Confrontación
No podía creer lo que mis oídos habían escuchado hace ya un par de
minutos atrás, Max me estaba pidiendo disculpas…y hablaba en serio, eso había
sido surrealista, pero como era común entre nosotros luego de aquel momento
nadie volvió a decir palabra alguna.
Max pidió un auto cuando nos quedamos en la carretera, después de que él
me dijera aquella frase y no obtuviera respuesta de mi parte, se alejó de mi
mirándome con desconfianza y ahora íbamos sentados cada uno en el extremo del
auto, sin siquiera mirarnos.
Nos bajamos al llegar al hotel. Lo miré nerviosa, no sabía que decir, no
tenía la menor idea de qué hacer ante lo que había ocurrido, tanto la llamada
de Luke como mi ataque de pánico por sentir como algo dolía en mi cuerpo al
pensar que estaba dejando solo a Max y por último la gran frase del Monstruo que
aún podía escucharla claramente.
“Yo…yo lo siento de verdad Lizzie…lo siento mucho”
¡Como lamentaba no haber visto su expresión! Aunque el tono de su voz me
decía que de verdad aquellas palabras eran reales.
—Debes tener hambre –ni siquiera me miró, estaba atento a la entrada del
hotel.
Negué cansada, de verdad Max era un inútil en momentos como estos.
—Sí, tengo bastante hambre –al recordar que mi cuerpo necesitaba proteínas
y carbohidratos, mi estómago rugió exigiendo ser alimentado. Mis mejillas se
sonrojaron al darme cuenta de la sonrisa de Max. Había quedado al descubierto.
—Muy bien, entonces es hora de hablar mientras tu comes –asentí sin
alegrarme mucho de sus palabras, quizás “es
hora de hablar” significaba decirme cuatro frases y nada más, no confiaba
en Max sobre ese estilo de “promesas”…aunque
no confiaba para nada en él.
Nos fuimos al hotel porque ahí había un restaurante, se dirigió a la anfitriona
y le dijo algo que no alcance a oír, pero pude notar su actitud coqueta hacia
ella, solo miré hacia otro lado para no pensar en algo de lo cual me
arrepentiría minutos después.
—Vamos —asentí y lo seguí sin decir nada.
La mujer nos llevó a un apartado dentro del lugar y nos dejó a los dos
solos.
—Por lo visto la convenciste para obtener este lugar.
—Si vamos hablar, no debemos hacerlo delante de humanos.
—Yo soy humana –dije a la defensiva, pensando en que sus palabras podían
no incluirme por su estúpida idea de convertirme en vampiro, tenía veneno en mi
sangre ahora.
—Lo sé –un garzón llegó a ver lo que deseábamos.
—Quiero comida de verdad, no más de esas “muestras” de comida –él garzón
me sonrió al escucharme, por lo visto me entendía.
—Muy bien ¿entonces qué va a desear? –quede pensando en algo que me gustara,
mi cerebro no estaba funcionando del todo bien.
—Tráele un pastel de papas, de postre frambuesas con crema y un jugo
también de frambuesa –miré a Max sorprendida del pedido que hizo por mí.
— ¿Usted desea comer algo? –el chico que ahora descubrí que era el mismo
al que le robe el lápiz ayer, miró a Max esperando respuesta.
—No, eso es todo –el chico asintió y se retiró.
Mire a mis lados, esto realmente era extraño. Aquel apartado era del
porte de la habitación en la cual me estaba hospedando, grandes ventanales nos
rodeaban, junto a unas hermosas cortinas color crema con bordados de flores.
Era lindo y romántico, hasta había un candelabro con cinco velas en la mesa, el
cual nos servía para esconder nuestras miradas, esto era ciertamente incómodo,
así que tuve que comenzar a hablar y a moverme. Me puse de pie llamando la
atención de Max, apagué todas las velas y deje el candelabro en el suelo.
—Me gusta mirar a la persona que interrogo –él no dijo nada y no tuvo
ninguna expresión ante lo que dije, así que proseguí –Tú decides cuando y como
convertirme ¿no?
—Así es.
—Bien, estoy en la fase uno por lo que dijo Victoria y ahora no entiendo
si ayer tenía sueño por el cansancio o por la segunda fase.
—Cansancio –asentí.
—Muy bien, quiero que me digas como revertirlo –él frunció el ceño,
tensando su mordida.
—Por lo que escucho, veo que Victoria no te ha dicho nada sobre la
importancia que tiene ser convertida.
—Max –lo interrumpí –entiendo muy bien lo que significa para ti
convertirme, el problema es que no deseo hacerlo, así de simple –sinceramente
no me importó herirlo diciéndole aquello.
Era cierto que me había dado un ataque de pánico al pensar cómo se
sentiría solo, pero eso no me sucedía cuando estaba a su lado y tenía que
decirle la cruda verdad, exactamente como él lo hacía conmigo.
—Entiendo, solo debo dejar que pase el tiempo, no debo morderte. Aún quedaba
bastante para la segunda fase ya que no estaba seguro de seguir con el proceso
–sabía muy bien porque no lo estaba, me lo dejo muy en claro hoy cuando se fue
de la habitación diciendo:
“Ella tenía tus ojos, nada más…No
te pareces en nada más a ella ni aunque trataras”
—Esa es una buena noticia, pero ¿Cómo me aseguro de que no estás
mintiendo? –él miró hacia un lado y pude ver que el chico que nos estaba
atendiendo trajo mi preciada comida.
—Gracias –le sonreí y él asintió para después retirarte.
—No te estoy mintiendo, tu cuerpo atacara la veneno como un extraño…así
de simple, la cantidad de veneno no es superior a tus defensas –asentí.
—Y he dicho que no volverás a beber de mi sangre.
—Eso no es decisión tuya Lizzie –por su tono sabía que no estaba siendo
autoritario, lo que era peor, él de verdad pensaba que yo no tenía opinión
respecto a mi sangre.
—Max, creo que en este tiempo has visto que no eres el único que puede
decidir y si digo que no habrá sangre para ti, es porque no la habrá…deberás
conseguirte a alguien o mejor aún, buscarte a una Elska Evige, una que sea más “parecida” a ella –él frunció levemente
su ceño al escucharme.
—Lizzie —negué.
—Me has dejado todo muy claro, Victoria me dijo que me debías informar cómo
era ella…quiero saber.
—No quiero hablar de eso –tomé un bocado de comida y lo llevé a mi boca.
—Estás en problemas entonces, porque no estás en posición de decidir lo
que ocurre aquí, ahora dime, tuviste tiempo de conocerla, tengo una frase muy
grabada en mi cabeza –él negó.
—Eso no era lo que…
—No me importa –lo volví a interrumpir –lo dijiste y punto, todo lo que
uno dice tiene cierto grado de verdad, en mi caso jamás escondo mentiras en
frases bonitas, así que habla –él miró hacia un lado.
—No la maté de inmediato –mis ojos se abrieron ante la sorpresa –la seguí
alrededor de una semana antes de beber de su sangre y perder el control — ¿la
siguió? ¿Sin hacerle daño? Casi hice rechinar mis dientes al ver como de
neófito tuvo más consideración con la tal Úrsula que conmigo, ya que a mí me
vio y al día siguiente arruinó mi vida.
— ¿Y?
—Es el mismo sabor y olor que tiene tu sangre.
—No me compares –dije enojada. Tomé un poco de mi bebida.
—Estas siendo exa...
—Sigue –cada vez estaba sintiendo como mi sangre comenzaba a hervir ante
las palabras de Max — ¿Cómo era? ¿Qué viste en su mente? –no había pasado por
alto que Max le leía la mente a todo el mundo, solo era a mí a quien podía manipular,
al introducir sensaciones en mi cerebro.
— ¿Por qué quieres saber esto? –me miro por primera vez desde que comenzó
a relatar lo de Úrsula. Sonreí de forma malvada.
—Porque te quiero ver sufrir y quiero saber más de ella para ver contra
quien me comparas maldito mentiroso –Max entrecerró tus ojos.
—No juegues con fuego Lizzie –puse los ojos en blanco.
—No me importa, ya he salido quemada muchas veces por tu culpa, ten claro
Max Blake que si estoy aquí es por algo relacionado a esa estupidez de Elska Evige, por nada más, solo por
tener esta puta maldición –note como Max hizo sus manos un puño –no tienes
derecho a sentirte dolido, ahora sigue hablando.
—Muy bien…como te dije antes, no eres para nada parecida a ella —enarque
una ceja, molesta.
—Ilumíname entonces –él negó de forma cansada.
—En el siglo VI no era mucho lo que las mujeres hacían, eran criadas para
ser esposas, madres y esa seria toda la labor…soy bastante viejo, 1298 años —negué
sin poder creer lo que estaba diciendo.
—1298 años en la tierra y no has aprendido nada, irónico ¿no? –él miró
hacia abajo.
—No he aprendido nada si te refieres a las Elska Evige. Bueno, yo estaba
con Ezequiel buscando alimento, tenía solo unos meses de haber sido convertido
cuando la vi por primera vez…ella iba regresando a su hogar –cerró los ojos por
unos segundos –por poco corrí al percibir aquel aroma, quería beber toda la
sangre que había en ella, pero estaba con Ezequiel, él no me explicó mucho sobre
el tema porque ni siquiera él lo entendía, en ese tiempo aun no encontraba a Teresa,
así que luego me dedique a seguirla, a ver como se comportaba, a saber si era
de algún hombre…estaba obsesionado por saber más de ella, era muy inocente, se
comportaba como las mujeres debían hacerlo en aquel tiempo.
