“Engaño”
—No puedo creer que lo hicieras, de verdad…esto ¡es ridículo! –dije
cuando bajamos del ascensor para entrar a nuestro piso. Me fui directo a mi
escritorio.
—Realmente son fáciles de sorprender —dijo riendo para después entrar a
su oficina, pero volvió un segundo después —Cuando vayan al departamento
mañana, no pienses hablar mal de mi Green o si no, les probaré que estás
equivocada —ni siquiera lo miré, gracias al cielo llamaron al teléfono,
contesté de inmediato y eso me dio la oportunidad solo para concentrarme en el
trabajo.
Esto era demasiado por un día.
Estaba arreglando la agenda de Max para esta semana y pude notar que
estaría bastante ocupado, sonreí cuando descubrí que en un mes más tendría que viajar a Rusia para unos
negocios ¡sería libre por una semana entera!
—Hola, Elizabeth –dijo Emily cuando llegó al piso, rebatándome los
pensamientos de libertad que habían llegado hasta mí.
—Buenas tardes, Srta. Wright –ella me sonrió amablemente.
— ¿Me podrías avisar con Max?
—Claro —dije avisándole por el teléfono al Monstruo que ella lo esperaba,
pasó de inmediato.
Los minutos comenzaron a transcurrir mientras yo estaba aun organizando
la agenda del Monstruo cuando escuché un ruido extraño desde la oficina, para
después escuchar como algo se quebraba.
Me puse de pie de inmediato para saber si todo estaba bien, pero al
acercarme a la puerta, que estaba cerrada, escuché como alguien gemía. Me quedé
helada ¿ella estaba teniendo sexo con Max en su oficina?
Di media vuelta para ir por las escaleras hasta un lugar seguro, pero al
abrir la puerta de escape, me giré enojada ¿Por qué tenía que salir de aquí? Fui
hasta la puerta del vampiro y abrí esta con todas mis fuerzas…
Gran error.
No sé porque sentí como si un balde de agua fría cayera por mi espalda
cuando los vi. La perra de Emily estaba apoyada en el respaldo del sofá,
mientras Max besaba su cuello, él tenía su mano derecha bajo la falda de Emily,
claramente entendí lo que le estaba haciendo.
Ella me vio y empujó a Max, haciéndole muy fácil alejarlo de ella, que
envidia, yo no podía hacer eso, no tenía su fuerza de vampira.
— ¿Qué sucede? –dijo Max molesto. Tensé mi mordida.
—Solo pensé que necesitarían algo —él enarcó una ceja.
—A menos que te unas, no, no necesitamos nada.
—Muy bien, Sr. Blake –dije cerrando la puerta.
Miré a Emily y ella me observaba un poco avergonzada, cosa que no le
creí.
Me fui a la sala de fotocopias y cerré la puerta con seguro, me senté al
lado de la maquina y apoyé mi cabeza en la pared.
—No —dije negando ante las lágrimas que se aglomeraban en mis ojos –no te
atrevas Lizzie Green, ni se te ocurra —respiré profundo varias veces para
calmarme.
Me quede ahí por más de una hora, hasta que sentí como alguien caminaba
cerca de la puerta para después escuchar el sonido del ascensor. Salí de la
habitación de máquinas para ver que la puerta de Max estaba cerrada.
Seguí haciendo mi trabajo por las cuatro horas que me quedaban.
Eran las siete de la tarde y tenía ya todo apagado, Max me había hablado
porque necesitaba algunos de los últimos informes que había recibido Ezequiel,
los cuales me tomó un tiempo tenerlos, pero que ocuparon mi tiempo de forma
productiva, de esa forma solo pensaba en lo que correspondía, o sea, el
trabajo.
Max salió de su oficina y yo ya estaba lista para partir. Nos fuimos en
silencio por el ascensor y debo decir que me apoyé al final de este, sin sentir
nada de miedo, creo que ya había encontrado la solución de mis miedos, lo que
era irónico siendo que una de mis pesadillas había eliminado a la que había
soportado toda mi vida. Lo que era muy favorable porque no deseaba estar al
lado de Max en ningún momento.
Nos fuimos al auto, ninguno saludó a Thomas, ni siquiera esperé a Sophia
o Jennifer para despedirme.
Al llegar al edificio bajamos de
inmediato y no tuve problema en subir al segundo ascensor, íbamos acompañados
del mismo silencio del viaje anterior.
— ¿A ti qué te sucede? –dijo cuando se abrieron las puertas. Me giré de
forma inexpresiva a Max.
—No me sucede nada…iré a la habitación y luego saldré a caminar –él
frunció el ceño.
— ¿Cómo que saldrás? ¿A dónde?
—Eso a ti no te interesa, estaré
de vuelta, no me escaparé, tu nevera no se irá –dije dando media vuelta y yendo
hacia la habitación.
Max no dijo nada, lo que me sorprendió bastante. Por lo visto si tendría
cierta libertad después de todo.
