Aprovechemos
mientras podamos
Dana tenía sus ojos cerrados,
apoyando su frente con la cabeza del caballo negro que tenía junto a ella.
Helena había vuelto a la casa para arreglar los últimos detalles de la cena,
mientras que Ethan la miraba sonriendo.
—Después de todo, han sido
buenos caballos los que ha comprado mi madre.
—Sin duda –dijo ella pasando su mano, una y otra vez por la mandíbula
de Black un nombre no muy original —
¿Cuánto tiempo lleva Black aquí?
—Años, no es de carrera ni nada por el estilo, era el favorito de mi
padre –dijo sonriendo –ya sabes, no lo iban a sacar de aquí.
—Es hermoso.
—Todo un ejemplar –Dana miró a Ethan, con sus hermosos ojos miel, que
brillaban cada vez que se posaban en él — ¿sabes montar? –esa había sido una
pregunta con doble intención, ya que ella sabía muy bien que sí sabía.
—Claro ¿quieres montar?
— ¡Sería estupendo! Quiero a Black.
—No irás sola, claro que no, lo montarás conmigo –Dana sonrió aun más.
—Disculpen –apareció un hombre mayor, de camisa y pantalones negros
sucios, trabaja ahí –Ethan, tu madre dice que ya deben ir a comer.
—Oh, muy bien, me harías un
favor Theo y podrías tener lista la montura para Black, lo montaremos después de cenar ¿sí?
—Como digas.
Ethan borró su sonrisa cuando vio que había una llama naranja rondando
al encargado de las caballerizas.
—Vamos Dana –ella no dejó de sonreír, aun cuando vio el alma perdida
que rondaba a Theo, sino que se limitó a acariciar por enésima vez a Black.
—Muy bien.
Ambos se dirigieron hasta la casa principal, mirando como comenzaba a
atardecer. Dana se entristeció.
—Ya será de noche ¿Cómo vamos a montar?
— ¿Eso es un obstáculo? Puedo hacerlo muy bien de noche, además será
por estos lugares, todo es plano, nada de qué preocuparse.
— ¿En serio? –los ojos de Dana brillaban como si tuviera cinco años,
cosa que había pasado hace mucho, pero mucho tiempo.
—Ya lo he dicho, ahora tengo hambre.
—Yo igual, no he comido muy bien hoy.
Siguieron caminando hasta la casa, pero antes de entrar, Ethan sin
mayor aviso, tomó de la mano a Dana y la giró para poder besarla.
—Eres muy dulce ¿sabes? –dijo Ethan con su rostro a milímetros de
distancia, casi rozando los labios de su ángel.
Sin embargo Dana sintió que esas palabras se clavaban en su pecho,
estaba viviendo una constante encrucijada. No sabía si debía estar con Ethan o
no, aunque oficialmente la respuesta a esa pregunta era un rotundo “No”, así
que solo deseó arreglar esos problemas en otro momento.
Se inclinó para poder alcanzar los labios de su humano, sonriendo y
llevando las manos a su rostro, acariciando sus mejillas como si él se fuera a
romper ante su tacto.
Ethan la acercó a su cuerpo, logrando que ella rodeara su cuello por
completo, también acercándolo a ella, causando un efecto extraño en Ethan, es
por eso que se alejó de ella unos centímetros.
— ¿Qué sucede? –preguntó Dana.
Él la quedó observando, besarla era como si comenzara a flotar, como
si pudiera volar, pero él negó bruscamente con su cabeza, pensando que se
estaba volviendo en un idiota por Dana, pero aquello no dejaba de que esa
sensación abandonara su cuerpo. Podías desear no pensar en algo, pero tu cuerpo
que no puede dejar de sentir.
Los besos de Dana le hacían sentir vértigo. Como si de un momento a
otro, fuera a caer y golpearse muy duro.
—Nada, no pasada nada –dijo volviendo a besarla, pero en ese segundo
se abrió la puerta trasera de la casa principal.
— ¡A comer, tortolitos! –les gritó Helena sonriendo y cerrando la
puerta nuevamente.
La cena no fue muy diferente a
la idea que tenía Dana, conversaron trivialidades, sobre el trabajo de Helena,
como estaba yendo el de Ethan. Fue agradable y completamente normal. Aunque
Dana se dio cuenta que su plato tenía un gran trozo de carne, el que dejó de
lado después de haber compartido con Black.
De todas formas, ella estaba feliz de estar compartiendo con esa familia, lo
que siempre había deseado hacer desde hacía ya mucho tiempo.
—Pasen a la sala ¿quieren un café?
—A mi me encantaría, muchas gracias –dijo Dana ante el ofrecimiento de
Helena.
—Mientras tú haces eso, nosotros iremos a ver a Black, Dana quiere cabalgar.
—Pero no la dejes sola –dijo Helena, mirando seria a su hijo –no
quiero accidentes, que ya es de noche y Theo no puede estar con ustedes… ese
hombre esta tan triste desde la pérdida de su esposa, lo comprendo –Dana miró a
Ethan.
—Yo estaré con ella.
—Muy bien.
Salieron de la casa y fueron directamente a las caballerizas. Dana
estaba emocionada ante su nueva experiencia, así que sonrió feliz al ver que
Theo tenía a Black, listo y dispuesto
para que ellos lo montaran.
—Gracias –dijo Dana cuando Theo, el hombre mayor, se fue un tanto
cabizbajo, con su llama color naranja rondado.
—Muy bien, tú subirás y yo te guiaré ¿sí? –llamó su atención Ethan.