Demonios ¿Qué estaba tratando de decir con todo esto?
—Ya veo –utilicé aquel tono que demostraba claramente que estaba molesta
–te diste el tiempo para conocerla, si que eres un dulce, que tierno ¿no?
¿Cuándo drenaste su sangre? –Max estaba a punto de explotar por mis palabras,
pero entendía que él no tenía voz ni voto en este momento.
—Cuando me acerqué a hablarle…no lo soporté y pensé que podría beber solo
un poco.
—Claramente no fue así ¿cierto? Está muerta y no la puedes recuperar.
— ¡¿Qué estas tratando de hacer, Lizzie?! –no le respondí y comí un poco
del plato que tenia al frente para escapar de su pregunta.
—Pero dime más… ¿sí? ¡Explícame como era!
O mejor aún, explícame como te sentiste al ver que estaba muerta y por
tu culpa, la dulce y angelical Ursula ya no tenía un corazón que latiera ¿Cómo
te sentiste? –él me miró frunciendo el ceño.
— ¿Quieres saber si era mejor que tú? ¿Es eso? ¿Para eso estás haciendo
todas estas preguntas? –mire hacia un lado enfurecida, aun más al ver la
sonrisa arrogante de Max.
Era claro que no quería saber eso ¡me daba lo mismo la otra Elska Evige!
—Porque si es así no sabría dar una respuesta, no la tuve como te tengo a
ti.
— ¡Tu no me tienes! yo no soy tuya, así que mejor sigue hablando antes de
que me canse y me vaya de aquí –él sonrió.
—Solo una oportunidad, no volverás a hacer el mismo espectáculo de
nuevo…de aquí nos vamos juntos a Chicago –tenía un deseo impresionante de
golpearlo hasta que sangrara.
—Te odio –lo dije con todo el rencor y coraje que tenia contra Max.
—Me lo has dejado muy claro estos dos días.
—Eres un mentiroso, me dijiste que ibas a actuar diferente este fin de
semana. Eres un maldito mentiroso.
— ¿Es que te he obligado a hacer algo? no te he tratado mal en estos
días, solo haces que me enoje con demasiada facilidad, pero he tenido cuidado.
Algo sentí al escucharlo, como si se estuviera retorciendo algo en mi
cuerpo. Él tenía razón, no me había obligado a nada y no se había comportado
como un infeliz.
—No sirve de nada tu actitud comparada a la bomba que tenias escondida
¿cierto?
—Sé que hice mal al no decirte las reglas, fue un error.
—Un desastre mejor dicho y ahora no tengo la menor idea de cómo salir de
este problema. Has mentido demasiado –él sonrió.
— ¿Salir de este hoyo? ¿Estás diciendo que no sabes si irte o quedarte?
Porque te respondo de inmediato que no tienes elección. Tú no te irás a ningún
lado.
—Creo que esa decisión es mía.
—No, no lo es, si deseo que vuelvas a mi departamento lo harás, si deseo
que trabajes a mi lado también lo harás y si
deseo que tengas más libertad lo tendrás, pero no eres tú quien decide
qué hacer con tu vida. No me voy a arriesgar a que te hagan algo o a que te
vayas —lo mire sin poder creer lo que estaba diciendo.
—Eres un Monstruo ¿Cómo fui tan tonta al creer que podías cambiar? Mira
todo lo que has hecho.
—Una cosa es cambiar y otra muy diferente es volverse en un estúpido
—negué.
—No, tú sigues pensando que soy un mueble más para ti, es eso ¿no?
—Claro que no –bufe, de verdad era imposible creerle algo a Max.
Decidí cambiar de tema.
—Quiero saber sobre cómo te bloqueas para leer mi mente, es obvio que lo
haces tú porque yo no te he apartado.
—Es un tanto complejo.
—Sí, eso se llama conciencia ¿la recuerdas? Quizás cuando eras humano la
escuchabas más.
—Me tengo que esforzar mucho para poder entrar a tu cabeza…solo es eso,
cada momento se hace más difícil.
—Me alegro.
—No lo dudo —mi comida ya estaba fría, así que la deje al lado y comencé
a jugar con mi postre.
— ¿Qué harás luego de que llegue Ezequiel?
—Haremos mejor dicho —negué.
—Mi contrato es con Ezequiel.
—Si, por eso serás transferida conmigo a Londres –negué de inmediato.
—No, imposible, mis amigos están en casa.
—Eso no importa.
—Estás actuando como un psicópata, más de lo que ya eres, no me iré
contigo y lo sabes —él asintió.
—Solo era una prueba para escuchar lo que decías. Me quedaré como
vicepresidente, ya lo conversamos con Ezequiel y tu seguirás siendo su
secretaria…no hubo opción en eso, eres buena en lo que haces y no te dejo libre
para mí.
—Entonces ¿se podría decir que estos son mis últimos días de trabajo
contigo?
—Así es, quedarás libre de mi en el trabajo, desde este Lunes —sonreí,
aquello me hacía sentir aliviada –Lizzie, cuando dije que lo sentía, lo decía
de verdad.
—Creo que estoy en mi derecho al desconfiar, me dijiste claramente que no
eras el tipo de hombre que pedía disculpas.
—Y tampoco el que le da explicaciones a una humano –sonreí.
—Es gracioso ver cómo te crees un dios por ser vampiro, recuerda que
también tu corazón latió en algún momento.
—Pero eso fue hace demasiado tiempo.
—Entonces deberás recordar porque es de la única forma de que…
— ¿De qué? –Me interrumpió, frunciendo el ceño — ¿de qué me perdones? ¿De
qué no te importe lo que he hecho? –Tomé un poco de mi coca cola sin decirle
nada –Porque te informo que no estoy tratando de hacer eso… —enarqué una ceja
¿a que estaba jugando?
—Si no desearas que te perdonara no me habrías pedido disculpas, sabes
que has hecho mal y por eso tu conciencia no te deja leer mi mente. Solo han
sido dos meses Max, he estado viviendo contigo y soy bastante observadora, sé
lo que te está sucediendo –él me quedo mirando enojado –lamentable que no sea
reciproco y ni pienses que te podría perdonar, antes muerta.
Salí de ahí sin mirar hacia atrás y Max no me siguió ni me gritó o tuvo
alguna reacción. Solo me quedó mirando furioso, supongo que deseaba que mi
cuello se partiera por la mitad.
Me retiré del lugar y subí a la habitación donde me estaba hospedando,
pero para mi sorpresa al llegar ya estaba ocupada por un desconocido. Llamé a
la recepción y me dijeron que ahora no tenía una habitación, pero que le habían
informado al Sr. Blake la situación y que ahora tenía que
ir en busca de la llave de su habitación para poder descansar.
Negué cansada, por poco serían las cuatro de la mañana y quería dormir,
por lo que solo fui a recepción y pedí la llave. Ni siquiera miré a los lados
para ver si Max estaba cerca, así que luego de tener la llave en mi posesión
subí rápidamente para entrar a la habitación. Esta estaba intacta así que
supuse que no había tenido ningún ataque de conciencia cuando se ha quedado
solo.
Me dirigí hacia el armario donde estaban sus maletas, las mías todavía no
volvían del aeropuerto así que tuve que elegir una camiseta de él. Saqué unos
bermudas que tenia, que no entiendo para que las trajo si no íbamos a ningún
balneario. Me puse mi pijama improvisado y fui hasta la sala, donde me acomodé
en el sofá, mirando hacia la ventana donde se veía la luna iluminando todo
Moscú, no me tomo nada quedarme dormida, pero inevitablemente quede pensando ¿A
dónde habrá ido Max?
Me removí en el sofá y en un movimiento mis vertebras sonaron por haber
dormido en el sofá, este era muy cómo pero seguía siendo un sofá. Miré hacia el
resto de la sala y note que mis bolsos estaban ahí, sonreí satisfecha, tendría
ropa que ponerme.
— ¿Elizabeth? –salte del sofá al momento de escuchar que alguien me
llamaba, era una mujer. Ni siquiera di unos pasos cuando vi aparecer a Tara de
la nada desde el dormitorio.
— ¿Tara? –ella sonrió ampliamente y vino hacia mí para darme un abrazo.
Me quede varios segundos sin responder ya que no entendía que podía estar ella
haciendo aquí.
— ¿Cómo lo has pasado? –enarqué una ceja.
—Estás aquí ¿Cómo crees que van las cosas? –ella hizo una mueca y
suspiro.
—Supongo que mal ¿no? –asentí.
—Me encontré con otra Elska Evige
y ella me explicó todo —me miró triste por la noticia — ¿Y qué haces aquí?
—El Sr. Blake me mando a llamar, necesitaba unos papeles externos a la
empresa —bufé molesta.
— ¿Externos a la empresa? Eso es ridículo, Max trabaja para y con Ezequiel
únicamente –ella me miró unos segundos sin decir nada — ¿lo está traicionando?
–Negó de inmediato –a mi me parece que sí.