Me cambié de ropa y saqué dinero de mi bolso. Me dirigí hacia el ascensor
sin mirar a ningún lado, pero aun así mi concentración se quebró al escuchar su
voz cuando pasé por la sala.
—Yo no te voy acompañar al
ascensor –dijo Max sentado en el sofá, dándome la espalda.
—No te necesito –dije yendo hasta esa caja metálica y metiéndome sin
problemas. Presioné el boto y solo sentí que mi estómago se revolvía pero nada
más. Por lo visto demostrarle a Max que no lo necesitaba era más importante que
mi temor a los ascensores.
Llegué abajo y me dirigí caminando directamente hasta una farmacia y
compré lo que necesitaba, sonreí al verme triunfadora ante mi plan.
Era un alivio poder descubrir que no necesitaba estar encerrada en ese
lugar todo el tiempo, podría ir con mis amigas y también dar paseos si se me
fruncía. Tendría un respiro por parte del Monstruo.
—Elizabeth Green –me giré al escuchar mi nombre.
—James Staci —dije copiando su tono de voz.
— ¿Cómo estás? –se acercó y besó mi mejilla, no debo decir que eso fue lo
más normal del mundo siendo que es un vampiro, pero tampoco me causó tanto
miedo.
—Bien, comprándole un regalo a Max –él miró la bolsa y sonrió.
—Creo que las cosas no van bien entre los dos ¿no?
—Nunca irán bien ¿Qué haces tú por aquí? –dije desviando el tema, no
tenía ganas de hablar de esto.
—Voy a donde Max, ahora mismo —sonreí.
—Eso es excelente, podrás ver cómo le doy su regalo —él negó.
—Elizabeth, no es correcto…lo harás enojar –levanté los hombros sin que
me importara, no tenía nada que perder, solo podía matarme y la muerte tenía
buena cara en estos momentos.
Suspiré deprimida por tener ese tipo de pensamientos.
—Me puedes decir Lizzie y no te preocupes —ambos fuimos caminando hacia
el edificio –estas caminando ¿Cómo qué no ocupas un auto muy lujoso, hasta para
ir a la esquina a comprar lo más ridículo del mundo? Max nunca camina –dije
pensando en ese estúpido vampiro, que no era capaz de dar un paso sin que fuera
sin su auto.
—Me gusta caminar, es entretenido, mezclarse entre la gente…me sorprende
que tú estés caminando sin un guardaespaldas. Max está obsesionado contigo.
—Si vuelvo, todo está bien, su nevera no se irá a otro lado…él me ha
dejado en claro que no puedo hacer eso —James me miró con sus ojos negros bien
abierto, lucía bastante sorprendido.
—Lizzie, no te puedes llamar así, es una falta de respeto para ti y para
tu vampiro –dijo sonriendo como si yo hubiera dicho la cosa más loca del mundo.
—Créeme, decir nevera, no ha sido nada a como me han faltado el respeto
hoy —James no dijo nada.
Llegamos al edificio luego de ir conversando amenamente, ya que James me
contó que iba a una reunión con Max porque él trabajaba en otra empresa, una de
las grandes competencias de Blake Ltda. Su objetivo era averiguar sobre las
debilidades de dicho lugar y luego entregarle un excelente informe a
Maximiliano, ya que de esa forma seguirían en ventaja. En simples palabras, el
rubio de ojos oscuros era un soplón.
Subimos el ascensor y mi ánimo estaba por las nubes, James había llegado
en un momento adecuado a visitar a su amigo. Creo que la existencia de un
testigo, potenciaba aun más lo que deseaba obtener con mi regalo hacía el
Monstruo.
Entramos y Max estaba en sofá, donde lo vi por última vez antes de salir.
Se puso de pie de inmediato y nos quedó mirando serios.
— ¿Dónde andabas? –preguntó mirándome, con ese tono frío y autoritario.
—Te compré un regalo –él miró la bolsa y entrecerró los ojos, eso solo me
ayudó para tener más valor. Di unos pasos hacia él, furiosa, el mismo
sentimiento que había reprimido hace horas atrás –esto es para que te quede muy
claro algo, Maximiliano Blake, no te pediré que te dejes de acostar con esas
mujerzuelas que tienes porque es imposible pedirle eso a un hombre como tú…¡ups!
–dije dramatizando más de la cuenta –tú no eres humano, lo olvidada, al Monstruo
que eres y no lo digo porque seas vampiro —dije sonriendo a James, para que no
se sintiera mal –sino por lo asqueroso que puedes llegar a ser, no me volverás
a tocar y que te quede claro que me encargaré de eso…a menos que uses uno de
estos –dije tirándole la bolsa. Max la tomó con agilidad y sacó la caja de
preservativos –no me pienso exponer a cualquier cosa que se te pegue por
sinvergüenza —dije para dar media vuelta.
