usamos en Londres.
—Un poco de estabilidad, por lo
menos el mismo auto –dijo sonriendo.
Estábamos prontos para salir a
las calles de Paris cuando la puerta de atrás se abrió con el Jeep andando y se
subió una sofisticada rubia, sonriendo y mirándonos con altanería.
—Buenas tardes, Gobernadora.
Alex, simple vampiro como todos nosotros –dijo Lina vestida por primera vez
casual, tan solo con unos jeans, una camiseta violeta con estampados negros y
una casaca de cuero negra. Llevaba su cabello rubio corto más desordenado de lo
habitual y nos miraba con esos ojos negros sospechosos.
—Siempre es un gusto –murmuré
enojada por tenerla tan cerca –que maravillosa forma de entrar.
— ¿No lo crees? –Respondió ella,
sonriendo –parece que tengo mayor habilidad para abrir y cerrar puertas, sin
necesidad de estampar a otra persona al hacerlo.
Miré hacia adelante al recordar
cuando salió disparada al jardín cuando le estampe la puerta en la cara con mis
pies.
Alexander en cambio sacó algo de
su bolsillo y se lo entregó a Lina. Era el celular de la amiga de Cristóbal.
—Aquí tienes, si puedes hacer
algo con el estaré agradecido –ella lo tomó y lo guardó.
—Ustedes dos no deberían estar
recorriendo Europa como si fuera el patio de su casa, créeme, al Consejo no le
falta mucho para descubrirlos. Tu madre me preguntó por ti Alex.
Puse atención hacia la ventana,
pero escuchaba la conversación, sin opinar nada.
— ¿Y qué has dicho?
—Que estabas detrás de Cristóbal,
agradece que no dije que era el nuevo Gobernador, ya que no le debo nada a tu
simpática esposa pero te he cuidado las espaldas por mucho tiempo como para
hacerte caer por culpa de ella –tensé mi mordida ante sus palabras, no podía
debatirle nada, además no deseaba recaer más con Lina.
Miré a Alexander y por su expresión
pude notar que volvía a ser el Gobernador de siempre. No habría creído que
hacía unos minutos atrás estaba sonriendo.
— ¿Por qué los miembros del
Consejo están sospechando? ¿Qué saben?
— ¿Qué saben? Está todo dando
vueltas sin sentido Alex, William y Tessa han desaparecido, nadie sabe si están
vivos o muertos, no los encuentran.
Oh… estaban vivos, sin duda
alguna, pero escondidos.
—Tú no tienes porque
entrometerte en esos temas –le aclaró Alex –esa información es confidencial de
los Consejeros y nosotros. Ahora dime ¿Cuál es tu nueva misión? Supe que ya no estarás
detrás de mí.
Lina bufó y se apoyo por
completo en el asiento trasero, justo para cuando Alex frenaba ante un
semáforo.
—Encontrar a la gallina de los
huevos de oro. Empezaré por los licántropos, me deben una, esto se ha vuelto
personal –miré a Lina por el espejo retrovisor. Ella estaba atenta mirando
hacia la ventana, pensativa. Supongo que de todas formas le importaba Marco.
—Buena suerte con esto –respondió
Alexander de forma relajada.
— ¿Cómo van ustedes con la
búsqueda? ¿Nada bueno?
—Nada, ahora vamos por una pista
pero es sobre Marco, quizás te interese, su nombre es Fréderic LeBlanc.
— ¿Qué vas a hacer con él?
—Matarlo después de interrogarlo
–pude escuchar como Lina reía bajito, que desagradable.
—Estás usando técnicas no
permitidas, Alexander, castigando sin juicio. Aunque no me sorprende, tu
trabajo es más sucio que limpio ¿no es así, Victoria?
—Como sea –respondí tensa.
Alexander le estaba mintiendo a
Lina, no sabía el motivo ya que ella debía ser de su confianza, sin embargo, lo
estaba haciendo, escondiendo información y transformando la realidad. Ni
siquiera ella sospechaba de la actitud de Alex, si yo no supiera la verdad también
caería en el juego, creyendo en sus palabras.