—No, solo está creando su empresa…cualquiera lo haría.
— ¿Robándole clientes a la persona que es como su padre?
—No es necesariamente así, el Sr. Max no hace tal cosa, solo se consigue
nuevos clientes, para su sociedad con el Sr. James, pero no está robando nada a
nadie.
—No le daré el beneficio de la duda, así que ahora dime ¿Cómo has estado?
—Bien, solo trabajando de un lado a otro ahora que ustedes están acá, me
ha tocado estar en tus zapatos de secretaria ya que ninguno de los dos encontró
a una buena reemplazante.
—Ya queda poco y luego llega Ezequiel –ella asintió –es un verdadero
alivio, tendré más tiempo libre –sus labios se fruncieron, sabiendo a donde iba
mi comentario.
—No te puedo entender –dijo sentándose –sé que el Sr. Max no ha tomado las
mejores decisiones, pero estás yendo en contra de tu naturaleza –su comentario
realmente me molestó, pero no quise comenzar el día con discusiones.
—Sí, puede ser, pero ¿aun estás con Mathias? –Ella asintió –y estás
enamorada de él.
—Por completo.
—Eso es maravilloso, pero es una pena que tendrás que dejarlo por un tipo
que tenga un buen aroma, solo por seguir tu naturaleza ¿cierto? –ella me quedo
mirando sin decir nada.
—Yo no…
— ¿No lo harías? ¿Por qué estarías yendo en contra de tu naturaleza
entonces? –frunció el ceño dándose cuenta de lo que ocurría.
—Para poder tener la elección —dijo dando la respuesta que yo debí haber
dicho segundos antes.
—En tu caso es elegir en quedarte o no con Mathias, ya tienes asumido que
dejaras de ser humano para convertirte en vampiro, pero eso es parte de ti,
algunos de tu familia son vampiros, Mathias está haciendo lo posible para
serlo….bueno, yo no y debo elegir entre la vida y la muerte sin estar segura de
lo que me pasara en las dos opciones. Lo que es peor, no tengo ningún incentivo
para cambiarme de bando Tara, yo amo ser humana, me encanta que mi corazón
lata, que mi respiración se altere cuando me asusto o me alegro, me gusta
cansarme y no quiero perder mi alma…no por algo que no me asegura nada –ella
enarcó una ceja –siento si te insulte, pero…
—Alto, primero que todo no me has insultado, tengo muy claro todo el
panorama como para tener que demostrarle algo a alguien, pero lo que si me
llama la atención es hables sobre las
almas. Los vampiros no son demonios y no porque hayas conocido a uno que te ha
tratado mal, todos deben ser igual de malos. Por último ¿te estás escuchando, Lizzie?
Hablas como si estuvieras barajando las dos opciones. No eliges convertirte
solamente porque el Sr. Max no te ha asegurado una felicidad eterna –bufé ante
lo que dijo.
—Bien, respeto la idea sobre las almas, pero ¿y lo otro Tara? no sigas
tratando a Max como un dios porque se lo cree, no alimentes más su ego –ella
negó.
—Ya no sé como terminará esto –se sentó agotada en el sofá –pensé que
iban a estar muy bien luego de este viaje, pero son como perros y gatos.
—No hay nada que se pueda hacer, así es la naturaleza ¿no? –ella sonrió.
—No tienes para que enojarte conmigo –le devolví la sonrisa para calmar
el ambiente.
—Está bien ¿Quién es el nuevo cliente de Max? ¿Acaso es Julian? –ella
negó.
—Ni siquiera me nombres a ese famoso Julian –fruncí el ceño.
— ¿Por qué?
—El día domingo el Sr. Max me hizo por poco crear la biografía no
autorizada de aquel hombre, creo que el fin de semana tuvieron un inconveniente
con un vampiro, si es que no me equivoco –mis mejillas se sonrojaron al
instante de recordar ese momento.
—Sí, sucedió algo, nada tan grave –traté de despistarla siguiendo el tema
y por lo visto funcionó.
—Bien, el Sr. Max pensó que podría ser Julian, porque era su único
sospechoso, pero cuando ya tenía todo listo para enviarle la información me
llamó diciendo que dejara de hacerlo porque aquel vampiro no era al que
buscaban.
Debo admitir que todos estos días había pasado a segundo plano lo que
sucedió con aquel vampiro misterioso, pero lo que me decía Tara me sorprendía
¿de verdad Max sospechó de Julian? Eso era raro sabiendo que harían negocios,
no creía que fuera alguna técnica
para conocer mejor al otro en el ámbito de los negocios.
—Ya veo. Bueno, creo que me iré a duchar, hoy Max tiene un almuerzo con
otros empresarios y debo estar presente –dije de mala gana, pero para mi suerte
la sorpresa de ver a Tara se arruinó.
—Buenos días.
Max apareció desde la puerta de entrada. Fruncí el ceño al ver que estaba
con la misma ropa de ayer. Excelente. Tara se puso de pie para saludarlo,
mientras yo tomaba mi bolso y lo llevaba al gigantesco baño para poder darme
una ducha.
Arreglé mi ropa y aseguré la puerta para después relajarme bajo el agua
por varios minutos, donde quede pensando en que haría cuando llegara a casa. Tara
tenía razón en ciertos temas. Mi naturaleza, esta maldición de ser la Elska Evige de Max a veces me manejaba
sin poder controlarlo, lo que no era agradable sabiendo que estaba haciendo
mal, entonces, ¿Qué iba a hacer cuando llegara a Chicago? ¿Cómo lo haría para
dejar de llevarme por esa sensación de querer proteger a Max de sí mismo?
No me agradaba para nada todo esto, yo no me iba a quedar a su lado, no
me iba a convertir en vampiro y absolutamente me negaba a ser la Elska Evige de Max.
No avancé dos pasos fuera del baño cuando vi una cara desagradable.
—Tenemos que hablar –dijo Max
arreglando su camisa gris.
—Nosotros no tenemos que hablar de mucho, creo que ayer me dejaste en
claro que no tenia poder sobre mi vida, así que eso me hace una zombi a tu
disposición –fue abrochando los botones de abajo hacia arriba.
—Eso sería perfecto, pero lamentablemente no lo eres. Lo que te quiero
decir es que hoy estas relevada de tus
funciones como mi asistente, no deseo que vengas conmigo a esa comida. Irá Tara,
podrás salir y conocer más de Moscú –tomó su chaqueta y su maletín para
retirarse sin decir nada más, pero no lo permití.
— ¿Así que creías que Julian era quien nos espió el fin de semana?
–estaba a punto de desaparecer por la puerta, pero al escucharme se quedo quieto,
no movió ningún músculo. Lamentaba no poder ver su rostro.
—Sí recuerdo aquel fin de semana, no hay nada de qué preocuparse, no se
volverá a repetir –bien, debo ser honesta y decir que cuando escuché esa frase,
mi corazón latió con fuerza.
— ¿Qué? –Max volteó y me quedó mirando.
—No se volverá a repetir —fruncí el ceño –que estés expuesta a otro
vampiro ¿Qué creías? –no dijo nada más y se fue de la habitación dejando mi
alma colgando de un hilo.
Estúpido.
Mi día realmente fue un desastre. No hice nada más que quedarme en la
cama mirando televisión y durmiendo, viendo hacia la ventana y conversando a
veces con Tara quien a aparecía para ver como estaba. Me enteré que hasta James
apareció en el hotel, aun no lo había visto, pero llegó para hablar con los
nuevos socios. El día paso lento y aburrido, cosa que trataría de cambiar
mañana, porque aun me quedaban un día en Moscú y no quería desaprovecharlo.
Hoy tampoco llegó Max a dormir.
La rutina de la mañana fue similar a la del día anterior. Solo vi a Max
cinco segundos, cuando llegó a cambiarse de ropa y desapareció de nuevo. Pedí
mi desayuno a la cama pensando en que podría hacer ahora que mi trabajo se
había cancelado, lo que no encontraba ilógico siendo que Tara sabía más sobre
los negocios de Max que yo.
Ahora mi única opción era salir de aquí para distraerme, mañana nos
íbamos en la mañana y esperaba por fin dormir en mi cama tranquila, tenía que
buscar energías para el domingo donde iba a enfrentar a Luke por todos los
problemas que Max me había comentado.
Salí de la habitación alrededor de
la una de la tarde. Ya tenía planeado lo que haría, iría por algo de ropa
nueva, comería en algún lugar lindo y recorrería parte de la ciudad. Así que
hoy no me iba a permitir tener un mal día ¡Estaba en Moscú!
Eran las cinco de la tarde y ya estaba de vuelta en el hotel mirando los
Simpson con voces rusas, fue algo extraño. Sin duda alguna lo que vi de Moscú
fue increíble. Al lado de la cama había unas cuantas bolsas con ropa y también
había cumplido con el objetivo de almorzar en un lindo café, sin embargo, nada
se había sentido como me había imaginado.
Había sido aburrido y me había sentido sola, extrañaba a mis amigos y
quería estar en casa, así que decidí volver al hotel y esperar a que el tiempo
pasara. Terminé durmiendo en la cama solamente por aburrimiento, pero al
momento de despertar horas después, ya no estaba sola y tranquila como lo había
estado estos dos días.