—Sabes muy bien lo que tienes que hacer ahora –le dijo claramente a él
mientras acariciaba el cuello del caballo.
Se veían completamente fuera de contexto, ambos en esa caballeriza,
rodeados de pasto seco y de otros caballos. Dana no pensó que podría estar así
en la mañana, menos después de todo lo que había sufrido.
—No quiero hacer nada de eso hoy, no hemos venido a hablar con
fantasmas –se excusó Ethan, entendiendo que hablaban ahora del alma perdida que
seguía a Theo, lo más probable era que fuera su esposa.
—Ethan, deja de decirles fantasmas, son almas perdidas ¿no puedes
comprender que al liberarlas puedes ayudar a ese hombre también? Solo debes ver
su rostro para saber que esta abatido –Dana tensó su mordida, le molestaba
mucho cuando Ethan no era capaz de pensar en los demás.
—No quiero.
Dana no se controló, simplemente se acercó a él y pellizcó su brazo,
causándole dolor a Ethan.
— ¡Ah! ¡Ya basta! –dijo sobándose su brazo izquierdo.
—Deja de comportarte como un niño, ahora ve, yo te esperare aquí. Se
rápido.
—Ya no eres nada dulce –se giró molesto, buscando a Theo.
Dana tomó una de las riendas de Black
y lo hizo avanzar, sintiendo la emoción de estar sola con el caballo.
—Pórtate bien para que Ethan después no me regañe por sacarte –miró curiosa hacia donde se había ido él y
sonrió satisfecha al ver que por lo menos el alma se había revelado ante él –no
creo que le sea muy difícil.
Avanzaron hasta que llegaron a una cerca blanca, donde Dana aprovechó
para subirse y de esa forma poder sentarse en la montura del caballo. No le
tomó nada de tiempo y sonrió satisfecha cuando se vio sentada en él.
—No corras o algo por el estilo, que no quiero gritar como una tonta
por el susto, además estoy segura que te asustarías más al ver mis alas.
Le dio unas suaves palmadas en los muslos al caballo y este comenzó a
moverse. Dana sonriendo tomaba las riendas y giraba por donde creía correcto…
ya que no podía ver bien debido a que no había luz, solo tenía la luna a su
disposición, en realidad parte de ella ya que estaba todo muy nublado y había
dejado de llover hacía solo un momento.
—Eres un excelente caballo, Black,
por eso no te han regalado a otro lugar –dijo haciéndole cariño en su cuello.
Recorrió parte de la estancia, atravesando cercos que se mantenían
abiertos o que ella misma había abierto para poder llegar al lugar que
realmente deseaba, mientras que Ethan estaba consolando al hombre que había
perdido a su esposa hacía un tiempo atrás.
Cuando Dana llegó a donde deseaba, sonrió nerviosa. Desde que había
bajado a la tierra y podía sentir como lo hacía un humano, había querido llegar
a este lugar.
Se bajó del caballo y lo dejó libre. Se acercó hasta la cerca blanca,
pisando el césped mojado y siendo iluminada por la luz de la luna que se colaba
entre las nubes que trataban de opacarla.
—Hermoso –de un salto cruzó la cerca y avanzó hasta el gigantesco
sauce que se encontraba a un par de metros. Era alto y frondoso, sus ramas
caían hacia abajo y sus largas hojas parecían la entrada a algún otro mundo que Dana siempre se
imaginó como algo hermoso.
Cerró sus ojos, sacándose el suéter de Helena y sin poder controlarlo,
dejó que sus alas se expandieran, sin preocuparse de su blusa blanca que se
destrozó en la zona dorsal. Sin embargo, no pudo evitar sentirse feliz cuando
las hojas de árbol acariciaban sus gigantescas alas. Dana miró hacia arriba,
observando todas las ramas que salían de aquel árbol y sin otra preocupación
avanzó otro par de metros para poder alzar el vuelo. Nadie podría verla a esa distancia.
Ethan desde que era pequeño había recurrido hasta ese sector para
hundirse en sus pensamientos, sin embargo, Dana siempre había aprovechado ese
momento para hacer lo mismo. Se sentaba a su lado, vestida con su túnica
blanca, observando aquel árbol y pensando sobre su existencia, los humanos y
como esa actitud la hacía sentir diferente al resto de los ángeles.
En simples palabras, aquel lugar, había sido tanto el santuario de
Ethan como el de Dana, durante años, para que finalmente se hubiera convertido
solo en el de Dana, quien escapaba a veces de su humano para dejarse envolver
en sus propios pensamientos.
Ya volando a una altura considerable, se ubicó justo en la copa del
árbol, mirando la hermosa y gigantesca luna que comenzaba a ser cubierta por
una pequeña nube. Dana sonrió al sentir que este lugar seguía siendo el mismo
de siempre para ella, lo único que se había mantenido a través de los años. Se
inclinó, tocando las hojas como no lo podía hacer antes y se quedó ahí por
varios minutos. Pensando en cómo todo estaba tomando un giro inesperado.
—Libre albedrio –susurró cuando abrió sus ojos, pensando en que estaba
utilizando una opción que no había sido creada para alguien como ella, pero que
de todas formas la estaba utilizando. Un arma de doble filo que ella no sabía
usar y que le estaba jugando en contra.
Cuando escuchó su nombre a lo lejos, se dio cuenta que Ethan ya estaba
en su búsqueda y que estaba asustado al darse cuenta que había salido sola por
los campos, durante la noche.
