Remordimientos
Max
Subimos con Elizabeth en el ascensor a mi departamento, según el chofer
había un vampiro esperando por mí. Aun no entiendo como esos humanos la dejaron
entrar, lo más probable es que tuviera que dejarlos ir, trabajar con humanos no
es muy conveniente, pero son más barato.
Las puertas de esta “caja metálica”
como siempre pensaba Elizabeth, se abrieron y de inmediato un aroma envolvió
mis fosas nasales. Elizabeth dio un paso para avanzar, pero la detuve dejando mi
brazo delante de ella para que no avanzara, pero al sentir un movimiento en la
sala me olvidé por completo de ella, me dijo algo, pero no la escuche.
Avancé por el pasillo hasta llegar a la sala. Pude ver claramente como
ella estaba sentada en el sofá sonriéndome. Esto era un sueño, era imposible
que Luciana estuviera viva, ella…ella se había suicidado.
—Eres tú —fue lo único que pude decir, no salían más palabras de mi boca,
esto era imposible. Ella levantó su mano hacia mí.
—Querido –comencé a ver todas las imágenes que Luciana estaba recordando,
desde que éramos humanos hasta cuando fuimos vampiros. Pude ver que en sus
recuerdos y además por su aroma que era ella quien nos había espiado en la
cabaña con Elizabeth.
Escuché que me llamaban, pero deje de lado aquello, solo la miré a ella.
—Luciana –me acerqué a ella como si estuviera en algún trance y sin
ningún problema me acerque tanto que mi atención se fue a sus labios y como un
impulso tomé de su cuello con una mano y eliminé la distancia que nos separaba.
La besé como lo había hecho antes, ella no conocía a este nuevo Max y no
deseaba que lo hiciera, no se lo merecía. Ella entrelazó su mano libre con la
mía, le respondí con la misma caricia hasta que ella se separó de mí y me
sonrió.
—Ha pasado tiempo —fruncí el ceño.
—Tu deberías estar muerta –ella miró afligida hacia un lado.
—Lo sé y lo siento.
—No tienes por qué hacerlo, ya no hay motivo —ella me sonrió nerviosa.
—Lo hice para no hacerte sufrir, no te podía dejar diciendo que estaba
enamorada de otro –me alejé dando unos pasos hacia atrás.
— ¿Qué ha sucedido? –me removí un tanto incómodo, me estaba sintiendo
raro.
—Ha muerto —la miré extrañado –problemas con otro vampiro –ella frunció
el ceño, quedando pensativa — ¿Por qué no luces sorprendido? –levanté los
hombros, quitándole importancia.
Hice mi mano un puño cuando esa preocupación desagradable comenzó a
atormentarme, fue en ese momento cuando recordé a Lizzie. Miré hacia un lado y
ya no había nadie.
—Demonios.
— ¿Quién era esa humana? –dijo con voz suave, exactamente como la
recordaba.
—Mi Elska Evige –dije yendo
hacia la ventana.
— ¿Qué? Es imposible…tu mataste a tu Elska
Evige –mierda, Lizzie me había visto besando a Luciana, eso no iba ayudar
en nada a que deje de recriminarme por cada paso que doy.
—Mierda —dije sin saber qué demonios hacer, de seguro se fue a su
departamento…lo más probable es que llegue hasta allá con Thomas.
Eso me daba tiempo para evitar que mañana fuese a la casa de su padre porque
era imposible que fuera a esta hora.
—Ey —Luciana tomó mis manos haciendo que la mirara. Me alejé un poco de
ella… ¿Qué había hecho? ¿La había besado delante de Lizzie?
—Alto —la alejé con mi mano para que no se acercara otro centímetro a mí
— ¿Qué has hecho?
— ¿Yo? –Me miró preocupada –no sabía, yo no sabía que era una Elska Evige, menos la tuya.
— ¡Mierda! –dije caminando hacia el pasillo ¿Qué demonios había pasado?
¿Por qué mi cerebro quedo varado? Miré a Luciana enojado — ¿Es qué tienes algún
don? –Tensé mi mordida para no descontrolarme y estamparla contra la pared para
que me dijera lo que había hecho, estaba tratando de controlar mi temperamento
hace varias semanas —Dilo…
—Puede que un poco…
¿Qué había hecho? Hice mis manos un puño al sentir a Lizzie ¡maldito lazo
que había con las Elska Evige! Me
senté en el sofá sin poder tener la capacidad de mantenerme sobre mis piernas.
