Capitulo 10
Eran las diez
de la mañana y esperaba a Alex al lado de la avioneta, junto a Raúl y Alanna.
Íbamos a aprovechar este viaje para viajar a Santiago.
— ¿Le dijiste
sobre mi financiamiento?
—No –respondí
con mis brazos cruzados, sintiendo que los rayos del sol no eran nada agradable
en mi rostro, a pesar de estar con gafas –se lo diré, después te devolveré todo
lo que sea necesario, no quiero que en un futuro Alex se atreva a sacarme algo
en cara ¿sabes?
—Buena idea, a
veces puede ser muy impulsivo y decir cosas que no siente en realidad, evitemos
ese problema –asentí a las palabras de Raúl, eran muy ciertas.
—Aun no puedo
creer que haya permitido esto –dijo Alanna, que estaba a mi lado.
—Apropósito
–dije mirándola seria — ¿Aníbal ya ha partido?
—Si –no había
tenido oportunidad de agradecerle por su apoyo ayer. Ahora él ya se encontraba
en Santiago, Alex lo había designado a ser mi guardaespaldas mientras hacia
todos los trámites necesarios.
—A pesar de
que te vas a lograr lo que deseabas, no te ves nada feliz –mire a Raúl y negué.
—Esto no se ha
realizado en el contexto que hubiera deseado.
— ¿Se han
enojado muy fuerte? –preguntó un tanto preocupado.
—Lo suficiente
para no estar dirigiéndole la palabra desde ayer.
—Eso ha de ser
difícil –susurró Alanna. La mire sorprendida, ella nunca se inmiscuía en mis
problemas personales, siempre trataba de ser objetiva y estar al margen –más
cuando ahora estará sin verlo por tres días.
—Me queda una
eternidad con él, tres días no deberían ser nada, a todo esto ¿Dónde está qué
se demora tanto?
—Estaba
hablando por teléfono con el Sr. Marco –bufé, su mejor amigo que no me daba
confianza porque no me tenía fe. Excelente.
Alanna me
quedó mirando sorprendida por mi reacción, pero no dijo nada, ya que Alex ya
estaba caminando hacia nosotros. Desvié la mirada cuando me quedó observando más
de la cuenta. Me concentré en no darle importancia, aunque se viera tan guapo
con esos pantalones azul oscuro y esa camiseta de hilo blanca, en cuello V.
—Todo listo
–dijo sonriéndome.
No le dije
nada, solo me giré y subí a la avioneta.
Era bastante
extraño e incomodo, nadie decía una sola palabra, ya que personalmente había
tomado unos audífonos y cubierto mis oídos con música mientras que Alex iba a
mi lado sentado. Alanna iba de copiloto junto a Raúl, conversando de temas a
los que no puse atención.
Cada ciertos
minutos podía sentir como Alex me miraba, pero no lo tomaba en cuenta, no quería
tener ninguna interacción con él, estaba molesta y quería que durara tiempo,
para que así aprendiera a que no podía comportarse como un idiota cuando se le
daba la gana. Quería durar enojada con él, siempre era la primera en caer.
“¿Victoria?” pude escuchar claramente su
voz en mi mente. Lo miré enojada, así que no pudo seguir hablándome de esa forma,
ya que solo bastaba pensar en algo que me fastidiara de él para enfurecerme y
bloquear mi mente para él. Dato que el mismo Alex me había entregado.
Sin embargo,
no se quedó tranquilo, como si fuera un niño tiró de mi audífono izquierdo para
llamar mi atención.
—Basta –dije
para después volver a ponérmelo, pero él nuevamente lo sacó — ¿Qué quieres?
–estaba en realidad harta, como muy pocas veces me sucedía con él, ya que solo
duraba mi furia unos minutos, pero esta vez era diferente, se había extralimitado.
—Estaba
pensando que tus planes con la universidad y estudiar ingeniería comercial,
pueden verse truncados, ya que no diste la prueba para…
—Eso está
arreglado –lo interrumpió Raúl –yo ya la matriculé.
— ¿Qué? –Pude
ver como tensaba su mandíbula — ¿Por qué no me dijiste eso ayer, Victoria?
Lo miré y solo
negué con mi cabeza ¿Qué pregunta era esa? Si no pude explicarle nada. Volví a
ponerme el audífono y subí el volumen de la canción, para después sacar un
libro de mi bolso y comenzar a leer.
Fue uno de mis
viajes más largos y estoy segura que de Alex también.
Cuando
llegamos a la pista de aterrizaje, guardé mis cosas en el bolso y después
esperé a que llegáramos a tierra, no era necesario mirar a Alex para saber que
estaba furioso. Ya no me sorprendía, la mejor técnica era ignorarlo.
Bajamos con
Alanna y pude ver como dos autos negros nos esperaban, uno se llevaba a Alex y
Ezequiel, que estaba mirándonos desde las oficinas de comando, mientras que el
otro auto nos llevaba a Alanna, Aníbal y a mi hasta ver el tema de las casas
que íbamos a visitar, además de ir a firmar unos seguros a la Universidad.
—Que tengas
buen viaje –dije cuando nos bajamos de la avioneta, dándole solo una mirada a
Alex y después me dirigí hacia uno de los autos, sin esperar a Alanna, ya que
ella se quedo conversando con Alex sobre algunos detalles que él deseaba para
la nueva casa.
¡Estaba tan
enojada! Esto debimos haberlo hecho juntos, sin estar peleados.
—Sra. Victoria
–sonreí ante el saludo de Aníbal.
— ¿Cómo has
estado? Gracias por lo de ayer, espero que solo haya quedado entre nosotros –él
me miró alarmado.
—Claro que si,
solo entre los tres, no sería capaz de traicionarlos –sonreí.