—Son más de las nueve de la noche –dijo Max mirando hacia los edificios
desde la gran ventana de la habitación –Tara te mandó a pedir la cena.
—No tengo hambre.
—Como gustes –se fue hacia el armario a sacarse su traje. De seguro iba a
salir nuevamente esta noche.
— ¿A dónde te vas a meter? –pregunté cómo que no quería saber nada.
—A ningún lugar que sea de tu verdadera importancia –se sacó su camisa
dejando su torso al descubierto.
Miré hacia otro lado porque claramente Max no entendía el término “privacidad”
— ¿Te avergüenza aun verme desnudo? –su tono era de burla, pero no lo
tome en cuenta, estaba cansada –el avión sale mañana a las cuatro de la tarde,
llegaremos de madrugada a Chicago, así que te quedarás en mi departamento el
día sábado y luego el día domingo iremos a donde tu padre, no quiero que estés
sola con él —rodeé los ojos.
—Te diría que esa decisión es mía y que me sé defender sola…
—Pero sabes que no me importa tu opinión respecto a esto, ahora te lo
digo calmadamente –lo miré enojada, pero tuve que desviar la mirada porque se
estaba recién poniendo su ropa interior ¿Por qué se desnudo por completo? ¡Es
un vampiro por Dios!
—Como sea —miré de reojo a donde Max y noté como estaba sacando las gafas
de su bolso, rodee los ojos, me negaba a sentir lástima por él –que encuentres
una humano apetitosa —volví a prender el televisor y comencé a cambiar canal
por canal.
Max se apoyó en la pared y me quedó mirando, sonriendo levemente.
—No iré a beber de nadie.
Sí, claro y yo soy un hada.
—Está bien.
Seguí cambiando frenéticamente los canales, estaban todos en ruso y no entendía
nada, no hasta que encontré unas caricaturas, deje el canal ahí. Miré a Max que
seguía apoyado en la pared mirándome.
— ¿Qué? Ni pienses que te daré mi sangre.
Él volvió a sonreír y sin previo aviso llegó a mi lado. Recostándose en
la cama.
—Hace mucho tiempo que no veo televisión, déjala ahí —no me iba a
conmover con su momento humano, por lo tanto lo comencé ignorar, no sabía si decía la verdad porque
estaba con esas gafas, quizás estaba haciendo todo esto para obtener mi sangre
— ¿me vas a ignorar?
— ¿No estás viendo televisión? cuando uno ve televisión se queda callado
y pone atención en lo que están pasando.
—Me agrada Ferb —dijo sin previo aviso dejándome un tanto desconcertada.
Lo quede mirando sin decir nada –si, a veces veo televisión, cuando todos
duermen –lLuketó los hombros quitándole importancia.
—Entonces era mentira que no veías televisión hace mucho.
—Lizzie —dijo con un tono cansado.
—No me vengas con “Lizzie” y no
puedo creer que te guste Phineas y Ferb.
—Siempre están de vacaciones, eso es agradable de ver –se sacó sus
zapatos y los arrojó al piso. Esto era surrealista — ¿podrías dejar de mirarme
como si fuera un bicho raro y poner atención al televisor?
No le creía que estuviera mirando por lo que mi mano se fue con rapidez a
sus gafas y dejé al descubierto sus ojos. Suspiré sin poder evitarlo.
— ¿Qué te sucede si estas demasiados días sin mi sangre? –él negó ante mi
acción y miró la televisión.
—Nada, me tendría que alimentar de alguien más.
—La vez pasada estabas igual ¿Por qué no te alimentaste de nadie?
—Porque tu sangre es la que me gusta de verdad. Sé que no sonara bien y
quizás hagas un escándalo por la analogía, pero es como si yo hubiese sido un
león y una hiena, fui esta ultima toda mi vida, comiendo de animales muertos,
sobras de los demás pero llega un momento donde sientes la adrenalina, el sabor
de una verdadera víctima, un animal vivo…eso mismo pasa conmigo –enarqué una
ceja.
—Eres pésimo explicado —me miró y sus ojos estaban horribles por el rojo
de estos.
—Y tú eres pésima como acompañante para ver televisión.
—Quiero saber algo –él me volvió a mirar — ¿Desde cuándo estabas
comenzando la transformación?
—Cuando casi te desmayas por no haber tomado desayuno antes de morderte. Cuando
me llamabas Sr. Blake o Sr. Max.
— ¿Y antes no lo hiciste? ¿Tratar de transformarme? –negó.
—No estaba seguro de querer hacerlo, no eres la persona más agradable que
he conocido.
—Lo siento, generalmente cuando me secuestran no soy agradable.
Miré sus ojos rojos, no me gustaba verlo así, pero tampoco iba a darle de
mi sangre. Este era el resultado de sus acciones.
No seguí conversando con él, me recosté mejor en la cama y nos quedamos
mirando televisión.
Sin duda alguna Max no es de los que se ríe, ya que había partes de las
caricaturas que me hicieron reír bastante, mientras que Max estaba serio
mirando.
— ¿Estás aquí por qué esperas que me compadezca de tus ojos rojos? –lo
miré para ver su reacción, pero él no me miró de vuelta.
—Puede ser –sonreí.
—Entonces deberías ir en busca de alguien más, aquí no ganaras nada —me
iba a alejar para dejarlo solo y no ver como se iba a buscar algo de sangre,
pero Max tomó mi mano y me detuvo.
— ¿A dónde vas? –fruncí el ceño por como sentí el tacto de su mano en mi
brazo ¡tonta Lizzie!
—Lejos de ti —me gire para verlo y nuevamente esa mirada de dolor y
preocupación estaba estampada en sus ojos rojos, pero me solté de su agarre
para no caer en ella, ya no tenía valor para mí –ve a buscar a alguien Max, no
es sano que estés así.
Salí de la cama y me dirigí hacia el baño para esperar que a mi retorno él
ya no se encontrara, gracias al cielo ya no estaba cuando volví.
Terminé el día acostándome temprano para que llegara pronto el día
siguiente, nos íbamos en la tarde y volvería a Chicago, donde no tenía la menor
idea que haría con mi vida y con Max.
El último día en Moscú amaneció con un hermoso cielo azul, cientos de
personas transitando por las calles, riendo, conversando, tomándose de las
manos y teniendo una vida normal. Me alejé de la ventana de la habitación y fui
por mi teléfono que sonó a los minutos de ser prendido. Fruncí nuevamente el
ceño al descubrir quién era.
—Luke –me senté en la cama sin entender sus insistentes llamados.
— ¿Hija? ¿Estás bien? –suspiré ¿Qué demonios estaba ocurriendo aquí?
—Te estoy hablando, claro que estoy bien –omitiendo al sádico y mentiroso
vampiro que había salido a arreglar sus últimos papeles con sus socios.
—Lizzie –negué ante la sensación que me dio al escuchar cómo me llamo.
—Dime ¿Qué sucede? Me has estado llamando demasiadas veces.
—Vendrás el domingo ¿cierto? –sin duda alguna iría. Quería saber cada
detalle de su relación con Noah.
—Si, como todos los años –mi voz sonó cansada, realmente era un trámite
ir a casa de Luke para su cumpleaños. No me gustaba.
—Tenemos que hablar —ojala tuviera un tema importante de conversación,
sinceramente nos quedamos en silencio por largos segundos que solo hacían que
mi estadía ahí fuera aun peor.
— ¿Llamabas para saber si estaba bien? –eso no me lo creía.
—Sí, te quiero mucho, me preocupo por ti –abrí mis ojos sorprendida al
escuchar aquello. Quede mirando el celular para verificar si era el número
correcto…lo era.
— ¿Estás enfermo? ¿Te vas a morir? –no pude evitar preguntar eso ¿Qué
motivo tendría Luke para decir que me quería?
Como respuesta tuve de su parte una risa que me descoloco aun más, aquí
algo iba mal, muy mal. Luke se estaba riendo como cuando me agradaba estar al
lado suyo y no me lo imaginaba como un hombre que encontraba cada movimiento mío
como un error, como un obstáculo mortal por el cual se pagaba con golpes si no
lo sobrepasaba bien.
—No, tenemos que hablar mucho hija –demonios, esto me estaba preocupando
más que estar atrapada con Max.
—Iré el sábado.
— ¿Es en serio? –de inmediato sonó más contento ¿me estaría manipulando?
—Espero que esta no sea una de tus mentiras Luke…eso de sonar tan
diferente, te conozco y no creo en ti –hubo un silencio rotundo de su parte,
pero después de un suspiro volvió a hablar.
—Entiendo —de nuevo nos quedamos en silencio.
—Bueno, ya me tengo que ir.
—Cuídate por favor Lizzie. Nos vemos el sábado ¿no? –tragué saliva
sabiendo que sería un mal momento.
—Si Luke, nos veremos el sábado, adiós.
—Adiós.
Ambos cortamos y me quede en el mismo lugar, tratando de pensar qué
demonios estaba sucediendo. ¿Ya se habrá enterado de que descubrí su relación
con Noah? Imposible, no hay probabilidad alguna de que eso ocurriera, nunca me
reuní con Noah para encararlo…por culpa de Max.
—He terminado –salté de la cama al escuchar la voz de Max.
Venia junto con Tara y James, eso era agradable.
—Hola James –dije sonriendo.