Tenía que ser realista, Max tenía la facultad de hacer conmigo lo que
deseara, por eso se me ocurrió esta brillante idea.
— ¡Green! –sonreí. Me volteé seria, Max era tan predecible.
—Ya veo –dije dando unos pasos hacia él –compré de tu talla, XS –dije
indicando con mi mano que tenía un pene chico, dejando mi dedo índice y pulgar
muy cerca el uno del otro. Escuché como James comenzó a carcajearse sin parar.
—Oh Dios… –dijo James riendo –Todo se paga en esta vida Max, Lizzie es tu
karma –di media vuelta para salir de ahí, antes de que me estampara contra el
ascensor.
— ¡Sí! ¡Mejor corre Green! –Dijo gritándome, pero no le hice caso –y tú
no la llames Lizzie –dijo dirigiéndose a James.
Fui a la habitación sabiendo que habrían represarías sobre esto y no
tendría como arreglármelas, pero me comencé a concentrar para que Max no
pudiera manejarme a su antojo, esto tenía que tener algún truco, debía aprender
a guardar mis pensamiento, el vampiro no era ningún dios cómo para ser
invencible. Sin embargo, no tenía idea de cómo saber su debilidad.
Estuve bastante tiempo en internet, en la sala que había dentro de la
habitación que me habían asignado. Pude ver que tenía unos correos de Suzanne y
Luke, mis padres, pero ni siquiera los abrí para saber que decían. En el
momento que iba a cerrar el ordenador pude ver que había recibido un nuevo
correo, de una persona desconocida. Lo abrí y casi mi mandíbula cayó al suelo,
era de Teresa Blake.
—Tú y yo vamos a conversar ahora mismo –dijo Max al frente mío, apareciendo en un segundo, sobresaltándome hasta el punto
de saltar en mi asiento.
Lo quedé mirando enojada, de verdad no me estaba intimidando por
completo, pero necesitaba tiempo para prepararme ante su asqueroso humor, como
ahora, que parecía un maldito león a punto de atacar. Cerré el ordenador sin
poder leer el mensaje.
—Dime… ¿Es qué acaso no te agradó la marca de condones? Es una de las
buenas.
—Te diré ahora mismo –dijo muy serio –que no permitiré que vuelvas a
hacer algo así de nuevo, esta solo será una advertencia y si no la sigues
tendré que tratarte como lo hice la noche de la fiesta ¿quieres eso de nuevo?
–dijo mirándome sin tener expresión alguna.
—No vendrás hasta aquí a decir qué hacer Max, desde ahora debes entender
que si robaste mi vida, tendrás que aceptar las consecuencias, no seré tu
amiga, si puedo, te haré la vida un infierno —él entrecerró levemente los ojos,
molestándose aun más cada segundo que me escuchaba –y ya no me intimidas, no lo
harás jamás ya que no tengo nada que perder si me quedé a tu lado.
—Yo sé de qué va esto –dijo ahora sonriendo levemente -¿Qué esperas Lizzie?
¿Qué te sea fiel? Eso solo lo hacen las parejas y quiero que te quede claro que
los dos no somos una, solo eres lo que apacigua mis necesidades, así que no te
tomes roles que no te corresponden –debo decir que lo que me informó no me
afectó en nada, no estaba enojada por eso, el sentimiento era mutuo.
—Claro que no es eso imbécil, solo que no dejaré que me toques cuando
estas acostándote con cualquier chica o vampira que se te cruza por delante
–Max me quedó mirando unos segundos sin decir nada, como si estuviera tratando
de meterse en mi cabeza, pero le fuera inútil.
— ¡Demonios! –dijo enojado para después dejarme sin decir nada.
Me quedé sorprendida por su reacción, él no era de aquellos que se
retirara cuando se les enfrentaba un problema. Me senté en la silla en estado
de shock, de verdad pensé que iba a golpearme o bueno…lo que usualmente hace
cuando se enoja conmigo, que es tomarme sin mi consentimiento. Debo admitir que
tiene una pésima técnica.
Mi cabeza aun ardía de furia por lo que había visto en su oficina, me
sentí pésimo, solo me estaba restregando en mi cara que yo no era más que su
puta personal y jamás en mi vida pensé que llegaría a ese nivel, aunque nada
estaba saliendo acorde a lo planeado, empezando por la forma de perder mi
virginidad y ahora estar atrapada al lado de un vampiro, que bebía mi sangre.
Miré la hora e iba a ser las diez de la noche, ahí me di cuenta que tenía
hambre. Por lo que fui tranquilamente hasta la cocina y saqué unas frutillas de
la nevera, me senté en el sofá y prendí la televisión para poder comer
tranquila.
Max no apareció en toda la noche, de seguro había salido para revolcarse
con alguien, mejor para mí, así me dejaba tranquila. Me sentía extrañamente
poderosa, no tenía la menor idea del por qué, solo podía estar segura de una
cosa, estaba furiosa con Max Blake y no lo quería volver a sentir en toda mi
vida porque me daba asco.