—Me alegra que
no estés con el traje negro ¿sabes? –Dije notando que vestía con unos jeans negros
y una camiseta de hilo con mangas de color gris –además te verías muy raro, con
las altas temperatura de este verano, te queda la ropa de color.
—Gracias,
usted se ve muy bien –sonreí. Esta vez solo había elegido una blusa sin mangas
y con escote, que tenia líneas horizontales de color azul y crema, además de
unos pantalones cortos de mezclilla y unas sandalias sin taco.
—Bien, mejor
subamos para esperar a Alanna.
—Claro.
Me subí a la
parte trasera y me acomode, mirando hacia adelante, sin caer en la tentación de
mirar a Alex que seguía ahí afuera.
—Ve a buscar
la maleta de Victoria –escuché claramente la voz de Alex, justo antes de abrir
la puerta de mi lado y entrar al auto mientras que Aníbal salía de este.
— ¿Qué sucede?
–me miraba enojado.
—Me voy por
tres días ¿de verdad te vas a despedir de esta manera? –enarqué una ceja,
molesta por su descaro.
— ¿Qué más
quiere que haga? ¿Qué salte a tus brazos deseándote un buen viaje? No esperes
eso, realmente estoy enojada –esquivé su mirada de nuevo al ver su ojos negros
entristecidos.
—Ya pedí
disculpas ¿Qué más quieres que haga? –me alejé un poco al sentir que estaba
demasiado cerca.
—Pues me
importa un comino dos palabras que dices tan frecuentemente como sale mi nombre
de tus labios.
— ¡Victoria!
–dijo sorprendido.
— ¿Qué? –Lo
encaré — ¿debo derretirme porque me has dicho que lo sentías? ¿Por qué has
accedido a que tenga una vida? te amo, pero no esperes eso de mí, te
extralimitaste y mi paciencia no es milagrosa. Ahora mejor vete que perderás tu
vuelo.
—Bueno, si ya
estas enojada, no pierdo nada, no lograrás enojarte aun más.
Lo miré
confundida por sus palabras, pero sin más se acercó a mí y atrapó mis labios sin
mayor esfuerzo. Traté de alejarlo mientras lo miraba enojada pero él llevó una
de sus manos hasta el costado de mi cuello, usando su pulgar para inmovilizar
mi mentón y así mantenerme a su disposición.
Me hizo caer
sobre el asiento por completo y sus labios ya no estaban encontrando tanta
resistencia por mi parte.
Mis manos
fueron a su cadera mientras que ya estaba respondiendo a sus besos, pero en ese
segundo recordé lo patán que había sido conmigo la noche anterior. Así que un
segundo después Alex estaba bajo mi cuerpo y yo estaba sobre él, mirándolo
enojada.
—Ya dije que
estoy molesta, esta vez va en serio Alexander y si no veo un cambio en tu
actitud esto puede terminar mal y todos tus amiguitos tendrán razón –abrí la
puerta del auto y salí de este, esperando al lado de la puerta para que Alex también
saliera.
—Bueno, dije
que no perdía nada si seguías enojada –sorpresivamente me dio otro beso en los
labios, al frente de los demás, dejándome atónita –nos vemos el lunes, te
llamaré en la noche cuando llegue al hotel.
Se fue sin
decir otra palabra, dejándome un tanto inquieta, pero subí al auto sin esperar
otro segundo, pensando en que estos iba a ser los tres días más largos, de
nuevo.
Con Aníbal y
Alanna, que iban sentados adelante, ya que el primero tenía la función de
chofer, nos fuimos hasta uno de los hoteles centrales de la ciudad, donde nos
registramos tras las reservaciones que mi asistente había hecho de forma
mágica. Nos acomodamos cada uno en una habitación, aunque dudaba que ellos no
fueran a compartir una, ahí estaba sucediendo algo extraño y lo podía saber por
las miradas que Aníbal le regalaba a Alanna, aunque ella había vuelto a tener
esa expresión fría.
Miré mi
celular para verificar la hora cuando por fin acomodé todo en su lugar dentro
de la habitación del hotel. Era espaciosa y muy cómoda, constaba principalmente
de dos ambientes; uno era la recepción donde se encontraba la sala y el otro
era la habitación.
La sala tenía
una gigantesca televisión con sofás de cuero negro y un escritorio con una
silla afín a los sofás.
La habitación tenía
una cama color blanca, al igual que las cortinas; los muebles era negros. Guardé
la maleta en el armario.
Me recosté en
la cama, pensando en que ahora debería estar sintiendo los labios de Alex
mientras me hablaba sobre qué lugares deberíamos visitar primero antes de
elegir una casa definitiva.
Alex idiota,
esto habría sido lindo hacerlo juntos, aunque supongo que…bueno, tampoco debía
ser de su interés. Lo más probable es que ya hubiera salido con otra persona en
su pasado, a hacer esto mismo.
—No –susurré
enojada.
Es imposible
que haya tenido la misma experiencia porque simplemente faltaría algo: yo.
Miré mi
celular de nuevo, molesta por saber que él había elegido irse a hacer quien
sabe que, ya que no me decía nada, a mi antigua ciudad. Tomé la almohada y me cubrí
el rostro mientras gritaba frustrada.
— ¡Estupidooo!
–grité con toda mi energía. De verdad ayudó un poco.
Un par de
golpes a la puerta me hicieron ponerme de pie, tomar mi bolso e ir hacia la
puerta.
— ¿Lista? –Dijo
Alanna –primero iremos a firmar los últimos registros del contrato universitario
para que usted quede matriculada sin problemas.
—Está bien.
Así comenzó el
primer día, arreglamos todo lo referente a la universidad y antes de que fueran
las cuatro de la tarde, estaba oficialmente matriculada en la Universidad de
Santiago para ser una ingeniera comercial. Ciertamente no era una carrera que
me apasionara, pero no era del todo algo que rechazaría, ya que de verdad
pensaba que era algo que iba a ser útil por ahora, quizás más adelante iba a
estudiar algo más, nunca se sabía, tenía una eternidad para averiguarlo.