—
¿Qué sucede? –Luciana llegó a mi lado de inmediato. Tense todo mi cuerpo al
sentir como esto estaba acabando conmigo, demonios se sentía exactamente como
cuando Úrsula murió en mis brazos — ¡Max! — ¡mierda! ¿Es que Lizzie estaba en
peligro? Tenía que llegar a ella si es era así.
Me puse de pie….pero todo empeoró, al dar un paso el rostro de Luciana
fue lo último que vi antes de caer sobre el suelo y perder todo conocimiento de
la realidad. Estaba en problemas, un vampiro cayendo a la inconsciencia era
difícil de creer.
Abrí mis ojos y me senté de inmediato. Miré a mis lados y pude ver que
estaba James mirándome sin entender lo que sucedía. Estaba Tara a mi lado y
sentada sobre mi piano estaba Luciana.
— ¿Dónde está? –exigí saber. Miré a Tara, pero ella levantó los hombros —
¡¿Dónde está?! ¡La quiero aquí ahora mismo!
— ¿Dormiste? –preguntó James.
—Ni siquiera me lo preguntes, no tengo idea qué demonios pasó –los
vampiro no podíamos dormir, por eso James se veía tan sorprendido.
Le había hecho creer a Elizabeth
que lo hacíamos porque…sinceramente no tenía la menor idea del porque le había
mentido con eso o con todo lo demás, era claro que no le quería dar poder, si
sabía lo importante que era para mí, ahora sería más rebelde de lo que ya es,
pero esconderle que no dormía…dudo que le diera poder, simplemente me agradaba
verla dormir.
—James, búscala –él rodó los ojos, siempre con su actitud tan relajada,
con esa misma actitud tuvo la gran idea de asesinar a Noah Marshall.
Si ella se llegaba a enterar de aquello, estaría muerto…aún más, quizás
averiguaría como acabar con mi existencia y lo cumpliría, de Elizabeth se podía
esperar cualquier cosa y a pesar de que la noticia sobre aquella muerte me hizo
feliz por varios minutos luego pensé en las repercusiones con ella, Noah era
querido por ella, aunque sea a mi pesar…ella lo apreciaba y si llegaba a estar
con su padre, terminaría adorándolo por haber ayudado al viejo a solucionar sus
problemas de frustración y a proteger a Lizzie de mí, pero no creo que fuera a
donde su padre, ella de verdad lo odiaba.
—Max, siempre puedes contar conmigo, esa información ya la tengo. Ella
está en casa de su padre.
— ¿Qué?
—Siento haber provocado esto –dijo Luciana –de verdad que no tome
atención a la humana, tu no deberías tener otra Elska Evige –la mire e hice un puño mis manos, pero me tenía que
controlar, Luciana era una buena persona.
Quedé pensando en que iba hacer,
no se me ocurría nada, cada vez todo con Lizzie se iba arruinando, sin poder
controlarlo, mis mentiras se fueron haciendo cada vez más grandes hasta que
explotaron, destruyendo lo poco y casi nada que había avanzado con ella en la
cabaña.
Sé que no me había comportado de la mejor manera, pero era un vampiro y
todo lo que yo deseaba lo obtenía, por lo menos así había sido desde que me
convertí, claro está que eso se cumplió solamente hasta que conocí a Elizabeth…demonios,
esa mujer había hecho que mi mundo se diera vuelta y ahora estaba todo acabado,
la última esperanza había desaparecido.
—Renuncio —miré a Tara que llamó mi atención ante lo que dijo.
— ¿De qué hablas? –se puso de pie y me quedo mirando.
—Como escuchó, renuncio. No puedo creer lo que le ha hecho a Lizzie, ella
quien le dio de su sangre después saber que la estaba convirtiendo sin su
consentimiento, después de haber soportado todo lo que ha pasado durante este
tiempo. Ella de todas formas lo ayudó…bien, renuncio, no puedo estar al lado de
alguien tan abominable como lo es usted, Sr. Max –miré a James y él asintió
ante lo que dijo Tara.
—No te convertiré –la amenacé para que se retractara.
—No es el único vampiro en este planeta, permiso –se fue hacia la puerta
y desapareció hecha una pequeña furia.