Íbamos en el ascensor en silencio, exactamente como había sido desde que
había visto a Max esta mañana. No me acerqué a él porque me daba repulsión y
por lo visto, él había hecho algo bueno por mí, eliminar el miedo por los
ascensores, lo que me facilitaba mantenerme alejada de su persona.
Entramos a la oficina, tomé mi agenda que dejaba en mi oficina siempre y
comencé a decirle lo que tenía que hacer, con un tono neutro, Max me miró muy
serio en todo momento y debo decir que no me causó nada su presencia, era como
tener a cualquier persona cerca. Lo que era maravillosamente perfecto, la
pregunta era ¿Por qué ahora y no desde la noche que abusó de mi?
—Puede retirarse Elizabeth —dijo mirándome fríamente como lo hacía desde
ayer, bueno desde hoy en la mañana que era el momento en que lo había vuelto a
ver luego desde que desapareció de mi vista.
Me giré y me fui hacia mi escritorio, pero no pasaron más de quince
minutos cuando pude ver a Emily salir del ascensor.
—Buenos días, Lizzie –dijo como si nada. De verdad estaba pensando que
esto entre los vampiros era muy habitual, aunque dudo que Teresa permita que Ezequiel
la engañe.
—Buenos días Srta. Emily –no iba a permitir que lo que pasó ayer arruinara
mi característica principal dentro mi trabajo, ser profesional — ¿necesita
hablar con el Sr. Blake?
—Si –dijo mirándome, tan elegante como siempre.
Ella estaba con un traje de dos piezas color negro, resaltaba su blusa
blanca por el blazer y sus piernas, largas y perfectas salían al encuentro de
cualquier hombre sátiro, o sea, salían al encuentro de Max. Su cabello rubio
caía por sus hombros como si hubiese sido arreglado por el mejor peluquero del
mundo, zorra, eso era lo que parecía, en realidad no, pero de todas formas me
sentía mal al ver lo hermosa que era, ella realmente hacia la pareja perfecta
con Max, eso me agradaba, quizás ellos terminarían juntos y Max me dejaría en
paz.
—Bueno, deme un segundo –marqué el numero que me conectaba a Max –Sr. Blake,
la Srta. Wright –que no tenía nada de señorita –lo está esperando aquí –miré la
agenda y no tenía ninguna cita con él, pero ella era de la empresa, así que no
creí que no necesitaría una.
—Hazla pasar y cancela mi cita de las nueve –dijo como si nada para
después cortar.
—La espera, adelante —dije mirándola sin expresión. Ella dio un paso para
ir donde él, pero se volteó para decirme algo, pero segundo después se
arrepintió y terminó entrando a la oficina de Max.
Tomé mi bolso y salí de ahí para ir a la cafetería por algo que comer, no
había tomado desayuno esta mañana tampoco. Bajé tranquilamente en el ascensor,
aunque aun sentía esos nervios en el estómago, no era nada comparado a lo que
pasaba antes. Realmente esto debería haberlo arreglado Suzanne ya que ella fue
la culpable de mi “trauma”, pero no iba a esperar que fuera una buena madre a
estas alturas.
Llegué al casino y pedí un capuchino con un pastel para poder llenar un
poco mi estómago y durar hasta las doce del día, hora del almuerzo. Me senté
tranquila en el casino que estaba completamente vacío, todos trabajaban.
—Veo que aquí nadie trabaja –me exalté al escuchar esa voz. Me giré y
quedé mirando a James sorprendida –no creas que te sigo, vengo a ver a Max.
—Gracias por la aclaración, ya me basta con un vampiro loco, no necesito
otro más —dije girándome de nuevo para tomar mi café tranquila. James se sentó
al frente.
—Veo que estás entera, Max no te hizo nada…de verdad debes estar furiosa
con él –fruncí el ceño sin entender lo que dijo.
—Lo que hizo es algo denigrante para cualquier ser vivo, cruzó la línea
—dije tomando de mi café.
—No lo dudo, pero así es Max, no harás que cambie, jamás…varias lo han
intentando que eso te quede claro.
—Creo que eso no me interesa.
—Si lo haces, no me vengas con cuentos, tú eres su...—rodeé los ojos.
—Elska Evige –dije con tono
burlón, no entendía muy bien de que se trataba eso, solo parecía que fui
maldita por mi grupo sanguíneo.
—Exacto –dijo sonriendo.
—Eso no tiene nada que ver, ustedes son muy raros —él me quedó mirando
unos segundos sin decir nada, hasta que suspiró y volvió a hablar.
—Úrsula, esa fue su primera Elska
Evige, no duró ni cinco minutos bajo sus colmillos.
—No me digas que es el típico hombre que fue engañado por una mujer y
quedó traumado, aunque en el caso de Max, lo dejó sádico —él negó.
