“Preguntas”
—Hazlas… —dijo apoyándose en la ventana.
—Dime qué eso es de “Elska Evige” –él suspiró.
—James hablando de más, eso es –enarqué una ceja, no estaba cooperando –es
un término para denominar a personas como tú, que tienen la sangre indicada
para cierto vampiro. Para mí eres especial como lo has notado, así se le llama
al portador de dicha sangre.
— ¿Cuántas como yo has tenido? ¿Qué edad tienes?...eres una momia –dije
recordando mi conversación con Ezequiel.
—Tengo veintisiete años, pero bueno estoy aquí hace más de mil años.
—Una momia —dije haciendo una mueca.
—Una momia que hace que tengas varios orgasmos en una noche y que te hace
gritar bastante ¿no? –lo miré enojada mientras sentía como mis mejillas se
sonrojaban.
— ¿Cuántas antes?
—Una más, aunque murió hace ya un tiempo.
— ¿Les hiciste lo mismo que a mí? –él me quedó mirando sin decir nada por
unos segundos. Podía notar como los músculos de su cuerpo se tensaban.
—Eso fue cuando era muy joven aun, la maté al segundo de tenerla en mis
brazos.
—Eres un asesino Max Blake, me pregunto cómo puedes dormir cada noche.
—De la misma forma que duermes tú después de acostarte conmigo, creo que
tu conciencia tampoco debería dejarte dormir.
— ¡Como te odio! –dije poniéndome de pie.
—Cuida tu tono Green, recuerda con quién hablas, estás saliendo favorecida
de mi humor por las mañanas.
No había caso, este vampiro era un bastardo, mejor era concentrarnos en
lo que era importante.
—Dime qué le dirás a mis amigas —él rió de forma altanera.
—Eso es una sorpresa, pero a lo referente con Sophia –dijo sonriendo de
forma diferente.
— ¡No te atrevas a tocarla asqueroso! ni a Nathalie o Jennifer, te lo
advierto, ningún contrato me hará callar, ten cuidado —escuché como gruñía y de
un movimiento se acercó hasta donde me encontraba y me estampó contra la
ventana, tomándome del cuello.
—A mí no me amenaces Elizabeth, que eso te quede claro, vas a tener que
empezar a cambiar tu actitud porque te queda un largo periodo conmigo y si
sigues así, lograrás que tu cerebro quede en mis manos —lo miré asustada.
—Suéltame —él negó.
—Creo que tus preguntas acabaron por ahora —dijo para después estampar
sus labios en los míos, relajando su agarre en mi cuello, pero no soltándome
del todo.
—No me muerdas —dije cerrando los ojos cuando se separó.
—No, no me apetece tu sangre en estos momentos —dijo apoyando su cuerpo
contra el mío. Dios, Max iba a provocar que mi cabeza explotara por la lucha
que tenía mi cuerpo y mente –me apeteces tú.
Tomó mi rostro con muy poca delicadeza y me besó, apoderándose
completamente de mí. No podía negar que me estaba manipulando mentalmente
porque era imposible que por mi parte cayera rendida ante él, sin siquiera
poder luchar como debería.
Dejé caer mis brazos, sintiendo como mi corazón comenzaba a latir más rápido
al sentir que mordía mi labio con bastante fuerza, haciendo que inevitablemente
gimiera por su acción. Solo como instinto llevé mis manos a su torso, pero él
las tomó con fuerza y las dejó sobre mi cabeza, con demasiada facilidad para mi
gusto.
Me miró y sonrió para después negar de una forma que hizo que me quedara
mirándolo hipnotizada. Demonios, este bastardo tenía aquel poder sobre mí que
no podía controlar ni aunque luchara como la primera vez.
—Basta de tanto pensar, me distraes —dijo para plantar sus labios contra
los míos de nuevo, provocando que perdiera toda razón.
Me removí bajo su cuerpo cuando se separó de mí para apoderarse de mi
cuello, siempre que hacía eso me ponía nerviosa, pensaba que me iba a morder.