Miré a Luciana y me sentí de verdad incomodo de que estuviera aquí.
—Luciana ¿podrías dejarnos solos? –trataba de mantener mi indiferencia,
pero cada segundo se estaba haciendo más difícil.
—Yo podría ayudar —respondió, pero negué.
—Solo vete –ella asintió y se fue con rapidez. Miré a James.
—No te vas a poner a llorar ¿verdad?
— ¡Cállate! Que si no fuera por ti –dije llegando a su lado en un segundo
–esto no estaría pasando.
—No fui yo quien beso a otra al frente de su Elska Evige, acabando con el pequeño pedazo de corazón que le quedaba
a Lizzie.
— ¡Cállate Staci! Que si no fuera porque mataste a Noah, sería mucho más
fácil hacer que se acerque de nuevo —él rio a carcajadas.
—No pidas milagros Max, aunque no haya matado a Noah tú te hubieras
encargado de arruinar a Lizzie.
— ¡Ella se llama Elizabeth, no tienes ningún derecho de llamarla Lizzie!
–él negó.
—Ni siquiera te das cuenta de lo que sientes por ella Max, eres un tonto
enamorado, pero el problema aquí es que eres un tonto frustrado y enamorado,
eso es lo que hace que todo lo que sientes se venga en tu contra…y agradece que
maté a Noah o tendrías cien por ciento la batalla perdida, él era un buen chico
para Lizzie.
— ¡Se llama Elizabeth! –me giré y caminé hacia la ventana sin saber qué
hacer para que todo esto se acabara.
James tenía razón, Noah era bueno para Lizzie, pero yo la quería para mí,
ella tenía que ser para mí, era mi Elska
Evige…su lugar era a mi lado.
— ¿Qué harás? –apoyé mi mano en la ventana.
—No tengo la menor idea…ella debe sentirse mejor ahora, no siento nada
extraño.
—Querrás decir que no sientes el dolor de Lizzie, eso es lo que el lazo
hace —no me atreví a contestarle —¿te das cuenta qué esto sería mucho más fácil
si me hubieras escuchado?...solo tenías que aprovechar, tenías a tu Elska Evige al lado, una maravillosa
mujer que no se dejó doblegar por ti, era perfecta para Max Blake, quien tiene
serios problemas de dominación, pero no, arruinaste todo, le mentiste como a
nadie, la trataste mal, como si fuera basura y como broche de oro te has besado
con otra mujer delante de ella, olvidándola por completo ¿en qué estabas
pensando? El respeto es lo más importante entre un vampiro y su Elska Evige, Ezequiel te lo ha dicho
tantas veces.
—Cállate, sé que arruiné todo, ahora estoy tratando de pensar en algo
para solucionarlo, quizás ella no le ha creído a su padre, debemos tener en
consideración que la relación entre ellos es muy mala.
—No tan mala como la tuya con ella –me giré molesto –Solo dime por qué
besaste a Luciana, quien apareció de nuevo ¿Qué demonios fue eso? Estaba
muerta.
—No me importa, dijo algo sobre que se fue con su Elska Evige y nada más, sobre no hacerme sufrir, ahora que lo
pienso no puedo creer que haya puesto tanta atención en ella dejando de lado a Elizabeth,
jamás me había pasado, aunque estábamos hablando de la persona que amaba cuando
era humano y como luego se rompió todo cuando era vampiro.
No pude seguir de pie y me senté en el suelo, apoyándome en la ventana.
—Max —James se estaba acercando, pero negué.
—Vete, solo vete de aquí, haz que todos salgan de este maldito
departamento –él asintió y desapareció por la puerta. Me concentré en algo para
no caer en algo humillante, de lo cual me arrepentiría — ¿Qué voy hacer? –era
como si todas mis malditas energías se hubieran marchado de mi cuerpo,
dejándome como un simple humano deprimido.
¿Qué mierda tenia Elizabeth Green que no me dejaba pensar bien? sé que el
lazo entre el vampiro y Elska Evige
va más allá de lo que puedo imaginar, pero ella estaba acabando conmigo, si
pudiera tener la opción de morir o seguir siendo destrozado por ella, tomaría
la opción de morir, así me ahorraría participar en todos los torbellinos que
era Lizzie para mí.