Después nos
quedamos con Alanna y Aníbal en mi habitación, observando todo un catálogo que
ella había creado para mí.
—Wow, esto es
demasiado –dije mirando la gran cantidad de casas — ¿en qué momento lo hiciste?
—Me enteré durante
la madrugada sobre sus planes, es por eso que lo hice en esas horas –cada
detalle estaba dentro de una hoja, que estaba plastificada y archivada. Alanna
era tan eficiente.
—Ella siempre
es así –dijo Aníbal –lo hace todo muy bien –ella lo miró de mala forma por unos
segundos. Rodeé los ojos ¿de verdad pensaba que ellos iban a pasar
desapercibidos sobre su relación? No dije nada para no inmiscuirme en peleas de
parejas.
—Sin duda,
siempre me sorprende –pero no por eso no iba a apoyar a Aníbal –ahora ¿comenzaremos
hoy a visitar estos lugares? Pensé que solo íbamos a estar aquí hasta el
viernes.
—No creo que
tome más tiempo, pero si es así, no habrá problemas Sra. Victoria –respondió
ella –el hotel no tendrá problemas en hospedarnos por más tiempo.
—Sí, pero es extraño
estar en un hotel y no en casa durante tantos días.
— ¿Pero no
deseaba salir de la mansión del Sr. Lenardis? –la miré con mala cara.
—No deberías
tomar partido entre los dos, pasas más tiempo conmigo, pequeña traidora –ella sonrió
al escucharme.
— ¿Entonces
porque desea irse? –la miré por unos segundos, por primera vez se comportaba
curiosa.
— ¿Tú has sido
la asistente de cuantas gobernadoras?
—No se me está
permitido decir eso –ella respondió rápidamente, pero Aníbal le dio un suave
codazo para que hablara. Alanna lo miró de mala manera, pero respondió.
—Cuatro con
usted incluida –la miré sorprendida, pensé que solo habían sido dos.
— ¿Y todas se
quedaban en casa, esperando a Alexander hasta que él llegara? ¿Cuántas
gobernadoras han pasado por esa mansión? –ella dudó un segundo.
—No, no
esperaban en casa por el Sr. Lenardis, ese fue el problema, se expusieron a una
situación que iba a terminar mal… esta vez él me sorprende, yo no habría dejado
que usted saliera de ese lugar, aunque ya lleven más de un año juntos.
—Alanna –dijo Aníbal
sorprendido por las palabras que me dirigió.
—Tú no sabes,
llegaste hace poco –le respondió sin mirarlo.
— ¿Y cuántas
han pasado por esa casa?
—Ninguna,
usted es la primera en esa mansión, pero que existan más mansiones a través del
mundo, es un hecho que no se puede negar –la miré sorprendida, pero me fue
inevitable sonreír al saber que me estaba dando información que antes no me habría
dado. Después de todo, Alanna si confiaba en mi, aunque fuera un poco.
—Así que crees
que estoy cometiendo un error ¿no? –Ella asintió — ¿y tu Aníbal?
—No, es un
derecho que usted tenga libertad, no es ninguna prisionera… además le hace mal.
—Pero Alanna
cree que terminaré alejándome de Alex –él negó fervientemente.
—Cada persona
es diferente y si fuera así, bueno, hay millones de personas en el mundo ¿no?
nadie es irremplazable –sonreí ante su respuesta.
— ¡Eso lo
dices porque tú no has conocido a tu alma gemela! –Le respondió Alanna –no
sabes que si llegas a perder a esa persona, parte de tu alma muere con ella y
lamentablemente el destino ha estado en contra de las parejas del Sr. Lenardis.
Siempre terminan acabadas cuando se alejan.
— ¿Eso es una
amenaza? –pregunté curiosa.
—No, es un
dato que debería considerar para el futuro –me respondió muy seria, con esa
expresión fría.
— ¿Entonces
por qué tantas precauciones? Si él la llega a perder, volverá ¿no? si es su
alma gemela –me quedé mirando a Aníbal como si tuviera dos cabezas, sintiendo
como todo dio un giro inesperado.
—Ya basta –dijo
rápidamente Alanna –mejor sigamos buscando la casa donde van a vivir.
—Alto –ella no
era capaz de levantar la mirada del archivador –Aníbal, tienes razón.
— ¿Sobre qué?
–dijo sonriendo levemente, con su cara de niño.
—Si Alex me
llegara a perder, tendría una nueva alma gemela ¿pero sería una nueva alma? ¿Es
posible que sea la misma alma que vuelve a nacer? ¿Es eso posible, Alanna?
—No lo sé –no
me miró –Alanna, levanta la mirada.
—Yo no soy la
persona encargada de hablarle sobre este tema, además no tengo idea sobre lo
que quiere decir.
— ¿Existe la
reencarnación, Alanna?
—Las
gobernadoras anteriores, no tenían ningún parecido a usted –mi ánimo volvió a
caer hasta el suelo. Era cierto, imposible mi nueva teoría, había visto en los
recuerdos de Alexander que sus antiguas parejas no tenían relación alguna con
mi apariencia física, solo estaba esa gitana… que ni siquiera iba a evocar en
mi cabeza porque no me quería enojar. Aun si no fueran físicamente parecidas a
mí, debería haber tenido alguna conexión o algo parecido al verlas en los
recuerdos de Alex. Teoría desechada.
—Entonces ¿Por
qué Alexander siempre encuentra a una nueva pareja?
—Esa es la
misma duda que tengo –me apoyo Aníbal, mirando a Alanna, quien nos miró una vez
a cada uno.
— ¿Y creen que
yo tengo idea? Disculpe Sra. Victoria, pero esas preguntas deberían ir
directamente a su esposo.