—Les tengo noticias –dijo ella
acercándose a nosotros, no la miré, pensaba que si nuestros ojos se cruzaban
ella descubriría toda la verdad. Sobre nuestro encuentro con Cristóbal, su
proposición, todo –Es sobre mi nuevo objetivo: Alanna y Aníbal.
— ¿Qué? –dije girando hacia
ella.
—No vas a creer quienes son los
nuevos traidores, están en Ucrania, fue bastante fácil encontrarlos, pero debo localizar
ese grupo de Rebeldes, tan solo tengo
imágenes de ellos en una ciudad cercana… haré explotar ese lugar cuando los
encuentre, estoy segura de que ellos están involucrados también en la muerte de
Marco, por lo menos podre liberar un poco de venganza en ese lugar.
Me quede con la boca abierta.
—Excelente idea –aclaró Alex. Lo
mire sin poder creer en sus palabras ¡ellos no tenían por qué morir! ¿En qué
estaba pensando? –Marco nos informó sobre aquella traición, Victoria tenía
esperanzas de que fuera una farsa.
—Lamento decir que son ellos
–aceptó Lina con una sonrisa que cualquiera encontraría dulce, yo deseaba
golpearla –déjame en la siguiente esquina Alex.
A medida que frenaba el jeep mi
desconcierto era mayor.
—Y Victoria, un error más y mi
boca vomitará todo lo que sé ¿entendido? –dijo antes de salir y cerrar la
puerta de un golpe.
Alexander aceleró.
Lo quedé mirando, esperando una
explicación a sus palabras.
— ¿Qué? –preguntó mientras seguía
manejando.
—Bueno, no sé… quizás esté un
poco sorprendida ¡porque le dijiste a Lina que matara a Aníbal!
—Cuanto menos personas sepan de
que están infiltrados, mejor. Si es que sirven de algo, personalmente no los
habría enviado –no podía creer lo que estaba diciendo.
—No puedo avisarles que Lina
planea explotar el lugar cuando lo encuentre.
—No debes tampoco, ellos tendrán
que ser más astutos, comenzar a buscar conexiones más importantes. Si son
buenos entre las líneas enemigas ya deberían ir camino a algún encuentro con Cristóbal.
— ¿Y si no es así? ¿Qué pasa si
aun siguen en ese lugar? –Alex se encogió de hombros.
—Debes aprender que los demás no
son imprescindibles, si no mueren hoy, pueden morir mañana… estamos en una
situación privilegiada pero para los demás vampiros, no es tan fácil.
— ¡Por los Rebeldes! –Conteste enojada con él –porque ellos están en tu
contra, porque mágicamente se han unido licántropos y cazadores de vampiros
¿Por qué crees que ha sucedido eso Alexander?
Hacía días que no me alteraba en
serio, estaba furiosa. Alex no tenía consideración por nadie.
—Es porque quieren tener la
libertad de hacer lo que se les antoje, lo que no corresponde.
— ¡No! –Lo acusé molesta –es
porque han delimitado las ciudades más importantes del mundo para los vampiros,
es porque has sido un mal Gobernador y te has aprovechado de tu puesto, es por
eso que han creado esta agrupación de rebeldes.
Me enderecé y miré hacia
adelante. Simplemente había dicho lo que pensaba, esto no podía ser tan simple
como los malos vs los buenos. Iba más allá y estaba conociendo bastante mejor
al Gobernador que tenía a mi lado, que no tenia escrúpulos cuando algo se
interponía en su camino.
Alexander había sido capaz de
volver a sufrir la pérdida de su pareja por quedarse con su cargo, estaba cegado
por el poder. Era cierto, él me amaba, pero había dado el primer paso en mi búsqueda
solo porque deseaba seguir siendo Gobernador, habría preferido quedarse con ese
dolor de perder a su alma gemela nuevamente por seguir con el poder.
— ¿De qué lado estas? –dijo de
manera fría, sin rastros de mi Alex. Ahora solo era un vampiro frio y letal
como muy pocas veces lo había visto.
