“Rendición”
Eran las seis y media de la mañana
y Adam dormía plácidamente sobre el suelo, desnudo junto al cuerpo de Lilia,
quien tenía sus ojos bien abiertos. No había dormido ni un poco y aun no podía
creer lo que acababa de ocurrir. Ni siquiera le importaba estar tan incómoda
sobre ese suelo, pero sí que estaba preocupada por las consecuencias de no
haber detenido a su ángel caído.
Esa noche Lilia había descubierto
dos cosas: la primera era que su lado demoniaco la estaba manejando con mucha
fuerza como para no haberse detenido, aunque Adam le haya dicho lo contrario; y
su segundo descubrimiento era que… se había vuelto completamente adicta a Adam.
Se sentía pésimo por estar pensando
en cómo iba a sobrevivir sin los labios de ese ángel caído en vez de solucionar
el problema con la Azurita y el poder que tenía.