Al sentir que todos se fueron, me puse de pie y salí de la habitación
para ir a encerrarme a otra, esto era verdaderamente humillante. Me senté en el
suelo, apoyado en la cama donde dormía Lizzie.
¿Cómo había logrado hacerme caer en ese plan para escapar de mi
departamento? ese había sido un acto cruel de su parte hacia Noah y era mi
culpa, estaba cambiando a la original Elizabeth Green, la había alejado de sus
amigos y había hecho que ahora le agradara menos su trabajo. La había herido de
tantas formas desde que la conocí.
Cuando entré a su departamento la primera vez fue la misma noche que la
que vi, me escabullí y vi como tambaleante por culpa del alcohol, se desnudaba
ante mis ojos hambrientos, quedando solo con sus bragas, mi boca se llenó de
ponzoña además de sentir como mi cuerpo respondía al ver a una mujer tan hermosa,
con un increíble aroma…desnuda y eligiendo una camiseta gigante de los Chicago
Bulls como pijama, jamás había visto algo tan sexy en mi existencia.
Ver lo tímida que fue conmigo cuando me presente en la empresa, tuve que
usar todo mi autocontrol para no beber de ella, solo de pensar en su aroma
provocaba que mi boca se llenara de toxinas, por eso ese mismo día no lo
soporté, entré a su departamento de nuevo y la hice mía, aunque haya sido en
contra de su voluntad al principio, ella provocaba esa sensación extraña para
un vampiro…como si de un segundo a otro te sintieras un humano de nuevo, como
si te agradara el sol cada mañana a pesar de que lo has visto por cientos de
años, ella provocaba que mi humor estuviera mejor, excepto cuando discutíamos,
Dios santo, es que no había conocido a una mujer tan terca como Elizabeth Green,
sin embargo es agradable hacerla callar teniendo sexo, magnifico sexo para ser
específicos, su cuerpo se amoldaba a mis requerimientos…ella era mía, sin duda
alguna, pero ahora no tenía la menor idea de cómo volver a tenerla.
Era cierto lo que me dijo antes, había cruzado todo límite que había
entre nosotros, lo rompí y destrocé todo en cada paso que di. Me había
prometido hace muchos años que no iba a dejar que ninguna mujer en la tierra tuviera
poder sobre mi forma de actuar, mis decisiones y en ningún ámbito de mi vida,
pero debía ser honesto, eso se había ido al infierno cuando ella apareció, ella
me había manejado como quiso desde un principio, pero actué de una forma brutal
y aún lo hago.
Ella siguió aquí de todas formas, esperando, dándome de su sangre,
entregándose a mí.
Me puse de pie convencido de que estaba actuando como un cobarde, ella
era mía y no iba a dejar que se escapara como si nada. Tendría que arreglar lo
que arruiné, pero no iba a perderla. Ella no se iría de aquí.
Miré a mi lado y vi donde dormía, fue lo necesario para convencerme aún
más de que la tenía que traer de vuelta, aunque fuera en contra de su voluntad,
le demostraría que no la iba a herir de nuevo, esta sería la última vez, cuando
la trajera a mi lado. Le explicaría lo que sucedió con Luciana, cosa que ni
siquiera yo comprendo en su totalidad. Le enseñaré todo lo que sea necesario
para que aprenda de qué se trata ser una Elska
Evige y en el camino aprender sobre ello.
Tenía más de mil años, pero siempre me habían cansado las discusiones y Elizabeth
me tenía agotado, sin duda alguna, era momento de comenzar desde cero ya que
ninguno de los dos estaba cómodo sin el otro, aunque siempre éramos como un
gato y un ratón, para mi ella era un mal necesario y quizás ahora podría hacer
que las cosas mejoraran entre nosotros.
Me dirigí hacia la puerta del ascensor cuando cierta música comenzó a
sonar. Mire hacia atrás y vi mi celular vibrar mientras sonaba, moviéndose en
la mesa de centro. En un segundo llegue a él, mis ojos se abrieron sorprendidos
al notar de quien era la llamada y eso era algo que cavia destacar, como
vampiro no habían muchas cosas que me sorprendieran, había visto demasiado en
este planeta que ni siquiera la visita de Luciana me sorprendió del todo.
Presioné el botón para contestar y llevé el aparato a mi oreja.
—Me has tomado por sorpresa, iba justo a tu departamento.