—Quizás lo haga…me estas tentando, así que deja de pensar –cerré los ojos
tratando de no pensar en lo mal que estaba esto, porque no había caso, si de
todas maneras se metería ente mis piernas.
Max comenzó a pasar su mano por debajo de mi camiseta de seda, dejando
una marca de fuego en cada roce suyo sobre mi piel. Todo fue duplicado cuando
sentí que tomaba mi seno izquierdo en su mano, pero no hizo nada más, saco
rápidamente su mano y tomó mi camiseta por la parte superior y partió esta en
dos, dejando completamente expuesto mi pecho para él.
Me volvió a mirar de esa forma malvada y después solo me concentré en
sentir su lengua envolviendo mi pezón, provocando que me moviera, tratando de liberar
mis manos para poder sentir su piel. Solo ese pensamiento hizo que soltara mis
manos y pellizcara con rapidez mi pecho libre de su boca.
Enredé mis manos en su cabello desordenado, pero no pude sentirlo por
mucho tiempo ya que rápidamente Max llevó sus manos a mi cadera y me hizo girar,
dejándome entre la ventana y su cuerpo. Pude sentir que ya no llevaba su
pijama, ya que sentía su erección contra mi trasero.
Recién cuando me giró de esa forma me pude dar cuenta que alguien nos
podría ver desde un edificio vecino.
—Max —dije con un susurro ya que me costó bastante concentrarme al sentir
sus besos en mi cuello — ¡Max!
Grité al sentir como metía su mano por mi short y recorría aquella zona
tan íntima de tal manera que me costó concentrarme, más cuando sus dedos
encontraron aquel punto tan sensible de cada mujer.
–Alguien puede ver –no tenía la menor idea de cómo pude formar aquella
frase con Max moviendo sus dedos de forma magnífica mientras que besaba mi
cuello
¡Maldito cuerpo que no me respondía cuando él me tocaba!
—Como si me importara –empujó contra mi haciendo que saliera de mis
labios un gemido bastante alto –Y a ti tampoco, no te hagas la santurrona –dijo
para comenzar a mover su mano más rápido. No sé si sea cierto, pero Max tenía
un don en esto, aunque había sido el único hombre con el que había tenido
relaciones sexuales — ¡demonios! –Dijo ahora dándome vuelta, mientras mi pecho
subía y bajaba porque me tenía en otro nivel, mi cuerpo estaba ardiendo por su
culpa — ¡Ni siquiera en tu cabeza te callas! –no pude decir nada ya que llevó
sus labios de nuevo a los míos, tomándome de mis muslos y haciendo trizas el
short, provocando que gritara por la sorpresa.
Lo quedé mirando seria ¿Por qué tenía que romper todo? Él sonrió de esa
forma tan sensual que tenía y rodeó mis muslos mientras se apoderaba de mi boca
de nuevo, moviendo su lengua tan fría con la mía, solo hacía que tratara de
besarlo más y más.
Me levantó con una facilidad que aun encontraba increíble y al rodearlo
con mis piernas, entró en mi cuerpo de una sola estocada.
—Dios… —dije cuando tomó mi cadera y me elevó para después entrar más
profundo en mi cuerpo.
—Ahora la gatita se queda callada –dijo para volver a arremeter contra mi
cuerpo.
Dejé mis manos en su cuello para apoyarme en él. Verlo sonriendo como lo
hacía mientras me embestía comenzó a volverme loca, acerqué su rostro al mío y
sus labios solo hicieron todo aun mejor.
¡Realmente no sabía qué tenía Max que provocaba esto en mí! Mordí con un
poco más de fuerza su labio al sentir que entró en mi cuerpo de forma brusca,
haciendo que chocara rudamente contra la ventana.
Max se separó de mí y miró hacia abajo mientras seguía penetrándome, eso
no me agradó, por lo que tomé de nuevo su rostro, lo quería seguir besando pero
él me esquivó. No me importó porque necesitaba sus labios…demonios ¿dije
necesitaba?
—No —cuando dijo aquello pude notar que sus colmillos estaban afuera ¿los
estaba escondiendo de mí? Esta era la primera vez que los veía a la luz de día,
era raro.