Él era un vampiro que me agradaba, después de Ezequiel y Teresa. Se había
preocupado de mi cuando Max me lastimó en la fiesta Masquerade y fue el único
que me explicó algo del Elska Evige.
—Srta. Elizabeth –se acercó con su caminar tan…vampírico, o sea que se
acercó como un verdadero modelo.
Lucía muy guapo con su traje negro con una camisa blanca sin corbata, su
cabello estaba tomado y sonreía de una forma muy atractiva…sin duda como un
vampiro. Me dio un beso en la mejilla como saludo.
— ¿Cómo ha estado todo en casa? –él sonrió.
—Sangriento y realmente desagradable. Culpa a tu vampiro de eso.
—James –la voz de Max fue realmente como un gruño.
—Ya veo, nada nuevo entonces –él rio suavemente.
—Estas en lo correcto… ¿y tú? ¿Cómo ha estado la estadía en Moscú? –bufé.
—Realmente educativa ¿sabías que él me estaba convirtiendo en uno de los
tuyos? Vampirita de Max, difícil de creer ¿no? –toda sonrisa de James se fue al
escucharme. Miró a Max sorprendido.
—Ustedes tienen la boca muy grade –dijo Max para luego ir con Tara a
arreglar las cosas para irnos. James me volvió a mirar.
—Te he sorprendido.
—Sin duda alguna, ahora veo porque Max hace lo que hace –fruncí el ceño.
—No hablaré de eso contigo —no quería odiarlo por defenderlo.
—Mi querido amigo nunca aprenderá –negó y se fue hacia donde Max y Tara,
así que lo seguí. Max estaba guardando algo en su maletín. Miró de mala forma a
James.
—Toma tus cosas –dijo mirándome –tu y Tara irán a comer antes de irnos,
mientras yo con James tendremos una pequeña charla.
— ¡Uuuy! Que miedo, papá me regañara –dijo James mirándome y riendo, no
pude evitar hacer lo mismo, pero Max salió casi enfurecido de la habitación.
Mire a Tara, pero ella ni siquiera sonreía, más bien lucia nerviosa –muy bien,
iré antes que mi jefe me despida… —siguió a Max, desapareciendo con rapidez.
—Tú has estado desaparecida –miré a Tara quien tomaba la ropa de Max y la
guardaba.
—He estado muy ocupada —enarqué una ceja.
—Y me estas mirando reprobatoriamente –ella bufó de inmediato, lo que me
sorprendió –veo que no me equivoco… —noté como sus manos se hicieron un puño.
Estaba soportando los deseos de golpearme ¿Qué le sucedía? –dime a la cara las
cosas Tara, no tienes porque quedarte callada, eso lo empeora todo –de un solo
movimiento ella tiro la maleta de Max al suelo.
—Solo me molesta que te comportes de esta manera –su expresión me
indicaban que estaba molesta, realmente molesta.
— ¿A qué te refieres? –ella negó.
—Lo que has hecho es una burla que sinceramente yo no te lo perdonaría si
fuera el Sr. Max –fruncí el ceño, no me estaba agradando lo que decía.
—Creo que no eres la más indicada para opinar sobre esto. Primero porque
no estás en mi posición, segundo porque adoras el suelo por dónde camina Max y
tercero, porque no te deberías meter, así de simple –negué sin poder creer al
nivel donde llegaba la idolatría de Tara.
—No entiendes, puedes comportarte como desees con el Sr. Max, pero no
humillarlo al frente de otro vampiro, aunque sea su amigo. Ni siquiera entre
nosotros los humanos se puede hacer tal cosa –rodeé los ojos.
—Basta.
—No, basta tú ¿sabes? Tienes todo el derecho de estar molesta, odiar a
quienes están involucrados en las mentiras que te han dicho, pero eso no te da
el derecho para burlarte de tradiciones que han estado desde el inicio de esta
tierra. Créeme que te entiendo, he visto lo que te ha sucedido, pero burlarte
de tu conversión, eso ha ido más allá.
Tensé mi mordida por lo que me dijo, no tengo la menor idea del porque me
estaban afectando sus palabras. No era justo
—No puedo entender que tipo de lazo tienen ustedes, primero él te toma
como si fueras cualquier cosa, te trata mal y comienzan a jugar al gato y el
ratón, después tú miras a otro hombre. Miles de sucesos han ocurrido entre
ustedes, pero no puedo creer como él siga con sus ojos rojos, cubriéndolos con
gafas porque tú no te preocupas de él –tuve que formar un puño con mis manos
por culpa de Tara, mis ojos se llenaron de lágrimas.
—Él se lo buscó –ella asintió.
—Sí, pero aun así no puedo creer que lo dejes…de esa forma,
debilitándose.
—Puede ir por otra sangre.
—Por lo que sé, luego de Elska
Evige, beber de otro es casi como estar comiendo carne podrida.
—Él lo hizo antes, al comienzo de todo esto, seguía bebiendo de las
demás, me dijo claramente que podía hacerlo.
—La dependencia cada vez se hace mayor cuando el tiempo pasa.
—Y ese es mi problema ¿no? ¿Por qué? –ella frunció el ceño y se acercó a
mi unos pasos, de manera amenazante.
—Simplemente porque te destruyes junto con él —enarqué una ceja.
—Mentirosa, harías lo que fuera para ayudar a Max ¿no?
—Y a ti también, eres su Elska
Evige. Me sirve que ambos estén bien, no solo uno ¿has estado bien alguna
vez cuando él ha estado mal? –Di un paso hacia atrás, pensando en lo que decía Tara
–es exactamente igual para él ¿Por qué crees que te sientes tan bien cuando
estás con él? son el uno para el otro ¡ambos están yendo contra la naturaleza!
— ¡Ya basta! –no pude evitar gritarle.
—Sabes que es verdad, ahora la pregunta es ¿Qué demonios pasará con
ustedes si siguen así y pierden el lazo que los une? –se giró y tomó la maleta
para seguir guardando la ropa de su propio dios.
—No sé por qué haces esto, si me llega a convertir olvídate de tu propia
conversión –ella bufó y me volvió a mirar.
—Hay cientos de vampiros, seria increíble que el Sr. Max me convirtiera, ha
sido mi tutor por todo este tiempo, pero prefiero que te convierta a ti, eres
su Elska Evige a mi me puede convertir hasta Patrick, da lo mismo, después de
todo, el único vinculo que importa es con el o la Elska Evige –negué. Tara estaba loca.
Salí con mi bolso de la habitación y bajé a comer algo, tenía hambre
después de todo, pero no pude comer ni un solo bocado que pedí. Tenía en mi
mente lo que había dicho la estúpida rubia que me había ayudado en este tiempo
y ahora se venía en mi contra. Tara me había regañado, eso no me había gustado
y menos me había hecho sentir bien, todo por culpa de Max. ¿Realmente estaba
siendo malvada con él por no darle de mi sangre? Él no se lo merecía y no
deseaba darle nada, además que si lo hacía me arriesgaba a otras cosas.
¿Esto era como tener a un hombre sediento mirando un vaso de agua, sin
poder tocarla? Ese pensamiento no ayudaba a sentirme mejor. Demonios ¿Y si
cedía un poco? Por lo menos para que sus ojos volvieran a la normalidad y no
tenga que estar con gafas siempre, podría hacerlo prometer que no siga con el
proceso de conversión.
Max podía cumplir eso ¿no?
— ¿Dónde está Tara? –Max estaba a mi lado, miraba a todos lados.
—No ha bajado, está arreglando tu ropa.
—Luces extraña ¿Qué sucede ahora? –Max se sentó al frente mío, lucia
cansado. Demonios.
— ¿Estás cansado?
—No –respondió rápidamente –soy un vampiro, nunca me canso.
— ¿De verdad deseas mi sangre? –él lLuketó los hombros quitándole
importancia.
—Nada que otro grupo sanguíneo pueda arreglar, solo espero llegar a
Chicago —miré hacia un lado, su arrogancia no lo iba a llevar a ningún lado.
Quizás podía jugar un poco a humillarlo, pero ahora entre los dos.
Tomé un cuchillo que estaba en la mesa, veríamos que tan fuerte era Max.
Miré hacia los lados y aun era temprano para la hora del almuerzo, así que no
había nadie más que los camareros, pero ellos se encontraban en el bar.
— ¿Elizabeth? –Llevé el cuchillo a mi dedo índice y miré a Max — ¿Qué
estás…? –no alcanzó a terminar la frase cuando pase suavemente el cuchillo en
mi dedo, provocando que unas gotas de sangre se aglomeraran en menos de un
segundo.
Max se tapo la nariz y miró hacia otro lado, pero era mi turno para jugar.
Me puse de pie y pasé mi dedo por la mano que cubría su nariz y cuando me
iba alejar de él, sentí como atrapaba mi mano sin dejar dar un solo paso más.
Sacó algo de dinero de su bolsillo y lo dejó en la mesa para después llevarme
casi arrastrando a no sé qué lugar.
Entramos a una pequeña habitación
que había en la recepción, detrás de unas cortinas. Max prendió la luz. Llevé
mis manos a sus gafas y miré lo rojo que estaban sus ojos. Tara tenía razón, no
podía dejarlo en este estado, era inhumano. Estaba cayendo tan bajo como él.