—Buenas tardes, Max —su voz estaba ronca, lo que no me agrado nada.
Si yo me había sentido mal hasta el punto de quedar inconsciente, no
quería imaginar cómo lo pasó Elizabeth.
— ¿Dónde estás, Lizzie? –sabía que ella respondía de diferente forma
cuando la llamaba Lizzie, pero también entendía que ella me había descubierto,
cada vez que la llamaba “Lizzie” era
para poder manipularla a mi antojo, generalmente funcionaba, a pesar de que en
mi mente la mayoría del tiempo la llamaba de esa forma.
— ¿Cómo estás? –dijo sin previo aviso. Tensé mi mano haciéndola un puño.
Ella me insultaba cientos de veces, pero hacia algo que muy pocas personas
hacían, preguntarme como estaba, jamás le respondía y le cambiaba de tema, pero
eso me llamó la atención desde un principio.
— ¿Cómo crees que estoy? ¿Estás donde tu padre? –esperaba que no fuera
así o si no estaría más muerto de lo que ya estaba.
—Ya estoy de vuelta ¿eso no te dice algo? –enarqué una ceja.
—Iré para allá —dije finalmente.
—No —fruncí el ceño, necesitaba saber con qué me encontraría cuando la fuera
a ver –vendrás, pero aún no, quiero que llegues a las ocho de la noche –miré de
inmediato mi reloj, faltaba un poco más de dos horas.
— ¿Y porque habría de hacer lo que dices? –no me agradaba su tono.
—Porque me lo debes –no le dije nada, tenía razón.
—A las ocho.
—Muy bien, nos vemos —cortó sin decir nada más y yo deje el celular en la
mesa de nuevo. Por lo visto llegar a ella tendría que esperar otro poco.
Mire hacia el sol que se escondía entre los edificios cuando alguien
entró en un segundo al departamento.
— ¡Tú! –me giré cansado.
—Teresa, Ezequiel…han regresado —sonreí al ver lo loca que parecía Teresa
mirándome con verdadero odio.
—Buenas tardes Max –dijo sonriendo Ezequiel –amor –se dirigió a Teresa,
borrando toda sonrisa de mis labios, siempre me incomodaban la forma como se
dirigían el uno al otro –tranquila.
— ¿Cómo quieres que esté tranquila? ¡Tara me dijo todo! –me miró
incriminándome con sus ojos negros como la noche.
—Este no es un tema que incumba a ninguno de los dos —me iba a retirar,
pero Teresa evitó que me moviera.
—Escúchame bien —sus ojos se oscurecieron por la rabia que sentía. Tuve
que salir de su mente porque se estaba volviendo igual de oscura –lo que has
hecho es una de las peores humillaciones que una Elska Evige puede recibir y espero con todo mi muerto corazón que
tu lazo con ella se rompa y vivas por una eternidad en las penumbras de la
vida… —ella se giró y miro a Ezequiel –es todo tuyo.
Desapareció tan rápido como llegó dejándome con una sensación amarga en
la boca, sus palabras no habían sido de aliento realmente. Ezequiel caminó
tranquilamente hasta el sofá y se sentó, cruzando sus piernas y dejando un
brazo sobre el respaldo del sofá, siempre con esa imagen tan imponente, lo que
él no decía en palabras como Teresa, lo dejaba claro con su lenguaje corporal.
—Esta vez sí que la has hecho enojar. Ella te quiere mucho.
—No me interesa lo que Teresa diga, Ezequiel.
— ¿Por qué no te sientas? Tenemos una larga conversación pendiente ¿no es
cierto? –caminé hacia el sofá de al frente y me senté para poder escuchar su
sermón –veo que no has sabido manejar a tu Elska
Evige —fruncí el ceño –y no estoy hablando a que seas un maniático con
ella, hablo sobre manejar la situación…
—Ella ha sido un tanto difícil —Ezequiel bufó, mostrando su
disconformidad ante mi respuesta.
—Está claro que ha sido difícil, solamente por tu comportamiento hacia
ella.
—Sé que no he sido el mejor –él negó haciendo un sonido desagradable al
chistar su lengua.
—Realmente es el peor que he visto en toda mi existencia.
—Eso es mentira, tú no te has quedado atrás ¿o sí? –frunció el ceño
molesto por recordarle como él trato a Teresa.