—Eso es
cierto, Sra. Victoria ¿Por qué no tiene esas respuestas? La anterior
gobernadora no pasó mucho tiempo entre nosotros como para enterarse de algo
–miré a Aníbal con mala cara.
— ¿La anterior
gobernadora?
—Sí, muy simpática
como le dije, pero también termino abandonando al Sr. Lenardis y debo decir que
fue muy injusto de su parte, ya que él se desvivía por ella, siempre lucía
feliz a su lado y además era notorio que lo tenía a sus pies… a diferencia
suya. Hay tanto dolor en el Sr. Lenardis como las gobernadoras que han pasado
dentro de nuestra especie.
—No sabía que
tenias una boca tan grande, Aníbal –idiota, me estaba refregando en la cara que
Alex era un patán solo conmigo.
—Es mejor que
nos concentremos ¿sí? Pronto se hará tarde, por lo menos hay que ver una casa –asentí
a las palabras de Alanna.
Elegimos la
casa que podía estar más cerca, estaba a unos cuarenta minutos de donde nos
encontramos. Así que fuimos con mis dos acompañantes, sería la única casa que
podríamos ver hoy, ya que la burocracia que nos hizo demorar en la matrícula,
nos hizo perder parte del día.
Tanto Alanna
como Aníbal, hablaban temas muy triviales, ya no seguimos conversando sobre Alex,
realmente había sido interesante escuchar sus opiniones, aunque lo que dijo Aníbal
seguía rondando en mi cabeza.
Tan solo fue
llegar a la primera casa y no desear estar ahí, no me gustaba, el jardín no
estaba cuidado como en nuestra mansión, los colores eran más oscuros y no tenia
tanto espacio verde como me habría gustado.
—No quiero
entrar –dije antes de que nos bajáramos del auto.
— ¡¿Qué?!
–Alanna confundida.
—El jardín es
muy pequeño.
—No me diga
eso, es de las que tiene más espacio verde.
—Entonces esto
está mal.
—Como sea
–dijo ella –hay que bajar –miró su celular por un momento y sonrió, tanto Aníbal
como yo la quedamos mirando sin entender.
—Es una pérdida
de tiempo –llamé de nuevo su atención.
—Hay que hacer
acto de presencia, los dueños están aquí, así que baje.
—Está bien,
bajemos –ella negó.
—No, usted
irá… ya que usted será quien elija, si quiere la casa solo me llama e iré para
comenzar con los papeleos ¿sí? –me molestó aquello, por lo menos quería tener a
alguien para que me acompañara, si no era Alex, esperaba que fuera Alanna.
—Así ustedes
se pueden quedar solitos ¿no? –dije sonriendo, acabando con el humor de Alanna,
sabía que le molestaba aquello –para darse besitos y abracitos mientras yo me
aburro ahí adentro –reí a carcajadas para mis adentros.
—No importa lo
que diga, aunque sean calumnias, tendrá que arreglárselas sola, este era su
deseo ¿no?
— ¡Esta bien!
–dije enojada, abriendo la puerta de golpe y saliendo de ahí.
Espere unos
segundos, mirando alrededor. Me estremecí al darme cuenta que no me gustaba la
idea de tener vecinos, aunque lucieran del estilo de los que no ves salir ni
siquiera durante un terremoto. En la mansión solo estábamos nosotros y los
guardias, era un lugar muy íntimo.
Avancé
desconfiada, mirando hacia los lados hasta que toqué el timbre. Fruncí el ceño,
tampoco me gustaba la idea de que cualquiera pudiera tocar el timbre y
molestarnos, ya sea vendiendo o predicando algo. Demonios, mis gustos se habían
vuelto quisquillosos durante este último tiempo.
—Buenas tardes
–una mujer ya mayor, con traje de dos piezas, color gris, me miraba sonriendo
mientras abría el portón metálico grande y de color negro.
—Buenas tardes
¿usted es la dueña?
—No, mi nombre
es Roció, soy la encargada de mostrar la casa –miré hacia el auto, ya que
Alanna me había dicho que estaban los dueños.
—Victoria
Lenardis –dije estrechando su mano, saludándola.
— ¡Tienes sus
manos muy frías! –sonrió.
—Es de
familia, ¿vamos?
Nos dirigimos
hacia el interior de la casas, mientras ella me hablaba sobre las cualidades
del jardín, de los servicios que se proporcionaban por estos lados para
cuidarlo.
—Este es el
vestíbulo….
Así comenzó el
recorrido de la casa de dos pisos, no encontraba el momento adecuado para
decirle que no me agradaba y que esto llegaba a su fin.
—Así que es
para usted y su esposo ¿no?
—Sí, nos
casamos hace poco –dije mirando la habitación principal.
—Que jóvenes,
eso ya no es habitual, me alegro mucho por usted.
—Gracias…
bueno, mejor bajamos –ella asintió.
— ¿Y qué le
pareció la casa? –dijo mientras bajamos la escalera.
No alcancé a
responderle, ya que me quede en shock mirando hacia el centro de la sala,
observando cómo estaba Alex mirando a su alrededor.
—Este lugar no
me agrada, vámonos –la mujer choco contra mí por haber frenado sin aviso.
—Alex –susurré,
mirándolo como si fuera algún espejismo —
¿Qué haces…?
—Permiso –dijo
la mujer al darse cuenta de mi sorpresa, dejándonos un minuto a solas. Yo no me
moví de donde me encontraba.
—No me gusta
esta casa, es muy pequeña y los vecinos están muy cerca, además el jardín no está
bien cuidado ¿Quién te trajo aquí? Alanna está haciendo un mal trabajo.
—Alex –hice un
mohín al darme cuenta que no era ningún espejismo — ¿Qué haces aquí? deberías
estar en…
—No, aquí es
donde debería estar, viendo casas contigo ¿no dijiste que no bastaba con una
disculpa? — ¡No podía creer esto! Realmente había venido para hacer esto
juntos.