Max tomó mi mano que estaba herida
y llevó mi dedo índice a sus labios, donde al sentir el sabor de mi sangre
cerró los ojos dejándose llevar por la sensación, era como si su propio deleite
fuera el mío.
Cerré mis ojos y moví mi cuello hacia un lado, dejando que mi cabello
cayera y expusiera mi piel. Él llevó su mano a mi mejilla y me hizo mirarlo,
pero me alejé.
—Esto es solo por tus ojos, hazlo rápido —él frunció el ceño, molesto por
lo que le dije, pero no me iba arriesgar a besarlo porque sus estúpidos labios
tenían siempre el mismo efecto.
Miré como sus colmillos salieron al encuentro de mi piel y volví a mirar
hacia un lado. Max pasó suavemente su nariz por mi cuello, provocando que mi
corazón y respiración se aceleraran. Mordí mi labio con fuerza al sentir como
su lengua tenía contacto con mi piel, esta hirvió ante aquel roce.
—Hazlo pronto —volví a hablar para salir de aquí pronto.
—Ya estás aquí, déjame hacerlo bien ¿o es que te bebes una botella de
Château Lafite Rothschild del 52’ de un solo trago? –demonios, lo que fuera que
haya dijo fue con un acento diferente, tuve que rendirme aunque fuera un poco.
Llevé mi mano a la suya y la entrelace esperando su mordida, la cual
llegó segundo después. Él presiono mi mano con cuidado, mientras que con la
otra se apoderaba de mi cuello. Sus colmillos atravesaron mi piel, llegando a
su objetivo de una forma casi artística.
Comenzó a beber de mi sangre por unos dos minutos, haciéndolo lento y
saboreando con cuidado cada gota, aprisionando mi cuerpo entre el suyo y la
pared durante todo el proceso, demonios. Sentí como sus labios pasaron
suavemente por mi cuello, lo más probable era que estuviera curando su mordida.
—No —dije al recordar lo que hacía su ponzoña.
—Tranquila, solo te estoy curando —me aferré a su mano deseando que todo
fuera tan diferente.
— ¿Ya? –Max se alejó, soltando mi mano –bien, es hora de irnos —quise
avanzar hacia la puerta, pero él apoyó su mano en la pared dejando su brazo al
frente de mis ojos — ¿Qué haces?
—Lizzie —su voz era ronca, sabía muy bien lo que estaba tramando. Me giré
a verlo.
—No, no me importa cómo te sientas cuando estás conmigo, ni como yo me
sienta. Esta vez pasaste los limites Max y en este momento con un poco de
suerte puedo soportar ver tu rostro y hablarte, pero no me toques de esa forma,
ya te di de mi sangre, siéntete agradecido porque no debí hacerlo –empujé su
brazo y salí de aquella pequeña habitación, dejándolo atrás.
Realmente me sentí como una ganadora por no rendirme a Max.
Después de ese suceso, las cosas siguieron bastante normalmente. Tara miró sorprendida a Max y luego me
sonrió, pero yo no le devolví el gesto, no me había agradado ni un poco que
ella me regañara de esa forma, no me lo merecía y punto, fin de la discusión.
Nos fuimos en diferentes autos hacia el aeropuerto, por fin iba a volver
a Chicago, extrañaba a mis amigos y quería ver a Luke para saber que estaba
sucediendo. Estuvimos en el aeropuerto solo unos veinte minutos para luego
subirnos al bendito avión, me fui sentada en primera clase junto a Max. Me
acomodé mejor en el asiento y me quedé dormida a los pocos minutos de estar en
las nubes.
Fue el momento de decir adiós a Moscú.
La voz de la sobrecargo me despertó en el momento justo para ponerme mi
cinturón. Miré hacia la ventana y estaba de noche, habíamos llegado, sanos y
salvos. Traté de sacar mi cinturón de seguridad, pero me tomo un
tanto…desprevenida, no sabía cómo sacarlo por lo que comencé a tironear para no
estar desprotegida cuando el avión comenzara a tocar tierra.
—Permíteme –escuche la voz de Max y como él se acercaba para sacar con
más facilidad mi cinturón de seguridad. Miré hacia mi izquierda y ambos nos
quedamos inmóviles al estar tan cerca.
—Déjalo, puedo sola –dije con rapidez, tomando el cinturón y arreglándolo
como se debía.
Luego de todos los minutos perdidos esperando a que todos bajaran,
encontrar nuestras maletas y terminar atravesando las puertas del aeropuerto,
por fin podía decir que había vuelto a casa.
—Me iré a mi departamento –miré a todos. No deseaba ir a donde Max, era
complicado y además aun no pasaban de las dos de la mañana.
—Yo me voy –dijo James, haciendo una seña y separándose de nosotros. Le
hice una seña de despedida.
— ¡Ahí está Mathias! –Dijo Tara sonriendo feliz –bueno –nos miró, un
tanto incomoda –Sr. Max, Lizzie. Nos vemos el lunes –dijo feliz para luego
salir casi corriendo a donde su novio.
La quede mirando por varios segundos, él salió del auto a saludarla como
si no la hubiera visto en meses, Mathias acarició tiernamente su mejilla y
después se fueron.
No pude evitar tener sentimientos encontrados al ver esa imagen.
—Dijimos que te irías a mi departamento porque a esta hora tu barrio es
un centro de delincuencia —negué de inmediato.
—No, no me dará el tiempo para ir mañana a donde Luke si es que me quedo
en tu departamento, tomaré un taxi. Adiós –no alcancé a dar un solo paso cuando
Max rodeó brusquedad mi brazo y me miró enfadado.
—Tú no iras a ningún lado sola y mañana no iras donde Luke ¿has
entendido? –lo quedé mirando sin entender.
—Alto ¿Qué demonios te sucede ahora?
—Aquí no —en ese momento tocaron una bocina y Thomas salió de Jaguar
negro a nuestro encuentro. Sonrió feliz al vernos, pero aquella sonrisa se fue
cuando vio como Max me tenía atrapada con su mano.
—Buenas noches —dijo con cuidado — ¿sucede algo, Sr. Max? —se quedaron
mirando por unos segundos.
—Nada que te interese, ahora vamos.
Max me miró y cogió mi bolso para llevarlo al auto con la ayuda de Thomas.
Me quedé de pie sin hacer nada ¿Por qué ahora no quería que fuera donde Luke?
Le creería si me dijera que quisiera ir conmigo como lo habíamos planeado
antes, pero ahora la idea de ir hacia Danville lucia un tanto imposible.
Entré al auto aun sin poder comprender lo que sucedía, pero todo paso a
segundo plano cuando Thomas habló.
—Lo están esperando en el departamento –miró a Max por el espejo
retrovisor.
— ¿De qué estás hablando?
—Sí, una señorita llegó hace dos días y dijo que venía a verlo.
— ¿Y la han dejado pasar al departamento como si nada? –todo el cuerpo de
Max se tensó.
—Es una de los suyos —las manos de Max se hicieron un puño.
— ¿Cómo es? ¿Es qué esperaron hasta ahora para decirme? —Thomas se removió un poco en el asiento,
notoriamente tenso –no porque veas a otro vampiro tiene que ser mi conocido o
amigo –me moví un poco hacia la ventana porque ya veía que Max saltaba a
atrapar el cuello de Thomas. No le estaba gritando, pero sin duda lo estaba
regañando –Dime como es, inútil.
—Max –dije como instinto al escuchar como llamó a Thomas –no seas
melodramático, no tienes cosas importantes en el departamento y dudo que te
preocupe que te roben algo.
—Silencio –me dio una mirada de duró una fracción de segundo para luego
volver a concentrar su atención en Thomas –he pedido que me la describas.
—Es rubia…alta, piel blanca, ojos negros y viste muy bien –Max bufó y se
sentó mejor en el asiento.
—Me has descrito a Emily ¿no es ella? –me tense al escuchar aquel nombre.
—No, conozco a la Srta. Emily y sin duda no es ella, pero esta mujer es
diferente Sr. Max —Thomas paró cuando nos tocó un semáforo rojo –es como si provocara
una atracción casi fatal, como la película, quieres mirarla todo el tiempo
—fruncí el ceño al escuchar a Thomas, eso había sido raro.
Miré a Max, pero él solo lLuketó los hombros sin tener idea de lo que
hablaba el chofer.
—Muy bien, espero que no me hayan puesto en problemas porque prometo
despedir a quien sea que permitió esto.
—Dijo que había llegado con autorización de la Srta. Tara.
—Eso es imposible, dijiste que llego hace dos días. Tara estaba en Moscú
conmigo.
—Verdad —dijo pensativo –no lo pensé en ese momento, nadie más lo hizo
realmente.
¿Qué demonios estaba ocurriendo aquí?
No hablaron nada hasta que llegamos al edificio, donde nos bajamos todos
con rapidez para ver quién era la mujer vampiro que esperaba a Max y algo me
decía que ella no traería buenas noticias.
—Tú te quedas aquí —dijo mirando a Thomas. Esperé para saber si tenía que
hacer lo mismo, pero él no me dirigió palabra alguna, solo me hizo una seña
para que lo acompañara.
Demonios ¿Por qué me tenía que meter en sus problemas?