—Ten cuidado muchacho. Dime ahora como solucionarás todo con Lizzie.
—Se llama Elizabeth –me molestaba que otros se tomaran esa atribución con
ella, como si fuera íntimos amigos.
—Responde.
—Me reuniré con ella a las ocho de esta noche, creo que será el momento
de conversar todo como se debe.
— ¿O sea que le dirás cuán importante es para ti?
—No he dicho eso.
—Es la única forma para convencerla.
—No lo creo –sabía que estaba pecando de testarudo, pero no quería que Ezequiel
se enterara de lo que haría o no haría con Lizzie.
—Max –me miró enojado –debes tener cuidado, tus errores se han ido
sumando uno tras otro, ella ha sido leal a ti y tu solo has respondido con
desilusiones, sinceramente no te mereces ni la preocupación de ella –en eso no
cabía duda.
Mi pensamiento sobre Lizzie y como ella tenía que responder a mí no era
el mejor de todos, esperaba que ella viviera por mí, cada paso que diera lo
hiciera por mí, era claro que no funcionaba así mi Elska Evige.
—Lo repito, no eres el mejor para darme sermones Ezequiel.
— ¿Lo dices por Teresa? –asentí.
—La tomaste y la hiciste tuya. La marcaste al frente de todo ese grupo de
vampiros, estaba ahí, hasta a mí me sorprendió lo que hiciste.
—Lo sé. Me he arrepentido el resto de mi existencia por ello, Teresa ha
sabido perdonarme, pero tú has cruzado todo límite establecido, estar
convirtiéndola sin su conocimiento además de haber besado a otra mujer al
frente de sus ojos, solo haces que el lazo con ella se rompa y se quiera alejar
de ti –el coraje comenzó a apoderarse de a poco de mi cuerpo.
—Me ha llamado, eso quiere decir que no me quiere alejar del todo ¿no?
—O te ha llamado para darte una patada en tus partes nobles –no pude
evitar sonreír.
—No lo creo –debía ser sincero y decir que no tenía la menor idea de
porque me estaba llamando Lizzie, no era una actitud propia de ella.
Cuando la desilusioné las veces anteriores su deseo por verme era nulo y
ahora me ha llamado para reunirnos en su departamento, eso era algo extraño.
—Entonces ¿Qué harás cuando llegues allá?
— ¿Sabes? Creo que ese asunto es mío, no tienes por qué inmiscuirte en
este problema.
—Solo deseo saber si harás bien, pero por lo que he escuchado no tienes
la menor idea de lo que harás ¿o no? –miré hacia un lado enojado, odiaba cuando
Ezequiel descubría mis intenciones.
—Dicen que la espontaneidad es un don.
—O un plan que te llevará a rendirte y perder ¿sabes? Tu actitud
desinteresada aquí ya no puede seguir el mismo rumbo. Sé cómo eres Max, durante
mis primeros años de vampiro te convertí, te conozco muy bien y sé que durante
estos años has perdido las ansias de las sorpresas que te trae la vida, solo
hay que mirarte, ni siquiera has hecho algún comentario o exclamación por haber
visto a Luciana nuevamente ¡ella estaba muerta por Dios!
—Realmente no me interesa, me ha llamado la atención lo que hice, besarle
al frente de Lizzie. Algo extraño hay ahí y no tengo la menor idea.
—No llegaras diciendo eso donde Lizzie ¿cierto? –no respondí.
— ¿Por qué?
—Porque tu historial no te acompaña Max, te has dejado llevar por la
lujuria y necesidad de aplacar un vacío que comenzó desde que asesinaste a Úrsula,
solo Lizzie ha hecho que despiertes de tu letargo y mira como le estas respondiendo,
sé muy bien tus pasos hijo, como la engañabas al comienzo de conocerla,
durmiendo con Emily y sabe Dios quien más, bebiendo de otras humanas,
faltándole el respeto de una forma que no podría llegar a justificar –me puse
de pie incómodo al recordar los dos meses que he estado al lado de Lizzie y de
cómo me he comportado con ella.
—Si es mi Elska Evige,
comprenderá —Ezequiel comenzó a reír en ese momento, lo que hizo que mi rabia
se incrementara, odiaba no poder encontrar una salida fácil o rápida para el
problema que estaba acabando con mi mente.