Cerró una vez más sus ojos y se dejó caer al suelo sin mayor preocupación,
de todas formas sus pies tocaron suavemente el césped y sus alas volvieron a
esconderse. Se sintió triste al tener que hacerlo, su forma de humana no era
tan agradable como estar con sus alas desplegadas.
Tomo el suéter que había dejado en el suelo y se cubrió, ya que su
blusa estaba un tanto destrozada.
— ¡Dana! –se escuchaba aun un tanto lejos. Ella sin preocuparse mucho,
sabiendo que Ethan la encontraría, se sentó en la cerca blanca, mirando el
sauce y esperando a su llegada, respirando profundamente para aprovechar el
aire sin contaminación que ahí se encontraba, cubierta nuevamente con su
suéter.
— ¡Estoy aquí! –dijo al calcular que Ethan podría escucharla.
Cuando se giró para poder verlo, aun sentada en la cerca, sonrió al
darse cuenta que él venía corriendo, agotado y con cierta dificultad para
respirar.
— ¡¿Pero qué demonios intentabas hacer?! –la miró con el ceño
fruncido.
—Adelantarme, este es un lindo lugar, quería aprovecharlo antes que
nos fuéramos.
— ¡Te pudo pasar cualquier cosa! –Su rostro estaba enrojecido — ¡me
asustaste!
Ella sonrió, pensando en que si hubiera llegado minutos antes y la
hubiera visto con sus alas desplegadas, si se habría asustado.
—Lo siento, no quería preocuparte.
Ethan la observó por unos segundos, concentrándose en la imagen que
tenía al frente; quedó alucinado al ver a su hermosa vecina, bajo la poca luz
de la luna que llegaba hasta ella. Realmente le parecía un ángel, tan blanca y
con esos ojos miel que lo miraban prácticamente brillando.
—Me has mentido –dijo cuando caminó hasta ella, observando hasta donde
había llegado Dana. Él no lo visitaba hace años.
— ¿Mentido? –Dana frunció el ceño, sintiendo como su corazón se
aceleraba ante la posibilidad de haber sido descubierta, sin embargo, se sintió
nuevamente en las nubes cuando Ethan se ubicó entre sus piernas, dejando sus
manos en la cintura y sonriéndole de una forma tan íntima, tan dedicado hacia
ella que olvidó el miedo que la abordó por un par de segundos.
—Me dijiste que nunca habías montado un caballo –Ethan observó al
viejo caballo que estaba a un par de metros, pastando –has llegado hasta aquí,
sola, durante la noche.
—Ha sido mi primera vez y yo no te dije eso, lo has concluido por si
solo –ella se sonrojó ante el cumplido que su humano le estaba dando.
—Cuando planees algo así, avísame, así no creo que te has perdido o
caído en algún lugar.
— ¿Estabas asustado por mí?
—No diría asustado, pero… —Dana comenzó a reír ante el sonrojo que
Ethan tenía en sus mejillas, claramente no era por cansancio, ya que se había
avergonzado al quedar expuesta su preocupación por Dana.
—Te has sonrojado –dijo con claras intenciones de molestarlo.
—Como sea, no lo vuelvas a hacer –dijo mirando hacia un lado, molesto.
Dana sabía muy bien cómo hacer picar a Ethan, era bastante niño y con un ego
muy fácil de herir. Él dio un paso hacia atrás, alejándose de ella, pero Dana
de un salto llegó al frente de él.
— ¿Cómo te ha ido con Theo? –su expresión cambió a una de desagrado,
recordando como Dana había pellizcado su brazo.
—Arreglado, solo eso diré –ella enarcó una ceja.
— ¿Solo eso dirás? ¿A qué te refieres? –Ethan suspiró y volvió a
mirarla pero sin signo de molestia en su rostro, recordando como el alma
perdida se volvía cientos de luces para finalmente desaparecer.
—No es que no desee contarte, pero… estuve pensando y creo que esto es
algo bastante privado ¿sabes? Me sentiría extraño al decirte algo tan íntimo de
una persona y el alma que lo rondaba. Solo diré que no era su esposa, sino que
la amante, son temas delicados ¿no?
—Oh, Ethan –ella sonrió aun más al escucharlo. Estaba tomando
seriamente lo que sucedía con las almas perdidas –tienes toda la razón, es algo
muy privado –Dana se sorprendió cuando ella misma tiró de la camiseta de Ethan
para acercarlo aun más. Sus brazos lo
rodearon como si hubiera sido por inercia, mientras que su corazón ahora latía
con fuerza ante la felicidad que le provocaba el avance que había hecho Ethan.
— ¿Cómo llegaste aquí? –Dijo él mientras la mantenía rodeada con sus
brazos, observando el sauce –siempre me sentaba aquí mismo, pensando en lo
horrible que era esto de ver fantasmas.
Dana lo empujó al escuchar cómo se volvía a referir a las almas
perdidas.
—Almas pérdidas, Ethan, no fantasmas.
— ¿Ahora estás tomando la costumbre de golpearme? —Él sonrió, de tal forma que dejó a Dana
cautivada –no sabía que podías ser ruda también.
—No tienes idea de muchas cosas realmente –ella no pudo evitar decir
aquello en respuesta.
—Supongo que tienes razón –dijo mirando hacia el gigantesco árbol que
estaba detrás de ellos –ciertamente no venía hace mucho tiempo por aquí, ven
conmigo –tomó la mano de Dana.
Ambos cruzaron hacia el otro lado y en cosa de segundos llegaron hasta
el sauce. Cientos de hojas que caían hasta el suelo, rodearon al ángel y a su humano.