Llegamos en unos segundos al piso del hotel sin decir palabra alguna
hasta que las puertas se abrieron y avancé de inmediato, pero Max puso su brazo
adelante mío. Lo miré sin entender, lucia preocupado. Miré hacia el interior de
departamento y estaba completamente oscuro.
Max bajo la mirada quedándose estático.
— ¿Qué sucede? –no pude evitar preguntar, pero no obtuve respuesta.
Simplemente comenzó a avanzar olvidándose incluso que estaba a su lado. Lo
seguí sin entender qué demonios estaba ocurriendo aquí — ¿Max? –quedó mirando
hacia la sala, donde aun no podía ver nada, pero veía claramente el rostro de
Max por la luz de la luna que se colaba desde los ventanales de la sala. Él no
dio ni un paso, lucia como si hubiera visto a un fantasma.
—Eras tú —dijo finalmente. No pude soportar la curiosidad y me acerqué
para ver de quien se trataba.
No debí hacerlo.
—Daven —una voz armoniosa salió de quien nos observaba desde el sofá,
sentada.
¿Cómo había llamado a Max?
Sentí como cientos de escalofríos pasaban por mi espalda al ver esos
ojos. Eran idénticos a los de la cabaña, era la misma sensación de terror. Miré
a Max esperando que dijera algo, pero no lo hizo. Me moví con rapidez hacia la
pared y prendí la luz para poder salir de esa oscuridad y poder ver mejor a esa
vampiro, algo que tampoco debí hacer.
Ahora entendía lo que decía Thomas, lo que te hacia querer verla por horas
era el poder que irradiaba. Esta mujer era peligrosa, además de ser
verdaderamente hermosa, más que Emily o Teresa. Su cabello rubio estaba tomado
en un moño que la hacía ver muy elegante, llevaba vestido negro ajustado a
escultural cuerpo, dejando medios hombros al descubierto.
—Querido —dijo lLuketando su mano hacia él.
Max se la quedo mirando con sus labios levemente entreabiertos.
—Max –dije sin creer que no reaccionara ¿Quién demonios era esta mujer?
Él ni siquiera me miraba — ¡Max! –le grité para que despertara de donde se
encontraba, pero aquella mujer volvió a utilizar su voz encantadora con él.
—Daven –su voz fue realmente como si se tratara de alguna ninfa
engatusadora. Él dio un paso hacia a ella.
—Luciana —mis ojos se abrieron sorprendidos al darme cuenta de quién era
esta mujer ¿no se suponía que tenía que estar muerta? ¿Qué no había elegido a
su Elska Evige ni a Max? ¡¿Qué
demonios estaba sucediendo aquí?! ¡¿Por qué le decía Daven?!
—Max.
No pude seguir hablando cuando él se acercó a la tal Luciana y sin previo
aviso llegó a tal extremo su cercanía que unieron sus labios en un beso.
Di un paso hacia atrás sin poder creer lo que estaba sucediendo aquí
¿estaba durmiendo? ¿Por qué sentía que mi corazón se hacía trizas? Llevé como
impulso mi mano a mi pecho y trate de respirar pausadamente, pero me era
imposible, sentía como si no pudiera llenar mis pulmones con el suficiente
oxigeno.
En este momento era completamente invisible para los dos vampiros que se
estaban besando, no lo soporte más.
Salí corriendo hacia las escaleras y bajé lo más rápido mientras las lágrimas
nublaban mi vista. Abrí la puerta del primer piso y corrí hacia el Jaguar donde estaba Thomas, quien me
miró asustado y corrió hacia mí.
— ¿Qué sucede? —tomó mi brazos.
—Sácame de aquí, llévame a casa ahora mismo –él negó.
—No puedo si el Sr. Max no me autoriza —tomé su brazo con fuerza.
—Escúchame bien Thomas Scott, si aquí hay alguien te puede dar una orden
además de Max soy yo, así que muévete y llévame a casa.
Él me quedo mirando unos segundos y asintió. Corrí hacia el interior de
auto y este arrancó con rapidez hacia mi hogar.
Todo el camino estuvimos en un silencio incómodo, aunque no me importaba,
solo tenía en mi imagen a Max besando a esa vampiro. La besaba con cuidado y
tomando con delicadeza sus manos.
—Ya estamos aquí –escuché la voz de Thomas como si estuviera a metros de
distancia.
—Gracias –Salí del auto y fui por mis cosas, Thomas me ayudó, pero no le
dije nada.
Solo me fui a mi departamento sintiéndome como si fuera una muñeca de
trapo que fue arrojada a la basura, esa era una buena forma de comparar a lo
que realmente había sucedido.
Al entrar mi celular comenzó a
sonar, lo saqué de mi bolsillo como si fuera un verdadero robot, no estaba
controlando realmente lo que pasaba, era como si fuera espectadora de mis
propias acciones.
Dejé mis cosas tiradas el suelo y me recosté en la cama al momento de
contestar.
— ¿Lizzie? –traté de controlar las lagrimas, no podía, simplemente debía
controlarlo.
— ¿Qué sucede Luke?
—Has llegado bien ¿estás ya en tu departamento? –tragué saliva.
—Si —hubo un silencio mientras yo trataba de controlar las lágrimas.
— ¿Qué ha pasado? –Comencé a sollozar cuando recordé lo sucedido – ¿ese
infeliz te hizo algo? –la voz de Luke cambio de inmediato, no podía contestarle
porque las lágrimas se aglomeraban en mis ojos y los sollozos en mi garganta –esto
se acaba ahora mismo, iré a buscarte.
Cortó la llamada y yo no pude volver a controlar las lágrimas. ¿Por qué
me iba a venir a buscar? ¿Es que acaso ahora sería un buen padre? ¡¿Cómo
demonios mi vida había dado este retorcido giro?!
Me quedé en posición fetal sobre la cama, tratando de encontrar el
control de mi cuerpo que no dejaba de comportarse como un rebelde y me hacia
llorar aun más, era imposible que Max tuviera este poder en mi ¿Por qué
demonios me dolía tanto recordar lo que vi?
Más lágrimas salieron al exterior al pensar que es lo que él debería
estar haciendo ahora. No sé cuánto tiempo habrá pasado que estuve así llorando,
pero debieron ser horas, porque sentí como alguien golpeaba la puerta hasta que
la derrumbó. Alguien corrió a donde estaba y pude ver como Luke se queda
mirándome.
—Lizzie —dijo sorprendido –Dios, maldito —se acercó a mi e hizo que me
pusiera de pie. Me llevo en brazos a no sé donde, no me importaba que demonios
había sucedido con Luke, solo necesitaba llorar en el hombro de alguien.
Nos fuimos en su auto a su gigantesca casa. Luke iba a mi lado ya que
vino con el chofer, Ernesto, lo conocía desde que era pequeña. Me fui llorando
todo el camino, gracias a Dios, nadie dijo nada hasta que me calmé y solo se
escuchaba mi respiración post crisis de llanto, como cuando eres pequeña y
lloras sin poder controlarlo y luego respiras con dificultad.
Salimos del auto y nadie dijo nada, solo me fui a la que era mi
habitación cuando era una adolescente y me recosté para tratar de dormir,
agradecí que Luke no comenzara con preguntas sobre lo sucedido.
—Descansa un poco –dijo al cerrar la puerta.
Me tapé bajo las frazadas y esperé a que el cansancio me llevara a los
brazos de Morfeo.
Unos golpes en la puerta hicieron que abriera mis ojos. Sentía como si
hubiera dormido unos minutos. La puerta se abrió y vi a Luke con una bandeja,
no pude evitar sonreír porque esa imagen era aterradora, jamás en mi vida había
visto a Luke de esta forma y ¿ahora me traía desayuno?
—Buenas tardes –dijo cerrando la puerta con su pierna.
—Hola —dije cansada –siento, todo esto —llevé mi mano a mi cabeza sin
poder creer como me había comportado.
—Te he traído algo para que comas –se acercó a la cama, me senté y dejó
la bandeja en mis piernas.
Nos quedamos en silencio por varios segundos, lo que fue muy incómodo.
— ¿Me dirás lo que sucedió? –lo mire y sonreí.
—No –bebí de mi café.
—Entiendo –fruncí el ceño sin comprender quien era este Luke –toma –saco
de su bolsillo mi celular –no ha parado de sonar desde que amaneció –lo tomé y
miré de quien se trataba. Sentí como mi corazón se oprimió al ver que eran
llamadas de Max — ¿Qué harás, Lizzie?
—No lo sé –dejé mi celular en mi mesa de noche y miré a Luke, necesitaba
cambiar de tema rápidamente y creo que este era el momento para hablar
seriamente — ¿me dirás lo que sucede? –el asintió –sé que estas relacionado con
Noah…quiero saberlo todo ¿Qué estás tratando de hacer? Me enteré de lo sucedido
con Damien, no puedo creer que hayas llegado a ese nivel. Sé cómo eres, pero
jamás pensé que llegarías tan bajo Luke ¿boicotear a mi amigo? —movió sus manos
un tanto nervioso.
—Lo sé –miró hacia un lado, avergonzado —He cambiado… gracias a Noah
—dijo luego de unos segundos.
—No entiendo nada de lo que está diciendo –él asintió.
—Debo enmendar lo que he hecho, contigo y con tus amigos.