— ¡Ah! –grité
emocionada, corriendo hasta saltar sobre él y rodear su cuello con mis brazos
–no lo puedo creer, de verdad puedes dejar de ser un idiota a veces –dije
besando su mejilla –me encanta que estés aquí, ya te estaba extrañando ¡no lo
puedo creer! –me aferré a él mientras me abrazaba con la misma fuerza.
—No exageres
–me separé de él para poder mirarlo.
—No lo hago.
Esta vez fue
mi turno para poder besarlo mientras él me aferraba a su cuerpo. Estaba tan
emocionada que deje de besarlo, solo para poder abrazarlo.
—No sabes cuan
feliz me has hecho –susurré en su oído.
—Bien, mejor
salgamos de aquí, estoy seguro que esa mujer se está esperanzando en que
compraremos este lugar.
—Muy bien
–dije dándole un beso en su mejilla.
Cuando me dejó
sobre el suelo tomé mi bolso y salimos de esa casa. No me contuve y entrelacé
mi mano a la de él, saliendo de la casa con una sonrisa de oreja a oreja. Lucía
como una tonta, pero no me importó.
Nos despedimos
de la mujer y después llegamos al auto, que estaba vacío. Fruncí el ceño.
— ¿Dónde
están?
—No son
necesario, Alanna dejó las opciones que tenemos y les dije que se fueran, me
informo que por hoy tenías solo una casa que ver ¿cierto? –Asentí –podemos
hacer lo que queramos.
—No quiero ir
donde Marco, siempre te trae problemas.
—No estaba en
mis planes, además él fue en mi lugar por estos días –abrió la puerta del
copiloto, donde me senté en un segundo
–aun así, creo que podríamos ir a cenar ¿no?
Mi sonrisa desapareció
y mis ojos brillaron ante la agradable idea de sentir ese elixir color carmesí
en mi boca.
—Esa sería una
excelente idea ¿pero a esta hora?
—Claro, te
tengo una sorpresa.
Nos subimos al
auto y Alexander comenzó a manejar mientras me hablaba de cosas triviales, nada
interesantes, trataba de cambiarle el tema para que me diera una explicación
ante su cambio de opinión, pero él se limitaba a quedar en silencio unos
segundos y después a seguir con otro tema sin importancia. Era un orgulloso.
Aun así, cuando llegamos al club de Marco, no pude evitar preguntar.
— ¿Qué hacemos
aquí?
—Te tengo una
sorpresa –enarqué una ceja –vamos.
Sacó una llave
de su bolsillo y abrió el club, lo mire confundida, pero de todas formas entré
con él.
—No hay nadie,
hoy no piensan abrir, pero he pedido que arreglen todo aquí — ¿pedido? ¿A quién?
Era cierto que era el gobernador de vampiros, pero generalmente Alex arreglaba
todo lo que deseaba, por sí solo. No le gustaba dejar nada en manos de otro.
Cuando bajamos
las escaleras no supe a donde ir, así que tomé la mano de Alex para que me
guiara, estaba bastante oscuro sin ninguna luz prendida.
—Solo falta
otro poco –volvió a abrir otra puerta y esta se encontraba complemente
iluminada.
Cuando
entramos, había un estilo de sala de estar mezclada con una de juegos, mesas de
billar y de póker cerca de nosotros, pero eso dejo de tener importancia cuando
note que habían dos personas, una mujer y un hombre, sentados con los ojos
cubiertos.
—Alex –susurré
sin entender lo que estaba pasando y menos cuando vi a una mujer, que creía
conocida, aparecer de la nada con una agenda en sus manos ¿ella había preparado
esto?
—Todo listo,
Sr. Lenardis.
Una mujer alta
y delgada nos miraba con una expresión muy seria. Tenía su cabello rubio muy
corto y sus ojos eran de un negro profundo; traía puesto un vestido gris con un
cinturón negro. Le quedaba increíble y realmente el vampiro parecía una modelo
rusa.
—Mi nombre es
Lina, un gusto conocerla, Sra. Lenardis, ahora si no necesitan nada más.
—Retírate
Lina, gracias por todo –dijo Alex sonriendo, lo que me causó extrañeza, no era
frecuente que él le sonriera a sus empleados.
—Gracias –dije
sin sonreír.
La vampiro se
fue sin decir nada más, solo una reverencia y desapareció.
—Es hora de
cenar –negué de inmediato al escuchar las palabras de Alex, esto no me parecía
bien.
Los humanos se
encontraban en el sofá más grande, uno a cada extremo, hombre y mujer, vestidos
con su ropa de calle, nada especial. Tenían sus ojos cubiertos con seda negra y
descansaban sus manos en las piernas, esperando a algo.
—No me parece
correcto ¿de qué trata todo esto?
—Es nuestra
cena, es como en Italia ¿no recuerdas? –di un paso hacia atrás.
—Alex, aquí no
mantienen centros donde los humanos se ofrecen y se han perdido por darnos
sangre, esto no es correcto.
—Vamos, ellos
son para nosotros, están acostumbrados –lo miré no muy convencida de acceder,
pero me estaban dando ganas de sentir algo de sangre por mi garganta.
—Está bien, si
dices que no hay nada malo en ello…
—Tranquila,
solo es para beber, después Lina se encargara de ellos y nos iremos al hotel ¿sí?
Solo hemos salido a cenar.
—Cállate
–susurré –hablas de forma irónica “salir a cenar” eso es feo y lo sabes –no me
gustaba cuando se ponía en ese plan, como con un aire de superioridad que le
daba derecho a jugar con vidas humanas.
—Bien.
Finalmente,
sonriendo fui hasta el humano y me senté a su lado, podía sentir su corazón
latir con fuerza, eso siempre era bueno, así la sangre saldría en su máximo
esplendor.