—No te asustan los insectos ¿cierto? Aquí han de haber varios –dijo
Ethan, observando hacia arriba, mirando las ramas que crecían hacia los lados
del árbol y como dejaban que la luz de la luna se colara entre ellas para
iluminarlos.
Ahora Dana no miraba el árbol y no podía dejar de concentrarse en
mirar solo a Ethan, como si todo lo demás no importara.
— ¿Te asustan? –Insistió él, pero ella solo negó — ¿Qué sucede? –Dana
tragó saliva al ver la mirada curiosa de Ethan — ¿te he molestado?
—No –dijo ella de inmediato, sonrió al ver como se preocupaba por ella
–gracias por traerme aquí, es hermoso.
—Me alegro que te guste –dijo entre las hojas del sauce –pero sucede
algo más ¿no?
Inesperadamente Dana tuvo en su mente la imagen de Gabriel, no el
demonio vampiro que trataba de acabar con ella de una forma realmente oscura y
turbulenta, además de querer apoderarse del corazón de Ethan y volverlo un ser
demoníaco… sino que su recuerdo fue el del arcángel que había conocido hacía ya
tanto tiempo. La sonrisa que le regalaba, la mirada que le daba cuando se
quedaba sin motivo observándola… era tan parecido a como se sentía con Ethan,
cosa que ella jamás creyó posible, no después que él abandonara el cielo para
unirse a Satanás y menos ahora, que había visto como sus alas se habían vuelto
fuego.
— ¿Dana? –Ethan tomó su mentón para que saliera de la ensoñación en la
que se encontraba. Ella sonrió al volver el presente y ver que tenía a su
humano junto a ella.
—Estoy bien, es solo que… no debería haber encontrado a alguien como
tú otra vez, no tiene lógica –Ethan frunció el ceño, sin entender en sus
palabras.
—No sé de qué hablas ¿conociste a alguien más que podía ver fant…
almas perdidas? –se corrigió antes que ella lo golpeara.
—No es eso –Dana tomó la mano de Ethan, la que estaba en su mentón y
entrelazó sus manos — ¿me haces un favor?
— ¿Qué? –dijo él, presionando la mano de Dana, se sentía nervioso al
tener ese estilo de caricias, nunca en el pasado había tenido la oportunidad de
ello y le parecía algo muy íntimo, pero que le agradaba compartir con su
vecina.
— ¿Bésame? Me siento tan feliz cuando lo haces.
Ethan la quedó mirando sin decir nada por unos segundos, nadie le
había dicho algo como eso en su vida. Le desconcertaba que ella fuera tan
sincera, además de que él tuviera tal efecto en alguien.
Una gota de lluvia que se coló por el árbol y que cayó sobre la frente
de Ethan, hizo que despertara de donde se encontrara y volviera a observar a
Dana.
—No es ningún favor.
Justo para cuando Ethan se acercó lo suficiente y sus labios se
unieron a los de Dana, la luna fue cubierta completamente por las nubes y la
lluvia comenzó a caer, evitando que cualquier mirada curiosa pudiera observar
como los dos se entregaban en un beso, por primera vez, mientras el corazón de
uno iba cambiando por el otro, mientras Ethan sentía que tenía a alguien
realmente especial entre sus brazos.
Gabriel frunció el ceño cuando la copiosa lluvia que caía le prohibió
seguir observando al ángel y al humano. Se encontraba en otro árbol, a varios
metros de distancia para que Dana no pudiera sentirlo. Podía ver claramente
como ella observaba al humano y se sintió de una forma que no pensó sentir
nuevamente, sin embargo, no eran celos hacia Dana… era envidia hacia Ethan, dos
términos muy diferentes, que podían diferenciar a un demonio.
—No deberías espiar a dos enamorados, Gabriel –su mordida se tensó al
escuchar esa voz.
—No creas en el amor de un humano, ¿Qué haces aquí, Eric? –dijo aun
apoyado sobre su rodilla en la rama de aquel alto e impetuoso árbol, donde se
escondía.
—Eso mismo te podría preguntar –dijo el ángel de pie, en la rama del
árbol que estaba al frente de Gabriel, mirando hacia la misma dirección que el
demonio.
Había optado por un aspecto más humano, solo para evitar que Gabriel
fuera cegado por la luz que escapaba de él, todo demonio debía ser cegado por
un ángel.
—Estoy cuidando al ángel que tengo a mi cargo de seres como tú,
obviamente –Gabriel frunció el ceño, serio y furioso como muy pocos seres
lograban mantenerlo.
—Vete, Eric, por lo que tengo entendido tienes otros tipos de trabajo,
entrenando a posibles arcángeles ¿no? –el Dominación sonrió y se cruzó de
brazos, sin perder el equilibrio –además si vienes aquí, deberías dejar de usar
ese ridículo atuendo –Eric estaba con su vestimenta habitual en la tierra de
los ángeles, aun así se molestó ante la burla de Gabriel.
—Tú andabas con túnica hace un par de cientos de años, no te jactes.
—Bien –dijo Gabriel poniéndose de pie, molesto — ¿quieres que me vaya?
—No, quiero que te alejes definitivamente de Dana, no podrás conseguir
nada con ella y acabas de verlo ¿no? el amor que siente por su humano, es algo
que tú no puedes manejar y que desaprovechaste en el pasado, de una forma
horrible.
—Eso ya lo veremos –dijo Gabriel, tomando una actitud altanera, lo que
hizo sonreír a Eric.
—Eres casi tan eterno como yo, sabes de qué trata esto, tú has perdido
ese pedazo de alma que Dana alguna vez amó, no sigas insistiendo.