— ¿Estás enfermo? ¿Vas a morir? –él sonrió ante mi idea.
—Mi salud está perfectamente, creo que mejor te explico todo desde el
comienzo.
—Eso sería mucho mejor –seguí tomando de mi café y comiendo mis tostadas,
era imposible que mi estómago soportara tanto tiempo sin comida.
—Bueno, hace un año que conocí a Noah, invertí en su empresa, aquella de
informáticos –asentí, Noah me había explicado en lo que trabajaba –bueno, nos
hicimos bastantes cercanos, se enteró de toda nuestra vida. Gracias a él llegué
a un grupo de autoayuda, tengo claro ahora de todo el mal que te hice Lizzie
–tosió suavemente al decir aquello –y sé que nunca obtendré tu perdón y que
solo puedo aspirar a tener una mejor relación contigo, pero la esperanza es lo
último que se pierde –me quede helada al escucharlo, este no era el Luke que
conocía.
— ¿Qué está pasando? No estoy entiendo nada.
—Sé que es difícil…bueno, fui a ese grupo de autoayuda, donde controlan
la ira de las personas, estuve ahí por varios meses, aun lo estoy y sigo yendo
a cada sesión que hay, ahora estoy mucho mejor y hace unos meses me enteré que
no solo estabas trabajando para los Blake –fruncí el ceño, eso me sonaba a que
me había espiado.
—Luke –dije negando sin poder creer lo que me estaba diciendo.
—Sinceramente me preocupe por ti cuando supe que Maximiliano Blake estaba
en el puesto de Ezequiel, por eso traté de saber que sucedía con tu vida, ese
hombre es peligroso, además tu y yo no tenemos la mejor de las relaciones como
para poder hacer una llamada y saber lo que estaba ocurriendo en tu vida, por
eso tuve que usar otras formas para saber cómo te encontrabas.
—Pero que perceptivo eres –suspiré cansada.
—Lo siento, pero tenía que hacerlo y no me arrepiento, me enteré de que
estabas viviendo con él…lo que me pareció extraño, se lo comuniqué a Noah y él
accedió a poder ayudarme a saber que más sucedía contigo, ya que él tampoco
confiaba en Blake.
—Pero ese problema es mío, no tenias porque meterte, no tenias ningún
derecho Luke–estaba sintiendo como mi sangre estaba hirvieron al enterarme de
lo que pasaba.
—Escúchame por favor –bufé ¿esperaba qué lo escuchara después de saber lo
que había estado haciendo? –Noah accedió a ayudarme, supimos que ibas a salir
con tus amigas.
—Mejor dicho, me estabas espiando, porque esa salida con las chicas no
fue planeada –él suspiró.
—Lo sé, lo siento mucho, pero tenía que hacerlo.
—Sigue —deje mi bandeja a un lado, preparada por si tenía que salir corriendo
de aquí.
—Bueno, se conocieron y luego el vio como te trató aquel infeliz…nos
preocupamos y bueno, luego siguió el plan B, que te interesaras en Noah, solo
para sacarte del lado de Maximiliano –fruncí el ceño.
—Pero Noah no estaba interesado en mi, solo lo hizo porque se lo
pediste…y hasta quizás le pagaste.
—Claro que no, el chico tenía el dinero suficiente para vivir sin
trabajar.
— ¿Tenía? ¿Es que ha pasado algo con su empresa?
—Déjame seguir diciéndote lo que pasó –lo mire cansada y asentí para que
siguiera –Noah vio fotos tuyas antes, le llamaste la atención por eso quiso
ayudarme, tampoco es como si fuera tan buen samaritano, al chico le gustaste
–mi estómago comenzó a revolverse porque presentía que esto traía una mala
noticia –bueno, después cuando vio lo sucedido en ese local él decidió ir a
buscar los servicios que de Blake Ltda. Para poder tener algún contacto con Maximiliano,
no le gustó lo que vio en la oficina.
— ¿Qué tenían contra Max? No entiendo como saben que no es la mejor
persona del mundo.
—En Londres no tiene la mejor de las reputaciones, investigué sobre él y
es tan extraño, no encontramos nada de cuando era pequeño o un adolescente, no
hay registro alguno de algún colegio o algo parecido –claro, si Max era un
vampiro.
— ¿Y?
—No me da la confianza suficiente.
—Pero ese no es tu problema Luke.
—Ese hombre es peligroso, estoy seguro.
Sí que lo era, era increíble, pero por lo visto a Luke le quedaba
instinto de padre en su cuerpo.
— ¿Y qué más sigue?
—Mi teoría se vio basada en buenos argumentos hace una semana atrás, Noah
me llamó diciendo que Maximiliano había cancelado una cita que tenias tu con
él, lo amenazó de que si se acercaba a ti a menos de veinte metros lo iba a
matar con sus propias manos –abrí los ojos sorprendida.
— ¿Dónde está Noah ahora? –él bajó la mirada.
—Te llamé hace unos días para saber si estabas bien, a Noah se le vio por
última vez en un pub donde se reunió con un hombre rubio, James Staci para ser
más especifico –no tengo la menor idea porque la frase de ese vampiro vino a mi
mente.
“Sangriento…y realmente desagradable…culpa a tu vampiro de eso”
— ¿Dónde está Noah, Luke?
—En la madrugada del día siguiente lo encontraron muerto en su
departamento, tenia clavado un candelabro en su cabeza, además de varias fracturas
en su cuerpo –sentí ganas de vomitar ante aquella imagen.
—No.
—Él es peligroso, debes irte de aquí Lizzie, por tu propia seguridad, ese
hombre está obsesionado contigo y es hora de que estés a salvo.
— ¿Noah esta muerto? James…él ¿lo mató?
— ¿Lo conoces? –asentí.
—Es amigo de Max, además de ser un soplón de otras empresas —no podía
creer lo que estaba sucediendo aquí, mi cuerpo completo comenzó a temblar.
—Escúchame bien hija –me quedó mirando para que pusiera atención en lo
que decía –sé que no soy el más adecuado para decirte que te alejes de alguien
peligroso, pero esto no lo haces por mi o por tu amigos, esto lo harás por tu
propio bien, debes irte de este país, tengo todo arreglado para que partas
mañana por la mañana.
— ¿Qué? –pregunte sin entender.
— ¿Te das cuenta de lo peligroso qué es ese hombre?
—Pero no por eso saldré corriendo –él me quedo mirando.
— ¿Encuentras otra solución? –sus palabras quedaron en mi cabeza, él
tenia razón, había tratado de escapar, había tratado de ser fuerte y no rendirme,
pero Max en sí, era una invitación peligrosa a caer una y otra vez.
—No, pero ¿Adónde tienes todo arreglado? ¿Qué voy hacer?
¿Cómo lo iba hacer para alejarme de Max sin sentirme miserable como había
sucedido en Moscú?
—Bueno el dinero hace maravillas, veras, quiero expandir mis negocios a
Europa, sería ideal que tú te hicieras cargo de eso, además tu deseabas ir a
ese continente –fruncí el ceño.
—Pero yo no estudié nada relacionado con negocios.
—Lo sé, pero has aprendido —eso es cierto, no sé que esperaba Luke, pero
me enseño desde los quince años, lo más básico –además te estarán ayudando
–esto era imposible.
— ¿Cómo crees que voy a confiar en ti? Quizás Noah ni siquiera este
muerto.
—Salió en las noticias hija…por favor, esto lo hago por tu propio bien,
no quiero que aparezcas muerta en algún lado por estar cerca de ese infeliz.
Sabía que había una probabilidad de que él estuviera mintiendo, pero los
hechos anteriores a este día me ayudaban a creer en lo que decía Luke. Ahora
entendía la mirada de preocupación de Max esa noche, cuando estaba destrozando
todo en su habitación, las palabras de Max al decir que no viniera aquí sola y
el broche de oro era como reacciono ante lo que dijo James hace dos días.
— ¿Lizzie? –Volví al presente al escuchar la voz de Luke –debes tomar una
decisión –asentí.
—Ya lo he hecho.
Que capitulo tan largo... siento la demora pero estoy con poco tiempo estos dias.
Olvidé que hace aquí, recuerdo que ella a la final se va, pero no recuerdo si es ya.
ResponderEliminarJajajaJ es increíble, creo que si se va, ella sabe que Máx esta con otra y además sabe que si se queda no tendrá otra oportunidad de irse jajaja ya recordé... creo.
JajajJa el capítulo es genial, tiene que aceptarlo Dani, es muy largo y todo, pero es genial ^-^
Ayyyyy!!!! Asi que ya apareció Luciana.... Y ella ee completamente impredecible... Asi que ahora Luke la ayuda... Pero tambien es muy peligroso... Aquí está el nuevo comienzo de Lizzie, no es cierto???
ResponderEliminarBesos gigantes linda!!!
XOXO
Rayoss....Odio a Luciana!!!uggg...no me acordaba que Noah moria y sin sinceramente no lo siento...ahora lo de Max y el beso con la loca esa...solo tengo que decir que se merece sufrir por un tiempo con la ausencia de Lizzie...apartir de ahora me declaro TEAM LIZZIE!!! Muero de ganas de seguir leyendo no me acuerdo si hay epilogo....pero espero con ansias O.M.jure que no rogaria pero me retracto:Actualiza pronto!!!
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