2018
Observé como
aparecieron los dos agentes, a las afueras de casa. Pude notarlo desde la
terraza, era un día nublado y la playa estaba gris. Me fumaba un cigarrillo
cuando un segundo después dos personas aparecieron de la nada, vestidos de
abrigos negros.
Seguí fumando
mi cigarrillo y pensé en los acontecimientos del ultimo día.
Ella se había ido,
alguien más se había alejado de mi vida sin poder controlarlo, aunque esta vez
fue por voluntad propia. Creo que algunas personas simplemente no pueden recuperarse
cuando han perdido alguien importante en su vida.
Su nombre era Fleur,
completamente diferente a todas las parejas que había tenido en mis largos y
eternos años de vida. Tenia la esperanza de que ella fuera la indicada para poder
hacer latir mi corazón de nuevo, sin embargo, no fue así, simplemente se terminó
aburriendo de mí. No la puedo culpar, actualmente no soy la persona más accesible
de este mundo.
-Soleil LeBlanc
-dijo uno de los agentes, cuando ingresó a mi hogar y se acercó a la terraza,
donde me encontraba.
No giré a
verlos, sin embargo, ya sabía que era una pareja. Así se trabaja en esa profesión.
-Por orden de la
Asociación Cronos, usted queda bajo nuestra custodia -dijo el hombre, dando
unos pasos hacia mí.
- ¿Bajo cuál acusación?
-susurré, después de darle una ultima calada a mi cigarrillo y dejarlo caer
hacia la arena.
Observé por un
segundo el reloj de arena tatuado mi brazo, era pequeño, solo una marca de ser
perteneciente a cierto grupo de personas.
-Sol…
Pude reconocer
de inmediato a la agente, su nombre era Alba y habíamos coincidido en algunos
trabajos, muchos años atrás.
-Se te acusa
por la desaparición de Fleur Curie, tu ultima pareja ¿no es así?
Fue lo
necesario para girarme a verlos, sorprendida. Solo ayer había visto a Fleur.
-Eso es
imposible, solo ayer estuvo aquí.
-Esta la
tercera persona involucrada en tu vida que desaparece en estas ultimas décadas,
por eso mismo la Asociación debe tomar cartas en el asunto.
Alba dio un
paso hacia mi y en cosa de un segundo pude sentir como las esposas de cristal
azul se apoderaban de mis muñecas.
-Sabes que no
quiero hacer esto -dijo ella.
-Dime que le sucedió
a Fleur -la miré exigiendo una explicación. No podía llevarme así como si nada.
-Ha
desaparecido del Tren de Engranaje -dijo el agente, sin dar mayores detalles -ya
has estado involucrada antes en estos sucesos. Se pide tu presencia ante el Presidente
de Cronos.
Todos éramos parte
del Tren de engranaje que movía este universo y lo habían llamado de esa forma
solo porque Cronos, obviamente, era una asociación obsesionada con el tiempo. Manejada
por personas que para ellos el tiempo solo era algo relativo.
-No puedes, Alba
-dije mirándola directamente a ella -debes liberarme para poder buscarla.
-Esta vez no tendrás
las libertades del pasado -susurró, mirando hacia otro lado -no después de lo
sucedido. Es mejor que no perdamos más tiempo.
Se acercó y
conectó un dispositivo a mis esposas, fue lo último que supe.
Los viajes del tiempo
jamás han sido mi debilidad. Siempre termino con una jaqueca horrible y solo
soy un bulto de ser humano. Es por ello por lo que no se les hizo nada difícil llevarme
a una de las habitaciones destinadas para sospechosos.
Era negra y
tenia un gran reloj en el centro, una cama, un baño y un armario. Nada del otro
mundo.
-Te quedaras acá
hasta que el Presidente te llame para testificar.
Alba cerro la
puerta, pero antes tiro un paquete de cigarrillos que quedaron en la cama,
junto a una caja de fósforos.
-Gracias.
Fue lo único que
pude decir, ya que perdí el conocimiento. Dormir no era algo que me encantara
porque siempre traía malos recuerdos y justo en este momento, no podía escapar
de ellos, no cuando no podía siquiera despertar a voluntad y mucho menos
controlar las imágenes que venían a mi cabeza. Malditos recuerdos llegaron a mi
subconsciente.
1901
Estaba fumando un cigarrillo, en la terraza
de casa, mirando el oleaje. El sol brillaba y una brisa tibia desordenaba mi
negro cabello. No pude evitar sonreír cuando sentí unos brazos rodearme la
cintura.
- ¿Qué haces, amor mío? -susurró él, en mi
oreja. Su voz era profunda y no pude evitar sonrojarme por recordar la noche pasada.
-Solo observando como juega Eve en la playa.
Bruno era mi esposo y llevábamos años
juntos, después de haber vivido una pesadilla, el amor nos había encontrado. Teníamos
una hermosa hija, de seis años que amaba jugar en la playa.
Me giré para poder observar al hombre que tenía
junto a mí. Sus ojos verdes me miraban sonrientes, al igual que sus labios.
- ¿Qué sucede? Te veo pensativa -pasó su
dedo índice por mi nariz.
-Solo no puedo creerlo -susurré, mirando el
tatuaje en mi brazo derecho. Ese maldito reloj -que hemos tenido este tiempo
para nosotros.
Era feliz, completamente.
2018
Desperté y me senté
con dificultad en la cama. Poco a poco me puse el uniforme gris que tenían para
mí, una prisionera. No pude evitar sentir como todo a mi alrededor giraba y no
era debido al viaje, sino a los recuerdos.
Cerré mis ojos
mientras las lágrimas caían al recordar la familia que tuve y perdí.
-Ex agente Soleil
LeBlanc -se abrió la puerta, dejando entrar a Leo, el agente que vino con Alba
a buscarme -debe acompañarme para testificar ante el Presidente por las
desapariciones de Bruno Schulz, Eve Schulz y Fleur Curie.
Me puse de pie
y sequé las lágrimas que habían escapado.
-Nadie escapa
de Cronos sin pagar -dijo él, con el ceño fruncido.
Nota autor: que increible, ya ni siquiera sé si me da escribir pero necesito escribir estas pequeñas ideas, porque siempre estoy soñando con ellas.
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