— ¡Silencio! No quiero recordarte que a pesar que jerárquicamente
estaba bajo tuyo, soy mucho más fuerte –Eric negó a sus palabras y volvió a
mirar hacia donde Dana y Ethan se encontraban, aun bajo el sauce, besándose
mientras la lluvia los cubría, al igual que las hojas del árbol.
—Un demonio nunca es más fuerte que un ángel, eso lo debes saber
–Gabriel puso los ojos en blanco.
—No caeré en discusiones eternas contigo, es hora de irme, tengo cosas
realmente importantes que hacer.
—Solo aléjate de ella, demonio, yo me encargaré de lo necesario
–Gabriel frunció el ceño de nuevo.
—Si no logras que se vuelva arcángel, lo haré yo, actúa rápido o será
por el camino duro su conversión ¿sí? –Eric tensó su mordida — ¿quieres ver
sufrir a Dana? Lo dudo, ni yo, pero tampoco dudaré en usar mis recursos para
que así sea. Esta alternativa no será eterna, Eric.
—Entonces deja de actuar como si tuvieras el corazón roto y estuvieras
observando a Dana con nostalgia, ella no será tuya ni aunque así lo desearas.
Solo eres un peón del bando de abajo, como yo lo soy del de arriba, haz tu
trabajo que dudo que tu jefe esté feliz con tu cara de cachorro triste mirando
como tu ex alma gemela se besa con otro ¿sí?
—Y tú haz el tuyo, no queremos que Dana termine con sus alas negras
¿no? ahí ningún bando será importante para ella.
—Vete, Gabriel –dijo Eric cuando la luz que lo caracterizaba cegaba al
demonio y de un salto tomara el impulso necesario para escapar de las ramas de
árbol y poder expandir sus alas, dar un aleteo y desaparecer de la tierra,
perdiéndose entre las nubes.
Gabriel sonrió ante la nueva idea que había llegado a su cabeza.
—Alas negras, nada mal… nada mal.
Se dejó caer hacia abajo, tocando el césped con fuerza y sin más,
desapareció entre la oscuridad para volver a su casa, pensando en una nueva
forma de manejar a Dana para obtener su cometido.
Dana se aferró a la camiseta de Ethan mientras se apoyaba en el árbol,
sintiendo como los labios de él seguían apoderándose de ella mientras que las
manos de su humano se aferraban a su cadera, atrayéndola aun más a su cuerpo.
El ángel no pudo hacer nada más que responder, entregándose por completo ante
el mejor beso de su existencia, cosa que parecía una nueva experiencia cada vez
que él la besaba.
—Ethan –susurró contra los labios de él, pero solo se separaron para
tomar un poco de aire antes de seguir besándose, escuchando como la lluvia caía
a su alrededor y los mojaba con menos intensidad al estar cubiertos por las
ramas del sauce.
Dana no iba ni deseaba alejarse; rodeó con sus manos el cuello de su
humano para subir por este y llegar a su nuca. Ethan intensificó aquel beso
cuando obtuvo tal caricia por parte de Dana, que tiró suavemente de su cabello,
solo para tener un poco de espacio y poder responderle de igual forma.
Ambos se estaban conociendo en su manera de besar, a pesar de que ella
solo estaba descubriendo como hacerlo, antes no había tenido esta oportunidad
con Ethan, así que la estaba aprovechando.
Sin embargo, el destino no estaba a favor de ellos por esta
oportunidad. El celular de Ethan que estaba en su bolsillo trasero comenzó a
sonar. La primera vez lo dejaron pasar, pero cuando comenzó a sonar otra vez,
fue Dana quien mientras Ethan la besaba, llevó su mano hasta el bolsillo de él
y sacó el celular, contestándolo de forma inmediata y poniéndolo en la oreja de
su humano.
Él se separó de ella, molesto y sintiendo como todo su cuerpo estaba
caliente, aun después de estar varios minutos bajo la lluvia.
— ¿Diga? –susurró, sin dejar de mirar a Dana, quien estaba tocando sus
labios, verificando lo sensible que se encontraban después de la sesión de
besos que tuvieron.
— ¿Dónde están? –Dijo Helena — ¡esta lluvia no parará y ustedes siguen
afuera!
—Ya vamos de regreso –dijo sin prestar atención a lo que le decía su
madre, estaba más interesado en Dana. Llevó su mano hasta los labios de ella,
que ahora le estaban pareciendo adictivos y pasó su dedo pulgar por el labio
inferior de ella, quien pareció derretirse ante tal caricia –nos vemos –cortó
la llamada y guardó el teléfono.
—Es mejor que volvamos, terminarás enfermo –Ethan sonrió.
—Lo mejor es seguir aquí por un par de minutos, llueve bastante.
—No va a parar, es mejor que volvamos, ya estamos empapados… —Dana
miró hacia los lados y luego avanzó hasta salir del refugio que les entregaba
el sauce.
—Quieres volver ¿ahora? –ella se giró para verlo de nuevo.
—Claro que no, pero hay que hacerlo.
Sin esperarlo, porque lo más probable es que caería en Ethan y no se
irían a ningún lado por varios minutos más, avanzó hasta cruzar la cerca y tomó
las riendas del caballo.
—Espera un minuto –dijo Ethan, sintiendo como la lluvia caía con
fuerza sobre sus rostros — ¡Vamos! Sube.
Con la ayuda de su humano ella se subió sobre Black y se sorprendió cuando un segundo después estaba Ethan detrás
de ella.