—No te
asustes, te haré sentir bien –susurré al hombre, no debería pasar los
veinticinco años. Estaba jugando con sus manos, nervioso… esa sensación no era
agradable sentirla en la sangre, por eso había que seducir a los humanos,
encantarlos para que se relajaran y prácticamente dieran de forma voluntaria su
sangre, eso sí era agradable y el sabor se volvía perfecto.
Pasé mi nariz
por su cuello, suave y tibio; sonreí y mi lengua recorrió su piel causando un escalofrió
en el humano.
— ¿Te sientes
mejor? –susurré en su oído. Aquel hombre se iba relajando.
—Victoria
–mire a Alex que tenía su ceño fruncido.
—Tú a lo tuyo
y yo a lo mío –dije volviendo a concentrarme en mi humano.
Siempre había
encontrado una mala educación llegar y morder a una persona, si ningún
preámbulo; me gustaba sentirme una cazadora, por eso siempre trataba de seducir
a mi presa.
Mi mano subió
por la camisa blanca que llevaba hasta llegar a su manzana de Adán. Mis
colmillos ardían por morderlo, pero solo rozaron su piel, logrando que él
soltara un gemido.
—Agradable
¿no?
—Si –pude
notar como la mujer de al lado estiraba su mano para alcanzar la de él ¿es qué
acaso eran pareja? Esto podía ser más entretenido.
Tome la mano
de él e hice que la entrelazara con su conocida o pareja, lo que fuera. Después
me senté a su lado y volví a concentrarme en su cuello mientras aquel hombre
acariciaba la mano de ella con el pulgar. Sonreí al ver que esa era una caricia
común entre enamorados.
Mis colmillos
se clavaron de forma lenta en su piel, nada muy brusco, así no perdía una gota
de sangre ni tampoco manchaba su camisa. Comencé a beber de él, sujetando su
cuello y sintiendo ese magnífico sabor, era algo dulzón y cítrico a la vez. No
pude evitar gemir despacito por esa sangre.
Fueron unos magníficos
minutos donde bebí y me dediqué a borrar su memoria a través de mi veneno, fue
agradable, aunque nada comparado a beber de Alex que su sangre me revitalizaba…
y también estaba la sangre de ese humano, tenía un buen sabor, como el primer
humano que cayó en mis colmillos, aunque no quería recordarlo. Sin embargo, esa
sensación de calidez que se expandía por mi cuerpo, era magnifica.
— ¿Lista?
–dijo Alex cuando nuestras victimas dormían plácidamente en el sofá.
—Lista.
Eso fue todo
lo que hicimos antes de volver al hotel donde me estaba hospedando. Aun así,
ese leve momento, me había traído ciertas revelaciones.
—Así que esta
es tu forma de disculparte ¿no? –dije cuando ya estábamos en el auto. Alex me
miró por un segundo y siguió manejando.
—Una ofrenda
de paz podría ser un mejor término.
—Interesante,
aunque parar que haya paz debe haber agitación ¿no?
—Está bien, sí
fue una forma de disculparme ¿quieres qué ahora me humille? –negué a sus
palabras ¿Por qué el tenia tan poca paciencia conmigo?
—No es eso,
solo que después te haces el desentendido como si nada hubiera ocurrido.
— ¿Quieres
recordar nuestras discusiones? ¿Es eso mejor?
—No me estas
entendiendo –fruncí el ceño al notar como el presionaba con más fuerza el
volante –muy bien, cálmate, no quiero que termines chocando con otro auto.
Sin dirigirle
otra palabra respecto a lo sucedido, hasta que llegáramos al hotel obviamente, decidí
poner algo de música. Su disculpa no estaba yendo por buen camino y yo ya no
era tan indulgente como para seguirle el juego y olvidarme de grandes detalles
que seguían rondando en mi cabeza, como el hecho de tener que pedir
prácticamente permiso para algo y no conversarlo como gente civilizada. Amaba
que estuviera a mi lado, pero no podía olvidar lo que hizo.
Al momento de
llegar al hotel, Alex entregó las llaves del auto y después subimos hasta donde
estaba mi habitación.
—Es algo
pequeño ¿Por qué pediste esta habitación?
—No necesito
más, además no te tenia incluida en mis planes –dije sentándome en el sofá que había
al frente de la cama, indicándole con mi dedo índice que se sentara en la cama.
Alex me miró con su ceño fruncido, sorprendido por mi petición, que más lucia
como una orden, pero ahora que estábamos solos, no iba a permitir que
siguiéramos quedándonos en silencio.
—Ya estoy
sentado, su majestad –dijo presionando las manos en el cobertor, no pude evitar
sonreír por ese gesto de nerviosismo –ahora quieres discutir tranquila ¿no? –me
apoyé en el sofá, mirándolo cansada, sin perder la tranquilidad.
— ¿Crees que
viniendo aquí y dándome un humano para beber todo está arreglado? –él tensó su
mordida.
—No –sonreí.
—No debería
ser, pero soy tan penosa que parte de mi enojo se ha esfumado solo con verte,
lo que no está bien, ayer me hiciste sufrir mucho.
—Ya dije que
lo sentía ¿Qué más quieres? –apoyó sus manos detrás de él, mirándome
desafiante, como si yo estuviera loca y él siempre tuviera la razón.
—Deseo que no
creas que eso basta para obtenerme ¿de verdad es suficiente?
—Por lo que
veo no, he accedido a pasar los siguientes cinco años en una casa que está
hecha por alguien más, en un lugar que no me agrada porque hay demasiados
humanos y hay que tener más cuidado del necesario –dijo enojándose, frunciendo su ceño, sin dejar
de darme esa mirada oscura que no me agradaba, ya que tenía otra tonalidad
cuando estaba enfurecido.
Suspiré, sin
tener esa sensación de alivio que obtenía al ser humana. Lo quedé observando
por unos segundos, tomando atención a sus palabras y a su expresión.