—Demonios —dije para no tomar en cuenta su advertencia y lo volví a
besar.
Pasé lentamente mi lengua por uno de sus colmillos y creo que eran
bastante sensibles porque se comenzó a mover más fuerte y más rápido,
haciéndomelo duro. Sus besos se volvieron más voraces apoyando su frente contra
la mía mientras trataba de gemir al sentir sus embestidas de una forma que
ahora sentía mi corazón en mi cabeza.
Mi cuerpo comenzó a tensarse, como si todo lo que me rodeara estuviera
causándome algo de placer.
—Max… —dije separándome de él, mirando ahora hacia el techo y sintiendo
como mi cuerpo se liberaba de una forma que antes no había hecho, al mismo
tiempo que Max gruñía en mi cuello, pensé por un momento que me iba a morder,
pero no fue así.
El vampiro salió de mí y pude apoyar mis pies sobre el suelo. Me quedó
mirando mientras yo me iba desvaneciendo apoyada en la ventana, sintiendo como
todo mi cuerpo estaba demasiado sensible. Lo mire sin decir nada.
—Espero que tus dudas hayan quedado claras…por lo menos algunas –dio
media vuelta, recogió su pantalón, el
que dejó sobre su hombro y se fue caminando hacia no sé donde, la verdad es que
no podía pensar en nada más que en el orgasmo que acababa de tener, aun no estaba
recuperada y no lo estaría por unos largos minutos.
Mi cabeza de a poco fue volviendo a su lugar y me apoyé en mis manos para
ponerme de pie porque literalmente estaba casi desnuda. Solo los trapos de mi
pijama color celeste era lo único que me cubría, un poco.
Quedé mirando un tanto distraída todo lo que me rodeaba, escuché como
sonaba el ascensor y creo que era la voz de Thomas la que siguió después de
eso.
—No avances un paso más, Thomas Scott –dijo Max en el límite donde
terminaba la cocina, un paso más de Thomas y me vería en este estado deplorable.
Ya asustada y despierta noté que Max estaba vestido de forma bastante
casual.
—Tápate los ojos en este instante –llegó a mi lado y en menos de un
segundo me rodeó entre sus brazos, tomándome entre ellos para después en un
segundo aparecer en la cama sentada –No puedes andar desnuda como si nada –dijo
frunciendo el ceño.
Lo quedé mirando en estado de shock, primero porque había viajado a súper
velocidad vampírica y segundo porque ¡él era el maldito culpable por hacer
trizas mi pijama!
—Espera aquí —dijo mirándome un poco más de la cuenta para salir de la
habitación.
Me fui rápidamente al baño y saqué la bata que estaba colgando, me tapé
con esta. Al salir del baño Max me estaba mirando enojado desde el centro de la
habitación.
— ¿Qué deseaba Thomas? –dije confundida.
—Lo había citado para hoy, pero tuve que decirle que viniera más tarde —lo
quedé mirando esperando a que dijera algo más porque para mí esta conversación
había terminado –debes tener cuidado de andar desnuda por el departamento
–enarqué una ceja.
—Es tu culpa lo que pasó hace un rato…no tenías por qué romper la ropa —él
me quedó mirando sin decir nada.
Suspiré, no tenia ánimos de discutir. Di media vuelta para ir al armario,
sacar algo de ropa y darme un baño.
—Te llevas muy bien con Thomas ¿no? –dijo apoyado en uno de los grandes
espejos, justo al lado del que me permitía entrar al armario.
—Si –dije pasando por su lado y sacando unos jeans negros con una
camiseta blanca de tiras y un sweater, hacía frio.
—Él nos llevará todos los días al trabajo –fruncí el ceño.
— ¿Me iré contigo? eso no es apropiado.
—Te irás conmigo y punto –rodeé los ojos. Max me recordaba a cierta
persona en la que no quería pensar.
—Está bien –dije cansada, no quería discutir.
—Excelente –al decir eso se fue hacia la puerta y salió de mi vista.
Me fui a la ducha y me relajé, aun no estaba en mis optimas condiciones,
Max me dejaba muerta, esta era la primera vez que lo hacíamos en el día, donde
no tenía las largas horas de la noche para poder descansar.