— ¡Wow! Esto está muy ajustado –dijo levantado la voz, la lluvia caía
sobre ellos con mucha fuerza.
—Tranquila, solo sujétate –le dijo Ethan en el oído.
— ¡No, no! –Dana estaba demasiado cerca de Ethan, la montura no
bastaba para los dos, era muy pequeña.
— ¡Gírate! Así estarás más cómoda.
— ¡No! –ella sentía como su mejillas se sonrojaban.
— ¡Vamos, Dana! –le habló de forma autoritaria, ya que solo estaba
siendo un berrinche por parte de ella, pero para la ángel era difícil poder ir
así con Ethan.
Rendida se tuvo que girar y quedó sentada, rodeando la cadera de Ethan
con sus piernas y escondiendo su rostro en el cuello de él.
—Tranquila –le dijo él, sintiendo lo nerviosa que se encontraba –no es
como si me fuera a aprovechar de ti –Ethan comenzó a pensar en cualquier cosa
que lo distrajera de la cercanía con el cuerpo de su vecina o si no iba a tener
un grave problema.
—Solo avanza ¿sí? ¡Está lloviendo mucho y no quiero mojarme aun más!
–para Ethan fue inevitable comenzar a reír por aquella frase, pero la mirada
confundida de Dana le hizo volver a su expresión seria y se concentró en volver
a casa.
Pasaron alrededor de unos diez a quince minutos, donde se mojaron
completamente bajo la lluvia, pero habían llegado a las caballerizas, donde
dejaron al hermoso corcel negro y después corrieron hasta entrar a la cocina de
la casa.
—Dios…. –dijo Helena, negando al ver lo empapados que estaban, incluso
caían varias gotas de las prendas que traían –sáquense la ropa aquí mismo, no
quiero que mi piso se moje, Ethan, arriba dejé ropa para ambos.
— ¡Gracias! –dijo Dana avergonzada por estar causando problemas, pero
si ningún problema comenzó a sacarse cada prenda que traía hasta quedar en ropa
interior. Teniendo extremo cuidado en que su humano, el único que tenía la
capacidad de ver su Daga, pudiera realmente verla.
— ¡Ethan! –gritó Helena mirando sorprendida a su hijo que no se había
movido en ningún momento, solo observaba a Dana, que traía ropa interior blanca
y mojada, así que se volvía prácticamente transparente, había sido
inconscientemente el arma secreta de Dana para que él ni siquiera reparara en
el cinturón que rodeaba la cadera de su vecina y que tenía la daga –Querida,
segundo piso, segunda puerta a la derecha ¿sí? Ahí hay ropa para ti.
—Gracias –rápidamente el ángel se fue hacia donde quedaba la
habitación de su humano.
—Eres un pervertido, hijo.
Ethan sintió como sus mejillas se sonrojaban ante la acusación de su
madre y comenzó a sacarse la ropa para poder ir a cambiarse.
Dana entró a la habitación sonriendo y sintiendo como su cuerpo
temblaba por el frío, pero aun así no podía sacarse de la cabeza a Ethan, había
sido un viaje eterno para ella, sintiendo como su cuerpo la traicionaba de una
forma que no podía descubrir con claridad.
—Oh –un gemido salió de su boca al prender la luz de la habitación y
ver que se mantenía igual como cuando Ethan se fue, a los diecisiete años de
edad. Los poster de grupos de música, los libros y las cintas de videos se
mantenían en los estantes que él mismo había hecho.
Dana rápidamente fue a ver la ropa que era para ella y escondió su daga,
luego avanzó hasta sentarse en la cama de Ethan, que tenía un cobertor azul y
sin poder controlarlo se recostó. Mirando hacia el techo de madera. Un
escalofrió recorrió su cuerpo y sintiendo frío de nuevo, se metió en la cama
para poder sentir calor.
—Eres extraña –Dana se tensó cuando Ethan entró en la habitación –te
cuesta venir a caballo conmigo, pero si te relajas por completo cuando te
tienes que prácticamente desnudar al frente mío ¡oh! Veo que te has puesto
cómoda –ella de inmediato se sentó.
—Tengo frío –Ethan la quedó mirando y tuvo que mover su cabeza para
salir de la ensoñación en la que Dana lo hacía entrar. Le pareció irresistible
verla en su antigua cama, solo cubierta por su edredón y la ropa interior — ¿tú
no?
Fue en ese momento que ella pudo ver, recién, que Ethan solo estaba
con sus bóxer negros y nada más, dejando su torso desnudo y mostrando lo que el
gimnasio había hecho durante este tiempo. Dana sintió las ansias de poder pasar
sus manos por su abdomen marcado.
—Te ves muy guapo así –Ethan tensó su mordida ante la sincera
declaración de Dana ¿Cómo podía decirle todo lo que pensaba?
—Tú igual… —dijo sonriendo, cerrando la puerta de su habitación
mientras que Dana lo miraba sonriendo.
—Tienes un baño en este piso ¿no? puedo usarlo para cambiarme y así
des… —ella se quedó muda cuando vio que Ethan se acercó a ella para meterse en
la cama con ella — ¿Qué haces? –dijo moviéndose hacia un lado cuando él le
indicó que lo hiciera.
—No es necesario que nos vistamos tan pronto –Dana abrió sus ojos
sorprendida, entendiendo a lo que se refería su humano.
— ¡No, no, no!
Prácticamente saltó de la cama hasta llegar al otro extremo de esta.
Dejando a un Ethan confundido por lo rápido que escapó de él.