—Eres ingenuo o verdaderamente un cabrón –fruncí el ceño a como me llamó.
—Deberías retirarte –fui hacia la ventana y me apoyé en ella, mirándolo
–no quiero discutir o entrar en una pelea contigo –Ezequiel se puso de pie de
inmediato y me quedo mirando, en menos de un segundo puso su brazo contra mi
cuello, acorralándome contra la ventana.
— ¿En serio, Max? –Se acercó mirando fijamente mis ojos — ¿crees que
podrías derrotarme? Esa es una idea un tanto loca, tanto como esperar el perdón
de Lizzie. Vete preparado para la derrota –lo quede mirando con la misma
intensidad, deseando que se desintegrara de a poco –no me vuelvas a amenazar
muchacho, sabes muy bien que no somos inmortales y que un solo movimiento de mi
parte te haría decirle adiós antes de tiempo a Lizzie –me dejó libre y caminó
hacia el pasillo.
—No quiero que te vuelvas a inmiscuir en mis problemas –él se giró y me
miró sonriente.
—Lizzie Green es mi problema, es mi empleada y fui yo quien la trajo a tu
vida. Te llamé al tiempo de asegurarme de que tenía el mismo aroma que Úrsula,
así que no vengas a decirme que ella no es mi problema —no fui capaz de
responderle, él tenía razón sobre eso –de verdad espero que quede alguna
oportunidad para ti Max o sino date por perdido…exactamente como dijo Teresa,
en las penumbras de esta vida –al terminar de hablar desapareció rápidamente de
mi vista, dejándome con menos ánimo del que ya tenía.
Recordé la vez que me llamó Ezequiel para comunicarme que había sentido
el olor de Úrsula hace un tiempo y que tenía a aquella chica como su
secretaria. Esa misma noche viaje a esta ciudad, sin poder creer que eso fuera
cierto, claramente no le creí porque cuando llegué en la tarde me fui en busca
de algo para alimentarme y poder encontrarme con algo de entretención.
Apoyé mi cabeza en la ventana y recordé esa noche, sin duda el destino
jugaba de diferentes maneras.
Estaba en un callejón al lado del Irish pub bebiendo de una joven, que
era bastante guapa, sin embargo al estar alimentándome de su sangre provocaba
una gran excitación en ella por lo que sus gemidos no demoraron en aparecer, no
me molestaba para nada, pero no pude seguir deleitándome de esta extasiada
mujer ya que alguien nos interrumpió.
—Vayan a un hotel –levanté la cabeza y sentí como un nuevo aroma entraba
por mis fosas nasales, aturdiendo todo a su paso.
Dejé caer a la mujer que tenía en mis brazos, provocando un desagradable
sonido cuando su cuerpo choco en los contenedores de basura. Quede observando a
la chica que estaba mirando desde la luz de la calle, podía notar desde aquí
que no estaba del todo sobria. Mis ojos se volvieron rojos sin poder evitarlo,
cada vez que mi garganta ardía por sed de sangre, estos cambiaban de color, lo
extraño era que recién me estaba alimentando. Avancé unos pasos rápidamente y
la expresión de la chica cambio de inmediato, se asustó, el pánico atravesó su
cuerpo y pude verlo claramente, tanto en su cuerpo como en su mente.
Sonreí al pensar que solo podía ver mis ojos rojos, pero el taxista que
estaba detrás de ella toco la bocina sacándola de todo aturdimiento en el que
estaba. Entró al auto como un alma en pena. Escuché con claridad la indicación
que le dio al chofer, aunque no la necesitaba, ese aroma lo podría rastrear
hasta el fin del mundo.
Me acerqué a la velocidad que me permitía mi especie y quede mirando su
rostro con más claridad. Sus ojos azules me miraron, sin embargo no a mi
rostro; me agradó su cabello negro, cayendo en ondas sobre más debajo de sus
hombros. Sonreí, deseaba verla otro poco más.
Seguí al taxi durante unos minutos para luego llegar a uno de los peores barrios
de Chicago. Ella aunque estaba ebria subió su pobre edificio por las escaleras,
aunque no la culpo, el ascensor de ese lugar corría serios peligros de caerse.
Ella vivía en el último piso del edificio. En el momento donde ella entró a su
departamento y tiró la puerta, aproveche para entrar, provocando que el tiempo
para que esta se cerrara aumentara, llamando la atención de la chica.