—Estoy del lado que yo cree
justo –lo miré por unos segundos, ya que no podía evitar que me intimidara. No
me asustaba, pero me costaba mucho ir en su contra sobre un tema tan delicado
como este –no fui criada como tu ¿sabes?
— ¿De qué estás hablando,
Victoria? –pude notar como presionaba más fuerte el volante.
—Me refiero a que no entiendo el
motivo o justificación para que los licántropos no tengan Centros Proveedores
como tampoco para que vivan en países extremos a diferencia de los que ustedes
tienen.
—Tenemos, tu también eres
vampiro y por lo visto se te está olvidando más seguido de los normal ¿no
crees? Y si los licántropos tienen esos sectores o países es debido a que
nosotros les ganamos porque son seres inferiores.
Sonreí, era exactamente ahí el
problema. Alexander no era nadie para decir si los licántropos o vampiros eran
mejores ¿Qué sucedía con las otras especies? ¿Ni siquiera tenían voz o voto?
— ¿Y qué hay de los humanos? Más
de una vez dijiste que también eran seres inferiores.
—Lo son, tenemos cargos de poder
entre ellos, los manejamos y no se dan cuenta, pero nos superan en número.
Respondió tan rápido y seguro
que no había duda sobre su forma de pensar.
—Eres malvado ¿no? esa es la
razón de todo esto –lo miré sorprendida, mis sospechas sobre su forma de actuar
cada vez eran más reales.
Alexander no me respondió de
inmediato, buscó un lugar para estacionar el jeep y me quedo mirando enojado.
Estábamos solos.
— ¿Qué quieres? –Me preguntó –deberías
bajarte, buscar una hostal y dejarme arreglar lo que tu arruinaste porque te
recuerdo que no fui yo quien convirtió a Cristóbal.
—Oh Alex, eso solo es una parte
de todo el problema ¿no es así? –su mordida estaba tensa.
—Lo que sucede es que estas
creyendo más en ese bastardo que en mí.
Me quede unos segundos en
silencio, observando su expresión. Estaba tan serio. Ese no era el Alex que yo conocía,
el mío me susurraba al oído cosas que solo los dos entendíamos y me amaba, sin embargo, Alex no amaba a nadie
más, es por ello que la cara que estaba viendo en este preciso segundo, era el
rostro que todo vampiro, licántropo, hada o lo que sea, había visto y conocía.
—No creo en las palabras de Cristóbal,
sino más bien creo en las tuyas y en tu forma de actuar, que ha sido un tanto
desilusionante ¿Piensas qué le creí cuando me dijo sobre tus primeras
intenciones conmigo? no lo hice, pero tuve que mirar tu expresión para
confirmarlas.
— ¿Qué tiene que ver eso? Yo te
amo, no sé cómo quieres que te lo demuestre.
—No hablo de eso –dije enojada
–estoy hablando sobre tus palabras y como apoyas la posible muerte de Aníbal y
Alanna, quienes están ahí ayudándonos.
—De eso no estás segura, es una
suposición, ellos pueden ser realmente traidores. Además debes aprender a que
no todos tus amigos se quedaran a tu lado.
— ¡Claro que lo sé! Recuerda que
Javier murió ¡ah, Alex! –dije dándole un golpe en su pecho con mi puño, me
estresaba.
Ni siquiera se movió, no le dolió.
Odiaba que fuera tan testarudo y fuerte.
—Este es un nuevo nivel en
nuestra relación –dijo Alex, con su ceño fruncido, sin dejar de mirarme. Yo
estaba atenta a la calle, avergonzada –golpear al otro ¿Qué harás cuando haga
lo mismo?
—Oh, no exageres, mi puño no te
hace ni siquiera cosquillas.
—Creo que lo mejor es que
busques un lugar, luego me envíes la dirección. Iré tras Fréderic, solo –sonreí
burlona ante sus palabras.