—No, ojalá hubiera sido eso, pero no…bueno, creo que iré a ver a Max
–dijo poniéndose de pie.
—No me puedes dejar así, ya comenzaste a hablar –dije mirándolo
sorprendida.
—Max es mi amigo guapa, solo lo estoy ayudando.
—Dudo que ese vampiro tenga amigos, además no puedes subir, esta con Emily
Wright, solo Dios sabe que cosas estarán haciendo…
—Ya veo, creo que eso arruinó todo ayer ¿no? –levanté los hombros
quintándole importancia, no quería hablar con este vampiro.
—Solo fue la gota que rebalsó el vaso, todo esto me tenía al límite, Max
se encargó de arruinarlo aun más —él me quedó mirando unos segundos sin decir
nada.
—Bueno, pero para que veas que no todo es malo, te diré que me
agradas…para Max –lo miré como si fuera el ser más estúpido del mundo.
—Espero que jamás vuelvas a decir algo como eso.
—No es un insulto, Max puede ser muy leal cuando lo quiere ser.
—Creo que leal y fiel…son palabras diferentes para Max, pero por lo que
he visto y lo que ha sucedido estos días me he dado cuenta que no tengo ninguna
obligación con él, puedo salir y hacer lo que quiera, con quien yo desee.
—Wow tranquila —dijo James mirándome sorprendido –no serías capaz de
hacer algo así, eso no lo hacen las personas como tú –enarqué una ceja.
— ¿Cómo yo? –él asintió.
—Lizzie, tú eres especial para Max.
—Claro, tan especial como su sabor favorito de helado.
—Si…en parte, pero no te atrevas a hacer lo que piensas, solo arruinarías
todo aun más.
—James, te pediré que no te metas en asuntos que no te incumben –dije
notando la confianza que se estaba tomando. Él me sonrió para después acercase
más a mí.
—Esa boquita tuya, Lizzie –dijo pasando suavemente su mano por mi
mejilla. Me alejé para que no lo siguiera haciendo –solo te meterá en
problemas, nos vemos guapa –dijo guiñándome un ojo y dejándome desconcertada.
Me quedé en la cafetería por más de una hora haciendo absolutamente nada,
hasta que vi pasar por un pasillo a Emily, por lo que decidí subir a seguir con
mi trabajo. Al llegar pude ver que estaba el Sr. Anderson esperando, sentando
en el sofá, esa era la cita de Max a las nueve de la mañana. Eran las nueve y
media.
—Disculpe, pero tengo una cita a las nueve con el Sr. Blake y no he hecho
nada más que esperar y nadie aparece –sonreí mentalmente al darme cuenta que no
había cancelado la cita, ups, un error lo comete cualquiera.
—Lo siento mucho Sr. Anderson, puede pasar no se preocupe, adelante –dije
abriendo la puerta. Pude notar que todo en la oficina estaba desordenado. Max
me miró de tal forma que casi me mató, si, lo estaba haciendo enfurecer de
verdad –ahí está el Sr. Blake –dije cerrando la puerta y mirando como Max se
estaba arreglando la corbata que recién estaba ubicando en su lugar.
Cerré la puerta cuando el Sr. Anderson entró y yo me fui a seguir con mi
trabajo, ya que al haber sido tan temprano interrumpida por Emily, mi trabajo
se vio interrumpido.
Estuve más de una hora mientras Max estaba aún con el Sr. Anderson, así
que solo me concentré en arreglar los últimos detalles. Llevar adelantado mi
trabajo estaba provocando cierta desventaja, no me gustaba quedarme con tiempo
libre porque eso exponía al vampiro.
Sin nada que hacer recordé el Email que me había enviado Teresa, por lo
que decidí ingresar a mi cuenta para leerlo, estaba a solo un clic de hacerlo
cuando Max me llamó al teléfono.
— ¿Si, Sr. Blake? –dije con un tono neutro, el que siempre utilizaba.
—Por favor, le pediré que ingrese a la oficina –cortó mientras yo tragaba saliva nerviosa.
Tenía una idea de lo que podría hacer Max, así que no me iba a complicar
mucho por lo que pasaría en ese lugar. Me puse de pie y toqué para después
entrar.
Atravesé completamente la oficina hasta llegar al lado del escritorio de
Max.
—El Sr. Anderson es un gran inversionista que ha dejado sus negocios en
nuestras manos, Elizabeth –dijo mirándome con una cara de póker impresionante.
—Lo sé, el Sr. Ezequiel lo estima mucho –dije mirando al señor canoso que
estaba sentado cómodamente mirándome.
—Así es, se ha molestado por haber tenido que esperar, le expliqué que
esa ha sido completamente responsabilidad tuya –asentí mirando a Max para después
mirar al Sr. Anderson.
—Lo siento mucho, de verdad, tenía todo organizado con su cita Sr.