Me escondí en la oscuridad y miré a mi alrededor, tratando de buscar el
nombre de la mujer con el mejor aroma que podía existir, claro…después de Úrsula.
Encontré algunas cartas abiertas en su basurero y descubrí su nombre, Elizabeth
Green…cosa que pasó a segundo plano cuando dejó su vaso de agua en el mesón,
vaso que bebió sedienta, no era muy buena resistiendo al alcohol por lo visto.
Lizzie fue bajando el cierre por el costado de su blusa muy ajustada color
negro, la dejó tirada en el suelo, quedando con su sujetador sin tirantes. Se
sacó sus tacos tambaleándose en el proceso, pero se pudo mantener de pie.
Sonreí al notar como sus pantalones fueron bajando, dejando al descubierto su
cuerpo…bueno, en parte porque seguía con su ropa interior.
Lizzie se perdió en el baño por lo que aproveche para buscar una mejor
posición ya que dejó la puerta abierta. Sonrió ante el espejo pensando en cómo
demonios se había asustado por mis ojos, lo que me hizo sonreír de nuevo, esta
chica era valiente. Lavó sus dientes cuidadosamente y dejo caer su cabello por
completo, se deshizo de su sujetador…lo que me hizo sonreír complacido, esa
chica seria mía sin duda alguna. Terminó poniéndose esa camiseta de los Chicago
Bulls lo que la hacía ver muy sexy, sin embargo había algo que me llamaba la
atención, además de su increíble aroma. Lizzie se recostó en la cama y comenzó
a quedarse dormida luego de haber apagado la luz.
Me acerqué unos pasos a la cama para ver mejor su rostro, eran tan blanco
que si no latiera su corazón podría ser muy bien una vampira, una vampira con
el mejor aroma que podría haber sentido. Cerré los ojos y me concentré en
sentir su aroma, era increíble, era una mezcla que me estaba volviendo loco,
llenando mi boca de ponzoña, pero había algo más en su aroma, algo que no había
sentido cuando estuve cerca de Úrsula.
Lizzie se removió suavemente en la cama, lo que hizo que mi mente
quisiera entrar a la suya, ciertamente eso me puso en problemas porque abrió
los ojos y miró directo a los míos. Supe de inmediato lo especial que tenía Lizzie,
eran sus ojos…eran inocentes. Sonreí al darme cuenta que esta chica era virgen,
sin duda alguna haría a Elizabeth Green mía.
Aaah tuve que cortar el capitulo o sino no subia :( mañana me toca un dia de locos en el hospital, asi que espero mañana dedicarme a subir el resto. Espero que les guste y siento la demora de tanto tiempo, pero wow, esto del mundo laboral es increíblemente absorbente, mas que la universidad
Bueno... Viene la confrontación de Max y Lizzie, y espero que Max de verdad sepa lo que esta perdiendo, que le duela y que Luciana muera... Aunque se que todavía no lo hará ;)
ResponderEliminarBesos gigantes!!!!
XOXO
Ni siquiera puedo describir como me hizo sentir Max...si lo tuviera en frente yo se le habría dado una patasa "ahi" el pobre ingenuo no sabe lo que se le viene encima y estoy tan enojada que me alegra que sufra!!!Ahora me gusta que Lizzie piense con la cabeza fria y le de lo que se merece.No voy a mentirte muero de ganas de leer el siguiente capitulo y pienso seriamente en ofrecerte a mi primer hijo si publicas de corrido O.M (es broma....o quizás no) pero entiendo completamente que estas ocupada asi que solo me queda esperar la proxima actualizacion...mientras tanto creo que voy a releer al Sr. Lenardis y a Victoria ando pensando en ellos mucho ultimamente ��
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarNo soy capaz de describirte aún la rabia que me da Max, sinceramente (y aunque lo he leido vatias veces ya) solo me provoca darle una hermosa pasta en sus bolas y luego recordarle como debería de tratar a su maldita mujer! Y definitivamente quitarse esa altaneria que posee -.-' maldito!
Díos te juro que me sentí incompleta cuando leí el cap, y procedí a leer tu pie de página y comprendí por que razón jajajaj
En fin, gracias Dani, y ojala puedas publicar de nuevo pronto
Byte ^.^