—Así es
difícil pensar que me amas –él tensó su mordida.
— ¿Difícil? He
venido hasta aquí, soportando las normas que ahora has…
—Alex cállate
–dije tranquila, sintiéndome mal por dentro, mi pecho se comprimía al escuchar
las palabras que salían tan impulsivamente de él –estás hablando sin pensar.
—Si te molesta
tanto ¿Por qué has aceptado todo este cambio que está por venir? –dije solo
para escuchar su respuesta.
—Porque no quería
verte molesta todo el día, siendo apática y dándome esa patética ley del hielo
–sonreí al escuchar ese término tan infantil salir de su boca –no sé a dónde
quieres llegar con todo esto.
—Sé que a
veces puedo sacarte en cara ciertas cosas que no van en serio, pero quiero que
sepas que hace más de un año, cuando estabas tirado en el césped, a merced de
Charlotte, no dudé en dar mi vida por ti, lo volvería a hacer solo porque te
amo ¿y tu estás reclamando por haber dejado de lado tus negocios por tres días?
–esquivé su mirada, poniendo atención a la ventana, el sol ya estaba escondido,
todas las luces de la ciudad brillaban.
—Victoria…
—Esto de ser
vampiro ha sido genial, pero si hubiera un antídoto para ambos, no dudaría en
tomarlo si me acompañas, no olvides que dejé mi vida entera por ti… —mi mentón
tembló, aun mirando hacia la luces de la ciudad –no hagas que me arrepienta de
ello, solo porque te comportas como un idiota, no vale la pena.
Sentí como con
su dedo índice sobre mi mejilla hacia que lo mirara de nuevo. Estaba sobre sus
rodillas mirándome verdaderamente arrepentido, no como ayer u hoy en la mañana.
—Lo siento,
tienes razón, cinco años no son nada comparado con una eternidad.
—De verdad no
quiero sacarte en cara nada, porque lo haría de nuevo, pero quiero que pienses
antes de hablar, puedes ser tan desagradable Alex… ayer colapsaste mi paciencia.
No soy tu esclava o prisionera, soy tu esposa ¿Por qué no puedes amarme y
adorarme como yo lo hago contigo? Siempre trato de que estés bien y me adapto a
tu estúpido genio y prejuicios conmigo.
A pesar de
estar al mismo nivel, aunque él estuviera de rodillas, su mirada me esquivó por
unos largos minutos, solo se concentró en mis piernas, sin decir nada, supuse
que no tenía nada que decirme.
—Ayer solo quería
conversar contigo sobre el tema, darte los detalles y las magnificas ideas de
mi plan, pero tu tan solo te cerraste, ordenándome como si fuera uno de tus
guardias. Ni siquiera eso, yo no te iba a exigir nada, pero deseaba que me
tomaras con seriedad y me dieras argumentos validos si te negabas.
—Victoria… –el
presionó mis rodillas con sus manos, interrumpiéndome.
—Yo sé que temes
por mí, que me quede sin protección o algo así.
—No –me quedé
en silencio al escucharlo –no es eso, siempre tendrás guardias cerca cuando yo
no estoy, eso está fuera de discusión.
— ¿Entonces?
–sus ojos negros me dejaban ver al Alex del que me había enamorado, no el
gruñón y mandón que a veces me sacaba de quicios.
—Siempre
encuentran vida entre los humanos, algo que yo no tengo –lo miré confundida –no
quiero que te encantes con otra persona.
— ¿Encuentran
vida entre los humanos? ¿A qué te refieres?
—No lo sé, es
una chipa, algo que siempre destaca en los humanos, que hace que prefieran a
otra persona… antes que a mí –suspiré de nuevo, terminaría enviando a Alexander
a alguna terapia psicológica –no te burles –dijo ahora frunciendo el ceño.
—No te metas
en mi cabeza, habíamos acordado eso –cuando noté que se iba alejar, deje mis
manos sobre las suyas que estaban en mis piernas –renuncie a esa chispa o lo
que sea por ti.
—Pero has
dicho que quisieras volver a tenerla, que te gustaría ser humana de nuevo.
—Solo si tu
también pudieras –acaricié su mejilla con mi mano –en todos mis planes siempre
estas incluido, yo no te podría dejar por nadie –me acerqué y le di un corto
beso en los labios para después mirarlo –entiendo que estés herido y que yo
tenga la gran labor de sanarte, pero debes ayudarme también.
—Trataré… de
controlarme, más ahora si cambiaremos de casa. Las cosas van a cambiar, ya no estarás
rodeadas de guardias y quizás no pasemos mucho tiempo juntos, ya que los
estudios requieren dedicación, no quiero pasar más de cinco años aquí ¿sí? –sonreí
al escucharlo.
—A diferencia
de los humanos, tenemos toda la noche para nosotros, si así quisiéramos –dije dándole
otro beso.
—Voy a
cobrarte la palabra –tiró de mi camiseta para que sus labios volvieran a
posarse sobre los míos — ¿sí? –susurró, separándose milímetros de mi boca.
—Si
–hipnotizada por él, rodeé su cuello mientras me volvía a besar y sus manos
recorrían mis piernas –voy a ser tan feliz cuando dejes de dudar sobre lo que
siento por ti —él sonrió y asintió a mis
palabras.
—Seremos dos.
Acaricié su
cuello mientras que sus labios se movían junto a los míos, despacio y logrando
que me desesperara de a poco; cerré mis ojos como siempre para entregarme a sus
caricias. No pude evitar sonreír al sentir su lengua en uno de mis colmillos
para después unirse a la mía, logrando un suave gemido de mi parte. Cuando abrí
mis ojos para ver los de él, negros y profundos que siempre mantenía abiertos
cuando me besaba, me llevé la sorpresa de que esta vez estaban cerrados, con su
ceño fruncido, como si estuviera muy concentrado.