—Pensé que tú también quer…
–dijo él sin saber cómo seguir con la frase. Dana observó
inconscientemente su brazo derecho, deseando que siguiera igual, si ninguna
marca.
—Ethan, estamos en la casa de tu madre –ella se puso de pie, tomando
la ropa que había doblada en el escritorio.
Él no pudo dejar de mirarla en todo momento, le parecía demasiado
atractiva, como si hubiera salido de alguna revista de lencería; le extrañaba
que fuera tan guapa, con un cuerpo increíble y tuviera una personalidad igual
de atractiva.
Sin sacarse la ropa interior Dana comenzó a ponerse unos jeans anchos
y la blusa a cuadros que Helena le había prestado, pero estaba tan nerviosa
ante solo la posibilidad de tener sus brazos marcados, que sus manos temblaban,
si poder abrochar la blusa.
—Tranquila –Ethan tomó sus manos y ella lo observó –entiendo que no
quieras hacer nada, no te voy a obligar, no es mi estilo insistir –sin esperar
respuesta de ella comenzó a abrochar su blusa, desde abajo hacia arriba.
Dana suspiró al sentir los dedos de Ethan rozar su piel; no pudo dejar
de mirarlo mientras estaba concentrado cubriendo su cuerpo con la blusa
mientras escuchaban que la lluvia chocaba contra la ventana del dormitorio.
—Ethan, yo no…
—Basta, no tienes que darme explicaciones –cuando terminó de abrochar
la blusa de Dana, él tomo su mentón y le dio un beso corto, apenas unieron sus
labios.
—No me quedaré cerca de ti por mucho tiempo –ni siquiera ella supo
porque había dicho eso.
— ¿Qué quieres decir? –ella esquivó su mirada por unos segundos.
—Ethan, estas siendo tal dulce conmigo, tú no eres así –esta vez lo
encaró, ella lo conocía muy bien y sabía que él estaba sintiendo algo prohibido
para los dos. Ya bastaba solo con ella –no puedo ser especial para ti –él la
quedó mirando, pensando en que realmente ella se había convertido en alguien
importante en su vida.
—Bueno, ya es tarde para eso ¿no? –el corazón de Dana saltó ante
aquellas palabras, pero se alejó de él, chocando contra el escritorio.
—Esto no es posible –dijo apuntándolo a él para después indicarse ella
–no debe ser.
—Dicen que besos y abrazos no quitan pedazos –sonrió, sin tomar la
seriedad que Dana estaba teniendo por ambos.
—Tú y yo vamos a sufrir –Ethan volvió a levantar los hombros,
restándole importancia.
— ¿Y? ninguno de los dos podrá tener momentos como estos –la acorraló
contra el escritorio, solo para ponerla nerviosa. Sin darse cuenta estaba
hablando como si supiera toda la situación que los rodeaba –aprovechar mientras
podamos ¿no?
—Pero Ethan…
—Me gustas –dijo finalmente él –me gustas como no me ha gustado nadie,
lo que es curioso, me gustas tanto que puedo ser paciente solo contigo respecto
a nuestra relación.
— ¿Nuestra relación? –Dana terminó sentada sobre el escritorio, solo
para poder tener algo de espacio entre ella y Ethan.
—Si, a menos que te guste besar a otros vecinos –dejó sus manos sobre
las piernas de ella, que lo estaba observando como si estuviera hipnotizada.
Escuchar a Ethan Harris admitir que le gustaba tanto una mujer, era
algo que no había sido testigo el mundo.
—No, tú también me gustas, mucho… y solo dejo que tú me beses porque
tus labios son los únicos que me vuelven loca –rendida ante la declaración de
su humano, no tuvo otra opción que decir parte de la verdad, ya que ella no
solo gustaba de Ethan, sino que estaba completamente enamorada, de una forma
que ningún humano podría llegar a sentir en su existencia que lo limitaba. Era
un amor real, puro e inquebrantable, pasara lo que pasara.
—Entonces habrá que esperar para saber qué sucederá –dijo tirando de las piernas de Dana para
acercarla a él. Esta vez ella no hizo nada más que rodear su cuerpo con sus
brazos y dejar que los labios de Ethan se apoderaran de ella nuevamente, que
lograran que la temperatura de su cuerpo aumentara y que se acercara a la
sensación de expandir sus alas. Besar a Ethan para ella, era la mejor emoción
que había vivido en la tierra, tanto terrenal como angelical.
—Es hora de volver –dijo ella, apoyando su frente en la de Ethan
–podrías vestirte –pasó su dedo índice por uno de los pectorales de su humano,
sintiéndose realmente hipnotizada por él.
—Si dejas de hacer eso, no habría problemas.
De un salto Dana se alejó de él, manteniendo escondida su daga y
mirándolo sonriente.
—Está bien, duraremos mientras podamos ¿no?
—Disfrutaremos mientras podamos –le guiñó el ojo.
—Me gusta esa idea.
—Entonces la cumpliremos.
Dana sabía muy bien que solo estaba aplazando los problemas, que se
estaba comportando como una necia y que habría consecuencias en el futuro. Aun
así no podía dejar a Ethan, aunque deseara fervientemente que alejarse de él
funcionara, pero la posibilidad de que eso sucediera, partía su alma en
pedacitos. Ella había sido creada para Ethan y era algo que quería creer por
otro tiempo más.
¡Buenas tardes, pequeñas mariposas! espero que esten bien y obtengan sus vacaciones de invierno, yo ya estoy en ellas y debo decir que es magnifico *-* como siempre, darle las gracias a Iria por betear el capitulo y a ustedes por esperar. Espero que esten bien y gracias por leer. Dejen sus comentarios ;D *-* para ver si estos dos les sacaron suspiros.
wow...!!! me encanto...!!! amo a los dos....