Anderson, solo que hubo un cambio de planes de último momento y me he
traspapelado de tal forma que olvidé cancelar su reunión con el Sr. Max, es mi
culpa completamente… –aquel hombre me quedó mirando unos segundos, pero yo lo
miré como una víctima, no utilizaba esa táctica usualmente, pero esa expresión
me había salvado más de una vez y se lo tenía que agradecer a Sophia, por
completo, ya que ella hacía lo mismo –lo siento, de verdad Sr. Anderson.
—Bueno, eres joven –dijo sonriéndome –tengo una hija de tu edad, ella
estudia, tú solo haces esto ¿trabajar en Blake Ltda.?
—Sí, aunque espero que no sea para siempre, tengo más planes que ser
secretaria o asistente –sonreí al pensar en mis sueños y los viajes que iba a
realizar, todos arruinados por Max.
—Eso es bueno, eres una chica con sueños, no hay nada peor que no tener
ambiciones, pero no te preocupes, los cambios de citas tan improvistos no son
culpa de la secretaria –dijo mirando seriamente a Max. También lo miré y sonreí
al ver que mi expresión había dado resultado. Max ahora no me miraba como un
jugador de póker, sino que lucía molesto y por lo visto no le importaba tener
un cliente bastante influyente al frente de él.
—Muchas gracias por entender Sr. Anderson, le aseguro que esto no volverá
a ocurrir, es mi responsabilidad –dije “apenada”
—Oh tranquila querida, por Ezequiel sé que eres una buena secretaria, no
te preocupes…él ya volverá –sonreí, asintiendo.
Este era mi as bajo la manga. Max era el hijo del jefe, no había
aparecido jamás en el edifico y nadie lo conocía mucho, por lo tanto, nadie era
capaz de dar un solo voto de confianza a como realizaba su trabajo, además, era
joven, claro, para los demás; aun así, Max solo era un chico que había
conseguido todo demasiado fácil, no comparado con los demás propietarios de las
demás empresas que apadrinaba Blake ltda. Ellos eran gente mayor, personas a
las que les había costado bastante levantar sus actuales imperios. Había
aprendido bastante en estos meses trabajando.
—Se extraña montones por aquí al Sr. Ezequiel, pero estará por un tiempo
de vacaciones, las necesitaba ¿no cree?
—Así es, este trabajo te consume de una forma increíble, tú —dijo
dirigiéndose a Max –debes aprender a mantener el equilibrio en tu vida personal
como laboral, sé cuidadoso o sino terminarás siendo absorbido por esto –Max lo
miró y asintió.
—Gracias por el consejo, tendré muy claro que en mi vida personal
mantendré un equilibrio —al decir eso, me miró –hay que tener bastante
disciplina en este ambiente –tragué saliva al ver su expresión pero no me
cohibí.
—Entonces ¿necesita algo más Sr. Blake?
—Este negó — ¿Y usted Sr. Anderson? ¿Un café, té o algo que necesite?
–el señor me sonrió amablemente.
—No te preocupes querida, que yo quiero terminar esto luego e irme a casa
–asentí y salí de la oficina como una ganadora.
Max me había tratado de humillar y no le resultó, creo que tendría que
comenzar a comportarme de esta manera para que él no me siguiera tratando como
un trapo sucio al cual podía utilizar cuando se le diera la reverenda gana.
Me senté para poder ver el email de Teresa pero Max me interrumpió cuando
cerró la puerta de su oficina.
—Ten mucho cuidado Green, estás jugando con fuego, estoy siendo paciente
solo porque tu comportamiento es inmaduro, pero vas a colmar mi paciencia –levanté
tranquilamente mi mirada. Max estaba apoyado con ambas manos en mi escritorio,
mirándome furioso.
— ¿Sabes qué el Sr. Ezequiel jamás deja a sus clientes solos? Eso no les
da confianza a ellos, deberías aprender más de él –dije sonriendo.
—No me vendrás a decir tú qué hacer, una simple secretaria que no tiene
nada –realmente no me afectaba nada de lo que decía, eso era mentira. Él me
había quitado todo.
—Creo que deberías volver adentro –seguí mirando hacia la pantalla para
por fin leer el correo de Teresa, pero Max me dejó helada ante lo que hizo.
Dio un golpe al monitor de tal forma que lo quebró como si fuera solo un
pedazo de cartón, haciendo que sonara de una forma que logró que en menos de un
segundo quedara pegada a la pared del salto que me provocó el susto.
—Ten cuidado conmigo –dijo mirándome a los ojos, provocando que corriera
una gota de agua fría por mi espalda.
— ¡¿Qué ha sucedido?! –dijo el Sr. Anderson, llegando a donde nosotros,
asustado.
—Nada, solo que ha venido un alza del voltaje –dijo Max mirándolo
preocupado –ha hecho que rompa el monitor —dijo negando.
—Dios ¿está usted bien? –dijo mirándome. Asentí asustada, aun recordando
como de un solo movimiento Max rompió el aparato, esa pudo ser mi cabeza.