Volví a
rodearlo con mis brazos, justo para cuando él, sin dejar de besarme, se ponía
de pie, tomando en brazos. Rodeé su cadera con mis piernas con rapidez.
— ¿Sabes? –Dijo
mirándome con una sonrisa –me agrada esta habitación, es pequeña pero la cama
queda cerca desde donde estés.
—Tonto.
Me recostó
sobre el cobertor blanco y suave, fundiéndonos de nuevo en un beso mientras que
sus manos recorrían la piel de mis piernas. Sonreí contra su boca al sentir que
había algo mucho mejor que beber la sangre de un humano, y era estar con mi
vampiro. Nunca podría dejarlo por la chispa de algún humano, él estaba hecho de
fuego, solo para mí.
¡hello! :D hola a todas, espero que esten bien, esta espera no se hizo eterna como la anterior, ahora ya hay un poco mas de tiempo, vacaciones invierno :D no tengo mucho que decir ademas de agradecer sus comentarios, me encanta cuando se dan cuenta que nuestro querido y odiado personaje masculino, Alex, a veces necesitan que le den una fuerte patada en su trasero por idiota :D eso me hace pensar que piensan y analizan la historia o algo que se le pueda sacar a estos personajes jejejej Espero que esten bien y nos vemos en el siguiente capitulo, espero que les guste este capitulo ¡abrazos a la distancia! (perdon si hay errores, siempre me da flojera revisar los capis, de seguro se me paso mas de uno xD)
aaaaaawwwww q capitulo más hermoso!!!
ResponderEliminarok!! me has tapado la boca con este cap, lo admito xDD
Juro q es la cosas mas linda tierna q Leeo en mucho tiempo y viene de mano de mi pareja favorita *W*
(hace poco estaba viendo Antes del Atardecer y ayer vi antes del amanece, pero este cap ... aaaaaaauuuuuuuwwwwwwwwwww
me hizo envolverme en miel xDD
muy muy muy muy lindo!!!
(ésa parte de la "cena" fue rara ... me sentía como si estuviera viendo una orgía xD)
(respecto a lo q dijo Aníbal ... mmmm no se me ocurre nada xD ya a pasado un tiempo y no puedo recordar bien las teorías q tenía sobre LML [apenas recuerdo las de UAC xD] qisas estudiar me este haciendo mal ... tendre q dejar de estudiar, no puedo dejar de el estudio me ocupe espacio q esta destinado a las teorías ... okno! ajaoaoajaooa)
en fin AME esta cap y bueno la teoría estos dos siguen juntos si o SI!!
:B
me fascino este cap.. felicitaciones, y me encanto como alex le daba esa sorpresa a viky, fue tan tierno n.n
ResponderEliminarque te vaya bien! DTB
Awwwwww medio empieza a agarrar la onda mi Alex *-* es un inseguro traumado pero así lo amamos!
ResponderEliminarMe gusto el capi, de verdad q veo q estos 2 empiezan a avanzar porq como dice Victoria, es su deber salvarlo pero se agradece la ayuda extra XD Por otro lado tengo q decir q no me gusta Alana, de hecho nunca me gusto pero digo como q no me gusto más hoy por la forma en q le hablo a Vicky. También tengo q decir q Aníbal me encanta, además de q estoy segura q hoy dio al clavo en su teoría de las almas gemelas!
Espero q nuestra Vicky q es super inteligente se agarre de esa teoría para descubrir la verdad.
Muchas gracias por el capi Danii, te mando un abrazo y nos seguimos leyendo.
Danii te quedó fabuloso. Que bien que Alex está haciendo el esfuerzo y mucho mejor que Viky se pueda explicar un poco más... chicos comunicación ese es el secreto.
ResponderEliminarQue bien que Aníbal soltó un poco la lengua eso ayuda a Viky a comprender un poco más.
Alex como siempre ...tratando de arreglar los errores que comete......mmmmm....no se pero me encanata Anibal es tan directo y revela tantoooooooo.........incluso Alana esta hablando......quiero massssss y lo sabes
ResponderEliminarme gusto mucho este capitulo espero el próximo con ansias besos
ResponderEliminarTerapia psicologica jajajaja estoy de acuerdo: la necesita.
ResponderEliminarPues el nuevo caracter de Vicky me encanta. Esta claro que ella lo ama con su ser pero no por eso va a soportar la actitud reacia de Alex.
Como siempre ame el capitulo y espero con ansias el siguiente.
Gracias Dani por tu tiempo y tu imaginacion que son los que nos traen esta magnifica historia.
oh Daniii me encanto el capi graaaacias millonhaces que vuele nuestra imaginación... adoro ver la ternura que tiene escondida Alex sobre todo como trata de deja atras sus miedos de que lo abandone..
ResponderEliminarY Anibal con su falicidad para contarle a Vicky las cosas, esto de las almas gemelas de Alex sera porque solo vicky se parece a su gitana o sera q son la misma en distintos tiempos?? o Danii otro cap pooorfa:D
I love this chapter...!!!!!
ResponderEliminarme encanto, ya quiero que se abra mas Alex con Vicki...!!!
no habia tenido tiempo de comentar, estaba estudiando para el ex de comunitaria Dani xD jajajja
ResponderEliminarLei el capitulo y puedo decir: QUE ME ENCANTO!!.
Este Alex puede ser una dulce tortura pero tiene su ternura escondida jajaj
Awwww que bonito capitulo me gusta que no se deje mangonear tanto de el, pero tampoco lo culpo siempre lo dejan, y es por eso que es tan controlador
ResponderEliminarUn abrazo
La foto de este cap siempre me llamo tanto la atención, nose si la elejiste solo por q si ( lo dudo) o por algo mas, pero algo tiene.
ResponderEliminarme encanto este cap, leerlo por segunda vez fue muy bueno, mas teorias a mi cabeza :D