—No iras a ningún lado solo, quiero ver a ese vampiro
con mis propios ojos y escuchar lo que dice en vivo, no lo que tu llegues
diciendo –me crucé de brazos y lo miré decidida. No iba a salir de aquí –además
fui yo quien me di cuenta de ese vampiro y su conexión con los rebeldes.
—Muy bien –dijo asintiendo, con
suficiencia, como si supiera que todo esto iba a salir mal.
— ¡Vamos a buscar a Fréderic
LeBlanc!
Aceleró de forma brusca y manejó
como un loco, si no fuera porque sabía que si chocábamos nada nos pasaba, ya me
habría bajado del jeep.
Estaba atardeciendo y por lo
visto Alexander conocía la ciudad como la palma de su mano, recorrió las calles
sin dudar y no había pasado una hora cuando llegamos al frente de una vieja
casona, alejada del centro de la ciudad. Era antigua y estaba conjunta a otras
casas del mismo estilo, una color verde, otra roja y la tercera azul. Nuestro
objetivo estaba en la roja.
Para mi sorpresa, ya que Alex no
me dijo palabra alguna, solo se giró y sacó unas armas, me entregó una pistola
que dejo en mi regazo y después abrió la puerta.
—No te vayas a disparar, son
balas de plata –dijo para después dar un portazo. Estaba furioso.
Salí del jeep corriendo detrás
de él, lo que iba a hacer no correspondía, Lina había dicho que no era correcto
hacer esto a la manera de Alex. Todos debían tener un juicio ¡Charlotte había
tenido uno! sin embargo no pude alcanzarlo, él simplemente cruzó la calle,
abrió la puerta sin ningún tipo de consideración.
Antes que pudiera cruzar el
umbral escuché varios disparos y todos salieron del arma de Alex.
Por fin pude terminarlo... quedé asi O__O cuando me di cuenta que pasó :O
Alex es tan mentiroso :( seguramente tiene guardado otro secreto por ahí... Es tan mafioso jajajaja :3
ResponderEliminarPo lo visto algo esta callando Alex o algo esta escondiendo jajaja o ya ni se Alex tiene muy a flor de piel lo que le hizo Victoria y lo peor que este tipo Cristobal ya haya aparecido eso es lo que no tolora mas aparte que haya sido convertido por Victoria por otro lado Lina parece q su venganza ya lo tomo demanera personal por la muerte de Marco .. Victoroa por lo visto tiene contado sus dias xq el consejo ya esta sospechando que algo no esta bien por lo visto Lina ha callado y lo que dijo a Victoria tiene parte de razon no quiere dañar a Alex espero y pronto ya den con Cristobal y lo liquiden.. el final de cap que nos has dejado nos deja con muchas intrigas sobre el como y porque esta esta actuando asi Alex .. creo que Victoria debe dejar de pensar un poco como si fuese humana y piense en lo que es ahora y el cargo que tiene creo q en parte es una de las razones por las que ha chocado con Alex en ciertas decisiones esta historia se pone cada vez mejor y mejor ya quiero leer el sig cap y saber a quien mato Alex jajajaja
ResponderEliminarUfff esto no pinta bn.
ResponderEliminarHola Dani!
Mmm Alex, Alex, Alex ¿de verdad no quieres q te queramos o qué?
Mira, yo cada día me decepciono más de mi gobernador hermoso. Tu sabes q yo ya lo estaba volviendo a adorar a mi Alex y sale cn esto!!!!
Honestamente creo q todas nos hemos dejado llevar por esta faceta de Alex enamorado y se nos estaba olvidando q también es un cabrón al cuadrado, gracias Victoria por hacer q lo recordemos. Ey hombre q todas tus fan's somos humanas, este tipo todo cara dura q siente q es mejor q los demás, me da tristeza q Vicky (y nosotras) este enamorada de un tipo q tiene mal ubicado el mundo, se siente superior y es un idiota total. Obvio q va a matar al vampiro para q no pueda decir cosas q lo puedan perjudicar, lastima para Alex q su esposa no es tonta ni se deja engañar. Apuesto a q las otras gobernadoras también vieron lo ruin q es y eso también propicio q hicieran lo q hicieron. Ya quiero leer q es lo q va a pasar en el siguiente capi, esto cada vez va mejor.