—Exacto –dijo Max mirándome — ¿Estás bien? –su mirada preocupada, su tono
de voz interesado solo me dieron la evidencia clara de cuan cínico podía llegar
a ser este vampiro.
—Sí.
—Espero que no se vuelva a repetir y de una forma más peligrosa –dijo
mirándome. Tragué saliva y asentí –muy bien, sigamos con esto –dijo Max yendo
hacia su oficina.
—No, claro que no, volveré otro día ¿podrías meterme en su agenda? –preguntó
el Sr. Anderson mirándome.
—C-Claro, no se preocupe –él me miró apenado.
—No te asustes, gracias a Dios no ha pasado nada malo –miró a Max –ahora
usted se puede encargar de arreglar esto, que esté muy bien –se percibía que a
él no le agradaba nada mi jefe, lo que me alegró. Max era un hombre para no
confiar.
—Arregla esto –dijo Max apuntando hacia el monitor y entrando hacia su
oficina cuando quedamos solos.
El resto de trabajo fue llamar a Arthur para ver si podía traer un
monitor este mismo día, claramente llamé primero a Jennifer comentándole lo del
alza de voltaje, ella intercedió por mí para que llegara un nuevo monitor a las
horas después de lo que hizo Max, era mejor eso que esperar días a como
usualmente estábamos acostumbradas. Pero no todo fue malo, desde que Max rompió
el monitor no salió más de esa oficina hasta la hora del almuerzo, donde yo
escapé antes para no tener que verlo.
—Entonces –dijo Sophia como que no quería la cosa –bajaste sola….en el
ascensor —me sonrió bastante orgullosa por lo que había hecho.
—Lo más probable es que tu novio esté involucrado en eso ¿no? –dijo Jennifer
mirándome sonriente.
—Hola a todas –dijo Arthur sentándose con su bandeja para después darle
un tierno beso en los labios a Jennifer.
—Hola amor –lo saludó ella mirándolo toda enamorada.
—Por lo visto, solo duramos un almuerzo con el jefe ¿no? –dijo Arthur
mirándonos. Asentí, gracias a Dios Max no había venido esta vez, no quería
verlo, me daba miedo, lo que hizo en la oficina me dejó bastante asustada.
—Lizzie –dijo Sophia mirando hacia
detrás de mí. Sentí como un escalofrío recorría mi espalda.
—Sr. Blake –dijeron mis tres amigos. Me giré y quedé mirando mal a Max.
— ¿Qué sucede? –él enarcó una ceja.
— ¿Es que no te puedo acompañar mientras almuerzas? –se sentó a mi lado.
Miré a Sophia y ella tenía el ceño fruncido al ver la escena.
—Claro que puedes —dije sonriendo ahora para que ella no comenzara a
sospechar, no quería un interrogatorio sobre todo lo que sucedía entre nosotros
porque me pondría a llorar y descubrirían toda la verdad.
Miré a Jennifer y ella realmente no estaba contenta con esta visita, creo
que el hechizo de Max Blake se estaba acabando. Los más probable era que ella
supiera que algo estaba pasando con Emily, ya que ella era su jefa, pero Jenn
no me podría decir nada, tenía que ser fiel a su jefa más que a su amiga, era
comprensible, aunque personalmente le confesaría la verdad si estuviera en mi
situación.
—Entonces –dijo Max — ¿irán hoy al departamento con Lizzie? –eso me
pareció bueno. Habíamos quedado de acuerdo ayer, supuse que Max dio la idea
para que ellas no pensaran mal de nosotros y comenzaran a confiar.
—Si –dijeron ambas.
—Se pueden ir hoy con nosotros, no hay ningún problema.
—Yo me iré en mi auto –dijo Sophia, que no tenía una expresión muy
agradable hacia Max.
—Y yo con Sophia –dijo Jennifer. Sonreí, por fin mis amigas estaban
abriendo los ojos, esto con Max era demasiado raro, no era común en mí tomar
decisiones de este estilo, ir a vivir con un hombre sin decirles nada de él, cómo
me hace sentir o lo que se suele decir cuando estas con un chico.
—Muy bien –dijo Max sonriendo –le haría bien a Lizzie tener a sus amigas
en casa, sigue incómoda porque le pedí que se mudara conmigo.
—Debes sentirte sola –dijo Sophia mirándome.
—Un poco, pero hoy irán ustedes así que no habrá problemas –en ese
momento pensé ¿Cómo no se darían cuenta de que dormía en otra habitación, donde
tenía la ropa y mis cosas?
—Muy bien, los dejaré solos para que no se incomoden conmigo aquí y
puedan hablar mal de sus jefes sin problemas –dijo con una sonrisa arrebatadora
y un tono de voz demasiado agradable, que hasta Arthur rió con lo que dijo Max.
Miré a las chicas y me di cuenta de que se habían sentido mal. Rodeé los
ojos.
—No es necesario, se puede quedar –dijo Jennifer.