Esta vez tendríamos que convivir, era domingo y no había nadie más por
aquí.
Fui tranquilamente a la habitación de Max, donde podía escuchar que
estaba. Toqué y esperé a que abriera, pero no lo hizo, así que no me importó y
abrí la puerta yo misma. Estaba tocando en el piano.
Me acerque hasta él y me apoyé en el gran instrumento para que me pusiera
algo de atención. Ya que estaba muy concentrado tocando una melodía a la cual
no puse atención ya que quería salir de aquí tan pronto como fuera posible.
—Dime –dijo dejando de tocar.
—Cuál es la sorpresa de mañana, necesito saberlo, sabes que hablé con
Sophia el viernes –dije seria. Recién en
ese momento él me observó, con aquella expresión fría que me daba a entender
que deseaba esconderme información.
— Quieres decir cuando le fuiste a llorar a tu amiga Sophia –fruncí el
ceño.
—Lo siento, a diferencia tuya, los humanos tenemos emociones y estar
secuestrada sin duda te tiene al límite.
—Mañana lo sabrás –dijo poniéndose de pie para ir a la ventana y sin
tomar atención a mis palabras –has investigado bien ¿no? –fruncí el ceño sin
entender.
— ¿De qué hablas?
—Mi segundo nombre es Daven –lo
miré con los ojos bien abiertos.
—Yo no pronuncié ese nombre, dije David.
—Es prácticamente lo mismo, de donde provengo David procede de Daven –no
podía creer que le haya apuntado al nombre… pero ¿de dónde era originario
Maximiliano?
—Eso fue una gran coincidencia –él
se giró a verme y se apoyó en la ventana, sin decir nada por unos segundos. Hoy
se estaba dedicando a mirarme más de la cuenta –yo no te investigué Max ¿Por
qué? ¿Tú lo has hecho? —él me miraba sin decir nada.
Cansada de su indiferencia me senté en el banquillo del piano.
—Necesito que me respondas lo que quiero Max.
— ¿Es qué quieres que te lo haga de nuevo? –suspiré, siempre tenía que
llevar todo a un plano sexual.
—Max –dije cansada, él bufó y me hizo una seña para que siguiera hablando
–No entiendo esto de la sangre ¿es qué terminaré enferma porque bebes de mi?
¿Cómo es eso de que tengo tu sangre?
—Cada humano tiene su propio
aroma, el tuyo es mi aroma favorito… solo estar cerca hace que me de sed – “Elska Evige” ¿Qué quería decir eso? ¿Qué significaba? –Eso
no lo entenderías –dijo ante mis pensamientos –es un idioma que no está dentro
de tus conocimientos.
— ¿Cuál es? ¿Cuál es mi aroma? –me quedó mirando desconfiado y muy serio
por unos segundos.
—Mmm… en esta época, podrías relacionarlo al olor de un bizcocho en el
horno –pasó su lengua por los labios.
— ¿Un dulce? –dije enarcando una ceja. Pensé que era otro, no sé,
chocolate o algo más masculino.
— ¿Tú elegiste a los desagradables de tus padres? –lo miré sorprendida
por lo que dijo. Negué –bien, nadie elige este estilo de cosas.
—Bien —dije tratando de no decirle un montón de insultos por lo que dijo,
era obvio que él si había investigado mi vida — ¿Por qué no soy un vampiro, si
me has mordido?
—Porque eso tiene un método, el cual no te diré, pero no es solo
mordiendo a las personas —sonreí, por lo visto podría seguir siendo humana.
Me removí un tanto inquieta, en el momento que no estoy con él, tengo
muchas dudas pero ahora no se me venía ninguna a la mente.
—Te podrías mover de ahí —me puse de pie, por lo visto era un maniático
con sus cosas también.
—Puedes leer mi mente —él asintió –pero Ezequiel dijo que tenías otro
poder en mí, no recuerdo bien lo que dijo.