ResponderEliminarPero mas amo a Gabriel y a eric..!!!!
me encanto el capitulo...
Felicidades
Me encanto el capitulo, viendo como suceden las cosas entre ellos. Me sorprendió mucho que Gabriel estuviera vigilandolos y no creo que sea solo envidia hacia Ethan, si no también unos celos enormes de que ella le bese a él. Como dijo Eric, una parte de su alma, era la parte que amaba Dana, y esa murió.
ResponderEliminarEstoy deseando leer más. Besitos
No se porque pero de pronto tuve pena por Gabriel, yo creo que aún en su maldad tiene algún sentimiento por Dana que e realidad el no quiere aceptar o simplemente no sabe que esta ahí.
ResponderEliminarOh si que estubo dulce este capi y me encanto Dana hace fluir sentimientos escondidos a los dos bombones... y q se traen entre manos erik y gabrie??l intereses cruzados ??? me encanta como esta yendo la historia.... prontito otro Daniii besitos
ResponderEliminarAWWWW que bonito todo Dani, me encanta como escribes esta historia, bueno siempre me han encantado tus historias, Pero es que están puro este amor, y este Gabriel que no pierde oportunidad para estar vigilándola, Maldito
ResponderEliminarUn abrazo
Una dosis de azúcar a la sangre por estos dos ._.
ResponderEliminarwuasoajsjajsas!!!!
Ethan sensual u.u
Te juro que me imagine a Dana con sus alas en ese contexto y fue... perfecto. Me encanto esa parte!!
jasdjkadha.
Y yo solo sé que no tendrá esas marcas en los brazos, por que ella hace el amorsh 1313 jasdhsajdhjasdhashdadkja X'DDDD!!!!
Oh dios, solo quiero saber que pasará!
Me encanto Dani! *-*
P.D: Infiltrarás a un Cam por ahí?? 1313 No es mala idea XD cof cof... ajajjajajajajajj broma broma ._.
Esos 2 se llevan muy bien para ser enemigos y me parece que hubiera una tregua o un trato oculto entre ellos para conseguir que Dana sea arcángel. Aunque Gabriel quiera después manchar sus alas....
ResponderEliminarEthan es un bombón hermoso y Dana una ternurita, son tan lindos que estoy llegando a creer que Diosito algo trama a favor de ello sólo así explicó el que permitiera el que Dana se enamorara.
Dios me encantó el capi ese pacto esta de lo más genial:disfrutar mientras puedan. Solo que para el futuro será peor para ellos.... pobres.
ResponderEliminarEsos dos como que a pesar de ser enemigos se llevan muy bien. ... claro como todo el mundo sabe lo que pasa o va pasar. .. menos los tórtolos...
Gracias por el capi
Awwwww fueron unos malditos niños tierno!!!!!!
ResponderEliminarDanii yo cada vez amo más a Dana y aunq sigo amando a Gabriel tengo q decir q Ethan hoy me gano por completo puffffff estos 2 me encantaron y me da mucha tristeza saber q van a sufrir en algún punto de la historia. Siiiii q disfruten mientras puedan porq honestamente lo q me gusta de ti esq eres impredecible y no se si los dejaras juntos o los separaras al final, así q yo no doy nada por sentado y solo nos toca esperar para ver.
Muchas gracias por el capitulo q por cierto wiiiiii si pude leer antes de q publiques el otro!!!!!
Te mando un beso y nos seguimos leyendo!
Me encanto el cap creo que Dana sabe que si no actua racionalmente lo poco que pueda sera un angel caido porque va que vuela para ser a si jajaja sabe que sus acciones tendra concecuencias y no seran de color rosa Gabriel le dara pèlea a Dana y le falta mucho para vencer a Gabriel y si Dana no se pone viva caera en la tentacion y le dara un gran gane a Gabriel .. Ethan me cae muy bien pero creo que no sera tan facil que cambie tan rapido es facil que caiga en los juegos de Gabriel.. y se que aqui Gabriel es el malo pero a que bien me cae jejeje
ResponderEliminarAs... este garbiel me esta cayendo como una patada al higado, osea es un demonio, pork ahora anda con cara de borrego a medio morir, puff estupido demonio k hace k me de jakeca, mmm x otro lado es tan cierta esa frase de k todos no son mas k peones en un juego de ajedrez, pork todos deben cumplir su mision... me ha encantado el cap y la verdad sea dicha lo k existe entre dana y ethan es especial y me niego a pensar k ese gabrielito les arruine su idilio, pero bueno a ver k pasa, sigo creyendo k es mucho mas k solo una historia de amor... cool cap...
ResponderEliminarheyyy daniiii recien pudiendo dejar mi comentario.....este capi tuvo desde romance , ternura , celosss...... y todo bueno dentro de lo que cabe hahhaa.........mmm no se que se trae gabriel a veces parece que tiene su guardado con respecto a dana mmmm no se.........y pues Ehtan es un AMORRRRR y dana ayy va a caer en la tentacionnnnn .....y quien la culpa con ese bello de Ethan...pues a disfrutar mientras se pueda por q Gabriel esta al acecho y de ley algo trama...:)
ResponderEliminarMe encantó el capítulo!!!! tan tiernos Ethan y Dana.... me encanta, Gabriel bueno es gabriel y me encantaría saber lo que pasará en los próximos capítulos!!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias
Santooo dios !<3<3<3
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