Recuerdo q el otro día dijiste q esta era de las 3 temporadas la más relajada y déjame decirte q nooooo Danii, la más tranqui fue la primera jaja.
Muchas gracias por el capitulo mujer.
Un abrazo y nos seguimos leyendo!
ok, bueno no se ni que decir, solo se que todo esto es por el ansia de poder, hay algo mas? algo aparte de eso por lo cual Alex no quiera dejar de ser gobernador? me niego a pensar que pueda ser asi, tan cruel, que tantos años en el puesto lo han vuelto asi, es realmente abrumador, y Vicky...odio el hecho de que piense esas cosas...de que sepa que no importa que pase, siempre va a estar en segundo lugar para el, solo me hace pensar en esa frase "a veces el amor no es suficiente" por que para ellos dos no esta siendo suficiente, hay tanto alrededor de ellos, tanto que impide que sean felices juntos, no se, como que este capi me deprimio :(
ResponderEliminaren fin, Alexander no confia tampoco en Lina? y nosotros debemos confiar en quien? van a eliminar a Anibal y Alanna? me da miedito seguir leyendo, pero a la vez estoy ansiosa, es una locura, ¿que ams esta escondiendo Alex? ese lado maloso esta saliendo a flote, y lo unico que lograra sera alegar a Victoria, en la primera temporada vimos a un gobernador que intimidaba a Victoria, pero supuse que era solo para aplacarla..ahora que veo que ene realidad el puede ser frio, calculador no me gusta...ni la propia Lina aprueba sus tecnicas.
hablando de esa vampira...me dio risa como los saludos "buenas tardes gobernadora, alex simple vampiro como todos nosotros" XD¡¡¡
bien se que tal vez mi comentario o tenga mucho sentido, pero en realidad este capi me dejo un poquito o muuuy sockeada
Otro por favor
ResponderEliminarahh mi dani sorrryyy por demorar tanto en comentar ...mi vida es un caos estos meses......mi trabajo me absorbe............pero aqui estoy no te olvides de mi........pues este capi como todos para mi revelan un poco mas de su personalidad.....Un alex que adoro pero aveces que provocar ahorcar siento como que sigue relegando a vicky en ocasiones........mmm no se con lina .. pues nunca confie en ella y ahora que ni alex confia menosssssssssss yop....cada capi me fascina quiero massssssssssssss...porfa sube sube pronto bye.... thanksssss
ResponderEliminarANEL...
ResponderEliminarque desesperaciosn con este Alex hayy tan bien que iban Dany de veras ya no nos hagas sufrir y yo que pense que estos se arreglarian y los dos acabarian con todo el problema de Cristobal ufff por eso me encanta esta historia porque nunca sucede lo que yo pienso :(
No puedo creerlo estos dos capitulos me han dejado con mucho que pensar, primero enterarse del xq se acerco a Victoria y como la utilizo para su propio beneficio sin importarle nada aunque diga que la ama yo lo dudaria, porque esta actuando tan contradictoriamente en todo primero vuelve tan cariñoso y luego la jode ash..., tengo la sensacion de que toda esa ternura y libertad de hacer cosas con ella es una manera de manipularla porque sabe que ella actuara pqor su cuenta e ira a buscar a Cristobal, que con sus actitudes es lo que va a conseguir y con eso que el consejo los descubra y todo se ponga peor, y como pudo siquier pensar eso de que haras cuando yo tmbien lo haga?? enserio pensaria en golpear a Vicky??? algo muy sucio se coce en la cabeza de Alex para que le oculte cosas a Lina ya es demasiado misterio, hacer todo en contra de las reglas y ahi viene mis dos teorias una o es una manera de hacer que Cristobal se acerque a ellos o al parecer si va a conseguir que se cumpla por completo la maldicion, tendra que perder a su amor para que todo acabe o me quivoco???... gracias Dani por el capi.... :)
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