—No, dejaré a Lizzie tranquila que hoy fue un día difícil para ella –sin
previo aviso se acercó y pasó levemente sus labios por mi mejilla.
Eso había sido extraño. Lo quedé mirando aun sorprendida mientras él se
iba tranquilamente, despidiéndose de los chicos.
—Es tan raro Lizzie —dijo Jennifer, pero no le respondí nada ya que me
sorprendió la mirada que dio Sophia y Arthur, como si la quisieran hacer
callar.
—Bueno, entonces nosotras llegaremos un poco más tarde –dijo Sophia
volviendo al tema de ir al departamento de Max.
—Bien.
— ¿Cómo va el nuevo monitor? –dijo Arthur mientras comía. Solo esa
pregunta hizo que no volviéramos a hablar de Max, pero no pasó desapercibida
las miradas que recibió Jennifer por parte de su novio y mi amiga, eso tendría
que aclararlo hoy mismo.
El resto del día se convirtió tranquilamente en trabajo, no me relacioné
con Max durante todo ese tiempo hasta que salió de la oficina para quedar
mirándome mientras apagaba el monitor, eso me hizo recordar la escena de esta
mañana y sentí escalofríos en mi cuerpo, ese vampiro estaba enfermo.
No hablamos nada durante el trayecto a su departamento, lo que me hizo
más ameno el viaje, siempre que hablaba con Max era solo para discutir y darme
cuenta que no tenía control en mi vida. El silencio servía para esconderme de
lo que me estaba pasando y funcionaba.
Me fui directo hacia la habitación para poder cambiarme de ropa, estaba
cansada con los tacos, por lo que solo me quedé con unos jeans, una camiseta negra y unas
sandalias bastante cómodas que tenía hace años, me sentía bien al tener mi ropa
aquí.
Me dirigía hacia la puerta, cuando Max entró.
—Hoy vendrán Sophia y Jennifer –dijo como si no supiera que mis amigas
vendrían –no podrás salir a ningún lado con ellas, tendrán todo lo necesario
aquí, yo no las molestaré, pero te advierto que no comiences a hablar de más ni
tampoco ha hablar mal de mí, sabes que están comenzando a pensar un poco más
sobre lo que ocurre entre nosotros y te he dejado en claro lo que sucederá si
ellas saben algo…ya no solo está incluida Sophia dentro de mi advertencia.
—Tu amenaza querrás decir –dije mirándolo directo a los ojos. Estaban
negros.
—Tómalo como desees, solo quiero que sepas de lo que estoy hablando.
—Lo hago claramente, tu espectáculo con el monitor me dejó todo muy claro.
—Muy bien entonces —dijo para después salir de la habitación.
Me tomé unos minutos para volver a salir de la habitación porque no me lo
quería encontrar, lo más probable era que ahora él saldría para acostarse con
cualquier zorra que encontrara en esos pub que visitaba.
Salí hacia a la sala y quedé sorprendida al ver más personas ahí, eran
parte del hotel, dejando muchas cosas para comer en la mesa. Saludé a quienes
arreglaban todo y quedé mirando y tomando una que otra cosa para comer, ya que
tenía hambre.
Solo pasaron unos minutos antes de que llegaran las chicas cuando todo el
personal se fue.
— ¡Es hora de disfrutar! –grito Jennifer levantando unas bolsas, miré
mejor y pude notar que era alcohol.
—Jennifer, no grites –dijo Sophia riendo.
—Hola –dije abrazándola a ambas, esto era increíble, no me sentía para
nada incómoda en este piso al tenerlas cerca –has traído algo para beber –dije
mirando a Jennifer. En las cosas que Max me había encargado no había ni una sola
gota de licor, lo que me llamó la atención.
—Sí, es necesario para que sueltes la lengua y nos comentes mejor todo
esto de Maximiliano Blake y tú –dijo Jennifer sonriendo. Tragué saliva
nerviosa, no podría tomar hasta quedar en ese estado, porque las pondría en
peligro.
—Muy bien, es noche de nenas –dijo Sophia.
Por fin, una noche de chicas donde estaría más tranquila de lo que he
estado en todos estos días. Solo tendría que preocuparme de no ser influenciada
por Jennifer y comenzar a tomar más de la cuenta.
Eso lo podría manejar.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarOhhh no será que Max solo esta pensando en aparecer cuando estén borrachillas???
ResponderEliminarNo me gusta que Max la trate de esa forma, como si fuera reemplazable, o un estorbo... aunque todavía falta para que le den una buena lección, no???
Besos gigantes!!!!
XOXO
Ya quiero que lizzie le ponga un hasta aquí
ResponderEliminarBasta de tanta crueldad
Que ya lea ese correo!!!! Lo necesita!
ResponderEliminarAmo cuando Lizzie se pone rebelde y se sale con la suya y sobretodo que haga enojar a Máx es tremenda la mujer.
Besos!