—Te puedo manipular a través de tu mente, eso es porque eres mía. Ya lo
has experimentado y estoy muy seguro de que te gusta, es por eso que no te
puedes controlar cuando estoy contigo. Eres muy fácil de manejar ¿sabes?
—Pero eso es injusto, yo no tengo ningún beneficio contigo –él no me dijo
nada, rodeé los ojos — ¿Qué más puedes hacer, siendo vampiro?
—Ya viste la velocidad, la fuerza…beber sangre humana –eso no era nada
beneficioso –tener increíble sexo –no dije ni pensé nada en ese momento.
— ¿Qué más puedes hacer en mi mente? –Él sonrió perversamente.
—Eso lo sabrás más adelante —esquivé su mirada.
—Bien, supongo que eso es todo lo que se me ocurre ahora, pero Max ¿Cuándo
seré libre? ¿Cuándo me podré ir de aquí? –él volvió a sonreír.
—Elizabeth, pensé que eso te había quedado claro… —fruncí el ceño
negando, sin entender –Nunca, no hasta que me canse de ti.
Me quedé de una pieza mirándolo ¿estaba hablando en serio?
–Sí, hablo en serio.
—No —dije sintiendo como mis ojos se llenaban de lágrimas.
—No llores, me desagrada cuando haces eso — ¿Qué esperaba que me quedara
así como así mientras él se robaba mi vida? — ¿Sinceramente? Si, ustedes los
humanos son tan débiles, sobre todo las mujeres, tan sensibles —dijo,
molestándose y respondiendo a mis pensamientos.
— ¿Ustedes los humanos? –Dije mientras mis lágrimas comenzaron a caer — ¿es
que tú no lo fuiste en un tiempo?
—Algo que saqué de mi memoria, no es algo importante –tomé aire para
dejar de llorar, pero me era imposible.
—Gracias por responder mis dudas —dije girándome para salir de ahí, pero
al darme cuenta Max estaba ahora apoyado en la puerta.
—No pienses en hacer algo para escapar Green porque quien lo pagará será
una de tus amigas o amigos… ¿has escuchado?
—Si —dije fríamente y saliendo de su vista.
Me fui directo a la habitación, cerré todas las cortinas y me metí a la
cama. No tenía ánimos de estar en este
lugar, no tenía ánimos de dar un paso más sabiendo que esos pasos ya no era
míos, sino de Maximiliano Blake. Estaba perdida.
Pobrecitaaaaa, siento la demora, es que estoy a un par de turnos de terminar mi internado y luego tengo mi examen de titulo.
Siiii! pobrecita... pero bueno, aunque Max no le diga las cosas completas, ya le ha dicho ciertas cosas!!!!
ResponderEliminarBesos gigantes!!!!
XOXO
Pobre, yo me suicidaria
ResponderEliminarTotal ya no sabria lo que pasa con mis amigss
Pobre, yo me suicidaria
ResponderEliminarTotal ya no sabria lo que pasa con mis amigss
Holaaaa
ResponderEliminarJajaja esta historia me encanta, es como la 3 vez que la leo, antes la leí en todo su explendor en fanfiction y me encanta jajaja
Me encanta mucho la historia y todo el enfoque que tiene, ojala no la modifiques, realmente tal y como te había quedado fue perfecta! Jajaja
Hay cosas que olvide (leí la historia hace mucho y llegue aquí gracias a que hable contigo por fb hace mucho rato) he releído tus historias y sigo un ángel caerá, además la de Lenardis, son geniales.
A decir verdad tu escribes genial, y estoy muy agradecida que nos dejes ger un trozo muy pequeño de tu mente, es genial
Espetó que tus turnos acaben pronto y finalmente tengas tu título JajajaJ en serio espero eso. Mi nombre Real es Daniela pero esto no me deja poner otro nombre que María -.-' somos tocayas jajaja espero que pondro podamos seguir leyendo esta historia.
Me imagino nuevos personajes y ahhhhh :O es increíble. Recuerdo algunas cosas pero se me enredan, y estoy emocionada por ver más progreso a la historia, realmente me encanta ES Y ERES FANTASTICA!!!
Sinceramente, mis felicitaciones y agradecimientos.
Daniela Quintero